economía global

México y el TPP-11: Crónica de un desastre anunciado

Lectura: 5 minutos

Ellos se ríen de mi porque soy diferente.
Yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

El Acuerdo de Asociación Transpacífico es un Tratado firmado inicialmente por Brunéi, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, el 3 de junio de 2005 y que entró en vigor el 1º de enero de 2006.

A partir de 2008, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, Perú y Vietnam declararon su intención de adherirse a este acuerdo. Estados Unidos manifestó su deseo de participar en febrero de 2008.

En 2011, después de haber sido nombrado Subsecretario de Comercio Exterior, el Dr. Francisco de Rosenzweig Mendialdua señaló que “era imposible que México no participara en el proyecto de comercio internacional más grande del mundo”, por lo que en junio de 2012, la Secretaría de Economía anunció la intención de nuestro país señalando que, siendo Estados Unidos nuestro socio comercial más importante, era necesario que participáramos en las negociaciones a fin de defender los intereses de México y orientar las negociaciones a nuestro favor.

Conviene señalar que, desde el momento en que los altísimos funcionarios mexicanos manifestaron la intención de participar en el TPP-12, comenté su incongruencia, pues la nula competitividad de nuestro marco sistémico, frente a los que serían sus seis nuevos socios de Asia y Oceanía en el TPP (Australia, Brunéi, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam), era total y se reflejaba en la negativa evolución de nuestros intercambios con esos países a través de un déficit comercial abultado y creciente en el período 1993-2012, mismo que ascendió a -84,669 millones USD.

Cuando el 23 de enero de 2017, Estados Unidos anunció su retirada definitiva del Tratado, los funcionarios mexicanos, de una manera inexplicable, ilógica e irresponsable, mantuvieron a México en el proceso de negociación exhibiendo un liberalismo dogmático, señalando que “mucho se había trabajado y avanzado” en las negociaciones del TPP-12, por lo que continuaron obcecados con las negociaciones, así como con la promoción de la firma y ratificación de lo que se convirtió en el TPP-11, mismo que resultaba desventajoso para nuestro país en todos sentidos.

En los siguientes seis años, desde que se decidió participar en ese “proceso de integración”, el déficit de México con los seis países continuó creciendo y se duplicó pasando de -7,252 millones USD en 2013 a -14,410 millones USD en 2018, y acumuló un déficit total de -65,849 millones USD en este corto período.

Comentarios

Pareciera que la participación de México en las negociaciones del TPP se realizó por dogmatismo, en aras del libre comercio, pero sin un análisis técnico y razonado, sin tener una base sólida que permitiera conocer adecuadamente las condiciones, riesgos y posibilidades de nuestro país para lograr una actuación exitosa, empezando por la competitividad.

Increíblemente, uno de los argumentos que se esgrimieron como determinantes para participar en ese Acuerdo fue que, a través del mismo, se lograría ampliar la cuota para el acceso del aguacate mexicano al mercado japonés; situación que resultaba totalmente ilógica pues, desde el año 2005, México tenía un acuerdo con Japón mismo a través del cual se hubiera podido manejar bilateralmente, en lugar de llevarlo a un foro multilateral en el que la eventual ampliación de las cuotas tendría que ser compartida con los otros socios. Algunos de ellos resultan competidores directos para México en la producción de aguacate como son los casos de Chile y Perú, así como Nueva Zelanda que, aunque este último ahora orienta su producción a satisfacer al mercado interno, su enorme desarrollo tecnológico en materia de agrícola lo convertirá en un fuerte competidor nuestro, un hecho que en múltiples ocasiones señalé como una incongruencia más de nuestra política de comercio exterior y de la estrategia de promoción.

Los negativos resultados del intercambio en los 20 años precedentes, con los que serían los seis nuevos socios, no fueron suficientes para advertir a nuestros funcionarios del derrotero que seguiría nuestra relación comercial con ese grupo pues, en ese período, se acumuló un déficit de -168,120 millones USD, equivalente al 94.34% del déficit total de México.

Tampoco lo fueron los siguientes seis años del periodo 2013-2018, en que el déficit creció 99% al pasar de -7,252 millones USD a -14,410 millones USD, con un acumulado de -65,849 millones USD, mismo que corresponde al 117% de nuestro déficit total.

Lo peor es que México no percibió la gran oportunidad que hubo de retirarse de las negociaciones del Acuerdo cuando, en febrero de 2016, Estados Unidos decidió retirarse del mismo, en el que parece que fue el único acto coherente del presidente Donald Trump en relación con el comercio internacional, ya que la relación de ese país con Asia, se había traducido en un enorme proceso de desindustrialización por la relocalización de numerosas plantas manufactureras norteamericanas en el continente asiático.

Para México, esta obcecación se convirtió en uno más de la serie de desaciertos y errores que se han cometido en materia de comercio exterior en los 26 años más recientes pues, nuestro país, también había registrado la salida de más de 2,000 empresas exportadoras de nuestro territorio, principalmente norteamericanas, 900 de ellas dedicadas a la maquila.

