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Lo que vi en Washington (Parte II)

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Washington, la capital de los Estados Unidos de América, ha dejado atrás sus peores días, o todo mundo lo esperamos. El intento de golpe de Estado, la toma del Congreso, o lo que haya sido, quedará en la historia reciente de Estados Unidos como el momento más comprometido de su democracia, de la institucionalidad, y de su historia política de muchos, muchos años.

¿Qué vi en Washington? Una ciudad tomada por más de 30,000 personas de las muy variadas instituciones de seguridad de Estados Unidos, era obvia la presencia de la Guardia Nacional, de las policías locales, del Servicio Secreto, de la CIA, del FBI, muchos, muchísimos uniformados, pero también muchos que no lo estaban. Calles bloqueadas con camiones de la Guardia Nacional, patrullas de las policías, otras camionetas “casi siempre de color negro y con vidrios polarizados” que no tenían logotipo en sus puertas, y hasta camiones de carga usados típicamente en construcción. Cientos, sino es que miles de metros lineales de rejas de diversos altos, de dos y hasta tres metros, y en algunos lugares estratégicos, bardas de concreto de las que se usan para dividir los carriles en un sentido y el otro en buenas carreteras.

Las limitaciones para transitar eran muy superiores si lo hacías en auto, motocicleta y hasta bicicleta, que si lo hacías a pie. El día 19 de enero, que fui a checar el terreno y ver qué posibilidades tenía de ser acreditado como periodista, gracias a una carta que tenía de El Semanario/Voces de México, pude caminar cerca de 20 kilómetros alrededor del “Mall” y ver y entender lo que estaba sucediendo.

Se cerraron muchísimas calles a las que no había ningún acceso, como puentes que comunican la ciudad con Virginia, en otras había controles muy estrictos, y en otros un poco más laxos. Había decenas de carpas donde operaban centros de control y/o abastecimiento en las mismas calles o bien en hoteles, o en lugares públicos como la arena del centro de Washington.

En la tarde del 20, ya terminado el evento de toma de posesión del presidente y la vicepresidenta, le comenté a un agente que llevaba una placa en un Starbucks, que deberían ya sentirse tranquilos de que no había sucedido nada y simplemente me dijo “yes, so far” (Si, hasta ahora). Y es que la seguridad se quedó con el operativo completo hasta el día 22 a primera hora, e iría reduciéndose poco a poco hasta llegar a la situación que se considere conveniente.

El férreo operativo de seguridad implicó el cierre, ya de por sí restringido por las medidas para prevenir los contagios por COVID, de museos, restaurantes, parques, plazas públicas, centros culturales, etc. etc.

Un ejemplo de las medidas restrictivas implicó que se prohibió volar a los tres aeropuertos que sirven a la ciudad con armas de cualquier tipo y la posibilidad de que las autoridades aeroportuarias o quien correspondiera te pudiera pedir tus papeles y revisar tus maletas. Yo volé de México a Atlanta y de ahí al aeropuerto Dulles (IAD) y todos y cada uno de los pasajeros, incluyendo la tripulación, tuvimos que presentar un documento oficial para identificarnos y se hizo una revisión aleatoria de maletas que irían arriba en el avión.

En mi colaboración anterior señalé que existe la posibilidad de que el EXpresidente Trump, busque lanzarse en el 2024 como candidato independiente, como en su momento lo hizo el empresario texano Ross Perot, o bien, crear su propio partido político, o hasta quererse apropiar del partido republicano… De Trump se puede esperar todo.

Trump deja, sin lugar a duda, un país profundamente dividido, y para su desgracia y beneplácito de muchos de los que no lo quisimos nunca, el tema del 6 de enero en el Capitolio y su mal actuar, antes, durante y después del mismo, hizo que algunos de sus seguidores o simpatizantes dejarán de serlo, o al menos, dejarlo de ser a ciegas. Esto incluye a personajes de la política norteamericana de alto rango entre los senadores, congresistas, y gobernadores, al igual que a ciertos medios de comunicación y donantes del partido republicano y del propio Trump. Algunos de ellos, inclusive, lo han manifestado abiertamente. La base trumpista está y seguirá por mucho tiempo, me temo, pero obviamente se encuentra dañada y podría desgastarse rápidamente.

