Reserva Natural

Calakmul: Invaluable legado de los mayas, hogar de criaturas amenazadas

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La Reserva de la Biosfera de Calakmul es un sitio único, en el que convergen la exuberante naturaleza característica de la península de Yucatán y un deslumbrante conjunto arqueológico.

Dotado de una amplísima biodiversidad, Calakmul, que en lengua maya significa “Dos montículos adyacentes”, ostenta orgulloso la magnificencia de la gran civilización maya.

En 1989, durante la administración del presidente Salinas de Gortari, para orgullo de todo el estado de Campeche, donde se encuentra, este sitio esplendoroso fue decretado como Reserva de la Biósfera.

En 2014, la antigua ciudad Maya y los Bosques Tropicales protegidos de Calakmul ingresaron a la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Es el primer Bien Mixto inscrito en México.

reserva de Calakmul
Reserva de Calakmul (Página 66).

La relevancia de conservar este ecosistema se pone de manifiesto en los siguientes datos, aportados por el doctor Carlos Galindo Leal: el 70% de la biodiversidad del planeta habita en once países. Uno de ellos es México. Esta enorme variedad de especies vive primordialmente en las selvas tropicales.

La mayor extensión de este ecosistema en nuestro país se localiza en la península de Yucatán, y en los estados de Oaxaca y Chiapas. Para preservar a todas las especies que habitan las selvas tropicales, es indispensable procurar que la superficie del ecosistema no disminuya de tamaño.

Del mismo modo, el doctor Galindo Leal insiste en que resulta esencial evitar a toda costa que se fragmente o interrumpa su continuidad con las regiones similares de los países vecinos.

La selva tropical no reconoce fronteras, ni acepta carreteras, sus habitantes tampoco. La vegetación de la Reserva incluye una enorme variedad de plantas, a eso se debe la gama infinita de rutilantes verdores de tonalidades inesperadas que deslumbran a los visitantes.

Calakmul
Fotografía: El Expreso de Campeche.

No es de sorprender, por ello, el hecho de que en la Reserva se han registrado 364 especies exclusivamente de árboles. Con el paso de los años, los científicos han identificado especies de plantas y animales, que antes no se conocían; la investigación no se detiene.

Al día de hoy, según afirma el doctor Galindo Leal, se sabe que en Calakmul hay alrededor de 500 especies de mariposas, más de 70 especies de reptiles y 350 especies de aves; con el tiempo los estudiosos harán que las cifras aumenten.

En la Reserva, también hay extensas zonas de manglar, lo cual amplía aún más el abanico de especies que habitan en ella.

El mismo Dr. Galindo Leal afirma lo siguiente: “La región de Calakmul es una de las últimas áreas (protegidas que quedan en el planeta) para asegurar la permanencia de estas especies a largo plazo…”

pavorreal fauna
Kilómetro 27 de Calakmul (Fotografía: Iorni).

Uno de los principales problemas de la reserva es la escasez de agua, lo cual pone en riesgo a la flora, la fauna y también a las poblaciones humanas que allí viven.

Otra amenaza para la sobrevivencia de los habitantes de Calakmul es el desmedido incremento en la explosión demográfica que se ha suscitado en años recientes. Los antiguos pobladores de la península reconocieron en el sitio un lugar idóneo para fincar una ciudad, cuya gran opulencia seduce aún hoy a los visitantes.

El asentamiento maya de Calakmul tiene más de 60 km de extensión. Afirman los arqueólogos que es la ciudad maya más grande que se ha encontrado. Ellos estiman que, en algún momento, vivieron allí 60 mil personas.

A primera vista, sobresale la gran pirámide cuya arquitectura da cuenta de la erudición de ingenieros y constructores, el poderío de sus gobernantes y la grandeza de su gente.

Calakmul
Fotografía: Cultura Campeche.

Esta fastuosa estructura tiene más de 45 metros de altura, está compuesta por dos cuerpos; siguiendo la tradición de las culturas prehispánicas, los habitantes de Calakmul construyeron un templo nuevo sobre el anterior.

Quien ha logrado ascender a la pirámide, afirma casi deslumbrado, que vivió la sensación de estar rodeado por un infinito océano de verdor que se extendía hasta el horizonte. Ésa es la selva maya, patrimonio de los mexicanos.

Además de la gran pirámide, se han hallado en el conjunto: un juego de pelota y varios palacios, en cuyo interior existen pinturas murales.

Los artistas plásticos de Calakmul fijaron en los muros de los palacios escenas de su cotidianidad; así podemos hoy dar cuenta de cómo era el mercado de aquellos mayas, a qué oficios se dedicaban, cómo elaboraban sus textiles y empleaban agujas.

murales
Fotografía: PNAS.

En el sitio existen alrededor de seis mil estructuras que siguen cubiertas por todo aquello que el paso del tiempo ha ido depositando sobre ellas. Los expertos sugieren que era la sede de un reino sumamente poderoso, mismo que floreció entre los años 250 y 900 de nuestra era.

Su decadencia, según se afirma, comenzó cuando los habitantes de Calakmul fueron derrotados por el poderoso reino de Tikal. La historia de estas dos ciudades es la de enfrentamientos continuos.  

Los visitantes aseguran que pareciera que sus habitantes abandonaron el lugar hace poco tiempo.

La ciudad estuvo rodeada por una extensa red de canales y depósitos de agua; de estos últimos, se han encontrado trece, cinco de ellos de gran tamaño; algunos se siguen utilizando hoy.

reserva de Calakmul
Fotografía: Pinterest.

Calakmul ostenta, para orgullo de México, la codiciada designación de “Patrimonio Mixto de la Humanidad”, que otorga, en contados casos, la UNESCO.

