Reflexiones de la pandemia 2020

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1. La duda: ¿Mis textos ayudan o causan daño?

Hace un par de días publiqué mis primeras cinco reflexiones sobre la pandemia,  supongo que los lectores que me siguen las habrán leído. Antes de éstas publiqué otras notas no menos interesantes, pero me aparté de la escritura unos días porque realmente aprecié que reflexiones abiertas y destinadas al público en general no son efectivas, ya que estamos más infectados de noticias y falsas noticias del COVID-19, y creo, sinceramente, que esta inflación de noticias causa más daño que el mismo coronavirus. ¿Cómo se explican los casos de las personas que bebieron cloro para evitar contagiarse?

Opté por intercambiar información con los amigos o conocidos personales, y saber más o menos cómo se está organizando cada uno; y obviamente su circunstancia cambia de acuerdo a su grupo generacional, su situación económica, y sus condiciones de salud especialmente, pues la pandemia está destinada a afectar, en la mayoría de los casos, a los adultos mayores, a los enfermos crónicos, a los pobres y cualquier combinación de estas condiciones.

A partir de una carta personal, en la que incluí como amigo al editor de Diariojudio.com, y que también fue publicada, pude desarrollar intercambios personales con muchos amigos o conocidos. La mayoría de las personas se quejaba que tuvieron que pasar solos, sin la familia, las fiestas de abril. Algunos manifestaron la tristeza de ver al Papa Francisco orar solo en la inmensa y vacía Plaza de San Pedro en el Vaticano. Nadie se quejó de haberse quedado sin trabajo o haber tenido que despedir a su personal, aunque estimo que les está ocurriendo eso.

Creo que el sistema implantado por diversos gobiernos resulta exitoso y puede resumirse en algo así como: “Ciudadanos, hacemos lo mejor posible y recuerden que hay personas en peor condición que la vuestra. Quédense en casa y si no se quedan, pagarán multas”. A mi me gusta concentrarme en notas cortas, si alguien quiere leer una larga, recomiendo la siguiente de Ignacio Ramonet que abarca casi todos los temas. No necesariamente estoy de acuerdo con todos los puntos, pero eso no descalifica su escrito.

reflexiones del coronavirus
Ilustración: Washington Times.
2. Los datos: ¿Debemos confiar en la información que nos proporcionan?

Todos los días tenemos acceso a la información de la cantidad de muertos, enfermos, personas recuperadas a nivel mundial, y considero que realmente podríamos reírnos un poco de las cifras. Me explico. Aparentemente la fuente son los países y estos publican lo que quieren. Venezuela –país vecino del mío– desde hace años publica que los hospitales no tienen agua, luz, insumos básicos, etc., pero sólo está informando 388 casos con 10 muertos y 17,834 revisiones por cada millón de habitantes. No traeré aquí los datos, así que recomiendo a quien le interese, revisar el siguiente enlace:  Coronavirus Update (Live).

Esa misma fuente nos indica que hasta el 9 de mayo del 2020, en el mundo hay 4,016,019 enfermos, de los cuales los casos activos son 2,352,223 y de ellos sólo un 2% son casos críticos. Hace dos semanas aproximadamente los casos críticos eran un 3%. De los casos cerrados 1,663,796 en total han muerto 276,769 personas, es decir, un 17%.  Aún sigo pensando que el COVID-19 no es lo peor que nos pasa a nivel mundial. Ese mismo sitio, el worldodometer nos da otros datos. Por ejemplo, este año ya murieron por suicidio 379,268 y sólo hoy, posiblemente sea ayer, 319. ¿Cuántos de esos provienen de haber perdido el trabajo, de estar confinados?, no sabemos. Y de hambre ¿cuántos morirán? ¿El estrés a cuántos mata? Tomemos en cuenta que de SIDA-AIDS ya murieron este año 594,573 personas, y no creo que la gente se impresione demasiado. Copio del sitio estos datos relacionados al agua. Hay más muertos por problemas de beber agua no potable, que del COVID-19 y eso… toda la vida.

