Hábitat

Cetram, proyectos truncados

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A David Serur Edid, ingeniero global.

Los Centros de Transferencia Modal (Cetram), que se encuentran en 13 de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, requieren de obras mayores para modernizarse y hacerlos sustentables para las próximas décadas.

Este tipo de infraestructura de conexión y movilidad han estado rezagados por más de 30 años, y el resultado ha sido que se han convertido en espacios de alta inseguridad, decadentes, anárquicos, en focos de contaminación e invadidos por el comercio informal.

Se trata de 45 Cetram que tiene la CDMX, y que poseen un gran potencial de transformación, sobre todo, con una visión metropolitana, pero no se vislumbra ni a corto ni a mediano plazo la aplicación de un plan maestro para impulsar su modernización vía esquemas de inversión mixta: pública y privada.

Hace dos años, recién iniciado el gobierno de Claudia Sheinbaum, canceló las concesiones de obra a la empresa Centro de Movilidad Reforma la cual proyectaba modernizar el Cetram Constitución de 1917, en Iztapalapa. El motivo fue que no se habían realizado ningún tipo de trabajos por casi dos años. El espacio continúa en acelerada decadencia urbana.

cetram dr galvez
Imagen: Revista de Transporte y turismo.

También el gobierno capitalino, hace dos años, canceló el proyecto de mejoramiento del Cetram Chapultepec por incumplimiento en el avance de obras. 

El único caso, más actualizado de modernización, se logró en el entonces gobierno capitalino de Marcelo Ebrard (2006-2012), cuando con un esquema de inversión mixta se concretó la transformación, en una primera etapa, del Cetram El Rosario, en Azcapotzalco. El proyecto consistió en construir un nuevo Cetram (que conecta al Metro con las líneas de transporte urbano de superficie con andenes clasificados y ordenados por rutas). Y una segunda fase proyecta urbanizar un espacio de más de 10 mil metros cuadrados para construir vivienda, oficinas, comercios y hasta un hospital. La concesión la ganó por 30 años el Grupo PRODI.

Además, este grupo desarrollador, modernizó en 2008 el Etram Azteca, en Ecatepec, Estado de México. que incluyó hasta un hospital con esquema social para una zona urbana marginal. Y en 2016, los mismos inversionistas lograron transformar el Etram Cuatro Caminos, en Naucalpan, y aunque el espacio de conexión y movilidad se modernizó, en sus alrededores como avenidas y hasta el sistema de semaforización (que les corresponden a las autoridades del Edomex y de la CDMX), quedaron en el olvido. No hay mantenimiento ni orden en las vialidades, pues lamentablemente es una zona limítrofe y ninguna autoridad le entra con fuerza al tema. Ese es un pasivo que no motiva con fuerza nuevas inversiones. Ya veremos.

Si ya existen en la Ciudad de México y en el Estado de México una serie de instrumentos normativos, económicos y de planeación para la rehabilitación urbana, entonces lo deseable es que los legisladores, autoridades y expertos hagan su tarea. A la Zona Metropolitana de la CDMX le urgen inversiones para lograr una renovación urbana integral orientada al transporte. 

La conexión y movilidad, junto al tema del agua, merecen toda la atención institucional. La pandemia por COVID-19 obliga a no perder esta visión, pues lo que se proyecte es para las próximas décadas. 


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2021, el agua… el agua

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La búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento de agua para el Valle de México —ante la incesante sobreexplotación del acuífero—, es un tema de alta prioridad para este año 2021, pese a que la pandemia por Covid-19 lleva la ventaja.

Desde 2012, un ambicioso proyecto de las entonces autoridades de la Ciudad de México, con el apoyo de la UNAM, PEMEX, CFE y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hallaron un megacuifero profundo a 2 kilómetros de profundidad con agua potable de alta calidad y totalmente independiente del acuífero superficial que nos abastece de agua desde mediados del siglo XIX (1850).

Pese a las recomendaciones de las pasadas autoridades de continuar los estudios técnicos para definir el potencial y capacidad de producción sustentable, así como establecer su prioridad con respecto a otros proyectos de abastecimiento, desde el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum se encuentra detenido.

