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Predecir el futuro y evitar contagios de virus

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Hace diez años nos tocó una contingencia muy parecida a la que podría provocarse con el brote de coronavirus.

Hoy, con esa experiencia, lo primero que podemos hacer es adoptar buenos hábitos de higiene y cuidado que se vuelvan costumbre y con ello evitar contagios que ponen en riesgo a todos, desde los niños hasta los adultos mayores. Éste es un virus que su contagio es aéreo. A diferencia de otros que son por fluidos, por eso tiende a propagarse más y más rápido, afectando las vías respiratorias y comenzando a sentirse los primeros síntomas con dolor en la garganta, luego en los conductos respiratorios y nasales, hasta llegar a los pulmones. El tiempo de incubación puede ir de los tres a cinco días hasta manifestarse, así que es relevante tomar en cuenta ciertas medidas y las siguientes acciones para prevenirlo:

1. Lavarse las manos constantemente y a lo largo del día. No importa si ya lo hicimos antes de salir de casa, ésta debe ser una práctica permanente. Mínimo 20 segundos (y con la llave del agua cerrada).

2. Usar tapabocas. Es una excelente manera para no contagiar y hasta una muestra de respeto hacia los demás.

3. Toser y estornudar siempre en el hueco del antebrazo. Y jamás escupir en la calle y en ningún lugar público.

4. Limpieza de superficies (mesas, puertas, barandales, llaves, etc.). Puede llegar a vivir hasta 12 horas en superficies metálicas.

5. Lavar la ropa con detergente común. En los textiles puede vivir el virus de 6 a 12 horas.

6. No llevarnos las manos a la cara. Ése es el medio más común de autocontagio.

7. El uso de gel antibacterial constantemente es recomendable después de tocar superficies.

8. Evitar en la medida de lo posible saludar de mano y beso.

10. Mantener la garganta humectada y tomar agua de manera constante. También algo muy útil es hacer gárgaras con agua y sal, 4 veces al día es una gran medida.

11. No automedicarse. Pedir apoyo y asesoría médica.

12. Se recomienda ingerir alimentos bien cocidos.

virus contagio
Imagen: Gobierno de México.

Y cuidado con las fake news. Por eso sólo debemos seguir las recomendaciones de los expertos y autoridades. No caer en prejuicios y estereotipos. Esto es una enfermedad. No tiene nada que ver en cómo te ves, de dónde eres, cómo te vistes, cómo hables, qué pienses o a quien le reces o ames. Vivimos en un planeta con bacterias y virus que lo habitan igual que nosotros, así que un brote puede ocurrir en cualquier momento y cualquier lugar.

¿Cómo evitarlo? Con prevención, higiene, buenos hábitos y comportamientos indicados que nos permitan vivir más seguros y mejor. Estemos bien informados y comunicados.


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Diagnosticar el coronavirus; un reto más a vencer

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Los Síntomas del coronavirus, cómo pueden diagnosticarlo y qué tan fácil es hacerlo en América Latina

Los síntomas del coronavirus pueden ser similares a los de una neumonía o influenza ligera; sin embargo, su daño es tal que ha cobrado la vida de alrededor de 600 personas y su contagio mundial obliga a saber cómo diagnosticarlo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado al nuevo brote como una emergencia internacional y la enfermedad ha golpeado a más de 31 mil personas y se ha propagado al menos a 30 países.

Los gobiernos han adoptado las medidas de salud pertinentes emitidas por la OMS. Sin embargo, una de las dificultades para frenar el contagio tiene que ver con el hecho de que no todos los países cuentan con la capacidad para detectar este brote.

¿Cómo se diagnostica el coronavirus de Wuhan?

Carmen Sofía Arriola, epidemióloga de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), explica a BBC Mundo que cuando surge este nuevo virus lo primero que se hace es estudiar su código para detectar marcadores genéticos consistentes que permitan identificarlo.

El nuevo brote de coronavirus causa algunos síntomas similares a los producidos por otros virus, por lo que hace falta una prueba de este tipo para poder diferenciarlo y descartar otras enfermedades.

“Los CDC han desarrollado una prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés). Es una prueba de biología molecular diagnóstica en la que se detecta el código genético del virus”, señala.

Arriola explica que estas pruebas tienen distintos controles de calidad que permiten determinar si la muestra es positiva o negativa.

