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Mujeres resilientes, que hacen visible lo invisible, con o sin pandemia

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Para mis querida lobas de MC.

Durante la pandemia por COVID-19 se ha vuelto común y hasta “popular” hablar de resiliencia, como si al pronunciar esta palabra, adquiriéramos en automático esta cualidad.

Aprender a ser resilientes no es nada fácil, pues requiere la compleja tarea de desarrollar la capacidad de adaptarnos y superar situaciones críticas para seguir adelante.

Las mujeres llevamos construyendo resiliencia desde siempre, con o sin pandemia. Siendo la exclusión, discriminación, abuso y violencia la regla general, hemos podido resistir y combatir estos embates injustos, y renacer desde nuestras cenizas como el ave fénix.

El contexto de enfermedad y confinamiento ha evidenciado, en mayor grado, las desigualdades de género existentes, dado que se han agudizado los problemas sociales.

desigualdad mujeres
Imagen: Josie Portillo.

Por ejemplo, se ha incrementado la carga de trabajo no remunerado para las mujeres en sus hogares respecto del cuidado y educación de sus hijas e hijos. En 2020, a nivel mundial, la ONU calculó que, en promedio, las mujeres dedicaron 4.1 horas por día al trabajo doméstico y de cuidados, mientras que los hombres sólo 1.7 horas.

Si se tasaran las contribuciones que ellas hacen en todas las formas de cuidados, éstas equivaldrían a 11 billones de dólares estadounidenses, y si sólo nos refiriéramos a aquellas para atender la salud, su valor sería de 1.5 billones de dólares (2.35% del PIB mundial).

En lo económico, los riesgos de desempleo y pobreza aumentaron para las mujeres, quienes se ocupan en los sectores más afectados por la enfermedad, como el turismo, la manufactura y el comercio, que se caracterizan por altas tasas de informalidad.

El Informe especial COVID-19: “La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad” de 2021 de la CEPAL, revela que, en América Latina, en los campos mencionados considerados de alto riesgo, se concentra alrededor del 56.9% de las mujeres ocupadas en relación con el 40.6% de los hombres.

Adicionalmente, en el Informe 2020 “COVID-19 en la vida de las mujeres: razones para reconocer los impactos diferenciados”, la OEA reporta que, en América, la mitad del personal médico y más del 80% de quienes se dedican a enfermería son mujeres, las cuales son minoría en cargos de decisión, y enfrentan una brecha salarial del 28%.

brecha salarial
Imagen: Quartz.

El confinamiento ha recrudecido la violencia de género. En México, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el número de llamadas de emergencia al 911 relacionadas con sucesos de violencia hacia las mujeres, pasó de 197 mil 693 en 2019 a 260 mil 067 en 2020, lo que representa un aumento de 31.55%. En enero de 2021, las entidades federativas con más reportes de este tipo fueron Chihuahua (3 mil 739), Estado de México (2 mil 891) y Ciudad de México (2 mil 878).

En abono a la rendición de cuentas sobre esta problemática, en la sesión extraordinaria del Instituto de Transparencia capitalino (INFO-CDMX) del 4 de marzo, la ponencia a mi cargo presentó un caso –aprobado por unanimidad– en el que instruimos a entregar al Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5), los reportes de enero a septiembre de 2020, de las llamadas telefónicas de emergencia al 911 sobre violencia contra la mujer, familiar, de pareja, hostigamiento y abuso sexual, en versión pública, para proteger, principalmente, datos de denunciantes.

A pesar de la dureza de la crisis sanitaria, las mujeres gobernantes de diversos países han actuado con rapidez, eficacia y transparencia en las medidas adoptadas. Ejemplo de ello son Dinamarca, Etiopía, Finlandia, Alemania, Islandia, Nueva Zelanda y Eslovaquia.

Las mujeres también están dirigiendo investigaciones sobre vacunas contra este virus, como son los casos de Katalin Karikó, Ozlem Türeci, Chen Wei, Kizzmekia Corbett, Nita Patel y Sarah Gilbert.