Hasta el momento se perforaron cinco pozos megaprofundos en las zonas de San Lorenzo Tezonco, Iztapalapa; en Agrícola Oriental, Iztacalco, y en el Mirador en el Cerro de Estrella, también Iztapalapa. En el vivero Nezahualcóyotl, en Xochimilco se abrió otro megapozo.

economia y agua
Imagen: Guim.

El asunto no es menor pese a la crisis sanitaria, pues de acuerdo con los expertos en cambio climático y meteorólogos, tendremos un año seco con recurrentes crisis severas de abasto de agua. Recordemos que más de 2 millones de habitantes tienen problemas de abastecimiento todos los días en la ciudad.

Este año además será altamente político por los procesos electorales y el tema no escapará de las agendas de candidatos, pero merece toda la fuerza del Estado.

Recordemos que cada perforación de un megapozo con fines experimentales es de 70 millones de pesos aproximadamente, mientras que traer agua de Temascaltepec (aún frenado por conflictos sociales), sería de más de 10 mil millones de pesos; y de Tecolutla oscila la inversión en casi 25 mil millones de pesos, y traerla del Valle del Mezquital, es de una inversión aproximada de 14 mil millones de pesos.

A toda costa se deben revisar prioridades, reactivar proyectos y cuidar a toda costa que el tema de abastecimiento de agua no quede en manos de políticos y partidos oportunistas sean de centro, derecha o izquierda.

El reto no admite errores ni oportunismos. Es el desafío por al agua.


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Un “ejército” necesario, pero sin protección ni atención

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 A Gilberto Ensástiga Santiago, luchador social.

Un “ejército” muy importante para cualquier ciudad son los trabajadores de limpia. Sin ellos, una urbe sería un desastre y un gran foco de contaminación.  

Pero en plena pandemia por el COVID-19, son los más olvidados o al menos los que no entran en la prioridad de la agenda pública para reforzar su equipamiento y sus cuidados.

Se trata de un personal que todos los días manipula, procesa y traslada desechos sólidos urbano-domésticos, y su trabajo lo hace siempre expuesto a cualquier tipo de enfermedad.

Desde marzo pasado en que México entró a la etapa de emergencia sanitaria por el COVID-19, el personal de limpia de la Ciudad de México no cambió sus prácticas, pues la recolección de los residuos sólidos lo hacen sin guantes, sin lentes, sin uniforme especial, sin instrumentos apropiados y quienes llegan a utilizar el cubrebocas lo traen muy sucio, ya que constantemente se lo retiran de la cara para realizar la actividad de recolección, lo que lo convierte en una fuente de contagio.

trabajadores limpia
Imagen: Cuartoscuro.

Además, y a decir de los propios trabajadores de limpia, siempre aparecen revueltos con la basura cubrebocas, y éstos son manipulados por ellos sin ningún control sanitario.

Cabe precisar que, desde principios de abril pasado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitió una serie de medidas para el manejo de los desechos durante la pandemia, y recomendó separar cubrebocas y otros desperdicios sanitarios, principalmente de las personas contagiadas, en una bolsa marcada como “COVID-19”. Lo cual se hace muy poco, según me comenta un grupo de trabajadores que realiza su trabajo en la alcaldía de Tlalpan.

Tal vez lo mínimo que por ahora podrían hacer las autoridades es colocar contenedores especiales para que los cubrebocas sean incinerados.

De acuerdo con el experto en el tema de la basura e investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Héctor Castillo-Berthier, en la Ciudad de México existen alrededor de 60 mil trabajadores de limpia, entre formales e informales, de los cuales aproximadamente 25 mil laboran con contrato y con prestaciones de ley, y el resto son voluntarios y pepenadores, viven de las propinas y de lo que obtienen del reciclaje de algunos residuos como el cartón, papel, plástico y aluminio, entre otros.

Me comenta el también doctor en sociología, que en la colonia Renovación, en Iztapalapa, existen casi 15 mil pepenadores que realizan su trabajo sin ningún instrumento adecuado para procesar los residuos sólidos. Y los voluntarios o también llamados macheteros que van en los camiones recolectores, siempre tres o cuatro por unidad, van sin ninguna protección.

Hasta el momento se desconoce si los camiones recolectores son desinfectados de forma sistemática

trabajadores de limpia
Imagen: Bajo la lupa.