Como resultado de este proceso, la supuesta integración comercial y productiva que se estableció como objetivo en el TLCAN no se ha logrado y, por el contrario, el resultado ha sido una nociva “Integración de la Importación” con Asia, pues el 30.08% de reducción en la importación que México registró procedente del TLCAN en el periodo 1997-2019, prácticamente se trasladó a Asia.

Así, en los 26 años de apertura comercial instrumentada a través de la firma de TLC’s con 54 países y una apertura comercial basada en una desgravación arancelaria unilateral totalmente ilógica, México acumuló un déficit total de -178,207 millones USD del cual, como se ha señalado, -168,120 millones USD se registraron con los 6 países del TPP-11.

Apuntes finales

El libre comercio es bueno cuando se realiza de una manera inteligente y México le apostó a ese proceso que, durante el período 1994-2000, imprimió enorme dinamismo a las exportaciones y a la economía nacional debido a que las reformas estructurales realizadas en los 80 y principios de los 90, hicieron a nuestra economía muy competitiva.

Desgraciadamente, durante el período de Ernesto Zedillo no hubo reforma alguna que permitiera mantener la competitividad, como tampoco la hubo en los sexenios posteriores, de tal manera que la pérdida de competitividad del marco sistémico, aunado a la carencia de una política de comercio exterior y de una estrategia con programas, proyectos y políticas públicas realistas, ha generado un gran deterioro de nuestro comercio exterior y de nuestra economía porque en este período estas actividades han sido realizadas bajo un esquema de improvisación y simulación. 

Como consecuencia de la serie de incongruencias registradas en relación con el TPP-11, durante los primeros 22 meses de operación del Acuerdo, el déficit con los 6 nuevos socios del TPP-11, continuó elevándose debido a que en dicho período nuestras exportaciones registraron un descenso de -1,095 millones USD, en tanto que las importaciones procedentes de esa región se incrementaron en 3,245 millones USD.

Así, el déficit en ese periodo ascendió a -29,083 millones USD e, incluyendo a Japón, el socio con el que ya teníamos un TLC desde el año 2005, el déficit se elevó a -49,007 millones USD.

La firma del TPP-11 vino a ser lo que en una ocasión llamé la cereza de un pastel amargo e indigesto, pues constituye la culminación de un proceso de deterioro de nuestro comercio exterior que se ha convertido en una pesadilla y una competencia desleal para la planta productiva nacional.


Notas:
Funcionarios mexicanos en la luna”;
México: más teoría y nada de práctica”.


También te puede interesar: México: paradójicamente superávit comercial no tan bueno.

Supuestos equivocados ante la crisis

Lectura: 3 minutos

La crisis económica global es tan desconocida para los gobiernos, como el Covid-19 lo es para las autoridades sanitarias de Europa y América. Lo que es claro a estas alturas es que las medidas fiscal y monetaria ortodoxas para estimular las inversiones productivas no están funcionando, y que la recuperación de actividades no será en forma de “V” como se anticipaba en marzo.

Los asesores en economía ni siquiera están de acuerdo en si ya estamos en recesión, o sólo pasamos por una debacle de proporciones épicas causada por la pandemia. No hay claridad sobre qué hacer para volver al estado anterior de las cosas, o como otros plantan, para resetear el sistema productivo y financiero con un papel más intervencionista del Estado.

En Estados Unidos, el debate entre Trump y Joe Biden se limita al manejo de la política fiscal, los impuestos y la política monetaria. Trump los redujo a los multimillonarios y empresas en diciembre de 2017 y los subió para la mayoría de la clase media, sobre el supuesto (equivocado) de que con ello estimularía las inversiones productivas.

biden y trump
En disputa por la candidatura, Joe Biden vs. Donald Trump.

Lo que sucedió entonces fue una aceleración momentánea, que no se sostuvo; los impuestos que se ahorraron las empresas y los muy ricos no se convirtieron en nuevas inversiones productivas, sino en especulación bursátil.

Lo mismo ha sucedido ahora con los trillonarios paquetes de apoyo a empresas y consumidores en medio de la pandemia, que aparte de haber provocado endeudamiento y déficit fiscal sin precedentes y una mayor desigualdad social, ni las empresas y familias que recibieron los cheques los convirtieron en mayor demanda de consumidores o de inversiones productivas, sino principalmente en ahorro familiar e inversiones especulativas en Bolsas de Valores, que por eso crecen separadas de la economía real.

¿Falló el diagnóstico?, ¿el instrumento fiscal ya no sirve?, o ¿bien manejado sigue siendo útil? El hecho es que los índices de actividad manufacturera en Estados Unidos, de la zona euro y de Japón estaban en zona de recesión real desde el último trimestre de 2019, antes de la pandemia y que, en medio de ésta, la recesión ya es más profunda que la del 2008, comparable o peor que la de la Gran Depresión de 1929.

Los economistas ortodoxos keynesianos argumentan que se ha hecho un mal manejo de los estímulos fiscales, sin los cuales las economías capitalistas no saldrán de su estancamiento secular; los monetaristas, como Stanley Fischer, exgobernador adjunto de la Reserva Federal de Estados Unidos, sostienen que los estímulos fiscales tampoco funcionan, porque además de que provocan endeudamiento público y déficit hacendario, tardan demasiado tiempo en tener efecto.

crisis estados unidos
Imagen: La Voz.

