Encerrado en un Círculo

Patentes. La vacuna del sistema

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Pfizer, Astra Zeneca, Cancino, Moderna, son algunos de los nombres con los que nos hemos familiarizado en los últimos tiempos por ser líderes en las investigaciones para el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19. Muchas de las esperanzas de la humanidad están puestas en lo que este grupo de innovadores puedan lograr en tiempo récord para alcanzar tan deseado objetivo, que nos permita iniciar el regreso a la lejana tierra de la “normalidad”.

Celebro que muchos estén disfrutando los cambios que la pandemia produjo y que tengan crecimientos espirituales notables. Yo sigo anhelando las reuniones con los amigos, los estadios con tribunas pletóricas, las comidas en restaurantes, los viajes, los conciertos, los abrazos, los besos, las juntas presenciales, las audiencias en tribunales y espero regresar cuanto antes a “la infame rutina”. Bueno, hasta el maldito tráfico hoy me parece un anhelo disfrutable.

Para los que estamos en el campo de patentes los nombres nos resultan familiares porque todos ellos son líderes en diversos renglones en el desarrollo de vacunas y medicamentos de todo tipo. Detrás de la meta de la vacuna anticovid, no sólo está el jugoso negocio de la venta de millones de dosis, sino también el prestigio que la marca ganadora tendrá como reconocimiento del agradecido mercado.

busca de vacuna
Imagen: Nika Polonskaya.

Para los que tienen dudas sobre la seguridad y la eficacia de las vacunas de estas empresas debo decir que, aun estando apartado del sector farmacéutico, mi proximidad a los laboratorios en el tema de patentes me brinda una enorme tranquilidad sobre ambas áreas de desempeño. No abrigo, ninguna duda, de que las vacunas servirán y no tendrán efectos secundarios. Entiendo que quienes conocen los tiempos normales de desarrollo de vacunas pongan en duda los resultados ante la premura para producirlas, pero es claro que no estamos en tiempos normales, y que el mundo entero marcó como prioridad vencer este reto.

Tener la vacuna hoy, que se ha aplicado la primera fuera de protocolos de prueba, es un logro equiparable para la humanidad, como lo fue llegar a la Luna. El conocimiento acumulado por miles de años por la humanidad, el increíble instrumental desarrollado para conocer el comportamiento del mundo de lo invisible, la ciencia de miles de científicos colaborando y la eficacia de los protocolos de prueba nos han traído hasta aquí.

En esa lógica, valga un reconocimiento, también, al gran acervo de la humanidad que se encuentra plasmado en los bancos de patentes, que se han convertido en la fuente de información tecnológica más actualizada, más abundante y más precisa de cuantas existen. Ponga por favor usted la palabra “coronavirus” en la base de datos de la oficina de patentes de Estados Unidos y verá aparecer indexados más de 6,000 documentos que lo incluyen.

vacuna covid
Imagen: Colleen Tighe.

De hecho, celebro que el sistema de patentes, gran creación de la civilización para estimular la creatividad, siga operando como resorte y garantía del interés lucrativo para que el innovador aporte su conocimiento a cambio de dinero. No veo, francamente, ninguna conspiración en ello, sino los engranes del sistema capitalista moviéndose como saben hacerlo.

Será tarea de los gobiernos y los organismos internacionales encontrar los mecanismos para hacer llegar la vacuna a todos, sin escatimar a los productores su debida recompensa. Pero como siempre se ha dicho, no hay medicina más cara que la que no existe.

Por ahora, gracias científicos del mundo, gracias ciencia, por empezarnos a devolver parte de lo que sentíamos perdido.


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Decir el Derecho

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Cada vez que recordamos las raíces que explican la procedencia de una palabra, le devolvemos parte de lo perdido en el desgaste natural de su empleo cotidiano. Eso pasa con la palabra “jurisdicción”, cuyo primer significado como “potestad derivada de la soberanía del Estado de aplicar el derecho a un caso concreto para resolver una controversia”, no se compadece con la raíz latina que nos regresa hasta su fórmula simplificada: “decir el derecho”.

El ejercicio básico de dirimir una controversia entre miembros de una comunidad está en las bases mismas del pacto social. Someter parte de nuestra libertad personal a un tercero, el Juez, representante del Estado, para que dirima por vía pacífica la diferencia a cambio de evitar la justicia por propia mano. Por décadas, los ciudadanos que participaban en contiendas judiciales sentían aún la cercanía de quienes impartían justicia en un tribunal, hasta que la sofisticación propia de las grandes metrópolis borró con su anonimato toda secuela de proximidad.

