Rusia

Por primera vez en su historia Aeroméxico vuela a Rusia

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La compañía aérea mexicana Aeroméxico realizó su primer vuelo hacia Rusia en su historia, la aeronave despegó de la Ciudad de México el pasado 8 de marzo e hizo una escala en Madrid, España y el 9 de marzo arribó en su destino final en el Aeropuerto Internacional de Moscú Sheremétievo en Rusia. 

La aeronave utilizada fue un Boeing 787 Dreamliner, la cual, después de habérsele depositado la carga, partió de regreso a la capital mexicana haciendo una breve escala en Madrid, el avión aterrizó hoy a las 12:35 horas. 

Señalan que, con este vuelo, los últimos 12 meses Aeroméxico ha aterrizado por primera vez con sus aviones Dreamliner en 20 aeropuertos de 14 países

Donde resaltan ciudades como Belo Horizonte, Cabo Frío, Cali, Fortaleza, Fráncfort, Guatemala, Guayaquil, Hong Kong, Kingston, Moscú, Panamá, Porto Alegre, Quito, Santo Domingo, Wuhan, entre otras.

Por su parte, el Vicepresidente Senior de Aeroméxico Cargo, Alejandro Méndez extendió un agradecimiento a DHL Global Forwarding por su confianza para poder concretar este vuelo chárter de carga

¨Estamos muy agradecidos con DHL Global Forwarding por su confianza en Aeroméxico Cargo. Ambas compañías nos esforzamos por entregar el mejor servicio a nuestros clientes, así como los protocolos de seguridad más altos de la industria¨, resaltó. 

En ese sentido, destacó que se encuentran muy orgullosos de este primer vuelo a Rusia, que se suma a muchos destinos a los que Aeroméxico ha volado por primera vez en los últimos meses.

Por último, apuntaron que la carga más común en Aeroméxico Cargo son productos perecederos, animales vivos, bienes de alto valor, tecnología, fármacos e insumos médicos, a su vez, remarcaron que la compañía opera en más de 40 aeropuertos del país, y en múltiples destinos internacionales en Estados Unidos, Canadá, Centro y Sudamérica, Asia y Europa.

Creatividad en las negociaciones comerciales

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A finales de la década de los ochenta, una de las marcas más famosas de refresco internacional tuvo la sexta flotilla militar más grande del mundo. ¿Cómo es que Pepsi logró tal hazaña y qué podemos aprender de ello para aplicar en estos días de incertidumbre?

Quien no quiera ser aplastado, debe negociarlo todo.
Carlos Monsiváis (escritor mexicano).

La historia a grandes rasgos es la siguiente: Por todos es conocida la tensión entre Estados Unidos y Rusia; dos de los países más fuertes en materia de armamento bélico, los cuales mantienen desde siempre, una curiosa historia de amistad-enemistad. Durante una de las épocas más ríspidas (después de la Guerra Fría) y en su afán por “reconciliarse”, definieron la creación de un evento muy al estilo de las ferias internacionales o los tradeshows. La idea era que los rusos visitaran Estados Unidos y los norteamericanos, Rusia.

La Exhibición Nacional Americana se llevó a cabo en Moscú e incluyó una especie de demostración de las marcas emblemáticas: les mostraron algunas atracciones de Disneyland, computadoras de IBM… y el que era reconocido como el refresco número uno del país: Pepsi. 

Nikita Khrushchev pepsi
Nikita Khrushchev, Primer Ministro ruso probando Pepsi (Imagen: Wikimedia).

La encomienda, además tenía un trasfondo comercial: si las mejores marcas de Estados Unidos lograban entrar a una economía socialista como la de Rusia, el hito sería inmenso. Así que el director de operaciones internacionales de la marca se acercó al primer ministro, Nikita Khrushchev, le ofreció un vaso de su refrescante bebida y justo cuando la probaba, un fotógrafo plasmó el momento. La publicidad para la marca hizo el resto: los rusos preferían Pepsi.

Más de diez años después, este trago hizo efecto. Aunque había un cambio geopolítico importante: ahora Rusia era conocida como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Con el antecedente de la Exhibición y ya con Leon Brezhnev al frente del país, las relaciones comerciales con la marca progresaron. De esta manera, en 1972, Pepsi fue el primer producto norteamericano en venderse en la nación soviética; pero curiosamente, no fue como normalmente se realizaban las primeras bases para la creación de los modelos tipo franquicias (el producto era importado y elaborado en las empresas refresqueras del país, a cambio de una cuota o monto de inversión). No.

