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8M 2021, continúa la marcha

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No fui a la marcha. Me dio miedo comprometer todo un año de confinamiento, pero también me dio mucho pesar no participar con el cuerpo. A las 6:50 del lunes, previo acuerdo en redes sociales, me uní a la iniciativa de escribir en el chat de la mañanera el de #NoSoyBotNiSoyPartido, #8M. Me sorprendió la cantidad de mensajes. Recordé lo que sucedió hace un año, las jacarandas como metáforas del color del movimiento, el calor, el sentido de unidad. Salí a caminar y me encontré con gusto y no poca sorpresa ciertas acciones, tímidos actos comunicativos, que no vi el año pasado: carteles morados en las puertas de varios edificios, calles cuyos nombres fueron modificados temporalmente por cartelitos escritos a mano, mujeres de todas edades caminando solas, como yo, pero con playeras que ostentaban los principales hashtags.

Antier, no obstante, se asistió a otra jornada histórica: la continuidad a la marcha del 8M de 2020, cuando salimos a las calles hasta las más renuentes a las participaciones de ese tipo, cuando sentimos unidad e identificación, a pesar de nuestras incontables diferencias, porque salimos a reclamar por nuestra seguridad y por la justicia que, simplemente, no llega para las víctimas de violadores y feminicidas. Dadas las condiciones del confinamiento voluntario y el peligro de contagios, me llamó la atención no recibir información desde la semana previa sobre qué haríamos para apoyar quienes decidiéramos no salir. La información tardó en llegar, pero finalmente se hizo presente, y a raudales, máxime a raíz de la colocación de las vallas en torno al perímetro del Palacio Nacional desde el fin de semana. La valla fue indignante, pero la respuesta de las mujeres fue inmejorable: la escritura de los nombres de las desaparecidas, la colocación de las flores, la creación de un memorial efímero (paradójico, pero cierto) que dio un impulso a la simbólica del movimiento y que generó, desde luego, todo tipo de reacciones adversas, pues ese aparato de “defensa y protección del patrimonio”, como se dijo que era, aparecía, en realidad, como una fortaleza de la estulticia, la necedad y la represión ciega.

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Cortesía: Sara Baz.

Quizá los eufemismos resultaron más ofensivos y provocadores que nunca: “el muro de la paz” es una designación indignante, para propios y extraños. Lo más contrastante, después de ver la represión, fueron las declaraciones que AMLO hizo en la mañanera del 9 de marzo. Acusó a las mujeres de cometer actos de “evidente provocación”, mismas que las fuerzas del orden aguantaron “estoicamente”. Al ser cuestionado por una periodista sobre su apoyo irrestricto a la candidatura de Salgado Macedonio a la gubernatura del estado de Guerrero, AMLO manifestó que “no podemos permitir los linchamientos políticos”, ya con visible fastidio, pues las imprecaciones no han sido pocas. Si no podemos permitirlos, ¿entonces por qué sí podemos permitir la impunidad y la represión?

Cerca de 22,000 personas ocuparon el espacio público este 8 de marzo. Salieron, a pesar de la pandemia, a reclamar una agenda de derechos que, en años, no se ha visto cumplida. Salieron también en otras ciudades y sin importar su edad. Cientos se acercaron a la plancha del Zócalo, a pesar de las intimidaciones de la policía y de la presencia misteriosa e inquietante de los apostados detrás de los merlones, en el techo del Palacio. Los miembros del comando “antidrones” evocaron esa imagen terrible de los francotiradores en las fotografías del 2 de octubre de 1968. Lo sé, no es equiparable y a pesar de que ayer hubo lesionadas, no se puede (no-se-puede) ya abrir fuego contra la población civil por manifestarse. Al menos algo hemos aprendido en tantos años, quiero pensar. Pero el tejido de los imaginarios crece, se intrinca y se proyecta cada vez más rápido. Sin duda, las redes sociales y las actuales estrategias de comunicación contribuyen a ello. Desde la colocación del muro, los memes no se hicieron esperar. El meme es un articulador icónico y se dispersa en segundos. Se enriquece, se resignifica, se constituye como bandera momentánea. Me dediqué a buscar y a escuchar testimonios de participantes en la marcha, de la prensa… ¿Para qué las vallas? ¿Realmente se iban a hacer tremendas afectaciones al edificio del Palacio Nacional? ¿Más que las que sufrió en el motín de 1692? ¿Para qué protegemos el patrimonio si, justamente porque es significante, se pretende vulnerar?

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Cortesía: Sara Baz.

