México y China

Se consolida China como el segundo socio comercial de México en 2020

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Con base en la reciente información elaborada por Banco de México, China se consolida como el segundo socio comercial de México ante un complejísimo 2020: pandemia, caída de la economía y del comercio, guerra comercial y tensiones EE.UU.-China y otros aspectos elaborados puntualmente en esta columna. En 2020 China representó el 10.19% del comercio exterior de México, por primera vez por encima del 10%, con el 1.91% de las exportaciones y el 19.21% de sus importaciones en 2020. Si bien el comercio exterior de México en 2020 cayó -12.6% (en -9.3% en sus exportaciones y en -15.8% en sus importaciones), las exportaciones a China aumentaron en 11.7% (como único entre los principales socios de México) y las importaciones provenientes de China cayeron en -11.4%. Como resultado, en 2020 el coeficiente importaciones/exportaciones fue de 9/1 y por debajo de niveles de 14 o hasta 16 a 1 en la última década. No obstante, el déficit comercial fue, por mucho, el mayor de México, de -65,640 millones de dólares en 2020.

La información comercial recientemente publicada permite al menos tres grupos de reflexiones.

Por un lado, destacar una relativa estabilidad –con tendencia a la baja– de la presencia comercial de los países de la Unión Europea (UE) en el comercio de México: su participación cayó del 9.41% del comercio de México en 2008 al 7.83% en 2020, particularmente en el rubro de las importaciones mexicanas provenientes de la UE, del 5.93% al 4.97% para el mismo período.

En segundo lugar, el drástico cambio del comercio exterior de México con su principal socio comercial, Estados Unidos: si en 1999 el 81.03% del comercio exterior se realizaba con ese país, en 2020 cayó al 63.31%; en 2020 por primera vez en el período aumentó del 62.94% al 63.31%, como resultado de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China y la señalada pandemia. La tendencia de largo plazo es clara: México disminuye sus importaciones e insumos provenientes desde Estados Unidos (del 74.68% en 1997 y del 43.79% en 2020) y mantiene su participación en las exportaciones con este mismo, aunque con tendencia a diversificarlas (del 88.73% en 2000 al 81.21% en 2020).

comercio entre México y China
Imagen: El Financiero.

Tercero, el caso de China. La presencia de China en el comercio exterior de México se ha incrementado abruptamente en las últimas dos décadas y particularmente vía sus importaciones: el 19.21% de las importaciones mexicanas provienen de China –todavía lejanas al 43.79% de las de EE.UU.– pero con una clara tendencia a la alza incluso en 2020. Si bien China es el tercer destino de las exportaciones mexicanas –y con un importante incremento en 2020–, siguen siendo reducidas y secundarias ante las masivas importaciones provenientes de China.

Las tendencias recientes anteriores nos llevan a un grupo de reflexiones adicionales.

Por un lado, a considerar que la República Popular China está ya plenamente integrada en las cadenas globales de valor de México –por ejemplo, en autopartes, automotriz, electrónica y telecomunicaciones, entre muchas otras–, y más allá de las tensiones entre Estados Unidos y China. Por el momento –y a diferencia de Brasil en cuanto a la implementación de la 5G por ejemplo– México pareciera estar exento por el momento de los debates en torno a la “competencia entre grandes potencias” (great power competition).

Por otro lado, particularmente el sector en México tiene la aparente esperanza de verse beneficiado de la “guerra comercial” entre Estados Unidos y China: ni la información pública comercial, ni de Inversión Extranjera Directa (IED) de China, Estados Unidos, ni de México, parecieran verificar por el momento esta tendencia. La IED de China, por ejemplo, sigue representando menos del 0.5% de la IED de México acumulada hasta 2020, según la Secretaría de Economía, y con fuertes oscilaciones en la última década y sin tendencia a incrementarse.

En recientes debates en torno a que países como Vietnam y México pudieran verse “automáticamente y masivamente” beneficiados de las tensiones entre Estados Unidos y China, crecientemente aparece una tercera opción: el que las empresas trasnacionales opten por la estrategia “China + 1”, es decir, que decidan continuar sus actividades en China –por su mercado, dinamismo, proveeduría, etc.–y que busquen realizar adicionales inversiones en otros países, que no necesariamente Vietnam o México.

