T-MEC

Exportadores preocupados por el T-MEC

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Reglas laborales del T-MEC con impacto en las exportaciones mexicanas

Las reglas laborales del T-MEC preocupa a los exportadores mexicanos por posibles sanciones injustas o bloqueos que puedan sufrir.

La normatividad marcada en las reglas laborales del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) puede representar sanciones injustas, aranceles o bloqueos a las exportaciones procedentes de México, alertó Luis Alonso Aguirre Lang, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index).

El empresario exhortó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a establecer un puente de diálogo con el sector privado “para dar seguimiento al proceso de implementación del T-MEC y al cumplimiento de las disposiciones laborales”.

Citado por El Financiero, Aguirre Lange dijo haber solicitado personalmente al primer mandatario no aplicar ninguna sanción durante el proceso de desahogo de evidencias ante el panel de soluciones.

A su vez, el presidente de Index resaltó que es urgente reformar y actualizar el decreto que hoy regula y promueve las operaciones de manufactura, por lo que se requiere una declaración única en materia fiscal y de comercio exterior con un centro único de trámites con información precargada para que las autoridades accesen directamente.

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Aires de incertidumbre: el mundo y México

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La encuesta a anual a CEOs de PricewaterhouseCoopers (PwC) dice mucho sobre los aires de inestabilidad que se viven en el mundo, desde su título: “Navegando la creciente ola de incertidumbre”. A diferencia de un relativo optimismo en los mercados financieros, si bien moderado, aquí, por primera vez, más de 50% de los más de mil 500 consultados cree que el PIB mundial disminuirá y sólo 27% tiene “mucha confianza” en que aumenten los ingresos de su organización, lo que no se veía desde 2009.

“En 2018, la Encuesta Global Anual a CEOs de PwC reveló un nivel récord de optimismo con respecto al crecimiento económico mundial”, se refiere en el reporte. “Este año, a medida que los CEOs miran hacia 2020, vemos un nivel récord de pesimismo”.

Lo que causa mayor ansiedad: sobrerregulación, conflictos comerciales e incertidumbre sobre el crecimiento, en ese orden. Las diferencias de perspectiva entre el sector financiero y el corporativo parecieran hablar de mundos distintos, pero como se ha constatado una y otra vez en la historia, están inevitablemente conectados, aunque haya desfases que hagan que lo olvidemos por algún tiempo.

El optimismo tampoco fue dominante en la convención de la American Economic Association, que reúne a miles de economistas a inicio de año. Según la crónica del New York Times: “Un sentimiento generalizado de que la expansión actual se basa en una combinación potencialmente inestable de altos déficits y bajas tasas de interés, y cuando termine, como lo hará eventualmente, podría hacerlo dolorosamente”.

¿Y “el ciudadano de a pie”? Una muestra es lo que reporta el Barómetro de la Confianza de Edelman 2020, que se publica cada año en línea con el Foro de Davos, perfilando las implicaciones de la vinculación entre las desigualdades y ansiedades en la cohesión social en todo el mundo, tanto en países pobres como ricos.

De entrada, el 56% de los encuestados considera que el capitalismo, en su forma actual, está haciendo más daño que bien en el mundo. El 83% de los trabajadores está inquieto por la eventual pérdida de su empleo. Al 57% “les preocupa perder el respeto y la dignidad que alguna vez disfrutaron en su país”. Según Richard Edelman, afrontamos una gran prueba de confianza: “Los temores están sofocando la esperanza.”

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Ilustración: El Nuevo Día.

Disrupción

En esencia, como apuntamos en el anterior comentario, se presentan un panorama de relativa mejora para inversiones de cartera, pero de mucha cautela entre las multinacionales. Con una fuerte preocupación por una regresión en materia de comercio internacional, ante un renovado auge nacionalista, impulsado por una creciente competencia geopolítica entre Estados Unidos y China.

Si para algunos analistas financieros esa perspectiva de vuelta al proteccionismo pareciera destensarse, para quienes gestionan cadenas de suministro internacionales, la preocupación no cede. Lo que se teme es ir de una orientación al libre comercio y la globalización, tendencias que definieron a las últimas décadas, a una de comercio administrado. Justo a lo que apuntan el TMEC o la Fase 1 del acuerdo Estados Unidos- China, con las medidas de cuotas y obligaciones que incorporan, precisamente acotando la flexibilidad de los encadenamientos y los intercambios.

