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La nomenclatura de las reses bravas

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Uno de los argumentos que se escriben a favor del toreo, es el de que las nacencias de hembras y machos reciben nombres propios, tanto los que se trasladan en el campo bravo, como a los que les toca en las plazas de toros.

El 9 de octubre de 2020 en Antequera en Málaga –nombre el primero como era conocida en la época colonial nuestra bella Oaxaca– la ganadería de Zalduendo, propiedad de Don Alberto Baillères, lidió a un “Doctor” de nombre, tercero de la tarde que le correspondió al clásico torero nacido en Sabadell, Finito de Córdoba.

Su compañero de cartel lo fue el venezolano Luis Bolívar, nacido en Panamá, pero criado en Colombia y en conjunto el encierro lo relatan los cronistas de aquellos lares; como correcto de presentación, en general nobles y con clase en la embestida destacando al tercero indultado, se entiende que se extendió la faena de “Doctor” porque Finito de Córdoba escuchó dos avisos. En esa plaza sí otorgan trofeos simbólicos y obtuvo los máximos en tarde redonda y en su primero dos y Bolívar uno.

Ya veremos más imágenes y con ilusión al no ser tan frecuente que se encuentre Finito en estado de gracia y disfrutarlo en Antequera con el de Zalduendo, que debió ser una gran alegría. En esos niveles, en Córdoba en 2015, hace algunos años lo vivimos mi hermano José Luis y su tocayo con un toro de Núñez del Cuvillo; fue una gozada, aunque por decisión del presidente, aquella ocasión no culminó con la salida del pañuelo naranja, que en España significa la orden de otorgar el homenaje del astado del indulto.

Finito de Cordoba
Juan Serrano Pineda “Finito de Córdoba”, torero español (Imagen: El Mundo).

En Antequera sí, y aprovecho el viaje regresando al párrafo inicial de la nomenclatura de los astados, porque en España los toros son bautizados desde su nacencia, como “Doctor” tal vez hijo de una vaca “Doctora” y por ello la costumbre es distinta a la mexicana.

Allá es obligatorio y, por tanto, lo que algunos ganaderos están haciendo para proteger la propiedad intelectual del trabajo genético –el cual representa el registro de nacencias–, son algunas modificaciones a esa costumbre y asignando nombres distintos a los de las madres para los becerros que eventualmente se lidiarán en las plazas.

En México, y traigo al caso a las ganaderías de Don Alberto, generalmente su tradición es elaborar una frase que se va eslabonando palabra por palabra en el transcurrir de la lidia, por la mañana del encierro ya está lista y así se bautiza al salir al ruedo el toro.

Todos aquí recurren a su imaginación y es muy interesante preguntarle al ganadero en turno la razón por la cual escogió tal o cual nombre como, por ejemplo, aquel gran novillo Pelotero de San Martín, lidiado extraordinariamente por El Capitán en 1977 y cuyo nombre fue dedicado a Paco Camino Gaona por sus ganaderos.

El sábado 30 de abril de 2011 por recordar un ejemplo de la manera de bautizar a sus toros en la salida a la plaza, tengo presente la gran faena de Alejandro Talavante a “Niño Bonito” de Begoña, que fue el quinto de la tarde y el mismo día en que por la tarde española –mañana mexicana–, José María Manzanares indultó al primer toro de la historia –antes fue un novillo– en La Maestranza de Sevilla, “Arrojado”, del ganadero Núñez del Cuvillo.

torero espanol
José María Dols Samper, torero español (Imagen: Última Hora).

Pues bien, aquella tarde mexicana, madrugada del siguiente día en España, se encontraron un gran toro y extraordinario torero en plenitud para tejer una tarde inolvidable.

Los nombres en aquella ocasión del Día del Niño le fueron dedicados a los críos en su homenaje por el ganadero. Y ahora que en España disfrutó de un honor semejante, quise traer al comentario, detalles que luego pasan desapercibidos pero que son parte de la fiesta, siempre tan meticulosa en sus usos y costumbres, y que de vez en cuando es bueno darlas a conocer para aquellos que no están tan pendientes de ellas.

Enhorabuena a la ganadería española Zalduendo, la charla taurina se adereza mejor siempre con un triunfo de los nuestros, en especial en patio ajeno.


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Prólogo al Aniversario Diamante

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El abogado José Luis García Servín, me contacta y platica entusiasmado sobre la temporada grande 1995-1996 en La México, a la que se le denominó de Oro por ser el 5 de febrero de 1996 el cincuentenario, y rememoramos hechos puntuales que acontecieron desde el 12 de noviembre de 1995 y hasta el 24 de marzo de 1996.

