astronomía

Astrónomos de la UNAM descubren grupo de estrellas masivas

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Más de 4 mil estrellas masivas fueron descubiertas por un grupo de astrónomos del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sumándose a las pocas que se conocen con estas dimensiones.

“Lo interesante de estas estrellas es que son descendientes de las estrellas más masivas que puede haber”, señaló Mauricio Gómez González, investigador postdoctoral del IRyA y titular del proyecto, en un boletín de la UNAM. “Estamos hablando de masas iniciales de por lo menos 25 veces la masa del Sol, pero pueden tener hasta 50 y 100 veces la masa del Sol. Es la última etapa de las estrellas más masivas”.

Las estrellas, llamadas Wolf-Reyet, fueron encontradas en un par de galaxias en colisión, conocidas como Las Antenas o NGC 4038/39.

El hallazgo fue publicado en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y su importancia radica en que, desde que las Wolf-Reyet fueron descubiertas, en 1867, se habían encontrado unas 600.

Las estrellas de este tipo son difíciles de encontrar, puesto que las estrellas masivas viven poco tiempo, en términos astronómicos, entre 2 y 4 millones de años. Esto se debe a que los procesos de fusión de sus núcleos son más eficientes en estrellas de menor masa, explicó el especialista.

Las Wolf-Reyet son la última etapa de una estrella masiva, es decir, representan el 10% de sus 4 millones de años de vida. Fueron descubiertas al dejar ver sus capas internas, las cuales se revelan antes de explotar como supernovas, cuando arrojan sus capas externas al medio interestelar.

“Las encontramos en el rango del espectro óptico, en el visible, utilizando espectros obtenidos del telescopio VLT, que se encuentra en Chile”, detalló Gómez González. La mitad de las 4 mil estrellas son ricas en nitrógeno y las otras en carbono.

‘Estrella de Belén’ se verá este año; se alinean planetas: Julieta Fierro

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Hace miles de años, unos sabios detectaron un astro brillante en el cielo, el cual los guío hasta un pesebre en Belén. Su leyenda se convirtió en uno de los símbolos más representativos de la Navidad. Los astrónomos trataron de ubicar a qué se podría referir la historia bíblica de los Reyes Magos, con la famosa “estrella de Belén” y este año podremos verla en el cielo nocturno.

Todo hace indicar que lo que alumbró el camino de los Reyes Magos no era una estrella, sino un extraordinario fenómeno conocido como conjunción, donde tres planetas se alinearon en el cielo: Júpiter, Saturno y Marte. Así lo explica a El Semanario, Julieta Fierro Grossman, investigadora titular del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y profesora de la Facultad de Ciencias de la universidad.

Este 2020, serán sólo Júpiter y Saturno quienes se vean muy cerca uno del otro, a 800 millones de kilómetros entre sí. Este acontecimiento se repite cada 20 años aproximadamente, pero se dice que esta es la primera vez en 800 años que se verán particularmente cerca, sin que estén totalmente alineados, explica Julieta. Los planetas se encontrarán separados por medio grado y se verán desde cualquier punto de la Tierra, entre más cerca del Polo Norte por menos días y entre más cerca del Ecuador, como México, se podrán ver desde hoy hasta un poco después del 21 de diciembre.

¿Cómo se diferencian las estrellas de los planetas?

“Los planetas se ven como estrellas muy brillantes. Muy en particular Venus, que se ve de un blanco muy brillante y están Júpiter y Saturno, que son más bien rojitos y anaranjaditos. Las estrellas siempre forman las mismas figuras, que se llaman constelaciones, que están tan lejos que, aunque se muevan, parece que están quietas, esos son como los continentes del cielo, así como decimos que Etiopía está en África, decimos que Rigel está en la constelación de Orión. A diferencia de las estrellas que están lejísimos, los planetas que están relativamente cerca, sí se ven sus movimientos y se mueven respecto de las estrellas”.

¿Dónde se verá la conjunción de Júpiter y Saturno?