Instituciones como la Secretaría de Economía y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deberán abordar la temática puntualmente ante la falta de los esperados “automatismos”.


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México: Terrible Balance del Comercio Exterior con China enero-noviembre de 1993 a 2020

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

Durante los primeros 11 meses de casi todos los años del período 1993-2020, las exportaciones mexicanas a China presentaron una tendencia ascendente y, en estos 28 años, su valor se incrementó de 43 a 7,203 millones USD.

La exportación mexicana en este período, sólo en siete ocasiones registró decrementos siendo 2015, el año en que se presentó la disminución récord de -1,149 millones USD, en tanto que el récord en el incremento fue en el año 2010 con 1,670 millones USD, seguido de 2011 con 1,669 millones USD, y 2017 con 1,281 millones USD, en tanto que, en el año 2020, a pesar de la crisis registrada desde el año 2019, hubo un incremento de 744 millones USD, lo que lo ubica en el cuarto lugar de incremento en valor.

En los primeros 11 meses de 2020, de los 100 principales productos exportados, los cinco que mayormente incrementaron sus ventas en relación con el total del año 2019 fueron: minerales de cobre, carne de cerdo, circuitos modulares, minerales de plomo y minerales de molibdeno tostados que, en conjunto representaron 745 millones USD. Le siguen las partes automotrices, los convertidores catalíticos, cajas de velocidades automáticas, partes troqueladas para automóviles y minerales de metales preciosos que, en total, se incrementaron en 99 millones USD.

Los cinco productos que mayor decremento registraron en sus ventas fueron los camarones, cerveza, frutos con cáscara, minerales de plata y vehículos de cilindrada de 1,500 a 3,000 cm³ con un total de -474 millones USD, seguidos de computadoras portátiles, celulosa sin plastificar, demás frutos de cáscara, PVC de alta densidad y conjunto diferencial integral por un total de 253 millones USD.

Las importaciones también registraron una tendencia ascendente, pero con incrementos mucho mayores, ya que de 1993, en que la cifra fue de 358 millones USD, pasó a 66,232 millones USD en 2020.

Los cinco principales productos que mayor incremento registraron en 2020 fueron teléfonos celulares, dispositivos de cristal líquido, artículos textiles confeccionados, antenas y reflectores de antenas, y partes para computadora que en conjunto representaron un incremento de 2,417 millones USD; seguidos de tarjetas de memoria, ensambles de pantalla plana, insumos y materias primas, circuitos modulares y otros productos, Regla 8ª, por un total de 595 millones USD.

Los cinco principales productos con decrementos fueron también teléfonos celulares, circuitos modulares, unidades de memoria, automóviles de 1,000 a 1,500 cm³ y partes para computadoras con un decremento total de 6,048 millones USD; seguidos de generadores, circuitos integrados híbridos, gasolina, mercancías para el Programa de Promoción de la Industria Electrónica y receptores de microondas por un total de 1,855 millones USD.

Como consecuencia de esta dispar evolución, el déficit comercial de México con China pasó de -315 millones USD en 1993, a -59,028 millones USD en 2020.

Comentarios

Durante el período 1993-2020, la tendencia creciente de las exportaciones mexicanas a China estuvo caracterizada por pequeños incrementos anuales, de tal manera que el crecimiento total de las exportaciones fue de 7,160 millones USD. En dicho período las exportaciones acumularon un total de 72,689 millones USD.

Contrariamente, las importaciones procedentes de China registraron incrementos muy superiores que determinaron un crecimiento de 65,874 millones USD, con un total acumulado de 839,517 millones USD, equivalente al 81% del PIB total de México en el año 2020.

Como consecuencia de esta evolución, el déficit comercial de México con China creció -58,713 millones, debido a que pasó de -315 millones USD en 1993, a -59,028 millones USD en 2020, y acumuló un total de -766,830 millones USD para el período, mismo que equivale al 74% de nuestro PIB total de 2020.

Conviene señalar que, de los cinco bienes que registraron mayores incrementos en su exportación a China, cuatro corresponden a materias primas, es decir, productos con reducido valor agregado y, sólo los circuitos modulares, son bienes con alto grado de procesamiento. En lo que corresponde a los que mayor decremento registraron en su exportación, tres corresponden a reducido grado de procesamiento, en tanto que dos son de alto valor agregado: cerveza y automóviles de cilindrada de 1,500 a 3,000 cm³.

