Me sorprende que sigo escuchando a personas, a líderes de empresas y a equipos directivos de organizaciones pensando en qué van a hacer cuando “esto” termine. Realmente me parece ocioso y hasta estúpido que la gente se encuentre en esa posición.
Llevamos días más, días menos, seis meses en esta situación de pandemia-cuarentena y todo indica que así estaremos al menos cuatro meses más (diciembre del 2020). Y, en realidad, hasta que no se vacune a la mayoría de la población mundial para combatir el coronavirus, no habrá una verdadera nueva normalidad, y esto tomará años. De hecho, las empresas-organizaciones y personas que han entendido el momento, el verdadero cambio de era que ya estamos viviendo, ya están actuando en consecuencia.
Seguramente ustedes ya conocen o saben de organizaciones internacionales, nacionales o inclusive regionales o locales que ya han tomado decisiones –algunas definitivas u otras temporales– para vivir esta verdadera nueva era. Aquellos que piensen que muchas cosas serán como fueron antes de la pandemia, no han entendido nada de lo que ya pasó y de lo que está pasando.
Hay industrias o sectores que ya se transformaron de forma definitiva para bien o para mal, dependiendo desde donde se le vea. Todos tenemos claro que habrá industrias ganadoras y perdedoras. Lo importante es haber identificado: ¿de qué lado estoy? y ¿qué estoy haciendo o qué he hecho para estar del lado de los ganadores?, ¿cómo me puedo poner del lado de los ganadores?
El sector inmobiliario que desarrolla, vende y/o renta oficinas, está claramente del lado de los perdedores y ellos van a tener que hacer muchas cosas, con todas las limitaciones que tienen (un edificio terminado, por ejemplo) para reinventarse. ¿Tienen opciones? Claro que las tienen. Pero van a tener que pensar muy afuera de su caja. Sus márgenes se van a ver muy afectados de corto y mediano plazos. De hecho, ya lo están, en prácticamente todas las ciudades grandes del mundo las rentas ya se ajustaron o se ajustarán y los precios de venta igualmente. Hay y habrá más millones y millones de metros cuadrados disponibles de oficinas en las grandes ciudades del mundo y, por el otro lado, faltarán millones de metros cuadraros de oficinas en ciudades medias y hasta en pequeñas poblaciones alrededor del mundo.
Comento lo anterior porque como producto de la pandemia está habiendo un fenómeno de reubicación de las familias para salirse de las grandes ciudades y ubicarse en ciudades medias o en poblaciones más pequeñas, donde pueden tener mejor calidad de vida e inclusive mejores casas donde vivir. Este fenómeno es muy típico de NYC, París, Londres o Tokio, pero ahora se extenderá por todo el mundo. Yo ya conozco a familias que se han ido a vivir de forma definitiva a Valle de Bravo o San Miguel de Allende y dejaron un pequeño pie de casa en la Ciudad de México, o inclusive hay quienes ya quemaron naves. Además de otros amigos y conocidos que decidieron irse a vivir a ciudades en Estados Unidos o España, en ambos casos, cerca de Miami y cerca de Madrid, pero no en las ciudades propiamente.
Como este ejemplo, podríamos viajar por cada sector o industria. Es necesario que cada persona, cada empresa, cada organización, haya hecho este ejercicio porque de lo contrario ya van tarde y tienen poco tiempo para hacerlo antes de que desaparezcan o se hagan chiquitos, chiquitos, chiquitos.
Producto de ese análisis, tendrán que tomar decisiones claves para saber si tiene sentido seguir haciendo lo que hacen o van a tener que reinventarse en lo que producen, cómo lo producen, los mercados que atienden, ver si tiene sentido tener las oficinas que tienen, seguir o no con sus actuales distribuidores y proveedores, su sistema de logística, etcétera.
Hice, por ejemplo, el ejercicio con un buen amigo sobre qué hacer con su hotel, y hoy está pensando en que puede ser una residencia para “adultos no muy mayores” (personas entre cincuentas y setentas altos). Un nuevo nicho de mercado que hasta las Naciones Unidas está identificando como la tercera edad y entonces hablar de la cuarta edad a partir de los ochenta años. Las personas de la tercera edad (60 a 80 para facilitar el tema) es un nicho de mercado que está poco o muy mal atendido por la oferta actual de edificios en venta o renta. Personas que no quieren vivir en un “asilo” o algo similar, pero sí quieren un edificio que les provea de ciertas amenidades y facilidades.
Fíjense cómo hasta el mismo Uber se reinventó y creó dentro de su plataforma una serie de nuevos rubros: Uber Flash para hacer entregas, yo ya usaba mucho a Uber como mi servicio de mensajería, ahora ya se oficializó y también se creó Uber Comfort, que son autos de la línea de UberX pero en muy buen estado y UberX VIP, que es igual a UberX pero en autos para cuatro personas: la plataforma ya ofrece diez opciones a los viajeros. ¿Y ustedes cuántas opciones le están dando a sus clientes? Yo lo he dicho muchas veces en otras de mis colaboraciones, One size fits all is death. La personalización en el trato humano con el equipo de trabajo y los clientes será básica para tener éxito en el nuevo entorno.
Todo lo que tiene que ver con entregas y servicios a domicilio ha crecido y seguirá creciendo de forma exponencial. Tenemos que ver cómo subirnos a esa ola: ya no sólo es que te entreguen a tu casa prácticamente todo, ahora también tienen que ver cómo te lo entregan. Recuerdo haber leído una entrevista con alguno de los Torrado de Alsea, antes de la pandemia, en su preocupación de cómo hacer que la gente que pide a domicilio viva de la mejor manera la experiencia de comer los alimentos en casa y no en el restaurante. Y si bien ha mejorado algo en general este concepto, creo que hay mucho por hacer aún. Recientemente compré unos tamales en la ventana del Ticuchi, otro de los restaurantes de Enrique Olvera y que atiende de manera magistral Gonzalo Gout, y los detalles que te dan para que te comas los tamales de esquites en tu casa, hace una gran diferencia. Todo el tema de alimentos preparado, hasta experiencias gastronómicas en casa, tiene un mundo para crecer.
Y obviamente los alimentos no es la único que tiene grandes oportunidades. Las lavanderías y tintorerías pueden hacer mucho más de lo que están implementando, por ejemplo, el tema del arreglo de zapatos y su respectiva boleada; el arreglo de ropa a domicilio, como antes se hacía; todo lo que tiene que ver con arreglo personal: peluquería, barbería, salón de belleza, manicure y pedicura en casa, masajes. Servicios de gimnasios-yoga y clases en casa no sólo vía zoom. Hay mil áreas de oportunidad.
En educación he visto y escuchado proyectos padrísimos de home schooling. Mamás y papás que están aprendiendo a ser maestros de sus hijos. No tiene sentido tener a un niño de tres años en una escuela para que le den clases vía remota.
Tres reflexiones para terminar: tenemos que identificar dónde está nuestro valor agregado; hay enormes áreas de oportunidad para hacer trabajo colaborativo. La economía colaborativa o gig crecerá 2,400% entre el 2014 y el 2025, según el BID. ¿Tienes algo que ofrecer? Es necesario innovar –si o si– en qué y cómo vendemos: adaptarse a los rápidos cambios del mercado, o mejor aún, ser el primero en hacerlo.
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