Construcción Ciudadana

Perder la brújula

Lectura: 3 minutos

Si ya perdiste la noción del tiempo, y tampoco te preocupan demasiado los horarios del día, este artículo es para ti. Como verás, muchas de nuestras actividades anteriores nos quitaban tiempo –traslados, juntas, jornadas de trabajo que se sabe cuándo inician, pero nunca cuándo terminan, trámites y más– y reducían las oportunidades de convivencia, de diálogo y hasta de eficiencia laboral, por la gran cantidad de distracciones que vivíamos como si fueran normales.

Hoy que llevamos semanas de confinamiento para detener el contagio del coronavirus, el tiempo se ha vuelto flexible y, en algunos casos, ha funcionado a nuestro favor. Convencionalismos como la vestimenta o necesidades como presentarnos a lugares específicos para llevar a cabo diferentes tareas son en este momento innecesarios; sin embargo, aunque estamos adoptando nuevos hábitos y nuevas formas de organización, para muchas personas este relajamiento las afecta y provoca problemas que derivan de un aislamiento que nos tomó por sorpresa.

Desde quienes sufren violencia intrafamiliar –que no es culpa del virus porque se da a lo largo de mucho tiempo, incluso años–, hasta aquellos que empiezan a desarrollar problemas emocionales que nos les permiten lidiar con una situación atípica como ésta.

En oportunidades anteriores hemos puesto a disposición el 5511-8575-55 que es la línea de primeros auxilios emocionales de Confianza e Impulso Ciudadano A.C., sus redes sociales y también la posibilidad de mandar mensajes instantáneos vía WhatsApp al 55 2323-0303, para recibir apoyo gratuito de un profesional y no perder la brújula en momentos de gran incertidumbre.

perder la brujula
Ilustración: Mariano Pascual.

Uno de los libros que más me han impactado ha sido “El Hombre en Busca de Sentido” –lo recomiendo ampliamente para esta contingencia– de Víktor Frankl, en éste se hace una propuesta que es muy importante tomar en cuenta hoy: necesitamos encontrar nuestro propósito de vida, nuestro sentido, para poder enfrentar cualquier cosa que esta existencia nos presenta.

Si hemos usado estos días para aburrirnos, descansar de rutinas muy arraigadas o, tristemente, para aumentar nuestro nivel de violencia en contra de las personas que se supone son las más cercanas a nosotros que es nuestra propia familia, es momento de detenernos, reflexionar, pensar en el presente y buscar ayuda.

Para quienes son víctimas de ésta o de cualquier otra forma de violencia durante este confinamiento, es momento de denunciar. La agresión no nació con el coronavirus, pero sí ha crecido en este resguardo forzado en donde nos estamos jugando la vida, ni más ni menos.

Tenemos tecnología a la mano, redes sociales en particular, que nos permiten hacer públicos muchos de los aspectos positivos y negativos que ha provocado esta pandemia en nuestro comportamiento social y personal. Usemos estas herramientas para detener la ansiedad, la violencia y una posible y dañina pérdida de dirección en nuestras vidas.

perder la brujula
Ilustración: Arré.

Porque vienen momentos para muchos en donde a estos cambios brutales de convivencia se sumarán los efectos económicos y laborales de una pandemia para la que todavía no tenemos soluciones de fondo, y no las tendremos hasta que logremos desarrollar un tratamiento o una vacuna, tal como ocurrió hace una década con la influenza H1N1, tomando en cuenta que el COVID-19 es una crisis totalmente distinta a cualquier otra que hayamos vivido en el pasado.

Esta combinación de problemas deberá encontrarnos en las mejores condiciones posibles de solidaridad, innovación, creatividad e inspiración, para que salgamos lo mejor librados. Y para quienes en este momento siguen siendo víctimas de cualquier forma de violencia familiar o de pareja, el tiempo ocioso podría jugar en contra y como sociedad no podemos permitirlo.

Enfoquémonos en el presente, en el que nos demanda fortalecer nuestros lazos inmediatos, ayudar a quienes lo necesitan y denunciar cualquier cosa que pueda afectarnos. Son momentos de pensar en una nueva realidad y en una nueva sociedad.


También te puede interesar: Ni el coronavirus disminuye el crimen y la delincuencia.

Ni el coronavirus disminuye el crimen y la delincuencia

Lectura: 2 minutos

Pensar que por esta crisis sanitaria los delitos van a bajar porque los delincuentes se encuentran en aislamiento social, es un error.

