Pensar en el futuro

La crisis de Venezuela

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Venezuela sufre una profunda crisis económica, política y social que ha tomado el nivel de desastre humanitario derivado principalmente del fracaso del régimen impuesto por los gobiernos de Hugo Chávez primero y de Nicolás Maduro ahora.

Hugo Chávez llegó al poder por la vía electoral en 1999, después de un intento de golpe de Estado, y gobernó hasta su muerte en 2013, ya en el contexto de una profunda crisis de su país en todos los órdenes. Durante el gobierno de su sucesor Nicolás Maduro, la crisis empeoró y también la represión, así como la supresión de las libertades y de los derechos fundamentales. De hecho, el régimen de Chávez y Maduro ha destruido la economía y la sociedad venezolana.

La llegada de Hugo Chávez al poder se dio en el contexto del fracaso del modelo económico en su país y del hartazgo de la sociedad frente a una clase política anquilosada y corrupta, pero sobre todo insensible frente a la problemática social. Se dio en una época de cambios políticos en el Cono Sur en la que en Argentina se clamaba contra la clase política con el grito de “que se vayan todos”. El resultado fue el gobierno de Néstor Kirchner primero y de Cristina Fernández después, quienes no sólo no resolvieron los problemas que criticaron, sino que además dejaron un país profundamente dividido.

Algunos años antes, un fenómeno similar sucedió en Perú cuando en 1990 triunfó en las elecciones Alberto Fujimori, presentándose como candidato de la sociedad civil, para terminar presidiendo un gobierno autoritario y corrupto, huir de su país y acabar en la cárcel procesado por corrupción y crímenes de lesa humanidad. Lo mismo sucedió en otros países en los que lograron acceder al gobierno los críticos del sistema político para después terminar gobernando de la forma en la que criticaron.

Frente a la quiebra del Estatismo autoritario y la crisis fiscal del Estado de bienestar, surgió el neoliberalismo que dinamizó la economía y la actualizó con las tendencias del mundo desarrollado. Sin embargo, en varios países de la región latinoamericana, después de casi treinta años de aplicar este esquema, los resultados han sido el bajo crecimiento económico, la persistencia de la pobreza, el aumento de la desigualdad, mayor corrupción y en muchos casos impunidad.

La región latinoamericana es ahora la de mayor desigualdad en el mundo. Frente a esta realidad, requerimos replantear el desarrollo de nuestros países. Es imposible e indeseable volver a esquemas de desarrollo de un Estado benefactor insustentable financieramente y también ya dejar de lado el “estancamiento estabilizador” que hemos aplicado desde hace casi treinta años.

Esto requiere de un serio esfuerzo intelectual, ya que lo menos deseable es persistir en la aplicación de políticas económicas que por casi tres décadas no han mostrado resultados satisfactorios en materia social, o peor aún, caer en esquemas populistas como el de Venezuela que han destruido su economía, contribuido a la desarticulación de su sociedad y oprimido con crueldad extrema a su propio pueblo.

Es entendible y justificable el enojo de amplios sectores sociales con el actual orden de cosas, de bajo crecimiento de la economía, salarios bajos, persistencia de la pobreza, incremento de la desigualdad, inseguridad pública, corrupción e impunidad. En varios de nuestros países a este panorama se suman agravios ancestrales de clase, raciales y regionales, pero la peor solución es apostar por planteamientos mágicos, simplistas que de forma irresponsable plantean el revanchismo y el subsidio generalizado de todas las actividades. El resultado es el autoritarismo, la supresión de la crítica y con ella de las libertades, la destrucción de los avances logrados y la igualdad en la miseria y en la opresión.

Es lo que está sucediendo en Venezuela, un país con una de las mayores riquezas en recursos petroleros en el mundo, donde un gobierno autoritario parece dispuesto a recurrir a todos los medios políticos y al uso de la fuerza para mantenerse en el poder, aún al precio de masacrar a su propia población y con la incapacidad del orden internacional para detener la agresión al pueblo venezolano.

