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La Tierra y el humano

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Un día la Tierra se levantó cansada y enferma. Por un momento pensó que le había impactado un meteorito, como ocurriera mucho tiempo atrás, pero tras palparse piernas, brazos y cuerpos, se dio cuenta de que no era ese su problema. Mientras que se palpaba notó que estaba llena de plástico, petróleo y otras cuantas porquerías. La mugre se acumulaba en sus piernas, también conocidas como océanos. Sus pechos estaban rodeados de nubes fétidas mal olientes y de las plantas de sus pies se desprendía un líquido viscoso y oscuro llamado chapopote o alquitrán. 

¿Qué me han hecho las micro especies que viven en mí? Con la ayuda de una lupa se puso a inspeccionar cada centímetro de su cuerpo. Para la espalda fue necesario usar espejos de aumento enfrentados. Notó que las concentraciones de humanos eran las más sucias, pero antes de establecer un veredicto, decidió realizar una investigación completa.

—A ver vaca, ¿se puede saber por qué emites tanto metano?

—Yo sólo hago lo que los humanos me obligan. Me tienen permanentemente preñada y luego no me dejan disfrutar de mi becerro. No me dejan caminar para que no fortalezca mis patas y cuando ya no produzco me llevan al matadero. Yo no puedo controlar mis emisiones.

La respuesta le pareció muy satisfactoria a la Tierra y, antes de entrevistar al oso polar, la gallina intervino indignada. “A mí también me separan de mis polluelos. Y no sólo eso, los humanos me mantienen despierta las 24 horas del día para que produzca más huevos. Así no hay quien viva” –dijo.

La Tierra continúo entrevistando a cada espécimen de su enorme cuerpo. Notó que su pubis y axilas selváticas habían desaparecido casi completamente y siempre recibía la misma respuesta: “Es culpa de los humanos, los humanos me hicieron”. Finalmente, decidió, antes de emitir su juicio, entrevistar al líder de esa especie de dos patas supuestamente pensante.

madre tierra
Imagen: Giulia Giaretta.

—Dime, ¿por qué crees tener derecho de matar a todas las otras especies y destruir mis rincones más bellos para hacer tus construcciones de cemento?

—Muy sencillo, somos la especie superior de la Tierra, lo que nos convierte en los dueños del planeta. En ese sentido, tenemos derecho a hacer lo que queramos con nuestra propiedad.

—Y ¿quién te dio ese título de propiedad?

—Nadie. Simplemente me lo gané con mi inteligencia. Gracias a ella puedo competir en velocidad con el chita, puedo levantar pesos que cientos de caballos juntos no lograrían mover ni un palmo, y puedo desplazarme a velocidades que nunca soñarían las águilas. En definitiva. Soy el mejor y me merezco tus frutos.

—¿Y también por ello crees que puedes llenarme de estas horribles construcciones e invadir mis espacios vírgenes?

—No es que lo crea. Es que lo necesito. Otro de mis logros ha sido prolongar la vida de mis congéneres mediante la medicina. Y, claro, al vivir más años acabamos siendo más los habitantes humanos. En algún lugar tengo que meterlos.

—¿Y no has pensado acaso que toda esa expansión y esos humos nocivos que tus fábricas emanan podrían producir mi muerte?

—Supongo que sí, pero qué quieres que hagamos. Nos hemos acostumbrado a este estilo de vida y no podemos renunciar a él.

—¿Y qué harás cuando yo me muera? ¿De qué vivirás?

—Supongo que los más afortunados se irán a alguna estación espacial o a otro planeta, si descubrimos la forma de viajar rápido a través de las estrellas.

—¿Y el resto de los humanos y de los animales?

tierra enojada
Imagen: Viv Campbell.

—Sufrirán la misma suerte que tú. Es irremediable.

—Te dices inteligente y eres la más estúpida de toda las especies –contestó molesta la Tierra–. Los animales saben que tienen que velar por sus congéneres y no sólo por sí mismos. Ellos saben que todo está conectado y que hay que mantener el equilibrio entre todas las especies y conmigo. Los animales tienen razón. Ustedes son los culpables de todo. No merecen pasar sus días en mi cuerpo.

La Tierra iracunda iba a sentenciar a la especie humana cuando vio a unos grupos de humanos, denostados por los demás, luchando por limpiar los mares, protegiendo a los animales más temibles, buscando convivir con ella más que adueñarse de su cuerpo. Entonces, la Tierra que es muy buena y sabia, decidió apiadarse.

Sin embargo, consciente de que los Homo sapiens sólo aprenden a base de golpes, introdujo en los murciélagos una enfermedad que pronto llegó a los seres de dos patas. Esta enfermedad causó cientos de miles de muertos en todo el planeta y la inmovilidad de estos seres siempre tan inquietos.

—Si se portan bien –dijo la Tierra–, la pesadilla se acabará pronto. Pero si no aprenden a usar en vez de abusar, volveré a infectarlos y así sucesivamente hasta que aprendan a respetarme a mí y a todas las formas de vida que me pueblan. Ustedes deciden.


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Dar gracias en medio de la tempestad

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Este jueves 26 de noviembre, en Estados Unidos como epicentro, se celebró el Thanksgiving Day “Día de Acción de Gracias” bajo una tormenta política, producto de la negativa abierta de Donald Trump en reconocer la derrota en las elecciones del pasado 3 de noviembre. Pero también un sufrimiento “prolongado” este año bajo la afectación sanitaria, consecuencia de la pandemia COVID-19, y más recientemente la emergencia climática producto del huracán “Eta”, mismo que provocó estragos en algunas partes del territorio norteamericano. 

