Economía

Inversión privada en lugar de pública

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El martes se anunció un “empujoncito” al crecimiento de las inversiones privadas y, por consecuencia, de la economía; se trata del publicitado “Acuerdo Nacional de inversión en infraestructura del sector privado”. Es la mejor, y quizás la última oportunidad que tiene la 4T para empujar la inversión privada a ocupar su lugar como motor del crecimiento de la economía.

Las inversiones privadas reaccionan a dos cosas: al estímulo de la demanda de los mercados y a ciertos factores intangibles que configuran lo que llaman “confianza”.

El caso es que el crecimiento ha estado frenado durante décadas porque no ha habido inversiones, primero debido al estancamiento del mercado interno y ahora, además, porque el cambio de régimen que representa la 4T ha generado expectación en cuanto al sentido y congruencia de los cambios.

El meollo del acuerdo anunciado el martes, es que la inversión en infraestructura física productiva, es decir, rentable (carreteras, electricidad, telecomunicaciones, agua, infraestructura ferroviaria, puertos y aeropuertos) corra mayoritariamente por cuenta de capitales privados, mientras que los recursos públicos se asignan prioritariamente a Pemex.

Inversion
Ilustración: Nexos.

El objetivo del acuerdo es alcanzar una inversión anual en infraestructura equivalente a 5% del PIB, lo que implica remontar desde el 1.8% al que la dejó caer el gobierno de Peña en 2018; pero el esfuerzo sería privado, dado que la inversión pública que contempla el presupuesto de egresos bajaría a 1.3% del PIB en 2020, sin considerar a Pemex.

Si el empresariado cumple lo que acordó desde el primer trimestre del próximo año, se empezarían a trabajar las 72 obras calendarizadas para el 2020, con más de 431 mil millones de pesos de inversión privada y un tercio más, pública. Entre 2021 y 2024 se realizarían otros 75 proyectos. Serían en total, sólo para infraestructura, casi 860 mil millones de pesos empresariales y en enero se acordarían las inversiones, también de capital privado, en electricidad y petróleo.

Obviamente se trata de proyectos que pueden tener un retorno de inversión lucrativo, lo cual depende, en última instancia, de la demanda del mercado por el uso de aeropuertos, carreteras y demás, es decir, de la capacidad de compra de los consumidores.

Esa capacidad debe ir creciendo en el país; un mérito del gobierno, es haber roto la tendencia a la contención de los salarios y haber propiciado su aumento real, en favor de una mayor equidad de ingresos, por primera vez en décadas.

Inversionista.
Ilustración: Victor Aguilar Rua.

También fortalecen el consumo de los hogares las remesas de los trabajadores en Estados Unidos (35 mil millones de dólares este año) y programas como “Sembrando Vida” en el medio rural (que tiene fines productivos) y otros, muy cuantiosos, de carácter asistencial.

El otro factor clave de las inversiones conforme a los mercados, son las exportaciones, que por falta de visión estratégica se concentran hacia el sector manufacturero de Estados Unidos; crecieron durante 25 años, pero dejó de ser así porque ya no lo hace la industria estadounidense.

Las exportaciones fueron el motor principal del crecimiento económico (bajo) en el neoliberalismo, que se tendría que reemplazar por la integración de cadenas de valor en el mercado interno.

En cuanto a los factores de confianza que mueven las decisiones de inversiones empresariales, en el acuerdo de inversión privada al que nos hemos referido se compromete explícitamente el gobierno a seguir reglas y emitir “mensajes claros que generen confianza y estabilidad para invertir”, a eliminar barreras burocráticas, a preservar la estabilidad macroeconómica y a fortalecer el Estado de derecho.

¿Será mucho pedir que empresarios y gobierno cumplan lo acordado?

¿Quién tiene la culpa en la demora del T-MEC?

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Lograr la ratificación del T MEC tratado 2019 puede estar tan lejos como cerca. Nancy Pelosi dice sí pero no cuándo y Donald Trump la culpa de la demora.

“Por culpa de Pelosi, México y Canadá están listos para dejar el T-MEC” advirtió el presidente Donald Trump en su cuenta de Twitter al descalificar el rol de la legisladora como líder demócrata en la Cámara.

Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, se ha convertido en la figura clave de la ratificación del T-MEC, un acuerdo comercial que marca la normatividad de la relación entre México, Estados Unidos y Canadá.

Con el proceso electoral a la vuelta de la esquina el presidente Donald Trump se enfrenta a un proceso de juicio político que pone en riesgo su reelección, además de sentir que tiene el tiempo contra reloj para lograr concretar la ratificación de un acuerdo comercial que él mismo llamó a revisar y que por meses tensó la relación con los vecinos.