Por otra parte, en un contexto global de regresión autoritaria, el triunfo de Emmanuel Macron en Francia constituye una esperanza, si bien es claro que aún le quedan enormes retos por afrontar para poder instrumentar las reformas que plantea. Lo primero es esperar los resultados de las elecciones legislativas dentro de un mes en Francia.

La CEPAL y las perspectivas económicas de América Latina en el actual entorno global

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Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, dictó una conferencia sobre Las perspectivas económicas de América Latina en el actual entorno global en el INAP (Instituto Nacional de Administración Pública).

Para ubicar el tema en el contexto actual, debo referirme en primer término a la CEPAL, su significado y su proyección. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) fue establecida en 1948. Es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas. Su principal objeto es contribuir al desarrollo económico y social de América Latina.

Los 33 países de América Latina y el Caribe son miembros de la CEPAL, además de algunas naciones de Europa, Asia y, desde luego, América del Norte que tiene vínculos históricos, económicos y culturales con la región. En total, los estados miembros son 45, pero también hay 13 miembros asociados, categoría creada para algunos territorios no independientes del Caribe, con lo cual se cubre toda la región.

La Comisión desarrolló una escuela de pensamientos especializada en el examen de las tendencias económicas y sociales de mediano y largo plazos de los países latinoamericanos y del Caribe. Fue el primer esfuerzo latinoamericano sistémico a nivel institucional para crear un pensamiento propio sobre el desarrollo social y económico de la región.

El pensamiento de la CEPAL ha tenido varias etapas. Cabe mencionar que Raúl Prebisch, presidente de la Comisión de 1950 a 1963, caracterizó en buena medida el planteamiento del organismo que se destacó por la promoción de la industrialización a través de la sustitución de importaciones. En los años sesenta el pensamiento de la CEPAL puso especial énfasis en quitar obstáculos al proceso de industrialización. Más tarde, en los años setenta, el pensamiento de la Comisión se enfocó a la reorientación de los estilos de desarrollo hacia la equidad social y la diversificación de las exportaciones; posteriormente, en la superación del endeudamiento externo mediante el “ajuste con crecimiento”. Luego, en la transformación productiva con equidad y, recientemente, en la recuperación del crecimiento económico con equidad social y sustentabilidad ambiental.

La CEPAL efectúa un esfuerzo teórico cotidianamente para formular propuestas de desarrollo sustentable aplicables a las heterogéneas características de América Latina. Dentro de sus objetivos actuales, está la promoción de los objetivos del Desarrollo Sostenible para el año 2030.

Este proyecto, que ha suscrito México, tiene 17 objetivos que incluyen: erradicar la pobreza extrema en el mundo en todas sus formas; lograr el propósito de hambre cero; en materia de salud y bienestar, llegar a la cobertura universal; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; desarrollo industrial, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción contra el cambio climático; preservación de la vida submarina; protección de la vida de los ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos.

Sin duda, el desarrollo sustentable de México y América Latina requiere de esfuerzos intelectuales que nos permitan superar los retos que nos plantea la realidad contemporánea, y el desordenado entorno global en el que se da una peligrosa regresión autoritaria.

Este esfuerzo debe efectuarse en el marco de los principios de preservar el interés general y de respetar y promover la dignidad de la persona humana.

Donald Trump. Cien días

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En breve se cumplirán los primeros cien días del gobierno del Presidente Donald Trump en Estados Unidos. Es difícil imaginar un periodo marcado por un mayor nivel de generación de conflictos internos y externos.

La era de Trump se ha caracterizado, desde el anuncio de su intención de postularse para la Presidencia de Estados Unidos, durante la contienda hacia el interior del Partido Republicano, la campaña presidencial, su discurso de toma de protesta y los primeros cien días de su administración, por su agresividad y un enorme número de contradicciones.

Desde que surgió como fenómeno político, el discurso de Trump se caracterizó por su reduccionismo y simplificación de los problemas. Persiste el estilo en el ejercicio del poder presidencial del país, económica y militarmente más poderoso del mundo.

