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Gavilán o paloma. Las expectativas sobre la extradición de Emilio

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Aunque con trato aterciopelado y en un ambiente más bien de cordialidad, finalmente, uno de los emblemas de la mafia del poder retornó al Anáhuac para rendir cuentas ante la justicia en el contexto de la radical transformación de la vida pública de México.

Cuando el Fiscal General de la República, en sus escasas apariciones dio a conocer la noticia de que el Exdirector General de Petróleos Mexicanos había aceptado ser extraditado de España, se desató una serie de especulaciones y sesudos análisis cuyo denominador común fue la hecatombe que producirían las esperadas revelaciones del detenido, quien, según el dicho de su entonces abogado, “no se mandaba sólo”.

La expectativa creció con el anuncio de que una aeronave oficial de bandera mexicana surcaba los aires hacia el viejo continente para recoger el preciado cargamento y retornarlo a suelo patrio para encarar a la justicia, que tan escasas veces logra imponerse ante fechorías y actos criminales, por más deleznables que sean.

extradicion de emilio lozoya
Ilustración: Expansión.

Puesto en tierra, el relevante personaje, señalado protagonista de uno de los episodios más escandalosos de corrupción de los últimos tiempos, se desvaneció en la chistera del mago político. Contra todo pronóstico, los ávidos y experimentados reporteros de todos los medios, cual jauría que lo acechaba a las afueras del hangar de la Fiscalía bien dispuestos al chacaleo, fueron chamaqueados por un dispositivo de señuelos y distractores que los dejó con un palmo de narices.

Nadie lo vio, nadie lo ha visto, nadie sabe, a ciencia cierta, su paradero, su situación o circunstancia. Mucho menos su status jurídico, el estado procesal, si es que existe, gavilán o paloma. Se ha dicho que se encuentra internado en un flamante hospital privado del sur de la Ciudad de México, “previo o post” de su asistencia a un centro penitenciario, por su delicado estado de salud, cosa que bien a bien, tampoco se conoce.

El misterio envuelve el caso, incentivo natural de la especulación y la sospecha. La argumentación de expertos legistas señalan ya afectaciones al tan recurrido debido proceso, que ha dejado en libertad a no pocas personalidades de la más abyecta cepa social, con la correspondiente remuneración a destacados juristas por los eficientes servicios prestados.

Bien entendido, la gran expectativa sobre Lozoya fue la de que vertiera acusaciones sobre personajes trascendentes, la de que corriera sangre, que se destaparan las alcantarillas de grandes componendas entre la política y los intereses privados, los poderes de hecho, los fácticos que aún dominan las decisiones.

lozoya
Ilustración: Beto.

Testigo protegido o testigo colaborador son las figuras con las que, se ha sugerido, podría ser considerado el tan esperado huésped alojado supuestamente en el sur de la megalópolis, lo que justificaría el trato privilegiado y la secrecía en su entorno y paradero, pero, de cualquier manera, la suspicacia envuelve el asunto.

El timing es importante, máxime cuando se ha echado a andar la maquinaria con rumbo a las elecciones del año próximo. Cierto, las cosas en palacio van despacio y será necesario jugar las coincidentes cartas (Lozoya, Duarte y Zerón) con magistral habilidad estratégica y dosificar adecuadamente su tratamiento para obtener los rendimientos esperados.

Aún queda en el aire si el verdadero objetivo se ubica en personajes de mayor peso en las administraciones previas y, sobre todo, si existe alguna intencionalidad política al respecto. Tómese en cuenta que el combate a la corrupción y a la impunidad ha sido hasta hoy el estandarte de la administración y la exigencia de la sociedad.

Está por verse si en verdad se bailará un gran tango o todo queda en una simple quebradita.


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