Construcción Ciudadana

Excelencia y perfección

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Desde hace tiempo ya no es suficiente decir que “estamos haciendo lo necesario”,  precisamente porque hacia donde se dirige este cambio de época, quien sólo hace lo necesario, ¡desaparecerá!

En la actualidad todo se encuentra digitalizado e interconectado. Es un hecho fehaciente. La realidad supera lo que antes únicamente era imaginable. Y los que somos y queremos ser parte de todo este avance, tenemos que prepararnos cada vez más y mentalizarnos para ello. Si eres capaz de imaginarlo, puedes lograrlo. ¿En realidad sabes si tú manejas el cambio o el cambio te maneja a ti?  ¿Tú controlas o eres controlado?

El cambio ya no es paulatino. Hoy los cambios son exponenciales, estamos viviendo una de las épocas con las más grandes transformaciones que ha vivido la humanidad, y las oportunidades son enormes. Ahora lo disruptivo es la norma, lo habitual.

Pensemos por un momento en todo lo que era aislado, de un sólo uso, meramente mecánico, clasifiquémoslo dentro de la categoría de objetos aislados y tontos. Hoy, están interconectados y se volvieron inteligentes. Piensa en los teléfonos, antes sólo comunicaban, ahora son la herramienta más cercana y necesaria en tu vida, se convirtieron en verdaderos teléfonos inteligentes. El mismo caso para el automóvil, de haberse restringido a un funcionamiento mecánico, en este momento ya se diseñan coches autónomos.

Interconectado
Imagen: My Customer.

Pero también, hoy más que nunca, todo lo que no se pueda digitalizar, masificar, cuantificar, se vuelve más valioso como la creatividad, imaginación, intuición, ética, apoyo, tenacidad y emoción.

Quizá logren ser simuladas, pero no igualadas. Ninguna máquina o inteligencia artificial podrá tenerlo. Eso nos permite con mayor oportunidad enfocarnos no sólo en cómo son las cosas, sino en cómo pueden ser o evolucionar. Comienza a pensar cómo quieres que se vean en  tres, cinco, o diez años a partir de hoy.

El ser humano es el para qué de las cosas, y la tecnología debe ser nuestra herramienta del con qué.

Pasemos de los sistemas a los ecosistemas, abracemos a la tecnología, no seamos víctima de ella. Usemos la información y los datos para lograr los avances holísticos que hoy necesitamos más que nunca. La colaboración, cooperación, sensibilidad,  solidaridad y corresponsabilidad, son actitudes positivas que nos comprometen con estos cambios. Es necesario el involucramiento y la participación no sólo para lograr mejorar, sino para tener una completa transformación.

El futuro no sucede, el futuro se crea y con tecnología. Pero el gran futuro se halla en trascender, así que comienza con emprender, imaginar, creer, ser creativo, tenaz, intuitivo, siendo una persona ética, optimista, creciendo y mejorando siempre.

Los invito a que vivamos y seamos líderes desde este comienzo.

P. D. Recuerda que esto es como andar en bicicleta, ¡nunca dejemos de pedalear!

¡Les deseo a todos felices fiestas y un sano y muy próspero 2020!

Evitar la división a toda costa

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Las palabras, como los objetos, pueden lanzarse para hacer daño y su impacto tiende a ser difícil de calcular; tal vez de ahí venga la famosa frase popular: “eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras”.

Este final del año valdría la pena que evaluáramos lo que dijimos y cuáles fueron nuestros objetivos al hacerlo. Ya fuera en redes sociales (arena actual de la discordia) o de viva voz, creo que es importante revisar si nuestras palabras eran resultados del análisis, los argumentos, la información sustentada o simplemente la reacción al mensaje, uno de cientos, que no llegó por la mañana al teléfono celular.

Porque éste ha sido, sin duda, un año de ruido debido a los cambios que ha generado la entrada de un nuevo gobierno que, guste o no, es un parteaguas en la historia reciente del país.

Desde la aparición de las mañaneras como productora de noticias, mensajes, postulados, ataques, memes y escándalos de media hora, hasta el avance de proyectos nacionales de infraestructura que mantienen la esperanza de un repunte económico en el segundo año de esta administración, éste fue un primer ejercicio de gobierno en el que casi nadie se ha quedado sin dar su opinión.