En un principio, dar gracias forma parte de nuestra cotidianidad en tanto es un reconocimiento de agradecimiento a algo o alguien sobre un evento contingente determinado. Me parece que tiene que ver con el fortalecimiento de los lazos de fraternidad que debe haber en nuestra construcción de humanidad. Es un tiempo para el perdón, parecido al Yom Kipur o “Día de Expiación” judío, en donde Dios posibilita la expiación de las faltas de la comunidad hebrea.

Bajo mi punto de vista, las adversidades que enfrentamos como sociedades pueden ser gestionadas más eficientemente cuando reconocemos la interculturalidad como una “realidad” necesaria y consolidada en nuestro tiempo por las vibrantes interconexiones interétnicas.  

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Judíos rezando en la sinagoga en Yom Kiypur (Imagen: Maurycy Golttlieb, 1878).

No cabe duda de que, así como hay una mayor y creciente empatía en el establecimiento de vínculos sociales, afloran paralelamente en nuestras comunidades sentimientos xenofóbicos debido a la “presión” sociolaboral ejercida en algunos países más que otros. Ahí tenemos como ejemplo emblemático, en el contexto europeo, los esfuerzos secesionistas de Cataluña para establecerse como nación independiente y moverse diplomáticamente como tal.

Ahora bien, este contexto y efemérides nos convoca, entonces, a autoevaluarnos y cuestionarnos en torno a cómo hemos sido en el año que pasa, lo cual evidentemente debe dejarnos como aprendizaje que, no hay una auténtica acción de gracias ahí donde se patentiza la hipocresía, la injusticia y la falta de solidaridad.

Ciertamente la conmemoración de festividades como éstas debe impulsarnos a ser mejores en relación a nuestros comportamientos fraternos con “el otro”. Y, es que, pensándolo bien, nos debemos a “el otro” (desde nuestras diversas profesiones y oficios), siempre hay alguien que consume nuestros productos, por lo tanto, es a alguien a quien debemos dar gracias.

dar gracias a la distancia
Imagen: Tara Jacoby.

Me parece que el hecho de dar gracias contribuye a generar un mundo menos caótico (porque tenemos un acercamiento emotivo con el prójimo con el cual nos relacionamos cotidianamente).

Ya lo ha señalado el pensador Félix Guattari, de que nuestra humanidad se mueve bajo el “paraguas” de las tres ecologías (mental, medioambiental y social). Interrelacionadas, producto de la evolución de las “necesidades” que tenemos uno u otro en el planeta.

En definitiva, dar gracias es producto de una “necesidad” de reconocer a alguien u algo que nos facilita las cosas (bajo lógica particulares que se manifiestan en los diversos entornos sociales).


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El trumpismo y “La personalidad autoritaria”

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Durante su campaña presidencial Joe Biden utilizó la palabra “healing” para referirse a la atmósfera emocional e la que pretende gobernar. El término me parece adecuado para nombrar al ambiente que Estados Unidos debe fomentar después de un periodo en el cual el presidente saliente ha gobernado con un discurso que fragmenta con lacerantes confrontaciones.

Y es que, efectivamente, es un alivio, no sólo para Estados Unidos sino también para el resto de la población mundial, y específicamente para sus vecinos sureños, que no tengamos que pasar cuatro años más escuchando a un líder prejuicioso y arrogante cuyo lenguaje –ya sea de forma oral o por sus comunicados vía Twitter– se ha ejercido mediante un descarado bullying que degrada a los demás y se ensalza a sí mismo.

Sin embargo, no deja de ser preocupante que con estas prácticas de “mal comportamiento”, Trump haya llegado a ser presidente del país (aún) más importante del mundo, y que conserve una base enorme de “patriotas “que votaron por él y que descalifican los resultados electorales.

personalidad autoritaria
Imagen: Tom Jellett.

Aún más alarmante es que, este perfil de liderazgos excluyentes, tan alejados de la imagen de un Jefe de Estado cauteloso que se dirige a todos los ciudadanos, se haya convertido en una forma de ejercer el poder tan común en el mundo actual.

Más allá de las circunstancias particulares que debieran tomarse en cuenta en cada caso, algunos de los factores que explican las motivaciones de obediencia y las bases de legitimidad hacia este tipo de autoridad de corte irracional y basada en gran medida en las emociones, se encuentran en la obra de Max Weber, cuyo centenario luctuoso se ha conmemorado este año dando lugar a varias publicaciones y eventos virtuales.

En su conocida teoría de la dominación, el sociólogo alemán analiza cómo las épocas de mayores crisis sociales, en las cuales una gran parte de la población se siente desamparada, suelen surgir algunas personalidades fuertes que, como las grandes figuras religiosas, asumen un discurso de corte dogmático y confrontativo que no busca convencer al resto de la población sino radicalizar a las bases de los  fieles o, si acaso, convencer a los sectores que puedan “convertirse”.  

Los motivos de obediencia se sustentan en la percepción de que el líder se asume como único y es poseedor de cualidades que, lejos de ser producto de una preparación para ocupar el cargo, se presentan como innatas e insustituibles. A pesar de que en la mayoría de los casos estas figuras políticas han sido beneficiarios del sistema que critican (quién más que Trump y sus negocios) en sus discursos, se presentan como “outsiders”, como externos a una clase política anterior a ellos a la que descalifican y desprecian. El mayor de los peligros es que este tipo de argumentos les da alas para desautorizar a las propias instituciones democráticas que les dieron el triunfo.

huevos racismo
Imagen: El País.

Para explicar la génesis y el sustento de este tipo de autoridad, no sólo debemos analizar la conducta de los líderes sino, sobre todo, entender los motivos de quienes votan por ellos como lo son las condiciones económicas y políticas, la falta de oportunidades o la corrupción e ineficiencia de los regímenes anteriores. Además de estas causas, es necesario poner atención al ámbito de los prejuicios y las pasiones que llevan que una población mayoritaria pueda ejercer su voto en favor de este tipo de dirigentes. 