Y me dice Castillo-Berthier que en esta economía de la basura –o que algunos llaman economía circular–, comen y bien de ella aproximadamente 300 mil personas, pues se incluyen a las familias de los formales e informales de limpias.  

¿Cómo salvaguardar la salud de este personal de limpia? Todo este “ejército” está desamparado, labora sin los equipos necesarios para un trabajo de alto riesgo.  

Este investigador de la UNAM estima que a la fecha han muerto por contagio del COVID-19, alrededor de 200 trabajadores de limpia, pero asegura que pueden ser más, ya que muchos son informales y no entran a los registros oficiales del gremio.  

Ahora que se anunció el plan de vacunación contra el COVID-19, se anunció que llevan prioridad médicos, enfermeras y adultos mayores, pero las autoridades federales y estatales deberían pugnar por que este “ejército” de limpia también forme parte de ese grupo prioritario.

No debemos pasar por alto que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) pidió a las autoridades aplicar un plan de protección para los trabajadores de limpia, pues están muy expuestos al contagio del COVID-19, pero hasta ahora reina el olvido y el silencio.


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Un llamado desesperado

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La pandemia por el COVID-19 provocó a nivel mundial que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) descendieran aproximadamente un 7% durante este año, debido a la reducción económica, de la actividad industrial, en movilidad y viajes, así como en la generación de electricidad, según reportó recientemente el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Pese a la grave crisis sanitaria, esto es un signo alentador para intensificar de manera sostenida la lucha para disminuir las emisiones de los gases efecto invernadero que provocan el calentamiento global.

Sin duda, esta reducción del 7% en 2020 será de poca efectividad, en los siguientes años, si no se aplican medidas urgentes para reducir las emisiones hasta un 25% como se tienen previstas en el Acuerdo de París (en la que participaron 195 países, en 2015).

El PNUMA, en su Informe sobre la Brecha de Emisiones 2020, advierte que a pesar de este descenso en las emisiones de dióxido de carbono (por la quema de combustibles fósiles), aún el planeta se encamina peligrosamente a un aumento de temperatura de 3 grados Celsius en este siglo, pues la reducción del 7% que ha dejado la pandemia representa –según expertos–, el 0,01 grados Celsius del calentamiento global para el 2050.

calentamiento global
Imagen: Lynn Scurfield.

Recordemos que el Acuerdo de París (conocido como COP21) trazó como objetivo central acotar el calentamiento global entre 1.5 y 2 grados Celsius en el 2030, y esto sólo se podrá lograr si la reducción de los gases de efecto invernadero alcanza el 25%.

Los últimos dos años se han registrado temperaturas altas récord a nivel mundial con resultados altamente dañinos para la humanidad y la naturaleza: sequías extremas, huracanes más potentes y sucesivos, tormentas (pese a que la tendencia mundial es de menos lluvias), los glaciares se derriten y los incendios forestales son más frecuentes y prolongados. Todo lo anterior aunado a que en varios países la destrucción de bosques y selvas sigue fuera de control, y con ello las migraciones son más intensas en los llamados corredores secos donde la tierra ya no produce.

La lucha contra el calentamiento global merece la misma respuesta que las naciones han puesto con la reciente pandemia. Cada año los fenómenos meteorológicos extremos envían señales de que urge desacelerar las emisiones de gases efecto invernadero, pero los gobiernos no responden con una estrategia rápida, efectiva y enérgica.

El pasado 12 de diciembre, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó un llamado a los jefes de Estado para que declaren un “estado de emergencia climática”, en el que advirtió que los compromisos no son suficientes para contener el incremento de la temperatura media de la Tierra a un máximo de 1,5 grados Celsius.

calentamiento global emisiones
Imagen: Behance.

El llamado de Guterres es histórico, tanto porque se hace en un año crítico por la pandemia del COVID-19 y porque la acción colectiva de la humanidad demostró que, en unidad, sí se puede disminuir la concentración de carbono en la atmósfera del planeta.

Los científicos han sido claros y contundentes: si no se cambian las políticas para neutralizar el carbono, un aumento de temperatura del planeta de 3 grados Celsius provocará cambios irreversibles en la Tierra. “Un país no debe emitir más gases de efecto invernadero de los que puede absorber”, han advertido. 

