Donald Trump

Juicio político a Donald Trump

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El juicio político que se imputa al Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, es bajo los cargos de pedir al presidente de Ucrania mediante cohecho disfrazado de ayuda financiera –más de 391 millones de dólares– a cambio de  investigar al exvicepresidente Joe Biden y su hijo, por supuestos negocios que estos realizan con aquel gobierno, cuya principal prueba es la grabación de una conversación telefónica entre ambos mandatarios, y de quien posiblemente será su oponente a la presidencia norteamericana en las próximas elecciones a realizarse el 6 de noviembre de este 2020.

Así de sencillo, para los ojos ajenos, es el actual proceso que se realiza en el Congreso de nuestra nación vecina que tiene en ascuas al mundo entero, por la trascendencia de un posible desafuero del presidente, cuyo comportamiento en otros casos más escandalosos, es un hecho común en otros países que pasan inadvertidos, y son costumbres políticas no sancionables, o simplemente no son motivo de tan grave pena. Ejemplo: el tema sobre Fox, que recibió ayuda financiera externa para su campaña presidencial. Pero el juicio político yanqui está consagrado en la Constitución y tiene aplicación cuando se conoce; no así como ordenar el asesinato de los enemigos políticos supuestamente amenazantes, como el caso de Sadam Hussein, Osama Bin Laden, Muamar el Gadafi, etc., o los bombardeos indiscriminados sobre naciones como Irak, Siria, Afganistán y otros. Que sólo beneficia al más poderoso enclave de armas que mantiene Estados Unidos.

impeachemnt de trump
Imagen: Axios.

Mentir u ocultar hechos por lo que se acusa a Donald Trump, en cierta manera para muchos países, contrastados con estos últimos, parecen extravagantes para otros, pero no lo son para ellos cuando la acusación central es que incite a un gobierno extranjero, como en el caso de Ucrania, para que tenga la posibilidad de intervenir en el proceso electoral que se realizará el presente año en Estados Unidos, donde uno de los posibles candidatos sea el demócrata Joe Biden, quien fuera vicepresidente en el gobierno de Obama. He allí la cuestión del debate que se realiza ahora en el Senado yanqui; como una segunda instancia de acuerdo con los protocolos obligados, una vez que en la Cámara de Representantes (diputados) ha designado siete fiscales, y han encontrado fundados los hechos al presidente, procede la defensa de los abogados del Poder Ejecutivo.

Todo mundo da por sentado que con los votos del Senado controlado por la minoría republicana que apoya al presidente Trump, salvará por esta vez el mandato, como lo han hecho dos de sus antecesores, Andrew Jackson y William Clinton, menos Richard Nixon, que prefirió renunciar antes que aceptar –años después reveló al periodista David Frost– que sí había espiado a su oponente político en el célebre Watergate. Sin embargo, todavía se esperan explosivas revelaciones, si son admitidos testigos, como es el hecho filtrado por el New York Times: que John Bolton, ex Asesor de Seguridad Pública de Trump, publicará en marzo un libro que contradice la versión del presidente de que nunca se ordenó el congelamiento de unos 391 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania para obligar a ese país a declarar una investigación contra los demócratas, señala David Brooks, corresponsal de La Jornada y del New York Times.

Por otra parte, Donald Trump, prosigue con sus actos de campaña. Entre ellos suscribir el T-MEC, en el cual felicita al primer ministro de Canadá y al equipo de México que ayudó a realizarlo, sin olvidar su “maravilloso” muro contra Latinoamérica, y anunciar un Plan para el Medio Oriente que, en mi opinión, resulta tan peligroso como gritar la palabra fuego en un teatro repleto de espectadores. Y mientras tanto, usa su tiempo libre para negar todo, como en casos anteriores, que bien puede finalizar en un costosísimo espectáculo –de esos a los que son tan adictos los norteamericanos– y, desde luego, teniendo a los mejores eventos del mundo como lo será el Super Bowl, entre San Francisco y Chiefs de Kansas, este domingo 2 de febrero.    


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¿Cuánto estamos pagando por el muro?