De allí que hoy resulte de enorme actualidad el libro coordinado por Teodoro Adorno en 1950 con el título La personalidad autoritaria, en el cual se estudian los motivos de apoyo al fascismo. A partir de una serie de encuestas, la investigación muestra las condiciones para el surgimiento de una “personalidad autoritaria”, no en el líder sino en los votantes que pueden inclinar la balanza a favor de él. Para estos fines, los autores estudian numerosos factores como el círculo de pertenencia, las expectativas futuras, el ejercicio del poder en la familia, los valores compartidos, el nacionalismo, los fundamentos de la “construcción social del prejuicio” y el papel de los sentimientos (como miedo, enojo y temor) que orientan las preferencias políticas.

Así, a pesar de que han pasado más de setenta años de su publicación, las inquietudes y aportaciones de los clásicos de las ciencias sociales como Weber y Adorno, continúan siendo extraordinariamente vigentes como guías y/o fuentes de inspiración para acercarse al estudio de la convulsionada realidad contemporánea.


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El automovilismo en México: una afición histórica

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La pasión por la velocidad y la competición ha acompañado al ser humano desde los albores de la automoción, ya que siempre ha intentado establecer y batir récords. México no ha sido la excepción, ya que desde principios del siglo XX se han celebrado numerosas pruebas y carreras en su territorio y se siguen celebrando. Además, muchos pilotos mexicanos han intentado hacerse un hueco en la historia de la competición, como: los Hermanos Rodríguez en los años 60 o actualmente Sergio “Checo” Pérez

En la actualidad, el Gran Premio de Fórmula 1 en la Ciudad de México y el Rally de México en Guanajuato, son los acontecimientos más importantes del mundo del motor en el país. También se realiza la Carrera Panamericana aunque de una manera un tanto distinta a la original, que fue llevada a cabo de 1950 a 1954. Una carrera a través de todo el país, donde acudieron los mejores pilotos del momento, pero que solamente tuvo cinco ediciones debido a su peligrosidad.

Gran premio de México
Gran premio de México (Fotografía: Motor.es).

A principios de siglo XX –durante el porfiriato–, las familias más pudientes de México empezaron  a usar vehículos a motor como medio de transporte. Pronto llegaron noticias de las carreras que se celebraban en Europa, por lo que el Secretario de Hacienda, José Yves Limantour, impulsó la creación del Automóvil Club de México en 1903, una asociación que quería fomentar la automoción en México, así como la competición de motor y la mejora de las vías de circulación. La sede fue establecida y edificada en el Bosque de Chapultepec, lo que es ahora la famosa Casa del Lago; convertida actualmente en centro cultural de la UNAM. Pero fue el Automóvil Club de Guadalajara, el que consiguió organizar la primera carrera en el país en mayo de 1907, que tenía inicio en la capital jalisciense y finalizaba en Atequipa, pasando por Chapala. Pronto surgieron otras pruebas, que iban de la capital a diversas ciudades como Toluca, Guadalajara o Puebla; esta última organizada por el diario El Imparcial

El estallido de la Revolución dejó un poco de lado la celebración de pruebas deportivas; pero en 1918, cuando el automóvil se había introducido con más fuerza en el país, volvieron a resurgir. En abril de ese mismo año, hubo una carrera curiosa en la que sólo podían participar conductores que tuvieran licencia y hubiesen estudiado el reglamento de circulación de la ciudad. Ésta se llevó a cabo en el Hipódromo que había en la colonia Condesa y que dejó de funcionar en los años 20. Estas carreras tenían como público a las clases altas, principalmente, ya que eran los únicos que podían permitirse un vehículo para competiciones y los que podían pagar la entrada.

Juan Manuel Fangio
Juan Manuel Fangio en la Carrera Panamericana de 1953.

En los años 30 y 40 las carreras de autos fueron escasas, aunque fue aumentando el número de vehículos que eran importados desde Estados Unidos o Europa, lo que se tradujo en un aumento de la red de carreteras del país. Las tres primeras fueron inauguradas a finales de los años 20 (1927-1929): la México-Pachuca, la México-Acapulco y la México-Guadalajara. La primera es conocida como la Carretera Federal 85, que en 1936 tuvo su extensión definitiva hasta la ciudad de Nuevo Laredo (Tamaulipas), en la frontera con el vecino del norte, con una longitud de más de 1220 km. Ese mismo año se inauguró el tramo que va desde Ciudad de México hasta Panamá. Y es que esta larga carretera forma parte de la conocida Carretera Panamericana que cruza todo el continente americano desde Alaska hasta Tierra del Fuego en Argentina y tiene más de 12 mil kilómetros. La parte que va de Nuevo Laredo hasta Panamá se conoce como carretera Interamericana y tiene más de 5 mil kilómetros.

A finales de los años 40, en gran crecimiento económico y con una industria turística que estaba dando sus primeros pasos, el gobierno de Miguel Alemán decidió organizar una carrera que cruzase el país a través de esa vía. Y ésta fue la Carrera Panamericana, la cual duró cinco ediciones (1950-1954) y en la que compitieron los mejores pilotos de la época. En la primera edición, los participantes fueron sobre todo automóviles estadounidenses, de hecho, el vencedor fue un Oldsmobile 88 pilotado por Hershel McGriff. La normativa especificaba que sólo podían participar coches producidos en serie, con más de 500 unidades. Con Europa todavía recuperándose del desastre de la Segunda Guerra Mundial, apenas hubo constructores del viejo continente. Pero en las ediciones siguientes se cambiaron las normas y se permitió que pudieran participar coches con ciertas modificaciones aunque no hubiesen sido producidos en grandes cantidades. En ediciones posteriores se establecieron dos categorías: deportivos de dos plazas y una de turismos de 4 plazas.

Boleto Gran Premio de México 1970
Boleto Gran Premio de México 1970 (Imagen: Clase Turista).