Desde luego, aunque menor, persiste la aprensión sobre una eventual recesión en Estados Unidos, que sin duda sería letal para México, y todo ello se da en un entorno de grandes dudas sobre cuestiones que se tenían por ciertas –casi dogmas– sobre la economía, ante los cambios disruptivos por temas como la tecnología.

Eventos que por su naturaleza generan mucha incertidumbre, como las elecciones en Estados Unidos y el auge de movimientos populistas. Variables emergentes que cada vez influyen más en la economía y la política, como el cambio climático y un gran malestar por las desigualdades económicas y sociales.

En enero, como cada año, el reporte de la organización humanitaria Oxfam sobre la desigualdad, alertó sobre ese problema estructural que está detrás de muchos de los conflictos que tienen lugar en el mundo: la riqueza del 1% de la población global es más del doble que la de 6 mil 900 millones de personas; 2 mil 153 billonarios tienen más dinero que 4 mil 600 millones de personas; la mitad de la humanidad vive con menos de 5.5 dólares al día.

En México no podemos desentendernos de estos dilemas. No sólo porque nos atañen directa o indirectamente, sino porque en algunos casos explican algunos de nuestros más acuciantes retos internos.

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Imagen: El Tamaulipeco.

La economía mexicana en la encrucijada

Los pronósticos de crecimiento para México rondan entre 0.6 y 1 por ciento, muy por debajo del pronóstico para el mundo, que pasa de 3% y, más importante, lejos del 2% con el que se construyó el Paquete Económico 2020.

Con esos resultados, muy probablemente no se cumplirían las previsiones de ingresos fiscales para cubrir el presupuesto federal. De ser así, haría falta recurrir a deuda nuevos recortes –más “austeridad republicana”– o volver a usar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), ahorro para desajustes o situaciones de crisis.

Así las cosas, no se trata sólo de recuperar el crecimiento, sino de llegar al menos a un 1.5%. Por debajo de lo que se calificaba de “mediocre” (2% anual por más de dos décadas), pero al menos suficiente para pagar las cuentas y evitar un deterioro más importante en los balances del gobierno que arrastre a la economía a una recesión más pronunciada.

Hay que tomar en cuenta que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ya se gastó 57% del FEIP. El problema es que la brecha entre las necesidades presupuestarias y el crecimiento potencial y la recaudación puede ser aún mayor, si lo que vimos el año pasado tiene continuidad: una trayectoria de constantes reducciones en las estimaciones sobre el PIB y en la dinámica real de éste.

Todo se complicaría si no se cumple con la meta de producción de Pemex, que también luce aventurada, al proyectar llegar a cerca de 2 millones de barriles diarios desde apenas cerca de 1.7 millones diarios actual.

Ese gap de 300 mil millones de barriles habría que llenarlo en 1 año: llevamos 15 de constante caída en este indicador, además de la precariedad financiera de Pemex. Otra reducción en su calificación sería de enorme impacto. La deuda soberana queda bajo gran presión.

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Ilustración: El Colombiano.

La clave: inversión y confianza

Urge una reactivación de la inversión. Otros motores no van a jalarnos. El de Estados Unidos, como hemos visto, sigue activo, aunque con menor fuerza, y con riesgos de más desaceleración. El sector público tiene poca capacidad para incidir en un mayor dinamismo a través de una política contracíclica, ya que sus niveles de inversión son históricamente bajos. Más aún: la inversión gubernamental representa sólo una séptima parte de lo que invierte la IP.

La clave de la debilidad de nuestra economía, que nos llevó a una contracción en el 2019 de -0.1%, está plenamente identificada: la caída de la inversión, y en particular de la privada. Según los últimos datos, en 11 meses del 2019 la inversión bajó más de 5% anual. La mayor caída desde 2009.

Difícilmente puede dejarse de ver en todo esto el efecto de la incertidumbre y la falta de confianza en las políticas públicas y las actitudes prevalecientes en la nueva etapa de la conducción nacional. Ahí también reside una buena parte de las causas de que 2019 fuera el año con la menor creación de empleos formales desde hace 10 años.

Como señaló un artículo de Wall Street Journal de diciembre del 2019: “El acuerdo comercial no rescatará a México”. Ahí se argumenta que no es suficiente, ante otras fuentes de desconfianza para invertir.

Lo mismo hablan de la delincuencia que de la nueva legislación que equipara evasión fiscal con crimen organizado, con extinción de dominio, cárcel y congelamiento de cuentas en inmediato.

