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México restado y dividido

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Las deformaciones de la comunicación son producto de una mediación sin interlocución, sin fuente ni receptor. No hay comunicación que no pase primero por lo interpersonal. Hablábamos mucho de teléfono descompuesto, sin embargo, hoy las redes sociales y los comentaristas a modo han exponenciado las distorsiones y las han convertido en una posverdad. Una verdad en que lo dicho tiene mayor validez que el hecho.

El problema nace de una democracia fallida donde el “Kratos” (del poder, del gobierno, de las oligarquías mediáticas, las instituciones débiles y los liderazgos efímeros) cegados por su propia manutención, por su afán de anquilosarse, desatiende un “Demos”, que en su desorientación y abandono cuestiona constantemente al kratos a través de microquerellas circunstanciales, movimientos y manifestaciones de grupos cada vez más pequeños, más representativos, cierto, pero más divisivos que, aunque efímeros, se hacen temporalmente populares y fracturan.

Estamos sin reservas ante una crisis de la democracia que trae como consecuencia un déficit de expresión donde la sociedad no reconoce y tampoco produce señales claras.  Los temas se multiplican y se convierten en un múltiple nada inaprehensible que confunde y hace perder la identidad, restando unidad y constituyendo fracciones en la sociedad; fragmentos recompuestos conforme el dictado de la circunstancia.

Desde tiempos perfectamente recuperables por la memoria y su instrumento de trabajo que es la historia, podemos observar que en este territorio mexicano (ojo, no país) vemos cómo, el instrumento más recurrido para ejercer la dominación es la división.

Mexico dividido
Ilustración: El Universal.

El jesuita Clavijero describe con claridad el cierre del Colegio de Tlatelolco, “para que los indios no aprendan tanto”. Tanto como los colonizadores que, más aptos para la guerra y la aventura que para las letras que sedentarizan, fueron en aquellos tiempos rápidamente sobrepasados por los indios que se hicieron pronto del lenguaje teológico, filosófico, legislativo y científico, que allí se prodigaba generalmente a través de la enseñanza de sacerdotes. El miedo a la igualdad de conocimiento es una división primera.

Más recientemente, las reflexiones de Thomas Piketty en Capital e ideología (Ediciones Seuil, septiembre 2019) al otro extremo y en otro contexto, reiteran y hacen vigente la vieja fórmula: divide y dominarás.

La politización de la inmigración señala cómo es que las nuevas generaciones de migrantes votan claramente en un sentido progresista versus el social nativismo (los neo-nacionalistas) como trampa identitaria poscolonial, que lo hace en favor del mantenimiento de un conservadurismo. Clavijero y Piketty parecen apuntar con seis siglos de diferencia el mismo problema.

La plaza pública, expresión que acuerpa mucho del efervescente conversatorio nacional y que se expresa en las sobremesas en coloquios e intercambios de mensajes sobre todas las plataformas sociales, es una buena referencia para observar el abanico de todas las divisiones.

Ya no se trata sólo de la división entre fifís y chairos nacionales, sino entre pronorteamericanos y antigringos, proglobales y mundialifóbicos, proamericanos en favor y en contra del presidente Trump, antigringos en favor y en contra del T-MEC. Fifís light y encumbrados, chairos leves o carburados, chairos fifí y fifíchairos, por un lado, y bandas ultra, carteles y pandillas, por el otro.  Y si agregamos el enfoque de género Lords y Ladies, feminismos de todo color e ideología, movimientos LGBT+, las divisiones se amplifican hasta el infinito partitivo donde priva la ingeniería social subatómica, molecular y cuántica.

La idea de México sobre la que durante décadas se ha volcado el analista cultural Emilio Cárdenas, existe hoy un poco menos, se desdibuja para favorecer la concepción de un país de unos y no de otros, posicionándose como premisa mayor ante la idea del ser o una idea del ser, mexicana, con la que me siento mas cómodo.

Las nociones de traspatio, de hermano mayor o de potencia cultural, se diluyen rápidamente frente a realidades más concretas y vinculadas al devenir cotidiano como la guerra de los cárteles, el desempleo, la inseguridad, el huachicol y la corrupción.  Todas aparecen como las luchas de los buenos frente al mal ampliamente extendido.

Mexico dividido
Ilustración: Rius.

Ante estas realidades, cómo generar una narrativa de país que sea común a los 130 millones de ciudadanos y en la que se reconozcan todos, una que no caiga en el simplismo folclorista y siempre sectario y regional, una en que no se hable con ligereza de las aportaciones desiguales de un Estado u otro a la Federación (que es la idea política de país), como lo vienen haciendo algunos políticos del norte, bien apoyados por las industrias locales, una en fin, que combine la compasión, es decir, la capacidad de mirarse en la mirada del otro, el gusto por lo distinto, la sensualidad, y la coquetería también de etnicidades plurales y distinguidas, la solvencia moral, ésa que sabe responder sí o no, y en consecuencia hace ganar tiempo, ésa que genera confianza en un sistema que obliga a simple consideración de las alteridades, una en que los lugares de salida al desarrollo sean lo más parejo posible para que las diferencias en el camino se establezcan meritocráticamente y con el reconocimiento natural de los individuos que conforman el aparto social.

