Poliedro

Espíritu transformador, herencia histórica

Lectura: 3 minutos

Patria, pobre, mía.
 Famélicos y lánguidos talentos
pretenden todos usurpar tu esencia
en cada tramo de tu lejanía.
A cada paso te miro más distante
amada patria mía.  
Gerardo René Herrera Huízar.

No debiera sorprendernos el rumbo que van tomando las cosas en esta pretendida ruta de transformación radical de la vida pública de México. Si bien se reflexiona, otras muchas transformaciones han tenido momentos cruciales en cada administración, según la óptica del gobernante en turno y la circunstancia del momento.

Porfirio Díaz transformó el México bronco del siglo XIX.

Madero quiso también transformar México y, cándidamente, se puso en manos de los mismos actores que protagonizaron el pasado que deseaba cambiar. Trágico desenlace.

Carranza, primer jefe máximo de la transformación violenta, que fue parte del régimen anterior, se alió al cambio. Iniciado éste, tuvo que huir para alcanzar su propia muerte a manos de, también, transformadores caudillos.

Obregón, buscando la transformación y reivindicando, con su afán reeleccionista el pasado porfiriano, fue ultimado, según se rumoró, por la conspiración de “Calles-e la boca” (cuando preguntaban “¿Quién mató a Obregón?”, se respondía “Cállese”, en alusión a él).

transformacion revolucion
Imagen: Pinterest.

Calles quiso también transformar al país mediante la purga del caudillismo revolucionario y transitar a la institucionalidad, pero perpetuándose a través de sus tres incondicionales sucesores, adoptando la humilde designación de jefe máximo y no la de presidente vitalicio o dictador, pero ejerciendo el poder de facto.

Su pupilo y protegido, Lázaro Cárdenas, una vez en el poder, defenestró y exilió a su antiguo jefe para no seguir con la tradición, dando inicio a un transformador sistema corporativo para el ejercicio político, fortaleciendo la concentración del poder, al estilo de don Porfirio, en un aparato monolítico hereditario, mediante relevos aparentemente democráticos, bajo la bandera nacionalista de justicia revolucionaria, campesina, obrera y popular, para dar al pueblo la satisfacción a sus demandas históricas que, hasta hoy, siguen pendientes.

Sacudido el Maximato, renació la República mediante la reivindicación de su soberanía. La negra sangre de nuestro suelo inundó las venas del pueblo y el espíritu patrio, volcándose a la salvación nacional con pollos y marranos.

Tras la gran guerra, una nueva transformación nos alcanzó, esta vez de la mano del civilismo, acotando la participación castrense en política y específicamente en la primera magistratura. Los cachorros de la revolución reclamaron su espacio.

Tras un breve periodo de bonanza, el desarrollo estabilizador, la retórica oficial fue sucumbiendo, dando paso a la explosividad social, a la estridencia de la trágica ruptura del 68 y de la guerra sucia de los años 70. El pueblo reclamaba transformación.

transformacion pri
Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México militante del PRI (Imagen: Twimg).

Una década después (1988), los nuevos herederos se enfrentaron en violenta pugna: los puros de linaje revolucionario contra la tecnocracia emergente, también en busca de la transformación.

Catalizados los ánimos por la arrogancia y la ambición, desavenidos ahora a causa de la jugosa herencia, rompieron lanzas y tomaron, si bien con un mismo objetivo, caminos divergentes que produjeron, hasta nuestros días, nuevas transformaciones, como marca la tradición sexenalmente repetida y recurrentemente desmontada.

Con cada cambio “empezar de cero porque antes todo se hizo mal y siempre se recibe un cochinero”.

No debiera sorprendernos el discurso de la transformación, de la retórica nihilista y flamígera, ni la promesa de un indudable futuro mejor basado en la corrupción del pasado.

No es cosa nueva ni en el gobierno ni en la administración. Toda elocuencia de un nuevo jefe, por ignorante que sea, en el nivel que sea, raya en el señalamiento superfluo de lo mal que recibe y la promesa de lo bien que se va a entregar. (Administración de la abundancia, complot internacional, error de diciembre, tepocatas, víboras prietas, guerras inocuas, pactos por México, corrupción, incapacidad, desconocimiento, ocurrencia, frivolidad o ambición). Todo en la misma bolsa, en el sempiterno discurso.

Enfatizar los errores del pasado es cosa fácil y redituable para vender las promesas del futuro.