Para realizarlas se emplean esputos u otras secreciones respiratorias que se obtienen por mecanismos como los aspirados o lavados nasofaríngeos. Además, se pueden usar muestras de suero sanguíneo.

Una vez que las muestras llegan al laboratorio, se puede tener un diagnóstico en pocas horas.

Arriola explica que los CDC publicaron el protocolo para hacer estas pruebas en su página web y que ya se está implementando en varios estados de EE.UU.

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¿Es posible diagnosticarlo en América Latina?

Marcos Espinal, director del departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud, señaló que en el continente americano hay 29 países con laboratorios capaces de realizar la prueba del PCR. centros en los que se hacen los exámenes de diagnóstico de la influenza, pero que no podían ser usados para detectar el coronavirus.

“Estamos recomendando que se usen estos laboratorios y les estamos haciendo llegar los insumos para que puedan hacer las pruebas en sus países”, dijo.

EE.UU., Canadá,Colombia, Ecuador, Brasil, Surinam, México, Paraguay y Chile son los países del continente en los que ya se están haciendo exámenes locales para diagnosticar el coronavirus.

Espinal asegura que todos los laboratorios que realizan el PCR tendrán los materiales necesarios hacer la prueba a mediados del mes de febrero.

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Mensaje de enfermera aislada en Wuhan a su hija

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Conmovedor video muestra a una familia separada por el cuarentena en Wuhan

“Mamá, te extraño mucho” es lo que grita entre lágrimas una pequeña separada de su madre por la cuarentena que sufren los habitantes de Wuhan, la ciudad donde se originó el coronavirus.

El emotivo video muestra como la pequeña niña busca abrazar a su madre, Liu Haiyan, una enfermera que se encuentra atendiendo a pacientes infectados con el virus 2019-nCoV en la zona de aislamiento.

Al no poder acercarse una a otra por lo infeccioso que es el nuevo virus,  madre e hija tienen que imitar un abrazo separadas por varios metros de distancia.

Liu trata de consolar a la menor, diciéndole que “mamá está luchando contra monstruos” y volverá una vez que el virus “sea derrotado”. Entonces, la devastada niña deja en el suelo las empanadillas que le había llevado a su madre, quien las recoge y se despide de la familia antes de regresar al trabajo.

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China en guerra popular

El número de muertos en China continental aumentó en 73 a 563 el jueves 6 de febrero y se han confirmado más de 28 mil infectados en la segunda economía mundial.

El presidente de China, Xi Jinping, declaró una “guerra popular” contra el coronavirus, cuyo impacto se ha sentido en todo el mundo, desde una menor actividad de las fábricas hasta cruceros en cuarentena.

“China tiene una fuerte capacidad de movilización, una rica experiencia en responder a incidentes de salud pública y confianza, y es capaz de ganar la batalla para prevenir y controlar epidemias”, dijo Xi, en una conversación telefónica con el rey Salman de Arabia Saudita, según la agencia de noticias Xinhua, citada por Reuters.

Coronavirus ¿cerca de la cura?

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Cura para el coronavirus todavía no ha sido descubierta: OMS

La OMS negó que los rumores sobre una posible cura para el coronavirus fueran reales, esto después de que se presumiera logros de biofarmacéutica estadounidense

Los rumores sobre una posible cura para el coronavirus corriendo como pólvora en medios chinos después de que una publicación científica en la revista Nature´s Cel Research señalaran al remdesivir y la cloroquina como tratamientos efectivos en pacientes infectados.

La televisión china declaró que investigadores de la Universidad de Zhejiang, la Academia de Ciencias de China y el Instituto de Medicina Militar, habían solicitado la patente, ante la novedad de que Gilead Sciences, una biofarmacéutica estadounidense que se ha colocado a la cabeza en la carrera por encontrar un tratamiento efectivo, había tenido éxito

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Tratamiento experimental

El estudio publicado en New England Journal of Medicine asegura que un paciente que dio positivo por coronavirus en Estados Unidos mejoró después de tomar dosis del retroviral, también utilizado para infecciones como el ébola, mientras Sky News ha asegurado que investigadores del Imperial College de Londres han logrado “avances significativos” para desarrollar una vacuna.

Por su parte, Rusia dijo que llevará entre ocho y 10 meses desarrollar una vacuna contra el coronavirus, según comentarios del ministro de Salud, Mikhail Murashko, recogidos por la agencia de noticias Interfax.