El juicio político al presidente Trump iniciará el 18 de febrero y todavía es una moneda al aire lo que sucederá, en adición al impeachment, Trump estará sujeto a otros dos o tres procesos que lo podrían alejar de la política para siempre… sería maravilloso que esto sucediera. En casi todos los casos se requiere de dos terceras partes de los votos de los senadores y, como se sabe, hoy, después de las costosísimas (se sabe que entre los cuatro candidatos se gastaron más de 800 millones de dólares) elecciones del 5 de enero de este año en el estado de Georgia, donde ganaron las dos sillas candidatos del partido demócrata, el Senado tiene 50 senadores de cada partido, aunque la mayoría demócrata, por uno de los tantos asegunes de las normas o leyes de la democracia americana.

De las muchas acciones que implementó Trump, desde medidas para combatir el cambio climático, los derechos de la comunidad LGBTTTIQA, la presencia de Estados Unidos en organismos de la ONU, migración, y otras tantas, afortunadamente podrán corregirse con la misma velocidad con la que él las implementó, al tratarse de órdenes ejecutivas. De hecho, el presidente Biden ya ha desechado una veintena de las decenas de “órdenes” que Trump impuso en su gobierno. Desde parar la obra del muro con México e iniciar una investigación profunda sobre cómo se dieron los contratos a esas constructoras. Estoy 100% convencido de que habrá muchos fraudes, malos manejos, corrupción, desvíos de recursos y otros “asuntos” en esos contratos, hasta el derecho de las personas transgénero de ser parte de las fuerzas armadas.

Pero Biden es un viejo lobo de mar de la política americana y no gobernará por medio de órdenes ejecutivas, con ellas sólo quiere acabar con el triste legado de Trump. Biden buscará con sus habilidades y capacidades hacer cambios en las leyes para que los cambios sean permanentes.

Lo que es un hecho es que Trump tiene hoy menos apoyos políticos, menos presencia en los medios tradicionales de comunicación, muchas limitaciones en redes sociales, y el alejamiento de fuertes e importantes donantes, lo que hará más difícil cualquiera de sus pretensiones y, por el otro lado, tendrá que superar muchos obstáculos legales no sólo los relacionados con el juicio político o su imposibilidad de volver a la política; sino por sus múltiples problemas fiscales, y otros procesos que se alargaron durante su mandato, gracias a los oficios de los líderes de las cámaras y a jueces y fiscales a modo.

Pero no soy iluso y también sé que Trump tiene gente que lo apoya ciegamente y políticos que le deben favores o le tienen terror, y por ello es difícil saber qué pasará, al menos en el corto y mediano plazos. Yo espero que termine en la cárcel, que es donde debió estar desde hace mucho o quizás en un hospital psiquiátrico, donde también tendría cabida.


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Ya vienen los procesos de planeación 2021

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Esta pandemia nos enseñó –entre muchas otras cosas– y nos sigue enseñando mucho todos los días, que los complejos y detallados procesos de planeación estratégica que muchas empresas y, en general, muchas organizaciones hacen, sirvieron para muy poco, por no decir para nada.

Tanto las organizaciones que se han visto impactadas de forma negativa, como las que se han visto beneficiadas por la pandemia tuvieron que rehacer o definitivamente olvidar su proceso de planeación y ponerse a actuar; algunas lo hicieron rápidamente y hoy tienen una posición de ventaja frente a las que se tardaron en reaccionar. La velocidad, en el mundo de hoy, sí es muy importante.

En mis charlas y talleres sobre “hazlosencillo” y en consecuencia cuando ligo el tema con accountability, siempre digo que a la planeación sólo le debemos dedicar el 1% de nuestro tiempo laboral y que a la ejecución hay que dedicarle el 85%. Si bien estos porcentajes pueden variar un poco, pienso y lo sostengo, que los tiempos y recursos que dedican o dedicaban las organizaciones a sus procesos de planeación estratégica hasta hace unos años es absolutamente absurda y la pandemia dio una muestra de ello. No fue una simple bofetada, fue un gancho a la mandíbula bien colocado y que mandó a la lona a más de uno.

planeacion empresas
Imagen: Blog Venture Capital.