El discurso de Trump, desde el arranque de su campaña política presidencial, ha tenido un fuerte contenido racista y xenófobo. Fue la expresión de fenómenos sociales complejos, pero se puede inscribir en la tendencia supremacista que ayuda a explicar el BREXIT en el Reino Unido y el resurgimiento de la ultraderecha en Europa. Estos fenómenos se están dando en el contexto de una regresión autoritaria a nivel internacional.

La elección de Trump dividió profundamente a Estados Unidos. Agudizó las diferencias sociales, raciales, regionales y políticas. Su desapego a las formas más elementales de la civilidad política y su creciente conflicto con buena parte de la prensa, la judicatura, los gobiernos de varios Estados de la Unión Americana, amplios sectores empresariales, la comunidad científica y los sectores más democráticos del país se continúa acentuando.

Trump fracasó en la desarticulación del “Obamacare”, el programa de salud instrumentado por su antecesor ha enfrentado problemas en el proyecto del absurdo muro que planea construir en la frontera con México y, de igual forma, jueces federales han anulado sus vetos migratorios.

Ahora Trump tiene que cumplir su promesa de drástica reducción impositiva, así como de desarrollar un ambicioso programa de construcción de infraestructura. Veremos si logra la aprobación presupuestal correspondiente.

Pero los efectos negativos de la gestión de Trump tiene repercusiones mundiales. La de mayor impacto es su política de desconocimiento del cambio climático. El desmantelamiento de las medidas para luchar contra el calentamiento global de origen antropocéntrico es una decisión de enorme irresponsabilidad que afectará al futuro de la humanidad en su conjunto, ya que Estados Unidos junto con China, son los principales emisores de gases de efecto invernadero. Derivado de esta decisión de Trump y de la defensa de intereses particulares, su gobierno contribuirá a uno de los mayores daños que se le pueden causar a la humanidad.

En otro giro inesperado de su discurso de campaña, de aislacionismo de Estados Unidos y de concentrarse en la problemática interna, en el espacio de una semana bombardeó una base aérea militar en Siria como represalia al uso de armas químicas, contradiciendo todo su planteamiento previo en relación con lo que sostenía que debía ser la política estadounidense hacia el régimen de Bashar al-Asad; unos días después lanzó “la madre de todas las bombas” contra un reducto del Estado Islámico en Afganistán y poco después envió al portaviones nuclear “Carl Vinson” y su grupo de combate a aguas de la península coreana subiendo la tensión con el régimen de Piongyang.

Todas estas medidas pueden tener lógica desde la perspectiva de ciertos enfoques geopolíticos, pero lo que llama más la atención es que se han tomado en forma más o menos contradictoria con lo que Trump anteriormente había postulado sobre varios de esos temas. Esto es, existe la sensación de que en sus acciones hay una buena dosis de imprevisibilidad lo cual le quita seguridad y certeza a las perspectivas de su gobierno. Espero que el aparato político-militar estadounidense tenga previstos los pasos subsecuentes para evitar que el escalamiento de las tensiones en varias regiones en el mundo se salga de control.

Pero la problemática política interna de Trump y su grupo cercano están muy lejos de disminuir. Sigue presente y en curso la investigación sobre la participación rusa en la elección presidencial, así como del persistente conflicto de intereses del propio Trump y de varios miembros de su familia.

México enfrenta uno de los mayores retos de su historia moderna, derivado de la beligerancia de Trump hacia nuestro país. Es muy importante fortalecer nuestras instituciones y retomar el cambio del progreso y del desarrollo nacional.

@GerardoGilV

Miguel de la Madrid

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El 1° de abril se cumplen 5 años del fallecimiento de Miguel de la Madrid Hurtado, Presidente de México del primero de diciembre de 1982 al 30 de noviembre de 1988.

Miguel de la Madrid nació en Colima el 12 de diciembre de 1934. A raíz de la muerte de su padre viajó con su madre y su hermana a la Ciudad de México donde creció y se educó. Obtuvo la Licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho de la UNAM y un posgrado en Administración Pública en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard. Fue además un estudioso del Derecho Constitucional.