A nivel mundial China es el principal emisor de estos gases, y también es el que mantiene un compromiso menor para combatir el cambio climático. Ya veremos qué compromisos se tendrán en la próxima cumbre climática que será en noviembre de 2021 en Glasgow, Escocia.

Esperemos que el llamado de Guterres no se quede sólo en eso…


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El jaguar y sus “eternos” riesgos

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Un gran esfuerzo por la conservación del jaguar y su hábitat está nuevamente en riesgo.

La tala y el desmonte ilegales avanzan silenciosamente para abrir paso a la colonización y a las actividades de agricultura en el sureste de México, principalmente en Calakmul, Península de Yucatán. En esta región es donde se encuentra el mayor número de jaguares en el país.

Según investigadores, entre 2001-2019, la Península de Yucatán alcanzó una superficie deforestada estimada en casi 40,000 hectáreas al año, afectando también a la reserva de Balam-Kin, sur de Campeche, colindante con Calakmul. Además, la afectación a selvas se extiende al estado de Quintana Roo.

“Tal vez debido a la pandemia las autoridades del gobierno federal dejaron de vigilar los bosques y selvas; la tala ha sido grande y la práctica del pastoreo y de asentamientos humanos avanza en lo que antes era selva. Esto afecta mucho a la ecología y principalmente a los animales en vida silvestre como el jaguar ”, comenta a esta columna uno de los pobladores de Yucatán.

Por otro lado, los incendios forestales de 2019 y 2020 también afectaron más de 100 mil hectáreas de selvas en el sureste mexicano.

habitat del jaguar
Imagen: Radio Nacional.

Y las mismas alertas están encendidas en la zona del Golfo de México y en Tamaulipas en donde el jaguar corre el mismo peligro junto con sus presas.

En un contexto inmediato vale precisar que la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, integrada por más de 60 investigadores y que preside Gerardo Ceballos, no sólo ha impulsado una estrategia nacional para la supervivencia del felino más grande de América (y tercero en el mundo después del tigre y el león), sino que, con éxito lograron censar a la población y siguen luchando porque su hábitat no sea destruido.

Gracias a este esfuerzo de la Alianza se estableció el Censo Nacional del Jaguar, siendo el primer ejercicio entre 2008-2010, en el cual se obtuvo una población de aproximadamente 4,000 individuos y se pudieron identificar zonas críticas para la conservación del felino, como la destrucción de su hábitat y la caza furtiva. El segundo ejercicio se realizó de 2016 a 2018, y se contabilizaron 4,800, lo cual fue calificado como un éxito en las tareas de conservación del hábitat y de la especie en peligro de extinción en México. El próximo censo se prevé levantar entre 2024-2026 y los expertos confían en que la población sea de aproximadamente 7,000 ejemplares.

Cabe precisar que esta tarea titánica de la Alianza contó, desde su inició en 2008, con la participación de las autoridades de los gobiernos federal y estatal, iniciativa privada, ejidatarios y comunidades rurales, así como de organizaciones de conservación de la sociedad civil. Esta unión fue calificada por los investigadores como única a nivel mundial.

Obviamente, si la tendencia de destrucción de selvas y bosques continúa, como ocurrió por décadas en Tabasco donde la selva quedó casi extinta, el jaguar tendrá que migrar a otras zonas, pero su conservación estará siempre en riesgo.

deforestacion del jaguar
Imagen: Contexto ganadero.

En febrero pasado, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Convención sobre Especies Migratorias (CMS, por sus siglas en inglés, y que integra a 130 países), anunciaron la prohibición de la captura y la libre migración sin ningún obstáculo del jaguar de Estados Unidos hasta Argentina. Además, de contar con corredores biológicos en buen estado y cada vez más seguros. 

Este anuncio se dio justo, semanas antes de estallar a nivel global la pandemia por el COVID-19, y cuando el tráfico ilegal de especies se mantenía intenso sobre todo a China, en donde los colmillos del jaguar son muy preciados y los huesos molidos se venden en el país asiático como un afrodisiaco. Y cabe recordar que a principios de este año hubo un decomiso en Bolivia de 800 colmillos de jaguar que serían enviados a China.

