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¿Agua mágica?

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Las trágicas consecuencias del alcoholismo en mujeres embarazadas ya eran evidentes hace cientos de años. Cuando las indígenas de la tribu Lakota daban a luz, la habitación se impregnaba de un putrefacto olor a vino: el bebé había estado sumergido durante nueve meses en la placenta saturada de licor.

Los niños de la tribu Lakota nacían con ‘delirium tremens’. Fuertes convulsiones sacudían al recién nacido al cortar el cordón umbilical. Los sobrevivientes jamás serían niños normales: cerebros sin capacidad de retención, sin sentido común.  Ataques, espina dorsal desviada, dentadura doble, ojos vacíos, quijada abierta.

La tribu Lakota conoció lo que llamaría ‘agua mágica’ a través de cazadores europeos.  Los indígenas en Estados Unidos canjeaban pieles de visón por alcohol y otras baratijas.  El ‘elixir milagroso’ producía una efervescencia superior a la experimentada en la ‘Hanbleceya’, ritual religioso tradicional que producía alucinaciones después de muchas horas de danza ininterrumpida bajo el sol.

La ‘Hanbleceya’ se iniciaba en la pubertad. El Lakota permanecía varios días en soledad en el bosque sin ningún utensilio, arma o provisión para alimentarse o protegerse de los elementos.  Creía que, en estado de consciencia profunda producida por el temor, el ayuno y la sed, le sería revelado el rol que debería desempeñar en la comunidad: la iluminación sobre el sentido de su propia vida.  El alcohol, o ‘agua mágica’, parecía ofrecer una mayor euforia: una forma más eficaz de alterar la conciencia, y menos dolorosa.

Hanbleceya
Fotograma de ‘Dreamkeeper’, filme sobre un joven de la tribu Lakota, en la imagen Shane Chasing Horse (Eddie Spears) -izquierda- y Pete Chasing Horse (August Schellenberg) -derecha- (Tomado de: Medium).

La tribu adoptó la conducta escandalosa e irracional de los cazadores europeos.  El alcohol fue pervirtiendo a los indígenas: hombres, mujeres y niños. Mientras que la ‘Hanbleceya’ había resuelto para ellos durante siglos la contradicción de la existencia humana, el alcohol aumentaba la confusión de la vida al romper la delicada red de deberes y costumbres ancestrales. Cayeron por tierra las cuatro virtudes cardinales de los Lakota: generosidad, valentía, fortaleza e integridad moral.  Fueron substituidas por el juego, el robo y la prostitución. Eran comunes los suicidios, asesinatos, violaciones. Se hizo frecuente la desintegración familiar, la miseria y la dependencia.  El alcohol diezmaba a los indígenas en la misma proporción que la viruela: 19 morían, de cada 20.

Años después, totalmente derrotados por el ‘agua mágica’ -líquido aparentemente delicado que se evaporaba al sol- fueron recluidos en las llamadas ‘Reservaciones’, que para su estilo de vida seminómada fue devastador.  El ocio y las enormes cantidades disponibles de licor sofocaron la vida cultural y espiritual de los Lakota.  Perdieron el sentido de dignidad y el espíritu de lucha.

Los hombres engendraban a sus hijos en estado de ebriedad.  La leche de los biberones de los bebés era mezclada con alcohol “para que se durmieran”.  Las niñas jugaban a que “se emborrachaban los papás”, reproduciendo escenas de violencia con las muñecas.  Las mujeres se pasaban mejor las molestias del embarazo bebiendo. Habían olvidado el tradicional sagrado deber de la maternidad: cuidar con esmero la semilla de la vida, fecundada en el centro mismo del ser, milagro supremo de la Creación.

Olvidaron también el Ritual de la Fecundidad: “Yo recibo tus semillas en mí y velaré porque nada les falte para germinar.  Cuidaré mi mente, mi cuerpo y mi espíritu, las envolveré con amor y esperanza. Tus semillas de amor seguirán germinando, generación tras generación. Yo las recibo.  Sí.”

tribu
Mujer Lakota.

El polvo ha cubierto esas páginas trágicas de la historia, pero las terribles consecuencias perduran en los infortunados descendientes de los Lakota. Las estadísticas revelan que la tragedia del alcoholismo continúa: millones de hijos de alcohólicos nacen marcados por el FAS (Síndrome de Alcoholismo Fetal, por sus siglas en inglés).