Lo que persiste como lamentable realidad, con o sin pandemia, es la invisibilidad de los problemas que nos impactan como mujeres y de la agenda de temas que nos involucran.

#8M2021
Imagen: Bea Vaquero

El Día Internacional de la Mujer no es un festejo para que nos feliciten o reconozcan por nuestro género; es una conmemoración de la lucha por nuestros derechos que continúa.

El 8 de marzo fue establecido por la ONU en los años 70, para recordar las protestas de las mujeres que reclamaban, a inicio del siglo XX, su derecho al voto, a mejores condiciones de trabajo y a la igualdad, como aquella en la que murieron 146 trabajadoras en un incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist de Nueva York.

Necesitamos reforzar nuestra resiliencia, seguir haciendo visible lo invisible, hacer escuchar nuestras voces, hacer sentir nuestra presencia o ausencia (#UnDíaSinNosotras), no un día o mes, sino todo el tiempo hasta internalizar la inclusión en nuestra sociedad.

Nos tenemos todas para sumar a todos, para incidir y transformar, para construir juntos.


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Educación digital: Mujeres que aprenden a empoderase a través de las TIC

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Estoy convencida de que una de las más nobles y enriquecedoras vocaciones está en la enseñanza. En lo personal, es una actividad que me apasiona realizar, porque me permite aprender más de lo que comparto y me llena de satisfacción la conexión que se logra con las personas, cuyas aportaciones están llenas de riqueza.

La educación es un proceso que nos transforma al adquirir conocimientos, habilidades, capacidades y valores, que inciden en la conformación de sociedades inclusivas, justas y sostenibles. En particular para las niñas y las mujeres, tener la oportunidad de prepararse les da la posibilidad de ser autónomas e independientes, de exigir sus derechos, de dedicarse a lo que les gusta, de tener mejores ingresos; y les permite combatir y separarse de entornos tóxicos, de discriminación, abuso o violencia.

Si bien en el ciclo escolar 2019-2020, del total de estudiantes matriculados en las instituciones de educación superior mexicanas (4 millones 93 mil 200) predominó la modalidad escolarizada (82.3%) sobre la mixta (10.3%) y a distancia (7.4%); a partir de la pandemia se ha modificado esta tendencia, pues el sector educativo ha continuado valiéndose de las tecnologías de la información y comunicación (TIC).

La educación digital contribuye a reducir la desigualdad en general, pero en específico, la brecha de género, entendida como la diferencia entre mujeres y hombres reflejada en los logros sociales, políticos, intelectuales, culturales o económicos.

educacion digital para mujeres
Imagen: NPR.

Si bien en México se ha avanzado en favor de la igualdad sustantiva, aún no es una realidad plena. De acuerdo con el Foro Económico Mundial en su “Informe de la Brecha Global de Género 2020”, en nuestro país, dicha separación se redujo del 72% al 75.4% de 2018 a 2020. No obstante, hemos cerrado nuestra brecha en participación económica de las mujeres sólo un 57.4%.

Al respecto, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de noviembre de 2020 del INEGI, muestra que la población económicamente activa y ocupada en México fue de 53 millones de personas, de los cuales, 32.5 millones (61.4%) fueron hombres y 20.5 millones (38.6%) mujeres.

El Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza del CONEVAL, al cuarto trimestre de 2020, señalaba que, en nuestra nación, en promedio, los hombres ocupados percibían un ingreso laboral de $4,633.59 y las mujeres de $3,777.07, marcando una diferencia de $856.52 que representa un 18.48%.

Según el estudio de McKinsey Global Institute “The power of parity: How advancing women’s equality can add $12 trillion to global growth” de 2015, en un escenario de potencialidad plena en el que las mujeres desempeñemos un papel idéntico que los hombres en el mercado de trabajo, para 2025 podrían agregarse 26% al PIB mundial.

mujeres en la educacion digital
Imagen: Folio Art.