Pilas y pilas de gruesos expedientes, gestionados bajo la liturgia de un gremio de juristas entregados de lleno a las formas y solemnidades de los códigos y la jurisprudencia. Al final, luego de años y años de litigios, recursos, incidentes, apelaciones y amparos, algo tomaba forma como “cosa juzgada”, que poco o nada se parecía a la añorada justicia pretendida por una persona al inicio de una disputa.

Como parte del ritual, las sentencias judiciales se regodean en expresiones ininteligibles para el grueso de los mortales. La técnica judicial, erigida en musa suprema de la abogacía, demanda precisión absoluta en cada término, construyendo con el lenguaje un remoto lugar en alguna parte del mundo de la ficción y las formas. Y para poder pasar hay que tener toga y birrete.

tecnica judicial
Imagen: Simone Chesterman.

“La recurrente no pudo probar la pertinencia de las acciones planteadas al a quo, al haberse desechado la prueba superveniente por ser inconexa con la litis planteada”. Para los abogados, simple, para los otros…

En cambio, déjenme transcribir la sentencia dictada por un Juez de Distrito en un caso planteado en San Luis Potosí, por un grupo de menores, en su versión de lectura fácil:


Hola (nombre de los menores):

Les envío un saludo y espero que se encuentren bien de salud. Mi nombre es Marco Antonio Vignola Conde, soy Juez de Distrito y quiero comunicarles que sus mamás y papás hicieron de mi conocimiento que la escuela en la que estudian, que se llama Primaria Bilingüe “Emiliano Zapata”, se encuentra en malas condiciones y por ello no es posible que les enseñen y que ustedes aprendan adecuadamente.

Me dijeron que su escuela tiene salones de clase en mal estado; su mobiliario, como sillas, pizarrón, mesas y demás, tampoco es adecuado para su aprendizaje; además de que el baño de su escuela no se encuentra limpio y en buenas condiciones.

Las condiciones en que se encuentra su escuela, las pudo observar una persona a la que llaman “actuaria”, porque acudió a inspeccionar el lugar, hizo anotaciones de cómo se encontraban los salones de clase, los baños, las paredes y tomó fotos de todo ello.

Tomando en cuenta que ustedes tienen derecho a una educación adecuada, determiné que su escuela debe contar con espacios, muebles y materiales que les permitan estudiar de la mejor manera.

caos escolar
Imagen: SquareSpace.

Esta determinación está por escrito, en hojas de papel a la que se le llama sentencia, en la que se les pide a las personas de su escuela que debe haber aulas suficientes para todos los alumnos, una biblioteca, pizarrones, sillas, un patio, un lugar para practicar deporte y bebederos.

Las niñas y niños de su escuela, incluidos ustedes, podrán ver que su escuela la irán reparando para que asistan a un lugar más bonito en el que se sientan cómodos y a gusto para tomar sus clases.  

Me despido de ustedes y quedo atento a las reparaciones que se hagan en su escuela.


Evidentemente, un documento legal redactado en estos términos no requiere explicación sobre el caso que lo genera y lo que se resuelve. En unos cuantos párrafos, con toda sencillez, el juez explicó a los beneficiarios del amparo el resultado y las consecuencias de la resolución del caso.

Cuando la ley se baja del pedestal que los juristas le hemos construido, convirtiéndola en un objeto suntuario accesible sólo para unos cuantos, la volvemos más humana y más cotidiana. Traducir una sentencia, voluminosa y encriptada, a un lenguaje llano, resulta una tarea que tiene más contenido que un ejercicio simple de traducción. Es, en realidad, una forma de abrir la puerta de la justicia a quienes la piden y necesitan.

Es, sin lugar a dudas, una forma nueva de “decir el derecho”.


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NXIVM, un modelo patentado

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Un aspecto poco conocido de la “secta” de Keith Raniere, son los sólidos fundamentos empresariales de su modelo de negocio, sostenido sobre derechos de patentes y marcas, y de eficacia probada mediante el manejo de una sofisticada red de licencias.

El hoy sentenciado a cadena perpetua, líder del grupo conocido como NXIVM –calificado desde hace algunos años como “secta”–, fue acusado por delincuencia organizada, tráfico sexual, abuso de menores y extorsión, marcando el final de un resonante asunto que ha involucrado personajes conocidos en nuestro medio, de los que el más destacado y visible es Emiliano Salinas. Como muchas veces atestiguamos, no necesariamente en su origen estos grupos obedecen a propósitos deleznables. Más bien, en el camino, como resultado de la adoración fanática que eleva a sus líderes a pedestales inconfesables, las cosas se tuerzan y terminan en lugares impensables.