“Nancy Pelosi pasará a la historia como la presidenta de la Cámara menos productiva de la historia (…) México y Canadá, después de esperar 6 meses para la aprobación del acuerdo, están listos para dejarlo , ¿y quién puede culparlos?”, publicó en su cuenta de Twitter.

Los mensajes emitidos el martes 19 de noviembre, se vieron cargados de acusaciones contra la líder demócrata. Trump culpó directamente a Nancy Pelosi de retrasar el avance en el proceso de aprobación del nuevo acuerdo comercial porque quería asegurarse votos para el posible juicio político en su contra.

“(Pelosi) solo quiere centrarse en el juicio político, que es solo un pequeño sueño que tiene (…) Y me han dicho, quiero decir, quién sabe si esto es así, pero creo que es así, que está usando el T-MEC porque no tiene los votos de juicio político”, dijo 

“Pelosi no puede sacarlo de su escritorio. Simplemente no puede hacerlo. Creo que esta mujer es muy incompetente. Todo lo que tiene que hacer es someterlo a votación”

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Pelosi dice sí, pero no dice cuándo

En la segunda semana de noviembre, Pelosi tuvo una reunión sobre comercio con unos 40 representantes demócratas de primer año, así como con el presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales, conocida como AFL-CIO, Richard Trumka, durante una audiencia de juicio político, según una persona que estuvo presente y pidió no ser citada.

Ahí, Trumka describió las preocupaciones de su sindicato sobre el T-MEC, que incluyen el compromiso de México de revisar sus leyes laborales, destacó la fuente.

Agregó además que Trumka solicitó a los demócratas de la Cámara de Representantes que suspendieran el apoyo al T-MEC hasta que la administración de Donald Trump realice más cambios y genere mayor certidumbre en temas laborales.

Por otra parte, el presidente del Comité de Medios y Arbitrios, el demócrata Richard Neal de Massachusetts, señaló más temprano que el acuerdo podría estar terminado para Navidad.

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Tensiones de Fin de Año

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En unos días se cumplirá el primer año del gobierno actual y las comparaciones obligarán a un nuevo debate sobre el estado en que se encuentra el país, por lo que antes de enredarnos en las opiniones basadas en nuestras preferencias, vale la pena abrir el debate sobre algunos de los rasgos que han marcado estos 12 meses de cambio de época.

Sin duda, uno de los puntos de referencia para evaluar a esta administración es la seguridad pública. Este ha sido un rubro que continúa como la gran tarea pendiente del gobierno en turno, aunque haya heredado un enorme problema que parece no tener una solución inmediata, pero si nos guiamos por los mismos números oficiales, las tendencias delictivas no han variado y, en muchos casos, la incidencia aumentó en diversos crímenes.

Falta tiempo para valorar si la llamada estrategia de pacificación funciona, aunque en este aspecto la demanda social es permanente y aglutina a todos los segmentos de la población mexicana. Sabíamos que era un reto inmenso, el cual no se iba a resolver por arte de magia; sin embargo, los avances son mínimos y las acciones ejecutadas, como la Guardia Nacional, están en proceso de arranque.

Con sus excepciones, el mapa delictivo del país se mantiene prácticamente sin cambios, porque se trata de estados y regiones en los que existen rutas de logística y tráfico de bienes ilegales (y personas) que fondean el lucrativo negocio del crimen organizado. Así que, cuando el Presidente de la República dice que hay entre 15 y 18 estados en los que no ocurrió ningún homicidio, ese es un dato verdadero, a pesar de que en la otra mitad del territorio se libran auténticas batallas y proliferan las ejecuciones, lo que no ayuda a la suma final de víctimas.

Guardia Nacional.
Ilustración: Rosario Lucas.

El combate a la inseguridad será el desafío del segundo año de esta administración –y posiblemente del sexenio– en tanto el ataque a las causas, piedra angular de la estrategia, no surta efecto. Evitar que los jóvenes se enganchen a grupos delincuenciales, frenar el tráfico de armas desde los Estados Unidos, reducir el número de personas con adicciones y generar empleos dignos que compitan con aquellos que ofrece el crimen, bajo la falacia de un estilo de vida que sólo existe en las series de ficción, tendrán que brindar resultados pronto.

Ya para diciembre, es probable que los recursos directos de los programas sociales se reflejen en el consumo, lo mismo que las remesas, la principal vía de ingreso familiar de millones de mexicanos que, seguramente, cerrarán con un alza récord en 2019.