OMS niega hallazgo de cura para el coronavirus

La Organización Mundial de la Salud (OMS) negó a través de un comunicado el descubrimiento del medicamento “revolucionario” que daría esperanza a los miles de pacientes infectados con el virus 2019-nCoV.

Aunque los analistas financieros recortan sus perspectivas de crecimiento para China, segunda economía más grande del mundo, los mercados globales se han estabilizado en los últimos días gracias a las medidas de estímulo del banco central y a las publicaciones en medios de comunicación sobre “grandes avances” con fármacos, pese a que las autoridades sanitarias han instado a la cautela sobre tales informaciones.

Al 6 de febrero otras diez personas han dado positivo en las pruebas de coronavirus en un crucero que se encuentra en cuarentena en la costa de Japón, mientras 73 personas más se habían sumado a las víctimas fatales por infección del virus chino, sumando un total de 563 muertos por coronavirus y más de 28.000 infecciones confirmadas en China.

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El coronavirus la epidemia. La desinformación la verdadera pandemia

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La primera víctima de la guerra es la verdad.
Esquilo.

El brote epidémico del nuevo coronavirus 2019-nCoV en una provincia de China, ha generado una alarma internacional de vertiginosa expansión que compite en relevancia con la atemorizante propagación del virus que se ha venido difundiendo abundantemente en medios y redes sociales, no necesariamente con veracidad y prudencia.

La detección de esta nueva amenaza a la salud nos tomó por sorpresa. La difusión del paulatino incremento de casos, primero en China y más tarde en algunos otros países produjeron reacciones inmediatas de terror ante la carencia de conocimiento sobre el nuevo germen. La velocidad de las comunicaciones inundó todo tipo de medios con información vaga o difusa, que ha contribuido a una especie de sobredimensionamiento de la real emergencia sanitaria que, sin restar importancia al tema, puede motivar la exageración y la psicosis colectiva, por desconocimiento, simple diversión de los internautas y youtubers o por intenciones específicas de desinformación.

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Imagen: Slashgear.

Las acciones inmediatas de contención de la enfermedad para evitar su expansión son evidentes: aislamiento de las zonas en que el contagio ha sido detectado, construcción de hospitales, investigación biológica a todo vapor, cancelación de vuelos y viajes, detección de potenciales transmisores, cuarentenas y otras medidas preventivas. Pero tales medidas, también han dado aliento a la manipulación informativa y a la especulación que puede conllevar efectos más nocivos que los que se pretende contener, en los ambientes, ya no sólo de la salud, sino particularmente en el político, económico y social.

La abundante difusión de rumores y noticias falsas en torno al coronavirus y los efectos que pueden tener en el ánimo de la sociedad y en los propios gobiernos a nivel global, obliga a dimensionar objetivamente la magnitud del problema y tomar medidas preventivas y activas basadas en información certera, corroborada y con orientación científica.

Con esta visión y reconociendo que “La difusión de rumores e informaciones inexactas es un fenómeno real con el que hay que lidiar desde el principio”, Sylvie Briand, directora del área de preparación para urgencias infecciosas de la Organización Mundial de la Salud, ha actualizado las cifras sobre los casos detectados, alrededor del globo hasta hace un par de días, contabilizando 20,603, de los cuales 20,471 se ubicarían en China, con el registro de 425 decesos. Un fallecimiento más se registró en Filipinas y otro en Hong Kong. En el resto del mundo, según la información de la OMS, se identificaron casos de contagio en 23 países, sin estar incluido alguno en Latinoamérica ni África.

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Imagen: Shutterstock.

Desde luego que la expansión del contagio es posible, pero los datos revelados por Briand colocan en una dimensión menos caótica la realidad de la que califica como una epidemia y no una pandemia como se ha difundido, sin pretender, desde luego, banalizar la seriedad del asunto.

Vista de este modo, parece que la real pandemia está en los medios y particularmente en las inquietas, expansivas y no pocas veces irreverentes redes sociales, a través de las cuales, eso sí, se viraliza cualquier tema, con suma velocidad y no siempre con prudencia y responsabilidad.

La mejor manera de lograr una comprensión razonable y adoptar las medidas propias para evitar que el contagio se expanda a niveles alarmantes es la información objetiva y la difusión de las recomendaciones pertinentes por parte de las entidades expertas.