“En esta ocasión, si uno empieza a ver el horizonte poniente, todas las noches, va a ver dos astros que parecen estrellas brillantes, que son Júpiter que se ve muy rojo y Saturno que se ve anaranjadito. Son los objetos más brillantes que se van a ver en esa dirección del cielo. Y se va a ver cómo noche por noche, parece que se van acercando. Y el día 21 de diciembre, van a estar muy cerca, menos que el diámetro de la luna”.

¿Por qué se le conoce como la “estrella de Belén”?

“¿Qué pasó en la época de la estrella de Belén? Había unos sabios que se enteraron de que Herodes estaba preocupado de que lo iba a destronar el rey de los judíos, entonces viajaron y observaron un astro brillante en el cielo. Se ha buscado, desde el punto de vista de la astronomía, qué objetos pudieron estar ahí en el cielo, que fueron tan brillantes que se vieron durante varios días. Resulta que en el año quinto, antes de Cristo, hubo una conjunción, estuvieron mucho más cerca de lo que ahora van a estar, estuvieron muy cerca Júpiter, Saturno y Marte, tres planetas, entonces se veían como una estrella muy brillante. Eso podría ser lo que vieron los Reyes Magos. El año, además, está bien, porque Herodes murió en el año dos antes de Cristo, así que esa fecha podría coincidir con este evento”.

¿Cada cuánto sucede este fenómeno?

“Más o menos cada 20 años están cerca. Esto pasa con todos, a veces la Luna está cerca de Marte, a veces está cerca de Venus, Venus está cerca de Marte, eso se llaman alineaciones o conjunciones, si uno tapa al otro se llama conjunción. Los planetas dan vuelta alrededor del Sol y nosotros los vemos desde la Tierra, por eso se ven en direcciones distintas del cielo, ya sea porque nos movemos nosotros o porque se mueven ellos. Depende cómo esté el sol y la posición de los planetas. Los vemos cerca cuando sus posiciones en la órbita están en la misma dirección donde está la Tierra”.

Búsqueda de nuevos planetas

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Se han descubierto más de 4,000 planetas que giran en torno de otras estrellas, o que no tienen estrella y orbitan en torno al centro de la galaxia con su conjunto de satélites, como lo realiza el Sol y sus planetas y cuerpos menores. La búsqueda de nuevos mundos emplea no sólo telescopios ópticos sino también infrarrojos y poderosos conjuntos de antenas de ondas de radio llamados “interferómetros”. Con los datos recolectados se pretende descubrir mundos similares a la Tierra recién formada, pues emiten radiación infrarroja y planetas con sistemas de anillos similares a Saturno, cuyas propiedades se obtienen a partir de radio frecuencias.

La búsqueda de planetas extrasolares se ha intensificado. Por un lado, para analizar mundos en diversas etapas de formación semejantes a la Tierra. Cuando ésta se formó era una masa fundida recubierta de una corteza sólida que se integró por la agregación de objetos más pequeños, y al aglutinarse todos estos elementos se fundieron. Dado que estos mundos recién formados están incandescentes se pueden descubrir con telescopios infrarrojos. Observar directamente planetas similares a la Tierra en cuanto a masa y distancia al Sol, arrojan evidencia sobre su formación y permiten confirmar o rectificar los planteamientos teóricos.

Planeta similar a la Tierra
Planeta similar a la Tierra recién formada por agregación de cuerpos menores (Universe Today).

Por otro lado, descubrir planetas tan grandes como Júpiter o Saturno, arrojan información sobre la frontera entre un planeta y una estrella. Teóricamente si un mundo posee más de 73 veces la masa de Júpiter –7% de la del Sol– podría generar reacciones termonucleares en el núcleo y por lo tanto brillar como estrella. Sin embargo, mundos con masas menores no poseen la presión y temperatura suficiente en el núcleo para llevar a cabo reacciones termonucleares.

Se están utilizando los interferómetros más grandes que existen para poder estimar los tamaños y masas de los mundos más extensos. Los interferómetros son conjuntos de radiotelescopios colocados en distintos sitios del planeta que simulan la extensión de un telescopio del tamaño de la Tierra para poder observar a los astros con gran detalle, aunque la cantidad de radiación capturada sólo sea una fracción muy pequeña de la que tendría un telescopio de 12,700 kilómetros de diámetro.

telescopios en norteamerica
El arreglo de radiotelescopios de base muy larga ha descubierto planetas gigantes con sistemas de anillos (VLBA, NRAO).