En esa línea, en dicho editorial se destaca que la proporción de inversión en México en relación al PIB apenas llega a 22%, muy baja respecto a otras naciones emergentes, y de ésta, sólo 3 puntos porcentuales vienen de extranjeros. Más de la mitad corresponde a empresas locales que no son grandes corporaciones.

Hay que ir a las causas: enorme incertidumbre, desconfianza y pesimismo para la inversión. La percepción de que estamos ante una fase de intensa politización y de discrecionalidad del poder político para alterar de forma radical e intempestiva reglas, instituciones y mercados. Eso no ayuda a la inversión.

Estamos a tiempo de hacer que las tendencias mejoren, de alinear el proyecto político que actualmente está al frente de México en lo político con un proyecto económico racional y sustentable. Se requiere, sobre todo, de realismo y sentido práctico: dejar atrás las consideraciones electorales e ideológicas y poner por delante la realidad y el progreso de México.

Desde el sector empresarial y la ciudadanía, poner por delante la verdad y asumir un protagonismo en la vida pública, al mismo tiempo que responsabilidad con nuestras empresas. Todo eso más visión de largo plazo ante las mega tendencias que trascienden lo coyuntural.


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México en el TPP-11: pésimo en 11 meses

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Ellos ríen de mi porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

El proceso de desregulación realizado por México se inició en los años 80 y tenía como objetivo hacer más competitivo el marco sistémico de la economía mexicana. Dicho proceso constaba de dos vertientes:

La primera, orientada a realizar una serie de reformas hacia el interior que, en un principio, incluyó el autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros; las patentes y marcas; las reformas al artículo 27 constitucional en materia de propiedad de la tierra; la cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica; la inversión extranjera directa; medicamentos genéricos y eliminación de controles de precios, entre otros.

La segunda, hacia el exterior, se realizó teniendo como base una apertura comercial que se inició con el ingreso de México al GATT, a la APEC y a la OCDE; continuó con la firma de Acuerdos de Complementación con Chile y Uruguay; y culminó con la firma del TLCAN, mismo que se constituyó como  el proyecto más importante para el desarrollo económico de México pues significaba lograr el acceso preferencial al mercado más grande del mundo mismo que todavía está integrado por Canadá y Estados Unidos, países que también constituyen el principal mercado de importación mundial; ambos países muy cercanos geográficamente a México –que son nuestros principales socios comerciales–, con alto nivel de ingresos, con los que tenemos grandes ventajas  comparativas y con los que somos muy complementarios en numerosos aspectos.

Por estas circunstancias, los objetivos de México en la participación del TLCAN eran lograr una integración comercial y productiva con sus socios para añadir mayor valor y generar más riqueza en la región; aprovechar las ventajas comparativas de cada uno en la producción compartida a fin de ser más competitivos; atraer mayores flujos de inversión extranjera directa, todo ello, con el fin último y el más importante de generar empleos y elevar el nivel de vida de la población.

Desgraciadamente, ninguno de esos objetivos se ha logrado debido a que en nuestro país no ha habido una estrategia alguna al respecto y, consecuentemente, México no logró ser un socio estratégico como estaba previsto y la participación de México en la generación de riqueza mundial ha disminuido, como también lo ha sido la participación del TLCAN. Su papel se ha reducido a ser el patio trasero de Estados Unidos.

pib y socios comerciales

Independientemente de la carencia de una estrategia integral que permitiera generar riqueza, México adoptó como base de su “política de comercio exterior”, la firma compulsiva de TLC’s con otros 46 países obteniendo resultados verdaderamente pobres ya que, en el año 2017, con 35 de ellos registramos un déficit que en el periodo 1993/2017 alcanzó la suma de -653,577 millones US.

Estos pésimos antecedentes, junto con la evolución histórica del intercambio comercial con los que serían los nuevos socios de México en el TPP-11, debió de haber servido de referencia para evitar la firma de este Acuerdo con “los nuevos socios” pues estos son países muy lejanos, que representan un mercado muy marginal debido al muy bajo nivel de ingresos de la mayor parte de su población; con un marco sistémico más competitivo en general; que no son complementarios para México y al contrario, son importantes competidores de nuestro país en bienes que antes producíamos y exportábamos en grandes cantidades, pero que ahora importamos particularmente de Malasia y Vietnam, entre los cuales se encuentran el calzado, la confección y productos electrónicos, y aunque no se pueda creer, café y gasolina. Por eso, el elevado y creciente nivel del déficit de México con esos dos países.

potencial economico de paises

Sin embargo, el liberalismo dogmático se impuso y los improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional impulsaron la firma del TPP-11, mismo que en sólo 11 meses de vigencia muestra resultados negativos para México ya que en este reducido periodo, nuestras exportaciones con ese destino disminuyeron en 481 millones US, en tanto que las importaciones procedentes del mismo se incrementaron en 3,580 millones US.