Lo difícil, a veces imposible, es ofrecer prueba tangible de la promesa cumplida. Trascender con la confianza ciudadana o con la sanción histórica, por resultados logrados y no por engaños manifiestos.


También te puede interesar: Sísifo, la tragedia mexicana.

Sísifo, la tragedia mexicana

Lectura: 2 minutos

No te afanes, alma mía, por una vida inmortal,
pero agota el ámbito de lo posible.  
Píndaro. 

Transitamos por desgarradores episodios de nuestra historia siendo testigos de algo que se construye y desmorona cotidianamente, según la iluminada percepción de nuestros más altos directores.

El vaivén de los intereses, las ambiciones o circunstancias fortuitas, al mismo tiempo que se establecen, por decreto, brillantes obsesiones, sin causa ni base o fundadas en promesas inicuas, se edifica, paradójicamente, día tras día, el andamiaje de la deconstrucción institucional con locuaces ocurrencias para la siguiente madrugada.

Históricamente, salvo loables excepciones, el día a día ha definido el rumbo de la nación. Las grandes decisiones, a la sombra de la intimidad o la conjura, han emanado de espíritus embriagados de poder, ambiciosos ante el porvenir o recelosos y absortos en las injurias del pasado, pero, invariablemente, determinados a imprimir en la historia patria, el sello propio de la casa, al costo que se requiera.

Pasos adelante y pasos hacia atrás han configurado el eterno estigma del México nuestro de cada día.

políticos mexicanos
Imagen: El Universal.

Sísifo ha vivido en el torrente sanguíneo de los antiguos y modernos padres de la patria, en su espíritu, en su naturaleza, en su obsesión compulsiva de hacer historia, aún anclados en tiempos remotos.

Consciente está el condenado, que al final de su azarosa jornada, la pesada roca que afanosamente ha rodado cuesta arriba, se devolverá al fondo de la caverna y habrá de reiniciar su ardua y absurda tarea al alba siguiente. Sabe bien, el resignado Sísifo, que será inútil su esfuerzo, pero sus consabidas culpas lo impelen a comenzar de nuevo.

No obstante, este controvertido personaje, astuto como se sabe, habiendo realizado toda clase de maniobras y engaños a los dioses seguirá, aún con su ceguera y avanzada edad, empujando la piedra, si no por esperanza, por ambición, esperando el espacio para engañarles nuevamente y poner fin a su castigo eterno.

Los efectos colaterales son cosa mundana. ¡Oh, arrogancia del poder divino, inmanente a su obsesión vengadora!

sisifo mexico
Imagen: Víctor Solís.

Recurrente, languidece la seriedad de la certeza ecuánime, ante la concupiscente prostitución de la esperanza, una esperanza forjada en el engaño y la manipulación perpetua.

Cual destino inexorable, el devenir de la nación parece haber sido dispuesto por el dedo divino, cual reza el canto patrio, inspirado en la condena del homérico mito.

La pesada roca que históricamente ha empujado este sufrido pueblo, por más esfuerzo, denuedo y sangre vertida, vuelve siempre al fondo de la caverna.

Pero ¿qué falta ha cometido México para merecer la absurda y aparentemente eterna condena?

Quizá no otra que la indolencia, la ingenuidad y la ignorancia que abren la puerta, de par en par, a la astucia, la ambición y la maldad.


También te puede interesar: Estado de Derecho y conflictividad social.

Estado de Derecho y conflictividad social

Lectura: 4 minutos

¿Por qué el 2 de octubre no se olvida?

No pocos son los frentes de confrontación que cotidianamente se abren en el diverso escenario nacional que, al menos desde la ruptura de la unidad política del partido hegemónico en 1988, no habían tenido tanta sonoridad e impacto mediático como el que se observa hoy e incluso repercute en el ámbito noticioso internacional, no necesariamente con buena referencia.

La década de los 70, tras los eventos de 1968, marcó indudablemente un parteaguas en el camino a la democracia pretendida por la sociedad mexicana. Fue, desde luego, un periodo importante para la transformación del país, por la trascendencia de los hechos que se sucedieron a partir de entonces en lo político, económico y social (guerrilla, grupos armados, confrontación ideológica, etcétera).