Tesoro invaluable, sobra decir que la obligación de conservarlo es general; lo que no quita que la responsabilidad de otorgar los recursos necesarios para su preservación sea esencialmente pública.

Calakmul, el sitio de los dos montículos adyacentes. El de la deslumbrante naturaleza y el esplendor de una civilización. El de la grandeza del pasado y la urgencia de responsabilizarse del futuro. 


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El jaguar: criatura misteriosa a punto de perder su hábitat

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El sureste mexicano es el hábitat de uno de los felinos más emblemáticos del planeta.

En la penumbra de la selva, entre la obscura maleza, el jaguar trepa, salta extendiendo las patas delanteras en un vuelo imposible.

Animal misterioso, alarga su estilizado cuerpo con una dimensión impredecible hasta alcanzar su meta sobre una rama que, de pronto, se mece suavemente por el peso del felino.

Agazapado, acecha a su presa, la mirada fija, la respiración lenta, su cuerpo moteado lo vuelve invisible entre el follaje de verdores infinitos e inmóvil espera… No parpadea, al escuchar el ruido de las hojas secas, sus orejas se mueven independiente una de otra y su olfato le alerta la cercanía de una presa.

Este felino de extraordinaria belleza y significado, está en peligro de extinción; su permanencia en el planeta depende de la intervención adecuada del ser humano.

Pareciera obvia la obligación de que todos los mexicanos tenemos que proteger a esta singular especie y de asegurar su sobrevivencia.

jaguar en las sombras
Fotografía: Shutterstock/nwdph.

Sin embargo, sucede todo lo contrario.

El año 2020 marca el inicio de la destrucción irreversible del hábitat natural del jaguar en la península de Yucatán.

En palabras del doctor Carlos Galindo: “El jaguar es el felino más grande y poderoso del continente americano. En el mundo, solamente el león y el tigre lo superan en tamaño”.

Como el mismo Carlos Galindo señala en su libro Panthera onca, “…en el sureste habita humedales y selvas húmedas. En todos estos ecosistemas, el jaguar frecuenta ríos y arroyos en busca de presas. Es uno de los pocos gatos que no le tienen miedo al agua”.

Su desplazamiento no debería encontrarse con obstáculos creados recientemente por el hombre, que amenazan la sobrevivencia de esta criatura tan venerada por las culturas antiguas.

En el imaginario de los mayas el jaguar adquiere una enorme relevancia. Las figuras de barro encontradas en los restos arqueológicos lo atestiguan. En la cosmogonía maya, el Dios del Sol se identifica con el jaguar; durante la noche, cuando el Sol se oculta, el jaguar desciende al inframundo a las entrañas de la Tierra, cotidianamente pelea contra los señores Xibalba y los derrota a la llegada de la aurora.

jaguar en el agua
Fotografía: Shutterstock/GTW.

Los antiguos pobladores de la península de Yucatán lo consideraban un animal ambivalente, símbolo de luz y también de obscuridad. Pienso que hasta hoy, esto no ha cambiado. Los mayas llamaban al jaguar Balaam, era un símbolo de poder. Por consecuencia, los personajes que vestían con piel de jaguar eran importantes y valerosos.

A cambio de una supuesta bonanza económica que se producirá a partir de la también, supuesta afluencia turística, ¿valdrá la pena sacrificar el patrimonio natural y también el cultural de la península de Yucatán?

La respuesta la expresa la propia condición única, no sólo natural, sino también cultural, de esta especie extraordinaria.

El jaguar ocupa un sitio relevante en el imaginario de todas las culturas de Mesoamérica. Existen templos erigidos en honor del jaguar en Palenque y Chichén Itzá; en Uxmal se puede ver la plataforma de los jaguares.

Una de las más impresionantes representaciones del jaguar, se encuentra en los murales de la habitación II de Bonampak. Ubicado en el estado de Chiapas, Bonampak –que en lengua maya significa “muros pintados”– constituye uno de los restos arqueológicos más extraordinarios del mundo maya. Los mayas eligieron para su edificación un paraje de difícil acceso, protegido de sus enemigos.

Hoy, más que nunca, confirmamos que estaban en lo correcto. Para preservar la zona arqueológica es indispensable limitar el número de visitantes. Así se ha librado Bonampak de ser mancillada por un turismo depredador, como ha sucedido con muchos otros sitios en distintas partes del mundo.

Hemos llegado a saber que esas extraordinarias pinturas narran parte de la historia de la última familia que reinó en el sitio, y que fueron pintadas en el siglo VIII de nuestra era.

jaguar
Fotografía: Shutterstock/Pedro Helder Pinheiro.

La vestimenta de los personajes que allí aparecen, pone de manifiesto la magnificencia de los gobernantes que mandaron edificar el conjunto. Los nobles guerreros aparecen ataviados con plumas de quetzal y pieles de animales, entre las que destaca evidentemente la del jaguar.

Valeroso y arrojado –cuenta Miguel León Portilla en su ensayo introductorio al libro Panthera onca– aparece en la habitación II del Templo, el señor Chan Moan con atavíos del animal, capturando a un enemigo. El personaje, se presenta frente a la autoridad, investido de un lenguaje corporal en el que se percibe el arrojo que lo invade. Felino y hombre unidos en uno solo plasmado, empleando pigmentos del pasado en los alucinantes muros de Bonampak.

Esta enigmática construcción es sumamente frágil, ubicada en el corazón de la selva chiapaneca, requiere de un mantenimiento constante y especializado, además de una supervisión científica y precisa.

La vibración que produciría el desplazamiento de una locomotora, puede provocar grietas y derrumbes en los delicados edificios de cualquier conjunto arqueológico. Los restos de la civilización maya, los animales en peligro de extinción, y los ecosistemas de la península se deben proteger.

No cambiemos lo más por lo menos. Pensemos en las generaciones que vendrán.


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