Fueron muchos los grandes pilotos y copilotos que participaron: Alberto Ascari, Piero Taruffi, Phil Hill, Karl Kling, el mexicano Moisés Solana o Juan Manuel Fangio, que ganó la edición de 1953 al volante de un Lancia D24. En la prueba se pudieron ver algunos de los bólidos más increíbles de la historia: el Mercedes Benz 300 SL “Alas de Gaviota”, ganador de la edición de 1952 o el Ferrari 340 México, construido especialmente para la prueba y de la misma marca, el 375 Plus o el Porsche 550. Pero esta prueba duró poco debido a los fatídicos accidentes en los que perdieron la vida 27 personas durante las cinco ediciones que se disputaron, como: José “Che” Estrada Menocal en 1952, en el tramo de Oaxaca, o Felice Bonetto que chocó contra el balcón de una casa, muriendo en el acto. No hay que olvidar que era una época con apenas medidas de seguridad y por unas carreteras que no siempre estaban en buen estado.

La afición por el motor no paró de crecer en México y se empezó a idear la construcción de un trazado permanente; lo que fue posible a finales de 1958 cuando Adolfo López Mateos llegó a la presidencia de la República. El nuevo mandatario era muy aficionado a los coches deportivos y con el apoyo de algunos empresarios y también clubes de automovilismo, se dio vía libre a principios de 1959 a la construcción de un circuito en la nueva Ciudad Deportiva de Magdalena de Mixhuca en la capital del país, diseñado por el ingeniero Óscar Fernández Gómez Daza, inaugurándose en diciembre de 1959. Uno de los empresarios que más apoyó el nuevo circuito fue el empresario Pedro Rodríguez, gran amigo de López Mateos y padre de dos jóvenes que inscribirían sus nombres en oro dentro de la historia del automovilismo mexicano: Pedro y Ricardo Rodríguez. De hecho, en la prueba inaugural del trazado, el 20 de diciembre de 1959,  llamada 500 kilómetros de México, Pedro resultó vencedor y Ricardo quedó en tercer lugar; el segundo puesto fue para Moisés Solana.

Moisés Solana
Moisés Solana (Fotografía: Yancuic).

La fama de los Hermanos Rodríguez, fue creciendo tras participar en algunas carreras importantes. Ricardo llegó a conseguir un segundo puesto en las 24 Horas de Le Mans de 1960 a bordo de un Ferrari y poco después ya era piloto oficial de la escudería italianaen Fórmula 1. En 1962 fue compañero del campeón del mundo del año anterior: Phil Hill. Eso llevó consigo la oportunidad de oro para México en celebrar una prueba de Fórmula 1 no puntuable en noviembre de 1962, para así demostrar a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) que el país era capaz de organizar una carrera oficial de dicho campeonato. Pero como la prueba no puntuaba, Ferrari decidió no asistir, aunque dejó que su joven promesa utilizase otro coche, un Lotus. Pero la desgracia se cebó en el menor de los Hermanos Rodríguez cuando en el primer día de entrenamientos se salió en la famosa curva peraltada y chocó con las barreras de protección, muriendo en el instante.

La FIA dio el visto bueno para organizar la prueba de manera puntuable en el mundial a partir de 1963, teniendo entre sus ganadores a Jim Clark, Dan Gurney, Graham Hill o Denny Hulme, entre otros. El Gran Premio se disputó hasta 1970, porque en la edición de ese año sucedió una invasión de la pista por varios aficionados, ya que hubo más de 80 mil personas de las permitidas, además de invasiones de perros, uno de los cuales fue embestido por el escocés Jackie Stewart.

Ricardo Rodríguez
Ricardo Rodríguez (Fotografía: Alvolante-Info).

Pedro Rodríguez decidió seguir en las competiciones de autos y durante los años siguientes obtuvo numerosos éxitos. En Fórmula 1 consiguió numerosos podios y 2 victorias, compitiendo en escuderías como: Cooper y BRM. Pero donde también brilló fue en el Campeonato de Resistencia, contribuyendo a que Porsche ganase los títulos de 1970 y 1971. Asimismo, ganó 4 veces las 24 Horas de Daytona, las de Le Mans en 1968 –junto con Lucien Bianchi al volante de un Ford GTO–, las 6 horas de Spa en Bélgica y otras muchas pruebas de resistencia.

En julio de 1971, la muerte sorprendió a Pedro Rodríguez durante una prueba de resistencia en el circuito urbano de Norisring, en Nuremberg, Alemania. Moisés Solana había fallecido dos años antes en una carrera de subida en cuesta: La Valle Bravo-Bosencheve. En los siguientes años, se empezó a hacer énfasis en la seguridad y se redujo el número de competiciones. Pero surgieron algunos pilotos que intentaron hacerse un hueco en la competición, como Héctor Rebaque.

Gran Premio de México
Gran Premio de México 1962 (Fotografía: Esto).

La Fórmula 1 no volvió al país hasta 1986, con un autódromo renovado y más seguro, con el nombre actual de los “Hermanos Rodríguez”. Hasta 1992 se vivieron grandes carreras con pilotos como: Ayrton Senna, Alain Prost, Nigel Mansell, Riccardo Patrese  o Gerhard Berger. Finalmente volvió en 2013 en el mismo escenario, aunque este año no se ha podido celebrar debido a la Pandemia del COVID-19. La prueba ha sido escogida varias veces, la mejor de la temporada. También se disputa el Rally de México –como prueba puntuable del mundial– desde 2004 en Guanajuato.

Ha habido pilotos nacionales que han tenido bastantes éxitos como Adrián Fernández, campeón en el mundial de resistencia y ganador de diversas carreras en las CART World Series de Estados Unidos; o Benito Guerra en Rallyes. En Fórmula 1 ha destacado sobre todo Sergio “Checo” Pérez, quien ha logrado numerosos pódiums en los últimos años, el más reciente hace unos días en el Gran Premio de Turquía. Además, están surgiendo jóvenes promesas, como Patricio O’Ward, con un gran futuro por delante.

