Administración Pública Federal

Manual para gobernar por decreto (Parte I)

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Fuera de aquella infame frase celebratoria, propia de proferirse en un tugurio, aunque congruente con aquel candor soez que le caracteriza, Paco Ignacio Taibo II dijo otra frase de gran relevancia antes de la jornada electoral de 2018: “No habrá otra opción que gobernar por decreto para transformar México”. Es decir, al obtener el triunfo, Andrés Manuel López Obrador tendría que emitir decretos presidenciales de forma drástica y en gran cantidad.

A pesar de haber obtenido una vasta mayoría legislativa en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, estas palabras han resultado ser proféticas: el presidente ha sacado al Ejército a la calle con el decreto de 11 de mayo, de una forma muy parecida a como se buscaba hacer con la Ley de Seguridad Interior—declarada inconstitucional—; con el decreto de 23 de abril, se hizo un recorte presupuestal del 75% a los capítulos relativos al gasto corriente de la Administración Pública Federal, redirigiendo ese subejercicio de forma discrecional a sus proyectos prioritarios, junto con muchos otros que han generado gran polémica, como aquel que extinguió fideicomisos federales sin estructura orgánica.

Existen varios factores que inciden en esto. En primer lugar, las coaliciones legislativas del gobierno, aunque alcanzan los números para imponerse por fuerza bruta por mayoría simple en la Cámara de Senadores y por mayoría absoluta en Diputados, son inestables a razón de qué tanto el partido gobernante como sus aliados se encuentran conformados por una pluralidad de actores políticos con ideologías e intereses políticos contradictorios y divergentes, lo cual resulta ser un obstáculo para articular política pública de forma rápida y eficaz.

camara de diputados
Fotografía: La Crónica de Hoy.

Asimismo, el cambio que busca realizar el gobierno requiere en muchas ocasiones de reformas constitucionales, las cuales se pueden aprobar en la Cámara Baja, pero no en la Alta, donde existe una minoría de 1/3 de senadores de partidos de oposición, que se ha denominado a sí mismo como “Bloque de contención” y cuenta con el poder para vetar dichas reformas. Esto conlleva entonces un dique parlamentario que ha conducido a que gobierno y contención hagan negociaciones a dos pistas: el gobierno permite el tránsito de legislación de los opositores o modera las iniciativas propias; por otro lado, el bloque permite el paso de reformas constitucionales mediando su matización.

Es entonces la desesperación de no lograr hacer el cambio deseado a la velocidad requerida lo que ha llevado al presidente a gobernar por medio de decretos generales. Aunque existe una queja generalizada de que esto se hace sin técnica jurídica, existe toda una metodología que se aprovecha de las diversas lagunas presentes dentro del diseño de los mecanismos de control constitucional y la reticencia de los jueces para ampliar su protección.

Ejemplos sobran, pero han sido tres tipos de actos en los que el gobierno federal se ha centrado para ejercer su voluntad: a) nombramientos, b) decretos legislativos y c) decretos presidenciales. El primer y tercer tipo de actos dependen mayormente del presidente de la República y el segundo, del Congreso de la Unión.

En el ejercicio de sus atribuciones, el presidente puede nombrar o proponer a funcionarios para que colmen vacantes en las diversas Comisiones e Institutos que existen en la función pública federal. Recientemente, se ha dado el caso de nombramientos o propuestas de funcionarios que no cumplen con los requisitos técnicos para el cargo, incluida la experiencia, como fue el caso de las diversas propuestas para la Comisión Reguladora de Energía.

decretos legislativos, presidenciales
Imagen: Tiempo de ser.

También existen casos donde no sólo se carece de un perfil idóneo, sino que existen vicios en el procedimiento para ratificar la propuesta; el caso emblemático de esta administración es el de Rosario Piedra, en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, donde hubo acusaciones de irregularidades en el procedimiento y la votación. En este caso particular, existen demandas de amparo que se encuentran ya en la Suprema Corte y cuya admisión será sujeta a debate, pues existe una causal de improcedencia en la Ley de Amparo que prohíbe impugnar nombramientos (no así sus procedimientos).

Los decretos legislativos son actos que lleva a cabo el Congreso de la Unión en un procedimiento similar al que se sigue para crear una ley y se establezca una situación jurídica concreta, única e irrepetible según ha dicho la Suprema Corte en la jurisprudencia P./J. 103/2006. Sin embargo, se da el caso del decreto legislativo que abroga la Ley Orgánica de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública para que ésta se fusione por medio de decreto presidencial con Pronósticos.