Aunque la posibilidad de detectar planetas similares a la Tierra más allá de nuestro Sistema Solar es un gran desafío para la astronomía, se han podido desarrollar una gran variedad de instrumentos ópticos muy sofisticados y técnicas para este fin. Por lo pronto, se han descubierto planetas similares a Saturno y más masivos a través de los interferómetros. A estos planetas se les nombró Kepler 9b y Kepler 9c, y orbitan a una distancia de aproximadamente 2,000 años luz de la Tierra.


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Cometa Neowise y su paso por México

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Fotos y video del cometa Neowise y su paso por México

La visualización máxima del paso del cometa Neowise desde la Tierra se registra del 22 al 23 de julio, pero desde días antes ha deleitado la vista de miles de personas que han captado en fotos y videos su belleza.

El Cometa Neowise ha surcado el cielo del territorio mexicano en 2020 y ofrece un espectáculo sideral que se repetirá hasta dentro de 6 mil años.

Consejos de la UNAM para ver el Cometa Neowise

-Es ahora visible en hemisferio norte.

-Debes ver hacia el noroeste.
 -Busca después del atardecer (una hora después).

-Busca horizontes limpios y ¡pon mucha atención!

El astronauta Bob Behnken tomó miles de fotografías y el artista Seán Doran las ha editado en este time-lapse con calidad 4k.

¡Por fin, una notas para niños!

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Acabo de terminar de escribir unas notas electrónicas de astronomía para niños. Están en mi página. De niña me fascinaba leer los libros de ciencia que había en mi casa, solían estar en inglés, o los de la escuela en francés, con papel hermoso, bellísimas ilustraciones, y editados con esmero.

Siempre quise escribir un libro de astronomía para niños en español, que quedara de mi completo agrado. Recuerdo el primero, lo escribimos ente varios astrónomos, ¡no todos sabíamos ni siquiera cómo comenzar! Siguieron varios intentos; las ediciones eran con papel revolución, las imágenes de baja calidad. Comprendía la situación: los libros para niños no siempre son un negocio y menos los de ciencia. Me conformaba con escribir en revistas como la desaparecida “Chispa” o una sección en el Excélsior, “La Caja”, que contaban con magníficos ilustradores. Más tarde escribí varios libros para niños a cargo de distintas editoriales, todos difíciles de conseguir y de costo elevado para las familias promedio.

Han pasado los años, llegó la pandemia, el encierro, la impotencia ante tanto dolor, y recordé que tengo una página electrónica en abandono. A raíz de mis cápsulas de ciencia he recibido cientos de magníficas preguntas de niños de todo el país. Comencé a contestarlas de una en una por correo electrónico, otras con pequeños videos, hasta que opté por unas notas. Por el momento dejé a un lado las preguntas de multitud de disciplinas como las de fisiología: ¿Cómo se produce el hipo?, ¿por qué cerramos los ojos al dormir? Los niños pequeños me creen todóloga y por fortuna existe la gran biblioteca universal en la red, que se ha convertido en mi asistente personal.

Lo que presento no es libro, sería una burda exageración, no está diseñado, editado, es sólo una colección de textos en Word. ¡Pero se entiende! o al menos es lo que quisiera. En estos momentos, es cuando una valora aún más el trabajo editorial; un gran ejemplo es el de Mariana Ruiz Montell, nuestra editora de El Semanario, quien se ocupa de transformar un texto en un antojo.

Estas notas están basadas en múltiples escritos que he acumulado durante años. He modificado la gran mayoría pues el avance de la ciencia es vertiginoso. El texto está sujeto a modificaciones periódicas, pues las preguntas de los niños no dejan de llegar.