Sin olvidar que antes de esas fechas hubo jueves y domingos de oportunidad y tal vez el recuerdo mayor de esos festejos lo sea la faena a Chocolatero del Sauz, el 29 de octubre de 1995, y en la que El Pana desbordó la imaginación de su tauromaquia en el ruedo capitalino.

En total hubo 5 festejos de oportunidad y 22 en la temporada formal que en su conjunto nos refleja un total de 27 corridas, y los primeros se iniciaron el 28 de septiembre de 1995 con un jueves taurino.

En la inauguración de la temporada grande, el 12 de noviembre, el triunfador fue César Rincón con dos trofeos de Ventanito de Garfias y otro se entregó a la espuerta de uno de los toreros consentidos de la afición capitalina, Jorge Gutiérrez.

Cesar Rincon
Julio César Rincón Ramírez, torero colombiano retirado (Fotografía: La Semana).

El 3 de diciembre, Jorge con simpatías de Rodrigo Aguirre, faena con recompensa de dos trofeos, y Enrique Ponce vuelta al ruedo después de la inolvidable faena a “caracazo”, pero como tantas otras en su historia, la suerte suprema le impidió obtener los máximos trofeos.

El 10 de diciembre se otorgó por segunda ocasión la alternativa a un torero español en La México –el primero fue Ángel Majano– y fue todo un acontecimiento pues se trata de uno de los iconos de su historia, José Tomás, y su padrino de lujo, Jorge Gutiérrez con un testigo de categoría, Manolo Mejía; los toros de diferentes ganaderías, el de la alternativa se llamó “Mariachi de Xajay”.

El 17 de diciembre, El Zotoluco recibió dos trofeos de “Califa” de Marcos Garfias, y otro obtuvo Arturo Gilio, de “Reportero” de Piedras Negras, ambos astados de regalo.

El 28 de enero de 1996 reapareció Eloy Cavazos después de varios años de no comparecer en La México y su resultado fue una cornada en su primer ejemplar de Arroyo Zarco. Así de crudo es el toreo.

En la corrida del 3 de febrero de matadores a caballo, Enrique Fraga con doble alternativa de a pie y en el equino, confirmó en la última categoría con “Invicto” de Los Ébanos, hoy propiedad de Pedro Haces y logró un trofeo. Gerardo Trueba de Cascajero mereció dos premios y en colleras –ambos– otro par de “Canastero”.

Enrique Fraga
Enrique Fraga, rejoneador mexicano (Fotografía: Al Toro México).

El 5 de febrero en el cincuentenario kilométrico festejo de 10 astados de Xajay, con Ramón Serrano a caballo y a pie, Jorge, Manolo Mejía y Enrique Ponce ante un lleno pletórico, recordando al cartel inaugural de Luis Castro “El Soldado”, Luis Procuna y Manuel Rodríguez “Manolete” en 1946 con toros de San Mateo.

El 18 de febrero se despidió Antonio Lomelín de su profesión y lo hizo en son de triunfo con “Segador” de Rancho Seco, del cual recibió un par de merecidos trofeos y el cariño pleno de la afición después de muchos años de haber tenido la alternativa.

El 25 de febrero Joselito inició un año que le sería pleno en su carrera, el madrileño obtuvo los máximos trofeos de “Valeroso” de Santiago y la réplica de Eloy Cavazos fue con un par de “Poeta”, que les valieron para salir en hombros.

El 3 de marzo Mario del Olmo –torero con gran concepto taurómaco– se ungió triunfador con un par de trofeos de Consentido de Javier Garfias.

El 10 de marzo, “El Conde” faena de indulto a “Media Luna” de la ganadería de Fernando de la Mora, y el 17 siguiente, Jorge Gutiérrez también a “Giraldillo” de Manolo Martínez. Como dato a destacar, al final de aquella gran faena, el ganadero dio con Jorge la última vuelta al ruedo antes de su partida a la Gloria en el mes de agosto de ese año.

Fernando de la Mora Ovando
Fernando de la Mora Ovando, ganadero mexicano (Fotografía: Sin Remedios).

El 24 de marzo fue tarde de Oreja de Oro en la que Rafael Ortega con el toro “Martincho”, de la ganadería de Manolo Martínez, logró un par de trofeos y también del que se encontraba en disputa. El Zotoluco obtuvo otro.

La gestión de la plaza corrió a cargo de Miguel Alemán Magnani y Rafael Herrerías Olea.

Así culminó la Temporada de Oro y ahora por las circunstancias tenemos que esperar noticias de la que sería la Temporada de Diamante en el Aniversario 75 de la corrida inaugural de La México, dependemos de la pandemia y habrá que esperar.