Se usó gas para dispersar a las manifestantes de la primera línea, por más que el gobierno local y federal lo niegue. Se filtraron, gracias a las redes y a los medios, fotografías y testimonios numerosos que dan cuenta de que la agresión provenía del otro lado del muro. Se observaron y viralizaron actos valientes y asertivos, actos hermosos que construyen una incipiente esperanza en la continuidad de los reclamos, hasta lograr que este país sea seguro para nosotras.

Al igual que en ocasiones anteriores, vi comentarios en redes sociales que me parecieron de lo más retrógrados. No, yo tampoco soy de la idea de agarrar un bote de aerosol y un mazo, pero me avergüenza no tener los arrestos para hacerlo, máxime ahora, cuando no se ve el más mínimo camino para el diálogo, el entendimiento y la comprensión de las demandas; cuando es más importante proteger la candidatura de Salgado Macedonio, convertir en una fortaleza la casa de Andrés Roemer y blindar “el patrimonio”. Me sentí igualmente avergonzada al ver la foto de una señora mayor, con su cubrebocas, haciendo una pinta en los escudos de las policías. Esto no es de edad, ni de partidismos, es solidaridad de género. Experimenté vergüenza y tristeza al saber que muchas de mis alumnas sí tuvieron el valor de ir a la marcha, pese al COVID, y que yo fui educada para no ser violenta. Claro, dicen algunos, que la violencia engendra más violencia y que “hablando se entiende la gente”, pero este gobierno ya ha dado varias, muchas muestras de no querer hablar y de permanecer montado en su macho, literalmente. Ningún cambio sustancial en la historia se ha hecho por la buena, ya se ha dicho y las revoluciones no se hicieron en una mesa de negociación. Quizá esta situación nos obligue a pensar en cómo fuimos educadas muchas de nosotras, y en cuándo vale la pena hacer una intervención más visible en el espacio público. Espero también que todas recordemos esto el próximo 6 de junio.


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8M: El corolario de una lucha que continúa

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Este lunes, como cada año, miles de personas –en su mayoría mujeres– salieron a las calles de las grandes ciudades del mundo a exigir un trato igualitario entre los géneros, al tiempo que exigen que cese la constante de violencia que se ejerce en contra de ellas. En nuestro país, se suma una exigencia adicional: la exigencia de protección en contra de la violencia feminicida y de las incesantes desapariciones de mujeres a lo largo del territorio nacional.

En los últimos años, pese a las descalificaciones y los esfuerzos comunicativos de las instituciones gubernamentales, lo cierto es que la violencia contra las mujeres ha escalado de forma considerable; más allá de la guerra de cifras. Según varias personas expertas en el tema, la violencia ha incrementado no sólo en número sino en intensidad, debido a que existe más conciencia y menos complacencia de quienes son víctimas de estas situaciones, por tanto, la respuesta machista e inhumana es, aumentar la agresión, violencia y su contundencia.

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Imagen: Camila de la Fuente.

Como lo comenté en las colaboraciones anteriores, el funesto pacto patriarcal, esa complicidad silenciosa e irresponsable de la sociedad por tolerar e ignorar la violencia de género, producto de una desviación de valores que –a su vez– formó una cadena interminable prejuicios, convencionalismos y e imposición de roles, ha gestado de un caldo de cultivo propicio para que prolifere, de forma por demás grotesca y cínica en las estructuras sociales y culturales de las sociedades, un incremento considerable de actos de violencia que van desde la agresión psicológica, emocional y económica, hasta la más funesta de todas: la feminicida.

Ese silencio cómplice, ese “voltear hacia otro lado” ante situaciones que “se resuelven en casa”, han hecho que los agresores continúen utilizando el miedo como instrumento de control sobre otro ser humano, en especial contra las mujeres. Y no hablo sólo de aquellos que cometen el delito de Trata de Personas, sino también de esos familiares que, recluidos bajo la protección de los hogares, de forma constante y permanente, agreden a las mujeres, adolescentes y niñas que ahí habitan, las someten a través del temor, el menosprecio y el abandono. Ese pernicioso terrorismo familiar que, lamentablemente, forma parte del paisaje de las sociedades desde hace siglos y que las instituciones de gobierno jamás han observado ni atendido de fondo.

La protesta sirve de mucho para visualizar un problema, pero no basta la simple denuncia ni la visualización. Hace mucha falta hacer conciencia, sororizar, solidarizarse y, sobre todo, educar en valores de respeto, equidad y –aunque pareciera idílico–fraternidad.

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Imagen: Público.