De acuerdo con el INEGI, al 2018, había poco más de 752 mil las personas ocupadas relacionadas con las TIC en el país, de las cuales, 83% eran hombres y 17% mujeres. Según estimaciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones, en el estudio de 2018, “Adopción de las TIC y usos de internet en México”, la probabilidad de que un hombre usara una computadora era mayor en 4 puntos porcentuales a la de una mujer.

Dado el auge que ha tenido la enseñanza virtual, en el marco del Día Internacional de la Mujer, desde el área de capacitación del INFO-CDMX, llevamos a cabo una mesa de diálogo sobre “Educación digital para combatir la brecha de género”, en la que participaron las Comisionadas del INAI, Blanca Lilia Ibarra Cadena –presidenta del Instituto–, Norma Julieta Del Río Venegas y Josefina Román Vergara; junto con el Dr. Eduardo Peñalosa Castro, Rector General de la Universidad Autónoma Metropolitana. En sus exposiciones hubo coincidencia en que la apropiación de las TIC por parte de las mujeres desde que son pequeñas, teniendo un manejo consciente y seguro de su empleo, puede potenciar su crecimiento.

Las plataformas educativas digitales nos brindan alternativas para desarrollar competencias y habilidades, formarnos en nuevos campos de estudio, crear recursos, y encontrar nuevas actividades profesionales, laborales y de emprendimiento. Asimismo, impulsan la generación de mujeres líderes y nos dan espacios para informarnos, expresarnos, intercambiar ideas, debatir y promover acciones colectivas.

Malala Yousafzay, Premio Nobel de la Paz 2014, afirmaba que para hacerse poderosa sólo necesitaba una cosa: educación. La educación digital puede ayudar a las niñas y a las mujeres a aprender a empoderarse, y con ello, a diseñar y dirigir su vida tal como anhelan construirla.


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La desconexión digital: el derecho a estar fuera de línea

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La revolución digital nos permite estar conectados todo el tiempo, con sus bondades y desventajas, dependiendo si podemos fijar límites y organizar nuestras tareas.

El confinamiento por la pandemia ha trasladado a nuestros hogares, las actividades que hacíamos fuera de casa, como ir al trabajo o a la escuela; pero en muchos casos, sin establecer duración, dando lugar a que nuestros momentos para comer, de ocio y descanso se hayan alterado.

Si bien las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) desafían las fronteras de espacio y tiempo generando beneficios; pareciera que con el uso de plataformas digitales, se nos exigiera tener el don de la ubicuidad, de estar al mismo tiempo en todas partes.

Pareciera haber una necesidad incontrolable de convocar y atender eventos o reuniones virtuales como si su cantidad se tradujera en resultados. Pareciera que nos hubieran impuesto el deber de atender requerimientos a cualquier hora para demostrar que trabajamos y que somos productivos.

desconectarse home office
Imagen: Marichoo.

En el estudio Exhausted, but Unable to Disconnect: After-Hours Email, Work-Family Balance and Identification, realizado por las universidades de Lehigh y Estatal de Colorado en 2017, se descubrió que, en promedio, las personas gastaron ocho horas a la semana, el equivalente a un día de trabajo extra completo, respondiendo correos electrónicos y mensajes de su empleador después del horario laboral.

Estas dinámicas reflejan un traslado de ineficiencias de planeación que existían en el mundo presencial hacia el entorno digital, que debería ser innovador. 

Ya de por sí, en el caso de México, de acuerdo con el Informe de la OCDE Average annual hours actually worked per worker de 2020, nos hemos caracterizado por ser el país donde más tiempo se trabaja con un promedio de 2,137 horas al año, lo que representa 414 horas por encima de la media.

Al respecto, en 2019, la OMS reconoció el síndrome de desgaste profesional o burnout como parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades, el cual provoca un estado de agotamiento derivado de un estrés crónico en el trabajo.

La hiperconexión digital ha traído problemas en la salud y bienestar de las personas; por lo que resulta necesario encontrar la manera de aprovechar las TIC para administrar mejor nuestro tiempo, y no ser esclavos de su uso.

