autoreferencia

La respuesta está en nuestro interior

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Estamos luchando por un mejor mundo desde un frente meramente físico, mientras nuestro inconsciente colectivo crea un plan del futuro para atraer problemas e injusticia. ¿Por qué no lo podemos observar tan fácilmente?

No importa que tanto discutamos o protestemos, ni las campañas de comunicación que lancemos para intentar cambiar la situación que vivimos hoy. Mientras se siga existiendo el enojo, el rechazo, la separación y la resistencia en el interior de nosotros, no se creará la posibilidad para transformarnos y vivir un verdadero cambio.

Podemos observar que esto se ha repetido constantemente en la historia de la humanidad. Resolvemos un problema y uno nuevo nace gracias al mismo estado de ánimo colectivo que creo el primero. Y si a esto le sumamos que hay grupos con ese entendimiento y acceso al poder, la humanidad se convierte en un sistema de manipulación.

buscar nuestro interior
Imagen: Paweł Jońca.

Hemos caído en el paradigma de que para lograr el cambio se requiere luchar por ello. El reto es que, como buscamos resolverlo desde la parte física, y percibirlo a través de nuestros sentidos, no somos conscientes de que en realidad aquello que debemos cambiar no viene de un estado físico-concreto sino de uno abstracto que no vemos.

Al querer controlarlo todo, nos hemos convertido en una sociedad ansiosa que intenta modificarlo desde ese estado de ánimo y, como consecuencia, inconscientemente creamos un caos mayor. Este sistema que alimentamos cada momento nos bombardea con estímulos que nos mantienen viviendo de forma divergente. Un pequeño cambio en el equilibrio de nuestro estado de ánimo puede cambiar el resto de nuestro día.

Es muy claro que hemos llegado al punto donde la humanidad está viviendo más hacia afuera que hacia adentro de nosotros mismos. Esto termina generando ansiedad por no poder controlarlo todo. Debido a que ponemos nuestra atención en el exterior es como creamos nuestros peores adversarios: la culpa del pasado, el apego del presente y el miedo del futuro.

La oportunidad que hoy tenemos como humanidad es aprender a detenernos y observarnos en autoreferencia. Ver lo que está sucediendo en nuestro interior. Entender y asumir lo que estimula al estrés, a la ansiedad y a la tristeza; cada uno creciendo a mayor velocidad desde el inicio de este siglo. Si estamos creando nuestra realidad desde un estado abstracto, significa que lo que pensamos y sentimos tiene una fuerza de creación más allá de lo que hacemos.

ansiedad
Imagen: Pinterest.

Esto no significa ser pasivos sino todo lo contrario. Al existir la coherencia entre lo abstracto y lo concreto nos permitirá fluir hacia un nuevo camino para la evolución consciente del ser humano. Es actuar de una forma centrada en nuestra vida para crear un futuro coherente para el planeta.

¿Cómo podemos empezar a fluir más en nuestras vidas? La meditación es una herramienta al alcance de todos y es importante para ayudarnos a mantener el equilibrio. Vale la pena entender que no consiste en callar la mente sino en observarla. Por lo tanto, es de suma importancia desarrollar un auto-observador sin juicio ni culpa que nos muestre desde dónde estamos actuando. Esto nos permitirá liberar las emociones negativas al no rechazarlas y aceptarlas como parte de lo que ya estamos viviendo. Descubrir que nosotros estamos creando inconscientemente la realidad que vivimos es la llave para traspasar la puerta hacia la evolución de la consciencia.

En un mundo que cada vez va más rápido, y que por ello nos perdemos de vivir en el presente, detenernos, auto-observarnos y hacer momentos de silencio son el mejor regalo para encontrarnos con nosotros mismos. De esta forma abrimos la oportunidad para re-escribir un mejor plan para el futuro de la humanidad. ¿Estás listo para bajarte del tren bala y disfrutar este momento?


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Y el premio es para… La injusticia

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El gran papel que Joaquin Phoenix tuvo en la película El Joker, nos hizo sentir la injusticia desde un rol humano por el mal trato que sufría. Aunque esto lo llevó a enfrentar el monstruo de la venganza, en algunos momentos puso en duda que la misma pudiera ser una herramienta para resolverlo. Hay quienes amaron ese personaje y quienes lo aborrecieron; ya que no es fácil sentir ese dolor y tanta rabia por la injusticia que vivimos.

En su discurso de los Oscars 2020, Phoenix logró otro gran papel donde inició con los pies en la tierra agradeciendo y dejando claro que no había diferencia entre él y todos los que estaban ahí por el hecho de haber ganado la estatuilla como mejor actor.

Dios, me siento lleno de gratitud en este momento. Y no me siento elevado sobre mis compañeros nominados o nadie de este cuarto, ya que compartimos el mismo amor, el amor por el cine y esta forma de expresión que me ha dado la vida más extraordinaria. No sé lo que sería sin eso. Pero creo que el mayor regalo que se me ha dado, y a muchos en este lugar, es usar nuestra voz para los que no tienen una.