La humanidad está en un punto de quiebre que requiere evolucionar. Dejar atrás el egoísmo primitivo, la cosificación de las personas y la deshumanización, para abrir paso a una nueva era en la que entendamos que la equidad es el primer paso para alcanzar una justicia que, a la sombra de pactos perniciosos, tabúes y convencionalismos verdaderamente anacrónicos, nos condena a la irracionalidad y a la pérdida de la esencia humana.

Reencausémonos en la racionalización y alcancemos la máxima democrática de libertad, igualdad y fraternidad que, hace más de tres siglos nos propusimos como parte del perfeccionamiento de las personas.


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La brecha de género en el sector empresarial de México

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Las desigualdades que enfrentan las mujeres mexicanas se aterrizan en muchas áreas de su vida cotidiana. En este sentido, son víctimas de injusticias en los centros laborales y empresas a las que pertenecen, si cuentan con la oportunidad de estar en alguna. 

Y es que para una mujer es difícil tener acceso a empleos dignos y salarios justos. De hecho, el esfuerzo que deben realizar para obtener altos directivos es mucho mayor que el que deben tener los hombres. 

Con ello, queda claro que la violencia de género es ejercida no sólo en la calle o con agresores directos, sino en la falta de acceso a buenas oportunidades laborales y económicas. 

Cerca del Día Internacional de la Mujer y ante una brecha constante  de género, organizaciones empresariales han expuesto un discurso de reconocimiento e inclusión. 

CCE dice que inclusión no debe ser un asunto de moda

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) alertó el 8 de marzo que la diversidad y la inclusión de las mujeres no deben ser un “asunto de moda”. Todo lo contrario, expresó que se trata de factores que necesitan incluirse en cualquier ámbito de la sociedad mexicana. 

Por medio de un comunicado, el organismo destacó que México experimenta un rezago en la participación laboral y económica de las mujeres. Con ello argumentó que es momento de crear una agenda de sensibilización empresarial. 

El CCE manifestó que por su parte, inició un proyecto de género de la mano de Pacto Global y el Grupo de Diversidad e Inclusión. Algunos de los puntos que contemplan son la inclusión laboral y económica, programas inclusivos, brecha salarial, violencia de género en los lugares de trabajo así como una nueva normalidad en cuanto a balance laboral y personal.

Además, el Consejo expuso que en el mes de agosto creó la Comisión de Inclusión y Diversidad y firmó su adhesión a los compromisos  He For She de ONU Mujeres.

Logo del CCE. Fuente: Twitter.

Coparmex reconoce brecha de género en las empresas

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) reconoció que las mujeres son víctimas de toda una serie de desigualdades en el ámbito económico y laboral. En este sentido, el organismo resaltó la importancia de que dicho sector poblacional aumente su participación en todos los ámbitos de la sociedad.

De acuerdo con la Coparmex, únicamente el 42 por ciento de las mujeres en edad de trabajar, lo hacen. Esto resulta alarmante si se toma en cuenta que el 74 por ciento de los hombres del país en condiciones para hacerlo, se encuentran laborando. 

La Coparmex apuntó que pese a que las mujeres son mayoría en México, hay 12 millones de hombres más que ellas en el mercado laboral. 

Incluso, la Confederación destacó que las cifras de empleo de las mujeres están por debajo de las de América Latina. Puso como ejemplo a Perú donde el 70 por ciento del sector que está en edad de trabajar, lo hace. 

Según el organismo, la brecha de género se hace más presente en los niveles altos de las empresas. Explicó que únicamente el 16 por ciento de las organizaciones privadas del país se encuentran lideradas por mujeres. 

Fuente: Twiiter de Coparmex nacional.

Coparmex CDMX acepta desigualdad de las mujeres

Al llamado nacional, la Coparmex en la CDMX puso gran énfasis en las desigualdades que enfrentan las mujeres en la capital del país. Señaló que en la demarcación únicamente el 44 por ciento de las habitantes en edad productiva, están trabajando. 

Con base en los datos de la organización, la brecha de género en el terreno laboral también se logra observar en las diferencias salariales entre hombres y mujeres. 

En cuanto a las consecuencias de la pandemia, la Coparmex local señaló que alrededor de 100 mil mujeres han perdido su empleo a lo largo de la contingencia sanitaria. Explicó que la tasa de pérdida de trabajos del sexo femenino fue de 6.95 por ciento, mientras que la de los hombres bajó a 6.43 puntos porcentuales. 

Ante este panorama, la Coparmex en la CDMX propuso una agenda empresarial con  base en la igualdad de género. Entre los puntos más importantes destacó la articulación de la vida cotidiana con la laboral de sus empleados. Esto sobre todo, con relación a licencias de maternidad y paternidad, de lactancia, por cuidados familiares, y nuevos modelos de trabajo a distancia post-COVID-19.

