Pensar en el futuro

El Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial

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Se realizó la reunión número 50 del Foro Económico Mundial en Davos. De igual forma, se publicó en Londres, el 15 de enero de 2020, las principales conclusiones del Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés, World Economic Forum).

En este Informe se señala que las graves amenazas al clima representan los principales riesgos a largo plazo, pero que las “confrontaciones económicas”, y la “polarización política interna” son los riesgos más importantes para el 2020. El Informe añade que la agitación geopolítica y el retroceso del multilateralismo amenazan la capacidad de todos para hacer frente a los riesgos globales compartidos. Asimismo, se agrega que si no se atiende con carácter urgente la resolución de las divisiones sociales y a la promoción de un crecimiento económico sostenible, los líderes no pueden abordar sistemáticamente amenazas como la crisis climática o las amenazas a la biodiversidad.

La polarización económica y política aumentará este año. La colaboración entre los líderes mundiales, las empresas y los responsables de formular políticas es más necesaria que nunca para detener las graves amenazas al clima, el medio ambiente, la salud pública y los sistemas tecnológicos.

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Imagen: Directivos y empresas.

El Informe advierte que este año se incrementarán las divisiones nacionales e internacionales y la desaceleración económica. Se consultó a más de 750 expertos y responsables de la toma de decisiones a nivel mundial para que clasificaran sus mayores preocupaciones en términos de probabilidad e impacto y el 78% señaló que espera que las “confrontaciones económicas” y la “polarización política interna” aumenten en 2020.

Este Informe elaborado en colaboración con Marsh & McLennan y “Zurich Insurance Group”, destaca la necesidad de establecer objetivos de protección de la Tierra y de impulso de las economías, y que las empresas eviten los riesgos de pérdidas futuras potencialmente desastrosas, ajustándose a objetivos que tengan fundamento científico.

Por primera vez en diez años de la encuesta, los cinco principales riesgos globales en términos de probabilidad son todos de carácter ambiental:

1. Fenómenos meteorológicos extremos con grandes daños a la propiedad, la infraestructura y la pérdida de vidas humanas;
2. Fracaso de los gobiernos y las empresas en la mitigación y adaptación al cambio climático;
3. Daños y catástrofes ambientales provocados por el ser humano, incluidos los delitos ambientales, como los derrames de petróleo y la contaminación radiactiva;
4. Pérdida de biodiversidad grave y colapso de los ecosistemas (terrestres o marinos) con consecuencias irreversibles para el medio ambiente, lo que resulta en un grave agotamiento de los recursos tanto para la humanidad como para las industrias;
5. Catástrofes naturales graves como terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas y tormentas geomagnéticas.

Se añade que las partes interesadas se deben adaptar al cambio de poder de la época actual y a las turbulencias geopolíticas, sin dejar de prepararse para el futuro. El tiempo se agota para abordar algunos de los desafíos económicos, ambientales y tecnológicos más apremiantes.

Presidente del Foro Economico Mundial
Børge Brende, Presidente del Foro Económico Mundial.

Børge Brende, Presidente del Foro Económico Mundial, planteó que el panorama político está polarizado, el nivel del mar está subiendo y los incendios climáticos se encuentran ardiendo. Éste es el año en que los líderes mundiales deben trabajar con todos los sectores de la sociedad para restaurar y revitalizar nuestros sistemas de cooperación, no sólo para obtener beneficios a corto plazo sino para hacer frente a nuestros riesgos de fondo. Además, el Informe de este año se centra en los impactos de la creciente desigualdad, las brechas en la gobernanza de la tecnología y los sistemas sanitarios bajo presión.

Como uno de los múltiples temas que contiene el Informe se señala que la actividad humana ya ha causado la pérdida del 83% de todos los mamíferos silvestres y la mitad de las plantas que son la base de nuestros sistemas alimentarios y sanitarios. Peter Giger, Director de Riesgos “Zurich Insurance Group” advirtió sobre la necesidad urgente de adaptarse más rápidamente para evitar mayores e irreversibles impactos de cambio climático y de trabajar más para proteger la biodiversidad del planeta. Añade que los ecosistemas biológicamente diversos capturan cantidades enormes de carbono y proporcionan beneficios económicos que se estiman en el equivalente al PIB de Estados Unidos y China juntos.

Las empresas y los responsables de formular políticas se deben apresurar para transitar a una economía con bajas emisiones de carbono y a modelos de negocios más sostenibles.

En suma, debemos tomar decisiones de fondo sobre nuestros esquemas de producción y consumo en todo el mundo.

El Informe de Riesgos Globales 2020 se elaboró con el apoyo de la Junta Asesora de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial. Colaboran Marsh & McLennan y “Zurich Insurance Group”, y sus asesores académicos en la “Oxford Martin School” de la Universidad de Oxford, la Universidad Nacional de Singapur y el “Wharton Risk Management and Decision Processes Center” de la Universidad de Pensilvania.

Mensaje del Club de Roma en el Foro Económico Mundial de Davos 2020

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Ha dado inicio la edición correspondiente al 2020 del Foro Económico Mundial que cada año se celebra en Davos, Suiza. Este Foro que reúne a las élites políticas y económicas del mundo y cuyas consideraciones y conclusiones marcan, en buena medida, la agenda global, tendrá este año al cambio climático como uno de los temas centrales de su agenda.