Ese relato de país no existe, pero tiene sentido por las condiciones geopolíticas e históricas. México es el de las equis poderosas que sugieren cruces de caminos, de culturas, de hibridaciones humanas. México es naturalmente su mexicanidad que es mayor a su territorio, una propuesta de humanidad que está en las antípodas de los supremacismos. Trabajar intensamente en la descolonización es el mayor reto.

Entender las motivaciones atávicas del narco y atenderlas, el afán de Kratos dominante y mitigarlo, vacunarse contra la inocuidad de un Demos entumecido y agilizar su inteligencia y capacidad transformadora. Con estos hilos de urdimbre, tejer una trama de elocuencia nueva, comprometida y animada de un potencial que conmueva, ésa es la narrativa deseada.

Me parece que se puede lograr pensando prospectivamente a partir de nuestros vectores definitorios. Qué nos trajo hasta aquí y qué nos puede llevar a ese lugar que deseamos. Pensar como hermano mayor no es pensar en ser mayor, más grande, mejor que el otro, sino demostrativamente ser con los demás en una solidaridad constructora del nosotros que rete y convide, que enseñe y promueva, que sepa aprender y desaprender también.

El arte, Zapata y la polémica

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A David y Daniel Maya, jóvenes universitarios.

En semanas pasadas, surgió una amplía polémica sobre la obra La revolución de Fabián Cháirez, incluida como parte de la exposición que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes, Emiliano. Zapata después de Zapata.

La obra, como varios habrán leído en reseñas y hasta notas en la televisión, causó revuelo por la forma en que se representó al líder revolucionario Emiliano Zapata. Quien nunca había visto la obra, seguro se la encontró como parte, incluso, de los emoticones del celular. Otros, supieron de su existencia a partir de las protestas y de una trifulca suscitada en el propio Palacio.

En casa se volvió parte de la plática de la cena de fin de año. Y antes, un alumno me enseñó que en la funda de su teléfono traía la imagen de la obra como símbolo del derecho a expresarnos de forma libre.

La polémica fue escalando distintos niveles. Al momento de escribir esta columna, leo que en Morelos se encabezó una protesta ante el presidente.

Me detengo en dos ejes de las discusiones: el valor de la pieza como obra artística y el derecho a la libertad de expresión.

Comienzo con la primera. ¿Es arte o no lo es? El filósofo alemán, fundador de la Hermenéutica, Hans Georg Gadamer (1900-2002) abordó la problemática de entender el arte contemporáneo: el artista, antes del siglo XX, buscó conmover al espectador a través de su obra. La fidelidad de un retrato, la magnificencia de un paisaje, la devoción por una imagen religiosa, fueron varios de los fundamentos en la apreciación artística. La historia, la tradición y el contexto (sobre todo religioso) fueron el bagaje cultural que nutrió la estimación del arte mismo.

En el siglo XX vino el cambio (por no decir, el choque). El artista buscó ahora la provocación en la apreciación artística. Se alejó de la tradición y de la historia. Lo religioso, uno de los parámetros hasta ese momento, se modificó. La medida ya no fue lo divino. El cambio demandó un mayor entendimiento por parte del espectador. El arte ya no pudo entenderse a partir de la imitación de la naturaleza, del hombre mismo o de representaciones religiosas. Gadamer afirma que lo que cambió fue el contexto. Surgió una nueva religión: la religión de la cultura.

Y así, propios y extraños –como suele decirse–, se vieron inmersos en un mundo de formas artísticas diversas, divergentes y, las más de las veces, turbulentas.

arte picasso
Pablo Picasso, “Las señoritas de Avignon”, 1907. Óleo sobre tela. 2.43 x 2.33 m. Museo de Arte Moderno. Nueva York, E.U.A. (Fotografía: Flickr).

La obra de Cháirez no es la primera obra que sufre el descrédito de no ser considerada arte. Picasso con sus formas “sin forma” del cubismo estuvo expuesto a comentarios que causaron escarnio. Las señoritas de Avignon, de 1907, es un ejemplo de ello (imagen 1). La representación de cinco mujeres trabajadoras de un burdel en Barcelona, de la mano de su configuración en formas geométricas nunca antes vistas. Los ready-made del dadaísmo encabezados por Marcel Duchamp también causaron revuelo como fueron los casos de La fuente (1917) y L.H.O.O.Q. (1919) (imagen 2). La primera, un mingitorio convertido en obra artística. La segunda, un cartel de La Mona Lisa al que el artista pintó barba y bigotes convocaron a la inmediata descalificación de esas obras. La desacralización de las obras icónicas fue una de las características de los movimientos de vanguardia de la primera mitad del siglo XX.