Para lograr este equilibrio, el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral se presenta como una alternativa, pues se refiere a la autodeterminación que tienen los empleados para no responder después de su jornada, y el deber del patrón de abstenerse de realizar disposición alguna en tal sentido.

desconectar teletrabajo
Imagen: Annemarie Grisen.

Así, por ejemplo, en Francia, desde el 1° de enero de 2017, entró en vigor el derecho a la desconexión que obliga a las empresas a negociar la forma en que sus trabajadores usan los dispositivos electrónicos para cubrir sus actividades laborales, prohibiendo su uso productivo fuera de éstas.

En México, el 11 de enero 2021, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la reforma a la Ley Federal del Trabajo que regula el teletrabajo considerado como una forma de organización laboral subordinada que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, en lugares distintos al establecimiento del empleador, porque no se requiere la presencia física de las personas, dado que usan las TIC.

En este cambio legislativo se incluyó la referencia al derecho a la desconexión digital para garantizar a los trabajadores el respeto a su descanso, permisos y vacaciones, así como a su intimidad personal y familiar fuera del tiempo de trabajo.

Como dice una frase que leí por ahí “casi todo vuelve a funcionar si lo desconectas un momento, incluso tú”. Quienes trabajamos, una vez concluida nuestra jornada, tenemos derecho de distraernos en lo que queramos, y en el caso del entorno digital, a estar fuera de línea, para disfrutar de nuestro tiempo y espacio.


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Cambio de frecuencia hacia la equidad: las mujeres en la radio

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A más de 110 años de la primera transmisión radiofónica en el mundo, en 1906; y a 100 años de la llegada de la radio a México, en 1921; su vigencia está más que probada, por su capacidad de adaptarse a los cambios sociales y digitales.

Este medio de comunicación ha demostrado, a lo largo del tiempo, ser un instrumento accesible a todo el público; que, gracias a su amplia cobertura y alcance, ha jugado un papel fundamental para informar en situaciones de emergencias, desastres y pandemias, como la que vivimos.

Hoy, en 2021, en donde las tecnologías de la información y de la comunicación ya son imprescindibles para que el mundo siga activo, con motivo del Día Mundial de la Radio celebrado el 13 de febrero, la UNESCO plantea que su evolución continué con un enfoque de sostenibilidad y de conexión con innovación.

Adicional a estos puntos, para combatir manifestaciones de discriminación y polarización social, la radio debe consolidarse como un espacio que brinda información de calidad, y que da cabida a expresiones diversas y opiniones plurales, incluida nuestra visión: la de las mujeres.

María Luisa Ross Landa, radio
María Luisa Ross Landa (1887-1945).

Si nos remontamos a la historia de este potente medio, encontramos huellas que han dejado grabadas locutoras, directoras, guionistas o productoras que, aunque en poco número, han ocupado puestos de decisión y contribuido a forjar su desarrollo.

Es el caso de la mexicana María Luisa Ross Landa, una de las pioneras de este medio, que encabezó la entonces Dirección de Extensión Educativa por Radio de la SEP, actualmente Radio Educación, la cual comenzó a transmitir en 1924.

No obstante, como en muchos ámbitos, la brecha y estereotipos de género también se observa en este medio.

Si bien en el Informe global sobre la condición de la mujer en los medios de comunicación 2018, de la Fundación Internacional de Mujeres Periodistas, se registraba que, en México, el número de hombres (mil 735 equivalente al 52.94%) y mujeres (mil 542 igual a 47.06%) que se empleaban en 10 compañías de comunicación estaba casi a la par; éstas tenían poca representación en altos puestos: 29.4% en órganos de gobierno, 33.3% en niveles de alta dirección, y 32.4% en cargos directivos.

En contraste, ellas superaban en número a ellos en trabajos profesionales técnicos (53.2%); y en la administración, ventas y finanzas (54.4%). En el mundo creativo, de producción y diseño, su intervención resultaba baja (17.5%).