En esta transacción comercial, al tener una moneda tan poco comercial como el rublo, Pepsi solicitó que el pago se hiciera “en especie” y logró así que le pagaran con cargamentos llenos de botellas de vodka Stolichnaya. El cual fue vendido con éxito en Estados Unidos.

Al crecer los problemas económicos en la URSS y al no alcanzar con el pago de las botellas, Estados Unidos decidió terminar con el contrato de exclusividad en 1989. Para terminar de saldar las cuentas, los rusos vendieron parte de su armamento militar: ni más ni menos que una flotilla de 17 submarinos, una fragata, un destructor y un crucero.

Así, Pepsi fue dueña de la sexta flotilla militar más grande del mundo.

pepsi y fuerza militar rusa
Imagen: Radio Palacc.

La clave de esta inusual transacción fue, por un lado, una de las mejores estrategias militares para “desarmar” a un país tan poderoso: con refrescos. Por el otro, la venta de los submarinos y demás naves militares fue tan exitosa como “chatarra” importada que se obtuvieron ganancias redondas.

¿Qué podemos aprender de estas lecciones en tiempos de incertidumbre y de cambios?

Lección uno. Siempre podemos vender lo que sea, con visión estratégica. Si los directivos comerciales de la marca se hubieran cerrado a las negociaciones, la historia sería otra.

Lección dos. La creatividad es protagonista en tiempos de crisis o incertidumbre. Se dio el intercambio cultural y se llevaron a cabo negociaciones entre dos países diplomáticamente complejos.

Lección tres. Saber decir adiós en el momento justo es válido. En los negocios, en las empresas, en los tratados… si no estás a gusto, si no obtienes lo que estás buscando, es momento de volar.

Definamos nuestras acciones con la misma certidumbre de antes, poco a poco las actividades están regresando a la nueva normalidad, luego de una etapa como la que vivimos en este 2020 y los inicios de 2021, tenemos que concentrarnos en crear estrategias diferentes, creativas y en beneficio de más personas. Así podremos colaborar en la formación de una economía estructurada, mejor planeada y con resiliencia.

Fuentes: Elespanol.com y Xataka.


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Putin y Biden normalizan tensiones entre Washington y Moscú

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Este viernes el presidente de Rusia, Vladimir Putin firmó una extensión de cinco años del Tratado de Reducción de Armas Estratégica (START, por sus siglas en inglés), situación que tranquiliza las tensiones que tenía el gobierno ruso con la administración de Trump.

El tratado, que expiraba el 5 de febrero, será ¨sin condiciones previas, adición alguna o apéndices¨ según informó el gobierno ruso, quienes dieron a conocer la intención de amabas naciones de renovarlo el pasado miércoles.

¨La renovación del Tratado responde a los intereses nacionales de la Federación de Rusia, permite mantener la transparencia y la previsibilidad de las relaciones estratégicas entre Rusia y los Estados Unidos y respaldar la estabilidad estratégica global¨, expresa el Kremlin en un comunicado publicado la noche del viernes. 

En el mismo documento, el Kremlin informó que el número de armas ofensivas a disposición por cada nación no debe exceder de 700 misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarino, entre otros

La historia del START, un tratado que puso ¨fin¨ a la Guerra Fría 

Biden y Putin normalizan tensiones entre Washington y Moscú
Fotografía: Hipertextual

Es importante recordar que la primera versión de este tratado (INF) lo propuso el gobierno de Ronald Reagan, el expresidente estadounidense llegó a un acuerdo con el líder soviético Mijaíl Gorbachov y se dio inicio al ¨desarme nuclear¨ y que parecía poner fin a la Guerra Fría. 

Posteriormente, el tratado recibió su legitimidad al ser firmado durante la presidencia de George W.H Bush en 1991, cinco meses antes del anuncio de la disolución de la Unión Soviética

Este mismo no entró en vigor sino hasta 1994, pero al vencerse en 2010, ambas naciones retomaron la iniciativa de firmar el acuerdo nuevamente para extenderlo por 10 años

Fue firmado por el expresidente demócrata Barack Obama y el expresidente ruso Dimitri Medvédev, el Tratado entró en vigor el 5 de febrero de 2011 y establecía una opción de prórroga de cinco años, que es la que se terminó de firmar esta semana.

Primera victoria internacional para Biden

Biden y Putin normalizan tensiones entre Washington y Moscú
Fotografía: Jim Lo Scalzo/EPA/Bloomberg via Getty Images

El Tratado vivió su punto más álgido hace dos años, cuando en febrero de 2019, tanto Trump como Putin expresaron que sus respectivas naciones se salían del START.