El otro 14%, para que sume el 100% y no se queden con la duda, se los asigno 9% a evaluación y seguimiento, y 5% a reconocimiento.

Y que nadie se mal viaje y piense que yo creo que la planeación no es importante, al revés, creo que es tan importante que la pongo al inicio de mi proceso de “hazlosencillo” y de accountability, pero le doy su justa dimensión. Si no tenemos claridad a dónde vamos, por ejemplo, todo lo demás tiene una alta posibilidad de que se haga de muy mala forma.

Por eso me gusta mucho hacer la analogía de varias de las citas que se presentan en “Alicia en el país de las maravillas”, como “me pregunto hacia dónde tengo que ir”, pero la que más me gusta es cuando Alicia le pregunta al gato Chesire (el gato sonriente) “¿serías tan amable de decirme qué camino debo tomar desde aquí?” y Chesire le contesta con otra pregunta “¿hacia dónde vas?” y Alicia, con muchas dudas, le contesta que no sabe y el gato entonces le responde “si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará. Seguro llegarás a alguna parte si caminas lo suficiente.”

Y aquí un sencillo pero poderoso proceso de planeación es la solución a esta duda de Alicia, que es la misma duda de muchas organizaciones al inicio de su proceso, más aún si hacen un presupuesto base cero, como seguramente muchas empresas y personas lo tendremos que hacer después de un año tan errático. ¿A dónde queremos ir, dónde queremos estar al finalizar el 2021? Ésta es la primera pregunta que nos tenemos que contestar y de ahí todo será mucho más sencillo y fluirá.

objetivo de vida, trabajo
Imagen: StraTgia.

En este sentido, es importante que tengamos todos los miembros de la organización muy claro el objetivo u objetivos que se quieren alcanzar, no sólo deben saberlo los directores o vicepresidentes, también tienen que tener conocimiento de ello todos los integrantes de la organización para que se asuman como dueños de estos desde el día uno, y que todo lo que hagan en su quehacer cotidiano esté enfocado a alcanzar “el objetivo” o uno de los objetivos.

El objetivo debe estar definido en unas cuantas palabras: “Lograr 20% de utilidad neta en el ejercicio”; “alcanzar 100,000 seguidores en nuestras redes sociales”; “vender 5 millones de pesos en el 2021”; “obtener el certificado ESR”. Así de sencillo, claro y contundente. Y si es personal: “Ahorrar el 10% de mis ingresos netos anuales”; “hacer un viaje a un país que no conozca durante el año”.

Y cuando estén definiendo su objetivo, les recuerdo lo que dice la sabia perilla de la puerta en un pasaje de Alicia en el país de las maravillas, “Nada es imposible.” Así que no se pongan límites, piensen en grande.

Otro factor fundamental ya que tengamos definido o como parte del proceso de definir nuestro objetivo, es tener muy claro para qué queremos alcanzar ese objetivo. Responder esta pregunta con absoluta claridad nos dará aún más sentido de dirección y nos hará tener más energía, más sentido de propósito de alcanzar uno o varios objetivos.

mente y lenguaje, planeacion
Imagen: ISES Instituto.

Obviamente ya definido el objetivo y el para qué, tendremos que hacer el ejercicio de cómo podemos lograrlo, y entonces generamos una inmensa tormenta de ideas, en las que no se vale matar o descalificar a ninguna de las ideas o propuestas de origen, en esta sesión pueden –o mejor dicho, deben– participar no sólo el primer nivel de la organización, sino hacerla extensiva o hacer varias sesiones con diferentes grupos. Con ese reto y sólo ese reto, ¿cómo alcanzamos este objetivo? He tenido sesiones maravillosas y memorables cuando me ha tocado facilitarlas.

Y seguiremos con la priorización de todas estas ideas y propuestas, vemos qué podemos hacer con los recursos disponibles y entonces asignamos responsables, fechas, y recursos a cada iniciativa.