Pudiera justificar a los Lakota el hecho de que ignoraban la relación entre alcohol y deformación fetal, pero, en la Era de la Informática, no hay excusa que puedan ofrecer los padres de hoy para engendrar hijos en estado de ebriedad.  No hay excusa para que una futura madre tome una o dos copas cuando conoce de antemano que cada gota de alcohol será almacenada en su cuerpo en la placenta y causará daños irreversibles a las células de su bebé en gestación.

Alcohol, drogas, tabaco: son substancias teratógenas (del griego ‘terrado’ y ‘genes’, “hacer monstruos”). Muchos padres y madres de hoy en todos los rincones del mundo olvidan cuidar con dedicación y esmero las semillas de vida.

No sólo de pan vivimos

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Al principio no lo quería. Era un gato huraño, desmañado. Pero el marido lo compró en una tienda de mascotas, muy exclusiva, por cierto, y un buen día llegó con él a casa. Ella estaba celosa del gato. Estaban solos en el mundo: su marido y ella no tenían hijos. Y ahora hasta se olvidaba de darle el beso y llegaba derechito a buscarlo con esa vocecilla cursi: “Sammy, Sammy, ¿dónde estás?” Pero el gato no lo pelaba. Todas las tardes traía algo nuevo para el felino: un peine, sales para su baño, una toalla especial, la canasta de arena “para sus necesidades”. Lo llevaba a vacunar, esterilizaba los cuencos en los que le daba leche. Y a ella se le olvidaba traerle flores.

Pero el Sammy fue ganándose un lugar en su corazón, poco a poquito. Y ella empezó a mimarlo cuando llegaba del trabajo. El Sammy rodeaba y ronroneaba en sus zapatos, no la dejaba caminar, le arañaba las medias… pero la miraba con unos preciosos ojos verdes de color mar. No podía resistir esa mirada; lo tomaba en brazos y, acariciándolo, lo mecía tiernamente.

El marido, en cambio, llegaba siempre con galletas, cereales, latas de proteína especiales para el felino. Una vez el Sammy le mordió la mano cuando servía su alimento. “Qué te pasa, Sammy” ¿Por qué le muerdes la mano a quien te da de comer? Resentía el amor que el felino mostraba a su esposa. Sentía celos de que la esperara cuando llegaba del trabajo, siempre meloso. Odiaba que ella platicara como un bebé, que lo meciera, que lo acariciara. ¿Por qué la prefería a ella si jamás le daba de comer?

Él había olvidado que no sólo de pan viven los gatos, que necesitan también caricias. Investigaciones aseguran que los animales domésticos acariciados por sus dueños, establecen un vínculo estrecho con ellos y observan una devolución y fidelidad conmovedora. Si una mascota es capaz de sentir esa necesidad de caricias, ¿qué sentirá un bebe prematuro solo, en la incubadora?

cariño y afecto
Foto: Baby Sitio.

En una conferencia médica sobre la importancia del tacto en el desarrollo del infante, en la que participaron neurofisiólogos, pediatras, antropólogos, sociólogos y psicólogos de todo el mundo, se llegó a la conclusión de que el tacto afecta a todo el organismo, a la cultura y a los individuos con quienes ésta entra en contacto.

“Es más fuerte que el contacto verbal y emocional, y afecta todo lo que hacemos. Ningún otro sentido tiene el poder del tacto; aunque tendemos a ignorar su importancia en el desarrollo humano, no sólo es básico y fundamental para la supervivencia de nuestra especie, sino que es la llave de la misma”.

El tacto es el más esencial de nuestros sentidos. Al nacer, es el primero que cobra vida y, generalmente, es el último en extinguirse. Mucho después que nuestros ojos nos abandonan, nuestras manos permanecen fieles. Uno de los recuerdos indelebles del subconsciente es la experiencia del bienestar y seguridad del infante en brazos de su madre. Otro, el gozo del pequeño retozando en el suelo sobre el torso de su padre.

Los estudios sobre el desarrollo emocional de los infantes muestran la importancia de que estos sean acariciados desde su nacimiento, y han producido un cambio definitivo en el cuidado de los niños prematuros. Lo mejor de la tecnología médica se une al color humano: entre sondas y aparatos, una mano cálida y afectuosa se abre paso para acariciar al recién nacido.

La ciencia ha reconocido la parte espiritual en la atención médica: la tremenda importancia del afecto y la abrumadora evidencia de sus beneficios. Hoy junto a cada incubadora, en los centros médicos avanzados, una persona adulta –sin importar edad o sexo-efectúa la terapia de caricia, tres veces al día, por quince minutos. Para muchos bebés una caricia marca la diferencia entre vivir y morir.