Mas adelante definió claramente cómo la lucha por la desigualdad de género y el racismo, así como los derechos animales, entre otros, representan una lucha contra la injusticia. Muy atinadamente declara que atrás de esta falta de justicia se encuentra el ego. Creo que nos hemos desconectado mucho del mundo natural y estamos inmersos en un mundo egocéntrico pensando que somos los únicos del universo.

egoismo humano
Ilustración: Pinterest.

¿Cómo es que a la humanidad se nos ha salido de las manos el cuidado de nosotros mismos? ¿Estamos realmente reaccionando ante las injusticias que nosotros mismos estamos llevando a cabo? En el mensaje Joaquín Phoenix nos da un ejemplo claro y crudo de cómo es que estamos participando sin darnos cuenta: Entramos en el mundo natural y lo saqueamos por sus recursos. Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y cuando ella da a luz, le robamos a su bebé. A pesar de que sus gritos de angustia son inconfundibles. Y luego tomamos la leche que está destinada a su ternero y la ponemos en nuestro café y nuestro cereal.

El primer reto que tenemos los humanos para poder enderezar un rumbo justo para todo ser vivo en este planeta es no sentirnos separados de ninguno. El ego nos separa cada vez que nos pone frente a la ambición individual y la codicia, en vez de naturalmente colaborar y compartir. No hemos terminado de entender que todos estamos siendo parte de la misma experiencia, la cual, si no apuntamos a un propósito común, nos seguirá trayendo resultados que no nos gustan y que reflejan quienes estamos siendo.

El actor Phoenix compartió también ejemplos de cómo atender la injusticia en el mundo: Cuando usamos el amor y la compasión como nuestra guía de principios, podemos crear, desarrollar e implementar sistemas de cambio que sean beneficiosos para todos los sentidos sensibles y para el medio ambiente. El reto que tenemos como seres humanos es entender lo que es el amor y la compasión.

Una forma muy valiosa de iniciar desde lo individual es reconocernos en autoreferencia como parte de todo lo que está sucediendo. Sin enjuiciar al exterior ni al interior de nosotros. Éste es un acto de poder humano para lograr un cambio consciente, de modo que empecemos a reconstruir desde el aprendizaje de nuestra propia experiencia.

mascara de joker
Imagen: Cine Premier.

En su actuación de los Oscars, Joaquín Phoenix se quitó la máscara de El Joker y públicamente reconoció de forma autoreferente su participación en este mundo injusto diciendo: He sido un sinvergüenza en mi vida. He sido egoísta, he sido cruel a veces, alguien con quien es difícil de trabajar. Y estoy agradecido. Pero muchos de ustedes en esta sala me han dado una segunda oportunidad, y creo que es cuando somos mejores, cuando nos apoyamos mutuamente, no cuando nos cancelamos por errores pasados, sino cuando nos ayudamos a crecer, cuando nos educamos, cuando nos guiamos hacia la redención. Eso es lo mejor de la humanidad.

¿Cuántos de nosotros tenemos la fuerza para reconocer y compartir en público nuestros errores? ¿Hablamos del amor con los demás o sólo lo hacemos el 14 de febrero? Es claro que existe el humano atrás de las máscaras que usamos para no mostrarnos vulnerables. Tenemos la oportunidad de empezar a construir un nuevo sistema que beneficie a todos, iniciando con un cambio consciente desde lo individual. Bien lo dijo el hermano de Joaquín Phoenix con esa frase que nos compartió el actor en su cierre del discurso: Corre al rescate con amor, y la paz te seguirá.

¿Te sumas al cambio consciente o te interesa mejor criticar por qué no gano tu película o actor favorito?


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El Ego falso y el Self verdadero: una feraz disyuntiva

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El empleo generalizado del término “ego” tiene una génesis relativamente reciente, pues data de la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud que se inició con el siglo XX. Como hemos revisado, el ego freudiano corresponde al yo: la actividad consciente sometida a la influencia tanto de contenidos inconscientes del id o ello, como a restricciones y condicionantes sociales, morales y culturales asumidos por el superego o superyó. La función del ego sería el articular, conciliar y procesar las normas morales y los impulsos o instintos inconscientes de orden fundamentalmente sexual. Freud y sus seguidores postularon un desarrollo del ego a lo largo de la infancia para eventualmente adquirir una adecuada y sana identificación sexual y social.

El término ego fue incorporándose al léxico y al ideario occidental con una acepción distinta que es importante reconocer y ponderar en el contexto de la autoconciencia. Es así que, a diferencia de la doctrina freudiana, el Diccionario Cambridge del inglés define “ego” como “la idea u opinión que tienes de ti mismo, en especial el sentimiento de tu propia importancia y habilidad.” En el lenguaje coloquial contemporáneo la palabra ego usualmente significa una forma distorsionada y exagerada de autoestima: la atención e interés excesivos hacia uno mismo y la apremiante necesidad de ser reconocido. Se dice que alguien tiene “mucho ego” cuando muestra una actitud arrogante, soberbia y desconsiderada por interesarse sólo en su bienestar, promoción y reputación. Diversos estudios han revelado que en efecto, la mayoría de las personas sobrestiman su relevancia y sus conocimientos.

disminuye tu ego
Letrero de “Disminuye tu ego”, obtenido de Wikimedia. El sentido del ego como un enemigo a vencer en la acepción común del término “ego” en la actualidad.