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La promesa del presidente de Estados Unidos de construir un muro en su frontera sur que sería pagado por México, va cobrando sentido y paulatinamente se convierte en realidad patente. Las recientes declaraciones del mandatario ante miembros del partido republicano en Nueva Jersey señalando que nuestro país ya está pagando el muro, van más allá de un simple alarde de campaña ante sus correligionarios, constituye, de hecho, una demostración de fuerza y un recurso para influir en el derrotero del juicio que se ha iniciado en el congreso en su contra.

La justificación de tal determinación a establecer un obstáculo físico en una de las fronteras más extensas y dinámicas del mundo fue planteada desde su origen en términos de la amenaza que representaba para la sociedad vecina la inmigración indocumentada proveniente del sur y la facilidad que la porosidad de ese territorio ofrecía al crimen organizado para el trasiego de drogas con las que se envenenaba a sus ciudadanos. Los “bad hombres” debían ser frenados. La política migratoria norteamericana se tornó más estricta, se incentivó la detención y expulsión de indocumentados.

 Las caravanas migrantes que se organizaron desde Honduras a partir de 2018, ofrecieron un buen pretexto para endurecer la presión sobre el gobierno mexicano y trasladar a éste la responsabilidad de impedir la llegada de los contingentes a la frontera norte. Ante la amenaza estadounidense de tomar medidas arancelarias contra nuestro país, de no acatar sus condiciones en materia migratoria, México ha implementado una severa estrategia de contención en el sureste del territorio, cuyos resultados han sido aplaudidos por Donald Trump, pero han sido severamente cuestionados en diversos espacios por el dramático giro de la política doméstica respecto del fenómeno migratorio.

muro y migracion
Ilustración: Hing Rodríguez.

México se convirtió de facto en el tan anhelado muro del presidente norteamericano, casi con certeza, a ello se ha referido cuando asegura que ya estamos pagando por él. Si lo analizamos en su justa dimensión, su expresión es cierta, tanto en términos económicos, como en costo de oportunidad e imagen pública, que también impacta en prestigio nacional.

Desde luego, el despliegue de los efectivos de la Guardia Nacional tiene un costo financiero, con una logística compleja: traslado, alojamiento, alimentación, servicios, materiales, combustibles, vehículos, salarios. A ello se deben sumar las transferencias económicas que se han realizado como apoyo a otros gobiernos para actividades productivas que permitan generar condiciones laborales locales y desincentivar el desplazamiento de sus connacionales.

 El costo de oportunidad es otro factor, los recursos humanos, materiales y financieros de las fuerzas destinadas a la tarea de contención de las caravanas migrantes en la frontera sur, dejan de cumplir otras misiones relevantes que fueron, precisamente, la justificación de su creación, como una manera de transformar la fallida estrategia de combate al crimen organizado.

Finalmente, México debe pagar también un precio en imagen y prestigio, en principio, ante los países de la región de donde proviene la migración, donde, en otro tiempo, nuestro país ejerció un liderazgo destacado, entre otros aspectos, por su política de neutralidad y puertas abiertas.

mexico paga muro
Ilustración: The Daily Beast.

De alta complejidad y vulnerabilidad puede calificarse la incómoda posición de México, con dos presiones sensibles en el entorno regional de las que difícilmente podrá sustraerse en el mediano plazo. No se observa en el panorama una reducción en los flujos migratorios procedentes de Centroamérica, donde la expulsión es fomentada principalmente por las precarias condiciones económicas y de seguridad. Tampoco se perciben posibilidades de que la política del poderoso vecino vaya a suavizarse sobre el tema. Más bien, es predecible que la línea discursiva sobre México sea recurrente, si así conviene a la popularidad del mandatario norteamericano, a su imagen o a cualquier circunstancia adversa de la que deba echar mano de algún distractor.

El gobierno mexicano fue categórico y enfático en señalar, ante las primeras insinuaciones, que nunca pagaríamos por el famoso muro, las evidencias, parecen demostrar que sí lo hacemos ya.


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‘El acuerdo del siglo’

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Donald Trump presenta ‘el acuerdo del siglo’ para la paz entre Israel y Palestina.

Sentado en la Oficina Oval al lado del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, Donald Trump anunció su propuesta para solucionar las fricciones en Oriente Medio, el denominado ‘acuerdo del siglo’ con el que prevé lograr la paz entre Israel y Palestina.