El México actual, plagado de modelaciones temporales, hacia adelante y hacia atrás, tiene aún como referente la confrontación y las rupturas de esos candentes periodos de nuestra historia reciente que parecían superados, pero que a la luz de los acontecimientos, se renuevan y se reciclan, enrareciendo el ambiente con un sabor de conflicto, en donde se mezclan actores supervivientes y ambiciosos debutantes, herederos o no del viejo sistema, pero con actitudes casi idénticas.

justicia 1968
Imagen: Mundiario.

La ruptura de 1988 modeló un cambio en el sistema político que no acaba de cuajar pero que, a ojos vistas, fue el génesis de la vía de acceso al poder de corrientes ideológicas en apariencia emergentes, aunque cargadas con un ADN vernáculo. Una alternancia que si bien se entiende, no fue otra cosa que la heredad dispersa de la misma idea, el mismo plasma y práctica de antaño (Le Roi est mort. ¡Vive le roi!),con sus naturales adaptaciones, necesarias sin duda, a los tiempos, circunstancias e intereses de los nuevos tiempos y, sobre todo, de los nuevos objetivos, con un colmillo más afilado.

Todos los eventos dramáticos posteriores a la ruptura del 88: el levantamiento zapatista, coincidente con la entrada de México a las grandes ligas, los homicidios políticos, la catástrofe económica, el error de diciembre, el FOBAPROA, las grandes capturas de importantes delincuentes, las extradiciones, los escándalos de corrupción, las alternancias, los grandes fraudes electorales, y otros sucesos que seguimos padeciendo y pagando, siempre fueron usufructuados, hábilmente, por un poder indiscutiblemente elocuente y, en apariencia, cercano al soberano que heredó, cotidiana y periódicamente, hasta nuestros días, bajo la promesa de la justicia social, la honestidad, la honradez, el patriotismo y el férreo combate a la corrupción, un país cada día más depauperado, capturado por el rencor del engaño reiterado, secuestrado siempre por la esperanza de cambio y, finalmente, amordazado por la imposición, en cada etapa, de una cosmovisión esquizofrénica propia, que no racionaliza o que minimiza virtualmente, la realidad patente.

levantamiento zapatista chiapas, EZLN
Imagen: Infobae.

L`État c`est Moi. En cada espacio, en cada periodo, han surgido paladines que con índice flamígero señalaron, con tino irrefutable, los males de la república y ofrecieron las más loables soluciones durante la respectiva campaña que, según la experiencia, no pudieron cumplir durante su encargo y causaron, reiteradamente, la desilusión y el rechazo popular. Historia por demás conocida.

Pero hoy, ante la falibilidad de la norma, la realidad se transforma y se oferta al bueno y sabio soberano, la gracia de acudir, en fecha próxima, a expresar su deseo o negación, en popular y legal consulta, de colocar las cabezas de esos malos gobernantes que le han desilusionado en el pasado en la picota de la plaza pública, digitalmente ampliada, donde el pueblo podrá regodearse con el macabro y entretenido espectáculo.

En su cándida expectativa de que “por fin se hará justicia” el pueblo satisfará la ira largamente contenida, canalizará su frustración, no sólo por el pasado, sino por su caótico presente (pandemia incluida), experimentará una profunda catarsis, seguramente tan virtual como el virtual juicio: señalamientos, trascendidos, vituperios, videos, frivolidades, excesos, pero nada más.

estado de derecho
Imagen: Revista Anfibia.

Tal pareciera, en este momento crucial, que las ideas de los clásicos de la política y el derecho con que se han construido las sociedades modernas, de institucionalizar las reglas del juego para ordenar de la mejor manera la convivencia de las personas en comunidad, con los derechos y obligaciones inherentes, humanos y fundamentales, con las sanciones respectivas a su incumplimiento establecidas en el contrato, en el pacto entre sociedad y gobierno y plasmado en sus leyes, se hubiera extraviado en algún trayecto de nuestra evolución política y nos viéramos en peligro inminente de retornar al estado de naturaleza.

La promoción del conflicto, del rencor y la revancha como herramienta de gestión y rating suele ser una manera muy riesgosa para ejercer el poder cuando se aplica a una sociedad desesperada.


También puede interesarte: Corrupción, pobreza y violencia, el ADN del sistema político mexicano.

Corrupción, pobreza y violencia, el ADN del sistema político mexicano

Lectura: 4 minutos

…Cosa de tener paciencia, Ángel de la
Independencia, en mi jardín te he de ver…
Óscar Chávez, Parodias.

