Espiritualidad Sin Fronteras

Espiritualidad y expansión de la consciencia

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La espiritualidad está íntimamente relacionada con el desarrollo de la consciencia. Tema muy de moda en esta época que necesita ser aclarado para delimitar a qué hace referencia y sobre todo qué prácticas contribuyen a su expansión.

El diccionario de la Real Academia Española proporciona cuatro acepciones para definir qué es la consciencia: 1) Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella. 2) Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. 3) Conocimiento reflexivo de las cosas. 4) Acto psíquico por el que un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo.

En todos los casos implica una forma de reconocer e integrar las experiencias de la vida y se encuentra relacionada con el percatarse de que se está existiendo en un mundo que a su vez está acaeciendo.

Espiritualidad y consciencia
Ilustración: Fran Pulido.

Esta habilidad implica dos momentos y funciones diferentes. El primero, corresponde al conocimiento inmediato, es decir, al darse cuenta de aquello que está sucediendo en un momento dado. Para hacerlo requiere de atención plena en tiempo presente para registrar los diferentes datos provenientes de los sentidos y que, en condiciones ideales, incluye identificar las emociones y sentimientos que desata. El segundo, comprende la reflexión que permite afirmar, modificar o descartar las respuestas de la persona a la realidad. En la medida que cada sujeto desarrolla su consciencia, éste se hace dueño de su historia y dirige su destino hacia donde prefiere en vez de que la vida le viva.

En ninguna de las definiciones anteriores hay una connotación que implique un juicio de valor, pues éste en realidad pertenece al ámbito de la moral y/o la ética.[1] La palabra que describe esta función es conciencia –sin “s”– y corresponde, de acuerdo nuevamente al Diccionario de la Lengua Española, al “conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios”; o, en otro de sus significados, al “sentido moral o ético propios de una persona”.

Este conocimiento se origina a partir de dos fuentes: una proporcionada por el entorno, religioso o no, que determina la bondad o la maldad de los actos; la otra, propia de la facultad humana de reconocer esta diferencia. Ambas requieren ser cultivadas, ponderadas y asumidas durante la vida y son susceptibles a modificación en la medida que la persona cuenta con mayores elementos para analizar y comprender una situación.

consciencia
Ilustración: Victor Mosquera.

En efecto, tanto la consciencia, inmediata o reflexiva, como la conciencia, o conciencia moral, requieren ser formadas para expandirlas. Actividad que inicia con la existencia misma y que continúa a lo largo de toda la vida. Proceso que puede ser inhibido, detenido o desarrollado y cuyo único obstáculo o límite se encuentra en la decisión y la voluntad de la persona misma.

El ser humano no sólo percibe y analiza la realidad, también interactúa con ella, de forma irreflexiva o razonada, impulsiva o moderada, ética o inmoralmente. De aquí la relación entre la espiritualidad y la conciencia, es decir, una valoración más humanizada e integral de la realidad hace que las acciones personales sean más constructivas y unificadoras, y contribuye a una mejor condición de existencia para sí mismo, para los otros y para el entorno en general.


Notas:
[1] La palabra moral, por estar asociada al ámbito religioso, se considera más subjetiva, sin verdadero fundamento teórico y suele descalificarse. En cambio, a la palabra ética se le reconoce un mayor valor objetivo, por lo cual la mayoría de los autores la prefieren.


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Los aportes de los cinco pilares del islam al desarrollo espiritualidad

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Todas las tradiciones religiosas tienen aportes que contribuyen al desarrollo espiritual, así como a una vida personal y comunitaria mejor. Acercarse a conocer sus principios básicos de manera respetuosa elimina prejuicios surgidos de la ignorancia, genera ambientes de convivencia armónica y permite profundizar en la propia espiritualidad.

El islam, como toda tradición religiosa, tiene enseñanzas y principios valiosos para la humanidad entera. Entre ellos destacan los cinco pilares sobre los cuales está construida esta religión que deben cumplir todos los musulmanes a partir de la pubertad.

