Sólo para mayores de 50 años

La prostitución de las Redes

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Vivimos en un mundo digital. Con frecuencia es más real para la mayoría de la gente lo que ve en su iphone que lo que mira en la calle, si es que aún la mira. Hay más de 3,800 millones de personas conectadas a Internet, lo que representa casi 50% de la población mundial.

Esta realidad creciente ha dado pie a un nuevo fenómeno llamado noticias falsas (fake news), que algunos denominan “posverdad”: las mentiras pueden ser más creíbles que la propia verdad, gracias a la manipulación emocional de los participantes del universo digital. Hay demasiadas verdades como para ser verdaderas todas –la física, la metafísica, la jurídica, la mediática, la histórica, como diría el clásico– y con la novedad de que ahora hay que añadir una más: la verdad digital.

Este fenómeno, ligado a las noticias falsas (fake news) o posverdad, es posible gracias a la manipulación emocional, activa o pasiva, de los participantes en el universo digital.

Si en su época la Alemania Nazi logró controlar las mentes por medio de la propaganda, “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en verdad”, decía Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, no tiene por qué extrañarnos que hoy, con distintas herramientas se busque también la manipulación de las conciencias.

Se trata de técnicas ligadas al concepto de “control reflexivo”, creadas por la antigua Unión Soviética, heredadas por el actual gobierno de Rusia y manifestadas con claridad en dos acontecimientos recientes: el Brexit del Reino Unido y la elección presidencial de Estados Unidos.

Al final es lo mismo que en su tiempo hicieron Hitler, Stalin y otros; usar la información para manipular, ofreciendo verdades a medias en temas emocionalmente sensibles para influir al público a tomar determinadas decisiones.

En el México de hoy, con elecciones en puerta y más de 70 millones de internautas la posibilidad de manipulación de las redes –“prostitución” le llaman algunos– no es un tema menor.

Aquella idea inicial romántica de que las redes serían la voz de los sin voz, de que sería el cauce lógico de la igualdad y de la democracia se está empañando, es la condición humana que suele, cuando se desboca, corromper lo que toca.

Quien sabe sobre nosotros, puede tener el control sobre nosotros, Facebook y Google, sólo por citar algunos, de nosotros lo saben todo.

Andrés Sepúlveda, un haker colombiano que apenas terminó su preparatoria, reveló hace meses cómo usaba ejércitos de bots que publicaban comentarios positivos y tendencias falsas sobre un candidato para el que trabajaba, además del trabajo común de interceptar las comunicaciones del Wi-Fi de sedes de partidos opositores y de apoderarse de sus páginas web.

Es la era del neuromarketing donde el manejo de las redes que sirve para vender puede también para influenciar la política.

Hace meses Facebook utilizó a unas 700,000 personas sin su consentimiento, para descubrir cuánto nos afecta lo que leemos en nuestro muro. Durante una semana manipulando el muro de estas personas, mostrando a la mitad de ellas, menos publicaciones con noticias positivas y a la otra mitad menos publicaciones con noticias negativas. Al finalizar se demostró que los usuarios que vieron menos noticias positivas usaron más palabras pesimistas en la semana siguiente en sus muros y que los usuarios que vieron menos noticias negativas, publicaron en sus muros más palabras positivas en la semana siguiente.

Sin duda, el antídoto, además de cierta desconfianza, es el criterio.

Ricardo Anaya, su lápida

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Cuando hace ya unas semanas Ricardo Anaya acusó a El Universal de haber fabricado una campaña en su contra por encargo del PRI, para desprestigiarlo, para muchos sus declaraciones olieron a Morena y a complot, para otros a inexperiencia.

Los que conocemos y queremos la noble actividad del periodismo de tiempo atrás sabemos que lo inteligente es siempre estar cerca de los medios y lo acertado es el diálogo. Los periódicos son como los árbitros, tienen las tarjetas, tienen el poder, y es bueno que así sea.

Hace tiempo el danés Hans Christian Andersen escribió que “La prensa es la artillería de la libertad” y es que sin prensa, sin periodismo, cómo podríamos conocer lo que en realidad está sucediendo, porque si bien la prensa no es ni mucho menos la verdad absoluta, es uno de los mejores espejos que hemos inventado para mostrarla.