Poco después, al ofrecer un discurso en el marco de la visita de Benjamin Netanyahu a la Casa Blanca, el presidente estadounidense precisó que su propuesta, esbozada en alrededor de 80 páginas, es “fundamentalmente diferente” a las que en el pesado Estados Unidos ha presentado como solución de paz en Oriente Medio y, dijo, representa “una situación en la que todos ganan”.

El contenido de ‘El acuerdo del siglo’

La propuesta de Trump para lograr la paz entre Israel y Palestina prevé una solución de dos Estados en la capital en Jerusalén Este.

De acuerdo con el proyecto, los asentamientos israelíes en Cisjordania serán reconocidos, a cambio de que durante los próximos 4 años su construcción sea congelada.

“Este plan duplicará el territorio palestino y establecerá la capital del Estado palestino en Jerusalén Este, donde Estados Unidos. abrirá con orgullo una Embajada”, afirmó Trump, añadiendo que el acuerdo “terminará el ciclo de dependencia palestina de la caridad y la ayuda exterior”.

La postura de Israel

Por su parte, el primer ministro israelí mostró su beneplácito sobre el ‘acuerdo del siglo’ y calificó de “histórico” el anuncio de Trump.

“He acordado negociar la paz con los palestinos bajo las bases de tu plan de paz. Es un gran plan para Israel, es un gran plan para la paz”, dijo.

Para Netanyahu, la iniciativa, además de impedir el regreso a territorio israelí de los refugiados palestinos, contempla que Estados Unidos “reconocerá los asentamientos como parte de Israel” y que Tel Aviv “mantendrá la soberanía sobre el valle del Jordán”.

Así mismo, agradeció al mandatario estadounidense por haber reconocido la soberanía de Israel en “el área de Judea y Samaria”. “Tú reconociste que Israel debe tener soberanía en zonas que le permiten defenderse por sí mismo”, dijo Netanyahu a Trump en su participación desde Casa Blanca.

La postura de Palestina

De acuerdo con un reporte de la agencia Reuters, la condena palestina al acuerdo de paz en Oriente Medio propuesta por Estados Unidos llegó con miles de personas protestando el martes 28 de enero en Gaza y el grupo militante islamista Hamas diciendo que enfrentaría las propuestas “agresivas” del presidente Donald Trump.

A pesar de que hubo reacción inmediata del presidente palestino Mahmoud Abbas, un portavoz del partido Fatah de Abbas, citado por la fuente, dijo que el plan de Trump “irá a la basura de la historia”.

El funcionario de Hamas, Sami Abu Zuhri, dijo a Reuters que “la declaración de Trump sobre Jerusalén no tiene sentido y Jerusalén siempre será una tierra para los palestinos (…) Los palestinos enfrentarán este acuerdo y Jerusalén seguirá siendo una tierra palestina.”

Donald Trump dijo esperar que esta propuesta representa “lo más cercano [a un acuerdo entre Israel y Palestina] a lo que hemos llegado”. “En última instancia tendremos el apoyo de los palestinos”.

2020, el año que llegamos a un punto de inflexión

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Al iniciar este año 2020 nos proponíamos –con moderado optimismo– abordar el tránsito del mundo unipolar al multipolar, pero el 2 de enero nos sorprendió un dron asesino teledirigido desde Estados Unidos, que masacró en Irak al general iraní Qassem Soleimani. En la región el comandante de la Fuerza Quds, era conocido por su hábil estrategia antiterrorista, pero Donald John Trump afirma que ordenó su aniquilación “para parar una guerra”. La secuela del hecho alteró la agenda de Jefes de Estado y analistas, que hoy consideran que la geopolítica está ante un punto de inflexión.

¡Y cómo no! Mientras gran parte de África sufre de crisis multidimensional, el Brexit se consuma ante el bloque europeo donde ganan control el separatismo. Los fascismos ganan espacio en nuestra región, donde el derechista partido español VOX afina sus vínculos con las derechas locales, en particular las bolivianas.

Y en el colmo de la hipocresía, los gobiernos que abandonan a sus trabajadores y clausuran el Estado de Bienestar exigen democracia y transparencia en sus rivales políticos.

El lastimoso espectáculo del “Impeachment”, contra el presidente de la superpotencia bélica mundial no ayuda en nada a la democracia estadounidense, pues los republicanos usarán ese escenario para catapultar la campaña reeleccionista del magnate.

Imagen: Geopolitical futures.