Por supuesto que también se encuentra uno con la opinión de que ni mayor flexibilización monetaria ni estímulos fiscales pueden resolver la recesión porque, como argumenta el británico Michael Roberts, la recesión no se debe a una debilidad de la demanda agregada, sino a la tendencia decreciente de las ganancias de los negocios (utilidades de las empresas como porcentaje del PIB), tendencia que Roberts lleva varias décadas midiendo en 20 economías ricas y emergentes.

Hay una cuarta postura sobre la crisis que enfatiza, no las fallas de instrumentos de política, sino las del sistema por injusto, que produce más de lo necesario y que al distribuir, no satisface necesidades básicas de gran parte de la población mundial.

Según esa perspectiva, la crisis productiva habría comenzado mucho antes de la difusión del Covid-19 y su causa sería la sobreproducción de mercancías que no encuentran compradores, lo que obviamente afecta la tasa de ganancia empresarial e inhibe las nuevas inversiones que se pretendería animar con estímulos fiscales y flexibilidad monetaria.

deuda y crisis
Imagen: WashTimes.

El Informe 2020 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) focaliza el problema en la “hiperdesigualdad” como el mayor obstáculo a la reconstrucción de la economía mundial, y como clave para superarla propone no favorecer a las empresas sino a los trabajadores, aumentando los salarios reales.

Para avanzar en ese sentido, la UNCTAD considera necesario transformar la manera en que las decisiones de política favorecen a unos en perjuicio de otros, como ocurrió durante “cuatro décadas de represión salarial”.

El futuro ya no será, definitivamente, como era antes (desaparecieron certezas básicas) y aún no es claro si llegará a ser más próspero, equitativo e incluyente.


También te puede interesar: Mejor reconciliación que disculpas.

México cae al 16º lugar como economía mundial

Lectura: 4 minutos

De acuerdo con datos del World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional, publicado el 14 de octubre, el desempeño de la economía mundial en 2020, definitivamente será negativo, ya que se prevé que al final del año tendrá una caída de -4.53%.

De las 40 principales economías, sólo seis se estima que presentarán un símbolo positivo en su crecimiento al final del año 2020: Irán con 4.62%, Taiwán 4.09%, China y Vietnam con 3.33%, Suiza 0.43% e Irlanda con 0.25%.

Los otros 34 países registrarán retroceso, teniendo los tres el peor desempeño, Rusia con -25.83%, Egipto con -19.87% y México con -17.13%.

Esta situación dará como resultado que, al final de este año, México caerá un escalón como economía mundial pasando del 15º lugar, posición que ha ocupado desde el año 2009, al 16º en 2020.

Así, del 2001 al 2020, México se presenta como uno de los tres países que más bajo crecimiento registraron con 37%, sólo superado negativamente por Argentina con 28% y Japón con 14%.

economia mundial

Esto también se refleja, de una manera muy drástica, en la participación en la generación de riqueza, pues mientras la población sigue creciendo, la economía mexicana se ha reducido, ya que si en el año 2001 generábamos el 2.25% de todos los bienes y servicios que se producían en el mundo, para el 2020 sólo habremos producido el 1.24%, es decir, -1.01% menos, lo que significa una pérdida de -45%.

Por eso podemos ver que, si en el año 2001, el PIB per cápita mexicano ascendía a 7,544 USD, mismo que era superior al de 14 países del universo de 40 incluidos en este análisis, para el 2020 ascenderá a 8,069 USD, y ya sólo será superior a diez de ellos porque en este periodo habremos sido superados por China, Rusia, Polonia y Malasia.

También habría que señalar que si en el 1981, el PIB per cápita se ubicaba 42% por arriba del promedio del PIB per cápita mundial y, en el 2001 se mantenía 29% por arriba, para el año 2020 terminará -26% por abajo.

Comentarios

El bajo crecimiento de la economía mexicana en los 40 años más recientes ha sido generado por la carencia de una estrategia realista que incida positivamente en el desarrollo del país, en su lugar se ha aplicado un liberalismo dogmático que no ha permitido capitalizar los beneficios que normalmente genera el libre comercio como ha sucedido en otros países.

Si las reformas estructurales realizadas a finales de los años 80 y principios de los 90 generaron una economía muy competitiva que provocó gran dinamismo en la industria, en el comercio exterior y la captación de mayores flujos de inversión extranjera directa, la firma compulsiva de TLC’s con otros 52 países no ha permitido aprovechar las ventajas comparativas que tenemos en relación con nuestros socios del TLCAN. Y, por el contrario, atomizó nuestras reducidas fortalezas, situación que fue agravada por una desgravación unilateral totalmente ilógica, que creó una competencia desleal para la planta productiva nacional al hacerla trabajar con un marco sistémico nada competitivo.

En este sentido, hay que señalar que los beneficios de dichas reformas se fueron agotando y a partir del 2002 en que, otra vez habíamos llegado a ser la 8ª economía mundial, se inició una decadencia enorme que en el año 2009 nos situó en la 15ª posición como economía mundial, mediocridad en la que permanecimos hasta el 2019 y que, para finales del 2020, nos amenaza en situarnos en la 16ª posición.