Como consecuencia, nuestro déficit con los seis nuevos socios del TPP-11 en los primeros 11 meses de 2019 creció -4,064 millones US pasando de -11,894 millones US en el año 2018, a -15,958 millones US, es decir, un incremento de 18%.

balanza de socios comerciales

Sin duda, el futuro de México en el marco del TPP-11 todavía será más negro pues la nula competitividad del marco sistémico mexicano no permite prever una mejora de la situación, sobre todo, porque la base de una posible mejora la constituyen las instituciones públicas y sus funcionarios, mismos a los que el Foro Económico Mundial les otorga una calificación pésima. 

Esto quiere decir que en los 25 años más recientes no ha habido posibilidad de definir una estrategia integral que incluya programas, proyectos y políticas públicas que incidan positivamente en el desarrollo económico del país y en el bienestar de los mexicanos.

La 4ª Transformación debe prestar especial atención a este proceso con el fin de evitar que continúen las regresiones en nuestro comercio exterior, mismo que desde hace mucho debió de haberse constituido en la palanca del desarrollo económico de México sin que a la fecha lo haya sido en la realidad.


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Reglas claras, inversiones largas

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Empresarios piden a México reglas claras en el sector energético

El que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) esté a un paso de ser ratificado, no significa que en el comercio entre los tres países todo sea miel sobre hojuelas.

Sin que los socios comerciales de México vean trabas en la ratificación del T-MEC, existen temas que carecen de claridad, por lo que empresarios de Canadá y Estados Unidos piden al gobierno de Andrés Manuel López Obrador defina las reglas que el país seguirá y dé garantías para las inversiones.

Reunidos en el Foro Credit Outlook 2020 de Fitch Rating, los líderes de la Cámara de Comercio del Canadá en México (CanCham) y de su par estadounidense (AmCham), demandaron al gobierno mexicano garantizar el Estado de Derecho, seguridad pública y certidumbre jurídica a las empresas, en especial para las inversiones en el sector energético y minero.

Los inversionistas de Canadá y Estados Unidos en México, han sentido que la nueva administración liderada por López Obrador les ha cambiado las “reglas de juego” y ha sembrado la incertidumbre en el futuro de sus inversiones, principalmente en estos dos sectores.

Durante su participación en el panel “Oportunidades y amenazas para México en el marco del T-MEC”, Armando Ortega, presidente de la CanCham, destacó que los canadienses son jugadores “muy significativos en materia energética” para el mercado mexicano, además del minero y, a pesar de que el T-MEC entre en vigor una vez concretada su ratificación en la Cámara de los Comunes en Canadá, los inversionistas mantendrán cautela hasta que México determine reglas claras.

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El empresario señaló que la minería canadiense es de gran relevancia para el mercado mexicano; sin embargo, condenó que en el nuevo gobierno “ha sufrido embates”.

Por su parte, Jorge Torres, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en México (AmCham), apeló a la falta de seguridad pública como el principal factor que aqueja a las empresas estadounidenses, de las cuales, al menos el 40 por ciento se vio obligada a incrementar en un 5 por ciento sus gastos en protección pública por los altos índices de inseguridad en el país.

“Por mucho tratado (T-MEC), si no hay políticas (públicas) eficaces en materia de seguridad, las inversiones se van a caer”, apuntó Jorge Torres.

Los empresarios estadounidenses confían en que la nueva normatividad de comercio exterior enmarcada en el T-MEC logre inyectar certidumbre que pueda derivar en la generación de mayores inversiones hacia México principalmente en sectores como el automotriz, aeroespacial y energético.

“Este 2020, definitivamente, será un año mejor por la ratificación del Tratado (T-MEC) que es una señal inequívoca de esa certeza que puede generar hacia la generación de inversiones y por lo tanto de creación de empresas y empleos”, afirmó el presidente de la AmCham.