Tras varias diferencias entre los mandatarios, la intención de Trump y de Putin era salirse cuando venciera el 5 de febrero, lo que abría la posibilidad de un nuevo rearme.

De no haber llegado a un acuerdo hubiese implicado una situación de incertidumbre entorno a la seguridad mundial, ya que, de acuerdo con Arms Control Association, Estados Unidos y Rusia se reparten el 90% de las armas nucleares en el mundo.

Putin y Biden normalizan tensiones
Fotografía: Arms Control Association

De esta forma Biden logra su primera victoria en el plano internacional, al estabilizar un poco las tensiones que había con Moscú durante el gobierno de Trump, y dicta el camino de su intención de devolver el respeto a Estados Unidos.

Bolígrafos vs. lápices en la Luna

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Según un mito urbano, durante los preparativos de la NASA para ser los primeros en llegar a la Luna, tuvieron que gastar millones de dólares y varios años de investigación en la creación del bolígrafo anti-gravedad, mientras que los rusos, al enfrentarse al mismo problema, fueron más prácticos: decidieron llevar lápices.


Aprender es descubrir que algo es posible.
Jiddu Krishnamurti (filósofo hindú).

El mito de los bolígrafos espaciales sigue vigente aun cuando se ha desmentido la versión una y otra vez. Por ejemplo, en la revista digital The Space Review, la historia real nos indica que el problema era lo único verídico: no había manera de que la tinta saliera en la Luna por la inexistente gravedad. Por ello, en 1965, los científicos encargaron 34 lápices de grafito a la empresa Tycam Engineering, solicitando la elaboración de una versión ligera, ergonómica e ideal para ser utilizados con guantes. El costo oficial de este lápiz era de $130 USD cada uno, por lo que al presentar las cuentas de la misión espacial se pidió a la NASA que encontraran otra solución.

boligrafos nasa
Imagen: Google Patents.

Dos años después y sin que nadie se lo hubiera solicitado, la empresa Fisher Pen Company diseñó el bolígrafo ideal para los viajes interespaciales, lo presentó a la NASA, quienes luego de hacer las pruebas necesarias, solicitaron 400 piezas. El precio final (con descuento incluido) fue de $2.39 USD cada uno. Al final Rusia, que también realizaba pruebas para llegar a la Luna, solicitó 100 bolígrafos y 1,000 cartuchos de repuesto.

Conclusión: Rusia no usó el lápiz. Compró el mismo bolígrafo.

Cincuenta y tres años después de la historia, siguen hablando del “despilfarro” de recursos y de la forma como se abordan los problemas en un país de primer mundo. ¿Por qué ocurre esto?

Los psicólogos contemporáneos hablan de episodios de memoria selectiva en donde los seres humanos elegimos mantener los recuerdos positivos y defenderlos, “bloqueando” aquellos argumentos débiles o que no estaban dentro de nuestra manera de pensar.

lapiz espacio
Imagen: Pictoline.

Adrián Triglia del Blog Psicología y Mente dedica un artículo entero al tema. Según él, para que la memoria sea considerada “selectiva” debemos encontrarnos en situaciones donde ponemos en riesgo alguna de nuestras creencias, sin embargo, para nuestra mente, el hecho de que esa información haya tenido un impacto sobre nosotros no tiene por qué ser recordado si no ha tenido relevancia directa. Al ser recordado como un episodio vergonzoso o doloroso, los seres humanos nos calmamos minimizando el episodio, con información falsa, distorsionándolo.

Por eso, después de cincuenta y tres años seguimos hablando de los lápices y los bolígrafos en el espacio.

Históricamente, vivimos tiempos únicos no sólo como empresarios, es nuestra gran oportunidad de formar una historia única, llena de creatividad, alcanzando soluciones a la altura de las circunstancias. No hay que ser selectivos en cuanto a lo que está pasando. Recordemos todos y cada uno de los días que nos tocaron, para no olvidar todo lo que tuvimos que hacer (bueno y malo) y, sobre todo, aprendamos.


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Vacuna rusa contra el COVID-19 llega en agosto

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La vacuna rusa contra el COVID-19 será la primera con registro en agosto

La vacuna rusa contra el COVID-19 creada por el Instituto de Moscú y el Fondo de Inversión logrará su registro oficial en agosto, el primer fármaco en lograrlo.

La potencial vacuna contra el COVID-19 podría obtener la aprobación regulatoria de las autoridades sanitarias rusas en la primera quincena de agosto, siendo los trabajadores de la salud los primeros en la lista para su aplicación.

