Caso Lozoya: Primer Acto

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Finalmente, el telón fue abierto y Emilio Lozoya Austin, en conferencia virtual desde el hospital donde según versión oficial se encuentra, compareció ante los jueces federales de control de la causa, declarándose inocente de los hechos que se le imputan por el caso de la compra a sobreprecio de la planta de Agro Nitrogenados –ubicada en Coatzacoalcos, Veracruz– a Alonso Ancira, propietario y director de la empresa Altos Hornos de México, sita en Monclova, Coahuila, y el caso Odebrecht, empresa constructora brasileña que le sobornó con 10.5 millones de dólares, tanto para fondear la campaña a la presidencia de Enrique Peña Nieto, como después para entregarle contratos multimillonarios ya como Director de Pemex en el pasado gobierno.

En su defensa aseguró que había sido intimidado, presionado e instrumentalizado y prometió revelar los nombres de quienes ejercieron éstas en su persona y que aprovecharía el criterio de oportunidad que establece la ley a quien delate a sus cómplices. En ambas audiencias los jueces determinaron que la extradición del presunto inculpado fue legal, a pesar de la contradicción de los certificados médicos expedidos en España y en México; el primero lo declaró sano, y el segundo, después de varias horas de vuelo entre ambos países, afirmó que estaba afectado de varias enfermedades: anemia, afección en el esófago, y –¡oh sorpresa!– cansancio general.

Lozoya investigado, bajo la lupa
Imagen: CIO Información.

Sin embargo, este proceso que se presume será el más enérgico y categórico de lo que va del siglo, adolece de apego estricto a la ley por las concesiones que se han hecho al inculpado y que la opinión pública pone en entredicho en los medios de comunicación, principalmente en las redes sociales. Por ejemplo, podrá llevar su proceso en libertad, a condición de portar un brazalete electrónico, ir cada quince días a firmar el libro de procesados, su arraigo domiciliar y la entrega de su pasaporte y visas a la autoridad para impedir su posible huida al extranjero nuevamente. Todo esto bajo un pacto realizado en la oscuridad de la política y la diplomacia, a cambio de aceptar su extradición y enfrentar los cargos aludidos ante la justicia mexicana. Y aún más, por ser considerado como un testigo colaborador –antes se les llamaba soplones–, como lo ha dicho el presidente Manuel López Obrador en sus conferencias de prensa matutinas.

El personaje o los personajes autores del compromiso, como también los ha calificado el propio presidente, al parecer permanecerán, por ahora, en la oscuridad, aunque se presume que están al servicio por parte del gobierno la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaría de Relaciones Exteriores, y los abogados españoles y mexicanos o familiares, por parte del acusado. Todo ello, bajo la promesa de que denuncie y aporte pruebas de quiénes fueron los funcionarios que lo presionaron, para decirlo, en una palabra, y además a los diputados y senadores de la LXIII Legislatura –los más del PRI, el PAN– que aceptaron sobornos a cambio de aprobar la iniciativa sobre la reforma energética propuesta en el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.

lavado dinero, corrupcion
Ilustración: Vicente Martí.

Algunos jurisperitos han expresado opiniones que ya se preparan las figuras de prescripción y el debido proceso legal para finalmente dejar en plena libertad a Emilio Ricardo Lozoya Austin o ERLA, como ha pedido que lo publiciten con base en la protección a sus datos personales, cuando su nombre ya ha dado la vuelta al mundo en todos los medios de comunicación y redes sociales. La prescripción se da en los casos en los cuales los delitos imputados por el transcurso del tiempo entre la pena máxima y mínima de estos, ya ha caducado para ejercer la acción penal, y el debido proceso legal en aquellos que se demuestre que existen fallas legales en los procedimientos legales. En estos laberintos jurídicos también se ha señalado que la FGR le acusó por el delito de asociación delictuosa y no de delincuencia organizada, por ser menor la pena del primero y proceda la prescripción.

El ciclón Emilio promete ser de mayor intensidad, pero será un mega proceso largo y lleno de incidencias, que corre el peligro de descarrilar la negociación o compromiso porque las más duraderas son las del dinero, no las políticas. Tropiezo oportunamente en las lecturas de mi confinamiento con el poeta Ezra Pound que nos dice en sus Cantos: “En sus almas usura y en sus pechos cobardía/ en sus mentes fetidez y corrupción”.     


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