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T-MEC en Canadá; lento pero seguro

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Ratificación del T-MEC en Canadá sin trabas, pero podría ser más lento: Cancham México

Después de que México y Estados Unidos aprobaran la nueva normatividad del comercio en América del Norte, sólo se espera que la ratificación del T-MEC en Canadá, proceso que para Armando Ortega, presidente de la Cámara de Comercio del Canadá en México (Cancham), no presenta complicaciones; pero si podría haber demoras.

El comercio exterior de México con sus vecinos del norte, se ha mantenido en vilo desde que en 2017 el presidente Donald Trump llamó a revisión el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que desde 1994 había regido la relación trinacional de mercado.

Más de dos años después de un arduo y aletargado proceso de negociación, en diciembre de 2019 nació el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), firmado por los representantes de cada nación en la Ciudad de México, a la espera de su ratificación en los Congresos.

El Senado mexicano fue el primero en dar luz verde al nuevo documento; sin embargo, conflictos políticos internos en Estados Unidos pusieron en duda la ratificación de las Cámaras. Un proceso que inyectó incertidumbre y obligó a México a renegociar el acuerdo.

Finalmente, con el beneplácito del Congreso estadounidense, el 29 de enero de 2020 llegó el día para el T-MEC con la promulgación del acuerdo desde Washington, dando un paso más firme hacia su ratificación trinacional y allanando el camino en el proceso en Canadá.

T-MEC a la espera de Canadá

El nuevo documento permanece desde el 27 de enero bajo revisión en la Cámara de los Comunes. El presidente de la Cámara de Comercio del Canadá en México, Armando Ortega, aseguró que no hay mayores trabas para que el Congreso canadiense ratifique el T-MEC; sin embargo, añadió que podría llevar más tiempo.

Al participar en el Credit Outlook 2020 de Fitch Ratings, en la Ciudad de México, Armando Ortega estimó que el proceso no tendrá mayores problemas más allá de las lecturas que por ley corresponde hacer en el Congreso.

“No se vislumbran problemas más significativos (que las lecturas que corresponde hacer en el congreso), pero al haber una minoría seguramente se llevará más tiempo de lo normal, seis o siete semanas, pero no se vislumbran grandes contingencias”, indicó el presidente de la Cancham durante su participación en el panel “Oportunidades y amenazas comerciales para México”.

Añadió que es probable que salga algunos temas de México, en relación con sus políticas energéticas o algunos temas bilaterales entre Estados Unidos y Canadá en materia antidumpling, pero no implica que no se ratifique el tratado.  

Destacó que los canadienses son jugadores “muy significativos en materia energética” para el mercado mexicano, además del minero y, a pesar de que el T-MEC se encuentra en proceso de entrar en vigor —una vez que lo ratifique el Congreso Canadiense—, los inversionistas mantendrán cautela hasta que México no defina las reglas y oportunidades para el rubro energético.

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Relación viento en popa

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El Comercio entre México y Estados Unidos alcanzó niveles récord en 2019

Cuando en 2017 todo apuntaba a una ruptura en el comercio entre México y Estados Unidos con las amenazas del recién llegado a la Casa Blanca, Donald Trump, en contra de su vecino del sur y el acuerdo comercial que rigió la relación entre ambos mercados desde 1994, la relación entre naciones parece ir viento en popa.

El 2019 se convirtió en el año del comercio exterior entre México y Estados Unidos con la suma total de 614 mil 500 millones de dólares por importaciones y exportaciones.

De cuerdo con datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, las cifras representaron un aumento del 0.5 por ciento a tasa anual respecto al intercambio comercial del 2018.

México, principal socio comercial de Estados Unidos

Estas cifras ubican al mercado mexicano como el principal socio comercial de Estados Unidos, desplazando al gigante asiático, China, y a Canadá.

Tras la guerra comercial declarada por Donald Trump a China, México escaló en sus importaciones a Estados Unidos, con un acumulado de 358 mil 126 millones de dólares, lo que significó un crecimiento anual de 3.5 por ciento.

El mercado mexicano representó el 14.82 por ciento del total de comercio exterior de Estados Unidos, esta contribución se encontró por arriba de lo observado en otros países, como Canadá (14.77 por ciento), China (13.5 por ciento), Japón (5.3 por ciento), Alemania (4.5 por ciento), Corea del Sur (3.2 por ciento), Reino Unido (3.2 por ciento), Francia (2.3 por ciento), India (2.2 por ciento) y Taiwán (2 por ciento).