Por cierto, en mi página también incluí una notas sobre cómo los abuelos podemos enseñar a nuestros nietos pequeños a distancia, en colaboración con Francisco Ruiz, y otro sobre la manera de divulgar la ciencia. También modifico estos textos con frecuencia, dependiendo de las preguntas de mis lectores, y sobre todo cuando los reviso y encuentro múltiples errores. Ya comentaré sobre ellos.

niña y niño leyendo libro
Imagen: Pinterest.

Estoy por mudar de página, la actual es barroca, incómoda, desarticulada. Pero poco a poco espero tener mis escritos organizados de tal suerte que lleguen a los lectores ávidos de conocimiento, ¡sobre todo de la astronomía, que es fantástica!


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2020 calendario astronómico

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En los siguientes doce meses podremos apreciar diversos fenómenos astronómicos.

Apreciar una lluvia de estrellas, un eclipse solar o una superluna son parte de los fenómenos astronómicos que será posible observar durante el año que recién comienza.

Gracias a los avances, la observación del espacio no solo se ha facilitado, sino que los fenómenos astrofísicos pueden se pueden predecir con mayor exactitud.

El calendario astronómico para 2020 muestra una gran actividad lunar. Pero también señala que tendremos que esperar hasta final de año para poder presenciar un eclipse solar total.

Colaboración relacionada: Geopolítica de una huella en la Luna

Eclipse total de Sol

Habrá que esperar hasta el 14 de diciembre para poder apreciar el único eclipse solar total de 2020, evento que ocurre cuando la luna bloquea el paso de la luz solar.

El fenómeno podrá ser apreciado sobre todo en el hemisferio sur, especialmente en algunas zonas de Nueva Zelanda, Chile y Argentina.

También se podrá ver de manera parcial en amplias zonas de Brasil.

En 2020 también se presentará otro eclipse solar, pero no será total sino anular, que es cuando la Luna no está tan cerca de la Tierra como para bloquear completamente el disco solar que se aprecia desde la superficie. El eclipse anular de 2020 ocurrirá el 21 de junio.

La Superluna

El 9 de marzo se presentará uno de los eventos más llamativos del año: la Superluna. Esta se produce cuando el satélite natural está más cerca de la Tierra y coincide con la fase de la Luna llena.

Según los calendarios emitidos por varios países, el fenómeno podrá observarse por la mañana y durante el atardecer.

En esos días la Luna se verá un 7% más grande y un 15% más brillante, pero es posible que muchos observadores no expertos no perciban la diferencia.

Después de la Superluna de marzo, el fenómeno se repetirá el 7 de abril y el 9 de mayo.

2016 fue el año en que la Luna estuvo más cerca de la Tierra desde 1948 y no volverá a esa posición sino hasta el año 2034.

Las Perseidas

Aunque durante el año se registran varias lluvias de estrellas (enero, abril, mayo, junio) y todas valen la pena, tal vez las más llamativas para los aficionados estelares sean las que ocurren en agosto y diciembre.

A las que se presentan en el octavo mes del año se las ha llamado Perseidas o lágrimas de San Lorenzo (el 10 de agosto se celebra el día de San Lorenzo en varios de los países donde se puede apreciar el fenómeno).

Lo cierto es que no es técnicamente una lluvia de estrellas, sino los rastros de polvo cósmico que deja el cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1860, en su paso cerca del Sol y que puede ser observado en nuestro planeta.

Aunque se registrarán a lo largo del mes de agosto, los días de mayor actividad de este fenómeno serán el 12 y el 13.

Las Gemínidas

Son, para muchos, la mejor lluvia de estrellas que se puede esperar este año, gracias a que se verán cerca de 120 destellos en el cielo.

“La lluvia de estrellas de Gemínidas se manifiesta con dos picos distintos, uno con muchos meteoros pero no muy brillantes y otro con pocos meteoros pero que dejan senderos mucho más espectaculares”, se detalla en el portal BlogVerde.

Es de las lluvias de meteoritos descubiertas más recientemente, apenas hacia finales del siglo XIX, mientras que otros fenómenos similares -como las Perseidas o Leónidas- fueron descritas hace más de 1.000 años.

Las fechas para apreciar este fenómeno serán del 13 al 15 de diciembre de 2020.