El Corazón Oculto

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Cuando lo llevaron al Departamento de Homicidios de la Inspección de Policía de Austin, Texas, Juan Cotero declaró: “Lo único que sé es que estamos produciendo jóvenes sin esperanza, sin futuro, sin dignidad. ¿Por qué nos sorprende que cometan crímenes por el solo hecho de matar el tiempo?”

Juan Cotero fue citado a declarar en relación con la muerte de su hijo Juan Javier, de 25 años, quien fuera secuestrado por dos adolescentes de 17 años mientras paseaba con su novia. Después de ‘divertirse’ con la chica, la amarraron a un árbol, robaron su auto, metieron en la cajuela a Juan Javier y lo lanzaron al Lago Town. Los secuestradores se ‘divirtieron’ con las burbujas mientras Juan moría ahogado.

¿Es inexplicable el comportamiento de estos jóvenes? Una nueva escuela de teólogos científicos trata de explicar el fenómeno. Pudiéramos considerar que la religión y la ciencia siempre han andado de pleito. Sin embargo, la nueva tendencia de los científicos es el reconocimiento y la reverencia ante el misterio del universo, mientras que, simultáneamente, coquetean con las implicaciones espirituales de la física y matemáticas contemporáneas.

universo
Galaxia Andrómeda.

Para Brian Swimme, teólogo, doctor y catedrático en Cosmología Matemática, el universo no es un rompecabezas o una ecuación, sino un misterio maravilloso que revela la presencia de Dios en todo y en cada momento. En escritos y videos describe el desarrollo del universo como un fascinante drama lleno de suspenso, valor, tragedia y celebración, que tuvo lugar en tiempos inmemoriales, muchísimo antes de que los seres humanos pudieran mantenerse erguidos para contemplar una puesta de sol. El trabajo de Swimme oscila entre dos polos: la reverencia y el asombro que el universo inspira, y el sentido de destrucción que la humanidad imprime al planeta Tierra.

En su último libro: El Corazón Oculto del Cosmos, Swimme dice: “Dios es el origen del universo, no sólo su nacimiento, sino que está presente en todas las instancias.  Dios es la realidad que sostiene y transforma el cosmos”.  Swimme argumenta que el consumismo se ha convertido en la religión más extendida en el mundo contemporáneo.  En cierto sentido es la ‘Cosmología Oficial’ difundida a todos los niños del planeta a través de los anuncios televisivos.

En Estados Unidos, afirma Swimme, el niño promedio ve más de 50,000 programas publicitarios antes de entrar a la escuela primaria -un considerable volumen de adoctrinamiento-. Llama a los publicistas, ‘los más sofisticados predicadores religiosos’. Swimme habla de la necesidad de contar de nuevo a las juventudes del mundo la historia del universo, su apasionante misterio, en lugar de promover el cuento del consumismo: “compra que compra, nunca termines”.

cosmos y universo
Brian Swimme como narrador en el proyecto documental ‘Journey of the Universe’ (Northcutt Productions).

El consumismo se basa en la suposición de que el cosmos está compuesto de objetos inertes y consumibles que pueden y deben ser explotados por los seres humanos. El consumismo se vuelve una prisión en cuyos muros y rejas se encuentran los artículos de promoción. El dedicar la vida a adquirirlos hace al ser humano su prisionero. Para la mayoría de los seres humanos, aún los más afluentes, este estilo de vida es insatisfactorio hasta la médula: vivir totalmente apartado de la fuente espiritual del ser es intolerable.  La pérdida del sentido de la vida busca escapes para huir del dolor existencial. El consumismo ofrece un remedio: las drogas y el alcohol. Swimme afirma que el humano es el más intrincado, profundo y peligroso ser de la creación. Por lo tanto, dice, nuestros jóvenes no deben ser ignorados. El ser humano es poderoso: la violencia característica de una persona vacía e insatisfecha es la otra cara de la creatividad.

El libro El Corazón Oculto del Cosmos es una llamada a los adultos de hoy a una reflexión profunda y provocativa.  Al ‘modernizarnos’ hemos lanzado a Dios fuera de la cultura, la ciencia, los hogares, e inclusive de muchas de nuestras iglesias.

¿Qué hemos puesto en su lugar?

¿Quién paga el precio de la democracia?