Más allá del interesante análisis de corte psicológico que pueda explicar la alienación que supone el abandono de principios propios para abrazar los que proclama un líder, y que escapan totalmente a mi campo de conocimiento, resulta sobresaliente encontrar una secta con un modelo empresarial tan vanguardista.

Keith Rainere, NXIVM Mexico, secta sexual
Ilustración: Plumas Atómicas.

El primer elemento que se debe destacar es la existencia de una patente para el “método de investigación racional para la mejora personal y grupal”, del que Keith Raniere es inventor y propietario. La patente correspondiente, que fue tramitada bajo los auspicios del sistema internacional, tiene extensiones a Europa, Estados Unidos, Japón y México.

En forma resumida, la invención reclama como método innovador la estructuración de una serie de preguntas, métodos y observaciones que conducen a respuestas, significados, ética, esencia personal, propósito y una mayor conciencia. Las preguntas y observaciones en el método se proporcionan al individuo en una matriz o una pluralidad de módulos, incluyendo prácticas y consultas. La matriz, incluidas las prácticas y las consultas, se utilizan para ayudar al individuo a determinar un modelo de existencia interna humana consistente y determinar una matriz mínimamente asumida de realidad objetiva. Si a través de la comparación de las matrices se detectan diferencias, se dice que se produce una desintegración. La desintegración se elimina permitiendo que el individuo se integre a través de una conciencia más completa de una creencia limitante.

Esta compleja redacción, insertada como resumen de la patente, no es otra cosa que un método de análisis y evaluación de información que permite diagnosticar ciertas áreas de supuesta debilidad de una persona, al cotejarse contra los parámetros predefinidos por el propio modelo. Es decir, es un tipo de encuesta que permite identificar los aspectos de una persona que se apartan de un ideal definido por el modelo, a fin de poderlos trabajar y superar de manera medible y dirigida.

Rainere, marca registrada
Imagen: Film Daily.

La patente, claramente, deja ver una serie de parámetros que según mi apreciación rallan en el autoritarismo que suele gestarse en este tipo de grupos de motivación y superación personal.

Además de derechos de patente, la organización NXIVM cuenta con marcas registradas en diversos países, para la extraña nomenclatura de su nombre. En el caso de México, las marcas fueron tramitadas ante el IMPI desde el año 2003, bajo los números de registro 833599 y 833600, amparando, entre otros servicios, los correspondientes a “servicios de capacitación en desarrollo del potencial humano”.

Completando el cuadro empresarial, la organización recurría a un modelo tipo “franquicia”, para autorizar el uso de sus patentes y marcas a empresarios que en diferentes países quisieron implantarlo replicando las mismas bases, métodos y objetivos. De esa manera, los pagos de regalías enviados a la matriz estadounidense, cerraba el círculo de generación de riqueza para Raniere.

Con independencia del nutritivo filón policíaco que el caso apareja, es interesante rescatar la vertiente empresarial de la historia, que coincide con algunas de las célebres historias de conocidos villanos que, no por ser delincuentes sentenciados, dejan de tener derechos de Propiedad Intelectual que su triste celebridad potencia.


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Leo Messi o Diego Maradona

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Falso dilema, porque las épocas, los sistemas de juego, los medios de comunicación, el material de los balones, los criterios arbitrales y los propios aficionados somos diferentes. Porque, además, no hace falta contestar la pregunta. Para los que hemos vivido el futbol como una larga avenida en paralelo a nuestros días, la única respuesta posible es Messi y Maradona; y Cruyff, Platini, Zidane, Pelé y Garrincha.

Viví en vivo, a los 10 años, la magia de Pelé elevándose por encima de Facchetti para hacer el primer gol de Brasil en la final de 1970 en el Estadio Azteca. Y después, el genial pase acompasado que dio Pelé a Carlos Alberto para firmar el famoso “gol del presidente”, que sellaba la Copa del mundo a favor de Brasil con un contundente 4-1 frente a Italia.

maradona
Imagen: Footy Fair.

Después, en 1986, la vida me regaló otro momento inolvidable para poder ver, otra vez en el Azteca, el histórico gol de Diego Maradona contra los ingleses, luego de burlar a seis enemigos en el camino. La “mano de Dios” que abrió el marcador, quedó en el terreno de lo anecdótico. Hoy me pregunto si el nefasto “VAR” la habría podido revelar al dominio público o también habría sido burlado.

Como León Gieco, “Sólo le pido a Dios” me conceda ver a Messi en vivo levantando la Copa del Mundo. Como Qatar está lejos, deberá ser en la Copa del Mundo que se celebrará en la tierra del T-MEC en 2026. Aunque Leo Messi ya tendrá 37, si el COVID no tiene planes para mí, espero no faltar a la cita.