México el ganador de la guerra comercial de Estados Unidos vs China

En contraste, el monto de las importaciones a México desde el mercado estadounidense fue de 256 mil 374 millones de dólares, cifra inferior en 3.4 por ciento respecto a las cifras observadas en 2018.

La balanza comercial reveló un superávit de 101 mil 751 millones de dólares a favor de México, 26.2 por ciento por arriba de los datos reportados en 2018.

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Un mal año para China

Por su parte, China presentó un sensible retroceso en todos sus indicadores de comercio con Estados Unidos, una consecuencia de la denominada ‘guerra comercial’.

El intercambio comercial total del gigante asiático con el mercado estadounidense se ubicó en 558 mil 870 millones de dólares en 2019, una disminución de 15.3 por ciento en comparación con lo registrado en 2018.

Incluye T-MEC acciones controversiales contra la piratería digital

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Lo que en 2011 dio lugar en nuestro país a una feroz oposición de parte de las sociedades defensoras de las libertades en Internet, hoy pasa silencioso y desapercibido, como parte del paquete de obligaciones incluidas en el T-MEC. Dentro de muy poco tiempo, los sitios de Internet que sean sospechosos de poner a disposición obras protegidas por derechos de autor, podrán ser suspendidos en sus operaciones sin necesidad de juicio previo.

En el caso de México, el antecedente directo se gestó en el contexto de un tratado internacional antipiratería conocido como ACTA (Acuerdo Comercial Antifalsificación, por sus siglas en inglés), elaborado por diversos países europeos, más Australia y Estados Unidos; negociado de manera secreta en los años 2007 y 2008, planteó mejorar la protección de derechos de Propiedad Intelectual evitando la falsificación de productos, los medicamentos genéricos no autorizados y la piratería en Internet, a través del incremento de la supervisión aduanera y la responsabilización a Proveedores de Servicios de Internet (ISP, por sus siglas en inglés), por contenidos sospechosos de violar derechos de autor. El tratado recuperó, entre otras, la propuesta de poder suspender en forma unilateral los servicios a sitios ilegales, así como perseguir y sancionar a usuarios de contenidos pirata.

El ACTA es el tratado internacional de mayor envergadura e implicaciones en materia de Propiedad Intelectual desde los acuerdos de la OMC en 1995, y representa el mayor esfuerzo de lucha antipiratería a nivel internacional. Sin embargo, aun reconociendo el valor emblemático del modelo que promueve, no se puede desconocer que el ACTA implica diversas obligaciones que para muchos países resultan difíciles de atender.

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Imagen: Tulane.

Siguiendo con la tendencia marcada por los Tratados Internet de fines del siglo pasado, en el año 1998, Estados Unidos promulgó la Ley de Derechos de Autor para Medios Digitales en el nuevo Milenio, la cual incluyó diversas sanciones para evitar la evasión de medidas tecnológicas de software, y definió con mayor precisión los casos en que los ISP podían considerarse como responsables de situaciones de infracción de derechos de autor. En general, esta legislación buscó un necesario balance entre los titulares de derechos de autor y los de los usuarios de Internet, reconociendo la libre circulación de ideas como uno de los postulados necesarios para el crecimiento de la red.

Los siguientes esfuerzos legislativos identificables nos llevan hasta la polémica ley “SOPA”, llamada así como contracción de su título completo: “Stop Online Piracy Act”, que fue un proyecto presentado a la Cámara de Representantes de Estados Unidos en octubre de 2011, y que perseguía como gran objetivo dotar a los titulares de derechos de Propiedad Intelectual de acciones contundentes para frenar y disuadir de ciertas infracciones a sus derechos en el entorno digital.

La ley SOPA pretendía facilitar a titulares de derechos de autor, la posibilidad de obtener órdenes judiciales de suspensión de operaciones de determinados sitios web que estuviesen infringiendo derechos, a través de su bloqueo a través del proveedor de servicios de Internet, la congelación de fondos y la restricción del uso de plataformas de cobro (del tipo de la conocida “PayPal”), la restricción en servicios de publicidad en otras plataformas y la eliminación de enlaces asociados a la web ilegal.

Sin embargo, los efectos de restricción a libertades de expresión en la red, que facilitarían el espionaje y la supervisión de autoridades y la pérdida del anonimato de los usuarios, tuvo un gran peso en los legisladores al transformar la manera en que la tecnología permite que la gente se acerque a la cultura y comparta ideas y contenidos de todo tipo, por lo que al final el proyecto de legislación fue detenido.

propiedad intelectual
Imagen: Revista Neo.