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Grecia celebró dos mil quinientos veinticinco años de haber dado a luz la idea de la democracia. Fue en 507 a. C. cuando los radicales atenienses espontáneamente se levantaron en armas y expulsaron tanto al tirano como al ejército de la vecina Esparta, que la mantenía en el poder.

En ese mismo instante los atenienses inventaron una forma de gobierno que inspiró de tal manera a los ciudadanos que no sólo dominaron el contraataque de Esparta, sino que hicieron de Atenas una gloriosa ciudad: la más próspera, culta y poderosa sobre la tierra.

Registra la historia de las civilizaciones que Atenas practicaba una democracia tan pura como ninguna otra ha existido jamás. Todos los ciudadanos tenían los mismos derechos. Era absoluta la libertad de expresión. La ley era la voluntad del pueblo. El poder rotaba entre los diversos partidos. Se consideraba sagrado el deber de votar, al grado que el día de elecciones los empleados acudían a ejercer su derecho al voto con la certeza de que recibirían su sueldo íntegro, de la misma manera que cuando eran requeridos como jurado en los tribunales de justicia.

Pero no todo era color de rosa.  La primera democracia no era para todos. Sólo los hombres nacidos en Atenas, de padre y madre atenienses, podían ser ciudadanos. A la mujer -nacida o no en Atenas- le era negada la ciudadanía, y no tenía ningún derecho. No se le permitía asistir a reuniones políticas, mucho menos participar en ellas.  Una mujer podía ser considerada diosa, pero jamás ciudadana. ¿Y qué decir de los esclavos?  Un esclavo era “incapaz de decir la verdad, excepto bajo tortura”. El trabajo bestial que desempeñaban los esclavos permitía a los encumbrados atenienses el suficiente ocio para refinar el concepto de libertad.

mujeres y democracia
Ilustración sobre el gineceo, espacio destinado a las mujeres en las grandes casas griegas (Tomada de: Clases Historia).

Si analizamos al pueblo ateniense a dos mil quinientos veinticinco años de distancia es obvio que tenía fallas considerables. Pero nadie puede negar que fueron los atenienses quienes concibieron la idea más poderosa en la historia política de la humanidad: la finalidad de todo gobierno no debe ser regir, sino servir al pueblo.

Kelístenes, el primer dirigente de la nueva democracia, abolió la nobleza: setecientas familias habían dominado la vida pública de Atenas desde tiempos inmemoriales. Luego creó diez tribus, a las cuales asignó tierra, jurisdicción y representación equitativa en el gobierno. Los cargos públicos eran por tiempo definido. Introdujo el voto secreto. Efectuaba purgas periódicas para mantener actualizada la lista de votantes. Pero después de doscientos años, la primera democracia mostró señales inequívocas de decadencia.

Un análisis reciente en una urna milenaria ha desentrañado pruebas de corrupción: mediante un sofisticado equipo se ha podido comprobar que catorce personas emitieron ciento noventa votos. El ocio y la vida licenciosa carcomieron los valores morales en los cuales se había sostenido la democracia. Los  votantes eran frágiles. Se dejaban enardecer por un buen orador sin escrúpulos: lo mismo votaban por desterrar a un héroe, como por declarar la guerra a supuestos enemigos. Habían caído en los delitos más nefastos de una democracia: la irreflexión y la irresponsabilidad.

En México hemos decidido tener voz en la determinación de nuestro destino, pero aún no hemos aprendido a respetar la pluralidad. Nos acostumbramos durante muchísimos años a ser conducidos por gobernantes impuestos, en cuyos hombros descansaba el futuro de los mexicanos, dada la muy particular y plenipotenciaria manera de gobernar tradicional en nuestro país.

mexicanos

Nuestro sistema gubernamental se enfrenta a una nueva realidad cambiante, dinámica, que le obliga a modernizarse, so pena de morir.  Llegó el día anhelado en que las elecciones han sido del pueblo. Sin embargo, no hemos saboreado aún los frutos de la democracia. La cultura constituye el núcleo mismo de la democracia al manejar la resolución de conflictos a través del diálogo y del consenso. Por lo tanto, la cultura es esencial para comprender y definir el conflicto, así como para resolverlo.

Las naciones que optan por un gobierno democrático pagan un precio muy alto en educación. La pluralidad lo exige. La educación es una defensa contra toda exageración social y política, aún religiosa: evita la violencia y disciplina a la persona a pensar antes de actuar.