Sandrine Dixson-Declève, co-presidenta del Club de Roma, tendrá una importante participación en este Foro. Algunas de las ideas centrales de su presentación son las siguientes: mientras que la política continúa paralizando los esfuerzos para combatir la emergencia planetaria que significa el cambio climático, la ciencia sigue siendo tan inequívoca e irrefutable como siempre. Ya hemos cruzado varios “puntos de inflexión” en los sistemas de la Tierra; umbrales vitales más allá de los cuales se producirán consecuencias irreversibles y catastróficas para toda la vida en nuestro planeta. Añade que los impactos del cambio climático y la destrucción ecológica son más graves y se manifiestan antes de lo que muchas predicciones científicas habían previsto. Debemos actuar de inmediato para evitar que los riesgos alcancen una etapa crítica.

Durante 10,000 años la civilización humana creció y prosperó debido a la estabilidad climática de la Tierra y a su diversidad biológica.

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Imagen: Reuters.

Desde la Revolución industrial del siglo XVIII los ecosistemas terrestres y oceánicos han absorbido cerca de la mitad de todas las emisiones de la quema de combustibles fósiles. Esto es debido a que el clima y los ecosistemas naturales que los regulan y toda la vida en la tierra están interconectados. De hecho, la diversidad de las especies y la integridad de los ecosistemas tienen un papel fundamental en la regulación del clima, los ciclos del agua, el secuestro del carbono y la producción de alimentos. Sin la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) ya habríamos superado los 2°C de calentamiento, con consecuencias desastrosas.

Es un hecho que no sabemos cómo reconstruir la criósfera, el ciclo hidrológico, las selvas tropicales, los arrecifes de coral y otros sistemas de soporte vital de la Tierra.

Nuestros patrones de crecimiento económico, desarrollo, producción y consumo están empujando los sistemas de soporte vital de la Tierra más allá de sus límites naturales. Dependemos fundamentalmente de estos ecosistemas, pero somos nosotros los impulsores de su destrucción. Somos nosotros los que estamos empujando los sistemas que sostienen la Tierra más allá de sus límites planetarios. Estamos causando severos cambios en los patrones climáticos y provocando una destrucción incalculable en forma de incendios forestales desde el Amazonas hasta Australia y tormentas violentas desde Mozambique hasta Barbados. La mayoría de los gobiernos y las corporaciones continúan en la negación de los hechos, pero los riesgos de colapso se intensifican. En suma, éste es el mayor riesgo existencial que enfrenta la civilización humana moderna.

Nuestras formas de consumo y crecimiento no sólo destruyen los ecosistemas, sino que también han creado puntos críticos socioeconómicos graves y una mayor desigualdad tanto en las economías maduras como en las emergentes. Debemos abordar con urgencia los riesgos climáticos y la biodiversidad, así como construir nuevos sistemas económicos, sociales y financieros que fomenten el bienestar y la regeneración de la naturaleza.

emergencia y foro climatico
Imagen: NBC News.

Ante esta situación, el Club de Roma presenta el Plan de Emergencia Planetaria el cual propone una nueva ruta para recorrer a partir del 2020, un año crítico para la acción de políticas internacionales con decisiones clave para el cambio climático, la biodiversidad, los océanos, los objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, entre otros temas fundamentales. El Plan exige la implementación de los compromisos para salvaguardar y restaurar nuestros bienes comunes globales, desde detener el declive de los ecosistemas críticos terrestres y oceánicos hasta proporcionar mecanismos financieros para cambiar a prácticas regenerativas de uso de la tierra. También se destaca la necesidad de un nuevo Fondo de Emergencia Planetaria multilateral para abordar rápidamente elementos de la crisis, frente a impactos inevitables. Se describen también 10 palancas clave para transformar los sistemas de energía, cambiar a una economía circular y garantizar una sociedad justa y equitativa fundada en el bienestar humano y ecológico.

El Plan de Emergencia Planetaria llega en un momento crucial, en el que el mundo debe cambiar el rumbo, evitar el desastre inminente y optar por una profunda transformación.

Por su parte, para el Foro Económico Mundial el cambio climático plantea una amenaza urgente que exige una acción decisiva. El Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial continúa clasificando estas amenazas ambientales en la parte superior de su lista.

La Iniciativa Climática del Foro Económico Mundial apoya la ampliación y aceleración de la acción climática global a través de la colaboración de los sectores público y privado.

Los retos globales para 2020

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El año que comienza es crucial para el futuro global. No me referiré a la compleja coyuntura que se vive a nivel internacional derivada de la creciente tensión entre los Estados Unidos e Irán, sino a algunos de los retos estructurales que amenazan el futuro de la civilización contemporánea y de la humanidad misma. En primer término, a los derivados de la creciente destrucción de la naturaleza y el ambiente; asimismo a los de carácter social por la persistencia de la pobreza y de la desigualdad en varias regiones en el mundo y, por último, al retroceso que se vive en varios países por la pérdida de la calidad de la democracia, el Estado de derecho y las fallas en cuanto al respeto a los derechos humanos.

La humanidad vive una situación inédita en su historia debido a la progresiva y acelerada destrucción de la naturaleza, la sobreexplotación de los recursos naturales, el Cambio Climático de origen antropocéntrico y las tensiones sociales crecientes en un contexto de un aún muy elevado crecimiento demográfico. En los próximos 30 años, la población mundial aumentará en 2,300 millones de personas, para pasar de los actuales casi 7,700 millones de seres humanos a 10,000 millones en 2050, con un marcado envejecimiento de la población.