La verdad es tan grande, tan rica, a veces tan compleja y tan imponente que conocerla toda es casi imposible, sin embargo, los medios que nos dan pinceladas de ella, nos dan acceso a ella aunque sea imperfectamente.

La historia de la  relación del poder con la prensa ha dejado ya lecciones importantes, una de ellas es que quien se pelea con un medio cava, tarde o temprano, su propia tumba.

La verdad a la que tienen acceso siempre los buenos periodistas es tan fuerte que puede tumbar a cualquier persona y a cualquier gobierno. Cuando en los años setentas Bob Woodward, junto a Carl Bernstein sacaron a la luz en el ‘Washington Post’ el caso Wathergate, terminaron quitándole la Casa Blanca a Richard Nixon.

Hay otras historias en las que los medios ha pasado la factura a políticos que se han querellado con ellos, como es el caso de Néstor Kirchner y sus pleitos con el Clarín o el de Fox y el Bronco ‒modelos básicos similares‒, que cuando se han sentido exhibidos por los medios han sugerido al pueblo no leerlos . “Siempre están cuestionando” se atrevió a decir hace poco el Bronco quejándose de la prensa.

La Verdad no mata pero incomoda y si Ricardo Anaya, que le gusta tener el sartén por el mango, sintió que perdía el control, no debió nunca haber acusado al medio de un complot sino haberse ocupado en demostrar su inocencia.

Un periódico se puede equivocar, incluso decir una mentira, pero cuando El Universal mostró la información que presentó sobre Anaya, fue porque tenía bien amarrado el caso.

No voy a defender ahora a un medio porque además no lo necesita, basta reflexionar que El Universal, el gran diario de México, con más de 100 años de historia, no puede ni debe ser increpado así por un joven novel político. Versión nacional 2017 de David y Goliat.

La libertad de expresión es un derecho humano, de su protección y fortalecimiento dependen cosas mayores. La tarea de la prensa es ser vehículo para la difusión de un derecho esencial de toda democracia: la información.

No es maduro acusar a un medio cuando publica verdades incómodas, ni inmolarse por lo publicado.

Recuerde usted señor Anaya, sin libertad de expresión no hay democracia. Son conceptos que no pueden caminar por separado. Van unidos indefectiblemente, porque se nutren y se necesitan.

Son valores excluyentes don Ricardo: sin democracia no hay libertad de expresión y sin libertad de expresión no hay democracia.

Houston, comunicación de crisis

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Desde que el 23 de agosto se visualizó con claridad lo que podía venirse encima, se tomó y se comunicó la decisión acertada, no evacuar. Hubiera sido peor intentar evacuar en unas horas a más de 6 millones de personas. Houston es la cuarta ciudad más poblada de Estados Unidos.

Las autoridades sabían que la probabilidad de este tipo de inundaciones es de una vez, cada 500 años, y nadie pensó hace semanas que esto pasaría. Queda ahora pendiente a las autoridades, aprendiendo de esta crisis, elaborar un plan de comunicación permanente para que la población reaccione mejor en la inundación próxima, de ésta o de menor envergadura.

El Huracán Harvey nos dejó claro una vez más que las reglas de la comunicación han cambiado, la radio ha dejado de ser el rey de la comunicación en las crisis de este tipo. Ahora el rey fue Facebook live y sin duda la TV y, por último, Twitter y su nuevo amigo el Periscope.

Durante esta severa crisis las redes sociales fueron vitales para movilizar y llevar la coordinación de los esfuerzos de ayuda. La ciudadanía pidió apoyo a través de redes sociales y los ciudadanos con vehículos altos y lanchas contactaron con los afectados, consiguiendo establecer un esfuerzo en horas a través de las redes, donde los mismos ciudadanos estaban rescatando a mucha gente porque las autoridades admitieron, estaban rebasadas.

Así como en 1940, por clave morse y radio Winston Churchill desde Inglaterra pidieron ayuda a la población civil para recatar a más de 400 mil soldados sitiados en la costa francesa, y al llamado acudieron más de 700 lanchas y barcos, ahora el asunto se resolvió gracias a las redes sociales, dejando en claro lo que nunca cambia y es eje de la humanidad: la solidaridad.