El tomar con las manos las riendas del propio destino cuesta mucho: educación, disciplina y respeto. ¿Cuántos estamos dispuestos a pagar el precio de la democracia?

¿Verdad o mentira?

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Cuando los medios de comunicación están en manos de intereses personales, políticos o económicos, ¿quién nos asegura que las imágenes que nos presentan son fiel reflejo de la realidad?  Un mismo acontecimiento manejado por dos fuentes distintas es expresado en versiones completamente diferentes. Así que, ¿quién dice la verdad?

Hoy más que en ningún otro momento nuestras circunstancias exigen una evaluación. Todas las imágenes y datos recibidos hacen necesaria una conciencia crítica: descubrir qué se quiere decir, con qué intenciones se dice y, sobre todo, ¿quién lo dice?

Esto significa  entrenar la mente a que asuma una actitud reflexiva ante la información.  Está comprobado que una mentira puede dar media vuelta al mundo en menos tiempo en que la verdad tarda en atarse las cintas de los zapatos. Pero… ¿qué es verdad y qué es mentira? ¿Quién o quiénes proporcionan los datos? Acostumbramos pensar en términos de cierto o falso, en blanco o en negro. Sin embargo, entre lo blanco y lo negro hay muchos puntos intermedios, muchas tonalidades en gris.

Desde tiempos inmemoriales, la especie humana se ha dejado engañar por las apariencias. Cuentan que un día el Mal y la Mentira se tomaron de la mano y se fueron a bañar al mar. Allá encontraron -cabriolando sobre la espuma de las olas- al Bien y a la Verdad, entrelazados. Se reunieron para disfrutar de la espléndida mañana en las templadas aguas marinas bajo los rayos del sol y, mientras el Bien y la Verdad contemplaban arrobados los caprichosos dibujos de las nubes, el Mal y la Mentira -muy juntos- nadaron prestos a la playa, cambiaron de ropas para ir a pasear a la ciudad, ataviados de Bien y de Verdad. Desde entonces, la especie humana -influenciada por el ropaje y las apariencias- se deja engañar por el Mal, creyendo que es el Bien, y por la Mentira, confundiéndola con la Verdad.

Lo mismo sucede en nuestros días: justificamos la mentira -que se viste de diáfanos motivos- y condenamos la verdad, porque es molesta e incómoda. Justificamos la falsedad, diciéndonos que es lo conveniente, lo agradable, y además no nos compromete, y condenamos la verdad, porque implica responsabilidad personal. Exige también resolver nuestro futuro sin repetir la línea de pensamiento que originó el problema.

detectar mentiras
Imagen: AminoApps.

Para poseer una conciencia crítica es necesario aprender a leer la realidad, observarla  en su conjunto y en cada uno de sus detalles… y prever las consecuencias. Urge educar la percepción: cuestionar el cómo vemos, escuchamos y sentimos. Requiere la comprensión del sentido de los acontecimientos con el fin de hacer una apreciación sana, libre de prejuicios.

¿Texcoco o Santa Lucía?

No tenemos los datos ni los conocimientos necesarios para emitir un juicio. Escuchamos de diversas fuentes los pros y contras de las dos alternativas, pero, ¿estamos capacitados para comprender la complejidad de ambos proyectos? La congoja crece en nuestro interior, intensa y punzante. ¿Texcoco o Santa Lucía?

La tarea educativa por excelencia, ante la comunicación masiva de la televisión, cine, radio y prensa, consiste en formar personas que, una vez recibida la imagen, concepto o afirmación, sean capaces de entender su verdadero significado. Personas capacitadas para desenmarañar la madeja en la cual el bien, el mal, la verdad y la mentira suelen confundirse en caprichosos nudos.

Las nuevas generaciones han sido entrenadas a recibir impactos sensoriales fuertes y rápidos. A ser pasivas e imitadoras. Los medios de comunicación con frecuencia recurren al sensacionalismo, al impacto de la noticia, a la distorsión interesada de la realidad. Evitan temas cerebrales. La reflexión sobre los eventos que determinarán nuestro futuro como nación toma mucho tiempo, y el tiempo es oro. El espacio en los medios cuesta.

Percibir y reflexionar son actividades difíciles de practicar en nuestros días. Seducidos por la luz y el sonido dialogamos no con nuestra realidad, sino con símbolos e imágenes. Aceptamos pasivamente como verdad una parte de la realidad. Sólo una parte del todo.