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Los imaginarios mediáticos de la epidemia

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Hoy escuchaba en la mañana que la promesa de una posible vacuna contra el coronavirus tiene “contentos” a los mercados internacionales, después de que las bolsas de Shanghai y Shenzhen vieran una caída histórica el pasado lunes. Me fui a dormir ayer con la imagen de una máscara de las que usaron los médicos de la peste en los siglos XVI y XVII. El miedo, la especulación, el dinero que está en juego, los intereses de los laboratorios y en México, el terror de tener que hacer frente a una epidemia en un Estado fallido que no garantiza el abasto de medicamentos, o simplemente la atención. Parece que se nos olvida, pero no es la primera ocasión en que nos dejamos llevar por el pánico y hasta el racismo se nos exacerba.

Tampoco es la primera vez que una enfermedad viene de Oriente. El año pasado, una pareja de mongoles murió a causa de haber ingerido un riñón crudo de marmota; otra pareja fue atendida en China por haber contraído la peste bubónica. Sí, la misma peste que asoló a Europa y Medio Oriente de 1348 a 1351. En 1892 una epidemia de peste bubónica se desató en la provincia de Yunnan; dos años más tarde, tanto Alexander Yersin como Shinasaburo Kilasato, dos científicos que trabajaban separadamente en Suiza y Japón, lograron aislar e identificar a la bacteria causante de la peste, la yersinia pestis, que tomó su nombre de su descubridor suizo. La pasteurella pestis, como también se conoce, infecta a una pulga llamada xenopsylla cheopis, la que, a su vez, muerde a roedores salvajes como ratas y marmotas, pero cuando esa población disminuye, aprovechan también a los animales domésticos como portadores. Al parecer, los brotes de peste en China han sido constantes a lo largo de la historia y contraer enfermedades a partir de la cercanía con los animales (por convivencia o por ingestión) no es nada nuevo bajo el sol.

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Imagen: Almadraba Revista Cultural.

La más terrible epidemia en la historia de Occidente ha sido la de 1348 a 1351, aunque sus embates se dejaron sentir desde 1346 hasta bien entrado el siglo XVII. La peste bubónica acabó con el 60% de la población europea (Benedictow, “La Muerte Negra…” en Estudios históricos -CDHRP, no. 5, 2010) y produjo un imaginario que está vivo hasta la fecha. Esta plaga no se originó en China, o al menos no tuvo en China su detonante inmediato, sino en la ciudad portuaria de Caffa, en el Mar Negro. Esta región esteparia de Crimea había sido asolada por las huestes del Khan Jani Beg. En 1346 los mongoles montaron un sitio para acabar con los genoveses que estaban a cargo de la última factoría en el puerto. Gracias a ella, los comerciantes genoveses (cristianos) controlaban el paso de mercaderías y una floreciente actividad, que terminaría con un episodio de guerra biológica –sí, guerra biológica– gracias a la idea del Khan, sin saber que le saldría el tiro por la culata. En pleno asedio, la Horda de Oro, como se conocía a las huestes mongolas de Jani Beg, comenzó a mermar. El número de muertos comenzó a alarmar al Khan hasta que decidió deshacerse de los cuerpos de una manera peculiar: los catapultó sobre las murallas de los genoveses, para que se contagiaran y probaran de lo mismo que acabó con sus efectivos. Al ver llover cuerpos, los genoveses los arrojaron al mar, sin embargo, la infección no se hizo esperar. Murieron numerosos individuos a ambos lados de las murallas, al punto en que el Khan tuvo que decidir la retirada y los pocos genoveses sobrevivientes huyeron en barco a Constantinopla, en donde ratas y seres humanos contribuyeron a la expansión de la enfermedad. De Constantinopla recalaron después en Sicilia y finamente en Génova. El contagio se expandió rápidamente por la Europa mediterránea y poco después subió a la parte continental. Ni Inglaterra ni Escandinavia se salvaron de la peste. Era una pandemia.

Ciertamente, las epidemias tienen graves consecuencias en todas las esferas: la economía se ve afectada, el desplazamiento a través de fronteras es visto con recelo y genera aversiones por parte de los que aún no han sido contagiados. Pese a la declaración de estado de emergencia por parte de la OMS, el coronavirus no es una pandemia. Aunque son varios los países –además de China– que reportan casos, las cifras no se elevan más allá de 25 (Tailandia, seguida por Japón y Singapur) y unos 500 decesos (al 5 de febrero). No obstante, el coronavirus alarmó a los mercados internacionales y dio pábulo a que se hicieran especulaciones en torno a cómo se vería afectada la operación de las multinacionales en Oriente, así como a esperar una contracción de la economía china y, por ende, del resto del mundo.

pandemia, epidemia
Imagen: La Brújula Verde.