Testimonio de la unicidad de Dios y de la profecía de Mahoma (Sahada)

El primer fundamento de la fe islámica está en reconocer la existencia de un solo Dios y en la veracidad del mensaje de su profeta. La expresión de este testimonio en árabe dice “Atestiguo que no hay divinidad fuera de Dios, y que Mahoma es el enviado de Dios”. Esta confesión de fe acompaña al fiel toda su existencia y genera un sólido vínculo afectivo y de confianza.

pilares del islam
Ilustración: Feifei Ruan.
Oración ritual (Salat)

La liturgia musulmana se basa en cinco oraciones diarias que los fieles están obligados a efectuar: al-fajr al amanecer, al´zohr al mediodía, al-’asr a media tarde, maghreb al ponerse el sol y al-’asa por la noche. Además, los varones se reúnen en la mezquita los viernes por la mañana para orar y escuchar el sermón. También hay otras oraciones especiales para las grandes fechas del año y, en ocasiones diversas, como calamidades públicas o funerales. La oración se realiza en estado de pureza ritual para lo cual son necesarias las abluciones de agua en pies, manos, brazos, cara y cabeza; se hace siempre orientados hacia La Meca e incluye inclinaciones, postraciones y movimientos específicos de las manos.

La limosna o impuesto social (zakat)

El zakat es un tipo de diezmo destinado a los pobres o para aquellos que han caído en desgracia, se encuentran separados de sus fuentes de ingresos o están agobiados por las deudas. Es un impuesto de beneficencia que permite además financiar empresas de interés para toda la comunidad que ha funcionado como factor de solidaridad y de unidad. Los beneficios del zakat está dirigido exclusivamente para los musulmanes; sin embargo, la limosna del ramadán puede dedicarse a miembros necesitados fuera de la comunidad religiosa.

oraciones islam
Ilustración: Ellie Hodesdon.
El ayuno del mes del ramadán

El mes del ramadán recuerda la revelación del Corán a Mahoma por parte del ángel Gabriel. Se celebra el noveno mes del año lunar musulmán y consiste en ayuno de sólidos y líquidos, incluida el agua, prohibición de tabaco y relaciones sexuales durante el día. Por la noche el ayuno se rompe con cenas fraternas que se comparten con familiares, amigos y comunidad. Es un mes que recuerda a los ricos el hambre de los pobres, además de ser un contundente ejercicio de autodominio y ejercicio de la voluntad al resistir el hambre, la sed, la necesidad de fumar y las pasiones.

Peregrinación a La Meca

El sentido de la peregrinación es la remisión de todos los pecados anteriores. Está obligada una vez en la vida para todo musulmán adulto libre que tenga los recursos necesarios para llevarla a cabo sin descuidar los compromisos económicos con su familia y con la condición de que el trayecto sea seguro, es decir, que no esté amenazado por guerras, bandidos o pandemias. Durante la peregrinación el fiel recorre siete veces la distancia entre las colinas sagradas de Safa y Marua, da siete vueltas rituales a la Kaaba al principio y al final del trayecto y arroja piedras a tres pilares que simbolizan el demonio.

Las siete sencillas, pero profundas prácticas que sostienen el islam fortalecen la disciplina y el espíritu de los fieles, establecen un hondo vínculo con Alá, forman comunidad y promueven la solidaridad hacia los menos favorecidos.


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Causas, condiciones y consecuencias

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La relación causa-efecto es ampliamente conocida en el budismo, forma parte de las enseñanzas de las Cuatro Nobles Verdades y se encuentra en el fundamento de su práctica. Esta comprensión de la realidad es de gran utilidad para todos independientemente de la confesión religiosa o carencia de la misma, y de alguna manera se pone intencionalmente en la práctica cuando se tiene un objetivo en el horizonte.