En lo que se refiere a las importaciones, todos se caracterizan por ser productos de alto grado de valor agregado, tanto para los productos que registraron mayores incrementos como decrementos.

Apuntes finales

La evolución de los intercambios comerciales con China ha tenido resultados negativos para México, lo que nos habla de la carencia de una estrategia mexicana para acceder al mercado que mayor desarrollo económico ha tenido en los 30 años más recientes.

Asimismo, pareciera que nada se hizo para reducir el volumen de importaciones de China y producir “algo” en nuestro país; por el contrario, se favoreció la importación de cualquier origen mediante la adopción de una desgravación unilateral totalmente ilógica, misma que en el caso de China se señalaba que no era perjudicial, pues en un 65% se trataba de insumos que se utilizaban para fabricar productos de exportación.

Sin duda, esta última afirmación es totalmente cierta, pero que se utilizó, fundamentalmente, para disfrazar el fracaso de la estrategia de competitividad, de fomento y de comercio exterior que se adoptó, sustentada en un liberalismo dogmático basado en el axioma de la mejor política industrial es la que no existe y cuya manifestación más precisa es la simulación y la improvisación, mismas que han sido muy perjudiciales para nuestro país.

Lo más negativo de este proceso fue que no se atendió adecuadamente la evolución de China como economía mundial y, si hablamos de los deseos de lograr una integración y una diversificación sana de nuestro comercio exterior, lo único que se ha conseguido con China, es una integración comercial basada en la creciente importación de bienes de consumo e insumos para reexportar con reducido valor agregado.

Más aberrante es que tampoco se diseñó una estrategia integral y realista para lograr la integración comercial y productiva regional con Canadá y Estados Unidos, y lo que aparentemente ha sido un éxito por el superávit que se ha registrado con sus socios del TLCAN, resulta engañoso y negativo, pues el porcentaje de importaciones que tradicionalmente realizábamos de nuestros socios del TLCAN, ahora lo importamos de Asia, principalmente de China, para reexportar a nuestros socios del TLCAN.

Como consecuencia de este negativo proceso, es que ahora también importamos bienes producidos por empresas norteamericanas que trasladaron sus procesos de manufactura a Asia, principalmente a China, para reexportar con reducido y decreciente valor agregado en nuestro territorio, hacia Canadá y Estados Unidos, lo que contribuye enormemente a generar ese engañoso superávit que tanto se cacarea.

Sin duda, ahora más que nunca, es necesario que se defina una estrategia teniendo como referencia al T-MEC, a fin de aprovechar la reestructuración que se presentará en el mercado internacional por los conflictos entre China y Estados Unidos, y por la pandemia que aqueja al mundo.


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Productores tamaulipecos exportarán sorgo a China

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El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), detalló el Protocolo de Requisitos Fitosanitarios, acordado con China, a los agricultores productores de sorgo en Tamaulipas para que estos puedan exportar hacia el gigante asiático

Estas acciones forman parte de la diversificación de mercados que realiza la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), en ese sentido, en octubre de 2018 el titular de la secretaria, Víctor Villalobos Arámbula firmó por México este protocolo sanitario con China para la exportación de sorgo a ese país.

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), se estima que la producción nacional de granos y oleaginosas 2020 fue de alrededor de 39.2 millones de toneladas, de los cuales maíz, sorgo y frijol ocupan el 85 por ciento de la superficie sembrada.

La estimación reporta que en el 2020 la superficie cosechada de sorgo alcanzó 1.3 millones de hectáreas y el rendimiento promedio fue de 3.5 toneladas por hectárea, lo que representaría una mejora del cinco por ciento contra 2019.

Productores tamaulipecos exportarán sorgo a China
Fotografía: Getty Images

El director en jefe de Senasica, Francisco Gabriel Trujillo indicó que las condiciones establecidas por la Administración General de Aduanas de China para restringir la entrada de plagas y enfermedades a su territorio son acordes con las exigencias internacionales, por lo que no deben representar un obstáculo para los agricultores mexicanos.