Nada se ha dicho en las revelaciones del extraditado colaborador protegido, testigo denunciante más famoso e invisible de los tiempos recientes en el complejo entramado mexicano, que no tenga referente histórico en la vasta cadena de eventos que dieron vida y trascendencia a esta gloriosa nación y que, genéticamente, fueron incorporándose en su evolución al ADN político de la emancipada nación del yugo y las inequidades de la colonia.

Para efectos prácticos, los episodios de la vida nacional reportan, con sus luces, sombras y entredichos, una enorme cantidad de eventos, gloriosos unos, nefastos otros, no sólo de voracidad, dobleces, traiciones, saqueos y cobardías que acometen, día con día, la realidad histórica y la real personalidad de nuestros nobles y abnegados mártires, hombres y mujeres de hueso y carne, con pasiones y virtudes que, por buena o mala fortuna, construyeron el puente histórico por el que hoy caminamos. Plata o arcilla. 

Ciertamente, la historia patria ha enaltecido las virtudes de nuestros próceres y la ignominiosa conducta de los abyectos. Ha inyectado en las venas de la sociedad, desde su más tierna infancia, ejemplos de los más altos valores patrios, sacrificios de sangre y honor, pero también el desprecio de las reprobables fechorías de los perversos. Ángeles y demonios, que han sido estímulos todos, para la concepción de la actual nación mexicana, su identidad y cosmovisión. 

raiz de la corrupcion
Imagen: @LiveMint.

Pero, como siempre, el relato lo hacen los que ganan, los que dominan, los que tienen en su mano la posibilidad de escribir lo que conviene y dar la versión que decide la historia. Historia que, hoy más que nunca, se interpreta y escribe en el momento mismo del suceso, o incluso se induce previamente a que el hecho suceda, para gloria o vituperio.

El siglo XIX, lograda la independencia del dominio español, estuvo dominado por las luchas de poder entre caudillos, según la ambición o pertenencia ideológica: cuartelazos, levantamientos, traiciones, venganzas y ajustes de cuentas.

Hasta que Don Porfirio dio el manotazo y se hizo del poder.

Orden y progreso. Estabilizó al país, realmente puso orden (ciertamente sin abrazos y, más bien a sablazos), tomó el control y promovió el desarrollo innegable de México. Pero también, su longevidad, vital y política, prohijó la ancestral desigualdad, inequidad, polarización social, enojo, degradación de las clases excluidas y, naturalmente, motivó su organización en violentos contingentes que reclamaron al detentador del poder absoluto y unipersonal el abandono de la primera magistratura, largamente ocupada.

Cierto, más de treinta años de orden y progreso culminaron con el exilio. Los principales beneficiarios fueron los hombres del dinero, los capitales, los científicos, la alcurnia que se alejó de la realidad social profunda y proveyó los motivos y la razón suficiente para el levantamiento armado y sangriento tras el retiro de Don Porfirio. No hizo falta azuzar demasiado para despertar en la masa el deseo de revancha contra el antiguo régimen, encumbrado y distante.

Nada muy diferente al movimiento que por estas fechas conmemoramos en estos días y que dio vida, tras largos años de lucha, al México independiente.

reloj de mexico
Imagen: Belén García Monroy.

Rebelión, muerte, devastación, crisis económica, social, política, diplomática, estancamiento y retroceso fueron los iniciales estragos de la primera revolución social del siglo pasado. Los ricos huyeron con sus riquezas, los pobres se quedaron para matarse y luchar por la prometida y anhelada justicia social y, paradójicamente, pasaron de ser los sirvientes de las haciendas porfirianas a ser carne de cañón y de nuevo, sirvientes obligados de los caudillos, apropiados de vidas y haciendas.

No pocos delincuentes, antes perseguidos por sanguinarios hechos, se transformaron en héroes, algunos letrados indispensables se sumaron, por conveniencia, temor o convicción a la nueva ideología revolucionaria enarbolando justicieros postulados.

La nueva realidad de la justicia revolucionaria no hizo otra cosa que adoptar, en muchas formas, los modos del sistema porfiriano, pero ya no bajo el mando de un solo hombre todo poderoso, sino mediante la construcción de un andamiaje complejo y hereditario que abarcó en su estructura, prácticamente, todos los sectores sociales de manera monolítica, bajo la simulación democrática que pudo conservar el poder absoluto durante todo el siglo.

Poder, poder y poder. Control social, apaciguamiento político y dirección centralizada.