No obstante, los países que más crecerán en el periodo 2001-2020 son China con 1,041%; Vietnam 732%; Nigeria 507%; India 425% y Rusia 346%. Merece especial referencia Indonesia, pues con 522% de crecimiento es el país que nos desplazó de la 15ª posición.

economia mundial
Imagen: Murcia Diario.

Al respecto, en el periodo 1981-2020, los ocho países que nos rebasaron son: India, Canadá, Corea, Rusia, Brasil, Australia, España y, como ya lo señalé en el párrafo anterior, Indonesia.

En este sentido, Australia, Canadá, España y Corea resultan países verdaderamente emblemáticos, pues con menos de la mitad de la población de México tienen un PIB total superior y, por tanto, un PIB per cápita muy superior al nuestro, es decir, resultan mucho más competitivos y productivos que nosotros.  

Por lo que se refiere al PIB per cápita mexicano, pasaría de la 42ª posición en 1981, a la 76ª en 2020. Sin duda, enormes retrocesos que sólo reflejan decreciente generación de riqueza y la reducción de oportunidades para grandes núcleos de la población que, para satisfacer sus necesidades más básicas, sólo tienen como alternativas dedicarse a la economía informal, emigrar o, desgraciadamente, ingresar a las filas de la delincuencia.

Apuntes finales

El bajo crecimiento de la economía mexicana ha sido generado por problemas estructurales que nuestros teóricos no han podido ni sabido resolver, pues nunca han trabajado en la realidad y miran hacia modelos, teorías y dogmas orientados más hacia el exterior, utilizando a los TLC’s y la desgravación unilateral como instrumento y base de nuestra política de comercio exterior; sin pensar ni considerar la realidad mexicana y, en políticas públicas, que mejoren las condiciones de competitividad para que la planta productiva nacional pueda trabajar en un clima de confort, y sin pensar en una estrategia integral de promoción, con una reestructuración adecuada.

La situación, especialmente por la pandemia que estamos sufriendo, obliga a redoblar los esfuerzos y dejar a un lado las teorías exóticas, la simulación y la improvisación que ha caracterizado al fomento, al comercio exterior y a la promoción de las exportaciones y de la inversión extranjera directa.


También te puede interesar: México en el TPP-11 a 20 meses de operación.

Uno de los peores desempeños económicos entre 195 países

Lectura: 5 minutos

Lo más relevante en relación con la estimación para la economía mexicana del Informe de Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional, publicado el 13 de octubre, no es que mejore el pronóstico respecto a la actualización de junio, de -10.5 a -9% este año y de 3.3 a 3.5% el próximo. Mucho más valioso es, como recurso para ubicarnos, la comparación con 194 países. Lamentablemente, ahí quedamos muy mal.

En realidad, nadie sabe cuándo saldremos de la crisis de salud para tener alguna certeza sobre la salida de la crisis económica. En esas condiciones, el margen de error predictivo pasa de las décimas de los años normales a los puntos porcentuales de un año como éste, que el propio FMI califica como el de la peor crisis desde la Gran Depresión y de “un ascenso largo, desigual e incierto”. Es más útil revisar la posición relativa vs. los demás países. Sobre esa base, no únicamente ponderar la caída de este año y el repunte del próximo, sino en qué estado nos sorprendió la pandemia y cómo pinta el mediano y el largo plazos.

Si hacemos ese ejercicio, no sólo presentamos uno de los peores perfiles del ciclo recesión-recuperación entre economías grandes y emergentes, incluyendo a otras más atrasadas o de menor tamaño, pero significativas por población u otros factores de peso. Quitando a naciones que no están en el FMI o de las que no hay datos, como Cuba o Siria, así como a las que enfrentan calamidades como guerras o caos y penuria económica previos, podemos concluir que, contrario a lo que se nos dice desde las conferencias presidenciales mañaneras de que somos casi un ejemplo, estamos entre los tres países con peores datos, junto con Argentina y Ecuador.

De 195 economías, 38 presentan un pronóstico de caída de -9% o más, el 19%. De estos, 12 son países insulares, la mayoría dependientes casi completamente del turismo. Como Fiyi, que caería -21% este año, o Aruba. Unas seis naciones grandes enfrentan situaciones bélicas o de Estado fallido, como Libia, en guerra civil y que se desplomará 66% este año; Zimbabue, que ha tenido el menor Índice de Desarrollo Humano del planeta; o Venezuela y su tragedia: contracción de -35% en 2019 y -25% este año.

economia global
Imagen: Pexels.

Si al grupo restante le sustraemos otros siete países pequeños que por circunstancias diversas han visto acentuada su recesión, desde el rico Macao hasta nuestro vecino Belice, quedarían 13 economías de más peso, ya sea por su tamaño o relevancia internacional, y a eso añadimos naciones hermanas. Las cito por orden de su PIB: India, Reino Unido, Francia, Italia, España, México, Argentina, Portugal, Perú, Grecia, Ecuador, Panamá y El Salvador.

