Sin inversión privada será imposible cumplir con metas de crecimiento económico 2021, pues, a pesar del incremento del 4.8 por ciento en el Paquete Económico comparado con el de 2019, el recorte del 5.5 por ciento a entidades federativas obstaculizará las altas expectativas de Hacienda, así lo estima Sergio Ambudia Mello, Vicepresidente en Derecho Energético de la CONCAMIN.
“Hay un enorme escenario de incertidumbre, la tasa fija bruta de inversión privada ha bajado y creo que vienen momentos muy complicados para el país y sobre todo porque el petróleo no es una alternativa,” indicó.
En entrevista con El Semanario, Ambudia Mello reconoció que si bien el Paquete Económico 2021 es responsable al ser conformado con base a una conciencia de austeridad, la realidad a la que se enfrentará México el próximo año le presenta una serie de retos como la baja recaudación por el cierre de empresas, lo que sumerge a la economía en una gran incertidumbre y obliga a considerar otras medidas que permitan alcanzar las proyecciones de crecimiento y el cumplimiento cabal de las metas en los Criterios Generales de Política Económica.
“A partir de la pandemia, las cosas van a ir mal, la recaudación va a ir mal, seguramente habrá cierre de empresas, seguramente habrá poca inversión privada,” consideró el abogado de la CONVAMIN. “Habrá que ser muy imaginativos para ahorrar en lo que se pueda,” añadió.
La Secretaría de Hacienda parte de la ausencia de ingresos para la conformación del Paquete Económico, medida que acredita a la dependencia como responsable; sin embargo, no resuelve los problemas de fondo, por lo que abrir la inversión al sector privado sería más que una opción, una necesidad.
“Sin inversión privada las expectativas de crecimiento son muy pobres, está planteando 4.6, no hay forma,” estima Ambudia.
La inversión pública estará enfocada en dar viabilidad a los proyectos de infraestructura estrellas del Presidente Andrés Manuel López Obrador: la refinería de Dos Bocas, el corredor transístmico, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya; proyectos que absorberán casi la totalidad de la capacidad de inversión del gobierno.
Las expectativas de crecimiento económico para México no han sido las más favorables desde el inicio de la Austeridad Republicana. Con el nacimiento de un nuevo modelo con López Obrador las inversiones del sector público sufrieron un freno abrumador para el ya lastimado proceso de crecimiento que venía manejando el país desde sexenios anteriores con crecimientos promedios de entre el 2 y 3 por ciento.
Ante este panorama, la revisión de expectativas de crecimiento por parte analistas llevó a México a sufrir recortes graves para el cierre del año que, a inicios del 2020, levantaron alerta sobre una posible baja en la calificación crediticia del país. Mientras los analistas consultados por Banco de México estimaban en mayo una contracción del 7.27 por ciento al cierre del año, peor que la estimación del 7.10 por ciento de abril, en la última revisión empeoró al 8.8 por ciento, con recuperación del 1.3 por ciento en la tasas de crecimiento para 2021 y, en el mejor de los escenarios, un rebote del 5.6 por ciento.
Por su parte, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), reveló el 15 de julio las proyecciones de crecimiento para la segunda mayor economía de América Latina, empeorando su pronóstico en comparación a su revisión publicada el 21 de abril pasado, la Comisión estimaba una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de México de 6.5 por ciento. Mientras que la OCDE, en su última revisión de septiembre ubicó a México como el tercer país con peor pérdida en su economía entre los países miembros del G20.
Si bien, Ambudia Mello reconoce que existen factores que permiten apostar a la viabilidad de la inversión como la generación de empleos, la inversión privada, el crecimiento local, el patrocinio o subsidio a productores y cadenas productivas locales, que pueden generar dinamismo económico; “hay todavía muchas dudas sobre su viabilidad.”
Por tal motivo, hace un llamado a prestar particular atención al comportamiento de la inversión privada y considerarla como una opción insustituible.
La apuesta del Gobierno por el T-MEC
En reiteradas ocasiones el Presidente López Obrador ha insistido en considerar al nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como el gran atractivo para la inversión privada y un salvavidas que rescata al país de la incertidumbre.
Sin embargo, el documento recién salido del horno y puesto a la mesa del comercio, guarda una serie de dudas que poco a poco irán surgiendo y podrían complicar el optimista panorama del Gobierno.
“Yo creo que el T-MEC no ha sido razonablemente analizado. Entró en vigor en julio (2020) y creo que hay poca exploración teórica sobre lo que implicó. Muchas de las cosas que se firmaron están todavía pendientes; el tema de la competencia, el tema laboral, que hoy por hoy no hay un cumplimiento adecuado y hay muchos compromisos que ahí se establecieron,” consideró Ampudia Mello.
“Si se cumplen sin duda serían un factor de inversión, pero creo que por lo pronto vamos a tener ahí un pasivo importante en cuanto que podamos adecuar nuestras instituciones al cumplimiento de las obligaciones que en los términos del tratado ahí están establecidas como lo laboral, la competencia, las empresas de propiedad del estado y la propiedad industrial; son los factores que hay que cuidar,” concluyó.