El Código Civil Federal establece que sólo una ley puede derogar a otra, lo que significa que únicamente una norma general (que es general, abstracta e impersonal) puede afectar el destino de otra de igual naturaleza; al usar un decreto legislativo, se usa un acto concreto para cambiar una norma general. Actualmente, esto se encuentra impugnado en la Suprema Corte con la acción de inconstitucionalidad 110/2020.

Rosario Piedra, CNDH
Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, CNDH (Imagen: Vanguardia).

Por último, existen varios tipos de decretos que el presidente puede emitir y que se encuentran en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, entre otras normas; sin embargo, se ha buscado crear mejor un decreto ad hoc usando como base el artículo 89, fracción I de la Constitución; éste establece que el Jefe del Ejecutivo puede “proveer la exacta observancia” de las leyes federales. Esto, por lo general, implica la emisión de reglamentos, una especie de normas generales que se usan para delimitar el alcance de las leyes referidas.

Es decir, se usa una facultad para crear reglas concretas para leyes federales, con el fin de realizar actos jurídicos concretos, únicos e irrepetibles. Esta vaguedad resulta en un acto engañoso que, si se trata de pelear por una acción de inconstitucionalidad, la cual se usa para el análisis de la constitucionalidad ley, pudiera no ser admitido al no tratarse el decreto presidencial impugnado propiamente una norma general. Sin embargo, si se usa una controversia constitucional, la cual implica un acto de una autoridad que invade la esfera de acción de otra, y se pide la suspensión, pudiera negarse con base en que dimana de la facultad que posee el presidente de crear normas generales.  

En conclusión, la estrategia jurídica, con los nombramientos, decretos legislativos y decretos presidenciales, se centra en deliberadamente emitir actos de naturaleza vaga o variable y aprovechar lagunas normativas para dificultar la aplicación del control constitucional por parte del Poder Judicial. Enlodar las aguas tiene su ciencia.


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La partidización de la Administración Pública Federal

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Al llegar a la Presidencia de la República con grandes promesas de cambio y un respaldo ciudadano inédito, Andrés Manuel López Obrador se topó ante una encrucijada: consolidar políticamente a él y su partido o gobernar lo mejor posible para cumplir lo dicho en campaña. En ese sentido, podemos analizar cuál fue el camino que tomó, esto a partir de un breve análisis de la forma en cómo ha reformado a la Administración Pública Federal durante su gobierno.  

Es normal que, al inicio del sexenio, el presidente en turno haga los cambios que considere necesarios a la Ley, para poder ejercer su administración como mejor lo haya contemplado. En lo que refiere a Andrés Manuel López Obrador, los cambios que ha realizado son fieles a su estilo político y a su trayectoria, pues además de haber sido Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, fue dirigente tanto del Partido de la Revolución Democrática y del Partido Movimiento de Regeneración Nacional.

Los cambios efectuados a la Administración Pública Federal buscan asimilarla con un partido político en lo que refiere a cuatro aspectos: a) composición del personal; b) centralización de liderazgo; c) flexibilidad en la disposición del gasto; d) cumplimiento de objetivos.

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Fotografía: Independiente de Hidalgo.

En noviembre 5 de 2018, se publicó la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, haciendo una reglamentación del artículo 75 constitucional y utilizando como base para la discusión en la Cámara de Diputados una minuta aprobada en noviembre de 2011 en la Cámara de Senadores. Esta Ley, en conjunto con la disminución que el presidente hizo de su sueldo, que siendo la base para determinar la remuneración de todos los servidores públicos implicaba que todos los sueldos habrían de disminuir, provocó un caudal de demandas de amparo y renuncias masivas.

Ante la incertidumbre de cómo decidiría la Suprema Corte y la presión ejercida al interior de la Administración Pública, las renuncias continuaron y quienes los sustituyeron fueron en muchos casos cuadros políticos provenientes o simpatizantes del partido gobernante. Un ejemplo visible fue la contratación de la exdiputada federal María Chávez García como secretaria administrativa del CONACyT-SENER; es decir, se privilegió la lealtad política sobre la capacidad operativa, como muchas veces ha sucedido al interior de los partidos políticos.

Por otro lado, también se reformó el artículo 17 Ter de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para incorporar la figura de los Delegados de Programas para el Desarrollo, coloquialmente llamados “súper-delegados”, quienes vinieron a centralizar la implementación de planes, programas y acciones del gobierno federal en las entidades federativas. Éstos, a su vez, son dirigidos por una Coordinación General de Programas para el Desarrollo, la cual depende directamente del Presidente de la República.