Hallie Flanagan, dramaturga
Hallie Flanagan Davis (1890-1969) (Fotografía: Door Country Pulse).

De acuerdo con el Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2015, las noticias difundidas en la radio sobre las mujeres fueron tan sólo el 21%, lo que da escasa visibilidad a nuestras problemáticas.

En este reporte también se destacaba que, en el periodo de diez años de 2005 a 2015, el papel de las mujeres como presentadoras y reporteras en este medio se redujo en un 8% para las primeras (de 49% a 41%), y en un 4% para las segundas (de 45% a 41%).

Decía Hallie Flanagan, directora del Proyecto de Teatro Federal estadounidense que dio trabajo a muchos artistas después de la Gran Depresión, que “el poder de la radio no está en que le hable a millones, sino que en que les habla de forma íntima y privada a cada uno de esos millones”.

En el cambio de frecuencia hacia la equidad, nuestras voces y participación, las de las mujeres, deben estar presentes, hacerse escuchar e incidir en los contenidos de los programas que se transmiten y en la forma en cómo se comunican, para construir una narrativa diferente en favor de inclusión social.


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La nueva normalidad digital que llegó para quedarse

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Hace algunos días la revista The Economist, en su publicación “Hacia una nueva normalidad 2021–2030”, destacó 20 puntos que imperarán este año y que seguirán desarrollándose en todo el mundo, que tienen que ver con los cambios en las dinámicas personales, políticas, económicas, sociales, culturales y tecnológicas como resultado de la pandemia.

Entre estos aspectos, destacan que varios campos como el trabajo, la educación o la salud continuarán a distancia, que será estratégico invertir en nuevas tecnologías, que aumentará el comercio en línea, que habrá nuevas formas de brindar noticias, y que el manejo de los datos personales será más delicado.

El uso de tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) para interactuar, participar y llevar a cabo actividades cotidianas no es algo nuevo para los llamados “nativos digitales”, generaciones que han nacido o crecido en una sociedad de la información en donde estas herramientas facilitan su vida.

Normalidad digital
Imagen: Yorokobu.

En particular llama la atención como las TIC han impactado en las personas más jóvenes. En el Informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2017, la UNICEF señalaba que uno de cada tres cibernautas era menor de 18 años, siendo el grupo que rondaba entre los 15 y los 24 años el más conectado.

En México, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019 del INEGI, reportaba que el 70.1% de la población de seis años o más usaba Internet, el 75.1% teléfono celular y el 43.0% computadora.

La BBC News publicó una lista de los 10 youtubers con más ingresos en 2019. Quedé sorprendida al ver que estaba encabezada por un niño de tan soóo 8 años, que facturó 26 millones de dólares haciendo reseñas de juguetes en su canal “Ryan’s World”.

De acuerdo con el estudio Personalidades Influyentes 2016, realizado en México por la agencia Provokers para Google y la revista Expansión, los internautas más jóvenes confían más en los creadores de contenido en YouTube que en anuncios tradicionales. Las marcas de ropa que usan, la música que escuchan, las películas que ven, las páginas de Internet que visitan, o los lugares a los que viajan son algunos de los temas en los que influyen en los consumidores.

normalidad digital
Imagen: Luis Maram.

Lo digital llegó para quedarse en esta nueva normalidad. Si bien, nos ofrece grandes ventajas al acercarnos en tiempo y espacio, también nos invita a ser conscientes sobre los contenidos que compartimos y que consultamos.

Nos corresponde a todos los actores sociales, a las instituciones, a las empresas; y con especial mención, a los órganos de transparencia y de protección de datos personales, a los de telecomunicaciones y de competencia económica —como el INAI, el INFOCDMX, el IFT o la COFECE—, asegurar que las tecnologías potencien y, por ningún motivo, limiten derechos de las personas. La autonomía de estas autoridades es clave para cumplir esta misión.

Nos toca garantizar que los entornos virtuales sean seguros, para proteger la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos que se tratan y de la información que en ellos circula.