Siempre recuerdo aquí lo que le escuché en alguna ocasión decir a Roberto Goizueta, quien fuera CEO de Coca Cola a nivel mundial por prácticamente 17 años, y es realmente quien hizo a esta empresa global y en algún momento la empresa número uno de los Estados Unidos. Goizueta decía que para que la planeación funcionará se requería siempre estar focalizados, ser flexibles y actuar rápidamente. Él lo resumía en inglés diciendo: FOCUS-FLEXIBLE-FAST. Y creo profundamente en estos tres principios a la hora de ejecutar cualquier plan.

Quizás sobra decirlo, pero nunca hay que olvidar que no habrá ningún plan perfecto, que siempre habrá cosas que se nos presentan en el camino que no habíamos previsto y por ello el concepto de “flexibilidad” al que hace referencia Goizueta es fundamental. La mejor manera de prever escenarios es haciendo caso a la base de la Ley de Murphy, que por cierto está muy lejos de ser reconocido como se merece. Ya escribiré algún artículo especialmente dedicado a este gran personaje.

trabajo en equipo
Imagen: SBC Noticias (shutterstock).

Se dice comúnmente que el papel aguanta todo… Y eso es cierto.

Al final del día, del año, vamos a ser reconocidos por lo que hacemos, no por lo que dijimos que haríamos. No conozco a ninguna empresa que, de bonos por hacer bonitos o buenos planes, y sí conozco a muchas que dan muy buenos bonos a las personas y a los equipos que logran cosas.

Los logros no vienen solos, vienen del trabajo que cada individuo hace en la organización, y sí, todo el talento, todo el esfuerzo, el de todos, cuenta mucho; se alcanzan los objetivos cuando los equipos trabajan unidos, con una clara visión y misión de equipo, de grupo. Los objetivos se alcanzan poco a poco y por ello hay que hacer constante seguimiento y evaluación a las acciones y, en la medida de lo posible, ir premiando los pequeños logros para que la gente esté más motivada y tenga más energía para alcanzar la meta final.

He tenido la oportunidad de participar y terminar 13 maratones completos, y si bien el premio y reconocimiento viene al cruzar la meta, el estímulo, los gritos, las porras que te da la gente mientras vas corriendo los 42.2 kilómetros es muy importante. Por eso tenemos que disfrutar y gozar lo que hacemos para llegar a la meta, al logro de los objetivos.


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El nuevo liderazgo en el mundo de la pandemia

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Creo que se encuentra en el aire la pregunta: ¿la pandemia cambió las cosas de forma radical o sólo es un gran tropiezo? Obviamente habrá personas que podrían matizar el planteamiento diciendo que depende en el sector o empresa en el que estás o si eres dueño, empleado o trabajas por tu cuenta, etcétera.

La realidad de las cosas, con datos objetivos, aunque haya irresponsables, por no decirles p…, que puedan decir que “tienen otros datos”, es que esta pandemia ha provocado la peor crisis económica de la historia de la humanidad, al menos de la que se tenga registro y en materia de salud, con arriba de 17.5 millones de personas contagiadas, más de 675 mil muertos provocados por la COVID-19 al día de hoy, y lamentablemente nos faltan muchos por sumar. Desde mi punto de vista, éste es un verdadero quiebre en la historia de la humanidad, y sí hablaremos de un antes y un después del SARS-CoV-2 o SARS-COV-19 o COVID-19.

Y entonces la pregunta obligada es: ¿si será un nuevo mundo, se necesita un nuevo estilo de liderazgo o inclusive un nuevo liderazgo? Y mi respuesta es sí. Obviamente habrá elementos del anterior liderazgo que serán útiles, pero se requerirán nuevas habilidades y herramientas.

Primero una afirmación totalmente fundamentada, nadie nace siendo líder, todos, absolutamente todos los líderes se hacen, por una u otra razón, pero todos se hacen y esta pandemia nos lo va a comprobar, una vez más.

lideres, equipo
Imagen: Optitud.