Pero las opiniones sin sustento pueden provocar una división todavía más profunda de la que arrastramos desde, al menos, 2006. No quiero decir que cuidemos nuestras palabras –en una democracia es lo último que se recomienda–, sin embargo, sí somos responsables como ciudadanos de la manera en que construimos, con dichos y con hechos, la nación que aspiramos ser.

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Ilustración: John Holcroft.

Apenas este domingo, dos versiones de una misma historia convergieron en el aniversario del primer año de gobierno. Una, llena de pesimismo alimentado en ocasiones por percepciones, y otra, triunfalista a pesar de que todavía hay varios pendientes. En ambos lados, personas comunes que buscan, en el fondo, un país mejor para vivir.

Entonces, ¿cómo llegamos a esta batalla diaria por tener la razón, olvidándonos que somos una sola sociedad? Una explicación es la enorme brecha de desigualdad que vivimos, no es nueva, y es un pesado lastre que arrastramos desde hace medio siglo.

Si hay alguna duda, sólo revisemos los resultados de la prueba PISA para 2018, que nos confirma el terrible último lugar en desempeño escolar entre los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Dicha prueba lleva dos décadas de llevarse a cabo y los avances en México son mínimos. Un rasgo sobresale, sin embargo, en cada ejercicio: quienes tienen mejores resultados son los mismos que cuentan con mayores oportunidades económicas y de desarrollo.

En el espejismo de crecer, aunque no hubiera desarrollo humano palpable, le apostamos (apostaron, diría) a engrosar los indicadores macroeconómicos, mantener la inflación baja y ofrecer mano de obra competitiva (y barata) que, en conjunto, empujarían a que las escuelas, los hospitales y los servicios públicos mejoraran por añadidura.

sociedad
Imagen: Pinterest.

No contábamos con la corrupción, la falta de un Estado de Derecho y la impunidad que traen consigo las administraciones que deciden vigilar lo primero sin prestarle mucha atención a lo segundo.

Tuvimos avances, no puede discutirse, pero se quedaron cortos frente a la politiquería, los grupos de interés y el capitalismo de cuates que campeó con pocos obstáculos desde el cambio de partido, curiosamente, también hace casi 20 años.

Hoy en esta sacudida, apoyada por una mayoría cansada de la violencia y de los otros males, tenemos una oportunidad de manifestarnos y de contribuir, hasta con la oposición, a generar soluciones, a participar activamente y a organizarnos como una ciudadanía que puede tener sus diferencias, pero debe coincidir en la meta de sacar adelante a un país que ha desperdiciado demasiadas coyunturas favorables.

La apuesta el año entrante debe ser por construir los puentes y las coincidencias que hoy nos hacen falta, porque todos cabemos en México. Quienes aseguran lo contrario, azuzan para dividirnos hasta que nos desconozcamos, y si algo nos ha enseñado nuestra historia, es que esos momentos se vuelven la pesadilla que siempre quisimos evitar. No lo permitamos.

Tensiones de Fin de Año

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En unos días se cumplirá el primer año del gobierno actual y las comparaciones obligarán a un nuevo debate sobre el estado en que se encuentra el país, por lo que antes de enredarnos en las opiniones basadas en nuestras preferencias, vale la pena abrir el debate sobre algunos de los rasgos que han marcado estos 12 meses de cambio de época.

Sin duda, uno de los puntos de referencia para evaluar a esta administración es la seguridad pública. Este ha sido un rubro que continúa como la gran tarea pendiente del gobierno en turno, aunque haya heredado un enorme problema que parece no tener una solución inmediata, pero si nos guiamos por los mismos números oficiales, las tendencias delictivas no han variado y, en muchos casos, la incidencia aumentó en diversos crímenes.

Falta tiempo para valorar si la llamada estrategia de pacificación funciona, aunque en este aspecto la demanda social es permanente y aglutina a todos los segmentos de la población mexicana. Sabíamos que era un reto inmenso, el cual no se iba a resolver por arte de magia; sin embargo, los avances son mínimos y las acciones ejecutadas, como la Guardia Nacional, están en proceso de arranque.

Con sus excepciones, el mapa delictivo del país se mantiene prácticamente sin cambios, porque se trata de estados y regiones en los que existen rutas de logística y tráfico de bienes ilegales (y personas) que fondean el lucrativo negocio del crimen organizado. Así que, cuando el Presidente de la República dice que hay entre 15 y 18 estados en los que no ocurrió ningún homicidio, ese es un dato verdadero, a pesar de que en la otra mitad del territorio se libran auténticas batallas y proliferan las ejecuciones, lo que no ayuda a la suma final de víctimas.