Este 9 de febrero, en el Día Internacional por una Internet Segura, sensibilicemos la importancia de aprovechar las TIC con responsabilidad y respeto a los demás; para utilizarlas de manera creativa en favor del desarrollo, la igualdad e inclusión; con un enfoque que fomente los puntos de encuentro, la empatía y tolerancia en la diversidad; para que podamos construir resiliencia y paz que tanto necesitamos.


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Contra el cáncer, la información de mi salud me puede salvar

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Desde hace casi un año, nos hemos tenido que acostumbrar a vivir en constante incertidumbre con motivo de la enfermedad COVID-19. Cada día nos cuidamos lo más que podemos, deseamos que ni nosotros ni nuestros seres queridos seamos presa de ella, y de ser el caso que llegáramos a contraerla, seamos capaces de superarla.

Hoy más que nunca, ante el posible contagio de un virus aún sin control, no sólo estamos siendo conscientes de que, como dijera el escritor Ralph Waldo Emerson, “la primera riqueza es la salud”, sino también nos hemos dado cuenta de la fragilidad de la vida y de la importancia de aprovecharla.

Diversos padecimientos a los que como humanidad nos hemos enfrentado, nos han planteado la misma reflexión sobre el valor de vivir, siendo uno de los más difíciles de sortear, el cáncer, ante el cual no debemos rendirnos, sino luchar para seguir.

La Estadística de Defunciones Registradas 2019 del INEGI, reportaba que, en ese año, el cáncer fue la tercera causa de muerte en nuestro país, con un total de 88 mil 680 fallecimientos, de los cuales, 45 mil 384 casos se presentaron en mujeres (51.2%) y 43 mil 296 (48.8%) en hombres.

informacion cancer
Imagen: The New York Times.

Para 2020, los decesos por esta enfermedad alcanzaron a 46 mil 082 mexicanas, según cifras del Global Cancer Observatory (GLOBOCAN). Los cinco tipos de cáncer más mortales en este sector fueron: i) el de seno con 7 mil 931 casos (17.2%), ii) el cervicouterino con 4 mil 335 (9.4%), iii) de hígado con 3 mil 650 (7.9%), iv) el colorrectal con 3 mil 585 (7.8 %), y v) de estómago con 3 mil 060 (6.6%).

A propósito del próximo 4 de febrero, Día Mundial contra el Cáncer, no perdamos de vista que para su combate es fundamental la prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno.

En 2015, Judy Perkins se convirtió en la primera mujer que a base de un método innovador de inmunoterapia logró vencer el cáncer de seno en etapa terminal, cuyos resultados dieron esperanza a oncólogos y pacientes.

Para proteger el derecho a la salud de los mexicanos, es necesario asegurar el acceso efectivo a los servicios médicos e insumos contra éste y otros males; así como, garantizar la consulta a la información sobre su estado de salud contenida en su expediente clínico.

El expediente clínico, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-004-SSA3-2012,  es un conjunto único de información y datos personales de un paciente, que se recopila en establecimientos para la atención médica, públicos, privados o de tipo social, que consta de documentos escritos, gráficos, imagenológicos, electrónicos, magnéticos, electromagnéticos, ópticos, magneto-ópticos y cualquier otro, en los que el personal de salud hace registros, anotaciones, constancias o certificaciones sobre su intervención médica.

estudios de cancer
Imagen: García Lam.

Las personas pueden solicitar una copia de su expediente de salud, corregir su información, o solicitar que se elimine de las bases hospitalarias, y en general, pueden hacer uso de sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición a sus datos personales (derechos ARCO) contenidos en éste.

Los Órganos Autónomos Garantes de los Datos Personales –como el INAI o el INFOCDMX– cuidan la información personal y el ejercicio de estos derechos, que a su vez posibilitan otros como es la salud.

Para prevenir y combatir el cáncer, la información de mi estado de salud me puede salvar, pues anticipar su presencia, o bien, su detección temprana, puede ser la diferencia entre vivir o morir.