Otros de los puntos que la Confederación local está tomando en cuenta son una mayor flexibilidad de horario y jornadas. Tal medida sumado a la distribución de salarios justos y suficientes. 

Fuente: Twitter de Coparmex CDMX.

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El día de la mujer

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Con justa razón se rinde homenaje a las féminas el 8 de marzo, fecha a la que se denominó Día Internacional de la Mujer. Este hecho ha sido el fruto de más de cien años de movimientos feministas, para reclamar igualdad en todos los ámbitos entre hombres y mujeres.

Debemos remontarnos a finales del siglo XIX y principios del XX para recordar las primeras manifestaciones.

Tras la Revolución Industrial, se produjo un histórico periodo de transformación económica y en el modo de trabajo. Con el movimiento obrero, las mujeres también comenzaron a alzar la voz, pero continuaban siendo explotadas sin ley que las amparara; no tenían derecho a votar, a controlar sus cuentas bancarias, ni contaban con la misma formación que los hombres; además su esperanza de vida era mucho menor debido a los malos tratos y a los partos.

El descontento con este modelo de vida comenzó a aumentar tanto, hasta el punto en que el 8 de marzo de 1857, las trabajadoras de la industria textil, conocidas como garment workers’, en Nueva York, organizaron una huelga para demandar salarios justos y condiciones laborales humanas. Dos años más tarde, las manifestantes crearon su primer Sindicato para pelear por sus derechos y cincuenta y un año años después, el mismo 8 de marzo, pero de 1908, quince mil mujeres volvieron a llenar las calles de esa ciudad para exigir sueldos y horas de trabajo justos, así como votar y prohibir el trabajo infantil, bajo el lema “Pan y Rosas”. Estos episodios consolidaron la fecha oficial del Día Internacional de la Mujer, que se ha celebrado a lo largo de la historia.

pan y rosas
Imagen: The Guardian.

En 1910, se celebró el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, al que acudieron más de cien delegadas procedentes de 17 países. Durante el evento la alemana Clara Zetkin, propuso y fue aprobada por unanimidad, que el Día Internacional de la Mujer fuera conmemorado a nivel global.

La lucha feminista, como lo hemos dicho, no es nueva, data de hace más de cien años. Aún en las civilizaciones más reconocidas, las mujeres fueron maltratadas, humilladas y esclavizadas; en el gran imperio romano, eran consideradas como objeto.

A través del tiempo el hombre ha dominado, se convirtió en represor, en buena medida impulsado por su dotación física, con la cual de manera cobarde golpea y llega a matar sin mayor riesgo a las mujeres.

En los últimos años se ha impulsado la creación del delito de feminicidio (homicidio agravado), en el cual, según nuestro punto de vista, bastará en que un varón cause la muerte con intención para que se configure el feminicidio.

En ese tenor, es interesante considerar la sanción, misma que debe ser ejemplar, inclusive discutir la aplicación de la cadena perpetua, o bien sustituirla por una pena de setenta años en prisión. Por supuesto entraríamos a un aspecto de gran corrupción, para tratar de evitar el castigo a toda costa. Nuestras cárceles se encuentran totalmente corrompidas; resulta una desgracia que no se logre que el feminicida cumpla su sanción; es momento de considerar que los Centros de Readaptación Social, no sólo priven de la libertad, sino que implique un verdadero sufrimiento, que permita expiar la culpa cometida. Debe haber estricta disciplina y no olvidar la indispensable reparación del daño a favor de los deudos.

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Imagen: PBS.

En el escabroso tema de la violencia contra la mujer, también debe considerarse una sanción para las agresiones físicas que no lleguen a la muerte y las de carácter psicológico. La protección que se reclama debe provenir de todos los ámbitos en general, no es trabajo exclusivo de la autoridad. Es menester un cambio de conducta, que permita acabar con el pensar de la “superioridad” masculina, situación inculcada desde el hogar, donde cotidianamente se prefiere el nacimiento del varón al de la mujer, cuando esto debe ser lo contrario. No hay nada más bello que el recibimiento de una niña, que es la reivindicación de la madre de la que hemos nacido todos, esa es la mayor bendición para un hogar. Son las féminas quienes necesitan mayor atención, son el orgullo de todas las familias.

En las escuelas el trato a las mujeres debe ser preferencial, de intenso reconocimiento y permanente impulso. Mantener la superación sistemática de ellas, nos permitirá en un futuro cercano, ser gobernados con mayor atingencia.