De Maradona sólo puedo decir que su figura embelesó mi juventud con sus destrezas, pero aún más, su personalidad estridente no dejaba lugar para la duda. Siempre echado para adelante, siempre desafiante. Cuando escucho a sus detractores decir “mira nomás como acabó”, me repito en silencio que “como quiso”, “como pudo”, y que de hecho “no ha acabado”. Su lucha contra las adicciones es una más de sus gambetas extraordinarias. A veces, hay que claudicar ante la eficacia en beneficio de la estética. Lo dijo en una entrevista: “meter un gol así no sirve”. Tener la humildad de venir a dirigir a un equipo de división de ascenso en México y hacerlo con la misma pasión que el día de su debut como profesional “a los 14 años”, habla de la verdadera grandeza de un corazón que es más poderoso que dos piernas en estampida. Diego Maradona es para mí un amigo que nunca conocí, pero al que siempre quise.

messi
Imagen: Dribbble.

Y de Messi, qué decir. Si el juego ha alcanzado en una sola persona su mejor versión, su mejor justificación y su mejor promotor, es con este prodigio que no deja de entregarnos belleza en cámara lenta. Para los que hemos jugado este deporte, no hay forma de ignorar la exquisitez de cada decisión de Leo, basada en la intuición más infantil. La pelota es mía y primero la disfruto yo. Después, un perfecto pase al hueco demuestra que tiempo y espacio son los dos insumos que integran la ecuación, recordando que es un juego en equipo. Pero claro, meter de a 3 goles por jornada es también jugar en equipo.

Lo más memorable de Leo Messi es aquel día en que a una pregunta inquisidora de una periodista acechándole por sus nervios antes de una final de Champions, se limitó a decir: “al final, esto no deja de ser un juego, y yo un pibe con un balón”.

Hoy que las nuevas estrellas rutilantes inundan las ligas del mundo, en un intercambio de jugadores de todas las nacionalidades y orígenes, y que la globalización de la imagen nos alcanza en cualquier rincón, me pregunto si no será esta la esperada “diáspora del mundo”.


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Libros viajeros y otras vicisitudes

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Luego de sortear varios “pendientes” que la pandemia me urgía a atender, llegué a uno que me esperaba pacientemente desde hace más de tres años. Revisar las cajas de libros de la biblioteca de mi difunto padre, que fueron remitidos a la bodega en espera de la sentencia que sellaría su destino.

La primera disyuntiva era si abrir o no las cajas. La tentación de superar la nostalgia a través del acto redentor de la donación bibliotecaria se mostraba convincente. Razones para no mirar las había por doquier. Al final, la idea de encontrar algún tesoro escondido pudo más y empecé la meticulosa revisión de cientos de ejemplares reunidos a lo largo de toda una vida.

En mi trituradora de pensamientos irracionales, que suelo utilizar por las noches, pronto descubrí una conclusión que soportaba el análisis. Si muchas veces perdía tardes completas mirando libros usados en librerías de viejo, era una deslealtad mayúscula no dedicar tiempo al rescate de los libros de los que hoy me sentía guardián y verdugo. Más de una generación descansaba en esas cajas, esperando pacientemente que su suerte fuese dictada.

libros y surrealismo
“Autorretrato” de André Martins De Barros (1942).

Uno nunca sabe si un volumen de Voltaire podría ir a dar a un lector en un lugar remoto, e iniciar una revolución. De todas las decisiones posibles, la única que me empezó a parecer injusta e improcedente era mantener toda esa literatura encarcelada.

Enfrentar los primeros ejemplares me obligó a construir criterios de “selección natural” para decidir cuáles serían los sobrevivientes. Empecé a notar que no era una decisión sencilla, porque las excepciones a las reglas empezaron a superar en número a los propios criterios que había enarbolado inicialmente. Para mi sorpresa, al concluir la revisión del primer paquete, el 90% de los textos habían sobrevivido al escrutinio. ¿Me deshago de la colección de novelas de Luis Spota? Sí, son de un México que ya no existe. ¡No, ahí está la explicación de muchos de nuestros actuales desencuentros!

Empecé entonces por eliminar a los que estaban en pésimo estado de conservación. Luego descarté a los que resultaban anacrónicos y superficiales. Los almanaques, metódicamente reunidos del año 1966 a 1981 tuvieron que ser sacrificados, por más que el del año 67 reseñaba el mundial del futbol en Inglaterra y la primera transmisión en vivo del partido final a través del famoso satélite “Pájaro madrugador”; también el del año 1970, reseñando la llegada del hombre a la Luna en el año previo. Mi consuelo, cada vez que mandaba un ejemplar de regreso a la caja, era que “toda esa información ya está en internet”.