En la década de 1960 y de forma más evidente a partir de los ochentas, la creación y aceptación ante este tipo de representaciones artísticas fue indiscutible. Las tendencias artísticas en el siglo XXI nos han sorprendido. Su diversidad, en varios casos, ha provocado todo tipo de emociones estéticas que van de lo agradable hasta lo desagradable. Pero también se han vuelto reflejo de la sociedad que somos. La “religión de la cultura” no ha permeado los niveles completos de la sociedad. La educación, no sólo escolar sino en todos los sentidos, es la base de la misma.

Y aquí está la cuestión del otro de punto de vista respecto a la obra de Zapata. Más que la libertad de expresión se trata de la intolerancia ante este tipo de manifestaciones artísticas. ¿De dónde surge la intolerancia? De varias vertientes, pero tal vez la más importante, de nuestros aprendizajes. Y cabe preguntarnos, ¿qué clase de sociedad mexicana somos? ¿Qué clase de sociedad queremos ser?

Tal vez lo que sucede es que no entendemos la obra de arte y carecemos de la sencillez suficiente para reconocer la falta de recursos propios para la apreciación artística. Ante esto, no queda más que juzgarla con expresiones de disgusto y hasta de violencia (que van de la mano de la intolerancia). La clave está en la Educación (con E mayúscula). Ése debería ser el verdadero punto de discusión en estos momentos.

La exposición Emiliano. Zapata después de Zapata se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 16 de febrero de 2020. De martes a domingo, de 10:00 a 17:45 horas. Boleto por 70 pesos. Entrada libre a profesores y estudiantes con credencial vigente, adultos mayores con INAPAM y menores de 13 años. Domingos, entrada libre.

De la guerra, 4ª Parte

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Vamos a hacer de ésta, la última entrega sobre el tema de la guerra. He tomado esta decisión porque, a pesar de mi voluntad de buscar la mirada positiva a través de los inventos que impactaron el estilo de vida de la especie humana al resignificar los usos de productos generados como desarrollos para hacer más fácil la pelea, pareciera que no aprendemos nada y nos encontramos, nuevamente, ante el riesgo de una conflagración que pone en peligro la estabilidad del mundo entero. La decisión que tomó el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica de atacar a importantes representantes del gobierno y la milicia iraní provocando su muerte, ha generado reacciones sumamente violentas en Irak e Irán. Se ha ofrecido una recompensa de 80 millones de dólares para aquél que acabe con la vida de Trump y nunca antes se había visto una movilización de tal magnitud en las ceremonias fúnebres de ningún otro prócer de la patria en esos territorios.

Sólo por concluir con el tema que venía exponiendo en los artículos previos, vamos a revisar los últimos tres inventos que teníamos ya en lista para presentar en esta entrega, estos son:

Comida enlatada
Latas y guerra
Fotografía: Cultura Colectiva.

Las latas son hoy uno de los vehículos más frecuentes para conservar, movilizar y almacenar alimentos. Abriendo una lata, en muchos hogares del mundo se tiene lista una comida en un santiamén. Las latas han servido para alimentar a los soldados destacados en el frente de batalla y también para llevar comida a zonas de desastre donde hay población afectada por sismos e inundaciones. Nos han permitido seguir con las actividades laborales simplificando la forma de preparar los alimentos.

Reloj de pulsera
Guerra mundial.
Fotografía: La Información.

En la Primera Guerra Mundial se adaptó el reloj de pulsera para el uso de los militares. En este caso no se trató de un invento per se. El reloj existía ya y las mujeres los utilizaban en collares, prendedores y pulseras. Los hombres únicamente llevaban reloj de bolsillo. Sin embargo, la necesidad de una forma más cómoda y práctica de mirar la hora sin distraerse buscando en el traje, se resolvió diseñando los relojes de pulsera tipo militar. No sólo eran varoniles, se les adaptaron manecillas fluorescentes para tener visión nocturna y su tamaño y materiales les daban una gran resistencia para que sobrevivieran el ajetreo de la vida en campaña.

La red de Internet
guerra mundial e internet
Fotografía: Infobae.

Ésta inició en 1969 en Estados Unidos como un proyecto militar que permitiera una comunicación especial para el Departamento de Defensa norteamericano durante la Guerra Fría. En un principio se trató de una red de computadoras que posibilitaban el uso compartido de las capacidades de cómputo conectando todas las agencias de defensa militar de ese país. Posteriormente se dio paso a una red mundial que ha interconectado al planeta. Con esta tecnología de base se han diseñado y desarrollado una serie de sistemas que forman parte del presente y del futuro de la guerra. Por ejemplo, los sistemas de identificación biométrica, robots, armas inteligentes que luego permiten y/o permitirán la apropiación y adaptación en aplicaciones para la vida cotidiana.