Estos pronósticos nos llevan a analizar este año otra de las principales preocupaciones sociales: la economía. Si bien no estamos en una recesión y el manejo de las finanzas es responsable, México sigue más o menos igual que el año anterior, es decir, no crecemos o lo hacemos de manera marginal; y un país con la ubicación, el bono demográfico y los recursos nacionales como éste no puede explicar un magro desarrollo y menor crecimiento.

Tampoco en esta materia el gobierno es el culpable solitario. Desde el año pasado, ya con la elección presidencial resuelta, la inversión empezó a contraerse y los sectores más dinámicos, que coincidían con algunos de los más aquejados por la corrupción, frenaron sus planes hasta poder contar con mejores elementos de juicio acerca de una administración que había arrasado en las urnas precisamente con un discurso en contra de los amiguismos y las componendas que tanto marcó a su predecesor.

Inseguridad.
Imagen: Pinterest.

Este frenazo, al que se le sumó la cancelación de permisos de construcción, programas financiados por el gobierno federal, de manera directa o a través de las administraciones de los estados, y diversos apoyos que se trasladaban a organizaciones y sectores políticamente afines, terminaron por detener muchas de las intenciones de inversión.

Apenas hace unas horas, el empresario más destacado del país urgió a darle una “sacudida” a la adormilada economía nacional por medio de la inversión privada; el presidente coincidió y en unos días habrá anuncios sobre programas de infraestructura, vivienda y de los proyectos más emblemáticos que prometió desde su campaña.

Una vista preliminar al paquete presupuestal del próximo año anticipa que los programas sociales quedarán asegurados, destinarán millones a los proyectos del gobierno y orientarán muchos más recursos de la austeridad gubernamental hacia los sectores menos favorecidos.

No obstante, lo anterior le pegará al empleo en el sector de gobierno (tal vez el más importante) y la iniciativa privada no podrá absorber ni siquiera la mitad de esos despidos, sin la seguridad de que el gasto oficial va a fluir en el primer semestre del año.

En resumen, han sido doce meses en los que la única constante fue el cambio político y económico, con un común denominador de incertidumbre y aprendizaje de nuevas señales, en casi todas las esferas de la vida pública.

Aviso que esas tensiones no nos abandonarán en 2020 y vienen otros factores que harán todavía más inestable el escenario: una ratificación del T-MEC con condiciones, en medio de un juicio de destitución y la que podría convertirse en la campaña presidencial más encarnizada en la historia de los Estados Unidos, con todo lo que ello representa.

En conclusión: esto apenas comienza.

Huawei y Estados Unidos: ¿la vida es bella?

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Como en la bella película de Roberto Benigni, “La vida es bella”, en donde un padre judío busca proteger a su hijo de la violencia y del racismo del fascismo alemán en un campo de concentración, lo cual no logra (por cierto), pareciera que también en el caso de la relación entre Estados Unidos y Huawei “la vida es bella”: apenas el 18 de noviembre de 2019 el Departamento de Comercio anunció, en un escueto escrito, que la institución “extiende a Huawei una Licencia General Temporal”. El escrito señala en un par de líneas que el Departamento de Comercio de Estados Unidos –y puntualmente su Buró de Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés)– prolongó por 90 días una Licencia General Temporal para que la empresa china Huawei, así como sus filiales, continuaran con sus actividades en Estados Unidos, incluyendo las compras de Huawei por parte de empresas estadounidenses y sus actividades en el propio Estados Unidos. El mismo escrito del Departamento de Comercio subraya que Huawei continuará siendo monitoreada estrictamente como parte de las empresas monitoreadas (Entity List), bajo los controles de las exportaciones y la seguridad nacionales de Estados Unidos y concretamente la Ley Internacional de Poderes Económicos de Emergencia (IEEPA, por sus siglas en inglés) de 1977.

El tema es significativo desde varias perspectivas

Por un lado, Estados Unidos sigue exigiendo a Canadá la extradición de Meng Wanzhou desde 2018, hija del fundador de Huawei y responsable principal de las actividades financieras de Huawei, por haber violado justamente un grupo de leyes vinculadas con la seguridad nacional y las exportaciones de Huawei a Irán hace décadas. Permitir las actividades de Huawei con sus proveedores y clientes en Estados Unidos, aunque fuera temporalmente, pareciera contravenir a las exigencias legales estadounidenses.