El álgido punto sobre las acciones legales que podrían enderezarse en contra de sitios que promuevan descargas ilegales de contenidos, y aún de usuarios, por vía de los ISP, dieron lugar a las más encendidas oposiciones en el sentido de que reconocer estas facultades a los titulares de derechos representaría una censura a la libertad de expresión, un acto de agravio a la privacidad y una abierta violación al derecho de audiencia, lo que claramente redundaría en agravar la brecha digital que gravita sobre los países menos desarrollados.

Del otro lado, los argumentos se orientan a proclamas igual de fragorosas para reivindicar el derecho de los autores a cobrar por la utilización de sus obras, como una fórmula primaria de expansión y fomento a la cultura. ¿Se puede, como colectividad, fundar el derecho de expresión en el uso ilegal de la Propiedad Intelectual de otros, bajo la falacia de que el daño sólo se causa a emporios extranjeros que explotan a los autores?

Hay que decir que nuestro país desestimó el ACTA en el 2011, cuando el Senado se negó a aprobarlo cuando el Ejecutivo había ya procedido a su firma. Sin embargo, el nuevo tratado T-MEC incorpora estas obligaciones a su texto, obligando a nuestro país a incluirlas en su legislación de la materia. El mensaje de los negociadores estadounidenses se escuchó ahora fuerte y claro: se pueden usar obras de otros, pero hay que pagar. La creatividad de los autores que aportan sus obras es la parte de la cadena donde más valor se agrega, el insumo sin el que las demás contribuciones pierden sentido.

Una materia jurídica particularmente conectada a nivel internacional es la Propiedad Intelectual. Desde los esfuerzos desplegados a fines del siglo XIX para configurar sendos tratados mundiales para derechos de autor, y patentes y marcas, los esfuerzos desplegados por gobiernos y organismos internacionales no han cesado para llegar a configurar una regulación armonizada. Lo que sigue, en el caso de nuestro país, es observar la forma en que nuestro Congreso refleja en la ley interna los compromisos.


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“Muchas gracias amigos”

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Canadá reconoce labor de México para ratificar T-MEC

Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá, reconoció la labor y los trabajos realizados por la delegación mexicana en las mesas de negociación para la conformación del nuevo acuerdo comercial en América del Norte.

En su participación durante la segunda lectura del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), Freeland destacó el compromiso de México para lograr la permanencia del acuerdo que el bloque ha mantenido desde 1994 bajo la normatividad del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la alianza que ejerció en el proceso de transición entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y el actual presidente Andrés Manuel López Obrador.  

“Muchas gracias amigos”, dijo en español Chrystia Freeland.

La viceprimera ministra también pidió al Parlamento canadiense la “rápida” aprobación del acuerdo.

“Le pido a los miembros de esta Cámara de los Comunes trabajar juntos y aprobar rápidamente esta legislación”, dijo sobre el T-MEC.

Freeland reconoció que la negociación del tratado llevó a Canadá a “los tiempos más turbulentos de nuestra historia”, pero que se consiguió un mejor pacto para los trabajadores de las industrias automotriz, del acero y aluminio.

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Por más de dos años y medio, el TLCAN estuvo en revisión y las negociaciones para la creación de un nuevo documento registraron periodos de riesgo que avivaron la incertidumbre entre inversionistas. Sin embargo, parece que este mal capítulo llega a su fin con la promulgación en Casa Blanda del T-MEC.

La ceremonia tuvo lugar la mañana del 29 de enero de 2020 en Washington, donde el presidente Donald Trump dijo haber puesto fin a “la pesadilla” del TLCAN.

“Este es un acuerdo que muchos dijeron que no podría conseguirse, que era muy grande, muy complicado, y lo logramos (…) Terminamos con la pesadilla del TLCAN”, dijo en el evento en la Casa Blanca.

Por disposición legislativa, la Cámara de los Comunes debe realizar 21 lecturas del tratado. La ratificación en Canadá parecería un proceso más sencillo y sin complicaciones; sin embargo, los resultados de las elecciones canadienses en octubre 2019 dejan a Justin Trudeau con desventaja.

El primer ministro necesitará obtener el apoyo de al menos un partido de la oposición para aprobar LA legislación y acelerar el debate, después de perder su mayoría parlamentaria.

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