Causa-efecto es un binomio que permite comprender el flujo de la vida. Este proceso, en perenne movimiento, es el autor de las condiciones de vida personales y comunitarias. Analizarlo facilita mirar al pasado, presente y futuro de forma objetiva. En efecto, hacia el pasado faculta observar las causas que fueron tejiendo la historia personal. En el presente, permite ver y comprender las causas que se encuentran en el pasado como precursoras y orquestadoras de la realidad actual. Hacia el futuro habilita proyectar un destino, reconocer los elementos necesarios para llevarlo a cabo, ordenarlos en la secuencia conveniente y trabajar en las causas correspondientes para llegar a la meta propuesta.

causa efecto
Ilustración: Sergio Ingravalle.

Sin embargo, las causas son más complicadas pues siempre se encuentran en el entramado relacional de la existencia en donde la acción de uno afecta ineludiblemente en el entorno y en los demás; de igual forma, las acciones de los otros y las condiciones del ambiente influyen la realidad individual. En esta interdependencia e interrelación es posible y necesario ampliar la comprensión de la propia existencia con el fin de encontrar caminos nuevos.

Las condiciones hacen referencia a las posibilidades que brindan los otros, el contexto y el momento concreto para llevar a cabo un objetivo específico. En este sentido, no sólo interviene en la historia personal las causas que se encuentran en el pasado, sino que existan las condiciones adecuadas para desplegar los recursos desarrollados.

En efecto, independientemente del cuidado con el cual se ha construido cierta certeza existencial, siempre hay condiciones ajenas a la persona misma que influyen para estimular o inhibir el proyecto de vida. Esta comprensión es importante mantenerla siempre en mente a la hora de interpretar la realidad propia, y se hace especialmente primordial en este momento de la existencia donde para muchos las consecuencias de la pandemia son adversas o al menos problemáticas.

Las consecuencias, entendidas como los hechos o acontecimientos que resultan de otros, son la suma no sólo de las causas personales y comunitarias que intervinieron en su desenlace, sino de las condiciones que los facilitaron o las inhibieron. Así, causas, condiciones y consecuencias son un trinomio en constante flujo en donde la forma como se asumen las condiciones y consecuencias se transforman en las causas del futuro.

causa efecto
Ilustración: Dan Bejar.

Reconocer este proceso sumado a la habilidad de evaluar las condiciones reales que emergen de la realidad, junto con la flexibilidad para adaptar las expectativas y los objetivos, son elementos fundamentales para el desarrollo de un presente satisfactorio en la medida que la situación lo permite.

Indiscutiblemente la emergencia sanitaria alteró la realidad y las expectativas de futuro de muchos. Lamentar la situación, angustiarse, quejarse o simplemente esperar, dejan una sensación de insatisfacción, enojo y sufrimiento que de suyo no contribuyen a recrear la realidad.  En cambio, observar situaciones que presentan condiciones adversas como ésta y jalar la energía que produce este revés, permite enfrentarlo como reto. Es decir, en vez de lamentar aquello que no está en el horizonte y añorar el pasado o la ilusión perdida, se trata de combinar lo que sí hay para sacarles el mayor provecho posible. Esta actitud abre nuevos horizontes, permite encontrar nuevos caminos, empodera a la persona y la hace dueña de su propia historia.


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Hacer el bien y buscar la verdad

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Hacer el bien y buscar la verdad son dos prácticas sencillas para una vida pacífica, armónica y de calidad. Dos habilidades que necesitan desarrollarse y perfeccionarse con el paso del tiempo, diferenciarse de lo que no son y sobre todo comprender sus límites y sus alcances.

Ser bueno o hacer el bien

Ser bueno y hacer el bien pueden estar íntimamente relacionadas, pero pueden pertenecer a dos horizontes totalmente opuestos relacionados con la motivación y la intencionalidad.

La intencionalidad de ser bueno es loable: sin embargo, desconfía de la propia persona y del entorno, por ello, tiende a ser excluyente por temor al contagio de la mala influencia, es dual porque hace distinción entre buenos y malos, es egoísta pues centra la atención en sí mismo, es indiferente frente a realidades ajenas que no entran dentro de sus estándares, es ciega a retos emergentes, heterónoma porque alguien más define lo correcto y dependiente del reconocimiento ajeno. Su origen y finalidad es uno mismo y el propio beneficio.

hacer el bien
Ilustración: Laurent Hrybyk.