De igual forma, resaltaron estar comprometidos con los productores agroalimentarios, por lo que su personal técnico ofrecerá los talleres que sean necesarios y atenderá todas las solicitudes de información, para que estos puedan exportar el producto durante el ciclo productivo de 2021.

Por su parte, el director general de Sanidad Vegetal, Francisco Ramírez explicó que el producto a exportar debe ser libre de insectos como la mosquita del sorgo, diabrótica, barreno del maíz, gusano elotero, escarabajo elotero, escarabajo mexicano de los granos, barrenador, gorgojo, ente otros.

Francisco Ramírez detalló que Senasica llevará a cabo la vigilancia de las plagas durante la etapa de crecimiento y antes de la temporada de exportación, proporcionará además un informe a las autoridades chinas que incluirá métodos y resultados del proceso de vigilancia.

Por último, los productores y comercializadores tamaulipecos se comprometieron a trabajar de la mano con los técnicos del Senasica para cumplir los requerimientos del país asiático y estar en posibilidades de iniciar los envíos en 2021.

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Comercio México-China en 2020

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Hemos recientemente examinado en esta columna con detalle las tensiones en el comercio entre Estados Unidos y China desde 2017 y uno de sus principales resultados: México se ha convertido desde 2019 en el primer socio comercial de Estados Unidos, proceso que se ha consolidado durante 2020, particularmente ante el desplome del comercio entre Estados Unidos y China. En este contexto, ¿se ha modificado el comercio entre México y China recientemente y en 2020?

Un par de aspectos son significativos. Primero. Existen diferencias significativas en el registro de las estadísticas del comercio bilateral según las fuentes oficiales de China o de México, como se ha analizado con detalle en los últimos 15 años por parte del Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México: para 2019 las fuentes mexicanas registraron exportaciones e importaciones con China por 6,854 y 83,052 millones de dólares, mientras que fueron de 14,337 y 45,875 millones de dólares por parte de las fuentes chinas (o casi un 110% de diferencia en el caso de las exportaciones mexicanas a China). Segundo, históricamente, el déficit comercial de México con su segundo socio comercial desde 2003 se ha incrementado en forma significativa en los últimos años y ha sido el mayor de México, representando casi 76,000 millones de dólares en 2019 (o una relación de 12:1 en su relación de exportaciones-importaciones). Tercero, China se ha convertido recientemente en el cuarto destino de las exportaciones mexicanas en 2019 (con apenas un 1.45% del total) y después de Estados Unidos, Canadá y Alemania); la participación de las importaciones chinas ha sido mucho más significativa y representó el 17.77% de las importaciones totales en 2019. Cuarto, la información del Cechimex refleja que las importaciones mexicanas provenientes de China se concentraron en 2019 en electrónica y autopartes, con un 61% del total; las exportaciones mexicanas, por el contrario, se concentraron en petróleo y diversos minerales (43% del total), así como autopartes y productos electrónicos (28%). Por último, y no obstante las masivas importaciones y el déficit comercial, históricamente más del 91% de las importaciones chinas fueron de bienes intermedios y de capital, es decir, insumos y capital relevante para el aparato productivo y su manufactura, ya sea para su consumo interno o para las exportaciones.

Mexico y relaciones entre EU y China
Imagen: Expansión.

En este contexto, el INEGI presenta la información comercial por países, por el momento hasta agosto de 2020. Los resultados son significativos desde múltiples perspectivas. En primer lugar, el comercio exterior de México en 2020 (siempre acumulado hasta agosto y en comparación con agosto de 2019) –y también como resultado de la pandemia del Covid-19– ha caído abruptamente, con un -18.7% para el total y del -18.9% y -13.7% para Estados Unidos y China, respectivamente. Desde una perspectiva mexicana los principales cambios hasta agosto de 2020 se presentaron en el crecimiento de sus exportaciones (8.1%, y sobresaliente ante masivas caídas entre sus principales destinos) y las caídas de las importaciones de Estados Unidos con un -24.3% y China con -15.5%. Como resultado de estas tendencias las participaciones de Estados Unidos y China representaron su mínimo y máximo histórico en el comercio exterior de México hasta agosto de 2020, respectivamente, con un 62.89% y 10.21%.