El jefe de la policía de Houston, @ArtAcevedo, transmitía en vivo vía Periscope sus rescates, patrullajes y conferencias de prensa. Los medios tradicionales tomaban de ahí la información.

Las autoridades fueron excepcionales me asegura mi amigo y colega @juantechtv, comentarista en Univisión, quien me ayudó con su valiosa información a elaborar este análisis. Un buen mensaje en las crisis siempre ayuda y sirve para medir la calidad del líder o vocero; el del alcalde de la ciudad de Houston, @SylvesterTurner, fue éste: somos una ciudad de oración, somos una ciudad de fe.

Gracias a esos medios digitales –y también hay que dar crédito importante al WhatsApp‒, la ciudadanía que allá es muy cercana a la policía y a los bomberos, se ha coordinado muy bien para llevar como puede los alimentos a las estaciones, según lo que me ha comentado @juantechtv.

De este modo, los puntos fundamentales del manual de crisis –elección de mensajes, definición y capacitación de voceros, atención y antelación a los medios, creación de comité de crisis, cuarto de guerra, monitoreo al minuto…‒ hasta donde sabemos, se están llevando con acierto. Faltará el reporte final que deberá contar con la difusión de un plan a la sociedad sobre prevención de futuras inundaciones.

A pesar de los esfuerzos de llevar una buena comunicación, al final la realidad sale siempre a flote y quedará de este variopinto evento el grato el olor de la grandeza de un pueblo que se solidarizó con su gente y, al mismo tiempo de pequeñez del mismo, ante la grandeza de los fenómenos naturales, ante un más allá a quien voltearon a ver agradecidos y suplicantes: los mismos habitantes de Houston, Texas. Es el misterio de “la Fe”.

Al final siempre una situación de crisis saca el tamaño –heroico o miserable‒ de quienes la padecen; son mensajes que nos mandan –sin querer o queriendo‒ los humanos que la viven. Es por ello que en estos días hemos visto, también sobre todo en las redes sociales, desde quien ha perdido su vida por salvar otras, hasta mujeres –Melania Trump @FLOTUS‒ que piensan que de tacón pueden ayudar mejor; hemos visto desde quienes han donado lo poco que tenían, hasta la postura soberbia y arrogante de un Presidente ‒@POTUS‒ que desprecia lo que México ofreció. En las crisis hay de todo: unos ayudan dando, otros muchos rezando o acompañando, pero otros también lucrando o maltratando. Es la condición humana. El saldo, sin embrago, siempre es positivo.

Por último, el mensaje final que Houston ha enviado a América y al mundo, impresionante: ¡AMÉRICA TOMA NOTA! En Houston cada uno está ayudando a cada otro. Todos somos iguales y todos valemos lo mismo. ¡Todas las vidas importan! ¡Nadie está odiando a nadie!

Hace falta un mensaje

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Cuando no hay mensajes claros y voceros decididos, las audiencias se pierden.

Los momentos que atraviesa en este fin de verano la gran audiencia nacional, nos llevan de la mano a pensar inevitablemente en una sociedad a la deriva, en una sociedad que se asfixia. No aparece por ningún lado alguien que proponga un rumbo claro. Mensajes confusos y negativos ‒@EmilioLozoyaAus, @RafaMarquezMX, @julionalvarez– nos sobran.

La audiencia nacional pide hoy a gritos voceros coherentes y proyectos proactivos, líderes que huelan a honestidad y a ciudadanía, y si tienen un toque de experiencia, pantalones, y algunas canas, tanto mejor.

En el proceso de comunicación, sabemos de sobra quienes nos dedicamos a esta disciplina, que el principio elemental y básico, además de la autenticidad del vocero, es el conocimiento profundo y el respeto por la audiencia, sin el cual ningún vocero logrará emitir mensaje que cale, un mensaje que oxigene.

Con todo respeto, me parece injusto y, hasta cierto punto conformista para México, que el mensaje y el vocero más aceptado al momento sea tan reactivo y antiguo como @lopezobrador_ y su añejo discurso.