Es cierto que vivimos una etapa inédita por el progreso y el bienestar de buena parte de la población mundial, pero también vivimos en un mundo lleno de enormes contradicciones, que se dan en el momento del mayor desarrollo científico y tecnológico de la historia. Nunca antes tanta gente había salido de la pobreza, pero hay que precisar que es el caso de los países del área Asia-Pacífico. Sin embargo, también es cierto que, en casi todo el mundo los avances tecnológicos han permitido resolver problemas ancestrales y mejorar el nivel de vida de muchas personas.

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Imagen: Pinterest.

A pesar de esta situación, la pobreza y la desigualdad persisten en muchos países. De la población actual de casi 7,700 millones de personas, más de la mitad, cerca de 4,000 millones viven en situaciones de extrema tensión por hambre, pobreza, migraciones, el cambio climático, guerra civiles e internacionales. Además, la desigualdad se ha disparado, a nivel global, aún en países miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Frente a esta situación, la ONU aprobó la Agenda 2030: “Los Objetivos del Desarrollo Sostenible”. Estos 17 objetivos que la comunidad internacional organizada se comprometió a lograr dentro de diez años van desde la erradicación del hambre y de la pobreza extrema hasta el combate al Cambio Climático. Estos objetivos son el resultado del consenso internacional y conllevan un ajuste de fondo de las formas de lograr el crecimiento y el desarrollo; de los esquemas de producción y consumo. El año 2020 es crucial para evaluar si podremos llegar a las metas comprometidas.

Pero aún si se logran avances en la materia, la amenaza del Cambio Climático genera riesgos crecientes para la economía y la sociedad globales. El Acuerdo de París, suscrito en diciembre de 2015, fue la culminación de un largo proceso internacional para detener el fenómeno del Cambio Climático, uno de los mayores riegos de la humanidad. Las medidas para lograr que el calentamiento global no rebase los 2°C y de preferencia 1.5°C, cuantificados desde la época pre-industrial para evitar riesgos catastróficos, resultan insuficientes. Además, todo parece indicar que el aumento de la temperatura media del planeta será de al menos 3°C con graves consecuencias en todos los órdenes de la vida social y económica.

La Cumbre de Madrid sobre el Cambio Climático, de diciembre de 2019 no logró conclusiones concretas para instrumentar el Acuerdo de París. En este sentido, es fundamental fortalecer los esfuerzos de los gobiernos nacionales, estatales, de las ciudades, de las empresas y de la sociedad civil para lograr cumplir con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y con el Acuerdo de París de 2015.

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Ilustración: Media Matters of America.

Desde mi perspectiva es fundamental entender que vivimos un cambio de época, no solamente una época de cambios. Las crisis políticas y sociales se suceden unas tras otras en muchas regiones en el mundo porque seguimos aplicando ideologías, teorías y creencias pensadas para un mundo vacío cuando estamos en un mundo lleno, saturado.

Vivimos en la era del antropoceno, en la cual el hombre es capaz de controlar todos los acontecimientos, incluso la composición biogeoquímica de la Tierra. Aún es tiempo de salvar el planeta y de construir un futuro próspero para todos, pero para lograrlo es necesario desvincular la generación del ingreso y de la riqueza de la destrucción de la naturaleza y de la sobreexplotación de sus recursos. Es necesario impulsar una nueva agricultura, promover la transición energética, en suma, actuar en numerosos ámbitos. Es necesario actuar en lo global y en lo específico.

La ciencia y la tecnología nos permiten articular la solución a los problemas que enfrentamos, pero se estrellan con frecuencia con las redes de intereses creados. En este contexto de búsqueda de soluciones debemos preservar, en todo momento, el respeto a los derechos y las libertades fundamentales, el Estado democrático de derecho y la defensa de la dignidad de la persona humana.

Debemos actuar de inmediato porque el tiempo se agota. No se trata de enviar mensajes apocalípticos, sino de atender a los llamados que nos da la ciencia. Es necesario actuar contra la desinformación de grupos que pretenden imponer los intereses particulares sobre el interés general de la población porque está en riesgo el futuro de todos. El año 2020 es crucial para el futuro global.

La Cumbre de Madrid sobre el clima

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La Cumbre de Madrid sobre el clima, que se celebra actualmente en la capital española, manifiesta una vez más, la grave situación que se vive a nivel global y que pone en riesgo el futuro de la humanidad. Además, deja claro que se enfrentan enormes obstáculos políticos para lograr controlar esta situación.

Esta cumbre ha visto enormes dificultades desde su preparación. Para la celebración de la misma primero se ofreció Brasil, pero con la llegada a la presidencia de Jair Bolsonaro se canceló esa opción. Después Chile tomó esa responsabilidad, sin embargo, a raíz de las protestas sociales que han generado una profunda crisis política, el gobierno de Sebastián Piñera declinó esa responsabilidad por lo que finalmente se organizó en España.

Esta cumbre se celebra del 2 al 13 de diciembre. Están representados 196 países y cuenta con la asistencia de 50 Jefes de Estado y de Gobierno.

El referente de la Cumbre es el Acuerdo de París suscrito en 2015, el cual establece como meta global que el aumento de la temperatura media del planeta no supere al final del siglo XXI los dos grados centígrados respecto de los niveles de la época preindustrial y de preferencia que no rebase los 1.5 grados. Ése es el límite que establece la ciencia para evitar efectos catastróficos de un calentamiento que ya no se puede revertir. Para lograrlo, es necesario que los países reduzcan de 3 a 5 veces más sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

cumbre de madrid
Ilustración Sarah Grillo.