El inicio de su carrera profesional lo llevó primero al Banco de México y un poco más tarde a la Secretaría de Hacienda. Ocupó la Dirección General de Crédito y la Subsecretaría del ramo, hasta que en 1979 el Presidente José López Portillo lo nombró Secretario de Programación y Presupuesto. Fue designado candidato del PRI a la presidencia de la República en septiembre de 1981.

La campaña presidencial de De la Madrid se desarrolló en el contexto de la crisis financiera después de 12 años de gastos excesivos, agravada por la caída de los precios internacionales del petróleo. Ya como presidente electo se enteró de la nacionalización bancaria y del control de cambios decretados por López Portillo, un día antes del 1° de septiembre de 1982.

Miguel de la Madrid asumió la presidencia de la República el 1° de diciembre de 1982 en el contexto de una profunda crisis económica y financiera, con una enconada polarización y una extrema crispación política y social. Al inicio de su administración promovió la primera de una serie de reformas constitucionales que efectuó durante su administración. El artículo 25 constitucional estableció la rectoría del Estado del desarrollo nacional, el artículo 26 de la norma suprema, instituyó el Sistema Nacional de Planeación Democrática y el 28 de la Constitución redefinió las áreas estratégicas exclusivas del Estado y las prioritarias en las que pueden concurrir los particulares.

El gabinete presidencial de Miguel de la Madrid estuvo integrado por algunas distinguidas personalidades como Jesús Reyes Heroles en la Secretaría de Educación Pública; Jesús Silva Herzog fue ratificado en la Secretaría de Hacienda, ya que ocupaba ese cargo desde los últimos meses del gobierno de López Portillo, y Carlos Salinas en Programación y Presupuesto quien acabó siendo el funcionario más influyente de su gobierno y más tarde su sucesor. Pero al lado de ellos tuvo a varios secretarios de Estado de su generación con escasa experiencia administrativa y ninguna trayectoria política.

Al inicio de su gobierno planteó la Renovación Moral la Sociedad, un fuerte clamor frente a la percepción de corrupción e impunidad que se registraba en el país. Su gobierno encaró la crisis instrumentando políticas públicas derivadas de pactos para la estabilidad y el crecimiento económico con los distintos sectores sociales.

También durante su administración se inició la apertura económica, la desregulación y la descentralización, así como el ingreso de México al GATT. El 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México sufrió el impacto de un devastador terremoto de 8.1 grados en la Escala de Richter, que dejó gravísimas y trágicas secuelas. La tardanza en la reacción del  gobierno frente a la tragedia, que por supuesto los funcionarios de su administración niegan, generó una espontánea y generosa reacción de la sociedad civil, en un país asfixiado por el paternalismo gubernamental.

Su gobierno terminó con la polémica elección del 6 de julio de 1988, quizá la más cuestionada de la historia moderna de México. Carlos Salinas enfrentó a Cuauhtémoc Cárdenas del Frente Democrático Nacional, a Manuel Clouthier del PAN y a Rosario Ibarra del PT. Derivada de esta traumática elección dio inicio el largo proceso de construcción de nuevas instituciones electorales.

El gobierno de Miguel de la Madrid fue muy polémico; sin embardo, desde mi perspectiva el ex Presidente fue un estadista, un hombre serio que trató de resolver la problemática que enfrentó con responsabilidad, si bien con las limitaciones de las circunstancias políticas del Sistema que le tocó vivir. Tuve el gusto de tratarlo ampliamente en la Sección Mexicana del Club de Roma y en otros foros de discusión y análisis sobre la problemática de México.

Jesús Silva Herzog

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El lunes 6 de marzo de 2017 falleció Jesús Silva Herzog Flores, una de las figuras políticas más brillantes y destacadas del último cuarto del siglo XX.

 

Jesús Silva Herzog Flores fue un destacado economista, diplomático y estudioso de la problemática de México. Fue sobre todo un servidor público de excelencia. Estudió Economía en la UNAM y se formó profesionalmente en el Banco de México. Obtuvo una Maestría en Economía en la Universidad de Yale y siendo aún muy joven tuvo una muy destacada trayectoria en el Banco Central. Al inicio del gobierno de Echeverría, en diciembre de 1970 fue designado Director General de Crédito de la Secretaría de Hacienda y dos años más tarde fue el Director fundador del INFONAVIT, hasta el cambio de gobierno en 1976.