Las personas designadas como súper-delegados fueron actores políticos prominentes de MORENA o de sus aliados, como Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros en Guerrero, quien también es hermano de la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval; también se dieron casos como el de Delfina Gómez, quien había sido candidata al gobierno del Estado de México por MORENA. Este cambio centralizó la distribución de apoyos de una forma similar a como los partidos centralizan la estructura en las entidades federativas con sus dirigencias estatales; junto con los nombramientos antes mencionados, se dio lugar a acusaciones de un posible uso electoral de dicha figura.

Por otra parte, también fue controversial la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, donde el presidente envió a la Cámara de Diputados un documento programático y a la Secretaría de Hacienda un documento técnico con los indicadores que exige la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.

Al final, fue aprobado el primero y el segundo incorporado al mismo como un anexo. Esto también fue uno de los factores detrás de la renuncia de Carlos Urzúa, entonces secretario de Hacienda. El Plan Nacional de Desarrollo aprobado es un documento que no establece metas fijas ni indicadores de progreso, sino que habla de problemas sociales y metas políticas, de forma similar a como los partidos políticos establecen su plataforma electoral.

Posteriormente, se publicó en noviembre de 2019 la Ley Federal de Austeridad Republicana. Ésta establece una estructura por medio de la cual las Secretarías de Hacienda y Función Pública pueden hacer una revisión a los gastos de la Administración Pública para detectar áreas de oportunidad con fines de eficiencia; además de lo anterior, se establecen las bases para que todas las dependencias hagan programas de ahorro.

No obstante, resulta problemático que dicha Ley define la austeridad de forma tan amplia que el subejercicio presupuestal puede ser considerado como ahorro para efectos de la misma. Adicionalmente, dicha norma establece que los servidores públicos que hayan tenido acceso a información privilegiada no podrán trabajar en el sector privado por un periodo de 10 años. También se reformó la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria para que todo ahorro pueda ser redirigido a los programas prioritarios del Plan Nacional de Desarrollo.

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Ilustración tomada de Rictus.

La fuerte prohibición para trabajar en el sector privado está diseñada para establecer una dependencia política del presidente, pues se cierran las oportunidades laborales de funcionarios de servidores públicos de alto grado. También se establece un esquema que permite el subejercicio y la redirección discrecional del gasto público sin que sea revisado por la Cámara de Diputados, como establece la Constitución y, al ser el Plan Nacional de Desarrollo un documento programático, no existe claridad sobre lo que pudiera considerarse un programa prioritario.

La dependencia política y la flexibilidad del gasto y su destino también son propios de un partido, aunque debo notar que existe una fuerte fiscalización de los mismos por parte del Instituto Nacional Electoral, que ha devenido en fuertes multas; no obstante, muchos partidos son laxos en la forma en cómo ejercen y destinan su gasto a pesar de esto, pues, en muchos casos, la multa se toma como un riesgo calculado. Este esquema fue comprobado por el decreto presidencial del 23 de abril, donde se establecen medidas de austeridad consistentes en el subejercicio del 75% de las partidas de servicios generales y materiales, y suministro para redirigirlas a los proyectos presupuestarios del presidente.

Todo esto nos permite ver que existe la “partidización” de la Administración Pública: una serie de modificaciones que no privilegian la creación e implementación de política pública, sino la capacidad de operación política de lo que ordene el titular del Ejecutivo y la lealtad hacia su figura. Esto nos muestra claramente que, en su encrucijada, el presidente siempre tuvo un rumbo definido.


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¿Está la Seguridad Nacional de México bajo amenaza?

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La circunstancia por la que atraviesa México ha generado la inquietud de si el momento presente es una amenaza o un riesgo para la Seguridad Nacional como se ha considerado, de manera indistinta, en algunos espacios mediáticos y en discusiones académicas.

La respuesta queda en el aire, cada quién tiene su interpretación, cada quién su idea de lo que ese concepto abstracto y ampliamente cuestionado significa para el Estado mexicano.

La razón es muy simple en realidad. Teórica y metodológicamente es muy difícil ubicar, para su análisis e interpretación como objeto de estudio, una situación dada en un entorno indefinido, que ha venido transformándose caprichosamente con cada cambio político, sin lograr establecer un marco teórico y un andamiaje jurídico, organizacional y funcional sólido, que le dé, al menos conceptualmente, un rumbo operativo.

regreso despues del covid
Imagen: Washington Post.