1, 539, 948, 975: Water used this year (million L).
297,875: Deaths caused by water related diseases this year.
801, 289, 139: People with no access to a safe drinking water source.

3. El hambre: ¿A quién le preocupa ese tema?

Una nota de la BBC sobre los trapos rojos nos muestra una faceta de la realidad de muchos países y no sólo de Colombia. La injusticia social, la pésima distribución de los ingresos, etc., y que posiblemente las medidas que tomaron ciertos gobiernos de parar la economía de manera drástica por medio del confinamiento obligado (la cuarentena), no fue más que una manifestación de pánico de los dirigentes y no de medidas que respondían a una necesidad real. Viendo los niveles de corrupción en primer lugar, de pobreza y de hambre, no creo que les preocupe proteger a la población. Creo, sinceramente, que a los políticos les preocupa más las próximas elecciones.

trapos rojos
Ilustración: Rolling Stone.

Cito lo siguiente: Grisales, madre soltera de un niño, llegó hace 7 años a Bogotá huyendo de la violencia y la falta de trabajo de su pueblo, Puerto Berrío, en el interior profundo del país. Hasta la cuarentena, trabajaba cada día de la semana en una casa distinta acomodada del norte de la ciudad como empleada doméstica.

“Ahora todo dio un giro”, apunta. “Mis trabajos se terminaron y ninguno de los patrones se ha dedicado ni a llamarme a preguntar cómo estoy”.

Supongo que aquí y en todo el mundo debe haber patrones que siguen pagando a su personal, porque saben que de otra manera no tienen qué comer. Me gustaría saber que no me equivoco.

Bolsonaro, Duque, Fernández, Netanyahu y Trump, ¿tienen servicio doméstico? ¿Lo pagan ellos? ¿Lo paga el pueblo? ¿Qué sabemos nosotros de la vida de nuestros líderes?

4. Los ricos: ¿Son realmente gente buena?

Hace muchos años, basado en mi experiencia, manifesté que de todos mis clientes los más miserables eran los ricos. Supongo que eso debe incluir a los políticos acaudalados. No tengo nada en contra el señor Sarmiento Angulo, pero la nota me lleva a concentrarme en él debido a que es un personaje muy influyente, que incluso ha redactado leyes con sus propias manos, tal como he leído en algunas fuentes.

Por ejemplo, una noticia que nos alegró es que el hombre más rico de Colombia donó algo así como 20 millones de dólares para comprar kits para la detección del coronavirus. Y es que esa gente, la de los trapos rojos, no llega al test, se muere antes de hambre. Desde otra perspectiva, ¿cómo medir la generosidad del donante? Copio de otra nota de Forbes Colombia: Cabe recordar que en los últimos años hay cuatro multimillonarios colombianos que han sido mencionados en el listado mundial de Forbes. El primero, el más rico del país, es el banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, cabeza del Grupo Aval, quien tiene una fortuna que supera los 8 mil millones de dólares, y quien aportó 80,000 millones de pesos para combatir la expansión del coronavirus.

donaciones coronavirus
Ilustración: CoinTelegraph.

Casi es parecido hablar de 8 mil millones de dólares y mencionar 80 mil millones de pesos. Eso es apenas un 0.25% de su  patrimonio. No menos condenable es la tendenciosa publicación que lleva a encandilarnos. No es lo mismo escribir 8 mil millones que 8’000,000,000 y, por otra parte, escribir 80,000 millones de pesos parece mucho más. Porque no escribieron 80 mil millones de pesos. ¿Qué han hecho los millonarios del mundo? Los ricos, aparentemente son ricos porque se lo merecen, y los trabajadores en gran medida son los que garantizan la creación de la riqueza. Un titular de Argentina de estos días nos dice que, ante esta pandemia, la solidaridad es un cuento para tontos. La orden es: “sálvese quien pueda”.

Ni en una pandemia los muy ricos en Argentina quieren hacer un aporte

El oficialismo busca aprobar un impuesto a los grandes patrimonios para financiar parte de la lucha contra el coronavirus. Miembros de la Unión Industrial de Argentina (UIA) y de la Mesa de Enlace, economistas ortodoxos y medios concentrados, están en contra de ese tributo de emergencia.