Sergio "Checo" Pérez
Sergio “Checo” Pérez ganó el tercer lugar del Gran Premio de Azerbaiyán, 2018 (Fotografía: El País).

La afición por las carreras de autos continua siendo enorme en el público mexicano. En la edición del Gran Premio de Fórmula 1 del año pasado, asistieron más de 345 mil personas en los tres días que duró el evento. Estoy seguro que la próxima edición volverá a ser un éxito para la Ciudad de México.    


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Maradona: pies y mente de barro

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En la antigua Babilonia Nabucodonosor soñó con una enorme estatua, con cabeza de oro, torso de plata, caderas de bronce, piernas de hierro y pies de barro cocido. De pronto, una piedra cae rodando hacia la escultura, chocando contra los pies y la hace desmoronarse debido a la fragilidad del elemento con la que se había hecho la base, por muy fuertes y sólidas que fueran las del resto del cuerpo.   

Maradona tuvo pies de oro, piernas de plata y tronco de bronce. Su mente más que de barro, estaba formada de narcisismo, grandilocuencia e irresponsabilidad. El oportunismo, la viveza y, por qué no decirlo, la trampa, también habitaban esa cabeza. 

¿Se puede ser contradictorio y hasta ruin en la vida privada y genial en otros ámbitos?, desde luego que sí. La historia está llena de ejemplos de héroes imperfectos, crueles y ególatras. ¿Exculpan el talento y la genialidad los errores e incluso los delitos?, para nada.

El ser humano es por naturaleza un animal con caras múltiples, las zonas grises de cada uno de nosotros no evitan que tengamos polos negros y otros luminosos.

Ser incoherente no es una anormalidad, es un hecho cierto de nuestra psique.

muerte de maradona
Imagen: Malena Guerrero.

En tiempos en que lo políticamente correcto se ciñe como un manto autoritario que busca en el purismo y las verdades ciertas redimir los abusos, discriminaciones y horrores que se han cometido desde siempre, resulta fácil derribar al héroe con pies de barro o enjuiciar la mente del jugador habilidoso.

Maradona fue un magnífico deportista, también fue drogadicto y alcohólico, un populista de punta a cabo, un personaje funcional a intereses políticos y financieros. También fue el ídolo de niños y el sueño de multitudes, el símbolo de que se podía salir de la pobreza con un balón y valentía. En definitiva el vivo retrato del caudillo latinoamericano.

La verdad es que había muerto hace ya varios años, el sujeto que pululaba por programas de televisión y estadios de futbol en el último tiempo era la sombra, el lastre de lo que alguna vez había sido: un niño corriendo detrás de una pelota, en una cancha de tierra, queriendo devorarse el mundo. 

Esta imagen no salva al gigante caído, pero le sigue dando esperanzas a millones para soñar y, ojalá, no sólo aprovechar el talento que se tiene, sino que también, a ser mejores personas y hacer del mundo un buen lugar para los niños y niñas que siempre seguirán jugando con un balón.


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Dos asuntos de gran relevancia en Salud

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El primero, la evolución de la Covid-19 en México. El viernes pasado el señor presidente en su acostumbrada conferencia de las mañanas destacó que el manejo de la pandemia estaba siendo muy exitoso y que comparado con otros países íbamos muy bien, todo como consecuencia de una nota de El País en que se le criticaba; debido al origen del periódico, aunque ahora hay una versión mexicana, criticó e incluso hizo burla del manejo de la Covid-19 en España, todo muy a su estilo entre chanzas y veras. Al día siguiente en la conferencia vespertina, utilizada para emitir resultados del control de la epidemia, no lo hizo el subsecretario López-Gatell, se dijo que los resultados a últimas fechas eran muy buenos, que la letalidad había bajado considerablemente y que los hospitales se mantenían en rangos de ocupación que permitían la atención de los enfermos. 

Me permití hacer un ejercicio para analizar lo sucedido a últimas fechas y me encontré con datos muy interesantes y que no concuerdan con lo emitido ni por el presidente ni por la Secretaría de Salud. Revisé lo sucedido entre el 22 de octubre y el 22 de noviembre, el día más reciente en que los datos de los diferentes que tomé como muestra estaban todos disponibles en las plataformas que consulté: Datosmacro y COVID-19 Stats. En Europa enfrentan una nueva segunda ola de la enfermedad después de un par de meses en que la frecuencia había disminuido, están ante un rebrote, la mayoría de los países han podido enfrentar esta segunda etapa de una mejor manera con letalidad menor y una mortalidad por millón de habitantes probablemente menor que en la primera etapa, son excepción a esto Bélgica y la República Checa que obtienen muy malos resultados; llaman la atención los resultados obtenidos por Suecia y Noruega y aún por el Reino Unido que consiguen disminuir sus índices de letalidad y tienen un reducido número de fallecimientos.

salud en europa

En América resaltan los malos resultados en Argentina, que en el periodo de tiempo que analicé incrementó su letalidad (de 2.7% a 2.85%) y tuvo un alto número de fallecimientos, en Perú, Chile, Bolivia, Ecuador, Guatemala y Brasil los fallecimientos por millón de habitantes fueron menores que en otras áreas del continente y en la mayoría de ellos se disminuyó el índice de letalidad, cosa que no sucedió ni en Chile ni Bolivia; en Estados Unidos la letalidad disminuyó considerablemente (de 2.10 en todo el periodo a 0.88%) el número de fallecimientos por millón fue de 104. En México la letalidad se mantiene muy alta, 8.2% y existen también un elevado número de fallecimientos por millón, estos datos pueden tener dos explicaciones: una, que al no realizarse la búsqueda de casos, el número de enfermos y asintomáticos es bajo y, por lo tanto, el denominador baja y la letalidad aumenta artificialmente; la otra, es que los resultados del tratamiento en los hospitales no esté siendo la mejor, probablemente una mezcla de estos factores es lo que está sucediendo.

