La Plaza México

Los primeros 50: escalafón de La Plaza México en 75 años

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En 75 años de historia de La Plaza México, es imposible designar al torero más importante de ese tramo y por ello acudo a los números de actuaciones que reflejan el interés del cónclave y en ese escalafón en los primeros 50; el número uno es Manolo Martínez con 91, pero además es también el primero en trofeos máximos, con 10 rabos en su trayectoria.

En faenas de dos trofeos Jorge Gutiérrez y Manolo Martínez comparten el primer sitio con 17 veces.

Las cifras fueron calculadas gracias al trabajo acucioso de quien fuera presidente de Bibliófilos Taurinos de México –a la que orgullosamente pertenecí y estoy en sabático–, Humberto Ruíz Prado; hijo de mi querido Humberto Ruíz Quiroz y en gran parte al trabajo estadístico de mi querido tocayo, ya en la Gloria, Luis Ruíz Quiroz, su recordado tío.

Le sigue Jorge Gutiérrez con 86 corridas y protagonista en los noventa de grandes rivalidades principalmente con David Silveti, quien a su vez, con 28 actuaciones ocupa el lugar 27 en el escalafón y en el tercero se ubica Mariano Ramos con 84 corridas, que contendió en esa época con los dos anteriormente mencionados y también en los finales de los setenta y los ochenta, con Manolo, Curro Rivera y Eloy Cavazos, quien con 71 corridas ocupa el séptimo sitio.

En el cuarto sitio se encuentra El Zotoluco con 79 corridas y va por delante de Miguel Espinosa Armillita en el 5, con 78 corridas, y Curro Rivera con 77 corridas ocupa el sexto lugar, siendo el octavo Manolo Mejía quien renació después de la faena de Costurero de Garfias, el jueves 7 de octubre de 1993 –curiosamente actuando con Manuel Capetillo hijo– cuando el papá de Manuel ocupa el lugar 9 y fue denominado como el mejor muletero del mundo. Capetillo padre actuó en 50 festejos.

Los alternantes de Mejía en el jueves taurino lo fueron; además de Capetillo hijo, el torero a caballo Octavio Sánchez y Germán Garza.

El primero en el escalafón entre los toreros españoles es Enrique Ponce con 49 corridas y ocupando el lugar número 10 en La Plaza México.

El queridísimo Capea ocupa el 16 con 38 corridas, mismas que Manolo Arruza.

El Juli va en el 23 con 31 corridas; Manolo Dos Santos, el Lobo Portugués en 43 con 23; Sebastián Castella con 23 en el lugar 41, mismas que Juan Silveti; sorpresivamente el año pasado anunció su retiro de los ruedos el francés.

Eulalio López "Zotoluco"
Eulalio López “Zotoluco” (Fotografía: Plaza México).

En el 47 con 21 actuaciones Morante de la Puebla, mismas que Diego Silveti y Polo Casasola, El Conde y Alfredo Gutiérrez.

Manolete actúo tardes en La México, 9 ocasiones entre 1946 y 1947, la última el 2 de febrero de 1947 al lado de Silverio y en la despedida de los ruedos de David Liceaga con toros de Coaxamalucan (Tlaxcala).

Uno de los toreros españoles consentido de México, Paco Camino, alcanzó 10 corridas entre los sesenta y los setenta, siendo la última con Manolo y Eloy con toros de San Miguel de Mimiahuapan (Tlaxcala), el 1 de abril de 1978, y no ocupa un sitio entre los primeros cincuenta.

En resumen, entre los 50 que más han actuado en La México solamente seis son extranjeros; cuatro españoles, un francés y un portugués.

En rabos, el número uno entre los matadores a pie foráneos, es El Capea con tres.

El primero en los de a caballo, mexicanos y extranjeros, es Pablo Hermoso de Mendoza con cuatro.

Pablo Hermoso de Mendoza
Pablo Hermoso de Mendoza (Fotografía: El Sol de Toluca).

Los números son fríos y se pudieran aderezar con el número de trofeos que lograron, sin embargo, sirvan de base para que cada uno saque sus conclusiones, entendiendo que en gustos se rompen géneros y dependen de la época. Por ejemplo, la rivalidad del toreo de angustia, de Antonio Velázquez y Rafael Rodríguez en los cincuenta, llevó a Rafael al onceavo sitio en número de actuaciones con 47 y a Toño al lugar 18 con 35.

Alguna vez que entrevisté a Joselito Huerta en el cincuentenario de la Monumental y con el celo que tienen las figuras, cuando enfaticé que Manolo consiguió 10 rabos en su historia, comentó: “yo 8, pero con la mitad de festejos que Martínez”, Joselito ocupa el lugar 13 con 42 corridas, por cierto, un lugar arriba de Antonio Lomelín, con 40.