De acuerdo a una fuente cercana al desarrollo del fármaco citado por la agencia Reuters, el centro de investigación estatal en Moscú, el Instituto Gamaleya, completó los primeros ensayos en humanos de la vacuna basada en adenovirus en el mes de julio y espera iniciar los ensayos a gran escala en agosto.

La vacuna obtendrá la aprobación regulatoria de las autoridades en Rusia mientras continúa ese ensayo a gran escala, dijo la fuente, destacando la determinación de Moscú de ser el primer país del mundo en aprobar una fórmula de inmunización.

La velocidad a la que Rusia se está moviendo para implementar la vacuna ha llevado a algunos medios occidentales a cuestionarse si Moscú está anteponiendo el prestigio nacional por sobre los hechos científicos sólidos y la seguridad de las personas.

“La aprobación (regulatoria) será en las primeras dos semanas de agosto”, dijo la fuente, con estrechos vínculos a los científicos que desarrollan el producto. “El 10 de agosto es la fecha esperada, pero definitivamente será antes del 15 de agosto. Todos los resultados (de prueba) hasta ahora son muy positivos”.

La fuente agregó que los trabajadores de salud rusos que tratan a pacientes con COVID-19 tendrán la oportunidad de ofrecerse como voluntarios para inmunizarse poco después de que la vacuna reciba la aprobación regulatoria.

Por separado, la agencia de noticias rusa Interfax citó a “una fuente informada” diciendo que la vacuna recibiría la aprobación regulatoria entre el 10 y el 12 de agosto y se administraría a partir del 15 de agosto.

El servicio de prensa del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), que coordina y financia los esfuerzos de desarrollo de vacunas de Rusia, eludió hacer comentarios, pero su jefe, Kirill Dmitriev, ha negado que la carrera científica para frenar la pandemia en Rusia comprometa la seguridad de las personas.

Stalin, un DeeJay poco común y el culto a la personalidad

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El único integrante del Trío Calavera (Hitler, Stalin y Mussolini) que no le dio por la artisteada fue a Stalin. Por supuesto fue un gran artista en el arte de exterminar gente, pero a diferencia de sus megalómanos compadres, quienes en algún momento de su historia trataron dedicar su vida al arte –Hitler a la pintura y Mussolini a la actuación y la literatura (llegó a publicar una novela ¡malísima!)–, Stalin no pretendió ser un artista per sé, si bien mostró “sensibilidad” para el cine, para plantar rosales y limoneros (de los que estaba orgulloso hasta las lágrimas), para jugar luchitas con los niños en su casa de campo, y sobre todo para cantar con buen pulmón canciones campesinas de la vieja Georgia, su tierra natal, himnos religiosos (no se olvide que de niño fue un aplicado monaguillo) y arias de sus óperas favoritas que sabía de memoria.

Ekaterina Voroshilova, entonces esposa del comisario de Defensa, Klim Voroshilov y en sus ratos libres amante de Stalin, apuntó en su diario:

(Stalin) tenía una buena voz de tenor, rara y dulce, además de una gran entonación (…) Hubiera podido ser un excelente cantante profesional.

Sólo eso faltaba, que además de aniquilar y matar de hambre a un aproximado de cincuenta millones de sus compatriotas durante su mandato (1924-1953), lo hiciera cantando arias de Rigoletto.

Iosif Stalin
Iósif Stalin (Fotografía: La Jungla Social).

Y mientras millones de rusos comían perros, caballos, corteza de árbol o eran refundidos en la estepa siberiana en la nada amigables mazmorras de la policía secreta, el jefe de hierro celebraba sus famosas pachangas en su dacha (casa de campo), en Sochi, al sur del país, donde personalmente se encargaba de ser el DeeJay (DJ)de la fiesta:

“Cambiaba constantemente de discos y entretenía a los invitados. Le gustaban las canciones divertidas”, apunta Voroshilova. Así, conforme pasaba la noche, el Jefe de jefes ordenaba a los contertulios a bailar, quisieran o no, hasta el amanecer: “La música es una cosa estupenda, convierte a las bestias en hombres”, comentó en alguna ocasión Stalin al presidente Truman (¡vaya que sí!).

Nadezhda Alilúyeva (esposa de Stalin), Iósif Stalin, K. Voroshilov y su esposa Ekaterina Voroshilova
Nadezhda Alilúyeva (esposa de Stalin), Iósif Stalin, K. Voroshilov y su esposa Ekaterina Voroshilova (1932).