Tengamos la seguridad en que el día que las mujeres gobiernen el mundo, los resultados serán de grandes beneficios colectivos. La mujer es sensible, inmensa en amor y de profunda responsabilidad. Tiene el instinto para hacer bien las cosas, mantiene la prudencia en los momentos más difíciles y en el ámbito laboral su honradez, dedicación y perseverancia constituyen una plena garantía.

Solo en la medida que nos encaminemos por esos nuevos derroteros, evitaremos la conflictiva que se ha creado entre hombres y mujeres. No permitamos la guerra entre sexos, no impulsemos las protestas unilaterales cuando juntos lo hacemos mejor. Trabajemos en el mismo sentido para lograr el ansiado bienestar, pero ahora bajo la atinada dirección femenina.

A las mujeres no sólo en su día, sino siempre se les debe homenajear porque en cada una de ellas rendimos pleitesía a nuestras inigualables y hermosas madres.


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Injusticia laboral de mujeres inicia en el hogar

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Lorena es abogada y madre. Su día inicia desde las 5 de la mañana para que antes de irse a su despacho deje preparado el desayuno de sus dos hijos, ponga sobre la mesa el material escolar y ordene un poco la vivienda. Aunque no recibe ni un peso por ello, cuando llega de su centro de trabajo lava la ropa del día siguiente y alista algo para cenar. 

Ahora bien, Lorena no es una. Todo lo contrario, representa a muchas mujeres que viven en carne propia la injusticia laboral desde su propio hogar. Por medio de un trabajo múltiple, que contempla el nivel profesional, doméstico y de cuidados, es víctima de falta de derechos, reconocimiento y remuneración. 

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en promedio las mujeres del país dedican 27.8 horas semanales para trabajo de cuidados no remunerados. Es decir, casi el doble del tiempo empleado por los hombres en tales tareas (15.2 horas por semana). 

En su “Informe sobre Pobreza y Género 2008-2018”, el Coneval expuso también que las mujeres ocupan de 2.2 a 3.2 veces más tiempo que los hombres en quehaceres domésticos. Es decir, mientras ellas invierten alrededor de 22 horas a la semana, ellos apenas ocupan 8.2. 

Por si eso no fuese suficiente, la injusticia también está presente entre las mismas mujeres. Resulta que una mujer en situación de pobreza dedica más espacio de sus días a las labores de cuidados o del mantenimiento de la casa.

El Coneval demostró que de 2008 a 2018, las mujeres en condición de pobreza aumentaron en 4.4 horas a la semana sus tareas de cuidadoras, mientras que quienes no lo están, lo hicieron en 3.7. Asimismo, el incremento del quehacer doméstico en personas de escasos recursos fue de 2.3 horas, aunque de las que están económicamente más estables aumentó sólo en 0.4.

De esta manera, con la gran cantidad de tiempo que las mujeres invierten en “labores del hogar” —y que muchas piensan es su responsabilidad— el género femenino ha perdido oportunidades para desarrollarse en otros ámbitos. Por ser o estar en función de los roles de madres, hijas o “amas de casa”, desestiman su desarrollo. 

Las mujeres emplean más del doble de horas en quehaceres domésticos que los hombres. Fuente: El Dínamo.

Pandemia incrementa injusticia laboral de las mujeres

Aunque la división injusta de roles y tareas siempre ha existido, la pandemia del virus SARS-CoV-2 la acentuó. Medidas como el “Quédate en casa”, hicieron que las mujeres trabajen más de lo usual, pierdan su desarrollo profesional y reduzcan sus ingresos. 

Para el Coneval, las causas del aumento de trabajo en las mujeres ocurrió en el 2020 principalmente por dos factores: falta de clases presenciales y el cuidado de personas vulnerables a la COVID-19

Por un lado, el Consejo explicó que las mujeres han tenido que invertir más tiempo en la educación y recreación de la población infantil. Por otro, advirtió que se le ha asignado la tarea de proteger a grupos susceptibles al nuevo coronavirus, tales como los adultos mayores. 

Además, el organismo expresó que las labores de limpieza aumentaron para las mujeres. Detalló que la permanencia en la vivienda y las labores de sanitización ante la propagación del virus, provocó una mayor inversión de tiempo no remunerado en los quehaceres cotidianos. 

Y es que aunque las labores del hogar deben ser repartidas y no asociadas con el género, la desigualdad en México es una gran constante. Tan es así, que va en aumento el número de mujeres que asume como su único trabajo el quehacer doméstico. 