Es fundamental que esta proclama internacional se junte con las acciones locales en los países donde habita este felino y sus presas. Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) deben ser consolidadas y extenderlas para garantizar corredores biológicos seguros y sanos ambientalmente. Además, las acciones prioritarias de las autoridades federales es detener la tala y el desmonte ilegales y contener la mancha urbana.

Los programas de atención a la pobreza en estas regiones deben formar parte de una estrategia ecoturística y ambiental, pues conservar a la especie del jaguar es también brindar un ambiente sano a la biodiversidad en su conjunto.

Ojalá que el próximo censo del jaguar no sea un brinco hacia atrás.


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Lago Tláhuac-Xico: humedal en el olvido

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A 34.8 kilómetros del Centro Histórico de la Ciudad de México se encuentra lo que debería ser un paraíso lacustre dentro de la gran mancha urbana de la zona suroriente.

Se trata del lago Tláhuac-Xico –ubicado en el Valle de Chalco, Estado de México, justo en los linderos con la Ciudad de México–, el cual se formó hace más de tres décadas debido a los hundimientos de la región, fenómeno provocado por la excesiva extracción de agua de los pozos de Santa Catarina-Mixquic.

Este humedal –con una extensión de 1,556 hectáreas–, almacena agua de lluvia, así como de los escurrimientos que provienen del volcán Popocatépetl y de las descargas de aguas negras del río Amecameca. Actualmente una planta de bombeo extrae el agua del lago y la trasvasa al Dren General (un canal que data de la época de Porfirio Díaz), una tarea vital, pues debajo del nivel del lago se encuentra el Valle de Chalco, que ha crecido en forma arrasadora y sin ninguna planificación.

En 2010, una inundación en la región encendió las alertas del constante riesgo que se vive con el lago, ya que sus bordes del canal son muy vulnerables al alto volumen de agua, y en cada época de lluvias las colonias aledañas al lecho lacustre están en peligro.

lago y carretera
Foto: El Universal.

El investigador de la UAM, Pedro Moctezuma, ha señalado que en la zona oriente del lecho del lago existe una serie de fracturas que representan un riesgo de que el canal Dren General sufra una ruptura y con ello el agua se desborde al Valle de Chalco.  

Para el ex director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege, la región Tláhuac-Valle de Chalco enfrenta riesgos geológicos graves, pues los hundimientos en promedio anual son de 40 centímetros, y con ello los agrietamientos y fracturas del subsuelo son constantes y dinámicos.

“Esta región Tláhuac-Valle de Chalco es la que más se hunde en el mundo, lo que eleva la vulnerabilidad ante un fuerte sismo”, me comentó el geólogo Federico Mooser, en una entrevista que le realicé en 2014.

Pero a este problema de los hundimientos y a la falta de un plan de rescate y manejo del lago Tláhuac-Xico, se suma además, a que en los últimos años este humedal es utilizado como tiradero a cielo abierto de desechos de la construcción y de residuos sólidos urbanos.

Las quejas y denuncias vecinales sobre este “ecocidio” no trascienden, y la reacción de las autoridades, principalmente mexiquenses, sólo actúan cuando los medios de comunicación presionan.

lago tlahuac xico
Foto: Grupo Reforma.

Este fin de semana, la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México (Propaem) colocó sellos de clausura en un acceso al lago de Tláhuac-Xico, por donde diariamente camiones de volteo descargan los desechos de la construcción y hasta basura doméstica. Pero esto no representa una alternativa de solución, la acción de la autoridad es efímera, en próximos días volveremos a documentar que el tiradero persiste. El poder fáctico de los desarrolladores dobla fácil a la autoridad.

¿Qué falta? Que las autoridades de las tres órdenes de gobierno, junto con el Poder Legislativo, apuntalen las iniciativas de ley en la materia y que se retomen los estudios de expertos para integrar un plan de manejo de este lago. Ya existe mucho trabajo al respecto, pero todo está archivado. El Consejo de Cuenca del Valle de México (de la Conagua) ha avalado programas de manejo hídrico de este humedal, pero nada se concreta, todo sigue en el olvido.

El lago Tláhuac-Xico tiene el potencial para ser un ecosistema hídrico que ofrezca un hábitat a las aves migratorias (que provienen de Canadá y Estados Unidos en la temporada invernal), a la fauna y flora acuática, además que se puede convertir en un espacio apropiado para el ecoturismo.