Guardia Nacional.
Ilustración: Rosario Lucas.

El combate a la inseguridad será el desafío del segundo año de esta administración –y posiblemente del sexenio– en tanto el ataque a las causas, piedra angular de la estrategia, no surta efecto. Evitar que los jóvenes se enganchen a grupos delincuenciales, frenar el tráfico de armas desde los Estados Unidos, reducir el número de personas con adicciones y generar empleos dignos que compitan con aquellos que ofrece el crimen, bajo la falacia de un estilo de vida que sólo existe en las series de ficción, tendrán que brindar resultados pronto.

Ya para diciembre, es probable que los recursos directos de los programas sociales se reflejen en el consumo, lo mismo que las remesas, la principal vía de ingreso familiar de millones de mexicanos que, seguramente, cerrarán con un alza récord en 2019.

Estos pronósticos nos llevan a analizar este año otra de las principales preocupaciones sociales: la economía. Si bien no estamos en una recesión y el manejo de las finanzas es responsable, México sigue más o menos igual que el año anterior, es decir, no crecemos o lo hacemos de manera marginal; y un país con la ubicación, el bono demográfico y los recursos nacionales como éste no puede explicar un magro desarrollo y menor crecimiento.

Tampoco en esta materia el gobierno es el culpable solitario. Desde el año pasado, ya con la elección presidencial resuelta, la inversión empezó a contraerse y los sectores más dinámicos, que coincidían con algunos de los más aquejados por la corrupción, frenaron sus planes hasta poder contar con mejores elementos de juicio acerca de una administración que había arrasado en las urnas precisamente con un discurso en contra de los amiguismos y las componendas que tanto marcó a su predecesor.

Inseguridad.
Imagen: Pinterest.

Este frenazo, al que se le sumó la cancelación de permisos de construcción, programas financiados por el gobierno federal, de manera directa o a través de las administraciones de los estados, y diversos apoyos que se trasladaban a organizaciones y sectores políticamente afines, terminaron por detener muchas de las intenciones de inversión.

Apenas hace unas horas, el empresario más destacado del país urgió a darle una “sacudida” a la adormilada economía nacional por medio de la inversión privada; el presidente coincidió y en unos días habrá anuncios sobre programas de infraestructura, vivienda y de los proyectos más emblemáticos que prometió desde su campaña.

Una vista preliminar al paquete presupuestal del próximo año anticipa que los programas sociales quedarán asegurados, destinarán millones a los proyectos del gobierno y orientarán muchos más recursos de la austeridad gubernamental hacia los sectores menos favorecidos.

No obstante, lo anterior le pegará al empleo en el sector de gobierno (tal vez el más importante) y la iniciativa privada no podrá absorber ni siquiera la mitad de esos despidos, sin la seguridad de que el gasto oficial va a fluir en el primer semestre del año.

En resumen, han sido doce meses en los que la única constante fue el cambio político y económico, con un común denominador de incertidumbre y aprendizaje de nuevas señales, en casi todas las esferas de la vida pública.

Aviso que esas tensiones no nos abandonarán en 2020 y vienen otros factores que harán todavía más inestable el escenario: una ratificación del T-MEC con condiciones, en medio de un juicio de destitución y la que podría convertirse en la campaña presidencial más encarnizada en la historia de los Estados Unidos, con todo lo que ello representa.

En conclusión: esto apenas comienza.

Tragedia que no cesa

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Una tragedia que involucra rápidamente a dos países, a sus estrategias de seguridad y a sus esfuerzos por detener a un crimen organizado que los afecta por igual, aunque en distintas circunstancias y magnitud.

En el terrible contexto de la masacre ocurrida el lunes en contra de la familia LeBarón, los gobiernos de México y de Estados Unidos entraron en una inusitada fase de su relación: la de atender crímenes del fuero común, presuntamente cometidos por la delincuencia que aterroriza la zona limítrofe entre la sierra de Chihuahua y Sonora, que se convierten en una asoladora muestra del problema de inseguridad aquí, con repercusiones allá.

Creo que los familiares han explicado mucho mejor lo sucedido y la opinión del resto sale sobrando ante su dolor, pero es importante no perder la indignación que ha causado este cobarde atentado, porque será determinante en los esfuerzos sociales que intentemos para recuperar la paz y la tranquilidad en el país.

