China

Productores tamaulipecos exportarán sorgo a China

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El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), detalló el Protocolo de Requisitos Fitosanitarios, acordado con China, a los agricultores productores de sorgo en Tamaulipas para que estos puedan exportar hacia el gigante asiático

Estas acciones forman parte de la diversificación de mercados que realiza la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), en ese sentido, en octubre de 2018 el titular de la secretaria, Víctor Villalobos Arámbula firmó por México este protocolo sanitario con China para la exportación de sorgo a ese país.

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), se estima que la producción nacional de granos y oleaginosas 2020 fue de alrededor de 39.2 millones de toneladas, de los cuales maíz, sorgo y frijol ocupan el 85 por ciento de la superficie sembrada.

La estimación reporta que en el 2020 la superficie cosechada de sorgo alcanzó 1.3 millones de hectáreas y el rendimiento promedio fue de 3.5 toneladas por hectárea, lo que representaría una mejora del cinco por ciento contra 2019.

Productores tamaulipecos exportarán sorgo a China
Fotografía: Getty Images

El director en jefe de Senasica, Francisco Gabriel Trujillo indicó que las condiciones establecidas por la Administración General de Aduanas de China para restringir la entrada de plagas y enfermedades a su territorio son acordes con las exigencias internacionales, por lo que no deben representar un obstáculo para los agricultores mexicanos.

De igual forma, resaltaron estar comprometidos con los productores agroalimentarios, por lo que su personal técnico ofrecerá los talleres que sean necesarios y atenderá todas las solicitudes de información, para que estos puedan exportar el producto durante el ciclo productivo de 2021.

Por su parte, el director general de Sanidad Vegetal, Francisco Ramírez explicó que el producto a exportar debe ser libre de insectos como la mosquita del sorgo, diabrótica, barreno del maíz, gusano elotero, escarabajo elotero, escarabajo mexicano de los granos, barrenador, gorgojo, ente otros.

Francisco Ramírez detalló que Senasica llevará a cabo la vigilancia de las plagas durante la etapa de crecimiento y antes de la temporada de exportación, proporcionará además un informe a las autoridades chinas que incluirá métodos y resultados del proceso de vigilancia.

Por último, los productores y comercializadores tamaulipecos se comprometieron a trabajar de la mano con los técnicos del Senasica para cumplir los requerimientos del país asiático y estar en posibilidades de iniciar los envíos en 2021.

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China planea misión al Sol en 2022

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El Observatorio Solar Avanzado con Base en el Espacio (ASO-S) será lanzado por China a mediados de 2022. Se trata de la primera misión de este país para analizar diversos fenómenos del Sol.

El satélite ASO-S operará en una órbita sincrónica con el Sol, el cual vigilará las 24 horas del día. Se espera que funcione por al menos cuatro años, explicó el Observatorio de la Montaña Púrpura de la Academia de Ciencias, según la agencia de noticias Xinhua.

Entre sus análisis principales, estarán el campo magnético del sol y las erupciones solares y eyecciones de masa coronal. Para cumplir su misión, se apoyará el Magnetógrafo vectorial de disco completo, Generador de imágenes de rayos X duro y el Telescopio solar Lyman-alpha.

Se estima que el Sol alcance su máxima radiación en el 2025, por lo que la sonda china obtendrá registros detallados durante sus años pico de ascenso, explicó Gan Weiqun, investigador del Observatorio.

El Sol es la única estrella fija que se puede estudiar a detalle por la humanidad. Su radiación está bloqueada por la atmósfera de la Tierra, por lo que sólo las sondas espaciales pueden dar imágenes completas que permitan estudiarlo mejor.

Más de 70 satélites de observación solar se han lanzado desde la década de los 60.

Llegan expertos de la OMS para investigar origen de pandemia en Wuhan

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Hace más de un año se detectó el primer caso de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, China, pero a la fecha se desconoce con certeza el origen de esta enfermedad. Un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), buscarán esclarecer esta duda.

Un equipo internacional, integrado por 10 miembros, arribó el jueves 14 de enero a Wuhan, luego de diversas disputas diplomáticas, ante la incertidumbre de si Beijing intentaba ocultar información. 