En segundo lugar, en un publicado por Ana Swanson en el New York Times el 15 de noviembre de 2019, señala que la principal problemática doméstica en Estados Unidos es que un grupo de servicios inalámbricos en zonas rurales –con tecnología 3G y 4G, y no la última tecnología ofrecida por Huawei, la 5G– pudieran verse afectadas en Estados Unidos en caso de imponer prohibiciones a Huawei; pareciera que no existieran en la actualidad otras opciones tecnológicas en Estados Unidos que Huawei en las zonas rurales. En pleno proceso electoral en Estados Unidos, la Administración Trump seguramente no querrá perder votos en estas regiones estadounidenses, además de querer enviar señales positivas en las negociaciones actuales entre Estados Unidos y China que se han visto estancadas en las últimas semanas.

Más allá de los posibles resultados en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China –que por cuestiones electorales a la Administración Trump le convinieran que fueran positivas, es decir, que lograran al menos no incrementar los aranceles mutuos– y de los potenciales efectos en zonas rurales en Estados Unidos –de nuevo con potenciales efectos en regiones que pudieran ser consideradas como republicanas para las elecciones de noviembre de 2020 en Estados Unidos–, las tensiones entre China y Estados Unidos continuarán en el largo plazo y más allá de las elecciones en Estados Unidos: como se planteó en esta columna (El Semanario, junio 12, 2019), las instituciones públicas en China han “aprendido” de las amenazas estadounidenses y en el corto y mediano plazo buscarán independizarse (decoupling) tecnológicamente de los proveedores estadounidenses y de otros países, incluyendo Europa y Taiwán: programas para sustituir importaciones en cadenas globales de valor como los semiconductores –por ejemplo, a través de Made in China 2025 y otros esfuerzos recientes ante las amenazas estadounidenses– parecieran justificarse plenamente para China y puntualmente para Huawei.

Huawei.
Imagen: Shuttersotck.

Las tensiones y debates anteriores generan un grupo de lecciones

Por un lado, Huawei se verá sumamente presionada en el corto plazo: la extensión de sus actividades en Estados Unidos –y particularmente de sus proveedores– es un aspecto fundamental que permitirá fortalecer sus esfuerzos en sustituir importaciones hasta 2020 –2021 en hardware y software–. No queda claro, sin embargo, si la extensión del Departamento de Comercio de Estados Unidos incluye explícitamente el uso de Google en los teléfonos de Huawei (y para incluir aplicaciones como Gmail y Google Maps, entre muchas otras).

Para países como México es importante no sólo comprender los debates y discusiones entre las principales economías del mundo, las cuales seguramente continuarán en el mediano y largo plazo, sino que también participar activamente en las mismas: instituciones públicas en México, por ejemplo, pudieran permitir que los teléfonos (inalámbricos) de Huawei utilizaran en México las aplicaciones de Google, más allá de las limitaciones en Estados Unidos.

Lo anterior, sin embargo, significaría una detallada comprensión de las tensiones entre Estados Unidos y China, así como del potencial entre ambos países para México. No se trata entonces de una abstracta comprensión –y hasta de un automatismo del cual México aparentemente se beneficiaría– de las relaciones Estados Unidos-China, sino que en forma muy puntual: México debiera responder a las presiones tanto de Estados Unidos (migración, drogas, inseguridad, etc.) y de China (firma del Memorándum de Entendimiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, participación en el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, etcétera).

Por el momento, las autoridades de la nueva administración en México no han respondido a esta “nueva relación triangular”, Estados Unidos, China y México, en términos puntuales: comercio, inversión, financiamiento, y proyectos de infraestructura.

México necesita ¿Sacudida o “sacudidón”?

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El freno en la economía mexicana es de preocuparse y no sólo porque sin crecimiento no hay el añorado desarrollo que promete el presidente, sino porque sin la intervención del gasto público, el panorama se ensombrece más.

Entre los empresarios más encumbrados del país sin duda el nombre de Carlos Slim brilla por sí solo. El magnate mexicano dueño de Grupo Carso y América Móvil ha sido uno de los más afectados por la desaceleración y el riesgo de recesión en México, de ahí su insistencia en la reactivación de la actividad a través de inversión en infraestructura.

En su más reciente aparición pública y acaparando las primeras planas de los medios impresos, Carlos Sim Helú hizo un sutil llamado al gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para recapacitar en la inversión pública en proyectos de infraestructura.

“Necesitamos ya una sacudida, una transformación, un cambio que nos permita empezar a tener crecimientos que son los que merece nuestro país, y los ingenieros del ramo así como empresas grandes, medianas y pequeñas, estamos listos,“  afirmó el empresario al momento de recibir el Premio Nacional de Ingeniería 2018 de manos del presidente.