Lastimosamente, las enciclopedias siguieron el mismo camino. Las que por años consideré compendios del saber humano, celosamente guardado en sus duras pastas de imitación piel, hoy formaban una pila de papeles pesados e inservibles. La “Salvat”, la “Espasa Calpe”, la de “Historia de México” de pasta rosa y serpiente dorada, todas sacrificables ante la invencible potencia de “Wikipedia”. Con qué nostalgia recordé a mi papá yendo cada viernes al Aurrera de Taxqueña a adquirir el número siguiente de la Enciclopedia Británica, y todo lo que tuvo que hacer para conseguir el tomo XII, que por algún misterio escapó a su metódica rutina de cada semana.

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Imagen: D. Thompson.

Ante la imposibilidad de conservar los restantes volúmenes, opté por descartar los libros de Derecho superados por la acción del tiempo. Conservé los de filosofía del derecho, pero cargué con los de civil, penal y constitucional, reducidos a meras memorias históricas luego de cientos de reformas en las últimas décadas. El derecho es una de las actividades en las que un plumazo del legislador acaba con bibliotecas completas. Entre ellos, conservé los que portaban alguna dedicatoria del autor, que de plano no pude regresar a la caja. Otros salvaron el pellejo gracias a sus excelentes presentaciones en piel, que me pareció grosero ignorar. En estos tiempos, un libro así es al menos un objeto de arte, especialmente en los “loft” de jóvenes en los que no suele existir un solo libro en sus repisas.

Los libros que más me dolió descartar fueron aquellos cuyos lomos leí por años, asumiendo que un día lo haría. Identifiqué cientos de títulos que, como breves mensajes portadores de promesas del saber, mantuvieron sus secretos hasta ahora. Me quedé, sólo por atemperar la mala sensación, con 10 o 12 de los más enigmáticos y seductores.  Títulos como “El país de las sombras largas”, “70,000 contra uno”, “Tus zonas erógenas” y “El sol se muere”, reposan ya en mi librero, como testigos silenciosos y necios de la vorágine que lo transformó todo en los últimos 40 años.

Claramente, la variedad de temas que abriendo las cajas descubrí, me revelaron facetas de mi señor padre que sólo aumentaron la certeza de lo poco que sabía de él. Digamos que pude ver, aún más claro, el aire enigmático que lo acompañaba. Por un momento, ante la diversidad de temas, me pareció que no hace tanto nuestro conocimiento era aún accesible en una sola vida. Después, la geometría volcó sus efectos sobre el saber y lo explotó hasta los niveles de lo imposible. La especialidad es inaccesible por su grado de detalle, y el saber general es inatendible por ser inabarcable.

Así que henos aquí, con pedazos sueltos de información que no nos dejan entender dónde estamos, ni a dónde vamos, intercambiando conocimiento práctico sólo como una forma de sobrevivir.

Al final, un libro en particular decidí rescatar, limpiar y conservar a pesar de su mal estado y de estar escrito en árabe. Lo hice porque la dedicatoria era de mi abuelo a mi padre –escrita, por cierto, en un español deficiente– en septiembre de 1939.


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Dimes y diretes de la nueva Norma de etiquetado

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Las modificaciones realizadas a la llamada norma NOM 051, la cual establece las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas preenvasados que se comercializan en el país, representa el esfuerzo más significativo en la historia de esta clase de regulaciones, con el objetivo de trasladar al consumidor información clara sobre los riesgos de salud que cada producto pudiera representar.

La reforma se inserta en las acciones que desde hace varios años se iniciaron, como respuesta a la gravedad de las cifras que reportan índices elevados de obesidad y sobrepeso en el país, con particular incidencia en niños. Los cambios no se han limitado a la Norma Oficial Mexicana de etiquetado, sino que ha alcanzado a la ley de salud y los reglamentos que regulan la publicidad de esta clase de productos.

En general, parece existir consenso entre autoridades, expertos, instituciones académicas, asociaciones de consumidores e industria, respecto a la necesidad de hacer más clara la información nutrimental de los empaques, así como en la necesaria reformulación de productos. En lo que claramente no existe acuerdo es en los medios propuestos por la norma para estos fines, que están yendo aún más lejos que el modelo regulatorio seguido para su implementación, que es el modelo chileno.

etiquetado de alimentos
Imagen: Gatón.