Desde el surgimiento del término, asociado a las condiciones geopolíticas del fin de la Segunda Guerra, cada Estado se fue apropiando de él en su doctrina, específicamente militar o de defensa, de acuerdo con sus particulares circunstancias, objetivos, intereses, ideologías, en lo interno y en lo externo, según su alineación al bloque rojo, al azul o al gris (países no alineados). Generando sus propias y maleables concepciones de lo que ello significaba y, desde luego, para qué servía. No necesariamente a la Nación o al Estado, sino, regularmente, al gobierno respectivo.

México no escapó a la moda. En los institutos de altos estudios militares creados a partir de la década de los 70, el abordaje de la Seguridad Nacional cobró auge y el afluente conceptual corrió tan generoso como disperso, influido determinantemente por la doctrina norteamericana, focalizada en el helado conflicto entre la OTAN y el Pacto de Varsovia.

Asimilado el término, en nuestras escuelas, cada gobierno, en sus respectivos planes de desarrollo, le fue dando un espacio, pequeño, pero al fin un espacio, más por retórica que por convicción, ubicando el tema entre sus páginas, sin mayor seguimiento ni definición exhaustiva.

OTAN y Pacto de Varsovia
Imagen: detectives deguerra.com.

Aparecieron a la zaga, los expertos y los influencers, generando espacios académicos y mediáticos en torno al tema. “Los chamanes de la S/N” incursionando en las nuevas realidades impulsaron estudios formales, pretendiendo una comprensión mucho más universal de los entornos complejos en que se desenvuelve la sociedad actual, incorporando factores mucho más amplios y de más envergadura que los temas bélicos, tales como los ámbitos financiero, comercial, medio ambiental, la salud y el desarrollo tecnológico.

 Los antagonismos, las amenazas, los riesgos y vulnerabilidades a que se enfrenta una Nación, pasan por un cedazo muy fino de observación permanente, que involucra los desafíos coyunturales a la sociedad global, que habrán de ser asumidos regional y localmente, simplemente porque la tecnología nos ha subyugado y nos impactará a pesar del aislamiento y la distancia.

planeta sostenido cuerdas
Imagen: Share America.

El panorama que vive actualmente México con el catalizador dramático de la pandemia, con la cantidad de contagios y defunciones en aumento, con el desempleo a todo vapor, ante conflictos políticos, la economía en descenso, la Administración Pública desorbitada, el crimen organizado y desorganizado actuando violenta y libremente, ocupando territorios y consolidando su poder real, la corrupción incontenible, con un ambiente de abierta inconformidad social y desafíos al gobierno, es de alta complejidad, con evidentes riesgos a la estabilidad del Estado en su conjunto.

Es claro y patente que enfrentamos antagonismos que se oponen al intercambio social armónico. La vida de las personas está en grave riesgo. La inseguridad campea y la expectativa es pavorosamente incierta.


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Referencias de la Austeridad Institucional, 3ª Parte

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La austeridad en el gobierno significa alcanzar equilibrios en la sociedad.
El autor.

La austeridad gubernamental se ha convertido en política pública y obligación legal en México. Por lo tanto, requiere de un marco de actuación que le permita cumplir a cabalidad con las premisas que plantea con el fin de constituirse en ejemplo de comportamiento y desempeño para el bien del país.

El asunto es complejo para su implementación. Hay que tener presente que su alcance impacta a todos los sectores de la población y a todas sus actividades. En este artículo me referiré a lo que atañe específicamente a la Administración Pública Federal.

En este espacio hemos expresado que la instrumentación de la austeridad naturalmente radica en gastar menos, pero sobre todo en gastar mejor al ser capaces de establecer prioridades por cada una de las dependencias y entidades; gastar con claridad; gastar con honestidad, y principalmente con productividad social, es decir, aquella apta para integrar, armonizar, organizar el esfuerzo colectivo; aquella que acometa con eficacia la desigualdad y con ello la pobreza y la ignorancia.

productividad y austeridad
Imagen: Fusades.

Así, la productividad social se mide por el trabajo y la seguridad social que tenga la mayoría de la población; por la cantidad y calidad de la educación de niños y jóvenes de ambos sexos; por la salud vinculada a la alimentación; por la vivienda relacionada con la movilidad y la libertad de tránsito; por la confianza que se deposite en las instituciones; por el acceso a la cultura popular, a la tecnología y a las más elevadas expresiones de la civilización.