Se reporta que dos miembros del equipo se quedaron en Singapur, pues dieron positivo a COVID-19 en una prueba de diagnóstico. Deberán permanecer en cuarentena y trabajarán con el equipo por medio de videoconferencias.

Los expertos, entre los que se encuentran virólogos, provienen de Estados Unidos, Australia, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Rusia, Holanda, Qatar y Vietnam. Todos ellos cuentan con la aprobación del gobierno del presidente chino Xi Jiping.

Desde que inició la pandemia, a finales de 2019, se han registrado hasta el momento 1.98 millones de muertes en todo el mundo. Se especula que la nueva variante de coronavirus tuvo su origen en murciélagos u otras especies, posiblemente en la zona suroeste de China. 

El gobierno chino asegura que la enfermedad vino del extranjero, tal vez por medio de mariscos importados. Esta idea ha sido descartada por la comunidad científica y se ha criticado al Partido Comunista, gobernante de esta nación, por permitir la propagación del virus.

Guerra Fría XXI: China

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Comenzamos el siglo XXI con el claro y consistente declive de los Estados Unidos de América como la única superpotencia global. Una década después, queda claro que el nuevo orden multipolar que consideraba al menos a la Unión Europea, Rusia y China, está dando paso a un claro dominio de este último sobre los demás.

Al término de la administración de Donald Trump, en el contexto de la pandemia del SARS-CoV2, la tención bilateral sino americana alcanzó su nivel más alto, llevando a la relación a su mínimo histórico desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas hace cuatro décadas. Incluso “Trump culpa a China por la pandemia y la contaminación global”, con lo que equipara la diseminación de la pandemia con los ataques a Pearl Harbor o a las Torres Gemelas, de lo cual responsabilizó abiertamente a China. Lo que hace que el año 2021, aun con el cambio de administración encabezada por Joe Biden, sea un año muy peligroso para la paz mundial.

Lo que es un hecho incontrovertible es que los dos países más poderosos del planeta se están adentrando en un conflicto cada vez más profundo. Incluso algunos analistas lo describen como “una Nueva Guerra Fría”.

nueva guerra fria
Imagen: Semana.

Sin embargo, esta nueva guerra fría tendrá sus propios rasgos, muy diferentes a la lucha por el dominio global que experimentó Estados Unidos frente al gran vencedor de la Segunda Guerra Mundial: la Unión Soviética. Y que no obstante, este conflicto por el dominio mundial tiene el poder de modelar, mucho más que el anterior, los rasgos de la nueva era en el campo económico, político y militar. Un periodo histórico que previsiblemente se extenderá a lo largo de todo el siglo XXI.

Entre las particularidades de la nueva era promovida por China está un pragmatismo inusual para localizar sus inversiones y abrir canales comerciales para su creciente producción industrial. Especialmente cuando “La economía de China se prepara a superar a la de EU antes de tiempo debido al COVID”, según el Centro de Investigación Económica y Empresarial (CBER, por sus siglas en inglés). La novedad es que estas oportunidades no vienen condicionadas a la exigencia de un sistema político en particular ni a estándares de respeto a los derechos humanos internacionalmente reconocidos. Lo que ha resultado un interesante atractivo para países con modelos de gobierno autoritarios del Medio Oriente a Latinoamérica, pasando por su creciente influencia en todo el continente africano. Incluso la “UE da respaldo político al acuerdo con China sobre inversiones”, lo cual es un audaz movimiento de ambas partes  antes de la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, quien no obstante ya ha expresado su preocupación por dicho acuerdo.

EN PERSPECTIVA, la realidad a la cual habrán de confrontarse los países del mundo en el siglo XXI, particularmente los históricos aliados de los Estados Unidos de América, es si su política exterior se plegará a sus intereses económicos y geopolíticos, o se mantendrán apegados a los principios y valores construidos a la sombra del multilateralismo emergente en la cada vez más lejana realidad de la posguerra del siglo XX.

Estimado lector, ¿cuál cree que sea la alternativa mexicana en el siglo XXI?


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China-Estados Unidos: ruptura financiera

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En el transcurso de 2020 hemos examinado en esta columna las profundas implicaciones de las tensiones y creciente “ruptura” (decoupling) entre las principales economías del mundo, desde 2018 abiertamente en los terrenos del comercio, la tecnología y las inversiones bilaterales. Ya a mediados de 2020 adelantábamos tensiones en el ámbito financiero que, ahora a finales de 2020, se ha concretado: la creciente ruptura financiera entre China y Estados Unidos.