Hacer el bien, en cambio, hace de la relación entre la persona y el ambiente el lugar concreto para llevar a cabo la acción porque confía en la posibilidad de humanización y mejora ambiental, es incluyente porque el otro en vez de amenaza es oportunidad, es integral porque reconoce que tanto el mal como el bien son una potencia en todos y lo reconoce sin miedo, es generosa porque se centra en el otro, es sensible a realidades ajenas a la propia condición, es lúcida porque reconoce situaciones emergentes, es autónoma aunque se apoye en opiniones ajenas de distintos puntos de vista, las cuales analiza, reflexiona antes de toma su postura y se auto reconoce. Su origen y finalidad se centra en el otro y en el bien común.

Estar informado o buscar la verdad

Al igual que en el binomio anterior, estar informado y conocer la verdad, aun cuando pueden estar relacionadas, lo que existe entre ellas es una radical diferencia que impacta de forma concreta y directa en la calidad de vida de las personas.

La información depende de la interpretación de la realidad de terceros. Ésta puede estar fundamentada y seriamente documentada pero siempre limitada por los horizontes de comprensión aun cuando esto no siempre se reconozca, puede ser errónea como consecuencia de la limitación humana, puede ser tendenciosa al buscar generar cierto impacto en la audiencia, es tan extensa que es imposible conocerla toda, es limitada a los canales de información que la difunden y frecuentemente innecesaria.

el bien
Imagen: Pinterest.

Buscar la verdad en cambio es un ejercicio personal de interpretación de la realidad tal cual se presenta y es; se fundamenta en la experiencia propia y asume que ésta siempre es condicionada y preliminar, reconoce la limitación propia y se esfuerza por romper los prejuicios que obstaculizan su ejercicio, carece de suyo de la pretensión de influir en otros, recurre a fuentes confiables bien documentadas, pero las analiza y reflexiona con rigor, reconoce la necesidad del esfuerzo constante ante la inmensidad de la verdad y sabe que siempre encuentra lo necesario para mantener la paz y la tranquilidad que requiere el momento.

Pretender solamente se bueno y estar informado genera angustia e impotencia cuando no se alcanzan los objetivos deseados, o soberbia e indiferencia cuando se confía demasiado en los propios logros; en ambos casos es una actividad que mayormente se dirige al sí mismo.

Pretender hacer el bien y buscar la verdad genera aceptación y satisfacción independientemente de objetivos y logros e impulsa la motivación para seguir por el camino del bien común en el cual está incluido, desde luego su propio ser.

Si podemos cambiar un poquito nuestras perspectivas,
podemos transformar las preocupaciones y los problemas en felicidad
y fortuna. Esto no requiere de poderes mágicos. Si podemos comprender una
diminuta cantidad del maravilloso Dharma del Budismo y aplicarla eficientemente
en los momentos críticos y cruciales de nuestras vidas, podremos progresar en nuestra
comprensión. Entonces convertiremos la estupidez en sabiduría y la ignorancia en iluminación.

Maestro Hsing Yun.


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Sostener y sostenerse en el desarrollo espiritual

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El aspecto espiritual de la persona, así como el físico y el mental, necesita de prácticas específicas para desarrollarlo y mantenerlo en buen estado.

Con relación al desarrollo de la persona, el saber humano ha propuesto diversas teorías basadas en el interés propio de la disciplina, de la pregunta a resolver o del interés particular del investigador/autor. Todas ellas iluminan la comprensión humana y sirven para ampliar el conocimiento de la complejidad existencial de los individuos y la corresponsabilidad de todos en la formación de hombres y mujeres.

Para el desarrollo ideal del aspecto físico y mental del ser humano se cuenta con diversas propuestas concretas, pero en el caso del aspecto espiritual aún queda limitada su comprensión y preguntas relacionadas con el cómo, cuándo y para qué en la generalidad de la población quedan poco claras.