Seguramente así será y parece que nuestra naturaleza bélica no prescindirá de la evolución tecnológica a través de la guerra. Sin embargo, deberíamos cuidar el tipo de armas que producimos y el uso que hacemos de ella. El propio Sun Tzu, autor de El arte de la guerra, decía que:

Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas por mucho tiempo producirá calamidades. Como se ha dicho, “Los que a hierro matan, a hierro mueren. Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, hasta los tuyos aprovecharán tu debilidad para sublevarse”.

Pareciera que los pacifistas vivimos en una ingenuidad casi infantil al pretender que el proceder antibélico modifique la naturaleza humana. Por supuesto que las personas normales, los individuos promedio, no deseamos la guerra. Es un hecho que las formas de la guerra se han envilecido. La confrontación no es frontal, el terrorismo, la guerra a distancia, cubren el rostro de los atacantes que cobardemente atacan a la población civil, destruyen patrimonio histórico y cultural por imponer sus creencias políticas y/o religiosas. Atacan a los indefensos para controlar y someter. Y las personas de “a pie”, padres, madres, abuelos, no queremos que nuestros hijos y nietos se vean expuestos a ataques –que ya no se circuscriben sólo a los territorios de guerra–, por defender intereses que, al final, nos resultan ajenos. No nos gusta la sensación de vulnerabilidad en la que nos encontramos, y pensamos que las ideologías que dividen y enfrentan son un peligro para el desarrollo del bienestar de la humanidad.

Estamos iniciando el año 2020, y lo iniciamos con las sirenas de alerta encendidas ante la rijosidad de dos culturas que se enfrentan por múltiples intereses que nada tienen que ver con nosotros y, a pesar de eso, podemos vernos todos afectados porque todos somos vulnerables. La actitud que tomemos en lo cotidiano, nuestra capacidad de convertir esta irracionalidad en situaciones que permitan nuestra supervivencia, son la oportunidad que tenemos para hacer felices los días y de abrazar a los nuestros y procurarlos.

Deseo que en este nuevo año seamos capaces de rescatar lo mejor de nosotros para preservar el amor y la paz en nuestro entorno hacia un futuro sin guerras. Así de cándida la propuesta… ¿Tú qué opinas?

Hablar de la planeación y los propósitos

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#Planeación #Propósitos

Cuando uno hace cualquier actividad, la que sea, hay algo de planeación. A veces ni siquiera nos damos cuenta de que, aunque sea por unos segundos, planeamos la actividad por hacer. Hasta en la improvisación más impremeditada hay algo de planeación, y es importante ser conscientes de ello.

¿Por qué hablar de planeación? Creo que es natural que, cuando empieza el año, la palabra se pone de moda. En muchas empresas hay “Juntas de planeación”, muchas veces incluso antes de que culmine el año anterior. Ligamos la palabra “planear” con temas financieros, empresariales o patrimoniales y nunca pensamos en planear las veces que llamarás o verás a tus padres, o que le dedicarás tiempo a ese hobby o pasión que tanto te alegra hacer. Tampoco planeamos cómo ser más saludables o conocer más cosas, etc. Como siempre, terminamos en los lugares comunes: “planeación financiera”, “planeación empresarial”; algunos a lo mejor planean sus viajes del año, aunque seguro son los menos, y otros, incluso, lo que leerán en un año.

Todos debemos hacer un alto en el camino para poner muy claro cuáles son nuestros propósitos. De ahí partir para poner prioridades y entonces, hacer nuestra planeación.

Cualquier planeación sin objetivo no tiene ningún sentido. Decían los clásicos que daba igual la ruta que te trazaras en un viaje si al final no conocías el destino. Todas son igual de malas o de buenas.

Propósito es destino. Es aquello que nos hace despertarnos y salir apresuradamente de la cama todos los días con pasión y alegría. Es aquello que nos llena el corazón y a lo que podemos dedicarles horas y horas de esfuerzo y ni siquiera lo sentimos porque realmente lo gozamos.

La vida sin propósito es más bien aburrida, tediosa y cuesta arriba. Hay claramente etapas de nuestra vida en que no tenemos claros nuestros propósitos y sobrevivimos, más que realmente vivir. Es importante entonces buscar propósitos e ir en pos de ellos.

Después de tener claro nuestro propósito o propósitos (se puede tener más de uno porque están alineados con nuestro propósito principal, pero tampoco tantos porque podemos confundirnos al llenarnos de muchas actividades en el día sin realmente satisfacer nuestra alma de alegría) lo que sigue es poner prioridades en las acciones que te harán llegar a ese propósito.