Si analizamos las últimas cifras oficiales hasta marzo, el comportamiento de los homicidios se mantuvo sin cambios notables, al ubicarse en 83 diarios en promedio, lo que hizo que fuera el mes con mayor número de muertes de este tipo en lo que va del gobierno actual.

Otros delitos tampoco parecen detenerse por la pandemia;  aunque registran bajas que pueden estar relacionadas con el resguardo que debemos seguir. Son los casos de robo de vehículo, y el Estado de México sigue siendo la entidad donde más ocurre, con 179 diarios –hasta el martes 14 de abril– e incluso el huachicoleo, que presenta una tendencia que no sube en el día a día, pero no disminuye con 6 millones de barriles robados al lunes de esta semana, de acuerdo con los datos públicos del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

No olvidemos que uno de los elementos básicos del crimen es la oportunidad y, si ésta existe, entonces se planeará y se invertirá en cometer el delito.

crimen y coronavirus
Imagen: Proyecto Puente.

Es un cálculo de riesgo y de costo-beneficio. Un ejemplo: hace dos semanas y media, un grupo criminal roba un cargamento de oro de una mina en Sonora y huye en una avioneta. Hablamos de un delito muy específico, con criminales que cuentan con habilidades especializadas, pero aun así, el robo se lleva a cabo en plena pandemia y con el riesgo calculado de hacerlo en estas circunstancias.

Por eso es importante que sigamos enfocados en la prevención, que bajen delitos como el robo a casa habitación –tendremos que revisar su comportamiento ahora que mucha gente se fue de su casa a “aislarse” en la vivienda que tiene para descanso o buscó vacacionar encerrados en otro sitio–, o robo a transeúnte y en el transporte público, que podríamos pensar que tendrán un descenso por falta de víctimas a partir de la reducción de la movilidad en el país.

Entendemos que la delincuencia es una actividad ilegal que no tiene prestaciones y que vive al día sobre los crímenes que se puedan cometer para dividirse un botín entre un grupo. Si lo vemos de esa manera, entonces entenderemos que tomarán el riesgo hasta de contagiarse si es necesario para cubrir los ingresos que requieren.

¡La mejor seguridad es la prevención! No caer en engaños, ni físicos, ni electrónicos, tener cuidado con correos, idas al cajero, denunciar de inmediato si sabemos o vemos algo irregular, mantenernos en casa comunicados y atentos.

Aprovecho para reconocer la labor de todos nuestros buenos policías del país, mujeres y hombres, de los miembros de la Guardia Nacional, Ejército y Marina Armada que no han tenido un solo momento de descanso para protegernos en esta contingencia. Pues así como los trabajadores del sector salud son los héroes que combaten esta pandemia, también el crimen no parece quedarse en casa.


También te puede interesar: El reto del país frente al crimen.

Contingencia sin violencia

Lectura: 2 minutos

Hoy tenemos que hablar de un tema muy delicado. La violencia. Sabíamos que iban a aumentar significativamente los índices en violencia intrafamiliar, violencia de pareja, y también agresiones a niños y jóvenes.

Esta situación es de alerta. La contingencia actual ha provocado en pocas semanas incrementos terribles: más del 35% promedio en violencia familiar. Casos como el de Nuevo León, con un 100% de incremento en denuncias, en tan sólo dos semanas. Violencia y agresiones a niñas, niños y adolescentes con un incremento del 20% a nivel nacional. En marzo y lo que va de abril, en nuestras redes se han cuadruplicado las consultas de: “qué hacer en casos de violencia familiar”, y si así fuese solo un caso, ¡es inaceptable!

Éste es un fenómeno, querido lector, que no podemos atribuir solamente al resguardo, porque la violencia familiar no es nueva, ni tampoco aparece de la noche a la mañana.

Problemas anteriores, así como el alcoholismo y la drogadicción, el desempleo, la falta de comunicación, las diferencias de pareja, y hasta situaciones de abuso infantil, se han disparado en el país. Como sociedad debemos actuar para que esto no suceda.

Por eso insisto mucho en marcar el 5511-8575-55, la línea de Confianza, y en el WhatsApp al 55 2323 0303,para hablar con un profesional que nos apoya de manera segura, confidencial y, sobre todo, ciudadanamente porque es un esfuerzo de la sociedad civil.