salud en america

Como colofón, el pasado lunes Bloomberg publicó una escala de resiliencia ante el Covid-19 entre 53 países, escogieron estos entre los que tienen economías mayores a los 200,000 millones de dólares, mide la respuesta ante la epidemia, y midieron –entre otros los casos– por 100,000 habitantes en el último mes, la tasa de letalidad en el último mes, las muertes por millón a lo largo de la pandemia, la severidad de los confinamientos que se realizaron, la proyección de crecimiento del PIB en 2020 y lo que llaman el índice de bienestar humano (expectativa de vida, acceso a la educación e ingreso per cápita). En esta clasificación México ocupa el sitio 53 de los 53 países estudiados; es probable que el sistema de evaluación no sea perfecto, pero intenta hacer una evaluación. En tanto nuestro primer mandatario sigue sin usar el cubrebocas. La esperanza es que parece que la vacunación puede estar cerca, que el gobierno mexicano, no la Secretaría de Salud, ha hecho trámites para obtenerla rápidamente y que México tiene una gran experiencia en vacunación y los éxitos son muy posibles.

El segundo asunto al que me referiré es sobre los Consejos de Certificación de especialidades médicas: estos surgen en México a imagen de lo que venía sucediendo desde antes en países como Estados Unidos y el Reino Unido, ante la necesidad de garantizar a la sociedad que los médicos que la atienden cuentan los conocimientos necesarios. La vigencia del conocimiento en medicina es breve, afortunadamente surgen con mucha frecuencia cambios que modifican los posibles resultados ante los problemas de los enfermos; desde hace años se ha fijado, quizá un poco artificialmente, en cinco años, con esto se marca que en este tiempo sufren cambios notables. Es cierto que el médico tiene como responsabilidad fundamental mantenerse vigente en los conocimientos, cuando menos, del área que maneja. Los Consejos surgen intentando colaborar en la calidad de la atención médica. En 1985 surge el primero de ellos, el Consejo Mexicano de Médicos Anatomopatólogos, a lo largo de los años 70 se establecieron la mayoría de ellos y actualmente funcionan 47; paulatinamente fueron adquiriendo prestigio y obtuvieron un lugar avalando la vigencia de los conocimientos de los médicos a los que certificaba.

A principios de los 90 el Dr. Jesús Kumate, entonces Secretario de Salud, promovió la creación de una instancia que supervisara el funcionamiento de los Consejos, se creó El Consejo Normativo de Especialidades Médicas que parte de la Academia Nacional de Medicina y de la Academia Mexicana de Cirugía, y es el encargado de otorgar la idoneidad a los Consejos y lo hace de manera continua. El certificado del Consejo se volvió necesario para ejercer adecuadamente, los profesores de los cursos de especialización requieren tener un certificado vigente, los cursos requieren el aval de los consejos; los hospitales para obtener la certificación por parte del Consejo de Salud necesitaban que los médicos que laboran en él estén certificados. Siempre han tenido enemigos, generalmente algunos médicos que mencionan los altos costos de la certificación y recertificación convirtiéndose en una fuente ingresos para unos cuantos, además de aducir que los Consejos toman un lugar que debe tener sólo el Estado, otros argumentan que es un mecanismo centralizado, dado que casi todos están establecidos en la Ciudad de México.

Dr Jesus Kumate
Dr. Jesús Kumate Rodríguez ,​fue un médico y político mexicano (Foto: Luz Noticias).

Hay que mencionar que los costos de la certificación y de la recertificación en los Consejos tiene un costo que va de $3,000 a $13,000 con un promedio de $5,500, que en la mayoría de los casos apenas alcanzan a cubrir los gastos de funcionamiento que la elaboración y realización de las evaluaciones conllevan, que en todos los casos las directivas cambian periódicamente y que los que terminan no tienen ganada una recertificación automática, sino que regresan a todos los compromisos de sus colegas; si algún consejo no ha cumplido a plenitud sus funciones es sólo responsabilidad de ese Consejo y sólo compartida con el CONACEM que no ha realizado su labor de vigilancia a plenitud. Que son parte de la Sociedad Civil y que de ninguna manera intentan tomar funciones del Estado que son las universidades las que expiden el título de especialidad y la Dirección General de Profesiones la que emite la cédula profesional, y que los Consejos avalan la vigencia del conocimiento.

El caso es que algunos de los que se oponen consiguieron ser escuchados y en el Poder Legislativo se intenta modificar la Ley General de Salud para quitar al CONACEM y a todos los Consejos en su papel coadyuvante en la búsqueda de calidad en la atención. Los disidentes consiguieron ser escuchados en el Senado de la República y la Comisión de Salud aprobó una propuesta de modificación de la Ley General de Salud en la que los Consejos pierden su papel desautorizando y deshabilitando la certificación y la recertificación de la vigencia del conocimiento. Entre los miembros de la Comisión de Salud que aprobó el Dictamen del que hablamos había cuatro médicos, todos de Morena, el presidente Miguel Ángel Navarro Quintero, un ginecólogo obstetra egresado del CH “20 de Noviembre” del ISSSTE, que ha tenido una larga carrera política en el Poder Legislativo en diferentes instancias de salud en su estado natal; Ántares Vázquez, dermatóloga egresada del Hospital General de México, con una productiva y larga carrera, académica, docente y política; Margarita Valdés Martínez, surgida del sindicato del IMSS; y Américo Villarreal egresado de la Universidad La Salle, hijo del gobernador de Tamaulipas del mismo nombre del Partido Revolucionario Institucional; me extraña que ellos hayan aprobado el dictamen porque conocen el valor de los Consejos, especialmente Miguel Ángel Navarro y Ántares Vázquez. Sin embargo, lo que puede suceder es que todos se sitúan en la acera de evitar la participación de las organizaciones de la sociedad civil que tiene su líder partidista y nuestro presidente.