Esta Cumbre tiene dos objetivos. Uno político que consiste en que los países y las empresas tengan metas mucho más ambiciosas en reducciones de GEI. Se trata de alcanzar la neutralidad de las emisiones para 2050. Esto significa que no se emita más CO2 del que la naturaleza pueda absorber, con una población, en 2050, de 10 mil millones de personas.

El otro objetivo es de carácter técnico y está previsto en el artículo 6 del Acuerdo de París, el cual consiste en regular los intercambios de emisiones entre países y empresas.

La necesaria reducción de emisiones de GEI, derivadas principalmente del uso de energía de origen fósil, como el carbón y los hidrocarburos, enfrenta graves obstáculos. El gobierno de Trump decidió retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, pero es alentador que a esta Cumbre de Madrid asistió Nancy Pelosi, la líder demócrata de la Cámara de Representantes. Además, varios estados, ciudades y empresas de la Unión Americana están comprometidos con este esfuerzo para salvar al planeta. Por su parte, China permanece dentro del Acuerdo, pero no se compromete a hacer recortes drásticos de sus emisiones, a pesar de que representa el 26% de las mismas a nivel global y Rusia aún no ha presentado su plan de reducción de emisiones de GEI.

decadencia de planeta
Ilustración: ROL Science.

La única región del mundo que está tomando en serio este grave problema es Europa. La Comisión Europea ya tiene en marcha su “New Green Deal”, el Banco Europeo de Inversiones se centrará en financiar proyectos verdes y Christine Lagarde anunció que el Banco Central Europeo incluirá criterios ambientales en las compras de deuda. Además, el parlamento europeo declaró que se vive una emergencia climática.

Cabe referir que África es el continente que menos emisiones genera y es el que sufre mayores consecuencias con graves desastres humanitarios, afectaciones a la agricultura, la alimentación, la salud y millones de desplazados por causas climáticas.

Son cada vez más evidentes los efectos del Cambio Climático de origen antropocéntrico, variables como la temperatura y el incremento del nivel del mar han batido récords en los últimos años. Hay un aumento substancial de los fenómenos extremos como olas de calor, lluvias torrenciales, inundaciones y sequías en muchas regiones en el mundo. Alrededor del 75% del medio ambiente terrestre y 40% del marino se hallan gravemente afectados. Está en curso la sexta extinción masiva de la biodiversidad, y ahora por causas humanas. Actuar para combatir el Cambio Climático es una responsabilidad de todos.

Hacia un nuevo paradigma del desarrollo global

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En medio de las turbulencias políticas en varias regiones del mundo, entre ellas, en América Latina y ante el riesgo de una recesión económica global, es oportuno reflexionar sobre la necesidad de un cambio de paradigma sobre el desarrollo global. Las actuales estructuras políticas y económicas parecen claramente rebasadas para la solución de la problemática contemporánea y para enfrentar los retos que nos depara el futuro tanto en el corto como en el largo plazo.

Por ese motivo quiero traer a la atención del lector el último informe presentado al Club de Roma, que recientemente se publicó en español: “Come on! Capitalismo, cortoplacismo, población y destrucción del planeta”. Señalo que es oportuno comentarlo nuevamente porque ya efectué un comentario en estas páginas cuando se publicó hace unos meses en inglés.

Estoy convencido de que este libro es de enorme trascendencia para el análisis y la solución de la problemática global. El Club de Roma cumplió recientemente 50 años de su fundación. El informe contenido en este libro se inscribe en la tradición de los más importantes reportes que ha patrocinado el Club de Roma como lo fue “Los límites del crecimiento”  o más tarde “La primera revolución global”. Es un texto en el que se reitera la tradición del enfoque transdisciplinario, multisectorial, para lograr una visión holística, global, y sobre todo de largo plazo.

El Club de Roma ha publicado numerosos informes, muchos de ellos en el plano de la prospectiva y de los estudios de futuro, pero este reporte está inscrito más en el campo de la reflexión. El contenido es una propuesta de análisis sobre el presente y el futuro, sobre la situación que tiene el mundo y las causas que nos llevaron al actual estado de cosas, así como las propuestas de soluciones en la problemática global. Se trata de salvar al planeta, nuestra casa común, pero también vencer los desequilibrios que nos hacen habitar en un mundo tan desigual y por lo mismo tan inestable.

El libro pone en manos del lector la agenda global contemporánea y plantea con claridad los retos que deberá enfrentar la humanidad en el siglo XXI. Pero sobre todo, señala su confianza en que el ser humano sabrá superar los obstáculos que se le presenten.

Problemas sociales.
Ilustración: Stuart McReath.

El mundo vive un profundo cambio de época en todos los sentidos, como la inestabilidad política internacional, el crecimiento demográfico global, la nueva composición de la población con el envejecimiento de la misma, la cuarta transformación tecnológica- industrial que modificará muchos aspectos de la vida económica y social, pero enfrenta particularmente la acelerada destrucción de la naturaleza y el ambiente, del cual el cambio climático es una expresión, así como la sobreexplotación, con frecuencia hasta su agotamiento de los recursos naturales en un mundo finito.

La inestabilidad política internacional está relacionada con el hecho de que, de la actual población mundial, que alcanza casi 7,700 millones de personas, alrededor de 4,000 mil millones, esto es, más de la mitad, viven en situaciones extremas de diverso tipo, entre los que se incluyen conflictos bélicos, tiranías, sequías, inundaciones, hambre y pobreza absoluta.