Según los datos arrojados por el Coneval, del cuarto trimestre del 2019 al 2020, la población femenina que reportó como ocupación la labor doméstica sin remuneración aumentó en 1.3 millones. Con ello, alrededor de 21 millones de mujeres trabajan en sus viviendas sin recibir un sueldo a cambio. 

La pandemia incrementó la triple jornada laboral de las mujeres. Fuente: Cuartoscuro.

Injusticia laboral en las mujeres fuera del hogar 

Por si no bastara la mayor carga en el hogar, las mujeres enfrentan grandes obstáculos en el terreno laboral externo. La discriminación y la exclusión que padecen hacen que su carrera profesional se vea truncada. 

Con base en el informe del Coneval, las mujeres se enfrentan en mayor medida, a la problemática de salarios bajos.  Resulta que durante el 2018 el 63.8 por ciento de los hombres se ocupó en “trabajos masculinizados” y con ello obtuvieron  remuneraciones más altas.

Sumado a lo anterior,  las mujeres son más excluidas del seguro social y mayormente propensas a empleos sin remuneración.

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Las mujeres enfrentan discriminación y exclusión en el mercado laboral. Fuente: Cuartoscuro.

Finalmente, conviene decir que las mujeres deben ser disociadas de los roles que representan. Cuando la sociedad las separe de  responsabilidades culturales que cargan y simplemente las acepten como sujetas de derechos, sus condiciones de desarrollo se transformarán.

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Día Internacional de la Mujer

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Ayer 8 de marzo se festejó en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer. En varios países salieron las mujeres a las calles a manifestar sus descontentos y, en muchos casos, a exigir no sean violentados sus derechos. En nuestro país no fue la excepción, sin embargo, se presentó dentro de un clima enrarecido con el Ejecutivo federal, ya que son muchas las voces que piden se llegue al fondo en el caso de la candidatura del Sr. Salgado Macedonio acusado, por al menos, de tres mujeres de supuesta violación sexual y que sus demandas no han sido escuchadas por el mismo, sino que utiliza dichos que en nada calman los ánimos, sino que los exacerban, sin tomar en cuenta que la mayoría de la población del país es del sexo femenino. Pero después de darse cuenta de que tal vez no fue la forma más atinada de respuesta, con un posible costo electoral, les pidió que salieran a manifestarse, pero que no pintaran ni dañaran los monumentos, haciéndolo de forma pacífica.

¿Pero qué es realmente lo que las mujeres están solicitando a la sociedad entera?, independientemente del trato igualitario, que paren las agresiones, tanto físicas como verbales, que dejen de haber feminicidios y los ya cometidos, que se encuentre y sancione, que se castigue a los responsables, sin importar de quién se trate, ¿acaso eso es mucho pedir?, ¿está justificado seguir viviendo en una época machista en donde se le mira a la mujer como personas de segunda mano?, ¿acaso no es reprobable el hecho de que alguien que nació del vientre de una mujer, ataque, golpee, maltrate o llegue a asesinar a una mujer?, incluso a agredir a su propia madre; esto desde luego que es intolerable e injustificable aquí.  

dia internacional de la mujer
Imagen: Krystal Lauk.

El mundo ya cambió, ahora son las mujeres quienes son las responsables de llevar las riendas de los países más avanzados; de las empresas más importantes; que hay escritoras, locutoras, conductoras de radio y televisión, deportistas destacadas, intelectuales y líderes de opinión, y ¿qué me dicen de las mujeres madres solteras que sacan abantes al o los hijos?, ¿de las amas de casa en las que recae la educación de los hijos y que por tal excelente labor, no cobran ningún salario? Es más, en la presente Legislatura, la Cámara de Diputados está prácticamente representada en su mitad por diputadas, luego entonces, ¿realmente es necesario que sean ellas mismas quienes salgan, se manifiesten y pidan lo que por derecho constitucional les corresponde? Desde luego que no, es inadmisible.

Considero que la época del macho mexicano ha pasado a la historia o está por hacerlo, pese a que muchos no lo acepten y traten de demostrar su hombría por medio de la fuerza, ya que intelectualmente no lo lograrían hacer y, abusando de la misma, golpean y maltratan sin importar el ejemplo que dan a los hijos –por ello se dice que el hijo de un golpeador, golpeador será–. Esperemos que cada día sea mucho menor y por fin se logre erradicar dicha conducta de la sociedad. Por ello son las demandas de las mujeres, para ser oídas, escuchadas, tomadas en cuenta y lo más importante, se concreten en soluciones palpables.

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Imagen: Xaviera Altena.