Familia LeBarón.
Fotografía: BBC.

Lograr este cometido demanda que analicemos las causas y nos pongamos, como sociedad, a trabajar en remediarlas, una principal es la presencia de armas de alto calibre en manos, no sólo de criminales, sino de la población en general; con ello, dejo claro que no debemos tolerar ni una sola arma en casas, negocios, automóviles o en nosotros mismos, simplemente porque no es ninguna solución.

Armarnos o vivir armados es uno de los factores de la violencia diaria que padecemos, hablemos de un ciudadano que busca protección o de un criminal que usa una ametralladora en contra de las fuerzas del Estado. En ambos casos es imposible anticipar las consecuencias y en la mayoría de las ocasiones todo termina en una catástrofe.

Si queremos reducir el impacto de la delincuencia es indispensable atacar el tráfico de armas y llamar a la población civil a nivel nacional para que entregue las que tenga en su poder, este no es un llamado al criminal que las usa como una herramienta, sino a ese casi cincuenta por ciento de personas que cada año detona una pistola en contra de otro civil por riñas, venganzas personales o motivos pasionales.

Un segundo elemento de esta crisis es la falta de coordinación entre las corporaciones de seguridad. La idea de la Guardia Nacional era precisamente contar con un nuevo cuerpo que arrancara con la confianza y la legitimidad de la que carecen las policías municipales y estatales por años de descuido, corrupción y simulación de las administraciones estatales que perdieron una década en la formación de fuerzas profesionales y que el crimen sí aprovechó para adiestrarse y comprar las armas que necesitaba.

Violencia.
Ilustración: Tim Robinson.

Hoy, esa ausencia de grupos de primera respuesta bien preparados y equipados provoca que el peso completo de la estrategia de seguridad nacional recaiga en un cuerpo que no cuenta ni siquiera con el año de creación, no está desplegado en la mayoría del territorio y se encuentra desconectado de zonas con una alta incidencia delictiva.

Y luego viene el problema de la confianza, mientras tengamos esta división política casi instantánea metiéndose en las políticas de seguridad pública lo único que lograremos es empoderar todavía más a criminales como los que atacaron a una familia indefensa en Chihuahua. Si no existe una condena social tajante a las actividades criminales, y para tal efecto a todas las actividades ilícitas que nos perjudican como nación, seguiremos presenciando hechos desgarradores como éste.

Si la pregunta es, de nuevo, qué puedo hacer yo en esta situación, la respuesta es muy sencilla: no tengas armas en casa, no te prestes a ningún acto ilegal, respeta las reglas que nos hemos dado como sociedad y cumple con denunciar cualquier evento que afecte tu bien y buen vivir.

Pensar que esta violencia no llegará a nuestra puerta, sólo por el hecho de que vivimos una existencia modesta o llevamos buena relación con los delincuentes del barrio, y cuando es necesario solapamos sus actividades criminales, es una fórmula que se está agotando rápidamente. Este lunes fue una familia inocente, cuyos únicos pecados han sido prosperar y defenderse, mañana puede ser cualquiera. Nos estamos tardando mucho en evitarlo.

El reto del país frente al crimen

Lectura: 3 minutosCreo que ya no existe ninguna duda sobre el reto de seguridad que vivimos en México; la semana pasada pudimos apreciar, en todo su horror, la capacidad del crimen organizado –que es todo– cuando despliega muchos de sus recursos.

Durante horas, en medio de un operativo que todavía no queda claro en su objetivo, la organización delictiva que lleva años dominando el estado de Sinaloa, lanzó una contraofensiva para recuperar a uno –versiones aseguran que eran dos– de sus líderes, quien había sido detenido por fuerzas del orden con base en una orden de presentación con fines de extradición.

Las calles de la capital del estado, Culiacán, fueron el escenario de una movilización pocas veces vista, gracias a la comunicación instantánea que hoy permiten las redes sociales. No es que se tratara del primer operativo de ese tipo o de la primera reacción de un poderoso grupo criminal en la historia; la diferencia era que recibíamos información y detalles que, aunque conocidos, nunca se habían observado en toda su extensión.

Culiacán.
Ilustración: Rosario Lucas.

Si las imágenes de cadáveres o del fuego de un helicóptero artillado en plena noche ya eran estremecedoras, ahora teníamos muchos testimonios sobre cómo opera la delincuencia más profesional en una ciudad, el armamento que utiliza, los medios de comunicación a su alcance, los vehículos con los que se mueve y hasta la forma en que puede incorporar en minutos a su personal, –sacándolos de una cárcel– si es necesario.