Asimismo, enfrentamos crecientes problemas por el cambio climático, la escasez de suelo fértil, y la extinción masiva de especies. Frente a esos desafíos, las Naciones Unidas aprobarán por unanimidad la Agenda 2030, los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

De igual forma, diversos grupos como el propio Club de Roma han elaborado estudios prospectivos hacia el 2050, lo cual nos ayuda a tomar decisiones con visión de largo plazo.

El libro se divide en tres partes. La primera está dedicada al análisis que postula que las tendencias actuales no son en absoluto sostenibles. Se analizan los diferentes tipos de crisis, desde la creciente desigualdad y la persistencia de la pobreza en algunas regiones del mundo, con la paradoja de que en otras áreas como en varios países del Asia-Pacífico, nunca tantas personas han salido de la pobreza. Se señala el problema de una economía internacional en la que la especulación financiera, y la concentración del ingreso y la riqueza siguen siendo una de las causas de la desigualdad actual. Un mensaje particularmente importante es que estamos aplicando soluciones basadas en teorías y creencias formuladas para resolver los problemas de un mundo vacío, y no para la realidad actual de un mundo saturado.

Humanidad.
Ilustración: Jun Cen

Se destaca la actualidad y relevancia de los límites del crecimiento, el informe del MIT al Club de Roma publicado en 1972. Al respecto se describe la problemática derivada del Cambio Climático, así como de los 9 límites planetarios.

Se plantean las características fundamentales de la era del antropoceno. Por supuesto, una parte central del libro es el desafío climático, así como una descripción de las posibles soluciones. También es importante destacar el aspecto demográfico, la agricultura y la alimentación; la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus contradicciones; la transición de un mundo vacío a un mundo lleno. En esta edición hay un anexo sobre los límites materiales planetarios.

La segunda parte del libro está dedicada hacia la necesidad de la construcción de una nueva lustración; los errores filosóficos del dogma del mercado, con especial referencia a la manipulación del pensamiento de Adam Smith, David Ricardo y Charles Darwin. Hay una severa crítica a la filosofía reduccionista que es plana e insuficiente, así como al divorcio entre la teoría, la educación y la sociedad, pero sobre todo a la necesidad de la búsqueda de nuevos equilibrios entre el hombre y la naturaleza; entre el corto y el largo plazo; entre lo privado y lo público, entre otros.

La tercera parte del libro está dedicada tanto a las soluciones globales como a las específicas. Es necesario construir una economía regenerativa, rediseñar todo. Se exponen casos de éxito en la India rural; los principios de la economía azul, planteados por Gunter Pauli; la transición energética; las políticas agrícolas sostenibles; la urbanización regenerativa: la ecópolis, los casos de Adelaida y Copenhague; la economía circular; la necesaria reforma del sistema económico, la importancia de medir el bienestar no sólo el PIB; e inclusive un análisis del papel de la sociedad civil y el liderazgo colectivo. Se enfatiza la necesidad de la acción global para el establecimiento de normatividad a escala mundial así como de las acciones en el ámbito nacional, las reformas instrumentadas en países tan diferentes como China y Bután, así como de la educación para una civilización sostenible. Este libro es un llamado a la acción colectiva y se puede obtener vía Kindle.

En suma, se trata de un estudio que contiene la discusión actual de la agenda global y sus posibles soluciones.

La agenda 2030 de la ONU y la preservación del medio ambiente

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Poco antes de la suscripción del Acuerdo Climático de París de 2015, se aprobó la Agenda 2030 de Naciones Unidas que consta de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible van desde poner fin a la pobreza, lograr erradicar el hambre, y comprenden la salud y el bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos.

ODS
Imagen: ExpokNews.

Se trata de salvar el planeta, nuestro hogar común, para que todos vivamos mejor, procurando que nadie se quede atrás. Esto es, de erradicar la pobreza y el hambre, así como reducir drásticamente las desigualdades. Sin embargo, de los aspectos declarativos a la implementación de los 17 ODS, hay un buen número de dificultades y contradicciones. La declaración sobre la Agenda 2030 sostiene que: contemplemos un mundo en el que el desarrollo y la aplicación de las tecnologías respeten el clima y la biodiversidad y sean resilientes; un mundo en el que la humanidad viva en armonía con la naturaleza y se protejan la flora y fauna silvestres y otras especies de seres vivos.

Para ello es necesario revisar que los ODS armonicen entre sí. Entre los 17 ODS hay tres de carácter ambiental: el objetivo 13 habla de combatir el Cambio Climático; el 14, conservar y usar de manera sostenible los océanos; y el 15, proteger y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, la degradación de las tierras y la pérdida de la biodiversidad. Así, de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, los ODS del 1 al 11, son de carácter socioeconómico. El ODS 12 se ocupa del consumo y la producción sostenibles y del 13 al 15 son objetivos medioambientales. El ODS 16 trata sobre la paz, la justicia e instituciones fuertes y el 17 de las alianzas durante el proceso.