El ser líder implica tener y/o manejar de una manera destacable una serie de habilidades que la mayor parte de la población no maneja de forma adecuada o simplemente no las tiene. Estas habilidades, de acuerdo con el autor, pueden variar, pero la realidad es que son hasta una veintena.

Una de las tantas teorías que hay disponibles en el mercado dice que las decisiones tomadas como líder, todo lo que haces y dices, deberían estar vinculadas con dos principios: ganarte la confianza de los demás y servir a los tuyos, y creo que estos dos principios son fundamentales en el nuevo liderazgo.

El nuevo liderazgo, que diferenciará a los mejores de los demás, crea una visión convincente del futuro, destaca la importancia de saber cómo establecer las bases y el rumbo, sabe motivar a quien lo sigue a cumplir logros de alta escala.

Las personas que siguen a un líder, en cualquier quehacer humano, tienen necesidad de propósito y visión. Un propósito y una visión convincente, inspirada en un mejor futuro que tratamos de crear mediante actos basados en el propósito que compartimos.

Cuatro disciplinas que serán fundamentales en este nuevo liderazgo son: (1) saber establecer el rumbo con claridad; (2) fomentar el compromiso de los equipos, que todos sean accountables de lo que se quiere alcanzar, no es sólo responsabilidad del líder, lo es de todos; (3) buscar, obtener resultados, y estar en un proceso constante de aprendizaje a través de capacitarse, y como consecuencia de ello crecer.

lideres en pandemia
Imagen: Ethic.

La confianza siempre ha jugado un papel muy importante con relación al liderazgo, hoy y mañana será de las características más importantes en los líderes. El nuevo líder tiene que ganarse la confianza de su equipo, de sus seguidores todos los días, como producto de las acciones que está llevando a cabo. El líder no puede dejar de ganarse la confianza que los demás han depositado o tienen en él o en ella, por ninguna razón, y tienen que  responder siempre a la pregunta: ¿por qué debemos creerte o hacerte caso? El nuevo liderazgo inspira confianza.

El nuevo líder tiene que trabajar a partir de nuevos modelos mentales, entendidos estos como se describen sencillamente en Wikipedia: Un modelo mental es un mecanismo del pensamiento mediante el cual un ser humano intenta explicar cómo funciona el mundo real. Es un tipo de símbolo interno o representación de la realidad externa, hipotética, que juega un papel importante en la cognición, sabiendo que el mundo no es estático y por ello tenemos que estar siempre dispuestos a cambiar y evolucionar, modificando nuestras creencias de forma constante.

El nuevo líder ve la realidad, ve lo que está pasando y se tiene que preguntar, rápidamente, por qué pasó lo que pasó o por qué está pasando algo, y con la extracción de esa información, actuar en consecuencia. No actúa de forma permanente por instinto, aunque en algunas ocasiones lo tendrá que hacer. Actúa de una u otra manera porque extrajo información que le fue relevante en los hechos que vio o ve.

liderazgo
Imagen: Deloitte.

Los nuevos líderes deben actuar de manera decisiva y audaz, estos líderes se atreven a hacer cosas que sus antecesores no hicieron, son arrojados y hasta arriesgados; deben despertar el potencial de las personas que los siguen, los líderes tienen la responsabilidad de sacar lo mejor de cada una de las personas con quienes trabajan, que colaboran con ellos. El nuevo liderazgo exigirá que se actué eficazmente en los momentos decisivos.

Estos líderes deben dejar claras las medidas y acciones que se tomarán. Las deberán compartir y comunicar de forma muy explícita a sus colaboradores. El nuevo líder siempre explica por qué se debe hacer algo, o en algunos casos, tendrá que explicar por qué se hizo.

El líder contemporáneo actúa u opera dentro del círculo de las competencias: lo que sabes, lo que crees saber y lo que no sabes. Es decir, actúa la mayor parte del tiempo dentro del círculo de lo que sabe o en algunas otras ocasiones dentro del círculo de lo que cree saber, y para el tercer círculo se rodea de personas que sí sepan lo que él o ella no sabe.

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Imagen: ESAM.