 

Durante el gobierno de José López Portillo volvió al Banco de México y más tarde nuevamente a la Secretaría de Hacienda otra vez como Director General de Crédito, Subsecretario y al final de ese gobierno como Secretario de Hacienda, en el conflictivo y turbulento año de 1982, en el contexto de la drástica baja del precio del petróleo, la crisis de la deuda externa y las decisiones del entonces presidente de la nacionalización de la Banca y el establecimiento del control de cambios.

 

Fue Secretario de Hacienda en el gobierno de Miguel de la Madrid hasta junio de 1986. Durante ese periodo tuvo la responsabilidad de conducir la severa crisis financiera por la que atravesó el país, la más importante del México moderno hasta ese momento. La fuerte presencia política de Silva Herzog terminó confrontándolo con el propio Presidente de la Madrid. Al salir del gobierno realizó vida académica a nivel internacional, por su enorme prestigio en los medios financieros derivado de haber sido un protagonista de primera línea de la crisis financiera internacional de la primera parte de los años ochenta.

 

Más tarde fue Director General del CEMLA (Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos). En el gobierno de Carlos Salinas, su antiguo rival político, fue Embajador de México en España, durante el gobierno de Felipe González. Hacia el final de la gestión de Salinas fue titular de la Secretaría de Turismo. Al inicio de la administración de Ernesto Zedillo fue Embajador de México en los Estados Unidos durante el gobierno de Bill Clinton. Más tarde fue candidato a Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, en el año 2000 que significó la alternancia electoral en la Presidencia de la República. Como se decía entonces de la candidatura de Silva Herzog: “Buen producto, pero mala marca”.

 

Tres de los momentos más importantes de la vida pública de Silva Herzog fueron la fundación y estructuración del INFONAVIT, periodo en el cual tuvo que enfrentar a poderosos intereses corporativos; su gestión como titular de la Secretaría de Hacienda, desde los últimos meses del gobierno de López Portillo y durante los primeros cuatro años del gobierno de Miguel de la Madrid, periodo en el que además de tener que resolver la problemática derivada de la desastrosa nacionalización bancaria le tocó el cambio de gobierno, instrumentar los programas de ajuste económico, la negociación de la deuda con los organismos financieros internacionales y la banca privada extranjera; el terremoto de 1985 y sus graves secuelas económicas y el nuevo desplome de los precios internacionales del petróleo en 1986. A su salida del gobierno de Miguel de la Madrid, fue objeto de un irracional linchamiento político por parte del gobierno al que sirvió. En sus apuntes autobiográficos “A la distancia. Recuerdos y Testimonios”, cita a Stefan Zweig “Sólo quien ha conocido el ascenso y la caída, sólo éste ha vivido de verdad”. Durante su también brillante gestión como Embajador en Estados Unidos le tocó una difícil época derivada de la crisis de diciembre de 1994.

 

En el balance general de su gestión destaca la habilidad y responsabilidad de Silva Herzog en el manejo de la crisis de la deuda externa que vivió México en la primera mitad de los años ochenta, lo cual le generó un amplio reconocimiento internacional.

 

La trascendencia de Silva Herzog radica en que fue un servidor público altamente capacitado en el manejo de las finanzas públicas, pero que distó mucho de ser un simple tecnócrata, ya que tenía un profundo conocimiento del país y de su historia. De igual forma, porque siempre actuó con un enorme sentido social, con ética, honestidad, seriedad  y sobre todo con un gran respeto y un profundo amor a México. Al final de su vida fue un agudo analista de la problemática del país y de sus perspectivas.

La crisis de las élites en México

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La beligerancia y extrema agresividad del Presidente Donald Trump hacia México ha tomado a las élites políticas y económicas de nuestro país completamente desprevenidas.

Desde que surgió la precandidatura de Donald Trump en el Partido Republicano e inició sus descalificaciones e injurias contra México y los mexicanos, la insolencia del ahora Presidente de los Estados Unidos ha ido en aumento.