Si no hay nada mejor, venga entonces Andrés Manuel a gobernar el país. Sin embargo, me contrastan ahora esos mensajes que la historia nos ha dejado de voceros más jóvenes, limpios y decididos, profundamente conocedores de su audiencia que lograron encender al pueblo y poner en marcha a la sociedad civil hasta lograr que las cosas cambiaran; el mismo @EmmanuelMacron lo logró no hace mucho.

https://www.youtube.com/watch?v=zfpljpn0pC8

Pienso también en esos mensajes empáticos de quienes, entendiendo perfectamente el momento y las necesidades de la gente, lograron conectarlas con un sueño e hicieron cambiar el rumbo de la historia.

Cómo no recordar cuando un 28 de agosto del año 1963, ante cientos de miles de norteamericanos y ante el mundo entero, Martin Luther King, quien logró la abolición del racismo, prometió al mundo que la situación cambiaría y que todos –negros y blancos‒ terminarían sentados en una misma mesa.

Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!”, terminó asegurando ese día Luther King, un vocero auténtico que logró hacer de su sueño una realidad.

Cómo no recordar también aquel 6 de marzo de 1994 cuando ante más de 50 mil personas en el monumento a la Revolución, Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la Presidencia, gritaba y proponía al país entero que había llegado la hora del poder ciudadano, que había llegado la hora de la democracia.

Es imposible no recordar cómo encendió el ánimo de la gente cuando se comprometía con honestidad a combatir el cacicazgo y cerrar el paso a la inmunidad, cuando aseguraba desde su corazón ver un México con hambre y sed de justicia, de gente agraviada.

Caló tanto su mensaje que 17 días más tarde fue asesinado quien prometía con honestidad un golpe de timón en la política nacional.

El vocero es quien transmite la parte más importante del mensaje, porque si éste no huele a honestidad, coherencia y compromiso, lo que dice no deja de ser palabra vacía; y porque sólo un vocero honesto sabe resolver adecuadamente la ecuación de lo que el pueblo quiere escuchar y de lo que el pueblo debe escuchar. Sólo el auténtico vocero sabe descubrir las necesidades profundas, las necesidades no siempre demandadas por las audiencias.

@pablomieryteran

 

A 500 mil pesos la vida

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Cuando a un error de construcción se le suma un error de comunicación el resultado es el caos.

El pasado miércoles 12 de julio el país entero se conmovió al enterarse de la muerte de Juan Mena López de 56 años y su hijo Juan de 33, cuyo único error fue circular en su jeta por la que se había anunciado como una de las vialidades más modernas y seguras del sexenio.

Apenas unas semanas antes el mismísimo Presidente Peña Nieto acompañado por los gobernadores de Morelos, Edomex y Guerrero inauguraba una de las obras más importantes del sexenio.

En la ceremonia Ruiz Esparzahasta ahora titular de la SCT‒, con soberbia y arrogancia decía que se trataba de una obra que se mantendrá en excelentes condiciones por lo menos durante los próximos 40 años.

Nos hemos cansado de repetir que cuando no hay coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, es inevitable que la reputación se resquebraje y rompa.

El presupuesto original de la obra de 1,045 millones de pesos, costó más del doble a pesar de haber sido entregada con más de nueve meses de retraso. Ojalá no se hubiera entregado nunca.

El final de la historia podría haber sido otro si las cosas se hubiesen hecho bien desde el principio. ¿Cómo se cotizó la Obra? ¿A qué empresas constructoras se asignó y por qué razones? Porque no se respondió con prontitud a los llamados cuando la vía mostró los primeros daños.

Al final, sin embargo, sobresale vergonzosamente en el caos de la historia el mensaje que el Titular de la SCT ofrece a la opinión pública cuando dice que se pagará 500 mil pesos a la familia Mena “por el mal rato que pasaron, por ayudarles a que sea menos malo”.

Cuando una autoridad de primer nivel de un gobierno llama “mal rato” a una tragedia de esta magnitud estamos ante una grave crisis de identidad, coherencia y valores.

Es poco elegante anunciar indemnizaciones ante tragedias de esta magnitud. La muerte no se compra, la vida no tiene precio.