En esta acepción popular, el ego adquiere una connotación negativa al designar la parte o aspecto de la personalidad que se forja mediante condicionamientos adquiridos, como serían las identificaciones, prejuicios, apegos o dependencias que tienden a fortalecerse en detrimento de un self más propio y auténtico. Es posible denominar a esta noción más reciente y generalizada como un ego apócrifo, es decir, inauténtico y falso que tiene cierta relación con la idea del falso yo propuesta por Donald Winnicott hacia 1965 y que se mantuvo dentro del ámbito psicoanalítico como una creación defensiva del infante a su verdadero yo.

Una de las razones de la notoriedad del ego apócrifo fue que, a partir de la década de 1960, esta acepción vino a coincidir con ciertas interpretaciones de doctrinas espirituales incorporadas o adaptadas a la cultura occidental. Por ejemplo, las tradiciones hindúes y budistas toman al ego como una ilusión que es necesario desmontar para llegar a un verdadero autoconocimiento. Lo que las personas creen que son sería un espejismo emanado de la necesidad de definirse en términos aceptables de acuerdo a tendencias propias y a necesidades colectivas. Es así que el planteamiento de un ego ilusorio estructurado por necesidades biológicas básicas y condicionantes sociales, se concibe como una resistencia opositora cuando el individuo emprende el camino de depurar su conciencia y personalidad. De esta forma, el potencial desarrollo de la personalidad dependería de la creciente desarticulación del ego condicionado e ilusorio, una tarea necesaria no sólo en lo que respecta a encarar y desenraizar al ego falso, sino también porque el camino para lograrlo será el tomar conciencia crítica de las motivaciones, deseos, rasgos de carácter, virtudes y defectos de uno mismo.

escultura ego
El proyecto EGO por Laura Klimton, Mike Garlington y Jonny Hirschmugl fue ena escultura de pasta de 7 metros, realizada con trofeos deportivos, iconografía religiosa, armas, cráneos y otros objetos, pintados con espray de color dorado. La escultura fue quemada en 2012 como un símbolo de la destrucción del ego falso.

Me parece detectar que a mediados del siglo pasado surgieron algunos antecedentes de este ego falso y del posible desarrollo de un adecuado autoconocimiento, los cuales pudieron ser factores de su difusión. Por ejemplo, la idea fue expresamente formulada por el matemático y maestro espiritual ruso Peter Ouspensky en su libro “Psicología de la posible evolución del hombre” publicado póstumamente en 1947. Esta obra no tuvo mayor impacto en la psicología académica, pero se difundió entre seguidores e interesados en su doctrina, conocida eventualmente como Cuarto Camino. Una noción semejante se reconoce poco después en la psicología humanista de Abraham Maslow basada en el estudio de personas supuestamente “autorrealizadas.” Su pirámide de necesidades y motivaciones humanas que culmina con la autorrealización sigue siendo popular, aunque ha sido objeto de críticas metodológicas. Maslow propone que esta autorrealización suele alcanzarse o consolidarse mediante “experiencias cumbre” o estados de conciencia ampliada, que revelan a quien las experimenta su verdadera identidad en detrimento de aquella creada por las necesidades fisiológicas, de seguridad y sociales. Diversas aproximaciones subsecuentes, en especial la llamada psicología transpersonal, subrayaron los beneficios trascender la usual sensación de identidad personal para acceder a una realidad de orden superior más significativa, usualmente a través de estados ampliados de conciencia que supuestamente proporcionan un insight a la verdadera naturaleza del ser humano.

La psicologia transpersonal
La psicología transpersonal de los años 70 subrayó la necesidad de superar la estructura del ego, como lo indica este texto de 1980 que recopila contribuciones de sus principales inicadores y proponentes en varios intentos de amalgamar diversas tradiciones espirituales con la psicología clínica y académica.

En una tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid presentada en 1995, el ego se conceptúa como un conglomerado psíquico compuesto de instintos de origen biológico y de condicionantes sociales que cristaliza en una estructura compleja de orden afectivo, cognitivo y volitivo, la cual en buena medida determina las formas en las que las personas razonan, deciden y actúan. Esta tesis plantea que tanto las tendencias instintivas como las adquiridas se contraponen a un verdadero autoconocimiento, a la libertad y desarrollo del ser humano, pues los instintos y demás tendencias biológicas serían pautas rígidas y estereotipadas para la especie y los condicionantes sociales aprendidos serían identificaciones, apegos, dependencias o ataduras a programas, dogmas y expectativas del entorno que se han incorporado al individuo sin haber sido adecuadamente ponderadas y suscritas.