Hoy tenemos una circulación tanto de datos como de personas que no se hubiera imaginado en el siglo XIV. La difusión acelerada de la información nos genera, en muchas ocasiones, pánico y sólo eso. Conocer el desarrollo de una epidemia tiene incidencia directa en los mercados y en la demanda de productos específicos (acuérdense que escasearon los cubrebocas cuando la H1N1 en 2009). En los tiempos en que la enfermedad caminaba más rápido que la información, las cosas eran distintas. Cuando Giovanni Boccaccio narra su propia experiencia de la peste y fundamenta su retiro a una quinta para resguardarse del contagio, refigura, en su “primera jornada” del Decamerón, las razones que lo han llevado a esa situación. Habla de la insigne ciudad de Florencia que cerró sus puertas a los enfermos y se limpió de toda inmundicia, pero ningún acto de la “providencia humana” bastó para contener la mortandad. A su juicio, era un merecido castigo divino.

Lejos estamos de los tiempos en que los médicos como Guy de Chauliac, quien atendiera a varios papas en Avignon, aconsejaban encender hogueras para purificar el aire y en los que una capucha con un enorme pico retacado de hierbas aromáticas era la única protección contra el contagio. Esa característica y tétrica imagen del médico de la peste data del siglo XVII. Tenemos varios ejemplos grabados, de entre los cuales, tal vez el más conocido es el de Paul Früst. Esa máscara picuda, equivalente a nuestro cubrebocas contemporáneo, se convirtió en un icono desesperanzador, en la deriva de los tiempos, que funge como una especie de memento mori cultural.

Guy de Chauliac
Guy de Chauliac vendando la pierna del Papa Clemente VI, Ernest Board, 1912 (Imagen: Pinterest).

La peste de 1348 y su imaginario se reactualizan cada que tememos una situación de contagio masivo o cada que debemos protegernos de ataques con gas o de armas químicas. La máscara se convierte entonces en icono de la peste y de la guerra, situaciones que llevan al colapso de la economía y, cuando se trata de una economía global, pensamos en un apocalipsis. No confiamos en lo que nos digan las “autoridades”, ni en que nos cuenten que estamos preparados para hacer frente al embate de una epidemia: la “realidad” informativa de todos los días nos ha enseñado a no creer. Si no hay medicamentos para los niños con cáncer, si los pacientes en el sistema público de salud tienen que llevar sus propios materiales de curación, lo que nos queda es tener una fe nada científica en una especie de “autorregulación” del cuerpo, de lo social. Confiaremos en que, por naturaleza, deseamos nuestro bienestar, pero que en tanto humanos no podemos alentar situaciones de racismo o miedos inveterados a lo que nos parece ajeno y peligroso. Así es que, aunque la plaga venga de Oriente, hay que ser conscientes de que la xenofobia no surge por el virus, sino que comporta una serie de mensajes que históricamente se han acumulado y aprovechan la erupción mediática. Para el caso, seamos conscientes de que la xenofobia hace más daño que la enfermedad, pues.


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Murciélagos y el origen del coronavirus

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Estudio señala a murciélagos como el origen del coronavirus en China

Para poder encontrar la cura a una enfermedad, se debe conocer primeramente dónde y cómo inició el contagio. Recientes estudios científicos apoyan la teoría de que el origen del coronavirus fue en los murciélagos.

El estudio genómico del coronavirus de Wuhan desvela una alta similitud con el tipo de coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés), así como a los coronavirus de murciélago, lo que refrenda las sospechas de este animal como origen del brote.

La investigación publicada en la revista Nature, refiere análisis detallados y señala que el nuevo coronavirus (2019-nCoV) comparte un 80 por ciento de su genoma con el virus responsable del SARS, ambos virus originados en murciélagos.

Los científicos analizaron el comportamiento de los genomas en las muestras de coronavirus recolectados en pacientes en la etapa temprana del brote.

El artículo señala que desde el brote del SARS en 2003, se descubrió una gran cantidad de coronavirus graves relacionados con el síndrome respiratorio agudo (SARSr-CoV) en su reservorio natural, los murciélagos.

En el análisis a los pacientes fatales infectados en 2019, se obtuvieron secuencias genómicas completas así idénticos entre sí y comparten 79.5 por ciento de identificación de secuencia con SARS-CoV. Además, se descubrió que 2019-nCoV es 96 por ciento idéntico a nivel de genoma completo a un coronavirus de murciélago.