Ante la magnitud de la respuesta, el gobierno de la República accedió a liberar “al” o a “los líderes” del cártel en cuestión a cambio de no correr el riesgo de vivir una tragedia. Una decisión que respaldaron mayoritariamente los sinaloenses, quienes padecen todos los días una realidad que muchos sólo podemos imaginar, pero que, tristemente, comparten otras regiones de nuestra nación.

Cuál será el legado de esta determinación es una respuesta que se encuentra en el futuro, lo cierto es que se eligió entre males, escogiendo el menor. Si es un antes y un después en la política de seguridad pública y combate al crimen que se había conducido hasta esa fecha, también dependerá de los resultados que obtengan la actual administración.

Mientras llega el juicio de la historia, ésta –no otra– es la realidad de México en materia de seguridad: organizaciones bien financiadas y equipadas que han ocupado territorios completos del país, con un negocio que sigue con una alta demanda aquí y en su principal mercado que es Estados Unidos, y la convicción de que tienen el tamaño para enfrentarse al Estado, sea cierto o no.

Narcotráfico.
Ilustración: Radio 9 Digital.

De ahí la pirámide del crimen se ensancha con los cientos de delitos que ocurren cotidianamente y demuestran que hablamos de una actividad económica que rivaliza, por comparación, con las remesas, la inversión extranjera directa y la planta productiva legal mexicana.

Es decir, se trata de un poder económico ilegal que ejerce actividades de negocio al incluir la corrupción de autoridades, el aprovechamiento al máximo de la impunidad y la ocupación de los vacíos que dejan las instituciones públicas y privadas en la sociedad mexicana.

¿Qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos, que vivimos en Culiacán o en cualquier otro punto del país? Organizarnos mejor, unirnos para cerrarle oportunidades a la delincuencia, trabajar con los jóvenes de nuestras calles y de nuestra colonia para que no se enganchen como consumidores de droga o, peor, como empleados del crimen, y dejar de dividirnos todo el tiempo por casi cualquier tema.

Porque también creo que es claro que ellos, los criminales, están mucho mejor preparados que quienes nos consideramos mexicanas y mexicanos de bien.

Protestas con Propuestas

Lectura: 3 minutosLa Ciudad de México lleva una racha de manifestaciones, algunas con episodios de mucha violencia que se han convertido en un asunto político y social que pone sobre la mesa la manera en que reclamamos como sociedad.

La última, apenas este lunes, convocó a cientos de taxis y a sus operadores para protestar en contra de las empresas de transporte por aplicación (Uber, Cabify, Didi y Beat) que irrumpieron en uno de los mercados más complejos y corruptos que tenemos en la capital: el transporte concesionado de pago.

Días antes, las autoridades de la Ciudad de México advirtieron sobre los bloqueos que diversas organizaciones de taxistas llevarían a cabo en una urbe ya de por sí complicada en su tránsito vehicular; a primera hora de la mañana los choferes con sus unidades habían cerrado las principales arterias y avenidas.

Manifestación de taxistas.
Fotografía: CNN.

Gracias al aviso de antelación, miles de personas tomaron sus previsiones y convivieron en un escenario poco común de mucho menos automóviles, avenidas desiertas y carriles cerrados para caminar, mientras en las redes sociales los usuarios de alguna de las varias aplicaciones tecnológicas de traslado lanzaban hasta un boicot para que durante una semana nadie se subiera a un taxi.

Claro que el concepto “taxi” es diferente aquí comparado con otras ciudades del mundo, pero no muy alejado de la idea que tenemos en México: unidades sucias, con choferes poco cuidadosos, sin servicio para el cliente, en malas condiciones y carentes de cualquier tipo de prestación laboral o social.

Es decir, la forma en que se regula este mercado y se fijan sus reglas de operación, habla mucho del progreso de una ciudad. Mientras los taxistas cuenten con un medio para vivir, mantener sus unidades en buena forma, brindar un servicio adecuado y tener derechos laborales al igual que obligaciones, no parece haber problema entre quien presta el servicio y quien lo recibe.

De hecho, la aparición de las aplicaciones surgió de esta brillante ocurrencia de ofrecer cientos de opciones de traslado que fueran más baratas, seguras, limpias y con mejor servicio, mientras el dueño del vehículo tenía tiempos muertos que aprovecharía para llevar a otra persona, como él, a su destino.