Eloy y Joselito comparten número de rabos en la espuerta.

Números que ubican, pero prefiero en lugar de inducir el que cada uno opine, aunque los del uno en el escalafón: Manolo Martínez; quien revela lo mucho que en La México representó para sus leales y todavía algunos le gritan “¡Manolo, Manolo y ya!”. Grito de guerra, que, al segundo del escalafón, Jorge Gutiérrez, alguna vez también lo auparon.

Sirvan pues las cifras puntuales de Humberto Ruíz Prado a los aficionados al toreo y agradecerle la atención de compartir tan valioso trabajo.


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LXXV Aniversario de la Plaza México

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El pasado viernes 5 de febrero se cumplieron 75 años de la inauguración de la Plaza México, esta vez no se pudo conmemorar como es debido y como se acostumbra, con una brillante corrida de toros. La pandemia del Covid lo impidió. Muy lamentable como todo lo que ha sucedido alrededor de la crisis ocasionada por la propagación de este virus. Las consecuencias económicas, sociales, pero sobre todo, las sanitarias, han sido terribles y todos estamos aun en espera que se vayan solucionando.

En 1946, en la corrida inaugural alternaron Luis Castro “El Soldado”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Luis Procuna, con toros de San Mateo, la plaza se llenó hasta el reloj y fue un acontecimiento en todos los sentidos, especialmente en el taurino, resultando Manolete el triunfador; quien cortó una oreja al segundo de la tarde, aunque Luis Procuna también cortó un apéndice al tercer. La siguiente corrida se llevó a cabo el 16 de febrero y fue un mano a mano entre Manolete y Silverio Pérez; aunque el de Córdoba obtuvo un trofeo cortado al segundo de la tarde, Silverio cortó orejas y rabo al primero de la tarde como todos de Torrecilla y que se llamó Barba Azul. La plaza no se llenó y quizá ahí empezó el reto de llenar la plaza cada tarde; la tercera corrida se hizo el 25 de febrero, estando programados, Manolete, Luis Procuna y Rafael Perea El Boni, quien fue el primer torero en recibir la alternativa en la Plaza de Insurgentes, toros nuevamente de Torrecillas, nada digno de escribir a casa.

El 9 de marzo se cerró la breve temporada inaugural con Joaquín Rodríguez Ortega Cagancho, El Soldado y Luis Procuna, y entre el viento, los toros que no quisieron y los toreros que no pudieron, acabó la tarde. Así sucedió la breve temporada inaugural. Al tiempo que empezaba la historia de la plaza más grande de América, la más importante y la que da y quita aquí y allá. En esta primera temporada participaron dos de los toreros españoles “consentidos” en México, Manolete y Cagancho, aunque han venido casi todas las figuras españolas, francesas, portuguesas y de otros países, no muchos pueden ser considerados como “consentidos”, por ejemplo, Paco Camino, El Capea, Ponce y pronto lo será Ferrera. No muchos más.

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Joaquín Rodríguez Ortega Cagancho, torero español (1903-1984) (Imagen: De luz y sombra).

Yo empecé a ir pronto a la plaza, en el año 58 o 59 del siglo pasado, viejos tiempos en los que dos niños, mi amigo Raúl y yo, podíamos ir solos al fut y a los toros. 

No recordaba ninguna corrida especial para el XXV Aniversario de la inauguración y, al revisar, efectivamente nada sucedió, incluso no hubo corrida el 5 de febrero.

Es Curro Leal en su etapa de empresario (1988-1993 y 2006-2010) quien intenta resaltar el aniversario de la inauguración con una corrida que resultara el clímax de la temporada; él, Herrerías y los que lo han seguido lo consiguieron.