En el capítulo previo hemos revisado la posibilidad de que una labor introspectiva sistemática pueda tener como resultado un conocimiento válido y verdadero de uno mismo. Vimos que si bien el instrumento y la evaluación de tal pretensión es difícil desde el punto de vista del método científico usual, el postulado tiene validez existencial y personal. Al ir descubriendo lo que no es, el sujeto va desentrañando su verdadero yo o su verdadero self. La incorporación al castellano del término Self como una esencia verdadera de la persona, ha sido paralela a la expansión del ego ilusorio como lo hemos definido. Estos dos arquetipos, el Ego y el Self, vendrían a constituir antagonistas enfrentados en una lucha interna entre dos tendencias personificadas.

Bernard Lonergan y el ego
El teólogo jesuita Bernard Lonergan abordó el insight como formas de comprensión repentina que ocurren especialmente en el transcurso de una indagación de autoconocimiento.

Develar información pertinente a uno mismo tiene ciertamente un aspecto cognitivo, el que se refiere al autoconocimiento, pero también requiere de motivaciones, emociones y de insight como actos de comprensión integradores que sobrevienen en el ámbito de la indagación humana. El teólogo jesuita Bernard Lonergan propuso que, además de una autobservación introspectiva sistemática, el autoconocimiento resulta de una articulación de experiencias procesadas por un proyecto personal de desarrollo que se plasma como formas de autorregulación. Más que encontrar su yo verdadero guardado en la profundidad de sí mismo, la persona embarcada en un proyecto de autoconocimiento, va realizando nociones apropiadas de sí misma; va forjando un self en evolución, una apropiación de su autoconciencia.


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La autorreflexión precaria y la red basal del cerebro

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La facultad de autorreflexión es un instrumento clave de la mente consciente y hemos visto que sus analistas más dedicados le conceden la mayor importancia para desarrollar un autoconocimiento más certero. Sin embargo, una autorreflexión crítica enfrenta problemas graves, porque la mente humana y su aparato cognoscitivo tienen deficiencias y trabas que impugnan la posibilidad del autoconocimiento como resultado de una introspección incidental. De entrada, los seres humanos tienen impedimentos y restricciones para detectar o para admitir hechos que repulsan su ego, es decir, que cuestionan la identidad asumida y preciada de sí mismos. Es necesario aceptar este inconveniente porque toda representación mental, como las imágenes mentales, las ensoñaciones, las representaciones lingüísticas, los modelos científicos y demás maquetas, parangones o actuaciones, no son duplicados o copias fieles de una realidad estable y trascendente. Toda representación es necesariamente parcial e incompleta y depende de múltiples factores que la limitan y pueden alterarla. Es probable que la representación de sí mismo sea una de las más endebles, pero también es posible que sea de las más perfectibles.

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La autorreflexión crítica se enfrenta a la sobrevaloración de la propia persona, confundida frecuentemente con el “amor propio” (imagen tomada de Pixabay).

Ahora bien, más allá de que el sujeto minimice, transforme o rechace todo aquello que cuestione su identidad personal asumida, existen otros obstáculos que dificultan una autorreflexión diáfana. En general las personas desconocen en gran medida su vida mental ordinaria y cotidiana; es decir, no están conscientes en todo momento de los pensamientos, imágenes o emociones que transcurren en su mente, aunque pueden tener acceso a ellos. El flujo de contenidos mentales se desarrolla en buena medida por sí mismo, impulsado por motivaciones, deseos, asociaciones y otros procesos que usualmente se encuentran fuera del alcance de la conciencia, transcurren en sus linderos, o no son de lleno explícitos. Sucede además que al hacerse conscientes del flujo de conciencia, del río de información y eventos que transcurre en la mente sin mayor contribución de la voluntad, los contenidos cambian, cesan o desaparecen. En efecto, en el momento en que el sujeto adquiere conciencia de sí mismo, por ejemplo, que está pensando o imaginando tal o cual cosa, este contenido se esfuma o se retiene conscientemente, con lo cual su flujo automático desaparece. Con frecuencia, cuando el sujeto se hace consciente de sus contenidos mentales, puede instalarse una autorreflexión crítica en pensamientos como “¿por qué estoy pensando esto?”, o bien: “esta fantasía me es ajena y abominable, ¿por qué surge en mí?”, o bien: “si sigo por este camino voy a terminar mal”, o bien “debo reflexionar sobre cuestiones relevantes, en vez de perder el tiempo en esto”, o bien: “me fastidia la repetición de esta tonada” y un interminable etcétera. Es importante notar que este tipo de reflexiones son en cierta forma infalibles, ya que el sujeto detecta clara y certeramente que tiene tales y cuales temas en su mente y reacciona a ellos de acuerdo con la representación que tiene de sí mismo, en especial con su paleta asumida de objetivos y valores. Son oportunidades para profundizar en la autorreflexión.