A la vez, el mundo atestiguó atónito que la política exterior de Trump incluye el impune asesinato político. ¡Y le va bien! Hace días zanjó la mal llamada “guerra comercial”, un conflicto político-tecnológico con China; al tiempo que consiguió que México le sirva de muro anti-inmigrantes.

 El aislacionismo internacional del Ejecutivo mexicano frena el proceso de integración latinoamericana. Y aunque se esperan giros simbólicos en su presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAV), el Comando Sur sigue maniobrando a sus anchas en la región.

Este año Occidente sólo enfrenta un foco rojo para su interés geopolítico: la pugna energético-comercial que libra en dos escenarios. Uno en Medio Oriente, donde el nacionalismo iraní le impide adueñarse de esa gran riqueza petrolera y gasera. Y el otro con la exitosa diplomacia del presidente de Rusia, Vladimir Putin. Así, el Kremlin obtiene logros inéditos: mientras consolida su pacto euroasiático con China, construye el puente que une a Crimea con territorio ruso y afirma su alianza energética con Turquía. Ante esa avanzada del país eslavo, se le castiga acusándolo de dopaje de Estado y se le impide ir a las Olimpiadas.

Un actor no gubernamental que se fortalece en nuestra región son las sectas evangélicas. Afinan sus estrategias y se alían con las más reaccionarias fuerzas con un objetivo: alentar el conformismo, asegurar la explotación y afinar su plan de control de masas, explica el analista Miguel Leyva. Jair Bolsonaro logró la presidencia de Brasil al aliarse con esas fuerzas reaccionarias.

Alberto Fernández, presidente de Argentina; Jair Bolsonaro, presidente de Brasil (Imagen: Infobae).

Por eso, aunque veremos a un Lula da Silva más activo, no se anticipan cambios favorables en el gigante latinoamericano. Y si en 2019 Bolsonaro privatizó tres parques nacionales, incluyendo una parte de las Cascadas de Iguazú, esperamos que haga algo similar en la Amazonia.

Entretanto, la Argentina de Alberto Fernández enfrenta el reto de resolver la cuantiosa deuda externa (50,000 millones de dólares) que adquirieron sus antecesores. Ese obstáculo le impedirá tejer vínculos más estrechos con los gobiernos de Cuba y Venezuela, lo que beneficiará la agresiva política exterior de Donald Trump contra esos Estados, a los que ha sometido a sanciones asfixiantes.

Tampoco se prevén buenas noticias para la democracia boliviana. El gobierno de facto de la primera mujer dictadora de América Latina no garantiza respeto a un eventual triunfo del Movimiento al Socialismo en las elecciones.  Los golpistas no se irán.

De ahí que observadores anglosajones anticipen meses menos previsibles, con un clima político más impulsivo y caótico. Coinciden que cada vez más las grandes decisiones geopolíticas dependerán de actores no estatales.

Emiliano Teran Mantovani (Fotografía: Punto de corte).

El investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de Barcelona, Emiliano Teran Mantovani, quien habla ya de una crisis civilizatoria y que será evidente este año en distintos puntos del planeta, así la explica: “El tiempo que vivimos es un tiempo extraordinario. Todo está en juego. Las posibilidades de vida en la Tierra, tal y como las conocemos, pueden cambiar radicamente. Más allá de diversos imaginarios sociales sobre colapsos y apocalipsis, eso tiene efectos en los marcos de convivencia social, los ciclos de lluvia y períodos secos, en las migraciones, la producción y distribución de alimentos, la pérdida de los últimos refugios ecológicos, la conflictividad social y geopolítica por los recursos indispensables para la vida, el nivel de los océanos, el mantenimiento de las instituciones sociales y las infraestructuras, y un muy largo etcétera”.

Sabemos pues que los próximos meses serán cruciales para la paz, seguridad, economía y preservación medioambiental. Revertir ese sombrío panorama, pasa por construir una ciudadanía culta, que consulte fuentes diversas de información y domine la tecnología. Sólo así se logrará influir en las decisiones políticas.

Vamos entendiendo el Impeachment

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Claves para entender el impeachment a Trump.

Es la tercera vez en la historia de Estados Unidos que se lleva a un presidente a juicio político y tras el impeachment a Trump aprobado en la Cámara de Representantes, el proceso en el Senado podría derivar en la destitución del primer mandatario.