El tema es de particular importancia considerando la rapidez con la que los capitales privados y públicos pudieran reaccionar ante las recientes medidas –y generando una generalizada incertidumbre global–, pero también con impacto en el largo plazo: los vínculos entre ambas economías en el sector financiero y en los flujos de capital –inversión extranjera directa, compra de bonos estadounidenses por parte de China, etc.– son enormes y con capacidad de desestabilizar a sus respectivas economías y a terceros vía el incremento de la tasa de interés y tipo de cambio, entre otras variables.

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Imagen: Lau Kakuen.

¿Qué ha cambiado a finales de 2020?

Apenas el 3 de diciembre de 2020, la Cámara baja de Estados Unidos (House of Representatives) aprobó la Ley de Responsabilidad de las Empresas Extranjeras (The Holding Foreign Companies Accountable Act); en mayo 20 ya lo había confirmado el Senado. En los dos casos la ley fue legislada unánimemente por ambos partidos. La nueva ley –con explícita posdata hacia las empresas chinas– exige que toda inversión extranjera en las Bolsas de Valores (IPO) debe permitir el irrestricto acceso a la información de las propias empresas a las autoridades estadounidenses (PCAOB, Public Company Accounting Oversight Board); la ley rige para las nuevas inversiones en forma inmediata y en un máximo de tres años para las inversiones ya existentes. La Ley de Valores de China, por otro lado, prohíbe proveer esta información a contrapartes extranjeras y ha permitido el intercambio en casos específicos, por lo que se prevé la inmediata cancelación del financiamiento de las empresas chinas en Estados Unidos; las Bolsas de Valores de Hong Kong y Europa –y particularmente las chinas como las de Shanghai y Shenzhen– bien pudieran canalizar estas transacciones en el futuro. Las contrapartes chinas (Comisión Reguladora de Valores en China en China Daily del 4 de diciembre de 2020) destacaron que estas medidas generarán “severos daños” para inversionistas globales y que la ley “claramente discrimina” en contra de empresas chinas. Por el momento no se han discutido públicamente contramedidas chinas, aunque no se descartan.

Las salidas de las empresas chinas a las Bolsas de Valores en Estados Unidos iniciaron en 2014 con Alibaba y han acumulado unos 37,000 millones de dólares en Nueva York y casi cuatro veces más en Hong Kong, convirtiéndose en una forma interesante de financiamiento para las empresas chinas, pero no significativa en comparación al financiamiento interno de las propias empresas; múltiples tenedores de acciones chinas y sobre todo los institucionales estadounidenses, es de preverse, también buscarán deshacerse de las acciones de empresas chinas; es muy probable que las propias empresas chinas compren sus propias acciones en aras de no desestabilizar sus cotizaciones.

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Imagen: Wall Street Journal.

Estas medidas financieras –adicionales a las tomadas en noviembre de 2020 por la administración Trump en contra de las empresas chinas incluidas en las listas con conexiones militares según el Departamento de Defensa de Estados Unidos–profundizarán la generalizada ruptura entre Estados Unidos y China: si bien no se esperan abruptas salidas de capital y por el momento tampoco contramedidas por parte de China en contra de las inversiones estadounidenses, al igual que resultado de las medidas tecnológicas en contra de China y sus “listados” de empresas –por ejemplo las estrictas medidas en contra de Huawei para su proveeduría de semiconductores excluyendo software e insumos para su fabricación–, justificarán una “sustitución de importaciones” y medidas para el fomento de las empresas chinas en China; Hong Kong y otras Bolsas de Valores internacionales bien pudieran verse beneficiadas.

Más allá del tema financiero, las medidas reflejan la profundización de la ruptura de largo plazo entre ambas potencias y que muy difícilmente podrá ser sobrellevada por la nueva administración de Biden, considerando que las medidas contaron con el explícito y mayoritario apoyo demócrata: empresas e inversionistas en China, Estados Unidos y terceros países deberán responder rápidamente ante sus potenciales costos.