La institucionalización se fue dando de la mano de la herencia. Los herederos de la revolución, los principales caudillos, se adueñaron del Estado y, consecuentemente, cedieron los derechos del poder a sus sucesores, con las relaciones, la protección y los compromisos inherentes. Aderezado todo con su correspondiente dosis de corrupción e impunidad. “Un político pobre sería un pobre político”.

Así, siguieron los cachorros y luego los cachorritos. En fin, la casta política que, hoy en día, sigue vigente y reclama sus derechos ancestrales, desde luego, con saberes y ejemplos mejorados, de lo que da cuenta la vergonzante difusión de noticias y filmaciones filtradas sobre trascendentes y obscenos actos de corrupción de relucientes personajes, hasta hoy, arropados por la opacidad e impunidad.

adn politico
Imagen: Euromadian Press.

No es de extrañar entonces la crítica situación que padecemos en materia de violencia, de pobreza, de inequidad y desigualdad, si venimos arrastrándola de manera histórica en nuestro torrente sanguíneo como sociedad y ha llegado a niveles exasperantes y desbordados que hacen impensable su contención.

La pandemia nos ha obnubilado, naturalmente, por su magnitud y letalidad, la amenaza es patente y absorbe nuestra atención, pero los reales problemas de México, que ponen en grave riesgo al país, en materia política, social y económica, están ahí y apenas los percibimos.

La violencia no se explica sin la connivencia y sin la rampante corrupción que está en nuestro día a día y se resume en una sensación de miedo, incertidumbre e indefensión.

El terror cotidiano ante la realidad y frente al optimista discurso.

Resultado de esta circunstancia, es el círculo perverso que se regenera día a día y como serpiente se muerde la cola a sí misma.


También te puede interesar: Gavilán o paloma. Las expectativas sobre la extradición de Emilio.

Gavilán o paloma. Las expectativas sobre la extradición de Emilio

Lectura: 3 minutos

Aunque con trato aterciopelado y en un ambiente más bien de cordialidad, finalmente, uno de los emblemas de la mafia del poder retornó al Anáhuac para rendir cuentas ante la justicia en el contexto de la radical transformación de la vida pública de México.

Cuando el Fiscal General de la República, en sus escasas apariciones dio a conocer la noticia de que el Exdirector General de Petróleos Mexicanos había aceptado ser extraditado de España, se desató una serie de especulaciones y sesudos análisis cuyo denominador común fue la hecatombe que producirían las esperadas revelaciones del detenido, quien, según el dicho de su entonces abogado, “no se mandaba sólo”.

La expectativa creció con el anuncio de que una aeronave oficial de bandera mexicana surcaba los aires hacia el viejo continente para recoger el preciado cargamento y retornarlo a suelo patrio para encarar a la justicia, que tan escasas veces logra imponerse ante fechorías y actos criminales, por más deleznables que sean.

extradicion de emilio lozoya
Ilustración: Expansión.

Puesto en tierra, el relevante personaje, señalado protagonista de uno de los episodios más escandalosos de corrupción de los últimos tiempos, se desvaneció en la chistera del mago político. Contra todo pronóstico, los ávidos y experimentados reporteros de todos los medios, cual jauría que lo acechaba a las afueras del hangar de la Fiscalía bien dispuestos al chacaleo, fueron chamaqueados por un dispositivo de señuelos y distractores que los dejó con un palmo de narices.

Nadie lo vio, nadie lo ha visto, nadie sabe, a ciencia cierta, su paradero, su situación o circunstancia. Mucho menos su status jurídico, el estado procesal, si es que existe, gavilán o paloma. Se ha dicho que se encuentra internado en un flamante hospital privado del sur de la Ciudad de México, “previo o post” de su asistencia a un centro penitenciario, por su delicado estado de salud, cosa que bien a bien, tampoco se conoce.

El misterio envuelve el caso, incentivo natural de la especulación y la sospecha. La argumentación de expertos legistas señalan ya afectaciones al tan recurrido debido proceso, que ha dejado en libertad a no pocas personalidades de la más abyecta cepa social, con la correspondiente remuneración a destacados juristas por los eficientes servicios prestados.

Bien entendido, la gran expectativa sobre Lozoya fue la de que vertiera acusaciones sobre personajes trascendentes, la de que corriera sangre, que se destaparan las alcantarillas de grandes componendas entre la política y los intereses privados, los poderes de hecho, los fácticos que aún dominan las decisiones.

lozoya
Ilustración: Beto.