Desde la perspectiva del empresario, México debe seguir el ejemplo de China e impulsar el crecimiento a través de la inversión en infraestructura. “En lugar de que antes el crecimiento económico implicó la necesidad de una gran infraestructura, ahora hacer una gran infraestructura para que haga el desarrollo económico y podamos entrar de la sociedad industrial a la moderna”, exhortó.

El discurso de Slim tocó fibras sensibles de la política de AMLO. Para el magnate mexicano México debería de aprovechar el financiamiento en infraestructura y reconversión urbana con recursos propios a bajas tasas de interés; pero dio una palmadita a los proyectos del tabasqueño al mencionar lo fructífero que es invertir en el sureste, región en la que destaca el Tren Maya.

“De alguna forma comparto con el arquitecto Joaquín Álvarez Ordóñez (quien también recibió el Premio Nacional de Arquitectura 2018) en cuanto a que necesitamos ya una sacudida, una transformación, un cambio que nos permita empezar a tener crecimientos que son los que merece nuestro país”, afirmó.

Mientras china invierte 12 por ciento de su Producto Interno Bruto en Infraestructura, Calos Slim Helú recomienda a México destinar el 5 por ciento.

Los proyectos de infraestructura destacados por el gobierno de AMLO se enfocan en la construcción del Tren Maya en el sureste mexicano, la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco y la construcción del aeropuerto de Santa Lucía en el Estado de México.

“Es una cifra enorme, hay que impulsar el desarrollo de la infraestructura como lo está haciendo China, (…) el PIB de China en términos de poder adquisitivo ya rebasó al de Estados Unidos, anda en 13,000 millones de dólares, pero poder adquisitivo anda en veintitantos trillones de dólares y, bueno, es un punto de vista que hago.”

Con el freno en la inversión pública en proyectos de infraestructura registrados en el primer año de gobierno de AMLO, el reto de que la economía crezca en 2020 se complica. El rezago en datos como el empleo, la producción y el dinamismo en la industria de la construcción cobrarían factura y tal vez México necesitará una mayor sacudida para reactivarse.

Singapur excelente, TLCAN mal y México pésimo

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

La visita del Primer Ministro de Singapur es una magnífica ocasión para hacer una revisión del desarrollo del TLCAN y de México teniendo como referencia un país que decidió utilizar al comercio internacional como palanca de desarrollo –al igual que México–, desgraciadamente, con resultados completamente distintos y deplorables para nuestro país.

México y Singapur iniciaron su participación en el comercio exterior bajo un esquema muy similar basado en la maquila, es decir, bajo un sistema de producción compartida en el que se importaban insumos para luego exportar.

En principio, ambos países buscaron hacer más competitiva a su economía y México, en los años 80 y principios de los 90, con ese objetivo realizó una lógica e importante desregulación de su economía que incluyó un proceso de reformas que, hacia el interior, incluyeron los sectores de autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros; patentes y marcas, reformas al artículo 27 constitucional en materia de propiedad de la tierra; cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica; inversión extranjera, medicamentos genéricos y eliminación de controles de precios

En el exterior, se caracterizó por una apertura comercial que se inició con el acceso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que continuó con diversos acuerdos de complementación con miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración y que tuvo su corolario con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acuerdo que nos brindaba acceso preferencial al mercado más grande del mundo, el más cercano, principal importador mundial con alto nivel de consumo y complementario con México en mucho aspectos, por lo que se constituía como el proyecto más importante para el desarrollo económico del país.

El conjunto de medidas señaladas generó una importante competitividad de la economía mexicana e imprimió gran dinamismo a nuestro comercio exterior, sin embargo, hay que señalar que éste no fue resultado de un proyecto nacional de desarrollo como se había planteado en su origen sino, fundamentalmente, ocasionado por la presencia de numerosas empresas transnacionales radicadas en territorio mexicano que, a través de una estrategia corporativa muy exitosa, realizaban operaciones intrafirma utilizando a nuestro país como un centro de costos.

Desgraciadamente, la presencia de esas empresas en nuestro territorio no fue aprovechada para generar riqueza ni añadir mayor valor en su producción, por lo que el porcentaje de insumos mexicanos en los productos orientados al mercado interno y al de exportación fue decreciente, dado que tampoco hubo complemento alguno para utilizar adecuadamente su presencia y al marco creado por el TLCAN ya que este proceso de apertura comercial se realizó teniendo como paradigma el axioma de que “la mejor política industrial es la que no existe”.

Así, una vez que los efectos positivos de las reformas señaladas se diluyeron, México empezó a perder competitividad y nuestros retrocesos se hicieron manifiestos de una manera terrible, pues en el periodo 1999-2012 caímos de la 34ª a la 66ª posición, lo que generó la desaparición de más de 2,500 empresas exportadoras de nuestro país, 900 de las cuales eran maquiladoras.