Curiosamente tanto el gramófono como los discos que usaba en sus soirée eran de la competencia, o sea norteamericanos. Por lo mismo se tenían que utilizar en un ambiente de privacidad, más cuando los géneros musicales favoritos del momento, tanto en Estados Unidos como en Europa, pertenecían al ámbito del jazz, un género que en el escritor y político Máximo Gorki dijo en un gran mitin, en 1928, que conducía al homosexualismo.

Sin embargo, dentro del recio aparato comunista, en el fondo y en lo privado, lo que más gustaba a los camaradas de alto rango que podían tener acceso privilegiado a la música foránea, era el foxtrot, el swing y el boogie-woogie a todo trapo. Cosa de imaginar a DJ Mostachón echando chancla al compás de un vivaracho charleston.

Los integrantes del Trío Calavera tuvieron una gran debilidad por el cine. Hitler veía una película diaria después de cenar, inclusive en lo más peliagudo de la guerra. Mussolini no sólo le fascinaba el séptimo arte, también tuvo su oportunidad de oro al actuar en una película de Hollywood, The Eternal City (1923). El filme duraba veintiocho minutos y trataba de promover el fascismo en América. En él, el italiano chaparrito cuerpo de aceituna salía de galán, su sueño dorado. Un año antes de que se filmara, Benito Mussolini (su padre lo llamó así en honor a Benito Juárez) hizo su emblemática y famosa entrada multitudinaria en Roma, apoyado por los camisas negras que lo llevarían al poder.

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De izquierda a derecha: Iósif Stalin, Adolf Hitler y Benito Amilcare Andrea Mussolini.

Los integrantes del trío invirtieron grandes cantidades de tiempo y dinero en el cine, no sólo para su solaz divertimento, sino para usarlo como divulgación ideológica: si el medio es el mensaje, entonces las salas de cine eran las “nuevas catedrales” y en ellas el pueblo se tenía que alimentar por medio de la imagen del líder máximo, que adoctrina y dirige a sus feligreses.

Para entonces Rusia ya tenía tablas en el mundo la cinematografía. Ellos formaron la primera escuela de cine en el mundo. A su vez fueron los soviéticos los primeros en convertir las películas en un arma política de largo alcance. El cine –decía Stalin–, “representa, en manos del poder soviético, una fuerza inmensa e inestimable. Poseyendo medios excepcionales de acción ideológica sobre las masas, ayuda a la clase obrera y a su partido a…”, bla, bla, bla…

Por supuesto Stalin se convirtió en el DeeJay supremo de la cinematografía rusa: quitaba y ponía la película que le daba la gana y sólo se exhibían las que él decía. Nombraba o corría a productores, directores y actores a capricho, metía sus narizotas en las ediciones de los filmes, corregía los libretos y supervisaba personalmente el proceso hasta el final.

censura Stalin quita a Trostsky de pelicula Octubre
El ilustrador Petre Nikolaievitch Staronosov hizo una reinterpretación a pedido de Stalin eliminando de la escena a Trotsky y Kámenev y haciendo hablar a Lenin en el estrado. Esta ilustración se utilizó para un álbum titulado “La vida de Lenin” (fuente: educomunicacion.es).

Por supuesto no había película que no estuviera tachada por algo ajeno a sus “ideología”. Llevó a tal grado su censura que llegó a cambiar la historia de toda una película ya filmada. Esto no sólo costaba cientos de horas de trabajo artesanal, sino enormes sumas de rublos –a veces más de lo que había costado filmarla–, como sucedió con la película Octubre (1927), de Sergei Eisenstein: para no tirarla a la basura, pues contenía propaganda poderosa, mandó a borrar cuadro por cuadro a todos los dirigentes del partido que para él eran enemigos del pueblo, una tarea titánica de photoshop sin que existiera éste. Así, por arte de magia, el enemigo Trotsky desapareció de la película.

Serguéi Eisenstein
Serguéi Eisenstein (1898-1948), director de cine y teatro soviético de origen judío. Stalin censuró la película de Eisenstein, “Octubre”, que se iba a estrenar el 7 de noviembre de 1927, y se retrasó en su estreno hasta 1928. Eisenstein tuvo que volver a editar la película para eliminar toda referencia a León Trotsky (fuente: educomunicacion.es).