Este movimiento, en especial en nuestro país, tiene tanta relevancia que me gustaría que no fuera a ser caldo de cultivo de algunos oportunistas para restarle importancia al mismo, colando en las filas a provocadoras, anarquistas, que definitivamente opacaran el mismo, causando daños, saqueos, etc. Como sociedad y mexicanos que somos, apoyemos y defendamos la importancia que tienen los derechos de las mujeres, dar valor a las exigencias naturales de ellas no es un privilegio, es hacer cumplir nuestra carta magna y respetar las garantías individuales de todas y todos. Es lo que debe de ser y ojalá se logre a corto plazo, cumpliéndose éstas a la brevedad posible, por lo tanto, apoyémoslas siempre que podamos, que son nuestras compañeras, amigas, confidentes y tal vez lo más importante, nuestras compañeras de viaje y de vida.

Debemos honrar tanto a las pioneras como a las que han seguido en la lucha cambiando las reglas del juego cada día y han abierto con esto, un camino pleno para las futuras generaciones.

Por eso, el Día Internacional de la Mujer, debería de ser todos los días.

Pero como siempre, ustedes tienen la última palabra.


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Soy mujer, pero también jefa de Gobierno: Claudia Sheinbaum

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“Soy mujer, pero también jefa de Gobierno”, fue la declaración que hizo Claudia Sheinbaum Pardo sobre la marcha del 8 de marzo. En este sentido, comentó que si bien protegerá a todas las mujeres, como servidora pública tiene el deber de hacer cumplir la ley.

Durante la videoconferencia de prensa de este 9 de marzo, Claudia Sheinbaum se proclamó en contra de la violencia de género. No obstante, aseguró que en su papel de autoridad tiene la responsabilidad de garantizar la integridad de las personas.

“Yo estoy a favor y he luchado toda mi vida en la igualdad sustantiva de las mujeres. Como jefa de Gobierno voy hacer todo lo que esté en mis manos para defender a las mujeres de la ciudad. Pero, también soy jefa de Gobierno y me corresponde que se cumpla la ley”, dijo la funcionaria.

Claudia Sheinbaum afirmó que es injustificable la agresión a mujeres policías. Tras pasar algunos videos, la funcionaria local lanzó cuestionamientos sobre las agresiones que sufrieron las mujeres policías durante la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

“Yo pregunto: ¿quién está de acuerdo con esto?, ¿se puede justificar que una mujer que haya sido violentada pueda prenderle fuego a las mujeres policías?, ¿ o qué las policías no son mujeres?”, cuestionó Sheinbaum Pardo.

De acuerdo con la jefa de Gobierno, durante la marcha del 8M muchas policías fueron violentadas aún cuando no hicieron uso de la fuerza. Incluso, negó que las funcionarias hayan utilizado gas pimienta. “No somos iguales”.

Encuentro entre manifestantes y policías durante la marcha del 8M: Fuente: Cuartoscuro.

“Casualmente” había hombres golpeando en la marcha: Sheinbaum

Para Claudia Sheinbaum, “casualmente” en la marcha del 8 de marzo hubo hombres agrediendo. Aseguró que contrario al llamado “separatista”, hubo presencia masculina violentando a las mujeres policías.

“Digo casualmente entre comillas, había hombres golpeando. Totalmente fuera de lo común de lo que habían sido otras manifestaciones”, apuntó la funcionaria.

La jefa de Gobierno expuso que en la marcha de ayer hubo grupos que no habían participado antes. Agregó que desde los 14 años ha participado en manifestaciones, pero defendió las protestas pacíficas.

Según las declaraciones de Sheinbaum Pardo, la administración capitalina emprendió una investigación con el objetivo de conocer quiénes fueron los hombres y agrupaciones que realizaron afectaciones en la manifestación del 8M.

Por otro lado, la funcionaria local expresó que ahora resulta que los promotores de la violencia son los principales feministas. Rechazó que quienes impulsaron la guerra contra el narcotráfico o se oponen al aborto, sean quienes han defendido esa lucha a favor de las mujeres.

“Ahora resulta que los que promovieron la guerra contra el narcotráfico y la violencia en el país, son los feministas…como que hay algo raro”, recalcó Sheinbaum.

Finalmente, la jefa de Gobierno reconoció el coraje de las mujeres. Sin embargo, advirtió que se sebe trabajar en unión para hacer justicia por medio de la construcción de la paz.

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Marcha 8M: el miedo de las autoridades y la libertad de las mujeres

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La marcha del 8 de marzo dejó claro que las autoridades de la autollamada Cuarta Transformación tienen miedo al movimiento de libertad y justicia que están construyendo las mujeres. A través de vallas, encapsulamientos y hasta represión demostraron que temen un verdadero cambio construido por y para ellas. 