Testigo protegido o testigo colaborador son las figuras con las que, se ha sugerido, podría ser considerado el tan esperado huésped alojado supuestamente en el sur de la megalópolis, lo que justificaría el trato privilegiado y la secrecía en su entorno y paradero, pero, de cualquier manera, la suspicacia envuelve el asunto.

El timing es importante, máxime cuando se ha echado a andar la maquinaria con rumbo a las elecciones del año próximo. Cierto, las cosas en palacio van despacio y será necesario jugar las coincidentes cartas (Lozoya, Duarte y Zerón) con magistral habilidad estratégica y dosificar adecuadamente su tratamiento para obtener los rendimientos esperados.

Aún queda en el aire si el verdadero objetivo se ubica en personajes de mayor peso en las administraciones previas y, sobre todo, si existe alguna intencionalidad política al respecto. Tómese en cuenta que el combate a la corrupción y a la impunidad ha sido hasta hoy el estandarte de la administración y la exigencia de la sociedad.

Está por verse si en verdad se bailará un gran tango o todo queda en una simple quebradita.


También te puede interesar: La visita. ¿Gesto de buena vecindad o riesgo calculado?

La visita. ¿Gesto de buena vecindad o riesgo calculado?

Lectura: 3 minutos

Sin mayor preámbulo fue aceptada la amable invitación. La entrada en vigor del nuevo tratado trilateral ofreció la justificación para que los mandatarios se reunieran en Washington con motivo del arranque del nuevo entendimiento comercial.

No faltaron sugerencias, objeciones y críticas en amplios sectores, pero la decisión había sido adoptada y así lo señalaron todos los indicios previos. Las voces que se dejaron oír aconsejando declinar, esgrimieron argumentos diversos, desde la crítica situación que se vive tanto en México como en los Estados Unidos a causa del mortal virus, la circunstancia electoral, particularmente en el vecino país, las encuestas de popularidad de los candidatos opositores y desde luego, la ya para entonces previsible inasistencia del Primer Ministro de Canadá, tercer país signatario del T-MEC, sin la cual, la explicación de la visita de trabajo, que tendría sólo dos representaciones, perdía sustento.

Ésta sería, en los prolegómenos, la parte formal de la sui generis invitación y la gentil correspondencia de la parte mexicana, con las correspondientes gestiones para tratar de lograr una representación tripartita, que no sólo hubiera dado un mínimo equilibrio y neutralidad al evento, sino que hubiera fortalecido la propia naturaleza de la magna junta.

Pero una vez que fue aceptada la visita y se hizo pública la determinación del Ejecutivo de nuestro país de reunirse con su contraparte norteamericana, ya asumido el compromiso, sutilmente, el ambiente empezó a mostrar señales que generaron, de manera inmediata, más preocupación que optimismo, preponderantemente las imágenes en redes sociales que mostraban al mandatario estadounidense frente al muro que marca la frontera sur de su país y la norte del que preside su invitado, lo que fue interpretado, obviamente, como un mensaje nada halagüeño de lo que se esperaría en la casa blanca.

Trump
Imagen: El Independiente.

Desde su origen, llamó la atención el sendero por el que transitó la invitación, el momento y la forma, cosa trascendente en diplomacia y política internacional más que en ninguna otra materia.

Por su parte, el Primer Ministro Trudeau, se dio su tiempo y sopesó los escenarios, para declinar, amable pero contundentemente, la convocatoria al encuentro y expresó las razones que, lamentablemente, se lo impedían. De tal manera que la visita con motivo del tratado trilateral sería bilateral. El panorama se percibía nebuloso, con muy pobre información oficial y no muy buenos augurios sobre la siempre impredecible actitud del anfitrión.

Pero todo parece indicar que los temas de la agenda y los términos del protocolo habían sido planchados puntualmente: simbolismo y cordialidad, ni reclamos ni desencuentros, solamente reconocimientos mutuos, deseos de buena vecindad y colaboración en el porvenir, nada de temas disruptivos.

El almíbar corrió generoso por los textos de ambos discursos. La amabilidad, la cortesía, el buen trato, el apapacho dieron marco a la mutuamente conveniente reunión que fue aderezada con el obsequio de la aprehensión en Florida del prófugo César Duarte.

titeres politicos
Imagen: BBC.

El objetivo de ambos mandatarios parecía alcanzarse, reposicionar la imagen, mandar mensajes de moderación, entendimiento y eficaz colaboración a los mexicanos de ambos lados de la frontera, con la evidente intencionalidad de remontar la popularidad que se ha visto impactada, entre otros factores, por el malévolo e incontenible virus corona.