Por supuesto en todas las películas producidas por el trío, los personajes principales tenían a fuerza que parecerse a estos ególatras. Así vemos a Hitler apareciendo como Otto Bismarck, en Bismarck (1940), o a Mussolini como Scipione el Africano (1937), en la película homónima. Pero Stalin exageró, pues sólo un actor podía encarnarlo en todas las películas: Mikheil Gelovani. Durante quince años este pobre histrión no pudo tener ningún otro papel ni trabajo que no fuera el de Papá Josef, so pena de amanecer adentro de una lata de película de 35mm enchapopotado. Obviamente fue galardonado con los más grandes premios del comité y el pueblo, pero a la muerte del georgiano su carrera prácticamente se terminó. Más tarde, cuando Nikita Kruschev denunció los crímenes de Stalin, Gelovani cayó en desgracia y sus escenas también fueron borradas una por una.

Mikheil Gelovani stalin
Mikheil Gelovani, actor georgiano-soviético, conocido por sus representaciones de Joseph Stalin en el cine.

Así fue como los novedosos medios de comunicación, el cine y el radio, no sólo se convirtieron en una herramienta para despabilar el culto a la personalidad, sino que con ellos, especialmente durante la dictadura comunista, se endiosaron a los jefazos, como sucedió con DJ Bigote.

El culto a la personalidad es cosa seria y el de Stalin llegó a niveles nefastos, pues para cuando millones de personas te alaban todos los días, te llaman oficialmente Padre de los Pueblos y celebran tu cumpleaños estallando una bomba atómica en el desierto de Kazajstán, las cosas pueden estar un poco lejos de la realidad.

El culto a la persona de Stalin –o más bien al personaje de Stalin– comenzó a finales de los años veinte, cuando en todas las ciudades del país comenzaron a aparecer, de un día para otro, enormes estatuas de él. Poco a poco lo fueron llamando “Titán de nuestros tiempos”, “Gran arquitecto de la felicidad humana”, “Brillante genio de la humanidad” y hasta “El mejor amigo de las vacas y las reses”, como se lo dijo uno de sus altos dirigentes, Anastas Mikoyán. En 1948 el mismo dictador mandó a escribirse una biografía de la que literalmente se imprimieron millones de copias. En ella aparecía como “un sabio infalible, como el más grande dirigente y el más sublime estratega de todos los tiempos y de todos los países”.

Mikoyan, Joseph Stalin and Sergo Ordzhonikidze-1925
El trío caucásico (de izquierda a derecha): Anastas Mikoyan, Joseph Stalin y Sergo Ordzhonikidze (1925).

Si no se está preparado, el exceso de poder intoxica. Los enterados llaman a esto Síndrome de Hybris. El nombre significa “desmesura” y era usado por lo griegos para referirse al héroe ensoberbecido a causa de sus constantes victorias, con las que comienza a creerse y a comportarse como un dios, perdiendo el suelo totalmente.

Este síndrome lo padecen personas que tiene complejo de inferioridad, formación cultural pobre y necesidad de afecto. Padecen un ego desmedido, son adictas al poder, excéntricos con desplantes narcisistas que desprecian las opiniones de los demás y creen tener siempre la razón. Son lo típicos abusadores que llegan a ser crueles con los que, a su parecer, están por debajo de ellos.

Hall de Tchaikovsky, coro ucraniano cantando canciones tradicionales ante un cuadro de Stalin
Hall de Tchaikovsky, coro ucraniano cantando canciones tradicionales ante un cuadro de Stalin en 1947.

Por supuesto Stalin tiene palomita en todo lo arriba mencionado, pero hoy en día seguimos padeciendo uno que otro mequetrefe Hybris, ya sea en la figura de un político, empresario, militar, deportista, actor o youtubero de pacotilla. Pero gracias a los dioses hay dos buenos remedios para este tipo de síndrome: uno es caerle todos a cachetadas y soplamocos al narcisete mamarracho y el otro, más certero, quitarle el poder. Listo.


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En el México Insurgente

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Para quienes somos hijos de un mundo en donde a los héroes se les mira con un dejo burlón y se quiere reprimir más que imitar a los diferentes, la biografía de John Silas Reed puede resultar tan abrumadora como un largometraje pasado a alta velocidad en donde las imágenes se persiguen unas a otras hasta marearnos.

Jack, como le llamaban sus amigos, murió hace cien años, 72 horas antes de cumplir 33, al otro lado del mundo, honrado por las banderas de una nación que no era la suya. Fue testigo de dos de las primeras revoluciones del siglo y su obra explicó a la humanidad los significados más profundos de esos eventos. La Revolución mexicana y la Revolución de Octubre en mucho se explicaron en el mundo gracias a las páginas de ese gringo desgarbado.