Enlistar lo importante y darles un orden a nuestras prioridades siempre nos ayudará a tener mucha claridad para poder lograr cualquier objetivo. Es bueno fijarse objetivos a corto, mediano y largo plazo, pero que siempre vayan alineados a nuestro propósito; y ahí es donde aparece la planeación. Es en la planeación, y en la revisión constante de la misma, en donde le vamos a dar forma a la resolución de nuestros propósitos. Ahí, en ese implacable documento, está lo que debemos hacer y no deberá salir de ahí hasta que se haga, por lo que entre más disciplinados y más responsables seamos en el cumplimiento de eso que planeamos, será mejor para llegar a ver nuestros propósitos hechos realidad.

Decía hace rato que la revisión de lo que planeamos es importante. La vida es dinámica, las formas de hacer las cosas que hoy funcionan puede que en unos años estén obsoletas. Incluso en ciertas cosas y con la transformación digital, muchos “cómo” cambian, no en años, sino en meses e incluso en semanas. Por lo que, lo que hoy planeaste hacer y que sería útil en cierto tiempo y espacio, probablemente ya no lo sea en otro; por eso es importante revisar la planeación de cómo llegarás a tus objetivos para así lograr tu propósito.

Los “qué” son nuestros propósitos, y esos son difíciles que cambien. Los “cuándo” son nuestras prioridades, y éstas pueden variar un poco más que nuestro propósito, aunque tampoco tanto. Es en la planeación, en los “cómo”, donde puede y debe revisarse en periodos más cortos, porque ahí sí puede haber variedad de hacer las cosas de formas distintas.

En cualquier caso y para lograr los sueños que cada uno tiene, lo que nunca ha cambiado en la historia de la humanidad es que hacer nuestro mejor esfuerzo, ser tesonero y ser creativos, ha sido siempre un común denominador de cualquiera que haya logrado su propósito; y sí, siempre acompañado de una buena planeación.

Que inicien el año con propósito y que cumplan cada una de sus metas para poder verlo cumplido.

Primer indulto en la historia de Piedras Negras

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A muchos nos dio alegría saber que una de las ganaderías más emblemáticas de nuestro país con un historial longevo y con muchas anécdotas curtidas durante la historia del toreo, lidiaba en La México. Incluyendo haber lidiado en España un encierro mexicano y tantas más, como que en su plaza de tientas falleció tentando en los ochenta del siglo pasado, el 27 de enero de 1981, uno de los toreros mexicanos más representativos de nuestro país, Jorge “El Ranchero” Aguilar, quien ahí también nació.

Sin embargo, de ahí a opinar que el toro “Siglo y Medio” fuera para indulto inobjetable, medía un gran trecho.

Entre las dudas de Gerardo Rivera, por lo poco toreado que se encuentra el matador tlaxcalteca y que nunca se planteó con confianza, no recuerdo que el bovino por el lado izquierdo se desplazara como por el derecho y en la suerte de varas no fue particularmente encelado.

Gerardo Rivera
Gerardo Rivera, torero mexicano (Fotografía: Toriles).

Peccata minuta dirán algunos, pero sí vale la pena reflexionar que el público más bien ocasional que solicitó y obtuvo el perdón, refleja que en el ánimo de las neo-asistentes está implícito exigir ese homenaje y lo piden sin reflexionar del todo en las condiciones de los astados, lo cual así será, pero es bueno anotarlo para que quién decide que es el juez, lo tome en cuenta.

El sexto de la tarde “Siglo y Medio” de Piedras Negras, ganadería tlaxcalteca que sobrepasa esa edad desde su fundación como hacienda, tuvo la gran cualidad de la emotividad en la embestida y en su embroque humillaba al dirigirse a la muleta, por el izquierdo se quedaba un poco corto.

Gerardo Rivera lo toreó más con habilidad que, con empaque y una parte del público, pidió el honor del indulto con mucha fuerza, mientras otros se dedicaron a protestar la labor del tlaxcalteca.

El juez de plaza Jorge Ramos, entre muchas protestas, desde el punto de vista de muchos (incluido el mío), injustificadamente lo oficializó y así se convirtió en el primer astado de esa ganadería en lograrlo en La México. 

Gerardo y Marco Antonio González dieron la vuelta al ruedo pero no hubo la grandeza del pleno reconocimiento para el criador y el torero, yéndose este último en hombros entre denuestos.

indulto Antonio Garcia
Antonio García “El Chihuahua”, torero mexicano (Fotografía: Al Toro México).

Así se remató una tarde en que la generalidad de los astados con los pelajes que caracterizan a la divisa, se vinieron físicamente abajo en los primeros compases de muleta, aunque por momentos sus embestidas tuvieron buena cadencia. El del cierre fue un muy buen toro, pero desde mi prisma, fue exagerado el homenaje.

Lució el capote de Rivera y Angelino, así como algunos pares de banderillas de ambos y de Antonio García “El Chihuahua”, al que de plano le tocó un lote infumable y además se llevó un golpazo en la cara.

Rivera no hizo la suerte suprema en sus dos toros, el primero por echarse antes de que la ejecutara, el segundo por el mentado homenaje.