También pueden utilizar las redes sociales en Twitter: @confianzamx, a través de Facebook: confianzaciudadana, y las vías de contacto que ya les he compartido, para que cualquier mujer, hombre, joven, niña y niño, que estén sufriendo violencia, o sepan de alguien, nos llame, mande un mensaje y denuncie para reducir un problema tan grave que, penosamente, se ha agudizado con esta “nueva realidad”, a raíz de la contingencia, y que apenas comienza.

¡Actuemos hoy!

Atención gratuita: de lunes a viernes, 09:00 a 18:00 hrs. (5511-8575-55)


También te puede interesar: Ocupados, mejor que preocupados.

Ocupados, mejor que preocupados

Lectura: 3 minutos

En el inicio de la parte más compleja de la pandemia, el uso eficiente del tiempo se hace una urgencia. Aprovechar las circunstancias para ponerle un límite a la ansiedad que provoca la incertidumbre, será uno de los retos que tendremos que enfrentar para salir de la mejor manera de esta crisis sanitaria.

No puedo insistir lo suficiente en lo importante que es quedarnos en casa y evitar contagiarnos y contagiar a otros en las siguientes dos o tres semanas; las autoridades han sido muy claras en lo que representan estas medidas de contingencia, pero debemos reiterar que de estar en resguardo depende qué tan rápido nos recuperaremos en lo social y en lo económico del COVID-19.

Ocuparnos entonces se vuelve fundamental, pero tampoco puede volverse una obsesión. Son circunstancias únicas y por eso debemos ir día a día aprendiendo cómo sacarles mejore provecho, en lo personal, lo familiar y en cada una de las actividades que podamos hacer desde casa, si es que es nuestro caso.

Aunque salir a la calle tampoco regresa la tranquilidad a nadie, al contrario, el miedo es otro virus que se contagia con rapidez y para quien no puede estar en casa por razones de sobrevivencia, estar afuera estresa igual o más que permanecer en casa.

pandemia social
Ilustración: Jasu Hu.

De ahí que el simple acto de hablar con la familia, con los amigos, con compañeros de trabajo o vecinos vía remota, sea poderoso y ayude a reducir discusiones, malos entendidos y hasta episodios de violencia que no podemos permitir o justificar.

Hace muy poco éramos una sociedad, en especial en las grandes ciudades, solidaria en momentos de catástrofe, que son distintos a los que vivimos hoy, pero desconectada y mal organizada para los problemas cotidianos.

Tuvo que aparecer un virus invisible para recordarnos que la solidaridad, entre otros rasgos humanos, comienza desde nuestra propia familia y de ahí se extiende a cada persona con la que entramos en contacto, que sus preocupaciones, metas y anhelos son muy parecidos o idénticos a los nuestros y que, juntos, es más sencillo alcanzarlos. No es optimismo de tanto confinamiento, se los aseguro, es una realidad humana que, cuando la hemos entendido, han ocurrido los episodios más notables de nuestra historia.

¿Será éste, el de la pandemia, uno de esos momentos más destacados de nuestro paso por el planeta? Espero que sí y haré lo que me corresponde para contribuir, desde fortalecer el tejido social de mi familia, amigos y colaboradores, hasta aportar a cualquier acción que ayude a alguien con necesidad.

Porque ahora que estamos separados nos hemos dado cuenta que estamos conectados de múltiples formas que le dan sustento a la economía, al medio ambiente, a la educación, la salud –sobre todo– y a cualquier actividad que hayamos desarrollado para integrar la sociedad que éramos.

salud mental en cuarentena.
Ilustración: Lisk Feng.

Si queremos que los problemas de inseguridad, desempleo, falta de oportunidades, entre otros, no regresen a ser nuestras principales preocupaciones, entonces aprovechemos la contingencia para reconectarnos, comprendernos, tolerarnos –que no es aguantar–, hablar, tratarnos con respeto, apoyarnos, sentirnos y escucharnos.

Y si no tenemos a nadie cerca o nos sentimos solos, marquemos de inmediato el 5511-8575-55, que es la Línea gratuita de Confianza e Impulso Ciudadano, para entrar en contacto con un especialista en cuidados emocionales y psicológicos.

En estas semanas, miles de personas nos han contactado para saber qué hacer con su día, manejar la incertidumbre, el miedo, el estrés y recibir atención profesional en caso de que la ansiedad los haya sobrepasado en tiempos que, sin duda, son únicos.

También por Twitter con el hastag #HayAyuda, que conecta de inmediato el teléfono celular con la Línea de Confianza y por WhatsApp al 552-323-0303.