La ignorancia de lo que se requiere, de lo que es necesario y urgente, de lo que se debe hacer, y de lo que se puede hacer, tanto en lo personal como en lo político, es la causa principal de las dificultades de nuestra nación en desarrollo. Aunque nuestro país es dueño de vastos recursos y tenemos acceso a mucha información, se nos dificulta procesarla para su mayor aprovechamiento.

Hemos dejado de construir nuestro propio bien, nuestra propia verdad.  Aceptamos la ‘verdad’ impuesta. Se nos olvida reflexionar.

¿Quién tiene la culpa?

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Cuidado cuando una persona soberbia ocupa un puesto público.  Experimenta un gozo desordenado: el poder de modificar las vidas de los ciudadanos. Hacer cambios que repercutirán en el futuro de la nación debe ser una experiencia embriagadora. Un momento que se sube a la cabeza, aunque los dolores vengan después.

Dicen que la soberbia intelectual es más gruesa que la coraza de un buque de guerra. Al principio es imperceptible: un simple aleteo que acrecienta la seguridad en sí mismo y agiganta la autoestima. Poco a poco, va cobrando fuerza hasta convertirse en una pasión arrolladora más fuerte que el amor o el odio. Se instala en el cerebro y en el corazón con sus poderosas tenazas, es tal su fuerza que oscurece la mente, robándole toda objetividad. El orgullo y apetito desordenado de la propia excelencia, el exceso de pompa, y la excesiva estimación de las propias cualidades e ideas con menosprecio de las de los demás, son sólo algunas de sus manifestaciones.

Antes de convertirse en Satanás, se llamaba Luzbel. De extraordinaria belleza e inteligencia era el príncipe de los ángeles. Dicen las Sagradas Escrituras que Luzbel y algunos de los ángeles, espíritus puros dotados de una inteligencia más aguda y facultades superiores a las de los seres humanos, un día se sintieron como dioses y se rebelaron contra el Creador. Desde entonces, Luzbel dejó de ser ángel y su nombre fue cambiado por el de Lucifer o Satanás.  A partir de ahí, la soberbia ha sido el principio de todo pecado. El relato de Adán y Eva en el Paraíso, donde comieron la fruta prohibida del árbol del Bien y del Mal, desobedeciendo el mandato de Dios habla de quienes, a semejanza de los ángeles, se dejan morder por la serpiente de la soberbia, y tratan de actuar como dioses.

La persona soberbia llama sabiduría a lo que ella sabe, e ignorancia a lo que saben los demás. Habla con prepotencia porque ignora la realidad: no la conoce porque es superficial, juzga los hechos sin profundizar. Pega la nariz a la pared y no ve lo que hay tras ella.

vigilar y castigar
Imagen tomada de: Artículo ‘El panóptico digital: nuevas formas de ver’ para IberCiencia, autora: Adriana Larramendi.

En realidad, el poder es una alucinación.  Lo que se tiene no es precisamente el poder sino la autoridad.  El poder implica la capacidad y la posibilidad de realizar lo que se planea.  La autoridad, en cambio, significa que se puede MANDAR para que se haga lo que se ha planeado.  El tiempo y los medios que la orden toma para filtrarse hasta los ciudadanos le resta gran parte de su fuerza y también de su sentido.  Las órdenes dependen de otros para su ejecución.  La autoridad es limitada y las fórmulas son estrechas, incapaces de contener y de remediar la agonía de un pueblo en crisis.

Si el gobernante se instala en un pedestal, difícilmente encontrará quién se atreva a acercarse a él con la verdad o con información que él no desee oír, porque sería tanto como reconocer un error o un fracaso en su gobierno.  Y errores o fracasos jamás son reconocidos por una persona soberbia.

Los que estamos muy lejos del poder gustamos de crear ídolos de nuestros gobernantes. Somos responsables de convertir en tiranos a nuestros líderes: las alabanzas de las multitudes suelen hacer un pastor soberbio de un rebaño sin rostro. Los grandes hombres y mujeres pueden ser en ocasiones peligrosos. Cuando sus sueños fallan, los entierran bajo las cenizas de las ciudades de aquellas muchedumbres que otrora los vitorearon.

La pluralidad que recién estrenamos confirma que es difícil vivir en la arena política y hacer funcionar un gobierno democrático.  A menudo, se es tentado hacia alguna forma de dictadura o manipulación: el consenso implica mucho tiempo, costo, reflexión y respeto. Sin embargo, aunque parezca paradójico, el gobierno democrático requiere -entre otras cosas- fuertes dosis de humildad. Ser humildes para reconocer errores y modificar el rumbo. Humildad para aceptar puntos de vista de otros que resuelvan mejor los problemas.  Humildad para trabajar en equipo y dejar para la historia el gobierno de un solo hombre, de un semidiós.