Esta región merece toda la atención y acción, pues no sólo está en riesgo un aspecto ambiental, sino también en materia de protección civil.


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Una “vacuna” contra los suelos degradados

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El suelo degradado en la Ciudad de México sigue enviando señales sobre la necesidad de buscar nuevas fórmulas de transformación urbana. Es decir, promover un plan estratégico a largo plazo para reciclar la ciudad y renovar la funcionalidad de su estructura territorial para generar bienestar en las comunidades.

Recientemente sostuve una plática con uno de los ingenieros más notables de México, David Serur Edid –creador de los segundos pisos y quien por años ha impulsado la visión de hacer ‘ciudad en la ciudad’–, y me decía: “Una ciudad es similar a un cuerpo humano, necesita medicarse continuamente para mantener y mejorar un nivel de aceptación en función del tiempo y el espacio. Y, además, es muy importante tomar en cuenta a los habitantes y valorar su territorio. Quien no pierda este enfoque urbano tendrá una ciudad con altos estándares de calidad de vida, funcional, regenerada y moderna”.

Es una tendencia generalizada que hoy sólo tenemos identidad a un barrio por haber nacido ahí o por haber vivido tiempos importantes, pero no porque se haya renovado o sea más funcional.

Actualmente, la pandemia por el COVID-19 obliga a diseñar conceptos más integrales sobre la gestión sostenible del suelo urbano, a conjuntar estrategias sobre los recursos naturales y la funcionalidad de los territorios. Ya no basta sólo con crear más vivienda o renovar banquetas, sino cómo establecer un modelo de desarrollo humano, saludable con su entorno ecológico y sólido económicamente. Y en esta misión deben participar los tres órdenes de gobiernos (federal, estatal y local), iniciativa privada, universidades, ONG, comunidades y gremios vinculados al crecimiento urbano.

degradacion urbana
Imagen: Barry Bruner.

En este sentido vale citar el caso de Bilbao, que pasó de ser, en menos de 20 años, una urbe decadente, insegura, con industrias tradicionales altamente contaminantes, y dio un gran paso para reciclarse y convertirse en una ciudad ejemplo a nivel mundial, resaltando su arquitectura, la cultura, la convivencia y el desarrollo económico.

Similares fórmulas de reciclaje urbano se han desarrollado con éxito en Barcelona, París, Curitiba, Bogotá, Quito, Lima, Shanghái, Singapur, Nueva York y Buenos Aires, entre otras.

En 2001, un proyecto de regeneración del corredor Reforma-Juárez-Zócalo, revitalizó a la Ciudad de México, se modernizó y se promovió la inversión pública y privada a gran escala. Hoy es un punto de identidad del México moderno. Otros ejemplos son la transformación del corredor Masaryk, en la zona de Polanco, así como el desarrollo del llamado “nuevo Polanco”, entre otros.

A inicios de este año, el gobierno de Claudia Sheinbaum, lanzó un ambicioso plan de reactivación económica de la CDMX y lo centró en un esquema de regeneración urbana: remodelación de la zona industrial de Vallejo con el proyecto “Vallejo I: Industria e Innovación (una versión mexicana de Silicon Valley). En esta zona que por más de 20 años enfrentó la obsolescencia urbana, hoy ese territorio será sede del Centro de Desarrollo e Innovación Tecnológica. De hecho, en la misma zona se creó una planta de fabricación y distribución de medicamentos de Grupo Neolpharma.

Dicho plan, que abarca hasta el 2021, proyecta obras de infraestructura educativa y social; infraestructura para la salud (con dos hospitales y un centros de salud); creación de seis parque lineales y la rehabilitación del Parque Ecológico de Xochimilco; obras viales; modernización de las línea 1, 2 y 3 del Metro; reconstrucción y edificación de viviendas; infraestructura hidráulica; revitalización integral del Centro Histórico; renovación de la Feria de Chapultepec, y un proyecto para el aprovechamiento de los residuos urbanos y de la construcción.

residuos urbanos
Imagen: @beachomatic.

Sin duda, son avances importantes de una estrategia de actuación para la transformación socioambiental del suelo degradado, y se hace en un esquema de unión público y privado.