A partir del año 2001, también empezamos a perder posiciones como economía mundial debido al decreciente porcentaje de valor agregado que incorporamos en los bienes orientados al mercado interno y al de exportación por lo que, prácticamente, nos convertimos en un maquilador básico con actividades de ensamble simple en nuestro territorio; y también perdimos posiciones como destino de la inversión extranjera.

En el periodo 1993/2018, a pesar de la enorme diferencia en el volumen de población, el valor agregado de Singapur se incrementó en 159,139 millones US, en tanto que el mexicano lo hizo sólo en 136,219 millones US, de tal manera que el valor agregado per cápita se incrementó en 21,957 US y 895 US, respectivamente.

Comentarios

En el año 2018, Singapur, un país con sólo 5.6 millones de habitantes –equivalentes al 0.08% de la población mundial–, contribuyó al PIB mundial con 0.41%; en tanto que México, con 124.78 millones de habitantes –equivalentes al 1.67% de la población mundial–, sólo generó el 1.41% de la riqueza mundial, es decir, la simple comparación de las proporciones ya nos dice que se está muy mal en nuestro país, porque no ha habido una estrategia que nos permita aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN debiendo destacar los siguientes elementos como determinantes en los retrocesos que México ha sufrido:

~ Pérdida de competitividad por la ausencia de una política ad hoc, lo que ha provocado un marco sistémico deficiente en que la pésima calidad de las instituciones públicas y de sus funcionarios fue determinante debido a su nula capacidad de crear políticas públicas realistas, lo que se ha traducido en una pesada tramitología y altos costos de operación para las empresas radicadas en nuestro territorio.
~ Ausencia de una política de fomento industrial.
~ Ausencia de una política realista de comercio exterior.
~ Carencia de programas, proyectos y estrategias de exportación.
~ Salida de nuestro territorio de más de 900 empresas maquiladoras.
~ Reducida y decreciente variedad en la producción y exportación de bienes.
~ Reducido y decreciente valor agregado nacional de bienes orientados al consumo nacional y al exterior.
~ Decreciente participación en la captación de flujos de inversión extranjera mundial.
~ Destrucción de la estructura de promoción de las exportaciones y de la inversión extranjera directa.
~ Carencia una estrategia de promoción con programas, proyectos y políticas públicas realistas.
~ Firma compulsiva de TLC’s con otros 52 países sin antes penetrar ni consolidar la presencia de México en el mercado norteamericano, con programas específicos que permitan capitalizar las supuestas ventajas negociadas
~ Apertura comercial totalmente incongruente basada en una desgravación arancelaria unilateral como ningún otro país la ha realizado, lo que ha debilitado a la planta productiva nacional y le ha generado una competencia desleal.
~ Flotación sucia del peso generando una moneda fuerte, así como importante subsidio a la importación, independientemente del gran volumen de divisas que se ha utilizado para sostener una paridad irreal.

A continuación, se incluye un cuadro comparativo de México en relación con sus socios de Asia y Oceanía del TPP, en el cual se muestra la nula competitividad de nuestro país para poder ganar en su participación en dicho “proyecto”, muy a pesar de lo cual los altísimos funcionarios se empecinaron en negociarlo.

No en balde el Foro Económico Mundial les adjudica una pésima calificación a nuestras instituciones y a sus funcionarios, lo que representa enormes desventajas para México debido a que supuestamente, desde hace más de 90 años, se abandonó la era de los caudillos corruptos para pasar a la de las instituciones corruptas que Álvaro Obregón creó y que Plutarco Elías Calles prácticamente consolidó por decreto.

Especial referencia merece Singapur, al cual sólo superamos en dimensión del mercado, lo cual en la realidad, nada significa teniendo en cuenta el muy reducido nivel de ingresos de los mexicanos en relación con ese país.

Apuntes finales

La evolución del PIB total y del PIB per cápita del nuestro país en relación con el de Singapur, es una manifestación plena de las lacras que ha padecido nuestra nación y que han provocado que la carencia de una estrategia no permita avanzar al ritmo que lo hacen otros países con características y nivel de desarrollo similares al nuestro.