La primera sesión en el Senado celebrada el martes 21 de enero, se prolongó por más de 12 horas en las que demócratas propusieron once enmiendas -para citar a testigos y solicitar documentos al gobierno- las cuales fueron rechazadas por la mayoría republicana.

De acuerdo a las reglas impuestas por el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, los gerentes de la Cámara y los abogados del presidente tienen 24 horas, desde la mañana del miércoles 22, para defender sus argumentos a favor y en contra de los artículos del impeachment.a Trump.

Los senadores tendrán, por su parte, 16 horas para hacer preguntas, presentadas por escrito, y luego el Senado reconsiderará si citar testigos o documentos.

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Pero, para entender mejor este juicio contra Donald Trump, la BBC Mundo desglosó siete preguntas que aclaran el proceso.

1) ¿Qué es el “impeachment” y el juicio político?

De acuerdo con la Constitución de Estados Unidos, cuando el presidente sea sospechoso de haber cometido delitos graves, la Cámara de Representantes tiene la competencia de procesarlo y, en su caso, plantear una acusación formal en su contra.

Esta imputación es lo que en el país llaman impeachment y se plantea ante el Senado, tiene la competencia para juzgar al mandatario y, si lo encuentra culpable, revocar su mandato.

2) ¿De qué se acusa a Trump?

El presidente enfrenta dos artículos de impeachment.

El primero lo acusa de buscar colaboración del gobierno de Ucrania para ayudarse a ser reelegido en las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

Se alega que retuvo millones de dólares de ayuda militar a Ucrania y condicionó una reunión pactada en la Casa Blanca con el presidente de Ucrania.

Testigos afirman que a cambio Trump quería que Ucrania anunciara públicamente una investigación sobre Joe Biden, el hombre que lidera la carrera demócrata para la presidencia, y su hijo Hunter.

Las encuestas sugieren que Biden sería un rival fuerte si fuera elegido como candidato demócrata a la presidencia.

En segundo lugar, después de que la Casa Blanca se negó a permitir que funcionarios testificaran en las primeras audiencias de impeachment el año pasado, los demócratas acusaron a Trump de obstruir al Congreso.

Trump ha negado haber cometido ninguna ilegalidad y su defensa dice que los “endebles” cargos son una “perversión peligrosa de la Constitución”.

3) ¿Por qué hay un juicio?

Estas son los momentos clave que llevaron a este momento:

Agosto de 2019: un informante anónimo denunció al presidente Trump.

Octubre-diciembre: se llevó a cabo una investigación con audiencias testimoniales en la Cámara de Representantes (controlada por la oposición demócrata).

Diciembre: los líderes demócratas de la Cámara Baja votaron a favor del impeachment contra Trump.

Enero de 2020: el caso pasó al Senado (de mayoría republicana), donde se lleva a cabo el juicio político.

4) ¿Qué implica el juicio del Senado?

La Constitución de Estados Unidos es un poco vaga en lo que respecta a los detalles del manejo de un impeachment.

Pero hay reglas generales basadas principalmente en el precedente del juicio al que fue sometido el presidente Andrew Johnson en 1868. En ese caso, el mandatario mantuvo su puesto por estrecho margen.

El único otro presidente que enfrentó un juicio político fue Bill Clinton en 1999. También evitó la destitución.

La primera jornada del juicio estuvo marcado por el enfrentamiento por el establecimiento de las reglas entre los senadores Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana, y el jefe de la minoría demócrata, Chuck Schumer.

En la sesión de este martes, los republicanos rechazaron hasta en cuatro ocasiones las enmiendas presentadas por los demócratas para citar testigos o documentos a la Casa Blanca, el Departamento de Defensa y la Oficina de Presupuesto y Administración.

Se requiere una mayoría de dos tercios de 67 votos en el Senado de 100 escaños para condenar y destituir a Trump. Pero debido a que hay 47 demócratas contra 53 republicanos, se espera que el presidente siga en su cargo.

En el improbable caso de que Trump fuera declarado culpable, sería destituido y el vicepresidente Mike Pence tomaría juramento como presidente.

5) ¿Quiénes son las figuras clave?

Cada senador, incluido McConnell, juró impartir “justicia imparcial” durante el juicio.

Pero McConnell, el republicano de mayor rango en el Senado, dijo el mes pasado que no era “un jurado imparcial” y que él y su partido están trabajando de la mano con la Casa Blanca.