El tema es de la mayor relevancia ya que incluso en 2020 China continua profundizando su presencia comercial en México, y a diferencia del desempeño del comercio entre Estados Unidos y China desde 2017. De confirmarse estas tendencias para 2020 y en el corto plazo, generarán con certeza, “suspicacias” y debates en Estados Unidos. Lo anterior considerando que en México, como estrategia general, desde 1994 –e incluyendo la actual administración– se ha priorizar la relación con Estados Unidos, apenas en 2020 con la firma del T-MEC y su capítulo 32.10 que excluye negociaciones de libre comercio con economías que no fueran de mercado, léase la República Popular China. Al menos tan importante será evaluar cómo las empresas mexicanas y particularmente las de la cadena autopartes-automotriz, sobrellevarán las reglas de origen (que aumentaron con respecto al TLCAN) ante el aumento de las importaciones (no-regionales) de China.

comercio, China, Mexico
Imagen: puertasautomaticasediciones.mx.

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Demandar a China

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A la memoria de Héctor Fix Fierro,
jurista imparable, persona impecable.

Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o substancias peligrosas por sí mismos, por la velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la víctima.
                                                                            Art. 1913, Código Civil Federal.

A unos nos han robado tiempo, a otros normalidad, a muchos más empleos y negocios, a los más agraviados vida y salud de los cercanos, a casi todos ingresos, y a la sociedad entera tranquilidad. Hemos perdido amigos, familia, relaciones entrañables, nos han dejado mentes notables, hemos dejado de tener muchas cosas. Algunos han perdido todo.

Y sin embargo, extrañamente, los abogados subimos los hombros un poco, y luego, los dejamos caer.

denunciar a china
Imagen: Foreign Policy

En el estado de perplejidad que la pandemia nos ha inoculado, no acertamos aún a mirar el bosque. En las inusitadas consecuencias jurídicas que la emergencia ha provocado, nos hemos orientado a resolver, por mediación o litigio, rompimientos de contratos, incumplimientos diversos, despidos laborales, delitos emergentes; en fin, una larga secuela de casos que reclaman tratamiento legal para encontrar resarcimiento o reacomodo.

En esta montaña de desconcierto, nadie está volteando a mirar a China, que es el responsable directo de las calamidades y que debe responder jurídicamente por los daños causados. Esto no es causa de la naturaleza, ni de la fuerza mayor de un terremoto irresistible. No es un act of God convertido en tsunami o en incendio.

Dejemos de lado la polémica sobre el origen del coronavirus causante del COVID-19. Supongamos que no tiene origen en la manipulación de un laboratorio, sino que es de origen natural. Aun así, existe una responsabilidad de dimensiones históricas, en haber hecho un manejo tan inadecuado de la información que surgió sobre los primeros casos. Ocultamiento, confabulación, negligencia y mentira son los adjetivos más suaves que se usan para calificar el comportamiento que las autoridades de la Provincia de Wuhan –y las del gobierno chino– asumieron respecto del surgimiento de la incipiente epidemia. En ese proceso, muchos señalamientos apuntan a la complicidad de la OMS, que ha hecho un manejo desaseado e inexplicable de la emergencia.

Preguntas tan simples como “¿por qué se impidió a ciudadanos de Wuhan viajar a las grandes ciudades chinas, pero no a otros países?”, llenan de incertidumbre y alimentan la sospecha.

denunciar a china
Ilustración: Marta Monteiro.

En un escenario de este tipo, llama la atención la baja respuesta que no sólo México, sino el mundo entero, ha dado a la pandemia desde lo jurídico. Salvo algunos amagos del presidente Trump, que pasan más por sanciones económicas de revancha, hay un claro bajo perfil en las demás naciones.

Lo sorprendente, es que existe una amplia variedad de tratados internacionales y leyes internas que compelen a los gobiernos a actuar en defensa de los intereses de sus ciudadanos. La gama de acciones va desde una simple solicitud de extrañamiento al gobierno responsable, hasta paneles internacionales en la OMC (Organización Mundial del Comercio) para demandar resarcimientos de daños.

Estamos prestos a reclamar a España por la conquista, acaecida hace más de cinco siglos, pero no acertamos a preguntarle a China sobre su responsabilidad en estos eventos, que están comprometiendo la viabilidad de nuestro sistema de salud, colapsando nuestra economía y sacando de cauce la vida de miles de compatriotas.