Otra zona nebulosa de la autoconciencia se refiere precisamente a las causas y razones que el sujeto tiene para realizar juicios morales, pues, si bien la persona aduce o recurre a ciertos valores para emitir tales juicios, no siempre puede fundamentar sus razones para sostenerlos. Para lograr justificar sus juicios, a veces recurre a códigos establecidos en su cultura y asumidos como propios, pero la manera como ha estructurado su identidad en referencia a estos códigos o normativas suele permanecer inadvertida o borrosa.

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Theodor Adorno (1903-1969) y otros miembros de la escuela de Frankfurt promovieron la autorreflexión crítica como instrumento de análisis y juicio de las realidades personales y sociales.

Dada la opacidad de los procesos que intervienen, es necesario aquilatar la auto-observación de la mente para implementar una introspección certera y llegar a procedimientos válidos de autorreflexión. Esto también es necesario para analizar una propuesta central de este libro en el sentido de que el yo corresponde a la autoconciencia o la representación que tiene un individuo de sí mismo, pues implica que esta auto-representación sería incompleta o, peor aún, sesgada o francamente falsa. La autorreflexión será entonces el instrumento exploratorio de esa realidad compleja e inmediata que es la constitución corporal, psicológica, social y moral que conforma la propia identidad. La depuración del instrumento de autorreflexión podrá redundar en una observación más clara y en una reconstrucción más segura. En este sentido es preciso reiterar que la autoconciencia, lejos de constituir un sistema diáfano y ordenado de nociones racionales sobre lo que es el individuo, es un proceso multifacético y dinámico que transcurre en el tiempo y las circunstancias en diferentes niveles de claridad y acceso. No parece existir un núcleo sólido o una identidad esencial con los que el sujeto pueda definirse y por esta causa la introspección autorreflexiva no resulta en el descubrimiento de una naturaleza personal bien definida e inmutable, aunque es posible detectar rasgos vigentes de su personalidad, tendencias, motivaciones o facultades útiles para tomar decisiones favorables e ir depurando la individualidad.

En un libro del 2016, el filósofo de la mente Ted Parent desglosó las opacidades de la mente humana que impiden o dificultan una autorreflexión válida, e intentó formular algunas estrategias para resolverlas. Por ejemplo, para conocer y juzgar aquellos contenidos de la mente que desea evaluar, el sujeto necesita detectar y determinar el pensamiento que debe juzgar o, lo que es lo mismo, saber cuál debe ser el contenido de su juicio. Además de esto debe saber cuál es la actitud que tiene hacia ese pensamiento o contenido, pues múltiples actitudes, como las derivadas del deseo, la duda o la negación, lo empañan o modifican. Este requisito remite a la epojé de la fenomenología de Husserl en el sentido de que el sujeto necesita conocer y marginar o poner entre paréntesis sus opiniones y consideraciones sobre el hecho que pondera para lograr un juicio más certero.

Ted Parent
El filósofo Ted Parent, autor del libro sobre autorreflexión para una mente opaca.

En el terreno específicamente cognoscitivo parece haber dos modelos de la autoconciencia que opera durante la introspección y la autorreflexión: (1) la autoconciencia implica una representación de la propia mente, un desdoblamiento y realización de jerarquía superior que observa y evalúa los propios procesos mentales; (2) existe un modo de procesamiento de la información que monitorea y conduce la reflexión por ciertos cauces de acuerdo a un conjunto de reglas aprendidas y aplicadas como eficientes. La neurociencia proporciona algunos datos sobre cómo el cerebro implementa los procesos de la autorreflexión que favorecen ambos modelos. Por ejemplo, cuando los voluntarios sometidos a estudios de imágenes cerebrales (resonancia magnética o tomografía de positrones) se encuentran sin realizar tarea alguna, relajados y con los ojos cerrados, es decir, cuando se desenganchan del mundo externo y ponen atención al propio flujo de conciencia, se activa una red de zonas cerebrales llamada default mode network en inglés, y que traduzco desde hace tiempo como red basal. Se ha comprobado que dos regiones de la red basal, la corteza prefrontal medial y la corteza parietal medial, se activan específicamente cuando la persona reflexiona sobre sí misma y también forman parte del llamado “cerebro social” involucrado en la representación de otras personas y relaciones del sujeto. La primera es la región más grande de la corteza prefrontal humana, está más profusamente conectada con otras zonas y tiene mayor densidad de espinas dendríticas que su equivalente en otros primates. Estas zonas podrían constituir un nodo fundamental para recibir información y para modular las operaciones cognitivas de otras zonas, con lo cual podrían desempeñar algunas funciones de la autoconciencia operativa, tanto de la reflexiva, como de la ejecutiva.

La corteza medial prefrontal
La corteza medial prefrontal en la parte anteror del cerebro y la corteza posterior del cíngulo en la parte posterior. Estas dos regiones de la red basal del cerebro se activan durante los estados de autorreflexión en humanos (tomada de Wikimedia).

El recalentado inconsciente de la vida

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¿Por qué el recalentado de la cena navideña sabe mejor? Expertos en gastronomía coinciden en que esto es sencillamente por una reacción química. Al colocar de nuevo los alimentos en el fuego, los líquidos que sueltan se modifican y toman mayor sabor.