“Todo lo que hago aquí lo estoy coordinando con el abogado de la Casa Blanca”, dijo a Fox News, lo que generó fuertes críticas de los líderes demócratas.

Quien conduce el proceso es el presidente de la Corte Suprema de EE.UU., John Roberts, pero los 100 senadores actuarán como juez y jurado. El juez Roberts está allí para asegurarse de que el proceso se apegue a las reglas predeterminadas.

Un grupo de siete demócratas actuan como fiscales de la Cámara de Representantes, presentando el caso al Senado.

Están liderados por el presidente del Comité de Inteligencia, Adam Schiff, y el presidente del Comité Judicial, Jerry Nadler.

El equipo de defensa del presidente Trump incluye a los fiscales especiales del impeachment contra el presidente Bill Clinton, Ken Starr y Robert Ray.

Alan Dershowitz, cuyos clientes anteriores incluyen a O.J. Simpson, también es parte del equipo que estará dirigido por el abogado de la Casa Blanca Pat Cipollone y el abogado personal de Trump, Jay Sekulow.

6) ¿Trump aparecerá en el Senado?

El presidente podría optar por presentarse ante el Senado, pero es mucho más probable que sus abogados, Cipollone y Sekulow, hablen en su nombre.

Tanto ellos, como los fiscales demócratas, podrán interrogar a los hipotéticos testigos y hacer las declaraciones de apertura y cierre.

Trump está muy interesado en que Biden testifique junto con el denunciante original. Los demócratas quieren que testifiquen varios altos funcionarios de la Casa Blanca, incluido el exasesor de seguridad nacional John Bolton.

Pero es posible que no haya aparición de testigos si los republicanos deciden que prefieren un juicio corto.

También se necesita una mayoría simple de senadores (51) para acordar si se llama o no a testigos, incluido Trump.

Los testigos pueden no necesariamente aparecer en el salón del Senado. Podrían ser entrevistados por un comité de legisladores y en su lugar se presentarían videos de sus testimonios durante el juicio.

El juicio de Clinton no tuvo testimonios en persona.

7) ¿Cuánto durará el proceso?

Después de que la Cámara presentara los artículos de impeachment al Senado, un proceso que llevó tres días en el juicio de Clinton, los senadores quedan en sesión permanente, excepto los domingos, hasta que tomen una decisión final.

Esto significa que los cuatro senadores demócratas que se postulan para la presidencia, Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Amy Klobuchar y Michael Bennet, tendrán que suspender sus campañas mientras dure el juicio.

Es probable que el juicio dure semanas, pero cuántas es algo que nadie sabe. El de Clinton duró casi un mes. Los demócratas esperarán la conclusión para febrero, cuando comienzan las elecciones primarias de 2020 que decidirán a su candidato contra Trump.

¿El inicio del fin para Trump?

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El senado estadounidense comenzó formalmente el juicio político contra Donald Trump, mismo que se espera tenga una duración de dos semanas.

Aún cuando los analistas señalan como remota la posibilidad de que Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, sea removido de su cargo el partido demócrata buscará llegar hasta las últimas consecuencias del proceso de impeachment.

El senado estadounidenses comenzó este 21 de enero el proceso para realizar el juicio político en contra de Donald Trump, acusado de abuso de poder y obstrucción de la ley, durante esta primera sesión se discutieron las reglas y los procedimientos del impeachment.

El representante de la mayoría republicana, Mitch McConnell, ofreció una propuesta para un juicio acelerado, que se debate con el líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer.

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La propuesta de McConnell apunta a que en las dos primeras horas de este martes se escuchen los argumentos de apertura por parte de la defensa de la Casa Blanca, para después hacerlo con los enviados de la cámara baja al proceso propuesto.

Después del receso que se les otorga a los senadores Schumer presentará el total de las mociones en las que su partido no concuerda, después de esto los miembros deberán debatir sobre las condiciones por las que se llevará el juicio contra Trump, basados en las propuestas presentadas por ambos representantes de partidos.

Chuck Schumer, líder de los demócratas en el senado, señaló previamente que se necesitan más pruebas que las llevadas por la cámara baja y aseguró que se requiere escuchar a otros testigos para completar las nociones sobre lo que sucedió en el conflicto con Ucrania.