De esos países, 11 tendrían contracciones superiores a la nuestra (la excepción es El Salvador, con -9%). Nuestro hándicap está en las otras dos variables: de dónde venimos y a dónde vamos. Resalta el caso de India: cae -10.3%, pero se recupera en cerca del 9% en 2021 y crecería casi al 8% en promedio anual en los próximos cinco años. 

Hacia atrás, los únicos de ese grupo que llegaron al año del Covid-19 con números rojos somos nosotros y los argentinos: 0.3 y -2.1% en 2019, respectivamente. Ese año, sólo 17 de los 195 países experimentaron una contracción.

Hacia delante, los países de la selección que presentan los rebotes menos vigorosos en 2021, contraponiendo caída y repunte, somos, en orden ascendente, Argentina, Perú, Ecuador, España, México, Italia y Grecia. De ese año al 2025, con un promedio anual de 2.4%, nosotros tendríamos el rendimiento más bajo, sólo por encima de Italia y Ecuador.

Así, aunque Perú se precipita casi -14%, retomaría su dinámica de los últimos años con un crecimiento sólido de cerca del 5% hasta 2025. España, con el que tanto nos compara nuestro presidente, aparte de solicitarle una disculpa por la conquista de Tenochtitlan, se desplomaría casi -13%, pero después avanzaría casi al 4% anual. Estos países sí lograrían esa tasa que se nos prometió para superar el “crecimiento mediocre” del “periodo neoliberal”.

desempeno economico
Imagen: El País.

Claro, eso era antes de que oportunamente se adujera que los datos que importan no son los del PIB, sino los de la felicidad del alma. Como sea, con los del FMI, comparables para todo el mundo, quedaríamos entre los cinco países de cierto tamaño con un panorama económico menos favorable o más sombrío, según se quiera ver al vaso medio lleno o medio vacío.

Quizá por encima de Argentina y Ecuador, ambos con contracciones de -11%, aunque el primero tendría un crecimiento ligeramente mayor a mediano plazo y el segundo apenas se salvó de una recesión en 2019. Los otros dos serían Italia y Grecia. El primero cae casi -11% y presenta un panorama similar al nuestro hacia delante, pero es un miembro del G7; en cuanto a Grecia, quedaría cerca del -10% este año, pero luego crecería al 3.3% en promedio anual.

De cierta forma, para ubicarnos y, sobre todo, movilizarnos, bastaría con los datos de todos los países emergentes y en desarrollo: 3.7% en 2019, -3.3% en el año de la pandemia, 6% en el de la recuperación y 5.1% en los próximos cinco años. El doble que México en todo.

Si no hacemos más, el sexenio de la Cuarta Transformación acabaría con un saldo de franco estancamiento en términos de crecimiento: 0.13%. Muy por debajo del 2% de los últimos 20 años y tres sexenios. Claro, en ninguno enfrentamos una crisis global como ésta, aunque sí recesiones en 2001 y 2008.

Esa sería otro debate. Por ahora, desde la perspectiva económica convencional, si bien quizá no desde algún paquete de “otros datos” de “economía moral”, en este sexenio el PIB por habitante descendería más de 5%, para acabar como estábamos hace unos ocho años. En suma, con una economía más chica y más pobre. Hay alternativas: el propio FMI acaba de recomendarnos algunas, paradójicamente más alejadas del canon neoliberal que varias de las seguidas por nuestro gobierno. Hablemos más de realidades y soluciones: definitivamente es más productivo que la polémica sobre el penacho de Moctezuma o una consulta constitucional con una pregunta sin sentido.

desempeno economico

También te puede interesar: La decisión de la Corte: Simulaciones y concesiones.

Evolución de los flujos de Inversión Extranjera Directa 1994-2019

Lectura: 5 minutos

Ellos se ríen de mi porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

De acuerdo con los datos publicados por la UNCTAD, en el año 2019 el total de los flujos de Inversión Extranjera Directa ascendió a 1,539,880 millones USD, lo que representó un incremento de 2.99% con respecto al 2018.

El país que mayor incremento registró en la captación de capitales extranjeros bajo el esquema de IED fue Chipre con 638% al pasar de 3,285 millones en el año 2018 a 24,248 millones USD en 2019, seguido de Rusia, Bélgica, Suecia, Portugal, Indonesia, Vietnam, China, Estados Unidos y México, en vigésimo quinto lugar, con una tasa negativa de -5.25% al caer de 34,746 millones USD a 32,921 millones USD, es decir, un decremento de -1,825 millones USD.

El principal destino de la IED fue Estados Unidos que captó 246,215 millones USD equivalente a 15.99% del total mundial, seguido de China, Singapur, Holanda, Irlanda Brasil; Hong Kong; y México en décimo sexto lugar con una participación de 2.14%.

Conviene señalar que para el periodo 1994/2019, el acumulado de la IED mundial fue de 30,083,087 millones USD, siendo Estados Unidos el principal país en captación de estos flujos con 5,329,476 millones USD, equivalente al 17.72% del total.