En esta misma lógica, el nuevo líder identifica dónde están sus fortalezas y en qué condiciones es en las que mejor trabaja y da su mejor rendimiento, para propiciarlas y dar lo mejor de sí mismo. Con ello, impulsa lo positivo, y reduce o elimina lo negativo. Así, piensa de manera estratégica y asume responsabilidades, es decisivo, de forma constante lleva el “yo” al “nosotros” al crear, como lo señalé líneas arriba, un propósito compartido y una visión convincente.

El nuevo líder pregunta, recopila distintos puntos de vista, involucra a todos los que trabajan con él, toma en cuenta la opinión de sus colaboradores y de las personas que están a su alrededor.

El liderazgo siempre implica que en algunos momentos él o la lideresa estarán solos y por ello tienen que identificar con qué herramientas personales cuentan para manejar esa soledad, que en muchos casos es toral para buscar paz interior. El nuevo líder trabaja en su autoconocimiento de forma permanente.

Íntimamente ligado con el tema del autoconocimiento, cito a John Ullmen –de donde obtuve una parte de la información para este artículo– para que todos nos lo llevemos de tarea: ¿Hay situaciones que desencadenan en ti respuestas de lucha, huida o hacen que te paralices?, sustituye estas tres reacciones por: propósito, determinación y valor.


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Herramientas para ser mejores

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Hay días que cuesta más trabajo que otros escribir un artículo como éste, y no precisamente porque no haya de qué escribir, sino todo lo contrario. Hablar más de las consecuencias de la pandemia en términos económicos o de la visita del presidente mexicano a Estados Unidos, o de los dos años del triunfo de López Obrador y el desastre que ha significado para México y para la mayor parte de los mexicanos, o de los 100 muertos diariamente por inseguridad en nuestro país, o de la nueva normalidad o realidad.

Además, se corre el riesgo de repetirse, de resultar aburrido para el lector porque de una u otra manera, ya todos nos enteramos de lo sucedido y ya cada quien hizo su juicio.

Preferí, como ya lo he hecho en otras ocasiones, escribir sobre herramientas para ser mejores personas, mejores parejas, mejores líderes, mejores ciudadanos, mejores habitantes de este planeta.

Esta semana tuve la oportunidad de conducir un webinar muy interactivo sobre tres herramientas que nos ayudarán a ser mejores en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas:

1.Tener claros nuestros objetivos,

2. Saber dar y recibir retroalimentación y,

3. Cómo negociar de forma correcta.

Por lo que hace a los objetivos y apegado a la filosofía-metodología “hazlosencillo”, siempre digo que si no tenemos claro hacia dónde vamos, qué queremos lograr, cualquier decisión que tengamos que tomar en nuestra vida se convertirá en una pesadilla. Así que hay que definir dos objetivos centrales en nuestras vidas de corto, mediano y largo plazos: uno personal y otro profesional. Eso no quiere decir que no tendremos muchos pequeños objetivos que debemos alcanzar para lograr los dos centrales.

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Imagen: Psicología y Mente.

Y la metodología es muy sencilla: un verbo con sentido de logro, un número y una fecha. Todo lo demás sobra en la definición del objetivo: “Facturar cinco millones de pesos en el 2020”; “construir una casa con tres millones en 15 meses”. Estos serían los objetivos de corto plazo.

Definir los objetivos de largo plazo, cinco años máximo, es igual de fácil que “Facturar 30 millones en el año 2025”; “Tener ahorrado un millón de pesos en el 2025”.

Cuando definamos los objetivos, siempre debemos tener claro para qué queremos alcanzar ese objetivo. Esto nos ayudará a que podamos poner toda nuestra energía y concentración en ellos, tanto a nivel personal, como profesional y como equipo.

Mi experiencia profesional me dice que muchas empresas no logran sus objetivos de corto, mediano o largos plazos, porque no los comunicaron bien a su gente y no le explicaron a la gente por qué la compañía quiere alcanzar ese objetivo.

Aunque ya está más relacionado con el logro de los objetivos, sugiero seguir estos tres simples principios para alcanzar nuestras metas. Estar focalizado, ser flexible y actuar de forma rápida.