El líder republicano apuesta por continuar con la revisión de los documentos de la Casa de los Representantes para decidir si se llaman a testigos y a cuántos es necesarios convocar y poco después emitir el veredicto.

Con información de Notimex.

Empieza cuenta regresiva de impeachment

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Se espera que el proceso del Senado estadounidense, donde se decidirá el futuro de Donald Trump, dure cerca de dos meses.

Una vez que el congreso estadounidense, donde actualmente los demócratas tienen mayoría, envió al Senado los cargos en contra del presidente en funciones, Donald Trump. el proceso para el juicio político (proceso conocido como impeachment) comenzó formalmente.

Los cámara alta, compuesta actualmente por un mayor número de congresistas pertenecientes al partido de Trump, quien es republicano, ahora se convertirá en un tribunal para determinar si el multimillonario es culpable de los cargos en su contra, abuso de poder y obstrucción de la ley.

Después de escuchar los artículos del impeachment frente a la sala, leídos por parte de los integrantes de la cámara de representantes y de que una comisión que acompañará al jefe de la suprema corte de justicia, se dio por iniciado el juicio que probablemente durará un par de meses.

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Esta presentación no significa que hoy se desarrolle el juicio completo, más bien es el orden que el procedimiento indica y que sólo se ha aplicado a tres presidentes, incluido Donald Trump, como es el caso de Nixon, en 1974 y Clinton en 1998.

La líder de la mayoría en la Casa de los Representantes y quien coordinó la discusión en su cámara, Nancy Pelosi, solicitó hoy a los Senadores que no ignoren la documentación enviada y la consideren dentro de la discusión, recordando que esta misma mañana la oficina de Contabilidad Gubernamental acusó al presidente de cometer actos ilegales por retener recursos etiquetados para enviar ayuda militar a Ucrania.

A partir de este momento los senadores están obligados a permanecer en sus lugares y no introducir al recinto ninguna lectura o elemento extra, como los electrónicos, ya sean computadoras, tabletas o celulares, que los puedan distraer del juicio político en el cual deben deliberar.

El Senador Mitch McConell, líder de la mayoría republicana en el senado leyó el documento que acepta el inicio del proceso en la cámara y que a partir de ahora deberán gestionarlo, por lo que los temas adicionales debieron ser legislados antes de realizar esta aceptación.

Con información de Notimex.

El camino de un Impeachment

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Demócratas designan a sus representantes en el juicio político contra Donald Trump.

Aún cuando desde el pasado 18 de diciembre el congreso estadounidense había avalado el inicio del impeachment contra Donald Trump, acusado de abuso de poder y obstrucción de la ley, el proceso no continuaba su curso legal debido a que los demócratas no designaban a su representante en el juicio político.

Dicha situación cambió este 15 de enero cuando Nancy Pelosi presentó a los legisladores demócratas que su partido propone para que sean elegidos y entreguen los documentos del juicio político (impeachment) contra Donald Trump a la cámara de Senadores.

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Los políticos propuestos para llevar el caso en defensa de la deliberación de la cámara en contra de Trump serán Adam Schiff, miembro del comité de inteligencia, Jason Crow del comité de Servicios Armados, así como Jerry Nadler Zoe Lofgren, Hakeem Jeffries, Sylvia Garcia y la congresista Val Demings, del comité judicial,.

En el caso de Zoe Lofgren es el tercer juicio de impeachment en el que ha participado, aseguró la representante de la cámara, por lo que sería la más experimentada en este tema del comité, informó la cadena de noticias CNN.

Pelosi aseguró que los documentos que llevarán al senado fueron enfocados para “llevarlos a un nivel de una sala de juicio”, pues se requerirá que la cámara alta obtenga un caso fuerte, que, al juicio de los demócratas, cualquier integrante de la cámara debería considerar revisar como un compromiso con los ciudadanos.

Por su parte la administración de Trump expresó, de nueva cuenta, su inconformidad con este juicio político en esta ocasión Stephanie Grisham, portavoz de la Casa Blanca, señaló ” el presidente Trump no ha hecho nada malo. Espera tener los derechos del debido proceso en el Senado que la presidenta (Nancy) Pelosi y los demócratas de la Cámara de Representantes le negaron, y espera ser completamente exonerado”.

Con información de Notimex.