Existen proyectos de corto mediano y largo plazo para estudiar a Marte, tratar de encontrar rastros de vida allá y eventualmente poblarlo.
Marte es un mundo de roca, similar a la Tierra, perdió su atmósfera debido a un calentamiento global importante que evaporó su atmósfera y subsecuentemente el agua. Ahora la sonda Perseverance está a la mitad de camino que nos separa de ese mundo para posarse en lo que fue el delta, de un río donde se piensa extraer rocas que más tarde se traerán a la Tierra con la esperanza de descubrir restos fósiles.
Para tratar de imaginar cómo sería la vida o fósiles que se descubran en Marte, son analizados los microorganismos que se desarrollan en sitios con condiciones limítrofes para su desarrollo, como los que habitan cerca de la capa de hielo del Pico de Orizaba o el sitio más seco del mundo en el desierto de Atacama en Chile. En ambos lugares existen depósitos subterráneos de arcilla donde habitan microbios resistentes a bajas temperaturas y cantidades elevadas de sal y baja humedad.
Algunas personas se preguntan qué utilidad tiene este tipo de proyectos, por lo que cabe notar que la ciencia desea siempre avanzar en el conocimiento, y no necesariamente producir mejoras para la vida cotidiana. Sin embargo, este tipo de exploraciones ha permitido idear nuevas maneras de enviar señales a larga distancia, para evitar distorsiones. En el futuro, además de recibir señales de radio, emplearemos la luz, combinando ambas. Esta nueva tecnología podrá grabar a los primeros astronautas que lleguen a Marte con mucha mayor nitidez de las que registraron en la llegada de las primeras personas a la Luna. A la larga se espera que esta tecnología se aplique con fines prácticos.
Desde ahora se está intentando cultivar diferentes productos simulando las condiciones de Marte, muy en particular la gravedad menor que la terrestre. El geotropismo de las plantas hace que las raíces crezcan hacia el interior de la Tierra, en cambio, los tallos y hojas crecen donde hay luz. Se emplean simulación de suelo marciano y, por cierto, también lunar, a los que se agregan bacterias y hongos.
Se han logrado cultivar rábanos en condiciones lunares y trigo en marcianas. Aprender a cultivar en condiciones extremas ayudará a descubrir maneras de mantener cultivos terrestres aun cuando continúe de manera acelerada el cambio climático.
Por cierto, la investigación para la elaboración de carne a partir de cultivo de tejidos, que incluye células tanto de tejido magro, grasa, venas y sangre, ha avanzado lo suficiente para producir productos de sabor razonable. Se están empleando impresoras 3D para producir filetes. La idea es que los habitantes de las misiones marcianas puedan consumir carne sin tener que ocuparse de mantener animales vivos. Si algún día se logra generar carne sabrosa de calidad a gran escala mediante cultivo de tejidos, disminuirá el calentamiento global y el trato inhumano al ganado.
En fin, los proyectos marcianos están avanzado en varios frentes y para los científicos resultan por demás interesantes.
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