La segunda herramienta que es fundamental para ser mejores todos los días, es pedir retroalimentación a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, y en lo profesional a nuestros clientes, proveedores, colegas o pares, jefes e inclusive a gente que nos reporta. Recomendaba Steve Jobs pedir retroalimentación en términos de saber por qué había personas que no compraban sus productos.

domino, cambiar la meta
Imagen: wikiHow.

Casi todos los textos sobre el feedback o retroalimentación dicen que hay básicamente dos tipos: la positiva y la negativa, y que, para efectos de ser políticamente correctos, le han puesto la apreciativa y la constructiva. Desafortunadamente en nuestras culturas, y es muy latinoamericano, damos muchísimo más retroalimentación constructiva que apreciativa. Simplemente y a nivel de muestra, les cuento que, en mi webinar, el 70% dijo dar más retroalimentación constructiva que apreciativa.

La retroalimentación es muy importante para saber si vamos bien y para identificar áreas de mejora. Y la pregunta obligada entonces es: ¿por qué no damos o pedimos retroalimentación?… Se los dejo de tarea.

Hay algunos conceptos que me parece que son fundamentales para dar o recibir una buena retroalimentación: siempre que es algo positivo, den la retroalimentación en público, esto generará una cultura ya sea familiar o empresarial. La gente sabrá –al hacerla pública– que eso se reconoce en la casa o en la empresa, y si es algo negativo, háganlo de forma privada, a nadie le gusta que se le llame la atención en público, puede resultar muy humillante y hasta ofensivo.

Con mucha frecuencia oigo que la gente dice que no hay que tomarse la retroalimentación personal y yo digo que eso es una estupidez, es la única manera como hay que tomársela. La retroalimentación es algo que te están diciendo para que mejores tú, para que cambies cierta conducta tú… Así que sí tómatela personal.

En nuestra metodología tenemos trece pasos para dar y recibir retroalimentación de forma correcta: usa información que te conste; actúa inmediatamente; evalúa la conducta, no a la persona; sé específico; primero señala algo positivo; tómatela personal; trata a los demás como ellos quieren ser tratados; no señales temas pasados; indica, si es retroalimentación constructiva, el área de oportunidad; explica la consecuencia o consecuencias de que se esté actuando con esa conducta; llega a un acuerdo o a varios para que se modifique la conducta o para que se robustezca; siempre da las gracias cuando te den retroalimentación, nunca te pongas a la defensiva o menosprecies lo que te dijeron, y si tú eres quien la está dando, da las gracias a quien te está escuchando, y finalmente haz un ejercicio que yo llamo “retro de la retro” y es preguntar a la persona a la que le diste retroalimentación cómo se sintió con el proceso.

Feel the Brain
Imagen: Feel the Brain.

La retroalimentación, si la usamos de forma permanente y de forma adecuada, nos permitirá mejorar mucho nuestro actuar tanto a nivel personal como profesional y obviamente sí es parte de la cultura organizacional.

Hace algunos meses, pre-covid, trabajé con un cliente del sector restaurantero con el que implementamos un sistema de retroalimentación con los clientes –en lugar de la típica encuestita–, y el resultado fue muy positivo. Obtuvo mucho mejor información, más valiosa y le permitía actuar prácticamente en el momento.

Todos conocemos famosos casos de empresas, de grandes compañías, que no escucharon a sus clientes, que no hicieron caso a la retroalimentación y los costos han sido terribles: Blackberry, Blockbuster, y ahora recientemente Hertz, JC Penny, y muchas otras de las empresas que están pasando muy malos momentos en estos días por la pandemia, pero que sus problemas ya venían de antes porque no habían escuchado o entendido a sus clientes o sus mercados.

Por razones de espacio no podré escribir sobre la tercera herramienta, que es la negociación, pero les aseguro que en mi próxima entrega haré un artículo sólo dedicado al tema; mientras les dejo estas dos para que las pongan en práctica desde ya.

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¿Podemos estar optimistas ante lo que vendrá?