La corrida del L Aniversario constituyó un verdadero acontecimiento, participaron Ramón Serrano como rejoneador (nunca me he explicado porqué) y a pie Jorge Gutiérrez, Manolo Mejía, y Enrique Ponce, con toros de Xajay; lleno hasta el reloj; con ambiente festivo Ponce vistió de tabaco y oro como muchos españoles que participan en las corridas de aniversario en honor a Manolete que lo usó en la inauguración. Todos triunfaron (menos Serrano por supuesto) aunque los tres tuvieron que regalar un toro, por lo que al final se lidiaron diez toros, y resultó un muy brillante festejo. Luego se prepararon otras dos corridas los días 3 y 4 para envolver a la del aniversario y, a pesar de que en la primera los rejoneadores estuvieron muy bien, y en la segunda Miguel Espinosa Armillita triunfó, la corrida de la temporada fue la que se llevó a cabo el 25 de febrero; estuvieron anunciados Eloy Cavazos, José Miguel Arroyo Joselito y Federico Pizarro con toros de la ganadería De Santiago. Joselito realizó una maravillosa faena, suave, pausada y poderosa que empezó con crinolinas y culminó con la muleta por las dos manos y con una estocada bien colocada que mereció las dos orejas y el rabo con clamor del público. Eloy tuvo que regalar un toro al que prácticamente le arrancó las dos orejas para poder salir en volandas con Joselito. Sin duda una de las grandes faenas sucedidas en la plaza. Al año siguiente la corrida de aniversario contó con ellos dos en el cartel y el triunfador indudable fue Eloy.

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Eloy Cavazos, matador mexicano (Imagen: Milenio).

El 5 de febrero de 2020, en víspera de la pandemia, se llevó a cabo la corrida de Aniversario LXXIV con Uriel Moreno El Zapata, Antonio Ferrera, Morante de la Puebla y Octavio García El Payo, todos estuvieron muy bien pero el triunfador fue Ferrera, siendo además el triunfador de la temporada. Con ello y por su participación en la Corrida del Estoque de Oro, lo empezaron a colocar como torero “consentido”. Unos días después se estableció el cierre de los espectáculos que condujo a que la temporada 2020-2021 no se pudiera realizar y por esa razón no se celebró el LXXV Aniversario.

La empresa actual hizo un esfuerzo que me parece loable y culminó con la realización de tres programas que se difundieron por las redes sociales. Los tres muy buenos, el primero me encantó, nos hizo un relato pormenorizado de la construcción de la plaza, aunque conocíamos algunos de los fragmentos, ahora nos pudimos percatar de la magnitud de la obra arquitectónica y de ingeniería, y que la Plaza México es todavía un ejemplo para el mundo. También nos mostraron la corrida inaugural con tres figurones destacándose, y llamaba la atención ver a Silverio en una barrera, aunque a la siguiente corrida triunfó plenamente. En los otros programas la empresa no regala grandes faenas de muchos toreros que han triunfado en La México, muchas son destacadísimas, yo me quedo con una de Curro Rivera, poderoso relajado, fino, brillante, transmitiendo gusto (nótese que es mi torero favorito de todos los tiempos). Por cierto, realiza tres o cuatro veces el circurre, mostrando la belleza del pase, ahora abandonado; ya habrá quien lo resucite. Los programas resultaron un bello esfuerzo digno de agradecer.

Sabemos que varias organizaciones, muchas de ganaderos, están haciendo esfuerzos en esta época de crisis, y espero que al final permitan un retorno triunfal de la tauromaquia.

Desde luego, yo estoy dispuesto a regresar respetando plenamente a todos los que no quieran asistir, a cambio de que nos permitan hacerlo a quienes intentamos disfrutar del espectáculo. Los esfuerzos de diversos grupos viajan por dos caminos, por un lado, están realizando difusión de los aspectos profundamente ecológicos de la fiesta taurina, en la que la corrida es sólo la parte final y destaca el valor de la crianza del toro y todos los aspectos que a su alrededor beneficia, y la otra vertiente, es preparar, cobijando y atendiendo a toreros jóvenes que pudieran ser figuras en el futuro.

Ojalá que todo mejore pronto y que se reparta suerte.


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La Plaza México, aniversario de platino

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En febrero fue inaugurada la plaza de toros más importante del continente americano, la más grande y cómoda del mundo como diría su eslogan.

Contra viento y marea, el proyecto de la Ciudad de los Deportes de Neguib Simón y otros inversionistas –además de levantar un recinto taurino– en su plan se incluía el estadio de futbol –hoy en día casa del Atlante–, boliche, cines, restaurantes, arena de box y lucha, alberca, playa con olas, ferias y exposiciones.

Finalmente, la plaza de toros y el estadio quedan como muestra incuestionable del tesón del empresario yucateco de ascendencia libanesa. Con gran ingenio Modesto Rolland fue el ingeniero capaz de interpretar las ideas de Neguib.

La construcción de La México se inició el 1 de diciembre de 1944, en un sitio donde se ubicaba una ladrillera en la colonia Nochebuena, obra colosal monolítica de concreto premezclado.

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Imagen: Pinterest.

Las estatuas que la adornan de aquella época son diseño del valenciano Alfredo Just, quien contó entre sus ayudantes al genial yucateco Humberto Peraza.