Por lo pronto, en un muy breve repaso, quedan algunos datos de la historia de una temporada grande muy especial en los años de existencia de nuestra plaza capitalina y que platicando me trajo a la memoria mi buen amigo, a quien le envío con sana distancia, un gran abrazo.

Por cierto, y ése es otro tema, rememoramos épocas en las que los toreros mexicanos en nuestro país eran quienes principalmente partían el bacalao.


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Impulsar al toreo

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La organización de Tauromaquia Mexicana (TMX) es la fusión de aficionados a los toros –a través de porras y peñas– y las organizaciones de profesionales; ganaderos, empresarios, matadores de toros y subalternos. Con el propósito de promover y defender con base en argumentos legales, económicos y culturales, la continuidad de la tauromaquia en nuestro país y en los países taurinos.

Es una organización sin fines de lucro con un Consejo Ejecutivo y varios Comités, con diversos capítulos en nuestro país para coordinar sus actividades.

Son ya casi diez años de su gestación en el que tuvo mucho que ver el brío de Manuel Sescosse y todos sus colegas ganaderos de la Asociación de Criadores de toros de Lidia en la institucionalización de la organización, la cual desde hace unos años dirige de tiempo completo Pepe Saborit.

impulsar al toreo
Fotografía: @TauromaquiaTMX.

El año pasado tuvieron muchas actividades de difusión con diferentes instancias, incluyendo instituciones educativas, tratando de acercar al sector que representa el futuro núcleo de aficionados con el toreo y su base, la crianza del toro de lidia.

Es deseable que los que amamos al toreo estemos cercanos a sus esfuerzos, porque de esa manera participamos al loable propósito de preservar una tradición milenaria en otros continentes y ya de más de 500 años en el nuestro.

En 2019 se instalaron 5 Capítulos TMX en Aguascalientes, Jalisco, Chihuahua, Tlaxcala y Veracruz, y en este 2020 se estima instalar otros capítulos más, en medio de la pandemia que tiene en ascuas a nuestro planeta.

Publican en redes sociales y desde el año pasado ya se tiene comunicación directa vía WhatsApp en el número 55-3595-3356.

Hace poco comenté que es un lugar común acudir a diferentes artistas, que de variadas maneras han plasmado lo que les significa el toreo, y honestamente hablando, y por rotundo que parezca, son argumentos que siendo útiles pudieran provocar el que le contesten como lo hacen algunos: ¡A mí qué me importa que fulano o a mengano haya sido o sean taurinos! Así se trate de García Lorca o de quienes ustedes gusten y manden.

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Fotografía: Toros México.

Agregué que en mi opinión el argumento más claro es que el toreo es parte intrínseca de nuestra cultura y, por ello, argumentar a su favor es defender la forma de ser de muchos de nosotros, si bien se entiende que haya quien no lo vea de la misma manera y se oponga. Por eso es necesario objetar y promover nuestra tradición constantemente.

El año pasado lanzaron la convocatoria para un concurso de ensayos con el tema: “¿Por qué es vigente la tauromaquia?”. Y la respuesta fue muy buena, más de 80 trabajos, esgrimiendo argumentos sólidos que hicieron difícil la criba para ungir a un ganador del certamen.

El baluarte para sustentar la arquitectura del toreo es su fundamento y su historia; todas tienen ese hilo conductor que representa la profunda vocación taurina de muchos seres humanos, materializada luego de mil formas diversas, desde el pensamiento hasta lo que más propiamente ocurre, y a ello acudieron quienes aportaron su pensamiento por escrito.

Los taurinos firmemente creemos en la diversidad cultural y de diferentes maneras los autores de los ensayos lo reflejan en sus escritos.

El jueves pasado, utilizando el formato de videoconferencia –con la conducción de Ana Lucía Ordoñana– se presentaron los tres primeros lugares del concurso, siendo el ganador del primer lugar, José Antonio Albarrán.

ensayo taurino
Imagen: De toros y faenas.

Muchos contribuyeron a hacer realidad un valioso documento que con la asesoría de corrección de estilo por parte de Bibliófilos Taurinos de México, que preside Eduardo Heftye, recaba los tres primeros lugares y nueve menciones honoríficas, en un libro que se puede descargar gratuitamente en la página de Tauromaquia Mexicana y que ampliamente se recomienda.

En la presentación vi la emoción de todos y en particular las palabras de María Fernanda Jiménez –quien con su padre dirigen el programa de mano que obtenemos los días de corrida– nos dan la esperanza de que hay muchos jóvenes que quieren preservar la cultura taurina.

Esfuerzos así son aire fresco en medio de la maraña que vivimos, hay que celebrarlos y propiciar que se extiendan, “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, cantaría Serrat los versos de Machado. Enhorabuena.


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