Este tipo de acciones le permitirá a la comunidad buscar puntos de reunión e identidad a través de nuevas obras, con proyectos integrales de paisajismo o parques comunitarios, en la restauración de edificios antiguos, con ferias, estaciones del Metro remodeladas y con oferta cultural, pequeños predios con obras artísticas, espacios religiosos recuperados, deportivos, recreación, redes de ciclopistas, mercados de noche y la limpieza urbana –que no está peleada con la pobreza–, ya que las diferencias sociales marginan a las persona.

Aún queda pendiente un trabajo mayor de regeneración urbana en las zonas oriente y suroriente de la ciudad. En esas regiones falta fortalecer la cohesión y la estabilidad social, pues se trata de comunidades marginadas.

Las ciudades que se transforman o se reciclan ayudan a reafirmar la permanencia de sus habitantes en sus territorios.


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Tabasco: planes truncados, descoordinación e incompetencia

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La catástrofe en Tabasco se le puede abordar desde varios enfoques: meteorológico, de protección civil, social, económico, técnico o ambiental; cualquiera incidirá en el análisis y la reflexión. Pero en esencia, este desastre tiene su origen en el gran desperfecto del sistema político mexicano: no darle continuidad a programas, planes ni a iniciativas.

Los gobernantes al inicio de cada sexenio destruyen, congelan o cambian planes de acuerdo a su signo político; no se toma en cuenta el nivel de la investigación-técnico-científica de programas que sus antecesores realizaron en conjunto con las universidades o institutos de investigación.

Ese es el lamentable caso del Programa Integral Hídrico de Tabasco, creado en 2007 durante el gobierno de Felipe Calderón, y que fue coordinado por el Instituto de Ingeniería de la UNAM, en el que también participaron la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, el personal técnico, con años de trayectoria, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Marina, entre otros.

El diseño de este programa –que se llevó dos años de elaboración– tuvo su origen a raíz de las inundaciones de 2007 en Tabasco, cuyo desastre fue más severo que el recientemente ocurrido por el alto volumen de agua.  

Dicho programa fue calificado en ese momento por la comunidad científica y académica como de vanguardia. Incluía medidas a corto, mediano y largo plazo, con obras específicas y planes de mantenimiento sistemáticos para evitar que un desastre de esa magnitud volviera a repetirse.

presa penitas
Presa Ángel Albino Corzo, conocida como Peñitas, en Tabasco (Imagen: Energía hoy).

En su momento, las autoridades destinaron 7 mil millones de pesos, entre 2008-2012, y se realizaron grandes obras vehiculares; se construyó la Estructura de Control El Macayo (para reducir el riesgo de inundación en Villahermosa), que se ubica después de la Presa Peñitas, y que incluye dos sistemas de compuertas al margen derecho e izquierdo. El derecho controla el agua que entra a Villahermosa por el río Grijalva, y el de la izquierda controla al río Samaria que rodea a toda la ciudad capital y desemboca al sistema de lagunas de los Pantanos de Centla. Se construyó también un sistema de desbordamiento controlado del río Grijalva, entre otras obras más.

Pero el primer problema surgió cuando inició el gobierno de Enrique Peña (2012-2018), hicieron a un lado los estudios técnicos y pretendieron hacer uno nuevo. Presupuestaron para la ejecución del nuevo plan 16 mil millones de pesos, un presupuesto excesivo, pero donde ya no hubo obras de gran calado, ni tampoco se le dio seguimiento a los trabajos a largo plazo.

No es el sentido aplaudirle a Felipe Calderón, pero el programa que se diseñó durante su gobierno y que estuvo en manos de expertos con huella de la UNAM, no se le dio continuidad ni con Peña Nieto ni en los dos años del actual gobierno federal, y se vino abajo.

Por ejemplo, los organismos operadores de agua municipales –que recibieron fuertes aportaciones al entrar en vigor dicho programa– están en la ruina, no operan cárcamos, sistemas de bombeo ni plantas de tratamiento de aguas.