Si bien hay disciplinas que establecen el desarrollo espiritual como una transformación que ocurre propiamente a partir de los 42 años y la asocian con la etapa final en la vida de las personas, otras promueven su desarrollo desde las más tempranas edades. Ambos extremos miran la espiritualidad como un algo superior en el ser humano, el cual para desarrollarse debe someter otros aspectos más físicos y mundanos o esperar a que pasen a segundo término.

desarrollo espiritual
Ilustración: Todd Davidson.

Sin embargo, como hemos planteado desde el principio, el aspecto espiritual en el ser humano de suyo no es bueno, no necesita negar otras dimensiones humanas, tampoco actúa al margen de la totalidad de la persona ni es independiente de la relacionalidad que nos constituye como seres existentes. Esto implica que su sano desarrollo es una constante que dura toda la vida y en la cual vale la pena reflexionar.

Ciertamente la espiritualidad es el aspecto más sólido del ser humano, pues es capaz de sostener a la persona aun cuando ésta se encuentre disminuida física y/o mentalmente y contribuye a la plenitud cuando en el individuo existe un auténtico cuidado por la totalidad de sus dimensiones y su aspecto relacional. Impulsar intencionalmente su desarrollo supone reconocer la existencia de esta dimensión humana, así como su importancia para el bienestar personal y comunitario.

En efecto, las personas pueden simplemente dejar que la vida transcurra y considerar que la salud en todas sus dimensiones y la calidad de sus relaciones depende de la suerte, o tomar la responsabilidad de su existencia y dirigir la propia vida. En el segundo caso es necesario conocer qué nutre y qué destruye cada una de los aspectos para elegir aquello que favorece y evitar lo que destruye.

desarrollo espiritual
Ilustración: Hao Hao.

Promover una espiritualidad sana implica moverse hacia una vida de calidad por medio de contemplar y analizar la realidad como se presenta, registrar el potencial, el límite, el riesgo y el beneficio real que contiene, y reconocer las herramientas internas y externas con las cuales se cuenta en un momento dado para hacer uso de ellas. Esto responde al para qué, es decir, la espiritualidad sana produce arraigo a la vida real porque vale la pena vivirla en una disposición de hacerla valiosa y eficaz para uno mismo, para el entorno y para los demás.

El cuándo siempre corresponde al eterno presente, pues sólo en el presente se actúa, el pasado y el futuro sólo son pensamientos. El cómo no tiene respuesta única, las posibilidades son infinitas, por lo mismo, si un intento no da los frutos esperados, simplemente se analiza qué sucedió, se reconoce la participación propia en los resultados fallidos, se deja en el pasado y se intenta algo diferente.

Sostener y sostenerse en la espiritualidad implica, en todas las etapas de la vida, la sensibilización hacia uno mismo junto con todo lo existente, además de reconocer la responsabilidad de brindarse y brindar al entorno la mejor versión posible para contribuir a la existencia y al desarrollo propio, de todo, de todos y de todas.


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Espiritualidad y el cuidado integral de la persona en medio de la pandemia

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El bienestar de una persona depende mucho más de los cuidados que intencional y conscientemente pone en ello, que de las condiciones externas que encuentra a su alrededor. En efecto, este giro en la comprensión de la realidad asegura mayor adaptabilidad, mejores condiciones existenciales y la hace dueña de su propia existencia.

Las diferentes espiritualidades proponen variadas conceptualizaciones. Para algunas, el tiempo, el lugar y las situaciones que se experimentan a lo largo de la vida se explican como decisiones previas que la misma conciencia toma antes de encarnarse para avanzar en su proceso de aprendizaje, otras, lo asumen como deseo divino o ni siquieran lo preguntan. No es necesario intentar descubrir en este momento quién tiene la razón. Lo significativo está en que sin importar a cuál de los tres grupos se pertenezca, el secreto del bienestar se encuentra en enfrentar el reto de existir asumiendo el control de la interpretación y la respuesta a los eventos adversos.