¿No es tiempo de exigir explicaciones? ¿No es tiempo de preguntar? ¿Tendremos que promover amparos ante la omisión de nuestro gobierno de proteger a sus ciudadanos?


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Inversiones chinas en México en 2020, ¿quién es responsable?

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Pareciera sorprender, a algunos hasta insultar, retomar el tema de China en plena crisis del COVID-19. Sin embargo existirá con certeza un “día después” de la crisis e, incluso, muy probablemente la posibilidad de que las actividades socioeconómicas “convivan” con el COVID-19 hasta que se encuentre una vacuna contra el coronavirus. La relación con China –la economía más grande del mundo desde 2014, medido en paridad de poder de compra según el Fondo Monetario Internacional– será fundamental para países como México: más allá de nuestra alta dependencia socioeconómica con Estados Unidos –y acrecentada con el recientemente negociado Tratado entre Canadá, Estados Unidos y México (TMEC)–, China no es una opción, sino que una necesidad a la que los sectores público, privado y académico deberán hacer frente, más allá de las (auto)presiones de la Administración Trump.

China es nuestro segundo socio comercial desde 2003; aquí trataremos con mayor detalle la enorme oportunidad que China representa en materia de Inversión Extranjera Directa (IED). En general, destaca que México no ha sabido aprovechar el potencial de inversión chino en México durante 1999-2019: la reciente información de la Secretaría de Economía (SE1 en su Informe Estadístico sobre la IED hasta 2019) refleja la atracción de que la IED china en México ha rotundamente fracasado en el siglo XXI. Para 1999-2019 la IED china acumuló 1,248 millones de dólares o el 0.22% de la IED total recibida por México en el mismo período y en 2019 cayó en -66%; incluso si contabilizamos a Hong Kong –resulta incomprensible por qué la SE distingue entre Hong Kong y la República Popular China en pleno siglo XXI, sin buscar generar dificultades diplomáticas–, la participación de China en 1999-2019 y en 2019 fue de 0.38% y 0.51%, es decir, significativamente por debajo del 1% de la IED que México ha recibido, y con una tendencia muy errática en la última década. La hasta hace un par de meses señalada diversificación de México, al menos en el rubro de la IED, no se ha logrado. Desde hace más de un lustro que China es la segunda fuente de la salida de IED global, sólo después de Estados Unidos.

inversiones china
Ilustración: Craig Stephens.

También hace apenas un par de semanas la Red Académica de América Latina y el Caribe (Red ALC-China) publicó su informe anual de la inversión china en América Latina 2020, con una metodología de registro de la IED diferente a la SE. En este caso la IED china, y con base en 90 transacciones durante 2000-2019, acumuló 7,924 millones de dólares, es decir, 6.3 veces más que lo registrado por la SE. Más allá de este detalle, llama la atención que la IED china en México en 2019 –de 853 millones de dólares– apenas representó el 31.21% de 2017, el máximo alcanzado. El Monitor de la Red ALC-China 2020 refleja, y a diferencia del resto de América Latina y el Caribe (ALC), que la IED china en México se caracteriza por inversiones en manufactura y servicios: Hutchinson Ports, JAC, Huawei, ZTE, Minth, Johnson Electronics y docenas de inversiones adicionales reflejan objetivos diferentes a la IED china en ALC, y particularmente en Brasil, Argentina, Chile y Perú.

No obstante las diferencias de registro anteriores, tanto la SE como el Monitor de la Red ALC-China coinciden en el fracaso de la atracción de IED china en México: las esperadas masivas inversiones chinas –como resultado de las tensiones con Estados Unidos desde 2018– no se han realizado en México, no obstante las expectativas de los sectores público y privado que esperaban “automáticas” masivas inversiones chinas –y estadounidenses– en México.

Lo anterior invita a cuestionar las (ilusas) expectativas de diversos sectores en México –la IED china caería como “maná del cielo” ante las diferencias con Estados Unidos– y a la falta de seriedad por parte de la SE y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en las últimas décadas y desde finales de 2018: no olvidemos que en 2020 México tiene la Presidencia del Foro CELAC-China y al día de hoy no existe un programa de objetivos y actividades público, más allá de fotos y eventos seguramente atractivos para los medios.

inversiones
Imagen: RMB.