Le siguen en orden descendente China, Reino Unido, Hong Kong, Holanda, Brasil y, en 19º lugar, México con 479,832 millones USD, con 1.6%.

En el mismo periodo, el crecimiento de la IED mundial registró una tasa de 504%, siendo Chipre el país que mayor tasa de crecimiento registró con 32,231%, con respecto a 1994. Emiratos Árabes Unidos, Irlanda, Islas Vírgenes UK e Islas Caimán son los otros países que completan el grupo de los 5 países que mayor incremento registraron, y México se ubicó en el 26º lugar con una tasa de 200%, seguido de Perú, Francia y España.

En valor, el crecimiento de la IED mundial fue de 1,284,970 millones USD y los países que mayor incremento registraron están encabezados por Estados Unidos con 201,120 millones USD, seguido de China, Singapur, Irlanda, Holanda y en 18º lugar, México con 21,948 millones USD.

Finalmente, el promedio de crecimiento anual del valor de la IED Mundial en los 25 años más recientes fue de 1,203,323 millones USD, también encabezados por Estados Unidos con 213,179 millones USD y seguido de China, Reino Unido, Hong Kong, Holanda y, en 19º lugar, México con 19,193 millones USD.

flujos de inversion

Comentarios

En 1990, cuando México propuso la firma de un TLC a Canadá, los canadienses manifestaron la necesidad de que fuera un Acuerdo Trilateral a fin de que los beneficios no se concentraran en Estados Unidos dado que sería el único país que tendría acceso preferencial a dos mercados, motivo por el cual se acordó que los tres países participaran en lo que sería el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: TLCAN.

Los tres primeros objetivos de dicho acuerdo se definieron como:

Establecer un área de Libre Comercio en América del Norte, buscando una integración comercial y productiva en lo que sería el mercado más grande del mundo, con una población de cerca de 400 millones de personas, lo que generaría un Producto Regional Bruto de más de 9 billones USD (1994).
Aprovechar las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida e,
Incrementar la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional y en el internacional.

Estos objetivos permitirían cumplir con un cuarto objetivo que era el:

Aumento de la inversión extranjera directa en la región.

El primer año de vigencia del TLCAN parecía que el 4º objetivo se cumpliría pues, en 1994, México recibió una cifra récord de IED de 10,973 millones USD, con un incremento de 150% con respecto al año precedente.

Esto representó la captación del 4.3% del total de la IED mundial, sin embargo, a partir de 1995 la proporción de participación de México fue variable y con una tendencia decreciente que sólo en los años 2001, 2002 y 2013 mostraron alto nivel debido a la venta muy importante de activos mexicanos a extranjeros, aunque sin llegar al porcentaje del año 1994.

Así, en el año 2019, México se situó en el 19º lugar como destino preferido y el porcentaje de captación descendió a 2.14%. Para el periodo 1994/2019 fue de sólo 1.6% ocupando también el 19º lugar.

Esto fue consecuencia de la imposibilidad de lograr una integración comercial y productiva con sus socios, pues ninguno de los otros objetivos se alcanzó ya que no hubo una estrategia que permitiera aprovechar las ventajas comparativas, lo que se tradujo en decreciente competitividad de México por lo que nuestro país se perdió atractivo para los inversionistas extranjeros.

Así, numerosas empresas extranjeras (principalmente norteamericanas) abandonaron el territorio mexicano, entre ellas más de 900 maquiladoras, así como también lo hicieron algunas empresas mexicanas y numerosas empresas norteamericanas establecidas en Estados Unidos, que trasladaron sus procesos manufactureros a Asia.

La decreciente competitividad del marco sistémico mexicano fue agravada por la carencia de una estrategia realista de promoción de IED y la firma compulsiva de TLC’s con 54 países que lo único que provocaron fue que las reducidas fortalezas de nuestro país se atomizaran.

Así, el 5º objetivo y el más importante del TLCAN de crear empleos y elevar el nivel de la población tampoco se pudo cumplir.

Como consecuencia, los retrocesos económicos de México durante la vigencia del TLCAN y particularmente a partir de 2001 en que entraron en vigor los TLC’s con 54 países y los APPRIS con 33 países, fueron enormes pues caímos de la 8ª posición como economía mundial a la 15ª; nuestro valor agregado en las exportaciones se redujo de 59% a 37%; y nuestro PIB Per Cápita pasó de la 42º al 72º lugar.

Lo sorprendente de esta situación es que durante el periodo 1980/1993, el porcentaje de captación de IED captada por México –sin que hubiera algún TLC o APPRI– fue superior al porcentaje captado en el periodo 1994/2019 en el que, prácticamente, ya estaban en vigor los TLC’s firmados con 54 países y los 33 APPRIS, que supuestamente iban a generar mayor afluencia de IED hacia nuestro país, mayor riqueza y mayor bienestar para todos los mexicanos.

flujos de Inversion Extranjera Directa

Apuntes finales

Sin duda, los resultados obtenidos del TLCAN han sido desastrosos debido a que nunca hubo complemento alguno que permitiera aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el mismo ni con los otros países 52 países; por eso, el creciente número de los países con los que han firmado un TLC y con los que registramos un déficit comercial.