De una forma sencilla, el recalentado es volver a darle la vuelta a lo mismo para saborearlo de nuevo con una mejor experiencia. ¿Cómo podemos observar el comportamiento de volver a repetir algo del pasado en nuestras vidas?

¿Quién realmente quisiera que el pasado vuelva a repetirse? Quizás sólo en los mejores momentos. En los peores sólo si fuimos conscientes de que crearon mejores tiempos, pero ¿qué sabemos nosotros del tenue encadenamiento de los acontecimientos?, ¿en qué medida unos inciden en los otros? Que el pasado no se repita es, para los que han vivido una situación límite o traumática, la mejor de las noticias. Implica una especie de liberación.

recalentado y fracaso.
Imagen: La oreja roja.

Saber que el pasado fue y no volverá a repetirse, implica un descanso para los que han sufrido. Saber que la vida es finita y breve, también implica una motivación para vivirla a fondo. Vivir como si fuéramos a morir mañana.

El filósofo Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, enseña que el ser humano logrará transformarse en el Superhumano (Übermensch) cuando logre vivir sin miedo y, por consiguiente, amar la vida, para así desear el eterno retorno. El filósofo alemán dice que vivimos la vida sin la intensidad necesaria y sin la pretensión y anhelo de convertir cada instante de la vida en algo maravilloso en sí mismo, hasta el punto de justificar la existencia. Podemos relacionar esto el día de hoy con el concepto de vivir el presente.

La evolución del ser humano es el mejor ejemplo de un recalentado inconsciente para generar el eterno retorno. Esto es, seguiremos viviendo una y otra vez nuestras experiencias del pasado hasta que asumamos nuestra vida tal cual está sucediendo en este instante. Hemos creado una serie de valores y creencias acerca de cómo es que tenemos que vivir y, por lo tanto, pasamos el tiempo renunciando a la experiencia en vez de vivirla con toda la intensidad. ¿Qué pasaría si integráramos de forma consciente a nuestras creencias que todo se repite para nuestro aprendizaje?

Nadie, de forma consciente, probaría el recalentado de una comida que no le gustó el día anterior. ¿Por qué seguimos haciéndolo en nuestras vidas? ¿Por qué no terminamos de aprender y seguimos viviendo más de lo mismo? Es probable que estemos esperando a que el mundo cambie o lo cambien otros, ya sea seres humanos o divinos, dejando la responsabilidad fuera de nuestra persona.

recalentado en mente
Imagen: Freepik.

En la obra Tractatus Logico-Philosophicus del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, dice que “hacemos figuras de los hechos”. Una figura es un modelo de la realidad. Inclusive comparte que “lo único que se puede cambiar es la mirada, no el mundo (y su finitud)”. Claro que cambiar la mirada acerca del mundo es cambiar el mundo; las ideas son sumamente poderosas sobre todo cuando están en coherencia con lo que sentimos.

El reto es entrar al “No sé” para abrirnos al aprendizaje consciente. Poder observarnos en autoreferencia para aprender desde las emociones que estamos viviendo, en vez de querer responder de acuerdo a nuestros paradigmas.

La vida continuará mostrándonos quiénes somos en un eterno retorno, y al final podemos creer que somos alguien en específico, pero el recalentado inconsciente de la vida nos regresará a nuestro lugar de origen de acuerdo a cómo vivamos cada situación. Ahí es donde las emociones se convierten en el GPS de nuestra vida. ¿Listos para disfrutar el recalentado?

El inconsciente del Guadalupe-Reyes

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Cada año los mexicanos nos enfrentamos al período denominado Guadalupe-Reyes, ¿cuál es el inconsciente que nos opera en esta temporada?

Uno de los retos más importantes que vivimos cada año entre el 12 de diciembre y el 6 de enero es el tema emocional. En este último período nos llenamos de festejos abriendo con las mañanitas a la guadalupana, las posadas, cenas de Navidad, fin de año y el día de reyes.

Una etapa larga de festejos en que nuestras emociones se enfrentan también a una reflexión que trae recuerdos de sucesos del año tales como pérdidas de seres queridos, tropezones financieros, conflictos familiares o de trabajo, enfermedades, accidentes y un mar de situaciones que tejieron el año lleno de experiencias que denominamos “buenas y malas”.

Se entra también en un momento de relajación y desconexión por los períodos de vacaciones, días de asueto y, por lo tanto, menos tensión de trabajo para muchos, con lo cual se activan cambios biológicos en nuestro cuerpo. Si finalmente le incluimos los excesos en comidas, bebidas, desvelos y la baja actividad física, esta temporada se convierte en un trampolín para las enfermedades y los decesos. Bien dice el dicho “Enero y Febrero, el desviejadero”, el cual resume una realidad que sucede en los hospitales al recibir el mayor número de visitas a enfermos durante estos meses. ¿Qué tenemos que aprender de todo esto?