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Reconocimiento facial: lo que implica que se sepa quiénes somos

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En la revolución digital en la que estamos inmersos, se ha vuelto común el empleo de tecnologías de reconocimiento facial para acreditar nuestra identidad, ya sea para fines de seguridad, médicos, financieros, laborales, e incluso, para interactuar en redes sociales.

A través de ella desbloqueamos nuestros teléfonos móviles, autorizamos operaciones bancarias, “etiquetamos” amistades en fotos, ingresamos a nuestros trabajos, o bien, podemos localizar personas desaparecidas o que hayan cometido un delito.

Woodrow W. Bledsoe –uno de los pioneros de la Inteligencia Artificial– en los años sesenta, desarrolló el primer sistema semiautomático de reconocimiento facial capaz de ubicar y calcular proporciones de oídos, ojos, nariz y boca en fotografías para su comparación con fuentes de datos de referencia.

¿Qué es el reconocimiento facial? De acuerdo con el Grupo de Trabajo del artículo 29 de la Unión Europea, se trata del procesamiento automatizado de imágenes digitales (fotografías, videos grabados y en vivo) que contienen rostros de personas y que sirve para identificarlas, categorizarlas o autentificar su identidad.

reconocimiento facial
Imagen: Jon Berkeley.

Esta tecnología permite reconocer a un individuo a partir de sus datos biométricos, al confrontar los rasgos físicos de su cara, como la distancia entre sus ojos, la longitud de su nariz o el ángulo de su mandíbula, con plantillas previamente registradas y relacionadas con una identidad específica.

La tecnología no es ni buena ni mala. Su ventaja está en la manera en cómo la aprovechamos, sin vulnerar derechos fundamentales. Por ejemplo, el reconocimiento facial se ha utilizado con éxito para facilitar al Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y a otras instituciones de salud estadounidenses, el diagnóstico de la enfermedad genética Síndrome de DiGeorge, que afecta desde 1 de cada 3000 a 1 de cada 6000 niños y cuya detección es especialmente difícil en África, Asia y Latinoamérica.

El rostro es un dato biométrico porque da cuenta de las características físicas de una persona, lo que permite identificarla o hacerla identificable. Además, es un dato personal sensible, porque incide en su esfera más íntima y su uso indebido pueda causarle discriminación o ponerla en un riesgo grave.

Pero ¿qué implica que se sepa quiénes somos mediante el reconocimiento facial? Una de las principales preocupaciones es que a través de su aplicación se atente contra los derechos humanos. Por ello, su empleo debe regirse por el cumplimiento de principios y deberes del sector público y privado que garanticen la protección de los datos personales.

En 2019, la empresa VPNMentor descubrió una importante brecha de seguridad en una base de datos de la plataforma Biostar 2, que gestionaba los sistemas de seguridad de acceso a instalaciones de 5,700 organizaciones en 83 países, incluidos gobiernos, multinacionales, bancos y la policía metropolitana del Reino Unido.

rostro biometrico
Imagen: Claire Merchlinsky.

Los investigadores de la empresa tuvieron acceso a más de 27.8 millones de registros y 23 gigabytes de datos como huellas digitales, información de las caras e imágenes de los usuarios, sus nombres, contraseñas, domicilios, correos electrónicos, entre otros.

Con motivo de la firma, en 1981, del Convenio 108 del Consejo Europeo para la Protección de las Personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carácter personal, cada 28 de enero, desde 2006, conmemoramos el Día Internacional de la Protección de Datos Personales, para difundir los derechos que tenemos para el cuidado de nuestra información personal, y las responsabilidades de su buen manejo.

El reconocimiento facial plantea retos sobre su aplicación segura y legal en el tratamiento de datos biométricos, salvaguardando los derechos de las personas. En esa misión, los órganos autónomos guardianes de los datos personales, como el INFOCDMX, tenemos un papel esencial para garantizar su protección, sin dejar de aprovechar la tecnología.