Mientras no nos expliquen con claridad quién construyó esa vialidad; por qué se le asignó el contrato y qué castigo se le pondrá; mientras no llegue la renuncia del Secretario de la SCT y no nos digan cómo podemos estar seguros de que los puentes y caminos de México son confiables, #todossomosmena y todos hemos perdido, en mayor o menor grado, la seguridad en circular por las autopistas del país.

@pablomieryteran

Medir la Reputación

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Para entender mejor el valor que juega la reputación en este momento de la historia nos ayudará saber que mientras que en el año de 1975 el valor de mercado de las grandes empresas asignaba 85% a los tangibles y sólo 15% a los intangibles –reputación entre ellos‒, a partir del 2015 se asigna a los intangibles 87% (www.oceantomo.com).

Es parte de la era digital en la que vivimos en la que la realidad física pierde valor o en el mejor de los casos lo tiene que compartir con la realidad virtual.

Es la era de la imagen donde las cosas valen más por lo que proyectan que por lo que físicamente son. Apple, la fabricante del iPhone y el iPad, la empresa que más vale en el mundo, tiene un valor de capitalización de 730,000 millones de dólares de acuerdo con datos de PwC, cifra que representa 60% del Producto Interno Bruto (PIB) de México que es de 1.2 billones de dólares.

La inmediata seguidora ‒plena de intangibles y con alta reputación también‒ es Google.

Los activos intangibles ordinariamente son imagen, know how, talento humano, licencias, marcas y patentes, cultura, y obviamente la reputación.

Es el nuevo lenguaje de la humanidad una práctica nueva que nos permite abordar la realidad de otro modo y tener una visión más rica y completa de la verdad. Estamos hablando de la medición de la reputación.

El Reputation Institute en su reciente Country RepTrak asegura que “la presidencia de Donald Trump está teniendo serias consecuencias para la reputación del país. Los Estados Unidos no sólo experimentan la peor pérdida de la reputación en términos de porcentaje, sino también en posiciones de índice de clasificación, pasando del lugar 28 en 2016 al 38 en 2017”.

“Mi reputación es en términos muy sencillos lo que los demás piensan de mí”. Es una ecuación de tres variables: identidad, comunicación y acción, es decir, quién soy, quien digo que soy y qué es lo que hago. Dicho de otro modo, la congruencia entre lo que soy, lo que digo y lo que hago.

La reputación al final del camino es siempre un detector de mentiras porque nadie, absolutamente nadie –por más experto que sea en la práctica de la comunicación‒, puede engañar por mucho tiempo a mucha gente. Al final del camino la verdad vence siempre a la mentira.

Según Mariela Pérez Chavarría, catedrática e investigadora del ITESM, 50% de los ejecutivos piensa que la gestión de la reputación no es vital para el negocio porque no es fuente de valor económico ni de atracción de talento.

Mientras que el sector empresarial en México avanza, aunque no a la velocidad que debiera en el tema de la medición de la reputación, el mundo político parece estacionado en este tema.

Queremos presentar ahora a los políticos mexicanos, dos probadas herramientas para medir su reputación.

Por un lado, está Social Intelligence de GoNetFPI de Mario Saldívar que busca, recopila, clasifica y analiza información en Redes Sociales y distintas fuentes de Internet con el objetivo de realizar el seguimiento de las publicaciones, perfiles y opiniones más relevantes en RRSS (influencers), así como gestionar la información y porcentaje de comentarios positivos o negativos (sentiment) de los distintos estratos sociales y geográficos de interés.

Otro camino ya recorrido en este sentido es la UM, se le llama unidad de medición o unidad Mier y es un método probado durante años que ayuda a cuantificar, de acuerdo a un criterio objetivo, definido y permanente, los mensajes difundidos en medios masivos, midiendo cada una de las notas mediante el software UM.

Sobre cada nota se mide en un esquema ponderado, audiencia, impacto social, impacto visual, influencia del medio, valor de la firma, ruido informativo, espacio y ubicación.

Este tipo de análisis nos permite medir de una forma real el efecto que tienen los mensajes que se difunden en los medios masivos de comunicación sobre la reputación de las personas o empresas.

El análisis nos proporciona una unidad estandarizada (UM) de cada impacto y nos permite medir, comparar, analizar y definir más certeramente acciones y estrategias.