¿La semana próxima como la anterior, será de indulto? Poco tiempo faltará para saberlo. Hasta entonces.

Desert Music

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El arte es para vomitar a la realidad, para llevarla adentro, tocando lo más oscuro y sacarla, tal vez más terrible, tal vez más insoportable. La existencia no tiene tiempo, ni siquiera es nuestra, pensamos que la vivimos, que le damos un sentido y desde ese punto en que no podemos cambiarla nos demuestra que estar aquí, que ser lo que creemos que somos, es una ilusión de nuestra vanidad. Entonces llega el arte y nos enfrentamos a algo que nos deja vivir, sentir que se puede cambiar un ápice nuestra insuficiente condición. La pesadilla intemporal y eterna de la frontera mexicana, ese lugar del tránsito penitente, en el que la degradación se concentra infranqueable, agujero claustrofóbico del que sólo se escapa con un poema, canta William Carlos Williams, ante un cadáver sin piernas y sin brazos que podría ser un huevo o un montón de harapos, “¿Cómo decir lo que ha de ser dicho?”, “Sólo el poema”.

“Sólo el poema” y el poema está sólo, y el arte está sólo y la creación está sola, y vivimos esta realidad, la padecemos, mentirosos decimos que la gozamos, falseando creemos en lo que hemos hecho de nosotros y en el puente entre El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, el poeta ve un cadáver. “Sólo el poema medido con exactitud, imitar y no copiar, la naturaleza: no copiar la naturaleza”, el arte no copia, imita, observa, aprende, se traga eso que desea y lo vomita, y ahí está la obra, ahí está la realidad y así, como leer un poema o como ver un dibujo, entendemos algo, intuimos que por fin, eso de tan insoportable tiene explicación, tiene que estar ahí, en ese instante y ser para nuestro ser, ser para el arte.

poema williams
William Carlos Williams, escritor estadounidense (Fotografía: LitKicks).

Los que no quieren ver dicen con parca ignorancia “pintura retiniana” negando la presencia de los sentidos en la contemplación, los sentidos que nos obligan a tragar esa realidad y nos empujan a asimilarla pedazo a pedazo con un poema o un dibujo. Detenidos, esperamos el símbolo que contiene esa cotidianidad que no soportamos, balbuceamos la metáfora que la sublima, refugiados en el artificio de la forma, podemos soportar lo que nos es dado, lo que nos ha condenado, y acumulamos en la memoria poemas, imágenes, música que significan el todo que nos acorrala, y así, adoramos aquello que aborrecemos. La prostituta que baila grotesca, los gringos borrachos y a Williams “se le atraganta el poema” porque debe salir, debe ser expulsado así con la violencia en que entró esa suciedad, ese cadáver. “No consigo escapar”, “No consigo vomitarlo”, “Sólo el poema escrito, el verbo lo trae al ser”. La belleza, la presencia misma de la obra, es un cuerpo destazado, el artista toma sus pedazos y los lleva al color, los reúne en palabras, los desbarata en música, y sobrevivimos gracias a esos despojos.

El arte, sacarlo todo, no cargarlo dentro, dejarlo atrás convertido en poema, en algo que ya no es ese momento, que es todos los momentos, que se queda ahí, triunfando sobre este espanto que no comprendemos, “una agonía de la autoconciencia” y que nos seduce, nos convence, de que esa agonía tiene sentido, recompensa y final, mientras alarga el camino sin salida.

En el 2020, a trabajar por la paz

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Inicia el año 2020 y, en consecuencia, la tercera década del milenio. Con ello se renuevan las esperanzas y expectativas en relación a lo que no ha podido hacerse y cómo conquistar nuevos espacios vedados por una diversidad de obstáculos que generalmente resultan de la falta de una planificación que permita el logro de los propósitos o metas que queremos alcanzar. Una de ellas, a mi parecer, es la impostergable necesidad de trabajar por la paz –en sus diversas dimensiones–, tomando en consideración que precisamente este 1º de enero se ha celebrado la Jornada Mundial de la Paz, iniciativa impulsada por la iglesia católica el 1º de enero de 1968 y que este año tiene como lema “La Paz como camino de Esperanza: Diálogo, Reconciliación y Conversión ecológica”.  

Creo que la imposibilidad humana para lograr una paz sostenible y duradera tiene sus orígenes en el inicio mismo del hombre, en tanto la latente incapacidad de llegar a acuerdos; así podemos observar en nuestra época, por ejemplo, cómo desde los hogares, son concebidos como microespacios a raíz de la falta de comprensión entre sus integrantes, hasta la dirección de la gestión estatal al promover y alentar políticas de ajuste y reajuste sectarias, como un macroespacio, que van en contravía al anhelo persistente de alcanzar esta especie de “presea” que se escapa por enrarecidas grietas de exclusión, marginación e injusticia.

paz y guerra
Ilustración: History Extra.