Uno de los principales puntos de oposición deriva del empleo de los sellos preventivos que se aplicarán a las etiquetas frontales, que reducen su lenguaje a frases tan lacónicas como “exceso calorías”, “exceso azúcares”, “exceso grasas saturadas”, “exceso grasas trans”, “exceso sodio” y “contiene edulcorantes evitar en niños”, por considerar que los mismos no discriminan entre los que apenas pasan el límite, de aquellos que lo hacen sobradamente. Sobre este punto, otros sistemas empleados en el mundo ofrecen opciones en colores que son fácilmente entendidos por los consumidores. Dar el mismo tratamiento a productos tan disímbolos nutricionalmente como las sardinas y las galletas no puede justificarse, y a la larga, serán los propios consumidores los afectados por la “simplicidad” de la información que la nueva norma les ofrece.

Otro de los grandes temas de debate es la obligación propuesta por la norma de suspender el uso de personajes, dibujos, celebridades y otras formas promocionales, como presunto mecanismo para desincentivar su consumo, cuando exista obligación de aplicar uno o más sellos preventivos, lo que suena a censura previa que compromete la libertad de expresión. No es éste un tema menor, ya que los niveles de lealtad que una marca logra con sus consumidores, con el trabajo de muchos años, obliga a la empresa a mantener altos estándares de calidad.

Con la misma lógica, las restricciones mencionadas alcanzan ahora a la publicidad, por lo que el “Osito Bimbo” no sólo no estará en las etiquetas, sino que será también suprimido de la publicidad, es decir, pasará a las filas de las especies en extinción. Otra importante modificación, que sin duda tendrá un efecto disuasivo en inversión publicitaria, es la novedosa obligación de solicitar permiso previo de Cofepris –sí, la que ahora comanda Hugo López Gatell–, para hacer publicidad de estos productos en televisión, salas de cine, sitios de internet y redes sociales.

Las condiciones en que todo el proceso de conformación de estas reglas se ha gestado, ha sido de total desencuentro entre la iniciativa privada y los reguladores. Instalados en la visión del fanatismo, las autoridades han hecho cuanto está a su alcance para doblegar los intentos para alcanzar una regulación balanceada, que informe con veracidad, evitando que el nuevo etiquetado frontal se convierta en la letra escarlata. Lamentablemente, el ambiente de linchamiento se ha exacerbado en la distribución de responsabilidades por los escandalosos números de la pandemia en nuestro país.

etiquetado de alimentos
Imagen: Salud con Lupa.

Los efectos de la campaña de desprestigio empiezan a derivar hacia diversos Estados que han prohibido la venta de los productos a menores de edad, lo que verdaderamente raya en lo grotesco. ¿De verdad estamos dispuestos a asumir que un niño no pueda comprar un chocolate en la tienda de la esquina?

Así, México se está convirtiendo en el país con la regulación más prohibitiva y compulsiva en materia de etiquetado y publicidad de alimentos procesados, sin que las bases del sistema hagan sentido en una visión integral. En primera instancia, porque los sistemas binarios de bueno o malo (el uso sellos o prescindir de estos) han probado su ineficacia; en segunda instancia, porque no se promueve la adecuada dieta balanceada, esto es, se pueden lograr niveles óptimos de ingesta de nutrientes consumiendo el 100% de productos con sellos de este tipo; en tercer lugar, porque no se promueve el consumo de porciones pequeñas, sino que se les sanciona con sellos aunque no incluyan los niveles de riesgo que la norma sanciona. Finalmente, porque la diabetes y la obesidad requieren un enfoque multifactorial para su entendimiento y combate. ¿Y si prohibimos la venta de gasolina porque contamina?  

Además, si se extienden los mismos filtros de análisis a los alimentos que se expenden en puestos callejeros, en fondas, o en los propios hogares, los resultados no serían diversos. Casi todo lo que ingerimos llevaría sellos.

Todos entendemos que defender la salud es una prioridad social de la más alta estima, sin embargo, cuando la obligación impuesta pudiera tener un efecto positivo cuestionable o poco perceptible, causando grandes afectaciones, es cuando podemos empezar a hablar de desproporcionalidad e ineficacia de la norma.


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¿Qué va a pasar?

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La interrogante refleja bien el estado de incertidumbre desde el que pregunta y acosa al destinatario, que se sabe desarmado. La pregunta no se lanza esperando una respuesta, es simplemente, una expresión del desasosiego existencial de quien eleva la duda a la categoría de postulado. Pero escucho la pregunta todos los días, en todas partes, por todas las causas —o sin ellas—, yo mismo la hago y me la hago repetidamente, cambiando la respuesta de acuerdo a las muchas variables que el ánimo refleja en estos días. Días de zozobra, días de luto, días de dudas.