Al ritmo de “Mujer escucha, esta es tu lucha” y “Sí se ve, el apoyo sí se ve”, miles de manifestantes partieron del Monumento a la Revolución a fin de llegar al Zócalo capitalino. Entre pintas e intentos por derribar las vallas colocadas en el centro de la ciudad, volvieron a alzar la voz por quienes ya no pueden hacerlo. 

Cabe señalar que las manifestaciones para exigir seguridad, justicia e igualdad se prolongaron a muchos hogares. De dicha forma, la protesta no sólo quedó en las calles, sino que las mujeres encontraron maneras de exigir a través de mensajes promovidos en redes sociales y medios de comunicación. 

Y es que ante un movimiento que crece con gran velocidad, no es de extrañarse que las autoridades teman. Prueba de ello son la colocación de vallas en algunos recintos desde el pasado 5 de marzo y el despliegue de grandes operativos en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

Otro punto a considerar es la importancia de las mujeres policías en el movimiento. Es decir, aquellas funcionarias que se encuentran divididas entre su profesión y el enfrentamiento con una lucha de género.

Marcha 8 de marzo en el Zócalo de la CDMX. Fuente: Cuartoscuro.

La marcha del 8M en números

La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México informó que en las movilizaciones del 8 de marzo participaron alrededor de 20 mil mujeres. La dependencia señaló que se tomó en cuenta a todas las participantes que salieron a distintas horas del Monumento de la Revolución a la explanada del Zócalo. 

Marcela Figueroa, encargada de la Subsecretaría de Desarrollo Institucional de la SSC, informó que derivado de la marcha del 8 de marzo resultaron heridas 62 mujeres policías y 19 civiles. De ellas, 10 fueron trasladadas a un hospital para su atención médica. 

Ulises Lara, vocero de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX, anunció que se comenzó una carpeta de investigación sobre los y las funcionarias agredidas. Lo mismo apuntó, para las manifestantes del 8M que resultaron afectadas. 

Con relación a los hombres infiltrados, la SSC todavía no tiene datos. Sin embargo, diversos productos audiovisuales demuestran que agredieron constantemente a las mujeres policías o intentaron derribar las vallas de las CDMX. 

Marcha 8 de marzo en el Zócalo de la CDMX. Fuente: Cuartoscuro.

Encapsulamientos y agresiones contra periodistas

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, el operativo implementado por la policía la jornada del lunes 8 de marzo tuvo como objetivo “garantizar los derechos de libre expresión y manifestación de las ciudadanas”. Sin embargo, hubo encapsulamientos, represión y hasta agresiones contra algunas mujeres

Al respecto, Marcela Figueroa justificó los encapsulamientos. En este sentido, advirtió que se llevaron a cabo cuando las policías identificaron a manifestantes con “objetos peligrosos” como martillos, bombas molotov o cualquier arma que pudiese causar algún tipo de afectación. 

Uno de los eventos más significativos ocurrió al exterior de la estación del metro Hidalgo. Resulta que una agrupación de alrededor de 40 mujeres pretendía llegar al Monumento a la Revolución a fin de participar en la marcha conmemorativa al Día Internacional de la Mujer. 

Tras realizar algunos actos de protestas, el grupo fue encauzado por decenas de Ateneas de la SSC. Las mujeres encapsuladas gritaban para pedir ayuda de sus compañeras. No obstante, pasaron varias horas hasta que se llegó a un acuerdo con la Subsecretaría de Gobierno y la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX

Por otro lado, Marcela Figueroa informó que en el Zócalo, un grupo intentó derribar las vallas ubicadas frente al Palacio Nacional “en actitud violenta”. Incluso, advirtió que había un hombre participando en el acto. Ante ello, la funcionaria informó que las policías hicieron uso de extintores para evitar incendios y calmar las agresiones. 

También, dentro de las instalaciones del metro Hidalgo, cuatro fotoperiodistas fueron agredidas y una de ellas asegurada. Al respecto, la SSC señaló que llevó a cabo la investigación correspondiente y removió de inmediato a quien dio la orden. 

Aunque la Secretaría de Seguridad negó “categóricamente” el uso de gases lacrimógenos, tanto periodistas como asistentes reportaron la existencia de sustancias que lastimaban los ojos. 

Así es como este 8 de marzo dibujó un escenario que está pintado por las mujeres de la CDMX y todo el país. Ni la pandemia de COVID-19 pudo detener el coraje que surge de la pérdida de hermanas, hijas, amigas, madres, mujeres

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