Todas las crisis pueden sacar lo mejor y lo peor de nosotros dependiendo el momento, pero no hay duda que una crisis, bien aprovechada, puede transformar sociedades, naciones y, a veces, al mundo. Quedarnos en casa es un paso sencillo, pero poderoso, para comenzar a ser mejores, sin embargo, vienen los retos más complicados para volvernos una sociedad realmente igualitaria, sólida en todos los sentidos y que comparte en las buenas y en las malas. Preocuparse es normal y está bien, ocuparse es lo que hará la diferencia.


También te puede interesar: Controlar la incertidumbre.

Controlar la incertidumbre

Lectura: 3 minutos

En momentos de temor, nuestros peores pronósticos parecen hacerse realidad e impiden que llevemos cualquier problema de la mejor manera posible. Llevamos apenas unas semanas de medidas sanitarias para frenar la curva de contagio del COVID-19 y poco a poco el miedo se transmite con mayor rapidez que la información oficial.

A través del 5511-8575-55, la línea de atención que opera Confianza e Impulso Ciudadano A.C., hemos recibido muchas llamadas en los últimos días con un común denominador: saber cómo podemos manejar la incertidumbre.

No tener certeza sobre el futuro es uno de los miedos más comunes de nuestra especie. Nos deja indefensos ante fenómenos sobre los que no tenemos control o intervención, dos de los rasgos que se fortalecen cada vez que avanzamos en lo tecnológico o lo industrial. Si no podemos vencer, con todo lo que hemos creado, a una enfermedad o a una catástrofe natural, entonces estamos a merced de la fortuna, de la casualidad, y eso nos aterroriza.

miedo e incertidumbre
Ilustración: Comercio Peru.

De diferentes maneras, muchas personas nos han manifestado esa sensación de falta de estabilidad. Ya sea porque no pueden dormir, tienen pesadillas o sufren de ansiedad en momentos que no piensan que deberían hacerlo, quienes acuden con nuestros especialistas necesitan un apoyo emocional para atravesar por esta crisis de la mejor manera posible.

Cada caso es diferente y no puede tratarse de la misma manera, es un ejercicio de escucha y también de comprensión, una práctica muy humana, pero que se nos ha olvidado con el tiempo. No hay nada de malo en tener miedo, lo que no podemos hacer es ocultarlo y no pedir ayuda.

Para muchos, la salida para ser escuchados es la familia, la pareja o algún amigo cercano; sin embargo, nuestra sociedad se ha desconectado tanto, que de tener un tejido social más o menos sólido, ahora tenemos grandes concentraciones de gente que desconfía una de la otra.

Esa separación social se hace difícil de llevar durante épocas de aislamiento. A diario recibimos llamadas de personas que no encuentran las palabras correctas para explicar lo que les sucede, o peor aún, les da vergüenza platicarlo con alguien más, que en apariencia es un extraño.

incertidumbre
Ilustración: The Current.

No obstante, cuando logran hacerlo, en calma y con la seguridad de que están en manos de un especialista, el desahogo les brinda la paz que tanto buscaban. Estamos para ayudarnos entre todos, aunque suene a lugar común, y creo que ya nos dimos cuenta que no tenemos otra opción.

Si vamos a demostrar la fuerza de la sociedad mexicana, del pueblo mexicano, será por medio de ayudarnos y escucharnos. En las tragedias naturales este proceso es muy rápido en medio de cargas enormes de adrenalina, así que la solidaridad nos sorprende y conmueve, más que hacernos entender que es un proceso que debemos alimentar todos los días desde nuestras casas, calles, colonias y lugares de convivencia.

Tendría que funcionar como los planes de protección civil, es decir, tener un plan de actuación emocional para saber qué hacer en momentos de tanta ansiedad. Ya trabajamos en ello, porque es evidente que por muy avanzados que estemos como especie, seguimos siendo vulnerables a otros habitantes de este planeta, por ejemplo, los virus y las bacterias.

Así que debemos entender que este no es nuestro planeta particular y estamos expuestos a muchos eventos sobre los cuales no hay ningún control posible, a menos de que estemos unidos, bien preparados, con un tejido social fuerte, y una idea de comunidad que hoy nos hace mucha falta.


También te puede interesar: El mundo está globalizado, cuidemos los riesgos.

Cuidados y atención emocional

Lectura: 2 minutos

En estos momentos, por la situación que estamos pasando, entramos a la etapa en que estaremos aislados en casa, con niñas y niños sin acudir a la escuela durante un mes, por lo que necesitamos empezar a tomar previsiones para experiencias de este tipo.