Sin embargo, aún resulta peor con los países con los que no tenemos TLC’s ya que, debido a la desgravación unilateral totalmente incoherente que han implementado los funcionarios encargados de la política de comercio exterior, el número de países con los que registramos un saldo negativo pasó de 109 en 1993, a 133 en 2019; y para el periodo 1993/2019 alcanzó a 151 países, con un déficit acumulado de -2,200, 173 millones USD.

tabla de flujos.

Por lo que se refiere a la IED, según hemos visto, nuestra participación en la captación de flujos ha sido decreciente y de mala calidad, ya que gran parte de la IED que llega a México es de compra de activos, que son operaciones que en ocasiones no generan los beneficios de las Nuevas Inversiones.

Sin duda, para lograr el desarrollo económico de México hay que reestructurar y replantear la política de competitividad, de fomento, de comercio exterior, de promoción de exportaciones y de IED, definiendo una estrategia integral con programas, proyectos y políticas públicas realistas que permitan terminar con las enormes regresiones que han caracterizado a nuestro país en los 25 años más recientes.


También te puede interesar: México sigue empeorando con el TPP-11.

El tobogán

Lectura: 3 minutos

Joan Rega.

Después de medio año de creciente incertidumbre nacional, los malos augurios de crecimiento de la economía no dejan de emerger, tanto desde las instituciones financieras, nacionales como extranjeras. Ello a pesar de ser sistemáticamente negados y, a veces, ridiculizados desde la más alta tribuna política del país y de negar totalmente la relevancia de indicadores económicos, tales como el Producto Interno Bruto (PIB) y el empleo. 

El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su World Economic Outlook de junio, redujo el crecimiento global previsto para 2020 en 1.8 puntos para estimar una tasa de (-) 4.9%. Obviamente en esta reducción México no queda exento. Después de los escenarios de decrecimiento adversos para 2020 presentados por el Banco de México (Banxico), siendo el de mediana severidad que “daría lugar a una caída del PIB de -8.8% en 2020 y un crecimiento de 4.1% en 2021”, el FMI estima una contracción (-) de 10.5% del PIB de México.

Contracción no muy lejana a la estimada para los países desarrollados, como Estados Unidos de Norteamérica (-8%), Francia (-12.5%), Italia (-12.8%), entre otros; siendo algunos de los de menor contracción, Japón (-5.8%) y Alemania (-7.8%).  La pregunta es explicar por qué las contracciones de esos países desarrollados parecen no ser muy diferentes a la de México. 

La explicación podría ser que en tanto en las economías desarrolladas la actividad del mercado es altamente formal, en México es significativamente informal. Por lo que los grandes esfuerzos de apoyos fiscales y monetarios en los países desarrollados han rendidos frutos, la ausencia de ellos en México ha hecho contraer profundamente la economía, el empleo y la ocupación.

tobogan
Imagen: Stock Images.

Esta aseveración queda sustentada en el hecho de que la estimación del decrecimiento de la economía mexicana es una de las más altas dentro de economías emergentes y de los países en desarrollo, según las denominaciones del FMI. A guisa de ejemplo, mientras el promedio de decrecimiento en ese tipo de países en promedio será del (-) 3%, México se estima será de un poco más de tres veces.  Será el decrecimiento por arriba de Brasil, India, Nigeria, Sudáfrica, entre otras manos.

Así, la realidad es muy necia y la contracción económica nacional continuará acelerándose en un entorno internacional adverso. Si se da lo estimado por el FMI y se alcanza la recuperación estimada de 3.3% para 2021, la economía mexicana quedaría abajo 7 puntos en relación al PIB de 2019. Lo cual haría prever que la recuperación plena sería alcanzable a fines del 2022 o en 2023. Lo más probable, en la perspectiva de los acontecimientos de las decisiones financieras y económicas nacionales palaciegas, apenas en 2024 alcanzaríamos a tener el PIB que se logró en 2019 en términos reales.

El costo político del desastre productivo y de empleo parece no importar políticamente a nadie. Ni al gobierno federal, ni a la oposición en ciernes. Pero su costo político puede estar manifiesto en 2021 y 2022. Después de que el COVID-19 es parte del devenir cotidiano de los mexicanos, vale la pena recordar que en la política como en la vida no hay torta gratis.

Bien podríamos decir que políticamente es la torta lo que ahora importa en México, como bien parece haberlo entendido ya desde hace tiempo el gobierno. Pero difícilmente los dineros públicos alcanzarán para todos. Mientras seguiremos entretenidos con los fuegos fatuos.


También te puede interesar: Tiempos de pandemia y de desventuras

Conferencia “Hacia un nuevo paradigma del desarrollo global sustentable y el COVID-19”

Lectura: < 1 minuto

La pandemia ha generado además de una problemática sanitaria, una inminente crisis económica y social, quizás sin precedentes en los últimos 100 años debido a su alcance mundial. Por eso hay una necesidad urgente de diseñar un nuevo paradigma para el desarrollo global sustentable. La humanidad se encuentra en uno de los momentos de mayor progreso de desarrollo científico e innovación, pero simultáneamente vivimos una serie de contradicciones. Nunca habíamos tenido el nivel de destrucción a la naturaleza que ahora ha provocado el hombre.