Pero podemos estar tranquilos porque otro miembro de MORENA, también miembro de la Comisión de Salud, Jesusa Rodríguez, también la aprobó. Parece ser que el dictamen fue aprobado por el pleno del Senado, por lo que pasará a la Cámara de Diputados, donde esperamos que no prosperé. El pasado 24 de noviembre, Onofre Muñoz, presidente del CONACEM, mandó a los presidentes de los Consejos un mensaje tranquilizador en el que menciona que los Consejos conservan sus funciones.

Me extraña que tanto Onofre Muñoz como su asesor jurídico Marco Stéfano no se hayan percatado que se pierde la principal función y la que da origen a su creación, que es la de certificar la vigencia de los conocimientos. Hoy se lleva a cabo el cambio de Mesa Directiva de la Academia Nacional de Medicina, toman posesión como presidente José Halabe y como vicepresidente Germán Fajardo, ambos expresidentes de sus consejos respectivos, Halabe del de medicina interna y Fajardo del de otorrinolaringología; esperamos un mensaje orientador y tranquilizador en este dilema en el que nos encontramos.


Referencias:
– Economía, Macroeconomía, Grupo Expansión: datosmacro.expansion.com
– Coronavirus Official Data: epidemic-stats.com
– Dictamen de las Comisones unidas de Salud y Estudios Legislativos por el que se reforma el artículo 81 de la Ley general de Salud.
– Circular del presidente de CONACEM a los presidentes de los Consejos de Especialidades Médicas.


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Nubes que tienen dueño, riesgo soberano en el almacenamiento de datos digitales

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Gaia. Como la diosa madre. Así le han llamado. Con plena conciencia, ni para qué dudarlo, de que se recupera, en el apelativo del proyecto, el de la diosa primigenia. 

Gea, también nombrada así. La madre de todo lo que después del caos emerge.  Gaia/Gea, representación última y primera, a un tiempo, del nuevo comienzo de las cosas, del surgimiento de un orden mínimo donde lo que está por venir encuentra condición de posibilidad.

Gaia X es el nombre con el que la Europa unida cifra uno de sus proyectos tecnológico-digitales más ambiciosos: contar con una Nube propia para resguardar los datos de sus instituciones y ciudadanos.  

Esa información, sensible y estratégica a cuál más, se encuentra hoy mayoritariamente al resguardo de grandes plataformas como Google, Microsoft, Amazon, las tres norteamericanas, o Alibaba, que oferta su servicio desde China.

Datos bancarios, récords de salud, intercambio de mensajes entre gobiernos, y un sinnúmero más de datos se hallan bajo el cuidado de estos gigantes cibernéticos.

datos gaia x
Imagen: Panorama Audiovisual.

Si no fuera real, costaría trabajo pensar, empero, que incluso el órgano ejecutivo, el gobierno de la Unión Europea, tiene sus datos en estos también llamados centros de hiperescalamiento, también llamados “servicios en la nube”.

La pandemia, de proporciones globales, sí, pero de impactos locales, también, ha venido a asentar, aún más, un principio básico: datos y soluciones a los problemas caminan férreamente de la mano.

Si el primer tramo de la Era digital dibujó en su centro a la información como el elemento, a un tiempo, dislocador y organizante de la nueva realidad, hoy los datos ocupan ese sitio.

En buena medida, justamente, en ello recae el paso entre la tercera y la cuarta Revolución Industrial.

Mientras la tercera, surgida a mediados de los noventa, señaló a la información como la pista sobre la que debían repensarse herramientas y procesos, la cuarta, en plena marcha en el presente, obliga a dirigir la mirada hacia los datos.  

Leerlos de modo correcto se torna así en la condición superior para cifrar cualquier intento de compresión de los fenómenos multifactoriales y ampliamente interrelacionados que nos rodean.

En una mirada de Longue durée, resulta más que ilustrativo plantear el tránsito entre las cuatro revoluciones industriales apuntando la mirada hacia lo que fue el combustible esencial de cada una de ellas.

datos abiertos
Imagen: Matt Chinwort.

El vapor para la primera; los combustibles fósiles para la segunda; la información (puesta en computadoras y en el Internet) en la tercera; y, finalmente, hoy, la cuarta, en la que Inteligencia Artificial, Fintech, Internet de las cosas, Blockchain, se soportan sobre la base de los datos, de su calidad, oportunidad, robustez y pertinencia.

Cualquier ruta que menosprecie o relegue aquello que entre los datos reluce, estará condenada a un trazo entre palos de ciego o el caminar en círculos; cuando no, el abierto extravío.

De ahí que el asunto sobre quién posee esos datos, dónde los almacena, bajo qué medidas de seguridad, de acuerdo con la legislación de qué país, se torne en un asunto que rebasa lo meramente cibernético, para insertarse en la lógica de la seguridad soberana.

Unas semanas atrás, el presidente francés, Emmanuel Macron, hablaba de “un tener peso por nosotros mismos”, aludiendo a la Europa unida, y a sus acciones en materia de tecnología digital.

En lo que fue una larga charla con la revista Le grand continent, Macron hace énfasis sobre la idea de “autonomía tecnológica y estratégica”, como pivote de la capacidad para que Europa, dice, sea capaz de “construir sus propias soluciones”.

Si dependemos de las tecnologías norteamericana o china, aseguraba el mandatario francés, “no podemos garantizar a los ciudadanos europeos el secreto de la información ni la seguridad de sus datos privados”.

Tan importante es ello, como lo que concierne, a la manera en que en la actualidad se escurren, territorialmente hablando, responsabilidades jurídicas.

datos digitales
Imagen: Andrei D.