Sin embargo, la Agenda 2030 no reconoce que si la consecución de los once objetivos sociales y económicos se basa en estrategias de crecimiento convencionales, esto implicaría que es prácticamente imposible aunque sólo sea de forma parcial reducir la velocidad del calentamiento global, detener la sobrepesca en los océanos o la degradación de la tierra así como la pérdida de la biodiversidad. Esto es, si no hay cambios importantes en la forma en la que se define o supervisa la economía, existen enormes contradicciones entre los ODS socioeconómicos y los ambientales. Tanto los países ricos como los países pobres contaminan el ambiente y degradan la naturaleza, por muy diferentes motivos, Chancel y Piketty observaron que los tres millones de estadounidenses más ricos producen per cápita una media al año de 318 toneladas de emisiones de CO2 mientras que la media mundial por persona ronda las 6 toneladas. Piketty agrega que el 1 por ciento de los estadounidenses más ricos produce alrededor del 2.5 por ciento de los gases de efecto invernadero mundiales. Además, el 10 por ciento de los hogares más ricos del mundo contribuye con el 45 por ciento de las emisiones totales. Para Piketty los hábitos que se deben cambiar son principalmente los de los ricos. Por otra parte, en forma por demás entendible, los países en vías de desarrollo priorizan los ODS socioeconómicos: la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, la salud, la educación y el empleo, lo cual es realmente muy positivo. Sin embargo, multipliquemos este esfuerzo por casi 7,700 millones de personas actuales; los 9,000 millones en menos de veinte años y los quizás 11,200 millones de personas que existan hacia finales del siglo XXI. En suma, estas nobles metas hay que lograrlas sin degradar el medio ambiente.

Sobrepoblación.
Ilustración Ángel Boligán.

Desde una perspectiva declarativa, la ONU conviene que los 17 ODS deben ser considerados como una entidad indivisible. Pero incluso entre los objetivos socioeconómicos (del 1 al 11) hay importantes contradicciones. Arjen Hoekstra señala que alcanzar la seguridad alimentaria (objetivo 2) entra en conflicto con la disponibilidad de suficiente agua para todas la personas. En suma, los objetivos relacionados con el bienestar de la población dependen de un uso muy cuidadoso de los recursos naturales.

En un estudio reciente Jeffrey Sachs presenta una evaluación cuantitativa de la consecución de los ODS. Los diez países que más han avanzado en la instrumentación de los ODS son europeos: Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suiza, Alemania, Austria, Holanda, Islandia y el Reino Unido. En tanto que Estados Unidos ocupa el lugar 25, China el 76 y la India el 110. Los últimos diez países son casi todos de África.

ODS
Imagen: Freepik.

En las consideraciones de Sachs, se señala que los países con mejores puntuaciones en los ODS están estrechamente vinculados con el crecimiento convencional que incluye huellas ecológicas desmesuradas. La huella ecológica de un país, estimada anualmente por Global Footprint Network mide el área necesaria para producir los bienes y servicios que consume la población. Este valor es mucho mayor para los países con un elevado nivel de vida. Sachs muestra una paradoja oculta: si todos los países alcanzarán los once o doce ODS socioeconómicos, es de esperar que la huella ecológica promedio asciende de 4 a 10 hectáreas por persona. Esto quiere decir que para los casi 7,700 millones de personas actuales necesitaríamos entre dos y cinco planetas del tamaño de la Tierra.

Otro dato muy preocupante es el Día de la Deuda Ecológica, esto es, el día a partir del cual el consumo de recursos naturales excede la capacidad de la Tierra para regenerar dichos recursos ese mismo año. En 1970, ese día se situaba todavía a finales de diciembre; en 2007, fue el 2 de agosto y se espera que para 2030 se adelante a junio. En suma, del análisis sobre la Agenda 2030 se infiere que el planeta no puede permitirse perseguir por separado estos 17 ODS. Para abordar los objetivos socio-económicos y político-ecológicos en su conjunto, es indispensable diseñar una política coherente. Esto conlleva a revisar a fondo los planteamientos del desarrollo tecnológico, económico y político a nivel mundial.

Franco

Lectura: 4 minutosEn días pasados fue exhumado el cuerpo del General Francisco Franco de su monumental mausoleo en el Valle de los Caídos, para ser trasladado a un cementerio más discreto, el de Mingorrubio, donde también está sepultada su esposa Carmen Polo y el Almirante Luis Carrero Blanco. Cabe preguntar si esto pone punto final a la división en España provocada por la Guerra Civil 1936-1939, o abre viejas heridas en un país profundamente divido que tiene con frecuencia paralizado a sus gobiernos.

Francisco Franco Bahamonde nació en El Ferrol el 4 de diciembre de 1892. Hizo una brillante carrera militar que lo llevó al grado de General en 1926 a los 33 años de edad. En 1936 apoyó el levantamiento militar encabezado por los generales Sanjurjo y Mola contra el gobierno de la Segunda República. Asumió el liderazgo de los sublevados y desde septiembre de 1936, lideró a los ejércitos nacionalistas con el apoyo de Hitler y Mussolini en la Guerra Civil derrotando las fuerzas republicanas. El Gobierno Republicano estuvo apoyado por Stalin. Cabe destacar también el apoyo del gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas al gobierno republicano. La política exterior mexicana escribió uno de sus capítulos más dignos. Al terminar la guerra, México se vio enormemente beneficiado por el exilio español, que ha contribuido en forma brillante al desarrollo del país en muchas áreas y muy señaladamente en el ámbito intelectual.

Exhumación de Francisco Franco.
Fotografía: Milenio.