Con información de la BBC.

Las primeras moléculas en el universo

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Tres minutos después de que inició la expansión del universo, hace 13,800 millones de años, en un evento conocido como la Gran Explosión, sólo había tres tipos de átomos: hidrógeno 90%, helio 10% y trazas de litio, es decir, los elementos con 1, 2 y 3 protones en el núcleo, los más ligeros de la Tabla Periódica. El universo recién formado estaba muy caliente, a 1032 grados (un seguido de 32 ceros). Como cualquier gas, los gases que lo constituyeron se fueron enfriando conforme se expandió; si soplamos el aire que expelemos, sale más frío que el de nuestro vaho.

El resto de los elementos hasta llegar al hierro, los de masa mayor al litio, se integraron dentro de las estrellas por medio de reacciones termonucleares. Y los más masivos, como el oro o el uranio, durante las explosiones estelares por fusiones entre átomos y neutrones.

molecula
Imagen: Turismo de Estrellas.

Las estrellas se forman dentro de una nube de gas y polvo; si la fuerza de gravedad es suficiente se aglomera la materia, y cuando la presión del interior es la adecuada se producen reacciones que pueden transformar hidrógeno en helio y energía, como es el caso del Sol, y en estrellas más evolucionadas, esto es: el helio se fusiona en carbono, nitrógeno y oxígeno, y por supuesto, en energía. Cada vez se integran más elementos hasta llegar al hierro.

Para la formación de una estrella dentro de una nube de gas, la temperatura debe ser mucho menor que la que tenía el universo hace 13,800 millones de años. Sin embargo, el enfriamiento, debido a la expansión, no es suficiente para explicar el nacimiento estelar. Para lograrlo fue necesaria la formación de moléculas en las nubes proto-estelares. Cuando se integran diversos átomos en moléculas emiten radiación, lo cual tiene el efecto de disminuir la temperatura de la nube de formación estelar. La formación de las primeras moléculas y el enfriamiento del gas ocurrió cuando habían transcurrido 100,000 a partir de la Gran Explosión. De acuerdo con la teoría, las primeras moléculas en formarse debieron ser de hidruro de helio, compuestas por un átomo de helio y uno de hidrógeno. Hasta ahora no se había descubierto hidruro de helio en ninguna estrella ni nube de gas interestelar. No es común, aprendimos en la escuela que el helio es un gas noble (fifí), no se junta con cualquier elemento ni forma moléculas. Sin embargo, en las condiciones del universo temprano, con tal cantidad de iones de hidrógeno y helio, la formación de hidruro de helio fue frecuente.

Ahora, por fin pudo observarse el hidruro de helio en una nebulosa planetaria. Estos objetos son estrellas que fueron como el Sol y al final de sus vidas se expanden a tal grado que se desprenden de su atmósfera. El resultado es el antiguo núcleo de la estrella que hace brillar a su envolvente en expansión.

Hidruro de helio.
Figura 1. En la nebulosa planetaria NGC 7027 se descubrieron por primera vez moléculas de hidruro de helio (NASA/ESA/Hubble/Judy Schmidt).

La observación se efectuó con el instrumento SOFIA. Se trata de un telescopio de 2.7 metros de diámetro, colocado a bordo de un avión que vuela en la estratosfera, a 12 km de altitud, para evitar al máximo la interferencia atmosférica.

Telescopio SOFIA
Figura 2. El telescopio SOFIA a bordo del jet desde donde se observa en el firmamento en radiación infrarroja (NASA/DLR).

El descubrimiento del hidruro de helio en el espacio exterior muestra la solidez de las predicciones científicas, esto es: la existencia de moléculas precursoras de la formación estelar.

Recuerdo cuando comenzó a implementarse el proyecto SOFIA (Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy) a finales del siglo pasado, uno de los responsables del detector, Godfried Still, me mostró una de las cámaras y fotografió las huellas de mis pies descalzos y calientes mientras caminaba por un pasillo. Este telescopio aerotransportado de la NASA confirma la confianza que se tiene en los modelos teóricos y predicciones de la ciencia, y cómo sus tiempos son lentos.