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China y 14 países asiáticos firman el acuerdo de libre comercio más grande del mundo

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El pasado domingo 15 de noviembre se firmó en Hanoi, tras ocho años de negociaciones, el mayor acuerdo de libre comercio del mundo, que cubre a 15 países de Asia y Pacífico. Es el primero que incluye a China, Japón y Corea del Sur y a todo ASEAN. El área cubre una tercera parte de la población mundial, 30% del PIB y 28% del comercio global, aun sin India, que decidió mantenerse fuera por lo pronto. Una victoria para China que confirma al siglo XX como la era asiática. La salida de Trump del TPP de Obama lo precipitó.

RCEP significa Alianza Comprensiva Económica Regional, por sus siglas en inglés. Es un mega pacto propuesto originalmente por el grupo ASEAN para promover el libre comercio y las inversiones entre países asiáticos. Incluye a los 10 países de ASEAN (Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam) y al nuevo bloque comercial aliado de cinco países: Australia, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda y, muy importante, la República Popular China.

El tratado se pospuso varias veces, en buena medida por el avance de las negociaciones y firma del TPP. Sin embargo, con la llegada de Trump, su “America First” y la salida de Estados Unidos del acuerdo impulsado por Obama (como contrapeso a la China ascendente), surgieron durante 2018-19 aproximaciones sucesivas entre los 10 integrantes de ASEAN, y las tres potencias económicas de Asia del este (China, Japón y Corea del Sur). A ellas se invitó también a Australia y Nueva Zelanda miembros del CPTPP, así como a India, con la intención de formar un grupo asiático más amplio.

Los datos duros también ayudaron: ASEAN superó en los primeros ocho meses de 2020 a Europa como primer socio comercial de China, con un comercio de 416.6 billones de dólares estadounidenses. El 3.8% de crecimiento anual en este flujo comercial se explica en parte por la caída de la demanda de Estados Unidos y de Europa por la pandemia; pero es consistente con el rápido crecimiento del comercio entre China y el bloque.

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Imagen: Peter Schrank.

Para China es un gran éxito. El primer ministro chino Li Keqiang insistió en la firma en Hanoi que era un logro sin precedentes de la cooperación regional en el este de Asia, pero también “una victoria del multilateralismo y el libre comercio”. (XINHUANET 15-11-20). “Su conclusión –señaló el PM de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc– envía un fuerte mensaje del rol de ASEAN en el mantenimiento del comercio regional y mundial y también en cuanto al desarrollo de las cadenas de valor rotas por la pandemia y el apoyo a la recuperación de las economías” (Vietnam News 15-11-20). El ministro de Comercio Internacional e Industria de Malasia, Mohammed Azmin Ali, consideró que era “un testimonio de la necesidad de fortalecer el multilateralismo y la agenda de desarrollo de la OMC. Por su parte, Simon Birmingham, ministro de Comercio, Turismo e Inversiones de Australia, declaró que era “muy significativo y simbólico en tiempos de incertidumbre en el comercio global”. Todos los líderes políticos y económicos expresaron su satisfacción y expectativas en la ceremonia virtual de lanzamiento.

El RCEP, destaca el New York Times el domingo pasado, es un gran aviso a Estados Unidos de que el planeta está cambiando y que el resto del mundo no va a esperar. La Unión Europea también ha continuado con sus negociaciones comerciales a un paso acelerado. Mientras Estados Unidos se concentra en asuntos domésticos, incluyendo la muy fallida lucha contra la pandemia (frente al gran éxito del Asia del este), los problemas de la infraestructura son cada vez más evidentes y queda cada vez más clara la necesidad de una respuesta de fondo al desafío chino y asiático.

Los 20 capítulos del acuerdo merecen ser analizados con detenimiento. Algunos de ellos sólo formalizan acuerdos de reducciones arancelarias y liberación comerciales ya vigentes en la práctica. Permite mantener algunas restricciones en productos sensibles. Sin embargo, sí exige ya como en el TLCAN y el TMEC reglas regionales de origen que pueden simplificar a las empresas el establecimiento de cadenas de valor entre varios países. Según los expertos, frente al TMEC y el TLCUE tiene menos complejidad legal y contable y da menos atención a cuestiones de propiedad intelectual, condiciones laborales, exigencias ambientales y el otorgamiento de subsidios a empresas estatales. Pero avanza en áreas digitales y de comercio electrónico.