Es muy importante entender que el periodo actual no es de vacaciones, por lo que debemos mantener una rutina de actividades que nos ocupe la mayor parte del día, tal y como ocurre en un entorno normal y sin descuidar nuestras actividades laborales o de estudio.

¡El cuidado emocional es tan importante como el cuidado sanitario! Así que no dejemos de levantamos a la misma hora, hacer ejercicio al interior de nuestro domicilio, bañarnos y vestirnos igual que siempre, y trabajemos desde casa, los que ya pueden, aprovechando la tecnología.

cuidado sanitario
Ilustración: iStock.

A partir de ayer los bancos en México empezaron a trabajar con el personal mínimo y a reducir el número de clientes que atienden en un solo momento.

La idea es evitar concentraciones de personas, lugares concurridos y posibles contagios en espacios cerrados.

Hoy podemos ordenar muchos productos y artículos vía electrónica, aprovechemos la oportunidad sin caer en compras de pánico que no sirven para nada ¡y sólo nos estresan! Tampoco permitamos sobresaturarnos de información. Desde luego, sí establecer horarios muy claros para ver o escuchar noticias, pero no estar todo el día pegados a la televisión y a la radio. También mucho cuidado con la redes sociales, en verdad pueden hacer gran daño las fake news.

cuidado emocional
Imagen: CNN.

En el caso de nuestras niñas y niños –esto lo hemos aprendido en contingencias anteriores, por ejemplo, en los terremotos–, debemos primero: hablar con nuestros hijos y explicarles la situación sin alarmarlos; hacerles ver que ellos no son responsables de lo que sucede, que si mamá o papá están un poco estresados ¡no es por ellos! Sabemos que los niños sufren mucho estrés en este tipo de situaciones. Segundo: hay que fijar los mismos horarios para estudiar, para tomar los alimentos, y para poner actividades que permitan la convivencia familiar y la diversión, cuando ésta corresponde. Tercero: para quienes empiecen a sentir ansiedad, nerviosismo, y angustia por lo que leen o escuchan, la mejor receta es hablarlo en cualquier momento y las veces que sean necesarias.

Llámenos al 5511-8575-55 para recibir esos primeros auxilios emocionales que ayuden a sobrellevar el aislamiento social que necesitaremos reforzar en las próximas semanas, y también estaremos dando más guía y apoyo a lo largo de esta temporada, que actuado como sociedad y comunidad bien organizada, saldremos bien librados de ésta o cualquier situación difícil.


También te puede interesar: En medio del COVID-19, la primavera de la educación a distancia.

El Día después de la marcha y el Paro Nacional

Lectura: 3 minutos

El parteaguas que será el Paro Nacional de este 9 de marzo dependerá de nosotros, las ciudadanas y los ciudadanos. No fue sólo un asunto de protesta, menos de cuantificar pérdidas económicas por su ausencia, se trató de un antes y un después en las condiciones sociales, laborales y de convivencia que deben garantizar seguridad y tranquilidad a millones de mujeres, adolescentes y niñas mexicanas.

Pero lograrlo requiere un esfuerzo desde los hogares para revertir la descomposición social que han provocado años de desigualdad, discriminación, falta de oportunidades y deterioro del tejido comunitario. Restaurarnos como sociedad es una tarea que no nada más le corresponde al gobierno y, me atrevo a escribir, nos compete a nosotros.

Porque muchas mujeres se presentaron el lunes a trabajar porque no había otra forma de llevar un ingreso a sus hogares. Dudo que alguna de ellas no hubiera compartido el ideal y los motivos del paro, simplemente su situación económica y social se los impidió.

mujeres en paro
Ilustración: Pikara Magazine.

Mientras no reduzcamos la brecha salarial entre hombres y mujeres, abramos los espacios para que cualquier persona pueda acceder a un mejor puesto de trabajo, condenemos el acoso y el desprecio al desempeño de las mujeres en oficinas, públicas y privadas, no podremos evitar que miles de ellas tengan que elegir entre para o conseguir el sustento para sus familias.

Durante los últimos días hemos podido conocer historias heroicas de mujeres que luchan a brazo partido para sacar adelante sus hogares en medio de la violencia y la inseguridad; sin embargo, ésa es la constante para miles de mujeres a lo largo de años en los que el país les ha dado la espalda.

Ahora tenemos una nueva oportunidad para brindar un piso parejo a ellas y a cualquier otra persona que desee progresar de manera honesta y digna en una nación que ha premiado los privilegios, las palancas y los intereses de grupo, antes que a las y los ciudadanos de a pie.