Franco estableció un gobierno dictatorial, y si bien simpatizó con las potencias del eje en la Segunda Guerra Mundial, logró mantener a España neutral. En la década de los cincuenta, Franco se alineó con los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría. En la década de los 60 promovió cierto tipo de desarrollismo. Se impulsó la industrialización y sobre todo el turismo. Gobernó hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975. Su régimen asfixió a España durante décadas. La represión hacia las regiones fue brutal y obligó a España a vivir aislada de Europa y de la comunidad de las democracias occidentales. Con el tiempo, siguen saliendo casos de represión y de enorme corrupción de su régimen y de su familia, como señala el historiador británico Paul Preston. Su monumental mausoleo en el Valle de los Caídos fue construido con la mano de obra de los prisioneros políticos de la Guerra Civil y yacen ahí 33 mil personas víctimas de la contienda y de la posterior Dictadura.

A la muerte de Franco se inició el proceso de instauración de la democracia apoyado por el Rey Juan Carlos y el gobierno de Adolfo Suárez. Participaron en este esfuerzo una lúcida clase política entre la que figuró muy destacadamente Felipe González, del PSOE, y Santiago Carrillo del Partido Comunista de España, así como numerosos sectores sociales, y regionales. En este selecto grupo de constructores de un estado democrático moderno hay que incluir tanto a los precursores como Torcuato Fernández Miranda, así como a actores clave como Enrique Tierno Galván, el General Manuel Gutiérrez Mellado, ministro de la Defensa del gobierno de Suárez y al Cardenal Vicente Enrique y Tarancón, entre muchos otros. Después del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 –que fue públicamente encabezado por el Teniente Coronel José Antonio Tejero, de la Guardia Civil–, aunque los verdaderos líderes nunca dieron la cara, el país se encaminó a la normalidad institucional de una democracia parlamentaria y se incorporó plenamente a Europa. Sin embargo, en los últimos años, parece claro que el nivel de encono y polarización política impide la marcha institucional.

Franco.
Fotografía: Rpp Noticias.

España parece un país profundamente dividido, que más allá del panorama político e ideológico, da la impresión de que no supera, a pesar del paso del tiempo, las profundas heridas que dejo la Guerra Civil. Esta exhumación, ordenada por el Presidente del gobierno ‘en funciones’, Pedro Sánchez, en vísperas de elecciones y de cara a la crisis de Cataluña cierra un capítulo o más bien lo vuelve a abrir. Para Pedro Sánchez se pone fin a una afrenta moral. Franco estaba enterrado en un lugar faraónico que para muchos, es el último monumento existente al fascismo del siglo XX en Europa.

El tema de la reconciliación nacional es complejo. Lo que queda claro es que las situaciones de encono y enfrentamiento tardan muchos años en sanar. La herencia del franquismo, aún en sus aspectos simbólicos, parece seguir dividiendo a los españoles. Es el caso de los países que han vivido Guerras Civiles como los Estados Unidos o fuertes represiones políticas como los países suramericanos que sufrieron golpes de Estado y que aparentemente vivían en paz, pero que son pruebas palpables de que las heridas políticas tardar mucho tiempo en cerrar. Los acontecimientos actuales en Chile, la constante polarización política que se vive en Argentina, Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, son ejemplo de esa situación, por mencionar sólo algunos casos de países que tienen en común una enorme cercanía con México ya sea geográfica o cultural.

Pedro Sáchez
Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente de España y secretario general del Partido Socialista Obrero Español

Es por eso que en la búsqueda de la solución de la problemática del país debemos evitar la polarización y procurar la justicia a través de un cada vez mejor Estado de Derecho. Es necesario consolidar las instituciones y hacer política con pleno respeto a quienes difieren de nuestras opiniones. Sólo así se construye una mejor democracia.

Me parece claro que para entender plenamente a Hispanoamérica es conveniente comprender a España. Nuestros países, México y España deben encarar la problemática que plantean los retos de un mundo cambiante, un planeta saturado, sometido a una intensa destrucción en el siglo XXI. Nunca antes había estado en entredicho, como ahora, el futuro de la humanidad. Por otra parte, nunca antes la humanidad había llegado al nivel de conocimiento científico y tecnológico, ni había acumulado el nivel de riqueza que ahora ha alcanzado. Debemos ver hacia adelante, hacia un mejor futuro para todos procurando que nadie se quede atrás. Además, debemos prepararnos para los retos que nos plantea la Cuarta Revolución Tecnológica-Industrial.

¿Libertarios contra Estatistas?

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Hacia un nuevo paradigma de la globalización contemporánea

En un contexto de numerosos conflictos sociales y políticos en todo el mundo y en los últimos días, en particular, en América Latina, me parece oportuno traer a la discusión el modelo de desarrollo y de organización política económica. Retomo para este efecto la discusión política actual en los Estados Unidos de América. La política estadounidense sigue teniendo una gran influencia mundial. En Estados Unidos ha dado inicio hace algunas semanas, el proceso de las elecciones primarias del Partido Demócrata para elegir al candidato a la Presidencia que enfrentará al presidente Donald Trump en noviembre de 2020.

Estas primarias se realizan en el contexto del avance del impeachment (juicio político), al cual puede ser sometido Trump, por sus presiones al gobierno de Ucrania, para que investigara a Hunter Biden por supuestos actos de corrupción en ese país, condicionando el apoyo norteamericano a la realización de esos servicios.

