Y ahora qué sigue para México

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El tráfico de las calles ya es el mismo, salvo porque las escuelas siguen cerradas y varias oficinas mantienen una ocupación moderada. Se percibe que regresamos a una nueva realidad, pero bajo muchas de las costumbres y malos hábitos de siempre.

¿Qué viene para nosotros en los próximos meses? ¿Habremos aprendido algo de esta pandemia o la olvidaremos tan pronto como lleguen las fiestas de diciembre o antes?

Confío en que no, aunque la interrogante sobre qué nos traerá el futuro inmediato se mantiene y debemos estar preparados para tomar medidas que aminoren el impacto de este año complejo que seguirán afectándonos durante mucho tiempo más.

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Imagen: El Cronista.

Arranca octubre y es indispensable vacunarse contra la influenza, otra enfermedad letal que cobra la vida de más de 28 mil personas al año, y que se va a juntar con esta nueva cepa de coronavirus que ya se acerca a los 80 mil fallecimientos, lamentables cada uno de ellos.

Cualquier argumento para no vacunarse para la temporada de influenza carece de sustento científico y de evidencia. No es un asunto de que a uno le “caiga mal” la vacuna o que tenga miedo de contraer la enfermedad, todo lo contrario, en el último tramo del año resultará vital para superar esta emergencia sanitaria y económica. Es decir, casi con la misma urgencia, vacunémonos, de paso, en contra de rumores, mensajes y supuestas afirmaciones que son solo noticias falsas.

La siguiente medida en lo inmediato es continuar con las previsiones de higiene, sana distancia y resguardo. Todavía no hemos librado la pandemia, no fue una experiencia difícil, es aún un periodo crítico y necesitamos colaborar socialmente para que el primer semestre de 2021 no sea el de un rebrote que resultaría catastrófico en más de un sentido.

A pesar de que los indicadores económicos señalan que la mayoría de los mexicanos fuimos prudentes con nuestros gastos, hay que insistir en la prudencia, el apoyo a los pequeños negocios cercanos y a limitar las deudas de cualquier tipo, al tiempo que ahorramos.

Podemos debatir semanas enteras sobre el crecimiento perdido y las consecuencias del frenón económico que inició en marzo, sin embargo, la realidad es que no veremos mejores momentos si no modificamos nuestra manera de interactuar con los pocos o muchos recursos que tengamos disponibles.

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Imagen: IADB.

Evitar gastos innecesarios y enfocarnos en garantizar las condiciones de bienestar mínimas para nuestras familias y para nosotros es lo que hará que resurjamos como país después de esta pandemia inédita en un siglo.

Como entraremos a un periodo electoral, y también electorero, es nuestra obligación unirnos en comunidad, construir tejido social y estar pendientes de las promesas, a evaluación de resultados y las propuestas que nos harán para obtener nuestro voto en unas elecciones que se anticipan muy complejas.

Los cambios reales sólo se logran desde la ciudadanía y esa idea debe ir acompañada de diálogo, tolerancia e intercambio de propuestas, no de protestas. En México cabemos todos y quienes afirman lo contrario nutren, o se nutren, de la falsa polarización que asegura que no podemos ponernos de acuerdo.

Nada más equivocado. Aquí podemos convivir con puntos de vista distintos, pero no tienen ninguna relación con los acuerdos fundamentales que necesita un país para progresar: salud, educación, seguridad, paz, Estado de Derecho, oportunidades de desarrollo y atención a todos los segmentos de la población, desde nuestros adultos mayores, hasta los jóvenes, niñas y niños.

Lo demás se vuelve parte de la politiquería que aleja a los que se supone trabajan para los ciudadanos y nos crea una apatía para participar como una sola sociedad, junta en lo fundamental y abierta para llegar a consensos.

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Imagen: Eulogia Merle.

Éste es el momento crítico para intentar lograrlo y dudo que haya muchos hacia adelante. Ésta es una oportunidad también única de enfocarnos en lo primordial y dejar a un lado los intereses creados y la grilla que todo lo empaña.

Hagamos el esfuerzo en la salud y en la construcción social de un equilibrio nacional para eliminar lo que no nos sirve y empezar a seguir conductas que nos favorezcan en lo colectivo, en lo familiar y en lo individual.

Y no bajemos la guardia. No es la hora. Faltan meses, muchos, para cantar victoria sobre este nuevo virus, sin olvidar que vivir en este planeta representa estar preparados para la siguiente crisis, sea sanitaria, medioambiental o provocada por nuestro desmedido orgullo, que a veces nos hace creer que somos dueños de un mundo que, cada vez con mayor frecuencia, nos pide humildad y respeto.


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