Navidad y reflexion

Más allá de sólo enfocarnos en cuidar lo que comemos y bebemos en exceso, es momento de observarnos en las emociones. Hemos cargado un backpack de emociones controladas y guardadas durante el año. Son como piedras que pesan y que en esta temporada se hacen presentes por nuestras creencias; intentamos vivir para sentir la unión, el amor, la paz, y que, por consecuencia, no se logran del todo.

Lo comercial también sirve para hacer un impacto fuerte de emociones en esta época. Hay un movimiento económico y de producción en torno a esto que también compromete a mucha gente a sentir la obligación de comprar para quedar bien con el otro cuando tal vez no puede o no quiere hacerlo.

La oportunidad que tenemos en la temporada Guadalupe-Reyes es la de observar en autoreferencia todas las emociones que creamos nosotros mismos por los pensamientos que procesamos de forma inconsciente. La culpa, la pérdida, la tristeza, el desamor, la soledad, la escasez, la desunión familiar, entre otras, son todas creadas desde un juicio en nuestra mente.

No nos hemos dado cuenta de que siempre viviremos con imperfecciones en nuestras vidas, y al querer buscar la familia perfecta, el amor perfecto, la fiesta perfecta y el año perfecto, nos la pasamos contradiciendo la realidad y por lo tanto continuamos ciclados emocionalmente. ¿Por qué no empezar con asumir la realidad en que vivimos y desde ahí disfrutar esta temporada?

brindis cena de Navidad

Ya tenemos inclusive en cartelera la película “Guadalupe-Reyes” que refleja parte de todo esto que se vive cada año y que independientemente de aparentar ser la mejor temporada del año, no nos hemos dado cuenta de lo que hemos diseñado para que sea la más peligrosa para nuestra salud física y mental. Realmente podemos vivir disfrutando y asumiendo nuestras experiencias emocionales durante todo el año sin tener que llegar a cada final más cargados, y ya en esta temporada, disfrutar de forma más ligera y consciente los festejos.

En la película de “El Grinch”, una niña de 8 años descubre de qué se trata la Navidad. Es una noche en donde todo el mundo es recibido tal y como es. La reflexión que podemos hacer es si necesitamos esperar a cada temporada Guadalupe-Reyes para convivir en familia, con amigos o en el trabajo; para abrirnos a la paz y al amor, para compartir la mesa o la comida con los que no lo tienen. Todo esto es genial que suceda, lo que nos debe suceder también es que aprendamos a que no necesitamos de ninguna época para vivir siendo humanos al 100%, y asumir nuestras emociones para poder disfrutar de cualquier día de nuestra vida frente a lo que estemos viviendo.

No hemos aprendido a conocernos a nosotros mismos y por ello sufrimos más. Esta temporada invitemos a nuestro desconocido más cercano a la mesa para que sea y se acepte tal cual es, sin máscaras ni posturas inconscientes. ¿Te vas a invitar a “ser tú” o vas a continuar en tu burbuja emocional cada Guadalupe-Reyes?

¿Sabes qué ruta tomar para un mejor futuro?

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En medio de tanta incertidumbre, sumando diariamente marchas y una tormenta de noticias negativas, ¿sabemos hacia dónde vamos?

Hoy nuestros miedos están más presentes que nunca. Pareciera que viviéramos como hace miles de años donde requeríamos estar atentos todo el tiempo al ataque de un depredador. Siempre en modo de supervivencia. Nuestro cerebro está preparado para ello. Inclusive usamos muy bien ese recurso humano programado por nuestros ancestros.

El reto que hoy tenemos es darnos cuenta de que lo estamos utilizando para enfrentar, en la mayoría de las veces, preocupaciones del futuro que han sido creadas por nosotros mismos. Situaciones que aún no suceden y por las que no vale la pena generar estrés extra en nuestro cuerpo, sobre todo si no estamos en verdadero peligro o frente a un “león”.

superviviencia.
Ilustración: João Fazenda.

El mundo entero está en un proceso de evolución de la consciencia. La problemática que existe acerca del rechazo al sistema, creado por nosotros mismos, está controlando la agenda transnacional. No cabe duda de que el camino de nuestro descubrimiento como seres humanos ha sido la lucha por los derechos que alguna vez se nos arrebataron. Al final se resume en un solo tema: la libertad.

Es momento de hacer consciencia de que esta evolución no durará unos cuantos años. Estamos hablando de un ciclo largo que nos traerá los aprendizajes necesarios para reconfigurarnos como seres humanos. Pareciera que hemos hecho algunas cosas para mejorar nuestro entorno de convivencia humana, sin embargo, muchas de ellas han sido para “curar” la herida del momento y mantenernos igual.

La oportunidad está en asumir de forma consciente nuestra realidad. Entre más la rechacemos, más nos cegaremos a ver la salida. “Si seguimos haciendo lo mismo, obtendremos el mismo resultado”. ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase sin hacer nada?