Lo que importa destacar es su impacto positivo previsible sobre el comercio, las inversiones y la competitividad regional asiática y que la reducción de barreras comerciales entre los países impulsará a las grandes empresas globales, que buscan evitar los aranceles y otras barreras de Estados Unidos frente a productos chinos, a mantener sus inversiones en Asia, en vez de relocalizarlas hacia América del Norte (México, por ejemplo).

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Imagen: Muhr.

Desde el primer semestre del año se observó un incremento notable de la IED en Vietnam y en los anuncios de relocalizaciones de empresas o ampliaciones japonesas en ese país y otros vecinos asiáticos, debido a la notable eficacia en el control de la pandemia, la disponibilidad de recursos humanos calificados y la predictibilidad del Estado de derecho. La firma y entrada en vigor del RCEP fortalecerá esa tendencia, ya que otorgará más flexibilidad a las empresas para navegar entre los dos gigantes con aranceles sensiblemente más bajos y reglas de origen uniformes.

Cabe destacar que países como Australia, Nueva Zelanda, Malasia y Vietnam, que ya se han visto favorecidos gracias al CPTPP por el mayor acceso a mercados grandes como los de Japón, México y Canadá (ver, por ejemplo, el notable incremento del déficit comercial de México con Malasia y Vietnam), ahora ampliarán sus ventajas con el mayor acceso a los mercados de China y Corea del Sur. ¿Regresará Estados Unidos al CPTPP? No parece que estaría en las prioridades de Biden; sería difícil además obtener su aprobación en el Senado.

Lo que debe preocupar mucho a Estados Unidos es que ahora los productos chinos tendrán un acceso privilegiado a los países asiáticos. De los grandes mercados sólo se salva India, que decidió desde hace seis meses no incorporarse al RCEP para no tener que reducir sus altos aranceles frente a China. India tiene hoy un déficit anual de 60 millones de dólares estadounidenses con su vecino, que no quiere elevar. Solicitó margen para subir aranceles si se veía afectada en productos sensibles para el empleo. Obtuvo una rotunda negativa. Otros países como Bangladesh están preocupados por haberse quedado fuera. Consideran que Vietnam adquirirá una gran ventaja con el RCEP en prendas de vestir, que representan 85% de sus exportaciones.

México debería estar preocupado también por este nuevo tratado, que pone a muchos países asiáticos competidores en mayor ventaja. Esperemos que la Secretaría de Economía y los sectores industriales que serían afectados “se pongan las pilas”. Lo que debería de inquietarnos más es que no contemos con una política industrial activa, ni con una visión de largo plazo e instrumentos financieros para hacer frente a los desafíos y las oportunidades emergentes. Todos estos países del RCEP disponen, en cambio, de un arsenal de instrumentos y bancos de desarrollo con muchos recursos y alta capacidad de respuesta y previsión. En México llevamos más.

*Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico El Financiero.


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China: estrategias y planes para 2025 y 2035

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China, la primera economía del mundo desde 2014 según el Fondo Monetario Internacional y calculado mediante la paridad de poder adquisitivo (PPP), tomó a finales de octubre de 2020 iniciativas y medidas cruciales para 2025 y 2035. En América Latina y el Caribe, así como en México, pocos medios informaron al respecto: seguimos ensimismados en nuestro vecino del norte y con poca capacidad institucional de comprender a la República Popular China.

El 29 de octubre culminó la quinta sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista de China (PCC) concluyendo sobre objetivos de largo plazo (2035) y propuestas para el XIV Plan Quinquenal para 2021-2025. Los resultados son relevantes globalmente y para México.

En el largo plazo (2035) –y con base en planteamientos de Xi Jinping en 2017 de “básicamente realizar la modernización socialista”, “alcanzar los niveles de países moderadamente desarrollados” en 2035 y “desarrollar a China en un gran país moderno y socialista” en 2049 (coincide con los 100 años de la fundación de la República Popular China)– destacan los objetivos de profundizar la “modernización socialista” y convertirla en un “líder global en innovación” (sin definir metas de crecimiento económico, aunque con un crecimiento entre el 5% y 6% anual pudiera duplicar el PIB per cápita a más de 20,000 dólares en 15 años), incluyendo objetivos ecológicos y de cooperación global, entre otros.