Conservar el bienestar en medio de la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, es el reto que en este momento nos toca enfrentar, de aquí la importancia de establecer estrategias pertinentes en todos los aspectos de la persona que nos lleven a sobrellevar y superar esta crisis de la mejor manera posible.

cuidado integral en la pandemia
Ilustración: Owen Davey.

A nivel fisiológico tres son los pilares a cuidar: la alimentación, el ejercicio y el descanso para fomentar un cuerpo saludable y alerta. La alimentación hay que entenderla como la mejor medicina a la cual tenemos acceso. Contemplar todos los grupos de alimentos en las proporciones que nuestra edad requiere para obtener todos los nutrimentos que necesita nuestro organismo, preferir comestibles lo menos procesados posibles, eliminar azúcares y carbohidratos refinados y tomar suficiente agua son medidas sencillas, accesibles a todos que contribuyen a nuestra salud.

El ejercicio diario, por su parte, gasta las calorías extras que consumimos, oxigena mejor el cuerpo, estimula el sistema inmune y tranquiliza la mente. Por último, en el sueño nuestro ser se repara a sí mismo, de aquí la importancia de cuidar el número suficiente de horas de descanso nocturno y, si es posible, una pequeña siesta al día ayuda a recuperar fuerza y ánimo. Estas sencillas prácticas, contribuyen a mantener al sistema inmunológico activo y al cuerpo sano.

Cuidar el nivel psicológico es fundamental para mantener la paz dada la relación existente entre los pensamientos y los sentimientos. En efecto, los pensamientos dominantes provocan las sensaciones y los sentimientos correspondientes. Situaciones de emergencia y de incertidumbre como la pandemia actual pueden desencadenar estados de malestar general, tristeza, miedo, enojo, angustia, ansiedad, etcétera. Leer un buen libro, escuchar conferencias y pláticas motivacionales además de música, mantener la mente en el presente, la meditación, los ejercicios de relajación, la risa, así como evitar la sobre exposición a las noticias y a informaciones catastróficas, son algunas de las prácticas que ayudan a mantener la armonía. Si a pesar de ello la intranquilidad se mantiene, conviene buscar apoyo de un profesional para recuperar el equilibrio y la armonía interna.[1]

El nivel espiritual proporciona en estos momentos una vía fundamental para enfrentar la crisis. Por un lado, apoyarse en la propia tradición religiosa o filosófica orienta la existencia y, por el otro, el apoyo concreto a otros en la medida y con las herramientas que cada uno posee, cambia el foco de atención y estimula el deseo de estar bien para poder atender las necesidades de otros.

ejercicios y cuidados
Ilustración: Christel Saneh.

El nivel relacional incluye tanto el entorno físico como el social. El primero influye directamente de forma sutil, pero constante en el ánimo, por tal razón es necesario adecuarlo con esto en mente de tal manera que al mirarlo genere emociones agradables. En este sentido, es importante subrayar que el contacto con la naturaleza de suyo genera esta armonía y bienestar por lo cual hay que procurar diariamente dedicar tiempo a mirar el cielo, observar las plantas y contemplar seres vivos incluyendo los cinco sentidos.

El entorno social cobra hoy en día un significativo reto frente a las diferentes formas que toma a causa del confinamiento y el aislamiento que van desde no tener contacto físico con nadie hasta estar demasiadas personas en un espacio limitado. Dependiendo de la circunstancia concreta es indispensable establecer estrategias que permitan sobrellevar la situación para estar en contacto cuando se está aislado, y para promover una convivencia armónica cuando se está acompañado al reconocer las necesidades y el espacio de todos los miembros.

Si bien la vida presenta circunstancias ajenas totalmente a nuestro control, el cómo enfrentarlas y qué hacer con ellas es un bien ya presente en todo ser humano. Esta crisis nos empuja hoy a sacar lo mejor que hay dentro de nosotros, ya está en nuestro interior, sólo hay que sacarlo y ponerlo en operación.