El nuevo “jomofis” permite dirigir la energía a mejores causas, enfocándonos en parte de lo que podemos controlar. Podemos engañar al estado de ánimo con la normalidad de un trabajo redentor, que nos recuerde lo útiles que solíamos ser. De paso por la oficina, desierta y polvosa, la realidad se reinstala en el territorio del futuro incierto.

En mi caso, la cosa se puso convergente. En el mismo minuto que empezó la pandemia debía celebrar mi cumpleaños 60. Se suponía que, para ese feliz momento, luego de una vida de trabajo continuo, podría empezar a disfrutar de las mieles de la reducción voluntaria de la actividad, para dedicarme a las mejores causas de la lectura sosegada, el estudio de lo elegido por convicción y la escritura de textos legales. En cambio, lo único que observo es que me convertí en parte de la “población vulnerable”, que requiere de cuidados adicionales para no morir.

poblacion vulnerable
Ilustración: Paweł Jońca.

En la vorágine de lo inescrutable, hemos continuado nuestra firma tratando de surfear las olas mas grandes asumiendo que, en algún momento, las aguas tomarán su nivel. Pero no es así, la transformación de las formas tradicionales de trabajo parecen haber mutado desde su raíz, para desnudar los verdaderos valores trasladados en cada comunicación al cliente. La parafernalia de las grandes oficinas, con kilométricas mesas de juntas y las sucursales en otras ciudades y países se ve colapsada por la nueva realidad, que irrumpe con todas sus consecuencias sin preguntar siquiera. Hoy, lo más importante es tener una buena conexión de Internet y que el perro no ladre durante el “Zoom”.

A los abogados que “optaban” por seguir litigando a la antigüita, mirando de manera indiferente las opciones del juicio en línea, hoy les llueve desde “la nube” y nos obliga a actualizarnos en la virtualización de una forma de operar que transformará nuestra práctica irremediablemente. Esta transformación, por cierto, la miro tomar por asalto todos los giros y actividades.

Hace unos días, entre los montones de videos y materiales que circulan en redes, llegó a mis manos un interesante artículo escrito por Prakash Iyer, que reseña la historia del puente sobre el río Choluteca en Honduras, en el cual narra cómo, después de años de dificultades y sueños rotos, en el año 1996 logró construirse con casi 500 metros de longitud, para disfrute y orgullo del país entero. La construcción fue desarrollada por una firma japonesa con las más altas especificaciones técnicas para poder resistir las difíciles condiciones climáticas de la zona.

Prakash Iyer
Prakash Iyer, autor de best-sellers, ponente motivacional y coach en liderazgo (Fotografía: Bureau).

En octubre de 1998, el puente tuvo que enfrentar su mayor desafío ante la llegada del huracán Mitch, sin duda el de mayor poder destructivo en la historia de América Central. Al paso de los días, se pudo constatar la devastación total que el fenómeno había causado, arrasando con todos los puentes del país, menos uno: “el Choluteca”, que se erguía incólume.

 El problema, sin embargo, era que los caminos que llevaban al puente estaban completamente destruidos, por lo que ya no conectaba nada, y peor aún, como consecuencia del meteoro, el río cambio su curso y ahora ¡pasaba al lado del puente!

La anécdota reseñada por Iyer es terriblemente ilustrativa de lo que nos esta pasando ahora. Nuestras carreras, nuestros negocios y nuestras vidas están sufriendo transformaciones radicales que nos demandan adaptación total al cambio, o sentarnos a ver la destrucción desde una incómoda butaca en la intemperie. Nuestros puentes siguen ahí, pero ya no sirven para nada, o casi nada.

conectividad
Ilustración: Gary Bates.

Debo decir que, por varias semanas estuve muy enojado con los chinos, por haber creado o permitido el virus y por su mala administración de la crisis, y claro, por no haber prevenido oportunamente al mundo sobre la entonces epidemia. Luego me enojé con el Gobierno Federal por su pésima gestión de la pandemia, que nos ha colocado entre los países con mayor número de casos y defunciones. También me molesté con el propio coronavirus, que en su insensata naturaleza viral nos ha puesto de cabeza como país y como grupo. Los conspiracionistas, con todas sus teorías esotéricas explicativas del virus, han ocupado también buena parte de mis deseos criminales más oscuros.

Así que hoy, cuando me preguntan ¿qué va a pasar?, contesto con toda certeza que no tengo la más remota idea. Que creo, eso sí, que a partir de hoy cada comida con los amigos, cada abrazo con los cercanos, cada carambola acertada, cada partido de futbol atestiguado, me deparará un acto de disfrute y plenitud.