La referencia que hice sobre las proporciones que se manejan acerca de Singapur y México en el año 2018, adquieren una dimensión de calamidad si hacemos una comparación de la evolución de ambos países tomando como referencia el año 1993, pues en ese año el PIB per cápita de México se ubicaba 13% por arriba del promedio mundial, en tanto que el de Singapur se ubicaba -56% por debajo; para el año 2001 el mexicano se ubicó 33% por arriba pero, sorprendente, el de Singapur 289%; y para el año 2018, las cifras son de dar pena, pues el mexicano cayó -15% por debajo en tanto que el de Singapur alcanzó 439% por arriba, es decir, en el periodo 1993/2018, el PIB per cápita de Singapur pasó de 2,139 US a 61,230 US, en tanto que el de México pasó de 5,467 US a 9,614 US, lo que significa que su crecimiento fue de 2,863% en tanto que el nuestro fue de un raquítico y ridículo 176%.

Mucho más deprimente es el hecho de que en el periodo 2014/2018, el PIB per cápita mexicano se redujo de 10,981 US a 9,614 US, lo que significa que en los últimos cuatro años, los mexicanos perdimos -1,367 US de nuestro ingreso anual y ese bienestar que nuestros altísimos funcionarios nos prometieron con su “política de fomento”, la firma de TLC’s con 52 países adicionales y la firma de 33 APPRIs ha sido inalcanzable debido, especialmente, a la pésima conducción de nuestro comercio exterior.

Sin duda, en los 25 años de vigencia del TLCAN, no ha habido una estrategia realista que nos haya permitido aprovechar las enormes oportunidades que presenta el comercio internacional como lo ha hecho Singapur y, mucho más preocupante, es que con la idea dogmática de diversificación geográfica que ha prevalecido en la “política de comercio exterior” diseñada por nuestros altísimos funcionarios, sólo se ha generado la atomización de las reducidas fortalezas de México.

Peor ha sido que no se ha propiciado el desarrollo de ventajas competitivas ni se han aprovechado las ventajas comparativas, entre la cuales podemos contar el ser el vecino más cercano al mercado más grande del mundo, con el que logramos un acceso preferencial a un mercado de alto consumo, que es el primer importador mundial y con el que somos complementarios en muchos aspectos, independientemente de que tampoco logramos establecer una política regional y por eso, los resultados para Canadá y Estados Unidos también han sido decepcionantes.

Lo peor es que nuestros altísimos funcionarios continúan prometiendo el oro y el moro con la firma de TLC’s adicionales, a pesar de las evidentes muestras de fracaso de su pésima “estrategia”.

México debería haber sido el gran ganador del TLCAN si se hubiera realizado una estrategia realista que permitiera aprovechar y desarrollar adecuadamente el proceso de manufactura en el que habíamos logrado ciertas habilidades, pero nuestros funcionarios nunca pudieron concebirlo como tal debido a la improvisación y simulación que ha caracterizado a sus actividades, por lo que tampoco han podido impulsar la calidad de socio estratégico de nuestro país y lo han convertido en el patio trasero de los Estados Unidos.

Sin duda, la situación que actualmente se presenta en México es crítica y sólo podrá ser revertida si se define una estrategia integral que permita utilizar adecuadamente al comercio exterior como palanca del desarrollo así como Singapur lo ha hecho, sobre todo, teniendo en cuenta la enorme debilidad del mercado interno que padecemos por la creciente pobreza en nuestro país.

Cuidado con el flujo en el 2020

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Ya casi termina este año que, por decir lo menos, ha sido ¡muy complicado!

Como dice el refrán, si dejas de pedalear la bicicleta, te caes. No tiene remedio, independientemente de que los resultados en los diferentes negocios que operan en el país seguramente no serán muy buenos, hay que seguirle y diseñar la estrategia para el año que sigue, aunque es difícil hacerlo con mucha anticipación pues la visibilidad hacia adelante está muy nublada.

En general, los diferentes analistas que hay en el mercado anticipan que el año que entra el consumo se va a caer de manera importante, y ante esto es importantísimo replantear las estrategias que tenemos diseñadas en nuestros negocios, tanto para la venta como para la compra.

Dinero.
Ilustración: Assets.

Por el lado de las compras, se vuelve fundamental minimizar los inventarios, y para esto necesitaremos provocar que nuestros proveedores sean más ágiles y reaccionen cada vez con más velocidad, ofreciéndonos lo que realmente requerimos. Si logramos esto, el beneficio será inmediato y el flujo del dinero mejorará en la medida que mejor lo hagamos.

Si aceptamos que el próximo año el dinero será escaso, el estar pendientes de nuestros flujos se volverá una prioridad. Recordemos que los negocios no quiebran por falta de utilidades, sino por no tener los recursos necesarios para operar.

Lamentablemente muchos bancos ya empiezan a retraerse, ya que están detectando un aumento en el riesgo crediticio.