En Colombia, en cambio, no veo que se les aplique un impuesto de emergencia a los grandes patrimonios.

El aporte deberán hacerlo los funcionarios y otros que ganan ingresos superiores a 10 millones de pesos. Quienes ganen más de 10 millones COP (pesos colombianos) deberán pagar una tarifa de entre 15% y el 20% del monto que devengan en sus salarios.

Si bien las medidas de cuarentena de Duque, de derecha en Colombia, y de Fernández, de izquierda en Argentina, me parecen semejantes, ¿por qué las medidas económicas no son semejantes? Creo que en la Argentina las clases más humildes están mejor que en Colombia. Eso por supuesto merecería ser estudiado y deberé postergar mi opinión para otra oportunidad. Hace mucho publiqué eso desde la perspectiva de los ricos de Forbes. Los argentinos más ricos están mucho más abajo en la lista y eso significa para mí, una mejor distribución de la riqueza entre ricos y pobres. Mis amigos argentinos no deben quejarse por eso, tienen que estar orgullosos.

5. Grageas: A) Fases de la cuarentena

Estos dos titulares son parecidos en muchos países:

~ Vamos subiendo la cuesta | Anunciaron la prórroga de la cuarentena hasta el 24 de mayo. Eso en Argentina, en Colombia hasta el 25 de mayo.
~ Alberto Fernández: “Toda la Argentina, excepto el AMBA, pasará a la cuarta fase de la cuarentena”.

Desconozco qué son “las fases” de la cuarentena, ¿no es repetir, en otras palabras, las palabras de Trump en cuanto a la reactivación de la economía? En “Colombia: Coronavirus en Medellín”, ¿en qué consiste la segunda fase de la cuarentena? Yo sólo sé que no salgo desde el 16 de marzo y creo que fue una exageración. Cuidarme y mantener distancia considero que era suficiente.

¿Alguien realmente entiende qué se nos dice? Y quienes lo sostienen, ¿entienden lo que dicen?

B) Ofrecer disculpas

Ofrezco yo mis disculpas a las empresas aéreas, hoteles, empresas de alquiler de automóviles, y empresas de turismo. Hace un par de años atrás al jubilarme, evalué mi salud, mi situación económica y planifiqué utilizar los presupuestos de turismo de 10 años en 5 años, financiando con algunos prestamos, las futuras disponibilidades. Todo fue bien, el proyecto era hasta mis 70 años y estos cumplí el año pasado. Nunca pensé que mi decisión de no viajar en el año 2020 provocaría un colapso en todo ese sistema de la industria aérea, turística, hotelera. También debo ofrecer disculpas a los supermercados, realmente no compré más que antes y hasta puedo decir que estoy comiendo menos para evitar engordar –algo he bajado, no sé si suficiente–.

C) Frustración

Supongo que, como muchas otras personas, el encierro despierta cierta frustración sobre la falta de logros en la vida o la pérdida de los logros obtenidos durante la vida. Un alto nivel de frustración de encontrar que todo lo que queremos es sobrevivir a un infame y nanoscópico virus, que estimo fue desarrollado en un laboratorio. Y con eso, aparentemente, también estamos dispuestos a entregar el control de nuestras vidas a las autoridades, que sin duda las utilizarán para sus propios intereses.


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GAbriela

Te digo algo Alejandro? como comunicador entiendo que quieras dar una información amplia a tu auditorio y eso pero el ponerlos en contra de su gobierno, los deja desprotegidos, te alza a ti como el despertador de polémica pero nos deja a los que somos concientes de la situación con un dejo de desesperanza y eso junto con la frustracion y falta de logro que mencionas (muy real por cierto) nos deja en el pavimento, podrían dar una noticia donde propongan a la gente hacer su parte y no solo demandar al gobierno? como ves, obvio sin dejar de informar creo que en plena pandemia se desea algo de esperanza, de comunicador a comunicador te lo trasmito,ojala no lo tomes a mal

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