A una edad en la que la mayoría de los hombres apenas comienza a pulsar el posible rumbo de su vida, John ya era una leyenda. Y cuando su agitada existencia expiró en un hospital moscovita y la noticia recorrió el mundo, en su patria hubo tantas muestras de alivio como de dolor.

No sabemos en qué clase de hombre se hubiera convertido de haber vivido otros veinte o treinta años. Tal vez Jack, aclamado como el mejor periodista de su tiempo a los 26 años, y un consumado escritor y activista político a los 32 –se dice que Kipling admitió que los artículos de Reed lo hicieron “ver” a México– también consumó la hazaña de morir a tiempo.

John Silas Reed
Fotografía: Wikimedia.

La tarde del sábado 23 de octubre de 1920 en la gran Plaza Roja moscovita las banderas ondeaban en la bruma cuando la enorme procesión hizo su arribo procedente del Templo del Trabajo a los acordes de una marcha fúnebre. El retumbar de las botas sobre las lozas dio un toque de nostalgia a la ceremonia. Testigos mudos eran la muralla, las 19 torres y las catedrales de la Asunción, del Arcángel y de la Anunciación.

John Reed había muerto de tifoidea unos días antes, y la procesión llevaba sus restos al corazón de los pueblos soviéticos, con los honores debidos a un héroe del proletariado.

Cuando el féretro fue depositado en el muro del Kremlin bajo una manta roja en la que grandes caracteres dorados proclamaban “Los dirigentes mueren, pero las causas permanecen”, las banderas fueron colocadas a media asta y el aire retumbó con descargas de fusil que se diluyeron en un apesadumbrado silencio.

Jack nació el 22 de octubre de 1887 en el seno de una familia acomodada y conservadora de Portland, Oregón, y fue bautizado en la iglesia Episcopal. Vivió la vida protegida de un niño enfermizo en la casa de los abuelos maternos, una mansión señorial con un enorme parque en donde había una terraza rodeada en tres lados por higueras con luces de gas ocultas en la corteza. “En el verano se colocaba un toldo y la gente bailaba a la luz que parecía salir de entre los árboles”, recordaba Reed en su ensayo autobiográfico Casi treinta años.

Aunque la madre de Reed se veía a sí misma como una “rebelde” y fue de las primeras mujeres que fumaron en público, despreciaba a las clases trabajadoras, a los extranjeros y a los radicales. Años después, siendo una viuda pobre, llegó al extremo de rechazar dinero de Jack porque no quería ser mantenida por un hijo prosoviético.

Durante sus años de estudiante Jack comprendió que no estaba destinado a regresar a Portland y que el éxito económico no le atraía. Era de una naturaleza distinta y no seguiría los pasos de su padre, aunque ello le hiciera sentir culpable. Concluidos sus estudios viajo a Europa y de regreso, a los 23 años, encontró trabajo en la revista neoyorquina America y en otras publicaciones. John Reed, periodista y escritor, estaba a punto de dejar su huella en el mundo.

John Reed
Fotografía: Semanario Voz.

Cuando Jack cruzó la frontera de Texas a Chihuahua, una tarde a finales de 1913 y trepó al tejado de la oficina de correos de Presidio para dar su primer vistazo a México, ya llevaba la doble fama de periodista y luchador social.

Su trabajo en la revista radical The Masses, sus actividades en los círculos socialistas y bohemios, su personalidad explosiva e impredecible y sus reportajes sobre la gran huelga de Patterson, Nueva Jersey –donde pudo disfrutar de la hospitalidad de la prisión local– le habían dado una fuerte reputación a los 26 años.

Fue comisionado por la revista Metropolitan y el diario World para cubrir la Revolución mexicana, en particular las andanzas de Francisco Villa, cuyas operaciones en las cercanías de la frontera estadounidense lo habían convertido en noticia de primera plana.

Años después Reed diría que México fue el lugar en donde se encontró a sí mismo. Este gringo torpe, explosivo, lúcido, valeroso y cálido, no sólo escribió artículos sobre México que dieron a lectores y gobierno de su país elementos que matizaron la percepción sobre el conflicto en México. Sus narraciones sobre Francisco Villa, a quien trató y admiró profundamente, elevaron la figura del revolucionario de bandido a héroe ante la opinión pública al norte de la frontera. Reed logró transmitir al mundo los más profundos sentimientos de un pueblo en armas.

John se insertó en las vidas de los hombres y mujeres revolucionarios para ver el conflicto desde su punto de vista. Tomó partido por los hombres para poder experimentar por sí mismo la promesa del nuevo amanecer que la sangrienta guerra traería a México: una nación libre en donde no habría clases marginadas, ejército opresor, dictadores o iglesia al servicio de los poderosos.

pancho villa
Fotografía: Texas Public Radio.