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Segunda investigación apoya teoría sobre murciélagos

Otra investigación realizada por la Universidad Fudan y el Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, analizó las muestras de virus obtenidas de un paciente de 41 años, quien presentó síntomas de enfermedad respiratoria y fiebre y que también trabajaba en la feria de Wuhan. Se descubrió que el virus que le infectó era un 89% similar a un grupo de coronavirus llamados betacoronavirus, encontrados previamente en murciélagos chinos. 

La similitudes entre el virus del SARS y el coronavirus de Wuhan llevan a los científicos a creer que los tratamientos para el primero potencialmente también podrían funcionar para el segundo. Sin embargo, la teoría aún debe confirmarse; por ahora, es solamente una hipótesis.

América Latina vs coronavirus

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Inevitable contagio de coronavirus en América Latina

El coronavirus es una amenaza global y podrá llegar a todo el mundo en cualquier momento. A pesar de que en América Latina no se ha confirmado ningún caso de contagio, los gobiernos se preparan para combatir la neumonía de Wuhan.

Hasta el 4 de febrero de 2020 el coronavirus ha cobrado la vida de más de 400 personas y más de 10 mil casos de contagio, con presencia confirmada en una veintena de países con la mayoría de casos fatales registrados en Wuhan.

La emergencia mundial por el coronavirus anunciada por la Organización Mundial de la Salud alertó a los gobiernos en todos los continentes, por lo que se vieron obligados a tomar medias preventivas para evitar el contagio, medidas de seguridad que por más extremas que sean serpa difícil que eviten que el virus 2019-nCoV llegue a como sea.

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Coronavirus en América Latina

Países de América Latina tomaron medidas adicionales de seguridad extrema de salud pública. Las autoridades son conscientes de que será muy difícil impedir que alguna persona infectada con el coronavirus ingrese a la región, pero también saben que pueden, cuando menos, disminuir el avance de la enfermedad infecciosa.

México y Colombia fueron los primeros dos países con posibles casos de la neumonía de Wuhan a mediados del mes de enero. El gobierno mexicano anunció el jueves que había decidido fortalecer sus protocolos de prevención de enfermedades infecciosas y que la nueva cepa de coronavirus estaba declarada en “fase de monitoreo permanente”.

México, por su alto flujo migratorio y por ser uno de los principales puntos de acceso de Asia para el hemisferio occidental, es señalado como uno de los países de la región donde existen más posibilidades de que se propague la enfermedad.

México tiene la experiencia de la epidemia de la gripe H1N1 al haber sido uno de los primeros países en presentar casos hace una década. La llamada gripe porcina ocasionó entre 200.000 y 500.000 muertes en 2009.

Colombia anunció que “asegura” los recursos necesarios para la evacuación de los 14 ciudadanos de ese país que se encuentran en Wuhan y todos aquellos que se encuentren en ciudades vecinas.

“La primera etapa de apoyo será por vía terrestre, que correrá por cuenta del gobierno colombiano, con el desplazamiento a una provincia vecina que no está cerrada por la cuarentena generada por la presencia del novel coronavirus”, señala un comunicado emitido por la Cancillería en Bogotá.

El Salvador y Costa Rica realizan similares operativos logísticos para retirar a sus connacionales de Wuhan y sus alrededores.

Brasil anunció el fin de semana que se presentaron al menos 16 casos de personas sospechosas de haber contraído la enfermedad en cinco de sus estados, ocho de ellos en Sao Paulo.

Este sábado se descartó que el coronavirus esté presente en 10 de los individuos que fueron sometidos a exámenes, mientras los restantes permanecen en evaluación. Todavía no existe ningún caso confirmado.

El gobierno brasileño creó una plataforma con actualizaciones permanentes sobre el avance del coronavirus, además de una campaña informativa y líneas de comunicación dedicadas específicamente a reportar síntomas de la enfermedad.

Mientras tanto, Costa Rica es uno de los países que coordina con la Organización Panamericana de Salud (OPS) para analizar el avance del virus y tomar las medidas correspondientes.

El Ministerio de Salud del país centroamericano informó que no tiene casos sospechosos, pero añadió que se “activaron desde hace varios días todos los protocolos y se viene trabajando bajo el esquema del sistema nacional de gestión de riesgo”.