Xi Jinping
Xi Jinping, presidente de la República Popular China (Imagen: Ok Diario).

En el mediano plazo (2025), y en el marco del XIV Plan Quinquenal, enfatiza un “nuevo paradigma de desarrollo” con base en su economía de mercado socialista y el concepto de “circulación dual”, es decir, reconociendo la relevancia de los factores económicos que llevaron a su crecimiento vía exportaciones, pero ahora destacando también su mercado doméstico. En ambos escenarios la “reunificación nacional” con respecto a Hong Kong y particularmente Taiwán, son elementos indispensables. De igual forma, la cooperación con el mundo –“una comunidad con un futuro compartido para la humanidad”– sigue siendo un aspecto crucial en el proceso de “globalización con características chinas” propuesto desde 2013.

¿Qué implicaciones tienen estos planteamientos de mediano y largo plazo para países como México?

Por un lado, comprender que China buscará un cambio “cualitativo” en su crecimiento económico y desarrollo, en el cual por ejemplo el medio ambiente –así como la erradicación de la pobreza y la disminución de las brechas entre el campo y las ciudades–jugará un papel de creciente importancia. A diferencia de las décadas anteriores, China enfatizará la calidad de su desarrollo e incremento en la calidad de su población, sin descartar el objetivo de un sustantivo incremento en el PIB per cápita hasta 2035. La comprensión e integración por parte de México a estos objetivos específicos –por ejemplo en términos del comercio, la inversión y/o el turismo– serán fundamentales: no se trata de propuestas abstractas, sino sumamente concretas y puntuales, como lo son las iniciativas y medidas de China para 2025 y 2035.

china y mexico
Imagen: El CEO.

Desde una perspectiva mexicana –y considerando las crecientes tensiones de Estados Unidos con China– es crucial el énfasis en el mediano y largo plazo y de que China se convierta en un “líder global en innovación”, es decir, continuará escalando procesos y productos en segmentos de cadenas globales de valor como autopartes, automotriz, electrónica, robótica, telecomunicaciones y nuevos servicios (como la inteligencia artificial y nuevos medios de distribución). Lo anterior es relevante en su relación con ALC –la brecha tecnológica en el comercio bilateral seguramente continuará ensanchándose– y particularmente con Estados Unidos, Japón y la Unión Europea: las “tensiones” en torno al liderazgo tecnológico y en la innovación continuarán in crescendo en el futuro –y más allá de futuras administraciones en Estados Unidos–: de la 5G a semiconductores y al transporte autónomo, la robotización, Inteligencia Artificial y el e-commerce (Alibaba, entre otros), China profundizará su presencia e independencia tecnológica.

Para terceros países como ALC y México, lo anterior planteará un creciente dilema, ya que las tensiones entre Estados Unidos y China no se esfumarán, sino que crecerán en todos los ámbitos imaginables y requerirán de constantes decisiones ante respectivas presiones: de la 5G, automóviles eléctricos, proyectos de infraestructura, inversiones, intercambios culturales y académicos (…); en todos estos casos el concepto de “nuevas relaciones triangulares” será fundamental, es decir, reconociendo la todavía hegemonía estadounidense será innegable la competencia china y su incentivo –tecnológico, de precio, calidad, etc.– ante múltiples presiones.

Sólo nos resta estar preparados para un “ambiente denso” en el mediano y largo plazo (2025, 2035), ¿será?


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Vacuna china CanSinoBio, contra COVID, va a cinco estados más

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Los estados Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila, Michoacán y Nuevo León se suman a los ensayos de la Fase 3 de la vacuna china CanSinoBio, contra el COVID-19, informó Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.

En conferencia en Palacio Nacional, Ebrard dijo que los ensayos con la vacuna china iniciaron la semana pasada en los estados de Chiapas y Guerrero, y en esta fase experimental se aplicarán las dosis en una población de voluntarios mexicanos de entre 12 mil y 15 mil personas.

Sobre la vacuna de la farmacéutica estadounidense Pfizer, la cual ya se comprobó que tiene efectividad del 90% en la prevención de la enfermedad del virus del COVID-19, el funcionario comentó que ya se tiene un acuerdo de compra de entre 7.7millones y 17.2 millones de dosis.