Reputación y Política

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La reputación es la opinión, idea o concepto que la gente tiene sobre una persona o una cosa y esto aplica a todo, incluso a los políticos. La palabra viene del latín “reputatio” que significa opinión que se tiene de alguien o algo. Los sinónimos de reputación son popularidad, prestigio, fama; los antónimos: descrédito y desprestigio.

Mientras que las empresas y los países se esmeran en cuidar su reputación y la gestionan y miden con empeño, algo pasa en la política y, muy especialmente en la mexicana, que parece haber claudicado abiertamente a merecerla.

Anualmente, The Reputation Institute (RI), una empresa de consultoría de gestión de la reputación ‒con sede en Boston‒, que basa su trabajo en encuestas en línea realizadas entre 48,000 personas, dice que Suecia es Número 1 Mundial en Reputación seguido por Canadá, la única nación americana en el top 10. Los siguientes países de América en el ranking son Costa Rica (22), Perú (23), Brasil (24) y México (43). Estados Unidos se ubica en el puesto 28 en la lista, entre Polonia y Argentina.

Las empresas cuidan igualmente su reputación y publican sus calificaciones; año con año Bimbo, FEMSA, LALA, aparecen en las tablas de reputación global, aunque por debajo siempre de empresas como Disney, Sony, Apple, Lego y Microsoft que suelen ocupar siempre los primeros lugares.

Para los políticos el interés por la reputación es un tema sexenal.

Nuestros políticos quieren a veces improvisar todo y piensan que, pintando barcas, contratando espectaculares o con spots de radio y declaraciones de banqueta, pueden construirse una buena reputación.

Esas campañas políticas basadas en el ataque al contrario esconden a menudo un proyecto de comunicación pobre y una evidente falta de trabajo y atención a la reputación.

Se acercan períodos electorales fuertes y vale la pena reflexionar que la comunicación no es magia, y aunque pueda definirse como una ciencia o disciplina capaz de orientar eficazmente las precepciones, no hace milagros y no los hace simple y sencillamente porque la verdad es tan fuerte que siempre, tarde o temprano, sale a flote. Dicho en otras palabras, no pueden cambiarse las percepciones sin modificar las realidades.

Cuando uno actúa en contra de lo que defiende o representa, tarde o temprano destruye su reputación, lo que a la opinión pública mundial han significado Lance Armstrong y Bill Cosby, por citar algunos casos, o como en el caso de México, Bejarano antes y ahora los Duarte. No se pude navegar con bandera de honestidad sin serlo.

Crear y mantener una reputación en la política no es tarea sencilla, pero sí posible. Bastaría atender con seriedad el tema y no olvidar que el voto siempre va directamente ligado a la reputación del candidato y del partido. No somos ángeles –y los políticos menos‒, sin embargo, si se gestiona con seriedad y tiempo el manejo de la reputación tanto de los partidos como de los candidatos, el triunfo será siempre más accesible que si no se hiciera.

No sólo se trata de privilegiar la ética de los principios sobre la ética de los resultados, sino de elaborar eficaces campañas de difusión en las que se hable de lo que sí se hace, entendiendo que en términos de comunicación masiva la mugre sale a flote mientras que lo bueno suele permanecer oculto.

Cuando los consultores de comunicación de los políticos y de los partidos puedan estructurar bien las 6 variables de la comunicación –mensajes, audiencias, voceros, medios, frecuencias y tiempos‒ y alinearlas a la realidad, podrán ver que cambiarán positivamente los resultados en términos de reputación.

Cuando los expertos en sus horas de reflexión y análisis definan bien los momentos de silencio y de ruido, los tiempos de callar y de hablar, los resultados sobre la reputación serán mejores.

Elecciones en el Estado de México, comunicación baladí

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Mientras unos discuten si la comunicación es ciencia o no, vamos a aceptar que hoy por hoy es una actividad vital del ser humano y de las instituciones que requiere ser tratada con profesionalismo y respeto, sobre todo, si se esperan de ella resultados. En el pasado proceso electoral del 4 de junio, en el Estado de México, se maltrataron en varios momentos los procesos de comunicación y los mensajes.