Todo este conjunto de objetivos se puede diseñar dentro de una ruta de aproximación paulatina y ordenada a partir de que los temas de desarrollo social están sujetos a la disposición suficiente y oportuna de recursos financieros, materiales, humanos y tecnológicos al alcance de un poder político legitimado por todos los flancos: ¿será posible ponderar la posibilidad de convertir los anhelos, esperanzas y decisiones del gobierno en sólidos consensos que permitan la transformación deseada?

Nuestro país no puede darse el lujo de desperdiciar o derrochar los recursos de que dispone. Esto incluye colocar el foco en la distribución de la riqueza pues resulta moral y económicamente insostenible que una minoría la acapare en su mayor parte. El presupuesto público debe velar por el interés general. Para hacerlo ha de erigirse como ícono de austeridad. De ahí que las referencias programáticas-presupuestales se conviertan en anclas de prácticas administrativas con fundamento normativo, racionales, eficientes y eficaces, no sólo para resolver problemas sino particularmente para ofrecer soluciones plausibles.

austeridad y balanza
Imagen: Fisgón Moreno.

La austeridad no está sola, cuenta con una serie de ordenamientos que le permiten ubicarse, evaluarse y corregirse en el camino. Se puede afirmar que la austeridad es una conducta institucional que se practica. Demos un repaso a los referentes aludidos en el título de esta colaboración:

~ La Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos (12 de abril de 2019) tiene la virtud de su brevedad y de la claridad en el mensaje político: “ningún servidor público puede recibir una remuneración mayor a la establecida para el Presidente de la República”, decisión que revela un ingreso digno y suficiente para el servidor público de mayor jerarquía en la República: ¿queremos más claro el mensaje de la austeridad?

~ El famoso Memorándum del 3 de mayo de 2019 que el Presidente de la República dirigiera a los servidores públicos, representa una conjugación de convicciones resumida en la frase de que: “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre…”, un mensaje más de austeridad.

~ El Plan Nacional de Desarrollo, PND (12 de julio 2019), se estructura a través de tres ejes (Política y Gobierno; Política Social, y Economía).  Cada uno se justifica y se ordena.  En esta ocasión interesa concentrarnos en el propósito de Erradicar la corrupción, el dispendio y la frivolidad.  El PND combina ideología con acciones; sitúa a la austeridad como una de las políticas gubernamentales básicas, sustentadora de muchas otras dada la transversalidad que representa.

no a la corrupcion
Imagen: Quinto Poder.

~ El Programa Nacional de Combate a la Corrupción y a la Impunidad, y de Mejora de la Gestión Pública, 2019-2024 (30 de agosto de 2019). Incluye los valores y principios que lo fundamentan. Dentro de ellos destacan la Responsabilidad del Estado para proteger los derechos sociales e individuales; la Racionalidad que debe imprimir a sus acciones y quehaceres cotidianos y extraordinarios, la pulcritud, transparencia y publicidad de sus procederes.  En todo el texto está presente el interés general sobre el particular. Los conceptos clave a lo largo del documento son: la Austeridad Republicana; la Corrupción/Anticorrupción; la Impunidad/Castigo, y por supuesto, la Gestión en la Administración Pública.

~ La Política Nacional Anticorrupción recientemente aprobada en el Sistema Nacional Anticorrupción, en el que sí están representados todos los que deben, dentro de sus múltiples objetivos, destaca el de evitar la arbitrariedad y el abuso de poder y desarrollar un control social para impedir la corrupción. La prioridad 16 fomenta el desarrollo de políticas de transparencia “proactiva” y de “gobierno abierto” que no sólo previene un mal uso de los recursos sino que garantiza con ello practicar la austeridad.

Con este bagaje, se posibilitaba decretar lo que para el Presidente ha sido una constante a lo largo de su carrera política:  implementar la “Austeridad Republicana”, así con este apellido para darle un sentido político y separarlo de lo estrictamente económico, pues la construcción de una República significa promover los equilibrios y en México todavía estamos lejos, pero también cada vez más conscientes de que la desigualdad que nos visita es uno de los males más dañinos para lograr el desarrollo.  En el próximo artículo abordaré la Ley Federal de Austeridad Republicana a fin de detectar aquellos aspectos que llaman la atención para su cumplimiento por parte del gobierno, el cual no puede darse sin el involucramiento de la sociedad organizada en torno a esta obligación estatal para vigilar su cumplimiento.


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