En su ensayo El legendario John Reed, Walter Lippmann escribió:

El público se percató de que podía vivir lo que John Reed vio, tocó y sintió. La variedad de sus impresiones y el color y fuentes de sus escritos parecían interminables. Los artículos que mandó de la frontera mexicana eran tan apasionados como el desierto mexicano y la revolución villista… Comenzó a atrapar a sus lectores, sumergiéndolos en oleadas de un panorama maravilloso de tierra y cielo.
Reed quería a los mexicanos que conoció tal como ellos eran. Bebía con ellos, marchaba y arriesgaba la vida a su lado… No era demasiado presumido, o demasiado cauto o demasiado perezoso. Los mexicanos eran para él seres de carne y hueso… No los juzgaba. Se identificó con la lucha y lo que vio fue gradualmente mezclándose con sus esperanzas. Y siempre que sus simpatías coincidían con los hechos, Reed era estupendo.

En las páginas de México Insurgente el libro que recogió sus artículos mexicanos– el periodismo y la literatura se disputan el espacio, cada uno dando al otro un escenario admirable. Esta pugna profunda se complementa con el mensaje de Reed, en ocasiones directo y en otras entre líneas. He aquí a un hombre que llegó a los desiertos luminosos de un país llamado México para reafirmar sus propias convicciones revolucionarias entre hombres andrajosos, iletrados, pobremente armados, indisciplinados y libres, cuyo instinto más que una ideología les decía que las armas eran el único medio posible de transformar la situación en que unos pocos vivían explotando a los más.

No es una exageración decir que el John Reed que regresó a Estados Unidos en abril de 1914 no era ya el mismo que vio por primera vez a México desde el tejado de la oficina de correos de Presidio. En México Reed perfeccionó las herramientas para su gran obra, Los diez días que conmovieron al mundo, un relato que el propio Vladimir Ilych Ulyanov, “Lenin”, prologó al considerarlo uno de los mejores sobre la Revolución de Octubre, con la esperanza de que fuera leído por los trabajadores del mundo.

Juego de ojos.

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La hegemonía de Vladimir Putin

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Primer ministro ruso renuncia ante intentos de Putin por extender mandato.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, convocó a una votación para realizar cambios profundos en la constitución, lo que daría mayor poder al Parlamento y permitir extender su mandato, lo que causó la renuncia del primer ministro ruso Dmitry Medvedev.

Tras el anuncio de Putin y el anuncio de la renuncia de Dmitry Medvedev, el gabinete renunció inesperadamente señalando que darían espacio al presidente a fin de llevar a cabo los cambios señalados.

La atención ahora se dirige a quién se convierte en el próximo primer ministro. Entre los posibles candidatos aparece el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin.

Putin, de 67 años y quien ha sido mandatario o primer ministro desde 1999, renunciará en 2024 cuando finalice su cuarto periodo presidencial.

Todavía no ha dicho qué planea hacer cuando expire su mandato, pero según la actual Constitución, que prohíbe a cualquiera cumplir más de dos mandatos presidenciales sucesivos, Putin tiene prohibido volver a presentarse de inmediato.

Información referida por Reuters, cita el discurso anual de Putin a la élite política del país sobre el estado de la nación que está a favor de cambiar la Constitución para entregar a la Duma, la cámara Baja del Parlamento, el poder de elegir al primer ministro de Rusia y otros cargos clave.

“Por supuesto, estos son cambios muy serios al sistema político”, dijo Putin, quien agregó que cree que el Parlamento y la sociedad civil están listos para los cambios. “Aumentaría el papel y la importancia del Parlamento del país (…) y la independencia y responsabilidad del primer ministro”.

Putin de cara a la reelección

Es probable que los comentarios de Putin reaviven las especulaciones sobre sus planes una vez que su actual mandato presidencial finalice en 2024.

Los críticos lo han acusado durante mucho tiempo de planear quedarse en algún puesto para ejercer el poder después de que renuncie. Putin sigue siendo popular entre muchos rusos que lo ven como una fuente de estabilidad, incluso pese a que otros se quejan de que ha estado al mando durante demasiado tiempo.

Los críticos han sugerido que está considerando varias opciones para permanecer en el poder, incluso dar mayor peso al Parlamento para asumir como primer ministro después de 2024.

Otra opción que a menudo se menciona es que encabece un Consejo de Estado, un organismo que Putin dijo el miércoles que debería recibir más poderes.