altruismo

El bien propio, el bien de los demás y el bien común

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El ser humano siempre se encuentra en relación y al mismo tiempo su actuar en el mundo busca el bien; incluso en aquellas ocasiones en que comete errores, se equivoca, lastima a otros o a sí mismo, aquello que considera bien, en ese momento, le da dirección y sentido a su vida. Ambas circunstancias se encuentran íntimamente ligadas, son interdependientes y se condicionan mutuamente.

El bien, en abstracto, se concretiza en acciones específicas cuya orientación necesita elegir entre tres direcciones diferentes por las que puede optar: el bien propio, el bien de los demás o el bien común. Cada una de ellas con sus propias características, retos y consecuencias.

nina pintando corazon, amor propio
Ilustración: La Mente es Maravillosa.
El bien propio

El bien propio dirige las acciones y la conducta hacia el bienestar de la propia persona. Esta opción suele verse con desconfianza pues se confunde frecuentemente con el egoísmo, razón por la cual conviene diferenciar. Egoísmo de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia es el “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”. Es decir, cuando niega al otro, lo otro y sólo se considera a sí mismo. En este sentido, el bien propio únicamente es cuestionable cuando toma la posición extrema en las situaciones y deja de considerar los efectos y las consecuencias en el entorno y los demás.

El bien de las demás

El bien de los demás dirige las acciones y la conducta hacia el bienestar de otros. Este objetivo suele percibirse como una cualidad valiosa en aquellas personas que renuncian a sí mismas en función de los demás y precisamente allí es donde se encuentra una doble trampa. En efecto, un enfoque centrado en el bien de los demás fomenta el egoísmo de los otros, por un lado, y, por el otro, impide que la persona se perciba a sí misma y reconozca como única fuente de satisfacción el servicio. Esta posición genera la desensibilización propia y espera que otros adivinen sus necesidades, cosa que casi nunca sucede con lo cual provoca una significativa cuota de frustración y sufrimiento que aumenta con el tiempo.

egoismo, verse en el espejo
Ilustración: Panorama Cultural.
El bien común

El bien común en cambio reconoce, toma en cuenta y valora tanto el bien personal como el de los demás. Para hacerlo incrementa la capacidad de percepción de la realidad propia, del entorno y de otros, pondera las opciones y busca las mejores alternativas con el fin de satisfacer las necesidades y expectativas de todos los involucrados, del escenario y de sí mismo.

Si bien considerar todo y a todos, incluido uno mismo, es el elemento fundamental del bien común, de suyo representa un reto mayor ya que es imposible alinearlo en una sola dirección con beneficios iguales para los involucrados y sin pérdidas o afectaciones particulares.

bien comun, ayudar a otros
Ilustración: El Diario de Yucatán.

Por ello, la persona que busca dirigir sus acciones y conductas bajo el precepto de bien común necesita aceptar la dificultad que representa ponerlo en marcha, pues ninguno de los involucrados obtiene total satisfacción. De aquí la exigencia de incrementar la percepción de deseos propios y ajenos, distanciarse de la escena para mirar de lejos y a futuro los efectos y consecuencias globales, aceptar la realidad como se presenta, soltar las fantasías y expectativas sin fundamento, reconocer qué y hasta dónde puede ceder, así como cuáles son sus irrenunciables, valorar y agradecer todo lo que recibe y sostenerse en el presente, reconociendo la sabiduría que proviene del pasado y mirando hacia el futuro que quiere construir en colaboración con los demás.


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El altruismo construye puentes para romper barreras

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El altruismo ha sido a través de la historia una constante en la lucha por conservar “viva” la esperanza en la construcción de mejores comunidades en donde el diálogo intercultural es una premisa fundamental para generar una convivencia sostenida que posibilite “evadir” los cercos de la exclusión y propiciar la integración sin importar los credos y las cosmovisiones particulares. De esto entiende muy bien el colega y literato mexicano Carlos José Pérez Sámano, quien con sus diversas manifestaciones de solidaridad, abordaje interpersonal e interés en la escucha de “el otro”, se ha “sumergido” en los escenarios de vida de poblaciones desde África hasta América.  

Pienso que ésta es una cualidad personal invaluable que nos hace “soñar”, pero trabajar al mismo tiempo en la consecución de un futuro común, aun con sus falencias e imperfecciones puede ser modificable en la construcción de igualdades en la medida de nuestras capacidades humanas. Es una característica esencial en la búsqueda de condiciones respetuosas de la dignidad humana. Creo que, además de una actividad con ética y responsabilidad para generar una base propicia de derechos humanos, es una oportunidad de demostrar que el desapego de nuestras propias autosatisfacciones abre “el cerrojo” que evita el goce de oportunidades a personas que han sido relegadas por el sistema y la gestión del mismo.

Ya lo ha mencionado como una frase célebre Tenzin Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama –líder y político tibetano; Nobel de la Paz en 1989–, que “nuestro propósito primordial en la vida es el de ayudar a los demás. Si no puedes ayudarlos, por lo menos no les causes sufrimiento”. Ello implica una especie de autoevaluación sobre lo que estamos haciendo, lo cual requiere entonces de nosotros una comunicación intrapersonal o meditación que nos permita sopesar la validez de nuestras propias acciones y en qué forma podemos afectar la vida de los demás.  

altruismo y espiritualidad
Ilustración: Pinterest.

Me cuestiono ahora si esto del altruismo es una oportunidad de vida para demostrar nuestra valía humana cuando nos acercamos de manera desinteresada y como un impulso de apoyo a “el otro”, o en su defecto es una acción realizada comúnmente por aquellas personas que buscan dividendos propios para canalizar intereses de diversa índole. Lo que sí es cierto es que éste se convierte en una necesidad ahí donde hay incomprensión, pobreza material, desesperanza, violencia, etcétera.

Desde mi punto de vista, la posibilidad de avanzar de manera sustantiva hacia la mejora en la calidad de vida de las personas en nuestros países, pasa por la necesidad de hacer ajustes en nuestros espacios rutinarios, con el pensamiento como una máxima en la promoción y consecución del bien común, lo cual a la postre permitirá que el altruismo, que de una u otra forma hayamos tenido con los excluidos del sistema de bienestar, pueda conducir al empoderamiento de estos y les haga avanzar en la consecución de sus sueños, los cuales muchas veces son incomprendidos.

En definitiva, el altruismo es la necesidad de empatizar con el dolor ajeno con la posibilidad de que el altruista sirva como mediador entre un ser sintiente del dolor y el trabajo de erradicar el mismo.


Carlos Jose Perez Samano
Carlos José Pérez Sámano, escritor y cuentista mexicano.

P.D. El escritor mexicano Carlos José Pérez Sámano, radicado en Filadelfia, Estados Unidos, demuestra a granel su espíritu de cercanía a “el otro”. Desde hace tres años se ha dedicado a la tarea de “ayudar a vencer el miedo” a niños migrantes, a través de la búsqueda de experiencias de los infantes relativo a los entornos migratorios. Mediante talleres de Escritura Creativa, busca incentivar la inventiva de los pequeños migrantes para que estos puedan ser reproducidos en sus imaginarios a través de poemas y cuentos.