Cerca de 4 mil millones de personas, más de la mitad de la población mundial, se encuentra en situación de pobreza, hambre, con enfermedades, conflictos bélicos, guerras, migraciones, el cambio climático, y el agotamiento de muchos recursos naturales.

Hay indicadores del mundo escalofriantes: 55% de la población mundial no tiene acceso a la protección social; 736 millones de personas viven en pobreza extrema en 2015; 821 millones de personas padecían desnutrición en 2017; 750 millones de personas son analfabetos, de los cuales dos tercios son mujeres; 785 millones de personas en 2017 aún no contaban con servicios básicos de agua potable.

Si la población sigue creciendo aceleradamente y los modelos económicos continúan basados en la destrucción de la naturaleza, el mundo llegaría a un colapso gradual en el siglo XXI.

El Maestro Gerardo Gil Valdivia, expone todos estos puntos en la videoconferencia que se transmitió el 4 de junio a través de la Embajada de México en Colombia. A continuación el enlace desde Facebook:

https://www.facebook.com/EmbamexCol/videos/2698533793804973/

También puede interesarte: Recuperación de la crisis del COVID-19, el Pacto Verde y la Agenda Digital.

Crisis y esperanza en una mejor normalidad

Lectura: 3 minutos

Las crisis, como las que estamos padeciendo en el mundo entero, dejan al descubierto los problemas y pocas veces las soluciones, pero siendo profundas como la sanitaria, la económica y la geopolítica, dan lugar a la esperanza de que la nueva normalidad sea mejor que la que originó la crisis.

Entre la identificación de los problemas y la esperanza de cambios, el Washington Post quiso dejar muy clara su perspectiva al encabezar un editorial de la casa el 20 de marzo pasado señalando que, “O muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana”.

Se refería a una de las crisis contemporáneas que ha venido gestándose durante décadas, que es la del modelo económico causante de desigualdades extremas y polarización política y social en Estados Unidos y por extensión, a otras partes del mundo; ese modelo ya no tiene soluciones de fondo.

hegemonia y covid-19
Imagen: La Kolmena.

También el equipo editorial del New York Times se refirió el 9 de abril pasado al agotamiento de ese modelo y a la esperanza de que la nación vuelva a ofrecer seguridades de una libertad ciudadana basada en la estabilidad y la prosperidad. La seguridad humana a la que hay que aspirar, es a la ausencia de miedo, ausencia de necesidades, ausencia de víctimas de desastres, confianza en un estado de derecho y regocijo en la diversidad cultural, escribe Úrsula Oswald en un artículo indispensable.

Pero no sólo estamos ante el agotamiento del modelo económico, sino que se nos cruza otra crisis en peligroso estado de descomposición y polarización política, que es la decadencia de la hegemonía global que ha ejercido Estados Unidos desde 1945.

Tras el colapso de la Unión Soviética y el fin de la guerra fría, el poderío militar y económico estadounidense conformó un mundo unipolar, pero China ya entró a la disputa por la hegemonía global con Norteamérica y cuenta, para ello, con capacidades científicas en respaldo de su competitividad comercial, que está convirtiendo en una estrategia monetaria para desafiar el monopolio del dólar estadounidense.

No se resolverá en pocos años ni estará ausente de caos y violencia.

Xi Jinping y Donald Trump
Grafiti del Parque del Muro, en Berlín (EFE; El Clarin).

China aprovechó el frenón económico global, forzado por la pandemia del COVID-19, para presentarse como la primera nación en operar una moneda virtual con respaldo del Banco Central, es decir, sustituta del papel moneda; el sistema se puso a prueba a fines de abril en cuatro ciudades.

El China Daily, periódico dirigido a la audiencia internacional que el gobierno suele usar como guía de su política, explicó que “Una moneda digital soberana proporciona una alternativa funcional al sistema de pagos en dólares” –cimiento y base de la hegemonía global estadounidense–, y agrega el diario que el dólar estadounidense y el digital soberano de China pueden operar como sistemas de pagos uno al lado del otro “o, si es necesario, de forma mutuamente excluyente”.

La buena noticia para México es que la guerra entre Estados Unidos y China por la hegemonía global, ampliará las oportunidades del sector exportador de nuestro país.

moneda digital china
Imagen: Getty Images.

La mala noticia es que el sector exportador no jala al resto de la economía y que, en ausencia de una política industrial, el riesgo es que se profundice la integración asimétrica con Estados Unidos, cuyo desplazamiento gradual como potencia imbatible la hará cada vez más peligrosa; AMLO ha logrado sosegar al neofascista Trump, pero las estrategias estadounidenses serán cada vez más desesperadas, con Trump o un demócrata en el gobierno.

Una esperanza para México de tener un lugar en la recomposición geopolítica que causará el traslado del eje económico y político del mundo al Asia oriental, es que se recupere la presencia y liderazgo que perdió en gran parte de América Latina y ganar con ello peso en las negociaciones que vienen.

También puede interesarte: Créditos al salir de la pandemia.