Por el lado de las ventas, es lógico suponer que la competencia será terriblemente agresiva y, por lo tanto, la presión por tener que bajar los márgenes para poder vender será muy fuerte.

El dilema inmediato será decidir qué tanto bajar el margen de utilidad para no perder participación de mercado.

En lo personal, siempre he tratado de alejarme de la fórmula, volumen alto, margen bajo y apostar a la eficiencia. He visto quebrar a muchos negocios que aplicaron esta estrategia.

Variantes de flujo.
Imagen: Stmedia.

Sin embargo, será muy difícil sostener el margen de utilidad con el que normalmente operamos. Creo que la misma situación que se ve venir, provocará que muchos competidores terminen quedando fuera, y es donde creo que debemos estar muy pendientes de detectar estos nichos para que tomando parte de ellos logremos cubrir la pérdida de mercado que tradicionalmente atendemos.

Este próximo 2020 se vislumbra muy complicado y retador, el gran tema será lograr el equilibrio entre perder lo menos posible de participación de mercado y no encogerse, pero lograr sostener lo más posible los márgenes de utilidad, además de que debemos estar conscientes de que si nos achicamos, necesariamente tendremos que bajar gastos aunque mantengamos el margen de utilidad, y a la larga esas bajadas de gastos pueden resultar muy dolorosas.

En resumen, yo creo que el año que entra el flujo del dinero será la principal variante a cuidar, si no lo hacemos bien, la probabilidad de tener malos resultados se incrementará.

Opiniones contrastantes

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Justo cuando el gobierno está a punto de hacer públicos los acuerdos de participación empresarial en decenas de obras de infraestructura que pueden iniciar este año, lo cual significaría la reactivación de inversiones, surgen los más alarmantes comentarios sobre la marcha económica del país.

Hace ya algunos meses que corrió la noticia de reuniones de López Obrador con Antonio del Valle Perochena, del Consejo Mexicano de Negocios, y con Carlos Salazar Lomelín, del Consejo Coordinador Empresarial, en relación con el Plan Nacional de Infraestructura.

El plan, según la Secretaría de Hacienda y Alfonso Romo, consta de unos 1,600 proyectos a realizar a lo largo del sexenio, con una inversión total estimada en 424 mil 149 millones de dólares, de la cual el 56 por ciento sería empresarial y el 44 por ciento pública.

A las reuniones que sostuvo el presidente con las cúpulas empresariales siguieron otras con diversas compañías para presentarles proyectos concretos de inversión carretera, aeroportuaria y portuarias, porque la intención es que lo que se informe no sean buenas intenciones, sino el inicio de proyectos contratados para arrancar este mismo año.

El anuncio, que está previsto para el martes 26 de noviembre, será una prueba de fuego para la relación entre el gobierno y el empresariado, ninguno de los cuales, hasta ahora, ha hecho crecer sus inversiones sino al contrario, la pública ha caído 14 por ciento y la privada en alrededor de 5 por ciento, lo que explica el nulo crecimiento del PIB.

El éxito depende de que el plan haya atraído el interés lucrativo de los inversionistas, de que no habrá cambios sorpresivos y de que la firma de cada contrato les de confianza en que se cumplirá conforme a derecho.

Inversion.
Ilustración: Ismael Angeles.

Los proyectos que se anunciarán son los que están listos para arrancar este año; se trata, en su mayoría, de terminar obras inconclusas.

No figuran, todavía, lo que más pueden interesar al empresariado nacional e internacional, que son los relacionados con petróleo y electricidad.

Justo cuando la desaceleración económica del país pudiera empezar a corregirse a partir del entendimiento entre gobierno y empresarios, se prenden alarmas en el sector financiero transnacional, del que surgen opiniones acerca de que la principal preocupación de los inversionistas (según encuestas) son las decisiones del gobierno, y de que es posible que las agencias de calificación crediticia le quitarán el grado de inversión que actualmente tiene el país.

Analistas de Morgan Stanley, de UBS Group, de Société Générale, de Moody’s Investors Service y de S&P Global Ratings, se han puesto de acuerdo en difundir perspectivas negativas para el crédito soberano de México.

Morgan Stanley inclusive recomendó este miércoles 7 de noviembre tomar las ganancias sobre los activos mexicanos y cerrar posiciones largas; a esa recomendación puede deberse la corrida contra el peso, que valía 19.09 pesos por dólar el 8 de noviembre.

Quizás cuando haya proyectos relacionados con la explotación de petróleo y con energía eléctrica en los que puedan invertir empresas nacionales y transnacionales, se moderen las opiniones hoy alarmistas sobre la economía mexicana.