El resultado práctico está por verse en el mediano plazo, las voces críticas aún se expresan incrédulas sobre la sinceridad de los elogios que difieren radicalmente de la actitud mostrada por el anfitrión previo a la visita, e insisten en los inconvenientes que pueda acarrear en el futuro el explícito posicionamiento mexicano frente al impredecible resultado electoral de noviembre en el vecino país.

La moneda estará, hasta entonces, en el aire.

También puede interesarte: La nueva normalidad, sofisma o simple ilusión.

La nueva normalidad, sofisma o simple ilusión

Lectura: 3 minutos

La mejor herramienta que tiene el ser humano para no sucumbir ante la adversidad es la esperanza, compañera inseparable de la resignación y la fe, que en su compleja dinámica le otorgan un mecanismo de defensa para sobreponerse a los más trágicos episodios de la vida.

Dejar al tiempo, a la ventura y a la voluntad de Dios el porvenir parece ser una actitud inherente a nuestra naturaleza cuando la naturaleza misma rebasa el entendimiento o el control de las cosas sobre las que nos consideramos dictadores y dueños, cuando en realidad no somos otra cosa que simples ovejas del destino incierto y angustiante.

Esperamos con ansia el banderazo de salida, el dictado supremo, el anuncio de que el vendaval ha pasado y la vida retoma su curso, dejando atrás, lastimosamente, su caudal de víctimas y daños colaterales que nadie podría haber pronosticado ante el embate brutal e inesperado de la madre naturaleza que, por necia y arrogante, se opone a reducir su fiereza aún con los dictados de la autoridad.

covid y encierro, futuro
Ilustración: Damián Lluvero (Forbes).

El niño espera abandonar el cubrebocas, salir al parque y jugar íntimamente con sus amigos, enlodarse y regresar a la merienda familiar. La señora extraña el masaje y el corte de pelo, las tiendas y el paseo dominical en cualquiera de las plazas convertidas en recreo familiar. El señor de la casa añora los viernes de amigos, la carne asada, el billar, el dominó y la pachanga trasnochada, la cerveza en el jardín y los compadres queridos para ver el futbol, el domingo en Cuernavaca o las vacaciones en Acapulco.

La gente imagina, espera que todo esto retornará cuando la peste termine, la normalidad estará presente cuando la curva se aplane y seamos nuevamente libres para regresar a la vida cotidiana como la conocíamos, como la vivíamos, pero todo parece indicar que, por desgracia, el pronóstico es otro, para el mundo y para México.

La nueva normalidad significará en realidad un cambio de paradigma, del cual habrán de usufructuar los que están a la vanguardia y han sabido aprovechar la crisis, pero millones de personas no tendrán tanta suerte y se verán seriamente afectados.

pandemia y nueva vida
Imagen: Vice.

Mientras los disciplinados, precavidos o temerosos seguirán refugiados en sus casas, reduciendo drásticamente su movilidad, trabajando desde casa y consumiendo en línea, los proveedores de servicios incrementarán su productividad y sus ganancias.

La experiencia adquirida por las empresas durante esta nefasta temporada, a la que no se le ve fin, generará incentivos en aquellas que no requieren la presencia física de sus empleados para modificar sus procesos y prescindir de la asistencia, sustituyéndola por sistemas informáticos que pueden dejar sin empleo a un gran número de personas.

Los sitios públicos como bares, restaurantes, centros de diversión y esparcimiento, aún con las medidas pertinentes, difícilmente lograrán la afluencia necesaria para sostenerse y se verán obligados a la reducción de su planta laboral.

Las reuniones familiares masivas serán cada vez más virtuales, los abrazos y los besos escasearán ante el temor permanente del contagio, en tanto no se cuente con una cura razonablemente segura.

nueva realidad, cubrebocas, distancia, pandemia
Imagen: Getty Images.

La nueva normalidad no podrá entenderse como un retorno a nuestras costumbres y dinámicas sociales. En realidad, es un eufemismo esperanzador, pero la verdad que enfrentamos producirá transformaciones sensibles que se irán acentuando paulatinamente ante la evidente progresión de los decesos que siguen creciendo.

La herencia inmediata es el temor y la angustia que nos obliga a la modificación de los hábitos, al alejamiento físico y al empleo masivo de los recursos tecnológicos durante el confinamiento.