Como se ha venido insistiendo en esta columna y en el Cechimex, es indispensable comprender las actividades de China desde una perspectiva de corto, mediano y largo plazo –qué bueno que sólo China, no ha sido el caso de Estados Unidos, sea un proveedor de cubrebocas, ventiladores y respiradores en el corto plazo ante las insistencias del Presidente de México, y, ahora sí, se logren intercambios con su contraparte, Xi Jinping–, pero el Ejecutivo, Legislativo, organismos empresariales y académicos, tienen la responsabilidad de ir más allá de cortoplacismos: existe una agenda estratégica México-China con docenas de propuestas a las que la SE y la SRE no han respondido y, mucho menos, a los intereses de China: permitir una “asociación estratégica integral” acordada en la última visita del presidente Xi Jinping a México en 2013, así como la membresía de México a la Iniciativa de la Franja y la Ruta y al Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura, entre otros; las instituciones bilaterales han sido buenas para “los discursos, fotos y encuentros” –todos relevantes–, pero sin monitoreo y evaluación alguna de los resultados obtenidos por el momento, tampoco desde diciembre de 2018.

Volviendo al tema inicial, la IED china en México y el potencial de diversificación de México, ¿será posible?, ¿qué institución del Ejecutivo se interesará y hará responsable del tema? ¿Qué institución desde diciembre de 2018 es la encargada de la relación estratégica con China, puntualmente en el ámbito del fomento de la IED?

Seguir con cortoplacismos y malas informaciones que se le presentan al Presidente en México tendrán grandes costos socioeconómicos en el corto, mediano y largo plazo para México.


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¡Gracias China!

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China dona material médico contra coronavirus a México

Como muestra de la buena relación bilateral con México, China dona material médico contra coronavirus incluyendo respiradores artificiales, kits de prueba, y mascarillas.

¡Gracias China! fue lo que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, escribió en su cuenta de Twitter al agradecer la donación de material médico que el gigante asiático hizo al pueblo mexicano para facilitar la lucha contra el brote de coronavirus.  

A través de dos organizaciones, La Fundación Jack Ma y la Fundación Alibaba, China donó en conjunto 100 mil mascarillas, 50 mil kits de prueba y cinco respiradores artificiales, los cuales arribaron a tierras mexicanas la medianoche del martes 31 de marzo, informó el Centro Cultural de China en México.

El gigante asiático, donde se originó el coronavirus a fines del 2019, ha ofrecido ayuda y ha donado máscaras, guantes, trajes de protección y termómetros a varios países de Latinoamérica, usando su poder diplomático contra Estados Unidos para ampliar su esfera de influencia en la región.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo hace unos días que el gobierno de China apoyó al de México para conseguir 300 ventiladores para atender los casos locales de coronavirus, que ha cobrado la vida de 29 personas y ha infectado a unas 1,200.

“Han tenido una actitud encomiable con México. Nos han compartido toda la información, sus hallazgos”, dijo entonces Ebrard, que hace unos días tuvo que resistir presiones de Estados Unidos para que su país suspendiera vuelos desde Europa como medida de contención del virus en Norteamérica.

Los dos países acordaron cerrar parcialmente la frontera por 30 días sin que se viera afectado el fluido comercio entre los dos socios.

Y mientras China dice que ha logrado disminuir los contagios por el virus, Estados Unidos está enfrentando un alza sostenida. Más de 3,700 personas han muerto durante el brote y 184,000 han sido contagiadas, según un recuento de estadísticas oficiales hecho por Reuters.

México y China: ¿desincronizados en la emergencia del coronavirus?

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El 18 de marzo, por primera vez, China no presentó nuevos infectados locales por el coronavirus: las 34 nuevas personas infectadas fueron “externas” y el 20 de marzo las muertes en Italia por el COVID-19 ya fueron mayores en Italia que en China –aunque con la mitad de casos infectados–; México ese día todavía se encontraba en la Etapa 1 y, muy probablemente, pasaremos a la Etapa 2 en breve y posteriormente a la Etapa 3. En China los primeros casos de coronavirus se dieron a mediados de enero, se hicieron públicos a finales de enero; en México el primer caso fue el 27 de febrero de 2020. México se encuentra desincronizado con China –y con otros países como Estados Unidos– en materia del coronavirus en alrededor de unas seis semanas, ¿podemos aprender algo de la experiencia china?