Cada día hay una nueva acción o declaración que contradice los principios de la democracia estadounidense, que ofende los derechos y las libertades fundamentales, que violenta los valores y principios del precario orden internacional y que deteriora la cohesión social en la sociedad norteamericana.

En los últimos días, durante la visita del Secretario de Estado, Rex Tillerson y del General John Kelly, Titular del Departamento de Seguridad Interior a México, Trump a través de su cuenta de Twitter continuó enviando mensajes que ponen en entredicho los acuerdos logrados. Más tarde, en la conferencia de prensa del vocero de la Casa Blanca, se impidió la participación de algunos de los medios de comunicación más importantes de los Estados Unidos, acción sin precedentes en un país que dice defender la libertad de prensa como un elemento fundamental de su sistema político.

Pero nuevamente, el problema no es sólo Trump, sino los apoyos que tuvo para llegar a la Casa Blanca, tanto populares como corporativos. Trump no es sólo la causa de la turbulencia mundial, sino también es el efecto de un profundo malestar con la globalización y el esquema de vida contemporáneo.

Lo más paradójico es que el cuestionamiento a la modernidad y la globalización contemporánea venga desde la extrema derecha populista y no desde la izquierda que supuestamente representaría a los excluidos de los beneficios del esquema de progreso contemporáneo.

Pero ¿Qué es lo que realmente persigue Trump? Una clave puede estar en el “pensamiento” de su principal asesor, Steve Bannon, el ideólogo racista de ultraderecha que pretende demoler el “establishment” para construir un sistema autoritario, jerárquico, imperial y violento. Pretender lograr un Estados Unidos y un mundo dominado por los WASPS (blancos, anglosajones, protestantes). Un auténtico proyecto de caricatura, que desconoce las realidades y perspectivas mundiales.

La pregunta de hasta dónde quiere llegar Trump no tiene respuesta clara. Sus partidarios insisten en defender algunos aspectos de su “programa económico”, aunque éste presenta serios problemas en el mediano plazo, pero lo cierto es que sus acciones y declaraciones han exacerbado la división social en los Estados Unidos. Por todo el país se dan agresiones violentas de contenido racista y excluyente. Trump estimuló que saliera un odio reprimido en varios sectores sociales de la Unión Americana con el argumento de un nacionalismo exacerbado y el nativismo racial. Pero la preocupación sobre Trump llega a expresiones como la polémica carta enviada al New York Times por un grupo de psiquiatras y psicólogos de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos en la que ponen en duda su salud mental y emocional para desempeñarse como Presidente. Aún los detractores de esta carta reconocen que Trump es extremadamente conflictivo y peligroso. Es sorprendente que en un mundo en el que la comunidad internacional está comprometida en erradicar la pobreza y el hambre, detener la destrucción de la naturaleza y combatir el cambio climático y en promover la innovación científica y tecnológica, Trump esté empeñado en aumentar el gasto militar y las armas nucleares.

El cambio de actitud del gobierno de Estados Unidos y las políticas públicas que instrumentan hacia México exige una revisión por parte de nuestro país, de toda su política del desarrollo, para afrontar con éxito los retos internos y externos del país.

Debemos revisar las causas profundas de nuestra falta de crecimiento económico, la persistencia de la pobreza, el aumento de la desigualdad, la fractura del Estado de Derecho, así como la corrupción y la impunidad.

Para lograrlo debemos conocer con precisión las mega tendencias globales, así como de nuestro país sobre los principales aspectos económicos, sociales, políticos, demográficos, ambientales y culturales.

A reserva de examinar en otras contribuciones estas mega tendencias globales, es también importante revisar los objetivos que pretendemos conseguir. Un elemento a considerar son los objetivos del desarrollo sostenible que plantean las Naciones Unidas para el año 2030, que México suscribió. Entre ellas destaca: erradicar en todas sus formas la pobreza extrema; lograr la meta de “Hambre Cero”; la cobertura universal en materia de salud y bienestar; educación de calidad con acceso universal a todos los niveles; si bien se entiende que en el caso de la educación superior para quienes tengan los interese y capacidades; igualdad de género, y reducir la brecha de la desigualdad. Es también un objetivo promover el crecimiento económico y el trabajo decente, así como la inversión en infraestructura y sobre todo la innovación científica y tecnológica. De igual forma, se señala combatir los efectos del cambio climático; reducir la huella ecológica; promover la energía eficiente y no contaminante y atender el creciente problema de la escasez de agua.