Atención Uber.
Foto: PixaBay.

Fue, en suma, una innovación tecnológica basada en cuestiones que a todos nos atraen mucho como clientes, amabilidad, consideración, atenciones y, sobre todo, un precio justo.

Es mundial el descontento que han provocado estas empresas tecnológicas a las comunidades de taxistas, debido a que estos últimos se quejan de esta manera de juntar a dos personas, una que puede llevarlo y otra que necesita que lo lleven; no se paga impuestos, no genera seguridad social, y tampoco protege al chofer de accidentes o le da un patrón al que acudir. Todo es cierto.

Sin embargo, en medio de la protesta, perdemos de vista lo realmente importante para nosotros los ciudadanos o usuarios: un servicio correcto por un precio justo, que le permita a quien lo brinda un medio digno de vida; más o menos como alguna vez sucedió en los años 50 cuando un padre de familia podía darle sustento a su familia como chofer de un taxi.

Lo mismo aplica para estos mastodontes económicos que han surgido con las bondades de la tecnología, pues quienes están en su plataforma como conductores, iniciaron pensando que éste sería un trabajo temporal, de horario flexible, y hoy, la incorporación masiva, la contratación de pruebas de seguridad laxas, los ha puesto sólo a unos cuantos escalones en la escalera que los separa del taxi de nuestras pesadillas. Y el camino, para ambos, sólo es hacia abajo.

El Único Planeta

Lectura: 3 minutosLas palabras de Greta Thunberg resonaron por todos los medios de comunicación y por todas las redes sociales como un clamor juvenil para que las naciones y sus líderes detengan el cambio climático que amenaza la existencia del planeta mismo.

Las marchas ciudadanas que inspiró esta joven sueca de apenas 16 años, auguran un movimiento internacional en favor del cuidado del medio ambiente. Los cientos de reproducciones de sus mensajes, algunos muy duros en contra de los adultos encargados del mundo, al igual que los ataques de aquellos que piensan que la contaminación y sus consecuencias son un asunto desproporcionado o que tiene etiqueta política, la han hecho una celebridad de la noche a la mañana.

Su causa no es menor. Éste es el único planeta que conocemos con oxígeno y agua para vivir como especie y el daño constante que le hemos provocado empieza a pasar una factura que será difícil de pagar en el corto plazo.

Greta Thunberg.
Ilustración: Vice.

México, uno de los países que aún cuenta con recursos naturales y agua dulce, además de territorio, es una nación que debe tomar muy en serio la protección de los ecosistemas y actuar en consecuencia; ahí es donde los ciudadanos tenemos mucho por hacer.

Primero, el cuidado del agua (no su ahorro) para que el líquido básico para subsistir sea suficiente no sólo para las generaciones actuales, sino para las siguientes; cerrar la llave de la regadera en cada enjabonada, al momento de lavarnos las manos o los dientes, recuperar el agua mientras se calienta la ducha, son acciones sencillas que, si las hiciéramos de manera cotidiana, por ejemplo, Iztapalapa no tendría problema de abasto.

Otro factor en el que podemos incidir de inmediato es en el uso del automóvil, de acuerdo con especialistas, reducir el tiempo que manejamos en un diez por ciento haría una enorme diferencia en la emisión de gases invernadero a la atmósfera. Tan sólo en la Ciudad de México se calcula que el 60 por ciento de los autos sólo va ocupado por una persona; eso es un desperdicio de espacio, de combustible y de horas de vida en traslados.

Cuidar el agua.
Ilustración: Behance.

En trayectos cortos, caminar, ir en bicicleta, motoneta de renta o en el mismo transporte público, son alternativas que se deben explorar si deseamos espacios urbanos en los que todos podamos convivir.

Ahora que han llegado las lluvias, el manejo de la basura “incidental” (esa que generamos a lo largo del día en forma de vasitos, pañuelos desechables, envolturas diversas) es crucial para que las avenidas y las calles no se inunden; aquí la autoridad tiene poco que ver, porque somos nosotros quienes producimos 500 toneladas diarias de este tipo de desechos y así no hay drenaje que aguante.