En algunos aspectos la experiencia China es única: la omnipresencia del sector público en China y sus características políticas permitieron que durante varias semanas pusiera en cuarentena a 15 ciudades en la provincia de Hubei –de 60 millones de habitantes–, incluyendo a su capital Wuhan, de 11 millones de habitantes. Estas drásticas medidas son difícilmente imaginables fuera de China y en México; en el caso de China permitieron un relativamente rápido control de la epidemia –aunque con un alto grado de incertidumbre sobre sus costos y efectos a sus inicios–, tanto en la propia provincia de Hubei como en otros focos de infección. Lo anterior significa, entre otras cosas, que en la mayoría de los países –incluyendo México, pero también en Italia y Estados Unidos, por ejemplo–, el período de control del coronavirus será más prolongado: no de seis semanas, sino de varios meses, en el mejor de los casos; con la excepción de China, por el momento no existe otro país que hubiera logrado controlar o incluso disminuir los nuevos casos de infección, mucho menos de que no se dieran nuevos casos.

restricciones coronavirus
Imagen: Gettyimages.

No obstante lo anterior, sí existe un grupo de aspectos que el resto de los países, incluyendo México, pudiera seriamente considerar. Por un lado, preparar significativamente a los respectivos sistemas de salud –con el apoyo activo del sector militar e incluso el privado, como en Estados Unidos– para atender la crisis de salud: hospitales, equipo, personal y demás debieran estar preparados a detalle para la contingencia prevista.

Por otro lado, la masiva realización de pruebas del coronavirus es fundamental –y una de la principales críticas a lo ocurrido en las primeras fases en Corea del Sur, Estados Unidos y América Latina–, donde sin prácticamente haber realizado pruebas, los aparentemente infectados por el coronavirus eran ínfimos (sic).

Tercero, la población –y ante la muy probable necesidad de realizar cuarentenas de poblaciones específicas con altos niveles de infección– requiere de una infraestructura y servicios que efectivamente permitan esta (auto)cuarentena: el suministro de alimentos y bebidas básicos a través de solicitudes y pagos digitales es crítico; bajos niveles de bancarización –ni hablar de acceso a infraestructura digital– “no ayudan”, ni hablar de las dificultades ante la práctica inexistencia de ahorros. Aquí el sector público pudiera jugar un papel relevante en el efectivo suministro a familias y hogares, e incluso poblaciones completas que requirieran de cierto grado de cuarentena en México.

Cuarto, China en los últimos 10 días se ha concentrado crecientemente en el control de las personas infectadas externas, es decir, que han viajado al extranjero; paradójicamente ciudades como Hong Kong recientemente iniciaron con la drástica medida de poner en cuarentena a todos los visitantes extranjeros, con excepción de los provenientes de Macao y Taiwán.

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Ilustración: Wksu.

Quinto, y último, la experiencia de China también refleja la importancia de prepararse ante el –ojalá pronto– escenario post-emergencia del coronavirus: desde hace varias semanas el sector público chino inicialmente se preocupó y concentró en la generación de una oferta productiva ante la generalizada cuarentena nacional y, particularmente en la provincia de Hubei, cientos de millones de personas que no se presentaron en sus diversos lugares de trabajo –en fábricas, el sector público y servicios, así como en escuelas, universidades, etc.–.

En la actualidad, sin embargo, la socioeconomía china se encuentra ante la paradoja de la falta de demanda generalizada: después de varias semanas del desplome en la demanda –en la primera quincena de febrero las ventas de autos habían caído en 92%, siendo China el principal productor y consumidor de autos globales–, la demanda ante la lenta normalización socioeconómica sigue siendo reducida. Esto debido a que durante enero-febrero 2020 las ventas de bienes y raíces cayeron en -40% y nuevos proyectos de construcción en -45%.

En otro contexto, y más cercano a México, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, no descartó una tasa de desempleo cercana al 20% en Estados Unidos como resultado del coronavirus y buscarán tomar diversas medidas ante estos dramáticos efectos.

Todos estos aspectos son aleccionadores para lo que sucederá, en un par de semanas, en México.


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