En mi opinión, la desigualdad es fuente de injusticia, misma que se convierte en una objeción precisa para construir una paz efectiva y duradera que a la postre serviría en la potenciación de los sectores creativos de nuestros hogares, sociedades y estados. A mi juicio, esto implica que la violencia de diverso tipo que se observó y vivió el pasado año en nuestros países, no contribuye más que a subyugar cuerpos y, en consecuencia, a ralentizar la posibilidad de ser mejores y alcanzar objetivos previamente definidos.

Comparto la visión de entender la paz como una necesidad de trabajar desde lo espiritual y particular de cada persona, hasta la necesidad de involucrarse con “el otro” en un diálogo fraterno para “apartar” todo aquello que desde los espacios comunitarios hace “daño” a la integración y a la resolución pacífica de los conflictos. De manera tal que para construir paz es necesario despojarnos de nuestros propios modos de concebir el mundo e integrar a los demás a ese diálogo en la composición del mismo.

En ese esfuerzo todos nosotros, los ciudadanos, la sociedad, podemos contribuir en la medida de que hagamos valer el derecho ajeno como si fuese el propio, lo cual tiene que ver con la empatía. El pontífice Mario Bergoglio “Francisco, acota al respecto que “la paz es un bien indivisible: es de todos o de nadie”. En conclusión, este 2020 como todos los demás años precedentes, se convierte en un escenario propicio para convertirnos en arquitectos de la paz. Hacia ella tenemos que bregar los seres humanos a pesar de cualquier resiliencia.

La atención deliberada, concentrada y sostenida

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La atención es una facultad básica y crucial para el funcionamiento de la mente y de la persona. A finales del siglo XIX en su clásico Principios de Psicología decía William James que todos sabemos lo que es la atención; es el tomar posesión de manera selectiva de ciertos contenidos de la conciencia para procesar la información con mayor eficacia y consecuencia, relegando a los demás eventos. Esta operación es característica de la mente, pues, mediante una selección automática, la conciencia solventa sólo una parte del enorme cúmulo de información que procesa el cerebro. Este filtro o cuello de botella muchas veces opera como consecuencia del interés y la curiosidad: la persona atiende a lo que le importa y lo hace impulsada por la novedad y la búsqueda de información. Esto sucede en buena medida de manera automática, porque ciertos estímulos del medio ambiente o del propio cuerpo adquieren relevancia y entonces son seleccionados para ser atendidos y procesados en mayor detalle. Pero en algunas instancias especiales el sujeto de manera voluntaria atiende algunos contenidos de su mente, a ciertos procesos o estímulos. Esta atención deliberada, es decir, generada por el sujeto en tanto agente, concierne centralmente a la autoconciencia y al yo que estamos explorando. Pero para comprender mejor esta faena, antes debemos bosquejar un mapa mínimo de la atención.

atencion y curiosidad
El interés, la curiosidad, la búsqueda de novedad como motivaciones para dirigir la atención.

Empecemos por mencionar que, en relación a la conducta visible, hay dos formas de atención, una manifiesta y otra encubierta. La atención es patente en las reacciones de orientación que presentan los animales no humanos y los humanos en respuesta a un estímulo intenso e inesperado, por ejemplo a un ruido fuerte y cercano. El sujeto muestra un reflejo de sobresalto que orienta su cuerpo y sus sentidos hacia la fuente del estímulo. En otras ocasiones imprevistas o extrañas, se manifiesta la emoción primaria de sorpresa en su rostro por los ojos bien abiertos, la elevación de las cejas, la apertura de la boca y otras conductas que maximizan la entrada de información y exhiben el estado de atención. Muchas de las reacciones cotidanas son de este tipo.

En cambio, la atención encubierta no se muestra en la conducta. Un ejemplo patente es el llamado “efecto fiesta de coctel” que ocurre cuando una persona se encuentra platicando con otra en una fiesta y atiende focalmente a la voz de su interlocutor sobre el ruido imperante, a pesar de ser más intenso que esa voz. Pero el efecto mencionado sucede cuando esta persona oye sin querer a alguien detrás suyo nombrar a alguien significativo para ella y, sin desviar la cabeza o los ojos, coloca su atención en ese discurso y lo escucha sobre el bullicio y sobre su interlocutor. Esta atención encubierta tiene dos mecanismos de operación conocidos en la investigación cognitiva como linterna y zoom, dos metáforas para significar que el sujeto puede colocar su atención como si fuera una linterna para iluminar un sector de su experiencia sin necesidad de movimientos externos. El zoom se refiere a que puede ampliar o reducir el campo de la atención sobre un sector determinado o ampliarlo a varios.

Atencion explicita
Atención explícita o manifiesta en la conducta (foto tomada en el Metropolitan Museum de Nueva York por el autor).