Decía Cicerón que “el rostro es el espejo del alma, y los ojos, sus delatores”. El derecho a la protección de nuestros datos personales nos da el poder de decidir quién y cómo los trata. Nosotros decidimos quién puede ver nuestra alma y saber lo que nuestros ojos revelan sobre nuestra intimidad.


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Repensar la educación más allá de la COVID-19

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La pandemia por COVID-19 marcó al mundo en 2020 y, el panorama en 2021 es incierto respecto a su permanencia, dada la persistencia de su propagación.  

En México, los contagios y decesos han crecido en forma exponencial, y no ceden. Todos los sectores han entrado en crisis y cada vez es más difícil prologar su suspensión.

No obstante, el contexto actual indica que seguirá el confinamiento para intentar estar a salvo. Si queremos salir adelante, tendremos que adaptarnos como sociedad e instituciones, e inventar nuevas formas de desarrollo, a nivel nacional y global, aprovechando las tecnologías de la información y comunicación (TIC).

Desde el comienzo de esta enfermedad, los hogares se transformaron en espacios alternativos para continuar con las actividades económicas, laborales, sociales y educativas a distancia, valiéndonos de las bondades del entorno digital.

Es altamente probable que estas nuevas dinámicas basadas en el uso de las TIC se mantengan. Así que, si queremos avanzar, debemos hacer un balance de lo aprendido para potenciar su empleo, y para mejorar nuestras labores y calidad de vida.

educacion en covid
Imagen: NPR.

Uno de los tantos sectores clave para el progreso de las naciones que sufrió graves interrupciones en sus tareas, y que tuvo que hacer ajustes forzosos para migrar de lo presencial a lo digital, fue el educativo.

Según el Informe “La educación durante la COVID-19 y después de ella” de 2020 de la UNESCO, se estima que el cierre de aulas afectó a casi 1,600 millones de alumnos de más de 190 países (94% de la población estudiantil en el mundo).

Para enfrentar esta realidad, los países implementaron mecanismos a distancia que aseguraran la continuidad del aprendizaje y para poder llegar a un mayor porcentaje de estudiantes.

De acuerdo con cifras del reporte de octubre de 2020 de la UNICEF, de la UNESCO y del Banco Mundial, que compila las acciones de respuesta nacionales a la COVID-19, en 149 países encuestados, las modalidades más utilizadas para el aprendizaje a distancia fueron los recursos en línea (90%), la televisión (87%), materiales en papel para llevar a casa (85%) y la radio (61%).

Las medidas adoptadas trajeron experiencias positivas, pero también problemáticas relacionadas con la brecha digital existente, como la falta de infraestructura, equipo y habilidades digitales que no permitieron aprovechar lo suficiente las ventajas de las TIC.

El cierre de escuelas también acentuó riesgos de rezago y deserción escolar afectando, sobre todo, a estudiantes en situación económica frágil, agravando su nivel de pobreza.

educacion y covid 19
Imagen: NBC.

En el estudio “Los Costos Educativos de la Crisis Sanitaria en América Latina y el Caribe” realizado en 2020 por el Banco Interamericano de Desarrollo, se estima que, en México, antes de la pandemia, 2.4 millones de personas entre los 6 y 17 años no asistía a la escuela, cifra que aumentaría a consecuencia de ésta en un 16% (387 mil más) por motivos económicos y 9% (217 mil más) por dificultades de adaptación a las modalidades de enseñanza remota.

Ante el inicio de un nuevo año, inmersos en una difícil crisis, y estando cerca el Día Internacional de la Educación (24 de enero), resulta oportuno repensar los modelos de educación más allá de la COVID-19.

El empresario de la marca británica Virgin, Richard Branson, dijo alguna vez que “cada historia de éxito es una historia de constante adaptación, revisión y cambio”. Siguiendo esta idea, habrá que revisar las formas de enseñanza, adecuarlas a la actual realidad con visión de futuro, para forjar sistemas educativos vanguardistas, innovadores, flexibles, inclusivos y de calidad, que formen personas integrales, resilientes y con conciencia social.


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