Daño colateral del COVID-19

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Leyendo el reporte recientemente publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el “COVID-19 y la Cadena de Suministros de Drogas: de la Producción y el Tráfico al Consumo “, me acordé de una plática que tuve a principios de 1983 con unos banqueros ingleses, época en que los problemas de México después de la nacionalización de los bancos eran enormes y entrando a una espiral inflacionaria que afectaría al país por muchos años. En esa reunión me preguntaron que cómo era posible que pudiera México conservar el orden con tanta pobreza y desigualdad.

Mi respuesta fue que teníamos dos factores que nos ayudaban mucho, primero el concepto de familia y, segundo, y muy relacionado con el primero, era la cantidad de remesas que nos llegaban de Estados Unidos.

Les explicaba que nuestras familias humildes eran muy numerosas, que en muchas ocasiones bajo un mismo techo vivían los abuelos, los padres, sus hijos y en algunos casos sobrinos.  En estos hogares a veces alguno de los adultos tenía un empleo formal y los demás en edad de trabajar conseguían siempre algún tipo de ingreso que ayudaba al sustento de todos, y que cuando se complicaban las cosas uno de los hijos se iba a los Estados Unidos a trabajar.

Ya desde entonces el tema de las remesas era muy importante para apoyar a muchas familias, sobre todo en el ámbito rural. Si bien el concepto familiar y de apoyo persiste, el numero de personas por hogar ha disminuido, así como la cantidad de personas que salen del país.

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Imagen: All City Canvas.

En estos momentos tenemos un problema adicional y es que en muchos casos algún miembro o más de una familia de bajos recursos se ve en la forzosa necesidad de involucrarse en el crimen organizado, ya sea como una alternativa de vida o sustento para los suyos o como un tema aspiracional y, en el peor de los casos obligados, por las circunstancias o el consumo.

Como quiera que sea en este lapso, el nivel de drogadicción ha aumentado mucho en el mundo y, por lo tanto, en los países en vías de desarrollo como México se han encontrado soluciones para el suministro e inclusive para el consumo.

Desafortunadamente en este periodo de tiempo no hemos podido, tanto los países desarrollados como los emergentes, encontrar una solución a la complicada problemática que rodea el tema de drogadicción y narcotráfico.

La presente crisis está ocasionando en todo el mundo una recesión muy importante en donde cada vez se torna fundamental el tener un plan que ayude a recuperar la salud y el empleo.

Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional son que el Producto Interno Bruto del país decrecerá en aproximadamente un 10.5% y se perderán más de un millón de empleos formales, ocasionando esto una presión importante sobre la informalidad, la pobreza y la desigualdad.

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Imagen: Mises Report.

El estudio de la UNODC concluye que: Se espera que la crisis económica propicie un mayor uso de sustancias ilegales para acoplarse a las dificultades (distanciamiento, falta de transporte, formas de pago, etc.). Asimismo, se espera un incremento en el uso de drogas más económicas (vs. heroína y cocaína).

Este  estudio detalla varios temas muy delicados, tanto desde la demanda como de la oferta de drogas y tan sólo mencionaré algunos para reflexionar sobre sus efectos colaterales en nuestro país.

En el largo plazo, se espera que la crisis económica y el desempleo ocasionado por el COVID-19 orillen a más campesinos a plantar cultivos ilícitos y a una mayor parte de la población a participar en actividades del crimen organizado.

Los trabajos de organizaciones y sistemas que proveen servicios de tratamiento y apoyo a consumidores y drogodependientes se han visto afectados por las restricciones asociadas a la pandemia.

A la conclusión que se llega después de leer este reporte es que desafortunadamente tendremos un daño colateral muy importante como consecuencia de los efectos económicos, sociales y psicológicos de la pandemia, y es que tanto la producción como el consumo de drogas aumentará a nivel global y este problema afectará mucho más a los países que tarden en recuperar la salud y el empleo formal.

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Imagen: Grain.

Las últimas cifras de las consecuencias de esta pandemia en términos de salud y empleo son realmente devastadoras. La pérdida de vidas hasta ahora son más de 32,000, con casos confirmados por más de 268,000 y los fallecidos al día de ayer (7.07.2020) fueron 895 personas. A nivel de empleos y cierre de empresas los números son igual de preocupantes. Las consecuencias sociales, económicas y psicológicas son enormes.

Creo que con esta perspectiva se vuelve cada vez más importante el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, así como con otros países, aunado a la estrecha colaboración con nuestro vecino del norte para lidiar con los temas de migración (remesas) y seguridad (drogas).

La recuperación de la salud y del crecimiento global, principalmente de los países desarrollados, será fundamental para que países como el nuestro y con la capacidad de incorporarse a las cadenas productivas, tomemos las medidas suficientes para vincularnos de manera rápida y eficiente para lograr nuestra recuperación.


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nr

Agregaría que esta situación va a promover el vandalismo que ya se ve y se perderá en el concepto de seguridad con una ola grande de secuestros. Lo más triste un gobierno cruzado de brazos y poco confiable.

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