El primer mes de Donald Trump

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El 20 de febrero de cumplió el primer mes de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de América. Este mes no ha podido ser más caótico, desordenado e incoherente en la Casa Blanca.

 

Su peculiar estilo de gobierno, sus “acciones ejecutivas”, los diálogos que ha sostenido con diferentes Jefes de Estado de varios países en el mundo y su percepción de la realidad permiten confirmar los peores pronósticos de lo que será su administración y de las consecuencias que tendrán para el futuro global.

 

Dentro del amplísimo catálogo de hechos que ha protagonizado llama la atención que sigue escalando su conflicto con la prensa, su invención de “realidades” alternas y los crecientes conflictos de interés de él y su familia. A esto hay que añadir la crisis desatada en torno a la posible participación rusa en las elecciones presidenciales, la conducta del General Michael Flynn y su caída como titular del poderoso Consejo de Seguridad Nacional, tema de enorme importancia para el sistema de inteligencia estadounidense. Trump tiene el nivel más bajo de aprobación de cualquier otro Presidente de su país, en las últimas décadas, en el primer mes de su mandato. Tiene ya el 53% de rechazo social, cosa que padecían otros presidentes hasta el tercer o cuarto año de su gobierno.

 

Pero como queda cada vez más claro, el problema no es sólo Trump, sino la conjunción de apoyos que logró para ganar la elección presidencial. A pesar de los conflictos que está generando y de la creciente oposición que se suma a su gestión, conserva el apoyo de buena parte de sus votantes, personas de muy poca educación académica y grupos sociales dominados por el racismo, la xenofobia, el rencor y la ignorancia. Pero Trump también cuenta con otros poderosos aliados, como son los republicanos en ambas Cámaras legislativas, la de Representantes y el Senado.

 

Los legisladores republicanos se callan sus críticas a Trump a cambio de la prometida drástica reducción de impuestos a las empresas, así como la desregulación a instituciones financieras, que promovió Obama y que pretenden evitar otra crisis financiera global como la de 2008, así como el desmantelamiento de la Agencia de Control Ambiental, entre otras medidas. El Partido Republicano está tomando un riesgo muy alto, porque la posibilidad de que el “proyecto” político de Trump fracase es cada vez más elevada.

 

En la agenda de Trump, México continúa siendo el villano favorito. No se había visto en la historia internacional reciente una agresión tan indignante e insolente hacia una nación extranjera como la que ha instrumentado Trump hacia México desde el inicio de su campaña electoral y que persiste una vez que asumió la presidencia de los Estados Unidos.

 

La continua agresión de Trump hacia México se suma a los gravísimos problemas internos que enfrentamos en el país y pone de manifiesto la crisis de las élites nacionales en cuanto a la formulación de un mejor destino para México, viable, incluyente y con visión de largo plazo.

 

Es claro que una prioridad es combatir la corrupción y la impunidad, en serio, sin seguir con la eterna simulación en la materia, pero esto, si bien es muy importante no basta. Las llamadas izquierdas siguen pensando en el pasado, continúan con la mirada fija en el espejo retrovisor. Hacen un recuento de todos nuestros males y problemas para añorar la social democracia de los años setenta del siglo pasado, como si un proyecto así fuera viable, factible y nos permitiera afrontar los nuevos retos globales.

 

Por su parte, los sectores neo-liberales siguen pensando en la ortodoxia, como si esta política hubiese sido un éxito económico y social para México. Lo señalan a pesar de que el país tiene 35 años con un muy pobre crecimiento de la economía. Lo sostienen a pesar de los altos niveles de pobreza que persisten en el país y del incremento de la desigualdad. Para algunos sectores empresariales la entrada de México en la globalización, debe ser única y primordialmente a través de los Estados Unidos. El TLCAN sería el mecanismo pero sus efectos positivos fueron limitados. Ahora, el TLCAN está bajo ataque de Donald Trump.