Otra cuestión grave que se dejó sin atender es el relacionado a las colonias que se encuentran a la margen derecha del río Grijalva, que forman parte del Municipio Centro de Villahermosa, ahí los sistemas de seguridad son bordos hechos de arcilla, y que sólo deberían servir como pasos de vehículos para darle mantenimiento, se han convertido en auténticas vialidades con paso continuo del transporte pesado y no están diseñados para eso. Son bordos para protección y se deben reparar anualmente para reparar posibles fracturas. Esto es un terrible descuido de las autoridades de los tres órdenes de gobierno.

Ha quedado constancia que obras de mantenimiento se dejaron de hacer, y se deben realizar cada año, como lo han indicado los expertos de la UNAM.

inundaciones en tabasco 2020
Imagen: 24 horas.

Cabe añadir un hecho igual de serio que ha sido el desmantelamiento de la Conagua, pues durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se despidió a casi todo el cuerpo técnico con amplia trayectoria y experiencia, y otros decidieron retirarse al enterarse de que les bajarían el salario.

Por ejemplo, la Gerencia de Atención a Emergencias, área especializada con 18 centros de atención que estaban bien equipadas aún en la época de Peña, y uno de los más importantes estaba en Tabasco, con maquinaria pesada, traxcavos, plantas potabilizadoras, bombas de alta capacidad… Esa gerencia ahora está anulada y sólo hay un subgerente sin presupuesto.

Obviamente todas las obras de mantenimiento y proyectos de infraestructura no se ha hecho nada ni en 2019 ni en lo que resta de 2020, y tampoco hay obras presupuestadas para el 2021. ¿Entonces cómo se pretende darle protección a la población? Tal parece que toda la atención sólo es para las obras de la refinería de Dos Bocas, proyecto insignia de este sexenio.

Y otro signo de la anarquía del crecimiento urbano se tiene en esta zona petrolera de Tabasco, en la que han proliferado, sin control, urbanizaciones muy precarias con servicios irregulares, con mucha pobreza y se ubican en zonas de inundación natural. Otra falla de los tres órdenes de gobierno.

Además, el propio presidente López Obrador desconoce la magnitud de las obras de dragado, pues recién informó que destinaría 200 millones de pesos para dragar el río Usumacinta (el más grande del país), y con esos recursos no se limpia ni una cuarta parte de su longitud. El dragado de un cuerpo de agua requiere de un plan maestro y con una gran partida presupuestal.

En relación con todo lo anterior, también es imprescindible considerar las condiciones naturales de la planicie de Tabasco, pues es uno de los sistemas más grandes hidrológicos del mundo en cuanto a volúmenes de descarga, ya que en la planicie baja se juntan los ríos Grijalva con el Usumacinta, y ahí se forma un sistema lagunario como los Pantanos de Centla. Con esto aflora otro problema que se le ha dejado crecer, y es que hay muchos habitantes en esa zona, que en lugar de utilizar un sistema de construcción con palafitos han aparecido conjuntos habitacionales.

amlo tabasco
Imagen: El Universal.

Y otro golpe más es la acción depredadora del hombre, que en casi 100 años arrasó con la selva tropical de Tabasco, el 90% de su superficie está destruida. Por eso cuando vienen los escurrimientos, que provienen desde las montañas de Guatemala, son más rápidos y provocan deslaves, y con ello la planicie tabasqueña se azolva.

Y qué ha pasado con el Comité Nacional de Grandes Presas (integrada por la Conagua, CFE, gobierno estatal y la Marina), que se supone debería de haber operado con oportunidad ante las intensas lluvias, pues simplemente no ha sabido operar, y por eso ahora se culpan Manuel Bartlett, titular de la CFE, y el gobernador de Tabasco, Adán Augusto, por las inundaciones.  

Indudablemente hay una gran responsabilidad de la Conagua con la estas inundaciones que han dejado a casi 175 mil damnificados y provocaron la muerte de 27 personas, pues ésta es la responsable del manejo de compuertas de las presas.

En suma, ante el desastre sólo vemos de las autoridades –en los tres niveles de gobierno–, falta de comunicación, incompetencia, descoordinación, omisiones, desconocimiento y el desmantelamiento técnico de la Conagua.

Sería muy conveniente que los investigadores del Instituto de Ingeniería de la UNAM, actualizaran la investigación de 2007 para ponerla al servicio de los tres órdenes de gobierno. Urge una luz en el tema; la academia tiene la palabra.


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