Habrá sin duda efectos favorables para sectores determinados, la ciencia y la tecnología, ya se prevé, lograrán significativos avances, siempre existe una manera de aprovechar la adversidad, pero los impactos negativos, serán indudablemente de gran intensidad en el ambiente social y económico obligando a transformaciones estructurales profundas en la manera de relacionarnos.

La nueva normalidad, no será tan normal, ni como la conocíamos.


También puede interesarte: ¿Está la Seguridad Nacional de México bajo amenaza?

¿Está la Seguridad Nacional de México bajo amenaza?

Lectura: 3 minutos

La circunstancia por la que atraviesa México ha generado la inquietud de si el momento presente es una amenaza o un riesgo para la Seguridad Nacional como se ha considerado, de manera indistinta, en algunos espacios mediáticos y en discusiones académicas.

La respuesta queda en el aire, cada quién tiene su interpretación, cada quién su idea de lo que ese concepto abstracto y ampliamente cuestionado significa para el Estado mexicano.

La razón es muy simple en realidad. Teórica y metodológicamente es muy difícil ubicar, para su análisis e interpretación como objeto de estudio, una situación dada en un entorno indefinido, que ha venido transformándose caprichosamente con cada cambio político, sin lograr establecer un marco teórico y un andamiaje jurídico, organizacional y funcional sólido, que le dé, al menos conceptualmente, un rumbo operativo.

regreso despues del covid
Imagen: Washington Post.

Desde el surgimiento del término, asociado a las condiciones geopolíticas del fin de la Segunda Guerra, cada Estado se fue apropiando de él en su doctrina, específicamente militar o de defensa, de acuerdo con sus particulares circunstancias, objetivos, intereses, ideologías, en lo interno y en lo externo, según su alineación al bloque rojo, al azul o al gris (países no alineados). Generando sus propias y maleables concepciones de lo que ello significaba y, desde luego, para qué servía. No necesariamente a la Nación o al Estado, sino, regularmente, al gobierno respectivo.

México no escapó a la moda. En los institutos de altos estudios militares creados a partir de la década de los 70, el abordaje de la Seguridad Nacional cobró auge y el afluente conceptual corrió tan generoso como disperso, influido determinantemente por la doctrina norteamericana, focalizada en el helado conflicto entre la OTAN y el Pacto de Varsovia.

Asimilado el término, en nuestras escuelas, cada gobierno, en sus respectivos planes de desarrollo, le fue dando un espacio, pequeño, pero al fin un espacio, más por retórica que por convicción, ubicando el tema entre sus páginas, sin mayor seguimiento ni definición exhaustiva.

OTAN y Pacto de Varsovia
Imagen: detectives deguerra.com.

Aparecieron a la zaga, los expertos y los influencers, generando espacios académicos y mediáticos en torno al tema. “Los chamanes de la S/N” incursionando en las nuevas realidades impulsaron estudios formales, pretendiendo una comprensión mucho más universal de los entornos complejos en que se desenvuelve la sociedad actual, incorporando factores mucho más amplios y de más envergadura que los temas bélicos, tales como los ámbitos financiero, comercial, medio ambiental, la salud y el desarrollo tecnológico.

 Los antagonismos, las amenazas, los riesgos y vulnerabilidades a que se enfrenta una Nación, pasan por un cedazo muy fino de observación permanente, que involucra los desafíos coyunturales a la sociedad global, que habrán de ser asumidos regional y localmente, simplemente porque la tecnología nos ha subyugado y nos impactará a pesar del aislamiento y la distancia.

planeta sostenido cuerdas
Imagen: Share America.

El panorama que vive actualmente México con el catalizador dramático de la pandemia, con la cantidad de contagios y defunciones en aumento, con el desempleo a todo vapor, ante conflictos políticos, la economía en descenso, la Administración Pública desorbitada, el crimen organizado y desorganizado actuando violenta y libremente, ocupando territorios y consolidando su poder real, la corrupción incontenible, con un ambiente de abierta inconformidad social y desafíos al gobierno, es de alta complejidad, con evidentes riesgos a la estabilidad del Estado en su conjunto.

Es claro y patente que enfrentamos antagonismos que se oponen al intercambio social armónico. La vida de las personas está en grave riesgo. La inseguridad campea y la expectativa es pavorosamente incierta.


También puede interesarte: El añito que nos espera: pandemia, conjuras y elecciones.