Masticar chicle es un hábito muy mexicano, como lo es tirarlo en el piso una vez que pierde el sabor. No tengo el cálculo actualizado sobre el costo que tiene para el gobierno quitar la goma de mascar seca de las banquetas, pero llega a ser hasta ocho veces mayor de lo que cuesta una pastilla o una tableta. Eso son recursos públicos que podrían destinarse para otras necesidades, en lugar de gastarlos en retirar un polímero que se vuelve un foco de infección una vez que abandona nuestras bocas.

Basura.
Ilustración: El Comercio.

Finalmente, las heces caninas; vivimos en una época de gran identificación con nuestros animales de compañía, la defensa de sus derechos y el rechazo a su maltrato, sin embargo, tiene que convertirse en un hábito recoger sus desechos, porque no sólo son un indicador de abandono y descuido que lee muy bien la delincuencia, también son una fuente de contaminación aérea que nos afecta a todos, no importa en qué lugar de la metrópoli nos encontremos.

La joven Greta nos ha dado esta semana y la anterior una lección de liderazgo cuando se trata de un problema de vida o muerte, ayudar a que este movimiento tenga éxito y nuestra existencia como la conocemos hasta hora permanezca e incluso mejore, demanda acciones sencillas, cotidianas, pero muy poderosas.

Prevención social de ciberdelitos

Lectura: 3 minutosApenas ayer en la mañana se anunció que varios de los programas sociales de la actual administración sufrieron robos que ascienden a 20 millones de pesos. Para el monto que maneja este gobierno, en el rubro puede parecer que no es una cantidad significativa, pero indica un aspecto que hemos insistido mucho acerca de la seguridad pública en México: no entendemos bien a la delincuencia.

En el momento en que el gobierno federal anunció una serie de apoyos económicos directos, también el criminal recibió la noticia de que muchas y muchos mexicanos, jóvenes, adultos mayores, madres solteras, podrían contar con dinero en efectivo al que ellos podían acceder a través del robo.

Por eso, el mismo Ejecutivo también llegó a un acuerdo con los bancos que operan en el país para aceptar su plan de bancarizar a un número mayor del débil 17% de mexicanas y mexicanos que hoy cuentan con alguno de sus servicios. Y en un país de 125 millones de personas, eso representa un salto hacia la modernidad, al desarrollo y a un mercado que nunca ha existido en nuestra nación, además de la posibilidad de que miles no sean vulnerables al asalto, la extorsión y los fraudes.

Violencia.
Imagen: Esteli Meza.

No obstante, es importante tener a la vista que la delincuencia opera con base en oportunidades, vacíos y protección de malas autoridades, por lo que el hecho de encontrar un espacio en el robo a beneficiarios es sólo un intermedio hacia los crímenes que están a punto de explotar, los cometidos en el ciberespacio.

Porque debemos entender que los criminales son flexibles y de manera constante se actualizan en las diferentes formas en que pueden afectarnos. Si eso implica mudarse al sur del país o buscar un negocio estafando adultos mayores, se harán sin ninguna contemplación.

Pero, donde estará verdaderamente el dinero, como ayer precisamente recomendó la responsable de los programas sociales de la administración en turno, es en la bancarización de esos recursos. Hará que los intentos de robo o engaño bajen, sin embargo, pueden ampliarse como en ningún otro momento las posibilidades de obtener dinero fácil en la red.

De manera periódica los bancos han anunciado que se están preparando para este incremento en el número de mexicanos que accederá a una cuenta de ahorro y a una tarjeta de débito. Es una realidad que sus terminales con pin de seguridad y descuentos por usar la banca electrónica, anticipan que su capacidad será suficiente; la misma que, creo, empezarán a exhibir los criminales en Internet.

Ahorro.
Imagen: El Universal.

Cada avance que tengamos como sociedad debe ir acompañado de las medidas de prevención necesarias para que la delincuencia tenga el menor número de oportunidades posibles para actuar en nuestra contra.

Que exista una red de sucursales bancarias en cada población remota es una decisión correcta por donde se mire; si a esa infraestructura se le va a dar acceso a Internet, será una inversión sin precedentes, pero es fundamental que se planeen las acciones de seguridad y de educación financiera que protejan a los usuarios.

Lo mismo con el desarrollo de lugares que podrán contar con poder adquisitivo y en los que como sociedad debemos vigilar que las autoridades no vuelvan municipios (ejemplos sobran) donde por cada espacio público o librería, autorizan diez bares o chelerías. Nada en contra de la diversión mientras sea con responsabilidad y sin la corrupción e impunidad que ha afectado a tantos lugares de nuestra nación.