El gobierno democrático requiere de líderes convencidos de que el fin de toda actividad política debe ser asegurar el bien común. El Paraíso de la Democracia suele perderse cuando se es mordido por la serpiente de la soberbia. Y la soberbia puede anidar hasta en las alas de los ángeles.

Cinco cosas sobre tecnología que no debemos olvidar

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Muchos tratan de explicar cómo se producen los cambios en la vida social ocasionados por las innovaciones tecnológicas. Algunos las apoyan y las justifican, otros las critican. Por lo general, los argumentos a favor o en contra no consideran el costo, el beneficio, el impacto al medio ambiente, los riesgos de salud y seguridad pública que éstas entrañan.

¿Cuántos puestos de trabajo se crearán a partir de estas innovaciones? ¿Cuántas ganancias resultarán? ¿A qué sector de la población beneficiará? ¿A cuántos perjudicará? En el renglón de salud, ¿cuántos cánceres y otras enfermedades producirá?

Neil Postman, director del Departamento de Cultura y Comunicación de la Universidad de Nueva York, sociólogo, comunicólogo y analista crítico de los medios, plantea cinco cosas que necesitamos saber acerca de cualquier cambio tecnológico:

  1. Para cada ventaja que una nueva tecnología ofrece, existe siempre la desventaja correspondiente. La cultura, inevitablemente, paga un precio por la tecnología.
  2. Las ventajas y desventajas de la tecnología nunca están distribuidas equitativamente entre la población. Específicamente, ¿quién se beneficia con el desarrollo de una nueva tecnología? ¿Cuáles grupos de poder? ¿Cuántas personas? ¿Qué tipo de industria será favorecida? ¿Cuáles grupos de personas serán afectados en consecuencia? ¿A quién le dará poder? ¿A quién se lo quitará? La tecnología favorece a algunos y perjudica a otros. Siempre hay ganadores y perdedores.
  3. Cada nueva tecnología lleva incorporada una idea poderosa; a veces dos o tres ideas ocultas a nuestra vista porque son de una naturaleza algo abstracta. Eso no significa que no tenga consecuencias. Puede ser que una persona valore la información, no el conocimiento y, ciertamente, no la sabiduría. En la era de la tecnología el concepto de sabiduría podría terminar por desvanecerse. ¿Cómo influye en nuestra mente la nueva tecnología? ¿Cómo afecta nuestros sentidos? ¿Cómo codifica el mundo? ¿Cuáles de nuestros sentidos amplifica y cuáles de nuestras tendencias emocionales e intelectuales ignora?
  4. La innovación tecnológica no sólo agrega algo, sino que cambia todo. Debemos ser cautos frente a las innovaciones tecnológicas: las consecuencias son siempre vastas, a menudo impredecibles, y ampliamente irreversibles.
  5. Los medios tienden a volverse “míticos”, que es la tendencia común de pensar en nuestras creaciones tecnológicas como si fueran dadas por Dios; o como si fueran parte del orden natural de las cosas. La televisión, películas, videos, periódicos, han alcanzado un estatus mítico, no como un producto dentro de un contexto político e histórico específico. Cuando una tecnología se vuelve mítica es siempre peligrosa, porque es aceptada tal cual y, por consiguiente, no es fácilmente susceptible a modificación o control. Y en cada gran innovación tecnológica existe incorporado un prejuicio de los conocimientos científicos, políticos y sociales.
educador
Neil Postman (1931 – 2003).

Un factor muy importante es el considerar si la nueva tecnología mejorará o afectará la calidad de vida, sobre todo en el ambiente familiar. Un video muestra a un bebé de escasos meses jugando con el celular de su madre mientras ella efectúa sus labores domésticas. Cuando trata de rescatar su celular, el bebé se torna rabioso a más no poder. No cesa de gritar, patalear y sollozar por varios minutos. La madre le regresa el celular y el bebé calla como por arte de magia. Con su minúsculo dedito empieza a presionar los botones del aparato, se ríe y empieza a jugar de nuevo.