Para que la ecuación de la comunicación pueda dar grandes resultados y, sin duda, sabe darlos, hay que cuidar y saber combinar siempre cinco variables: conocimiento de las audiencias, definición de los mensajes, preparación de los voceros, uso adecuado de los medios y asertividad en el uso de los tiempos. Hubo sin duda errores en los procesos, la victoria se la llevó –no es coincidencia‒ quien trató con profundidad y profesionalismo sus procesos de comunicación.

Todos los que medianamente para arriba entendemos de procesos electorales, sabíamos que para el 3 de junio las posibilidades de triunfo de @alfredodelmazo eran grandes, sabíamos de la caída estrepitosa de @JosefinaVM, del remonte importante de @JuanZepeda_, y también sabíamos que si mucha gente salía a votar podría entonces ganar @delfinagomezmeza.

Un principio de la comunicación moderna es que nada debe suceder que no está previamente planeado y definido, bajo esa premisa analice usted por qué en su último tuit antes del 4 de junio @alfredodelmazo con sólo 164 mil seguidores dijo, “estamos listos para gobernar”, mientras que @delfinagomezmeza con sólo 33 mil seguidores decía: “salgamos a votar”, y @JuanZepeda_ con 24 mil seguidores decía “gobernaré para todos”, mientras que @JosefinaVM con más de 1 millón de seguidores escribía: “ya ganamos”. Vale la pena el análisis, ¿no lo cree?

Pero más interesante puede ser que califiqué el mensaje en twitter del día 4 de junio:

@alfredodelmazo: “¡gracias!”;

@delfinagomezmeza: “ganamos la elección”;

@JuanZepeda_: “se fortaleció el PRD, fuimos la mejor campaña” y,

@JosefinaVM: “ya voté…, las tendencias no me favorecen…, fue una elección de estado…, no me voy…”.

El siguiente tuit, después del día 4 fue éste (¿usted qué opina?):

@alfredodelmezo, día 5 de junio: “¡ganamos!”;

@delfinagomezmeza, día 5: (silencio), día 6: “exigimos recuento”;

@JuanZepeda_, día 5: “el mejor resultado de la historia para el PRD”;

@JosefinaVM: (no dijo nada).

Requiere análisis el mensaje de Ricardo Anaya el día 5 a primera hora de la mañana: “ganamos al menos 3 de 4”, cuando acababa de perder la más importante de las elecciones. Pero así es Ricardo, y si no me lo cree vea su página de Wikipedia donde al hablar del primer proceso electoral en el que participó, en vez de decir que no perdió, vea usted lo que dice:

En el año 2000, a los 21 años, fue candidato del PAN a Diputado local por el XIV Distrito de Querétaro, que comprendía los municipios de Arroyo Seco y Pinal de Amoles, logrando para su partido un incremento en la votación de más del 400% respecto de la anterior elección.

Algo que igualmente nos sorprendió, desde una óptica de comunicación, fue la confusión de roles de los voceros. A veces en el caso de MORENA, no sabíamos si el vocero de Delfina era AMLO o AMLO el superior de la maestra; ya en la campaña fue abrumadora la presencia del tabasqueño y ahora es más en la defensa. Este tipo de invasión de roles también confunden.

En términos de comunicación todo es estrategia, a veces el silencio es más importante que el alboroto, el mensaje de propuesta más importante que el de queja o reproche, el desaparecer más importante que el estar presente, la espontaneidad más eficaz que la rigidez y, finalmente, tener siempre más definido lo que no se va a decir que lo que se debe decir.

Dos reglas de oro que se rompieron también en la campaña e inevitablemente pasaron factura porque así ha sido siempre en la historia de los políticos en el mundo: no hablar mal de la prensa y no pelearse con un colega comunicador.

Finalmente, un tip sobre su comunicación a los perdedores:

Josefina: cuando Kaliman repetía que “la mejor defensa es el ataque”, no estaba pensando necesariamente en una campaña política;

Delfina: dicen los que saben que siempre debe haber un vocero porque el vocero es el mensaje.

Juan Zepeda: nunca perdió porque nunca pensó que ganaría y obtuvo, como él mismo dijo, la mejor votación de la historia para el PRD. Felicidades Juan por tu campaña.