Empecemos rompiendo nuestros paradigmas y costumbres que nos impiden evolucionar la consciencia. Nuestros antepasados tuvieron que romper con la creencia de que la tierra era el centro del universo ¿Qué nos toca a nosotros dejar de creer? Posiblemente no lo sabremos hoy, pero sí podemos observar qué está sucediendo de forma global para llegar a descubrirlo.

Construir un futuro.
Ilustración: João Fazenda.

Existe una lucha por los derechos de los niños, las mujeres, los campesinos, por la paz, por el hambre, por los oprimidos, e inclusive por el derecho a la atención de los enfermos. Estamos luchando por algo que nosotros creamos y que nosotros mismos podemos resolver entre todos.

Para cambiar la ruta de nuestro futuro, hay que entrar en acción y no quedarnos como espectadores de nuestra película. Asumamos todo lo que sucede desde un observador consciente y sin juicios, para dejar de ver culpables y entonces poder ver soluciones.

En autoreferencia preguntémonos: ¿Qué tanta atención le pongo a los niños y al futuro que les estamos dejando? ¿Cómo veo o enjuicio la lucha de la mujer o de los grupos de minoría? ¿Hago algo por las personas que trabajan en el campo? ¿Estoy sumando paz o en constante guerra enjuiciándolo todo? ¿Me ocupo de cuidar las plantas y animales? ¿Cuido y respeto el lugar donde transcurre mi vida?

No importa cuántas respuestas positivas tengamos hasta este momento, lo importante es cuántas tendremos de aquí en adelante. La decisión es individual. ¿Por dónde vas a empezar para cambiar la ruta de nuestro futuro?

La incomodidad inconsciente del mexicano

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¿Por qué no paran de suceder situaciones que nos incomodan a los mexicanos?

La incomodidad y el arte de quejarnos en las redes sociales se ha convertido en un deporte nacional para distraernos. No aceptamos nuestra forma de hacer política en el país, así como tampoco nos gusta mucho lo que sucede a nuestro alrededor porque en cuanto aparece ya lo vemos como un conflicto. Es bueno tener la libertad de aportar nuestra opinión en algo con lo que no estamos de acuerdo, pero es mejor entender lo que nos incomoda.

agresión en redes sociales
Imagen: Máspormás.

No importa si Evo debe estar o no en México, si Trump nos usa como piñata para su campaña o si nuestros distinguidos senadores arman trifulca pública. Cualquier evento como estos se convierte en distracción y preocupación que nos desenfoca. No me refiero a que no tengan relevancia cada uno de estos temas, sino que el nivel de incomodidad que generan, sumado al hecho de que no los podemos controlar, termina desgastando el estado de ánimo social y por lo tanto la productividad individual.

¿Cuánto tiempo hemos desperdiciado como mexicanos criticando los hechos que nos incomodan? El reto que tenemos es hacernos conscientes y responsables para traspasar estas situaciones, así entenderemos lo que las está generando. Siempre habrá temas o circunstancias que nos incomoden. El aprendizaje se dará cuando nos observemos en autoreferencia y podamos dejar atrás la distracción para enfocarnos en encontrar nuevos caminos.

Venimos a este mundo como seres humanos a vivir situaciones que nos incomoden y no lo hemos hecho consciente. La incomodidad es parte de lo que tenemos que asumir y lo primero es darnos cuenta de que nos está diciendo algo de nosotros mismos, acerca de lo que somos y de lo que hemos construido con el tiempo. El filósofo Diógenes decía que “es en la tristeza, en la incomodidad o la molestia donde te das cuenta de cosas que igual no estás haciendo tan bien y, al hacerte consciente, es cuando puedes cambiar.”

¿Por qué nos molesta que Trump diga algo de los mexicanos? Es sencillo, porque nos sentimos menos, nos desvalorizamos. Entonces lo importante no es lo que diga Trump sino lo que sentimos acerca de lo que dice. Nosotros escogemos distraernos con las palabras en lugar de encontrar y asumir el origen del sentimiento. Si ponemos nuestra energía en lo que no nos gusta terminaremos creando más situaciones parecidas una y otra vez.

Imagen: El País.

México está necesitado de líderes que logren elevar y hacer brillar las miradas de su gente. Transformar el país va más allá del poder. Generar un cambio de consciencia que impacte en la cultura del mexicano abrirá las puertas de salida del sistema en el que estamos ciclados.

El propósito de México lo debemos de vivir todos. Es momento de centrarnos en evolucionar nuestra consciencia para avanzar como un solo país; fuerte y equilibrado en la calidad de vida de todos los que lo habitan. Invertir en el desarrollo de la gente y de los nuevos liderazgos es lo que a México puede darle un cambio real generando la consciencia colectiva que necesitamos para avanzar.

Este “Buen Fin” llega como anillo al dedo para neutralizar las incomodidades semanales de seguir atorados dentro del sistema. La próxima semana nos traerá nuevas situaciones que nos incomoden y que se repetirán hasta que hayamos aprendido. A todo esto, ¿ya viste las ofertas del “Buen Fin”?