¿Estaremos condenados a sentarnos a la mesa de la cocina con nuestros hijos y nietos en silencio mientras cada uno envía mensajitos a amigos y compañeros con celulares cada vez más sofisticados? Es grandioso el poder comunicarte con ellos con la facilidad que proporcionan los nuevos celulares y el Facebook, pero, ¿qué pasa con la intimidad familiar? ¿Con las pláticas sabrosas junto a la estufa?

El punto central es cómo pueden hacerse las elecciones sobre adquisición de innovaciones tecnológicas teniendo presentes las consecuencias trascendentales que afectarán la calidad de vida.

Pero el mundo gira y no se detiene; las innovaciones continuarán, está en cada persona darse el tiempo y el entusiasmo de conservar el patrimonio heredado y, de alguna manera, transmitirlo a las nuevas generaciones.

Cuán sencillo era ‘tener certeza’ de algo; tomar nuestras propias decisiones. Hoy padecemos el temor recurrente de que alguien, con más conocimiento y astucia tecnológica, ya decidió por nosotros.

¿Paciencia?

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Dicen que la paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces. ¿Paciencia? Paciencia hemos tenido los mexicanos por varios siglos. En México tanto la raíz como sus frutos han sido amargos para la gran mayoría.

Hemos escuchado por ahí que nunca se debe gatear cuando se tiene el impulso de volar. Sí, volar. Tenemos alas. No tomemos en cuenta la profundidad de nuestra caída, sino mejor precisemos con qué hemos tropezado. ¿Ignorancia? ¿Valemadrismo? ¿Miedo?

El valor no es la ausencia de miedo, sino la habilidad de cada persona para enfrentarlo. Son difíciles los tiempos que vivimos, ciertamente, pero no esperemos una oportunidad, sino salgamos a buscarla. Nadie puede volver atrás y enmendar el pasado, pero cualquiera puede empezar hoy y crear un nuevo final.

Se afirma que no es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma. Los chicos necesitan modelos, anhelan héroes que estimulen las fibras más sensibles de su ser.  Los jóvenes se encuentran desesperanzados, perdidos, sin brújula en la selva del mundo de los adultos, cada vez más siniestro. La necesidad de transgredir se incrementa en ellos cuando les es difícil identificarse con la hipocresía de los adultos: cuando les decimos una cosa y hacemos otra; cuando son unas nuestras creencias y otros nuestros afanes. Cuando separamos la fe religiosa de nuestros actos cotidianos. Cuando reprobamos la conducta de la juventud y no reparamos en que hemos alimentado a las nuevas generaciones con el veneno de la violencia.

¿Paciencia? Sí, paciencia para enseñar a cerebros perezosos, saturados de imágenes sádicas, desenfrenadas, que ofrecemos a diario en series y películas. Sus almas están sedientas de ideales, de héroes, de actos generosos. Ese sí es un enorme reto; no requiere paciencia para soportar nuestra desventura, sino compromiso para remediarlo.

paciencia
Imagen: Revista Vive.

La educación no cambia al mundo, sino a las personas que van a cambiar el mundo. La dignidad del maestro es un regalo para la sociedad, un estímulo para la familia, una bendición para los alumnos. Educar es un arte, y quien educa es un artista: pulir, cincelar y diseñar con paciencia y tolerancia las habilidades de cada alumno para hacer de ellos una obra de arte universal. “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.” (Proverbio hindú).

Si penetramos bajo la embravecida superficie de nuestro presente descubriremos que la gigantesca ola de cambio ya está golpeando nuestras vidas, lo cual provoca conflicto y tensión a nuestro alrededor en todos los campos, desde la vida personal hasta la política. Pero también puede hacer posible distinguir aquellas innovaciones que son meramente cosméticas -sólo por encimita- o aquellas que son las verdaderas ideas luz en que la pregunta correcta suele ser más importante que la respuesta correcta a la pregunta equivocada. Mantener a un país en la ignorancia y en la confusión es una forma de esclavitud.

La meta es lograr un acuerdo democrático que suministre respuestas, y plantee también muchas preguntas nuevas. Conceder, incluso a los adversarios, la posibilidad de verdad parcial, y a uno mismo, la posibilidad de error. Lo mejor de tocar fondo es que ya no podemos caer más… a partir de entonces sólo nos queda subir.

En una época de explosivos cambios en que se formulan las más amplias preguntas acerca de nuestro futuro como nación, las preguntas no son una simple cuestión de curiosidad intelectual. Son una cuestión de supervivencia.

Las promesas significan todo, pero cuando no se cumplen, las disculpas y las excusas no significan nada.