Propongo un ejercicio demostrativo. La lectora de este texto debe fijar sus ojos sobre este asterisco * y, sin desviar su mirada, atender a objetos que se encuentran fuera de esta página en su campo visual pero que no ha percibido previamente para focalizarse en la lectura. Además, una vez localizados esos objetos fuera del foco de su mirada, puede focalizar sobre uno en particular. Inténtelo ahora por unos segundos. Recordemos otro breve ejercicio que ya ensayamos previamente. El lector puede, sin necesidad de mover sus ojos o su cuerpo percibir las sensaciones provenientes de su pie derecho. Inténtelo ahora con los ojos cerrados. Esa información sensorial ya estaba en el cerebro pero no había sido atendida conscientemente. Uno de los requisitos que debe cumplir cualquier hipótesis de la conciencia es explicar cómo sucede esto. Por ejemplo, se puede proponer que, para llegar a ser consciente, la información sensorial pasa de ser procesada en un módulo cerebral, como puede ser en este caso el homúnculo sensorial situado en la corteza parietal, a ser gestionada entre diversos módulos.

Se denomina atención exógena a la que está dirigida por el estímulo o está acoplada a este en un mecanismo que se concibe “de abajo arriba”, es decir, que asciende de la perifieria sensorial del cuerpo hacia el centro operativo constituido por el cerebro. Es una atención centrípeta, rápida, automática, pasiva y guiada por el estímulo. En cambio, se llama atención endógena a la que está dirigida por el agente o por la cognición en un mecanismo descendente “de arriba hacia abajo” desde el cerebro hacia el resto del cuerpo. Es una atención centrífuga, lenta, consciente, controlada, activa y asociada a un procesamiento de información deliberado y estratégico. En el lenguaje habitual se distinguen los dos tipos: en el caso de la atención exógena, se usan los verbos atraer, captar o llamar la atención; en el caso de la atención endógena se aplican los verbos conceder, dedicar, dirigir, poner o prestar atención. Más aún: se usa el verbo oir para percibir un sonido y el verbo escuchar para el acto de aplicar voluntariamente el oído, o bien, ver para percibir luces o formas y mirar para la colocación de la mirada.

atencion endogena
La atención endógena está dirigida por el agente. Es una atención centrífuga, lenta, consciente, controlada, activa y asociada a un procesamiento de información deliberado y estratégico propio de la autoconciencia.

Subrayo que la atención endógena no está guiada por un estímulo situado en el medio ambiente o en el cuerpo, sino por la voluntad del sujeto que la coloca y enfoca donde se le antoja. Es decir: para poder ejercerse apropiadamente, esta atención implica que el sujeto supere el estado de vigilia habitual y reacción automática para acceder a un estado de autoconciencia por cuya facultad el sujeto puede realizar funciones controladas y ejecutivas. Una de ellas implica la habilidad para enfocar y discriminar algo, como sucedió hace un momento cuando la atención se enfocó sobre objetos fuera del centro de la mirada o hacia la sensación propioceptiva del pie. Esta capacidad se denomina concentración, la fijación de la atención en un ítem con exclusión de los demás y puede llegar a ser sostenida cuando la concentración se mantiene por periodos largos de tiempo, ya pasado el efecto inicial y a pesar de una motivación que escasea. Veremos pronto que las técnicas budistas de meditación usan y cultivan esta capacidad que con el tiempo y el entrenamiento desemboca en una absorción mental, la estabilización embebida de una atención penetrante en el objeto hasta llegar al samadhi, el rapto o embeleso de la absorción. En su Compendio de Psicología William James dice:

Y es en esta capacidad de sujetar la atención errante, una y muchas veces, donde se halla la raíz del juicio, del carácter, de la voluntad, nada es compos sui, si no la posee. La educación que perfeccione esta facultad será la educación por excelencia.

La destacada investigadora mexicana de la atención, Marisa Carrasco, ha demostrado con ingeniosas técnicas psicofísicas que cuando la atención se mueve voluntariamente en una escena manteniendo fijos los ojos, la fenomenología de la percepción cambia y se perciben en el objeto atendido de manera encubierta diferencias aparentes en contraste, saturación de color, tamaño, velocidad y otros efectos que no son ilusiones de óptica, sino diferencias verídicas que implican perceptos novedosos determinados por el estado de concentración. Dado que la atención mejora la discriminación de las características del objeto, se puede suponer que esta propiedad favorezca la percepción del mundo, del propio cuerpo y de los propios contenidos mentales, una capacidad evidentemente favorable para el concimiento y la adaptación.

marisa carrasco
Figura empleada por Marisa Carrasco para demostrar que dos círculos que difieren en 6% de contraste, lo cual es visible a simple vista, si se fija la mirada en el cuadro negro central y se pone la atención en el círculo de la izquierda parecen iguales. La atención endógena guiada deliberadamente arroja una mejor discriminación de aquello que se atiende.