Por ahora, sólo hasta ese punto llega mi respuesta.


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Llegan reglas “duras” para Internet y redes

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La reforma “digital” que se incluyó en el paquete de leyes promulgadas el 1º de Julio pasado –y ya en vigor–, en forma silenciosa –por no decir “mimetizada”–, dio un giro de 180 grados a nuestra ley en la materia. Podemos decir, inclusive, que de esta manera concluyó una discusión que tomó más de una década resolver en el país.

Digo que nos tomó casi una década resolverlo porque en el 2011 el Senado mexicano se negó a aprobar la promulgación de un tratado internacional antipiratería –el llamado ACTA–, que había sido ya firmado por el Ejecutivo, y que obligaba a México a incorporar en su ley interna lo que apenas hoy se consolida. Muy importante entender, entonces, qué sucedió en nuestro país para pasar, de una posición a favor de libertades irrestrictas en Internet, a otra de limitación de contenidos protegidos por derechos de autor. Ha sido ésta una batalla larga, desgastante, mundial, en la que los avances de la posición pro-defensa se han dado en pequeños lapsos y metro a metro.

El tema no es menor. Internet y las redes sociales se han convertido en la herramienta que ha transformado el mundo, otorgando a cada ciudadano, y a cada grupo, un lugar y una voz. La construcción de la opinión pública a partir de la transversalidad y la posibilidad de interacción de las redes digitales ha transformado nuestros hábitos: cómo estudiamos, cómo nos comunicamos, cómo compramos, cómo nos divertimos, en sí, cómo vivimos. La parte onerosa y gris de este mundo virtual hiperconectado es la de los autores y titulares de derechos, que sólo parcialmente han recuperado la opción de cobrar por la explotación de sus obras en el campo digital.

leyes para internet
Imagen: elTOQUE.

Lo que los sistemas jurídicos no han podido lograr, en términos de disuadir conductas lesivas a través de las muchas rutas que tiene la piratería, plataformas como Spotify, iTunes y Netflix, lo han alcanzado en algunos segmentos de mercado, reduciendo significativamente los costos del disfrute de música y películas. Sin embargo, en rubros como el software, los videojuegos y los libros, los índices de tráfico ilegal de contenidos siguen siendo alarmantes.

Bajo las nuevas reglas que incorpora la ley de derechos de autor y el Código Penal, el que posea derechos sobre determinados contenidos, podrá solicitar a las plataformas el retiro inmediato de los mismos, dando prueba de su reclamo; si la solicitud cumple méritos mínimos el contenido será “bajado”, dando oportunidad a la otra parte de probar a su favor y eventualmente lograr mantenerse en la plataforma. Otros alcances de la regla permitirán, también, lograr órdenes efectivas contra sitios web sospechosos de violar derechos de autor, como medida inicial en un juicio.

En el entorno digital, esperar a que una sentencia, después de varios meses (o años), reconozca un derecho y ordene suspender operaciones resulta inútil, especialmente con las facilidades de relocalización y reconexión que ofrece Internet –y las redes sociales–, bajo múltiples identidades (perfiles y nombres de dominio). Por este motivo, la posibilidad de detener a los sitios ilegales en forma expedita resulta medular en el combate a la piratería digital, aunque a muchos les parezca un acto de censura que vulnera en forma grave derechos fundamentales de libertad de expresión.

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Imagen: La Voz.

En países que han aplicado estas reglas desde hace años, es factible que se ordene a un proveedor de servicios de Internet (como Infinitum o Total Play), cortar el servicio a un usuario que es detectado bajando contenidos ilegales en forma reincidente. Es decir, si el suscriptor es detectado bajando películas u otras obras de sitios ilegales, podrá llegar a ser dado de baja sin haberse seguido un procedimiento previo. Veremos cómo funcionan estas disposiciones en el nuestro.

Para los puristas, este tipo de medidas implican violaciones graves a los derechos de audiencia y debido proceso, y claramente representan pérdida de libertades civiles. Para el otro bando, estas medidas son las únicas que pueden permitir la operación eficiente de las redes digitales, con seguridad para todos y permitiendo a los autores el ingreso que el sistema les reconoce.

Desde luego que muchas de las interrogantes hoy abiertas por la nueva legislación, sólo se irán respondiendo en los meses y años por venir, según si la aplicación de las reglas pasa por los filtros de las autoridades administrativas y del poder judicial. Aun así, resulta paradójico que este cambio, de clara orientación “neoliberal”, se presente en estos tiempos.

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