En caso de que la Cámara de Representantes vote a favor de este juicio político, el asunto pasaría al Senado para que éste decida sobre su posible destitución, situación que se ve aún compleja, dada la composición de ese cuerpo legislativo, con mayoría republicana y porque se requieren dos tercios de los votos del Senado para destituir a Trump de la Presidencia. Pero, el ambiente político en Washington parece muy cambiante y cada día surge nueva información.

Impeachment.
Ilustración: Static.

Sin embargo, esta investigación, que sin duda ha dañado a Trump, también lo ha hecho con Joseph Biden, el candidato que aparecía como puntero en las encuestas, si bien recientemente parece que se ha recuperado. De cualquier forma, este veterano político, vicepresidente de Barack Obama, ha visto crecer a su rival por la nominación, la senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, quien junto con Bernie Sanders, representaría el pensamiento político liberal, antisistémico, que plantea un fuerte cuestionamiento a la economía financiera especulativa que domina la escena estadounidense y en buena medida el panorama mundial. Sus críticos dicen que la candidatura de Warren afectaría a los mercados porque no los entiende. Sus defensores sostienen que en realidad lo que sucede es que los entiende perfectamente bien y que por eso los afectaría.

De esta forma, es posible que se esté librando en Estados Unidos una nueva batalla ideológica sobre el paradigma dominante de la economía global.

A raíz de la crisis fiscal del Estado de Bienestar, en la década de los 70 del siglo XX, surgió de la mano de la acción política de Margaret Thatcher y Ronald Reagan una política de estímulo y protección de los grandes intereses corporativos. Con el triunfo del capitalismo en la guerra fría y la caída de los principales regímenes comunistas da inicio una era de globalización comercial y financiera, que en buena media es expresión del pensamiento libertario formulado por Friedrich von Hayek, y del grupo reunido desde los años 40, conocido como la Sociedad del Mont Pelerin, así denominado por el lugar de la reunión inicial, en Suiza.

Con la llegada de Thatcher al poder en Gran Bretaña y de Reagan en Estados Unidos, acusan al keynesianismo de ser el culpable de la estanflación, eso es, estancamiento con inflación, y recomiendan una reducción radical de la intervención estatal, preocupados por la creciente intervención del Estado en la vida pública con la consecuente restricción de las libertades individuales, base del progreso económico. Uno de los más conocidos representantes de esta escuela del pensamiento fue sin duda Milton Friedman. Por su parte, Ralph Harris, economista británico que se unió a ese grupo en 1960, expresaba que el propósito era comenzar una cruzada intelectual diseñada a revertir el colectivismo de la posguerra. El auge del llamado “neo-liberalismo” y de la globalización generó disparidades significativas. Por una parte, un tangible progreso económico para diversos sectores sociales en varias regiones del mundo principalmente en el área del Asia-Pacífico. Por otra, la persistencia de la pobreza, y el incremento vertiginoso de la desigualdad, aún en países desarrollados. Un mundo con un crecimiento destructor de la naturaleza, altamente contaminante, que aún debe enfrentar un elevado crecimiento demográfico, y que parece sometido a los dictados de la especulación financiera internacional.

Margaret Tatcher.
Representación de Margaret Tatcher, (Ilustación: National Portrait Gallery).

Así, frente a la situación económica dominante de la época de la globalización iniciada en los años 90 del siglo XX, se han expresado las voces críticas de Amartya Sen, Joseph Stiglitz, Paul Krugman y más recientemente de Thomas Piketty, entre muchos otros.

Se está dando inicio a una posible revisión de estas políticas en Estados Unidos. No deja de ser paradójico que, en el momento de mayor progreso científico y tecnológico en la historia de la humanidad, ésta se vea amenazada para su propia subsistencia, por la acelerada destrucción de la naturaleza, que compromete el destino del planeta, del cual el Cambio Climático de origen antropocéntrico es sólo una de las múltiples expresiones que revelan esta situación crítica.

Con frecuencia escuchamos a los llamados libertarios argumentar que el progreso y el desarrollo de los tiempos actuales se dieron en los países con mayores libertades, en particular de cultura anglosajona, como colorario del pensamiento de la “ética protestante y el desarrollo del capitalismo” weberiano. Se enfatiza mucho a la ambición y el materialismo como los motores del desarrollo, pero es importante recordar que en todos los países desarrollados existen gobiernos con instituciones fuertes a los que les concierne el cuidado del interés general.

Globalización política.
Ilustración: El País.

De igual forma, aunque en sentido contrario, nuevas corrientes del pensamiento estatista parecen olvidar el fracaso de los regímenes totalitarios y autoritarios, no sólo por la supresión de las libertades y los derechos fundamentales sino por el desastre económico y la destrucción que provocaron.

Es muy importante defender las libertades, pero no como una excusa para la protección de intereses oligopólicos, no como un pretexto para la extrema concentración del ingreso y de la riqueza. Es también muy relevante defender el interés general, pero no como justificación para instaurar nuevas dictaduras y tiranías.

Es necesario abordar los problemas del presente y del futuro con nuevas fórmulas de solución, vinculadas a la búsqueda de nuevos equilibrios entre lo público y lo privado; el interés individual y el general; el corto y el largo plazo; entre el hombre y la mujer; entre el ser humano y la naturaleza, entre la ambición individual y el interés general. Necesitamos una nueva lustración. Una nueva ética global. Un mayor respeto por la dignidad de todos los seres humanos. Es necesario salvar el planeta para que pueda sobrevivir la humanidad y la civilización contemporánea generando condiciones de vida digna para todos los seres humanos, a través de la articulación de verdaderos Estados de Derecho.