Notas:
[1] Distintas Universidades, asociaciones privadas y organismos gubernamentales proporcionan gratuitamente servicio de apoyo psicológico y en algunos casos también espiritual. Entre otros Locatel 55 5658 1111, Educatel 55 3601 7599 y 800 288 66 88, UNAM 55 5025 0855, UIA 55 4172 0417, UVM con números y horarios varios y la Arquidiócesis de México 55-2122-9725.


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Las bondades de la meditación en tiempos de coronavirus

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La meditación es una práctica milenaria con más de 5,000 años de antigüedad, asociada principalmente a prácticas religiosas orientales de India, China y Japón, y que también ha estado presente en otras tradiciones como el cristianismo. Los registros escritos más antiguos se encuentran en Los Vedas –libro sagrado del hinduismo; en la actualidad encontramos infinidad de textos que nos introducen a su conocimiento y nos instruyen en su ejercicio–.

La práctica de la meditación se ha extendido vinculada a tradiciones religiosas o de forma independiente a las mismas como medio para fomentar la experiencia religiosa, eliminar la causa del sufrimiento, incrementar la expansión de la consciencia, promover el dominio de sí mismo y, en gran medida, por los beneficios que proporciona a las personas como lo muestran recientes investigaciones médicas y psicológicas que la aplican a poblaciones concretas con situaciones específicas.

Existen múltiples tipos de meditación: shamata, vipassana, tántrica, zen, compasiva, mindfulness, etcétera. En los entornos médicos se aplican principalmente dos clases de meditación: la meditación de concentración y la meditación de conciencia plena. En el primer caso, la atención se enfoca hacia un objeto específico que puede ser la propia respiración, una imagen, un mantra, una emoción, entre otras. Si la mente se dispersa, simplemente se regresa al objeto de meditación hasta completar el tiempo de práctica. En el segundo, se busca un estado relativamente estable por medio de la respiración y se observan desprendidamente los eventos físicos y mentales que surgen sin juzgarlos, evaluarlos ni sostenerse en ellos; simplemente se dejan pasar.

meditacion
Ilustración: Cyril Rolando.

Independientemente del tipo de meditación, todas ellas contribuyen a estabilizar los sentimientos extremos que rompen la armonía y favorecen la salud integral de las personas. Por tal razón, dedicar unos minutos al día a la práctica meditativa, especialmente en estos momentos de alteración de la realidad como la conocíamos, es una herramienta eficaz para conservar la salud emocional y contribuir a la salud física.

En efecto, la constancia en la disciplina meditativa produce beneficios perenes en el practicante relacionados principalmente con tres aspectos:

1) La aceptación de la realidad tal cual se presenta, sin adhesiones enfermizas, aversiones destructivas, expectativas condicionantes ni decepciones dolorosas;
2) La permanencia en el tiempo presente para evitar posponer el bienestar, dejar de padecer remordimientos o añorar el pasado vivido e impedir temer a un futuro que aún no llega; y
3) La reinvención de la persona misma gracias al desarrollo de mejores herramientas para enfrentar la existencia.

bondades de la meditacion en tiempos de coronavirus
Ilustración: Claire Elan.

Como cualquier otra actividad, la meditación requiere, además de la disciplina y la constancia, destinar un tiempo, así como un espacio adecuado para facilitar su práctica. En un principio, sentarse en una posición cómoda que mantenga la espalda recta, de preferencia sin recargarla, relajar paulatinamente el cuerpo, concentrarse en la respiración y repetir un mantra o una frase inspiradora durante 10 minutos es suficiente para desarrollar el hábito y observar sus frutos.

Para sostener la práctica, las facilidades tecnológicas que proporciona esta época a pesar del confinamiento permiten aproximarse y avanzar en la disciplina. En línea se encuentran múltiples cursos de iniciación para principiantes a bajo costo o incluso gratuitos. De igual forma, existe una gran variedad de meditaciones guiadas y música adecuada útiles para todos, además de la posibilidad de unirse a grupos ya establecidos para mantenerse vinculado a una comunidad y perseverar en el entrenamiento.