Por aquellos años recién había fallecido Maximino Ávila Camacho –hermano del Presidente de México, Manuel– y en algún momento así se iba a denominar en su honor la Monumental Plaza México, pero prudentemente el homenaje quedó en una calle lateral del contorno.

En el planeta taurino ningún coso tiene cabida para más de cuarenta mil asistentes.

El primer lleno no fue de personas, sino de costales de arena para verificar la resistencia del coso y de ese hecho ya se cumplieron 75 años, el 27 de enero, y la primera vuelta al ruedo la pegó el arzobispo Luis María Martínez, cuando bendijo con agua bendita el ruedo y, por aquellos días, él comentó: “que conste que yo di la primera vuelta al ruedo”.

La primera corrida se celebró el martes 5 de febrero de 1946 con Luis Castro “El Soldado”, Manuel Rodríguez “Manolete” y Luis Procuna, con toros de San Mateo, propiedad por aquellos años de Antonio Llaguno –hoy en día propiedad de Nacho García Villaseñor–, y contra la costumbre de empezar puntual, por el tumultuoso lleno, ese día la corrida empezó minutos más tarde.

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Imagen: Horatio Tacuba.

El primer toro fue el número 33, “Jardinero” que le correspondió a Luis CastroEl Soldado”; el primer capotazo lo pegó El Chato Guzmán, peón de la cuadrilla del matador, así como el primer par de banderillas y el primer puyazo corrió a cargo de José Noriega “El Cubano”. El primer trofeo lo conquistó Manolete, con el segundo toro de la tarde llamado “Fresnillo”, y Luis Procuna fue el primer mexicano en llevarse un trofeo, con el tercer ejemplar de nombre “Gavioto”.

El primer rabo lo consiguió días más tarde Silverio Pérez el 16 de febrero de 1946, en la segunda de las cuatro corridas de las que constó el serial inaugural. En esa fecha actuó mano a mano con Manolete, y el texcocano obtuvo la oreja y un rabo de Barba Azul de Torrecilla. Por cierto, el 13 de marzo de 1949 cambió el reglamento taurino capitalino y, desde entonces, los máximos trofeos son dos orejas y rabo.

Los empresarios actuales del coso son el licenciado Alberto Baillères y el arquitecto Javier Sordo –Don Alberto varias veces lo ha sido exitosamente en su historia–; los propietarios son los herederos de Moisés Cosío, quien después de la primera temporada de novilladas la adquirió.

Virtualmente a través de su página, La México celebra su aniversario ante la imposibilidad de hacerlo en vivo como hubiéramos deseado.

En esa temporada Pepe Luis Vázquez, torero potosino, ratificó su sitio ganado a ley en la plaza de toros de El Toreo de la Condesa –hoy El Palacio de Hierro Durango–, pues conquistó los máximos trofeos por primera vez en La México –en esa categoría– el 16 de junio de 1946 con un novillo de Atlanga; y en la misma tarde el peruano Isidoro Morales recibió los segundos.

La primera oreja para un novillero en La México se otorgó el 2 de junio de 1946, a Pablo Tapia, de un novillo de Lucas González Rubio.

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Pepe Luis Vázquez, torero mexicano (Imagen: Pureza y Emoción).

Genaro Núñez, director de la banda de música, instituyó desde la época del Toreo de la Condesa, la costumbre de alegrar el paseíllo con el pasodoble “Cielo Andaluz” de Rafael Gascón, acompañado por el ¡Olé! popular, único en el mundo en el desfile de cuadrillas. El maestro Núñez, por cierto, fue quien arregló la versión de “La Macarena” en la que el trompetista solista se pone a prueba y nos llena de euforia su interpretación.

Recuerdos hay muchos y más cuando se han pasado tantos años en su interior desde niño, viviendo a su público que le ha dado vida a sus localidades. Desafortunadamente, por la pandemia no será posible celebrar –como lo hubiera deseado la empresa– por todo lo alto, el aniversario de platino de su inauguración.

Uno de sus iconos recientemente partió a la Gloria, Gonzalo Martínez de la Fuente, querido amigo quien desde el primer festejo asistió y fue testigo del transcurrir de los 75 años del coso monumental, ocho con ocho.

Le deseamos al coso de Insurgentes –como también se le conoce– muchos más y que cuando sea posible las cuerdas de la emoción y la pasión den rienda suelta a tardes de gloria –y, por qué no, de fracaso–, y que siga siendo el lugar donde se exprese, a través de la tauromaquia, el deseo de vivir de un país acostumbrado a celebrar aun en los momentos más difíciles.

Por sentirlo así, en ella, para los que somos taurinos, respira México.


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