Macron lo planteaba en estos términos, “Europa debe ser capaz de proporcionar soluciones en materia de ‘cloud’; de lo contrario, sus datos se almacenarán en un espacio no sujeto a su derecho, que es la situación en la que nos encontramos”.

De cara a la complejidad del presente y a la necesidad de replantear las rutas preconcebidas hacia el futuro común, los datos tienen, pues, un valor incalculable e insustituible.

Insumo preciadísimo, no es que de quien sean los datos y los sepa organizar y descifrar, será el futuro; pero casi.

De naturaleza titánica, la Europa unida no ha podido elegir mejor resonancia onomástica para pensar en su cloud que Gaia.

Cuenta Georg Jünger acerca esta diosa de cuyo vientre todo volvió a iniciar, Homero la llamaba la Gloriosa y también la que dispensa frutos y vida.

El poder de Gaia, advierte Jünger, abarca lo lumínico, pero también lo subterráneo. Indagadora de lo que está en el orden del cielo, tanto como de lo que está enterrado. Figura tutelar a la le rinden culto los magos y los buscadores de tesoros.

Tesoro inestimable para el presente del futuro, son los datos. No pueden tener mayor dueño que lo público.

Como las nubes; así.


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El relato de los días

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Llegó a la casa, dio unos pasos y sintió algo raro detrás suyo, se dio la vuelta para mirar y vio dos gotitas negras, dio dos pasos más y se volvió a dar vuelta y volvió a ver dos gotitas negras. Iba dejando un reguero de gotitas negras, se asustó. O estaba herido y no se había dado cuenta, e iba dejando gotitas de sangre negra, pensó. O peor, perdía aceite, como los coches, lo que era peor porque él no era un coche. ¿Qué parte de su mecanismo desconocía de sí mismo que llevara aceite, si era una persona?, a las personas no se les pone aceite. Volvió a caminar y a dejar atrás dos gotitas negras, y dos pasos más y dos gotitas negras más. Entonces se congeló en el lugar, se dio cuenta lo que podía pasar, lo que había pasado tantas veces en las películas. Lo estaba siguiendo cabeza abajo, a la altura de él, desde el techo, un monstruo que podía caminar al revés y despedía ese líquido negro, pero cuando miró no vio a nadie.

relato de los dias
Imagen: Joey Guidone.

No, no era eso. Caminó hasta la cocina ya con las gotitas negras haciendo un reguero atrás de él, y él acostumbrado. Fue hasta la heladera, cuando giró la cabeza para abrir la heladera, algo le hizo ruido en el cuello. Un crac-crac, pero como más mecánico. Se sorprendió de nuevo, tan contracturado estaba que le hacía un crac mecánico el cuello. Sí, estaba contracturado, pero no podía ser tanto. Fue hasta el baño, de nuevo giró mal la cabeza y de nuevo le hizo crac-crac el cuello, de modo metálico. ¿Qué sería? ¿Qué andaba mal? De inmediato se puso frente al espejo del baño, se agarró la oreja y se la empezó a girar toda para atrás. En un momento el pabellón auditivo se puso colorado, pareció que se iba a salir, que se iba a arrancar la oreja de un tirón, y fue en ese momento, desde la oreja, que le vino un crac y un mecanismo se destrabó.

Ahora sí, se dijo, y luego de un crac-crac-crac-crac empezó a girar la oreja que se movía con una rueda, y de la parte del medio de la cabeza se empezó a asomar una hoja. Más crac-crac-crac y la hoja de escribir que le salía de su cabeza escrita y legible empezó a subir, cuando estuvo hasta la mitad de sí misma, fue que miró, la escritura estaba manchada de tinta. Ahí se dio cuenta lo que pasaba, el relato que se estaba escribiendo en esa hoja, el relato que llevaba a la calle, el relato que formaba su realidad, el relato con el que se movía como si fuera la verdad, ese relato tenía problemas de tóner. Se tocó atrás, la espalda, donde generalmente nos agarra tensión, metió los dedos en la piel justo arriba de la cintura, al costado derecho, como si se fuese a arrancar la piel, y cuando tiró salió junto con ese pedazo de piel, una palanquita para atrás, la tiró para atrás hacia abajo, y desde la espalda baja, entre la espalda baja y los espinales, se abrió para afuera un compartimento largo que la cubría toda su espalda; quedó colgado, metió la mano hacia atrás, y sacó el tóner del tamaño de todo el ancho de la espalda.

en la cabeza de un escritor
Imagen: Joey Guidone.

Lo puso frente a sus ojos, lo miro, se había agotado, manchaba tinta. ¿Cuánto había hablado que se le acabó el tóner? Un tóner por día. ¿Tanto hablaba? Claro, hablar no era gratis, costaba un tóner. Dejó ese tóner en el mueblecito del baño, sacó uno nuevo, se lo colocó, trabó, tiró para adentro, y después se pasó la mano por la parte baja de la espalda, tersa, la piel perfecta, el tóner había calzado bien. Volvió a mirar de frente al espejo, volvió a mover la oreja, crac-crac-crac, y sacó la hoja por completo. La arrugó con las dos manos y la tiró a la basura. Eso hacía con su relato siempre al final del día, se lo sacaba de la cabeza, lo hacía un bollo y lo tiraba. Digamos que ese movimiento era como un movimiento de mucha autocrítica.

Después, del mismo mueblecito sacó una hoja totalmente en blanco, la calzó en la cabeza, y desde la oreja que giraba la empezó a calzar, crac-crac-crac-crac, hasta meterla completa y hacerla desparecer.

Ahí estaba, la hoja en blanco, el nuevo día, el relato que iba a construir para salir al otro día a contarle el relato de sí mismo al mundo. “Los días son hojas blancas”, eso  pensó, y luego se fue a dormir.


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