 

Esta es la oportunidad de discutir un nuevo modelo de desarrollo, y como parte del mismo, la reformulación de una auténtica política exterior del Estado. La respuesta a la compleja problemática global que México debe afrontar no está ni en el pasado ni en la ortodoxia ideológica. Debemos ver hacia el futuro y tener claridad de los retos globales, así como de la solución de los problemas estructurales que enfrenta nuestro país.

Hacia el Centenario de la Constitución de 1917

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El 5 de febrero se cumplen 100 años de la promulgación de la Constitución de 1917. Se trata de una de las constituciones más antiguas en el mundo.

 

Esta norma constitucional estableció el Estado mexicano contemporáneo. En 1916 se convocó al Congreso Constituyente para revisar la Constitución de 1857. De esta revisión surgió una nueva Constitución. Así, la actual norma constitucional es heredera y da continuidad a la Constitución liberal del 57, la cual consignó a los “Derechos del Hombre” como la base de las instituciones.

 

La Constitución de 1917 fue la primera en el mundo en establecer los derechos sociales, aún antes que la norma fundamental de la República de Weimar en 1919. Bajo la Constitución de 1917 el país evolucionó en los últimos cien años. Así, México vio la consolidación del presidencialismo y del exacerbado centralismo que caracterizó al país durante casi todo el siglo XX. De esta norma constitucional derivó el sistema jurídico que permitió el acelerado proceso de desarrollo que vivió el país de 1940 a 1970; los gobiernos de 1970 a 1982 que terminaron en la profunda crisis económica y financiera que motivaron primero el periodo de superación de la crisis 1982 – 88 y más tarde el esquema neoliberal que se aplica en el país desde este último año (1988) hasta la fecha. También bajo nuestra Constitución se vivió el peculiar sistema de apertura política, democratización y alternancia que se dio en el país hasta el final del siglo XX, a pesar de estar establecidos en la propia norma suprema la democracia y el federalismo.

 

En estos cien años, el país y el mundo han sufrido las transformaciones más profundas de la historia de la humanidad en virtud del avance científico y tecnológico. En 1917 México tenía alrededor de 14 millones de habitantes, en 2017 llega a 123 millones de personas. El país ha tenido notables progresos en todos los órdenes. Sin embargo, en el aspecto social cerca de 50 millones de mexicanos padecen alguna forma de pobreza y la desigualdad se continúa incrementando.

 

El país enfrenta retos muy importantes como retomar el camino del crecimiento económico, lograr la sustentabilidad ambiental, así como combatir la pobreza y la desigualdad. Pero lo más importante, porque es el medio para lograr los objetivos anteriores, así como cualquier otra meta,  está en reconstruir el Estado de Derecho. Acabar con la inseguridad, la corrupción y la impunidad.

México llega al primer centenario de la Constitución en el contexto de la mayor amenaza internacional contra su soberanía y los intereses del país y de los mexicanos en los últimos 150 años.

 

El gobierno de Donald Trump amenaza en forma arbitraria, ilegal, insolente y violenta a los migrantes, el comercio, la inversión, el medio ambiente y toda la amplia gama de la profunda interrelación entre México y los Estados Unidos, construidos a través de esfuerzos bilaterales y buena fe, a pesar de la traumática historia entre ambas naciones, derivada de la persistente agresión de Estados Unidos a México.

 

México está en la primera línea del ataque del gobierno de Trump a la racionalidad y a los principios democráticos a nivel mundial. Trump representa el mayor riesgo para el futuro de la humanidad por su rechazo al combate al cambio climático. Pero nuestro país saldrá adelante, más fortalecido, con unidad entre todos los mexicanos a pesar de nuestras naturales diferencias ideológicas y políticas. El mundo saldrá adelante porque va a reaccionar para evitar que la demagogia y la ignorancia lo lleven al colapso.