Las elecciones de 2021 en México serán las elecciones más grandes de la historia, ya que se renovarán prácticamente la mitad de los gobiernos estatales y más de 21 mil puestos políticos, generando un escenario en el cual se consolida el actual proyecto de gobierno, o bien, se establece un nuevo mapa político que, a priori no es claro para nadie.
En plena crisis económica y sanitaria por el coronavirus, muchos políticos y representantes públicos han dejado de pensar en sus responsabilidades para centrarse en sus cifras, compromisos e intereses futuros, dejando de lado el hecho de que a día de hoy hay más de 185 mil casos confirmados y más de 22,500 fallecidos en nuestro país (… y en aumento). Parece ser que las únicas cifras que importan, ahora son 21,368 cargos y 15 gubernaturas, la intención de voto, el desgaste de las principales figuras partidistas o quiénes pueden ser buenos fichajes en los “procesos de renovación”.
La complejidad del escenario actual se ve alterada por estas variables, que un mundo ideal, no deberían existir, siendo que es responsabilidad de los políticos y representantes públicos servir al pueblo, independientemente de si se vislumbran tiempos electorales o no. Sin embargo, no vivimos en un mundo ideal, y en vez de estar planificando y ejecutando estrategias que nos permitan paliar los efectos económicos, sanitarios y sociales, nos encontramos consumiendo recursos orientados a una precampaña que no aportan valor a la situación actual, pero sí restan.
Además, si esto no fuese suficiente, vemos que dentro de los mismos partidos políticos no existe un consenso sobre cuál será la estrategia a seguir, generando luchas internas que terminarán por convertirse en un corto plazo en “alianzas por el bien del pueblo”, cuando la lógica dicta que el bien colectivo prima sobre el individual, y que el trabajo de un partido político tiene que venir de más allá de unas semanas atrás.
Lo anterior pone de manifiesto, una vez más, la necesidad y obligación que tenemos como mexicanos de generar espacios de encuentro sociales y empresariales. Espacios que permitan identificar y desarrollar estrategias reales, tanto para dar respuesta a la crisis actual, como para ser agentes decisivos en ese proceso electoral que tanto preocupa actualmente a políticos y representantes públicos.
México se encuentra en un momento complejo en más de una dimensión, y esta situación, nos exige ser más críticos, proactivos e inteligentes, priorizando la búsqueda de soluciones reales a los problemas, haciendo uso de la voz, promoviendo el encadenamiento productivo local, apoyando al talento mexicano, pero especialmente, exigiendo a los políticos y representantes públicos que cumplan con sus responsabilidades actuales, o en su defecto, que dejen el camino libre a quienes sí tienen la vocación y disposición para luchar por nuestra sociedad.
No hay duda de que poner esto en palabras resulta sencillo, y que más que una propuesta puede llegar a parecer una reivindicación, pero esta nota no es para recalcar lo que ya sabemos o venimos viendo desde hace mucho tiempo atrás, sino para invitar a los agentes empresariales y sociales a que intensifiquen su trabajo y comiencen los movimientos necesarios para regresar el poder al pueblo a través de mecanismos que no puedan ser puestos al servicio de intereses particulares o partidistas.
Sin quitar la mirada de lo importante, pongamos en valor el futuro de México, y para ello busquemos la cooperación y colaboración entre agentes, teniendo presente que hoy día nos encontramos en una situación compleja, y que a pesar de que las acciones no reflejen un resultado inmediato, sí determinarán el futuro de nuestro país.
Levantemos la cabeza y miremos al futuro pensando en todo lo que necesitamos para ser y seguir siendo competitivos.
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