Ninguna economía de éxito ha logrado prosperidad sin incluir a las mujeres, mucho menos una en la que son mayoría como la nuestra; de equilibrar las desigualdades cotidianas depende que tengamos más negocios, empresas y corporaciones en las que ellas lleven el timón.

Si lo logramos, lo ocurrido el domingo y el lunes será definitivo en la historia de México y nos impulsará, pero si seguimos por el mismo camino, corremos un enorme riesgo de traicionarnos como comunidad y como sociedad.

Éste es el momento de construir un tejido social distinto, más fuerte, fundamentado en el respeto, la equidad, la educación, la solidaridad y la empatía, que sea el primer frente para evitar que alguien considere que puede acosar, ofender o discriminar a una mujer, sólo por el simple hecho de serlo.

paro 8m
Ilustración: Laura Pérez.

Esa educación tendrá que dirigirse a nosotros los hombres, principalmente, para que entendamos por fin que no hay ningún espacio para la agresión, ni para la violencia en contra de una mujer. Si se nos inculca desde pequeños y lo adoptamos lo más pronto posible ahora que somos adultos, las generaciones que vienen detrás tendrán, sin duda, una vida mejor.

Y ése es el objetivo, creo, de mamás, papás y abuelos: dejar un legado de cosas buenas para nuestros hijos y nietos; hábitos, comportamientos y normas sociales que nos permitan a todos, mujeres y hombres, convivir con dignidad.

Por varias generaciones ya, hemos anhelado un México de “primer mundo”, semejante a las naciones que consideramos más desarrolladas en ingresos, derechos, condiciones de vida. No obstante, parece que perdimos la brújula hacia esa dirección cuando olvidamos que para obtener un país así, necesitamos enfocarnos en las personas, en las mujeres, en los hombres, en las adolescentes, en los jóvenes, en las niñas y en los niños que merecen ese futuro.

Estamos en el día después de un momento histórico, trabajemos para que sea el primer día de una época distinta y mejor.


También te puede interesar: Un Día sin Mujeres: Paro Nacional.

Ser es más importante que tener

Lectura: 2 minutos

Se nos han juntado varios problemas en unas cuantas semanas, que merecen nuestra reflexión y también una mejor organización ciudadana para que tengamos los resultados en salud, seguridad, respeto a las mujeres, a las niñas, niños y adolescentes, que exigimos y que merecemos. Hace unas semanas lanzamos junto con Twitter, la Línea Nacional para prevenir y atender casos de suicidio, 5511-8575-55, y el hashtag #HayAyuda, por medio del cual puedes conectarte desde esa red social, directamente a nuestro centro de atención. Los resultados han sido sorprendentes, aunque también de alarma.

Primero, porque tenemos ya casos de éxito muy importantes en los que hemos logrado salvar muchas vidas, pero que reflejan un deterioro de la unidad familiar, del tejido social y de nuestras relaciones más inmediatas que es indispensable restaurar.

Sobre todo, entre los más jóvenes, es necesario escuchar, atender las causas de muchos conflictos personales, escolares y económicos, que orillan a una joven, a un joven, a pensar en quitarse la vida.

Hay mucha mala información, mentiras y datos falsos que influyen mucho en los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, provocando consecuencias fatales.

desinformacion
Ilustración: Dan Bejar.

Y esa desinformación, para no ir más lejos, la vemos con la contingencia por el COVID-19 y muchas situaciones de discriminación, violencia y hasta racismo, porque no analizamos bien todos los datos que compartimos y que nos llegan.

El próximo lunes 9 de marzo apoyaremos, con justicia, reconocimiento y responsabilidad, el paro de mujeres que se ha convocado como una sola sociedad que somos y debemos ser.

Estos tres aspectos sociales, de salud mental, de salud física y de salud emocional, tienen causas muy claras que deben atenderse desde las autoridades –que tienen la obligación–, y desde las y los ciudadanos que somos todos.

Ayudarnos no cuesta demasiado, e informarnos bien, menos todavía. Si queremos una sociedad equitativa, equilibrada, y en la que se respeten las normas, nosotros debemos empezar por apoyarnos, pedir ayuda cuando la necesitamos, asumir buenos hábitos de salud, y hacer del respeto y la educación, las leyes más respetadas en México. Por eso, atendamos las causas para que no sólo tengamos que estar reaccionando ante las consecuencias.


También te puede interesar: El coronavirus la epidemia. La desinformación la verdadera pandemia.