La meditación equilibra la tensión existente entre las demandas del entorno y la armonía interior; por ello, ante a la presión e incertidumbre provocada por la aparición del coronavirus, esta práctica es un medio accesible a todos para enfrentar este reto extraordinario con el cual hay que coexistir y superar.


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Esperanza cristiana para los creyentes como virtud teologal

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La espiritualidad como hemos visto con anterioridad es la energía que nos permite manifestarnos, misma que conviene coordinar con pensamientos correctos para reconocer los recursos internos con los cuales ya contamos, examinar las posibilidades que nos ofrece el entorno y establecer las estrategias pertinentes para lograr nuestro objetivo.

En el artículo anterior mencionaba la conveniencia de apoyarse en la propia creencia religiosa o espiritual para enfrentar la cuarentena. En este texto quiero hacer referencia específicamente a un aspecto fundamental de la fe cristiana: la esperanza.

La esperanza es una forma adaptativa presente en los humanos proveniente de la tristeza. La tristeza es una de las cinco emociones primaria que sirven como registros fisiológicos de supervivencia cuya función es identificar de manera precisa qué corresponde hacer frente a estímulos y fenómenos del entorno. En este sentido, no existen emociones positivas o negativas, éstas son simplemente funcionales, por ello, reconocerlas adecuadamente y fluir con aquello que indican, incrementan la calidad de vida en las personas.

esperanza cristiana
Ilustración: Sonya Korshenboym.

La tristeza indica la necesidad de retirarnos frente a situaciones de pérdida. En efecto, la vida no ha sido, ni es, ni será nunca exactamente como la deseamos. Constantemente nos enfrenta con circunstancias adversas, contrarias a las expectativas y nos reta a vivir en condiciones desagradables. Ante estas realidades la tristeza permite precisamente desprendernos y alejarnos de aquello que ya no es para poder contemplar las múltiples oportunidades que proporciona lo existente. Este proceso toma tiempo, el cual varía de acuerdo a las circunstancias específicas de los acontecimientos y de las habilidades propias de la persona misma. La esperanza se relaciona precisamente con esta espera, con este lapso de adaptación íntimamente ligado con la paciencia.

Como virtud teologal, la esperanza cristiana impulsa al creyente a sostener la tensión de su presente gracias a la promesa de felicidad, que si bien se identifica como plena y absoluta después de la muerte, durante su vida la encuentra en la confianza de que Dios tiene la capacidad de hacer nuevas todas las cosas y el fiel de percibirlo y llevarlo a cabo, es decir, en transformar una realidad adversa en un espacio de encuentro con el misterio divino que despierta nuevas posibilidades en su propio ser y le impulsa a elegir y guardar tesoros que los ladrones no hurtan, ni el tiempo corroe (cf. Mt 6,19-21).

La esperanza cristiana permite enfrentar la calamidad con la certeza que tiene fin y que mientras eso llega se está sostenido por Dios. Además, unida a otra de las virtudes teologales, la caridad, motiva a ver y reconocer las afectaciones y el sufrimiento de otros y a solidarizarse con ellos.

esperanza cristiana
Ilustración: Lou.

La esperanza cristiana se fortalece con la oración; con ese momento de intimidad en donde el creyente puede reconocer con toda libertad su limitación, experimentada como miedo, enojo, dolor, frustración, angustia, etcétera, lo pone en manos de su creador y al hacerlo encuentra consuelo en su incertidumbre, orientación y fortaleza para enfrentar el momento, confianza en sus habilidades y sobre todo paz interna para sobrellevar cualquier circunstancia.

La esperanza cristiana transforma el corazón y sostiene la vida a pesar de las adversidades; permite ilusionarse por la vida y descubrir en ella el misterio de amor que inunda la realidad entera y se manifiesta de forma concreta en hombres y mujeres que buscan consolar, sostener, animar y cuidar de otros.

La esperanza cristiana impulsa a la persona a descubrir nuevos horizontes y nuevas posibilidades allí donde se creída todo perdido. Lo impulsa a crear nuevos mundos, nuevas relaciones, nuevas oportunidades en donde amar amando y servir sirviendo a los demás.


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