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¿Y entonces qué hacemos?, ¿nos ponemos a llorar?, ¿nos quejamos mañana, tarde y noche en redes sociales?, ¿salimos a manifestarnos?, ¿nos vamos del país?, ¿nos cruzamos de brazos y esperamos a que algo suceda?

Les puedo asegurar que soy y estoy muy consciente del desastre de salud pública que estamos viviendo y que desafortunadamente todavía cobrará muchas vidas por el pésimo manejo de la pandemia por parte del gobierno federal, de algunos gobernadores y de muchos presidentes municipales o alcaldes, y obviamente de miles de ciudadanos irresponsables o ingenuos en creer a las autoridades en su trágico recuento de todas las noches.

También estoy consciente del desastre económico que ya se empieza a ver y el que vendrá, al menos en los próximos dos años, sino es que en todo lo que resta del sexenio. Sumada a la crisis social que esto generará. Por primera vez en casi 20 años vamos a tener un incremento en los índices de pobreza extrema. El gobierno que iba a ayudar a los pobres a salir de su situación es quien más los habrá afectado y quien más pobres habrá generado.

pobreza de Mexico
Imagen: IDIC.

Siempre está la eterna discusión de qué es más importante o qué porcentaje tenemos que ponerle a la actitud y a la aptitud. Hay quienes confían plenamente en la actitud, sin importar la aptitud y viceversa. Yo soy de los que creen que hay que buscar el justo medio ante cada situación y no puede darse una definición a raja tabla.

En el entorno que estamos viviendo y que tendremos que vivir en los meses y años por venir, tener una buena y positiva actitud será fundamental para no darnos por vencidos ante los hechos políticos, económicos, sociales e inclusive familiares que tendremos que enfrentar. Vamos a tener que saber manejar de manera óptima nuestra inteligencia emocional.

Y al mismo tiempo, deberemos tener las mejores herramientas: aptitudes. Aptitudes que ya tenemos disponibles, o bien, que vamos a tener que aprender para enfrentar los nuevos retos que ya estamos viviendo y los que vendrán. Como nunca, vamos a vivir cambios, y estos se darán mucho más rápido a los que ya estábamos acostumbrados.

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Imagen: El País.

Lo primero que debemos enfrentar de este entorno es qué queremos lograr en los próximos doce meses y tener claridad absoluta en dónde nos vemos en los próximos cinco años. Porque a partir de estas definiciones vamos a construir el resto y vamos a tener que trabajar con toda nuestra energía en lograrlas.

Y como dijera Murphy, siempre piensen que lo que va a salir mal, saldrá peor. Por eso consideren que en todo plan tiene que haber un gran margen de error y por ello es conveniente preparar varios planes al mismo tiempo. Esto les dará una ventaja competitiva enorme, ya que cuando se presente el problema, que se presentará, ya estarán listos con la respuesta.

Les pongo un ejemplo de la vida real. Acabo de terminar la revisión a un proceso de planeación de una empresa que se ubica en San Luis Potosí y está considerando muy seriamente el proceso electoral del 2021, tanto a nivel de diputados federales, como la elección de gobernador. La decisión está tomada, si Morena otra vez gana la mayoría en el Congreso, y también la gobernatura, cierran la empresa en San Luis Potosí y se van a otro estado: Querétaro o Guanajuato, o inclusive se van de México para instalarse en Texas.

¿Es ésta una buena o mala decisión? El tiempo lo dirá, lo que resulta muy bueno es que ya saben lo que van a hacer.

empleos en Mexico
Ilustración: Enrique Ortega (Revista Fortuna).

Mi recomendación siguiente, los principios de “hazlosencillo”, es que el objetivo u objetivos que se planteen sólo tengan tres elementos: un verbo con sentido de logro, un número y una fecha. “Vender 10 millones de pesos en el 2020”, así de fácil.

Estas definiciones les deberán tomar no más de una hora y les ahorrarán decenas en el tiempo por venir.

Cada objetivo planteado deberá ser acompañado por todas las acciones y/o actividades que piensen que les puedan ayudar a lograrlo, la lista puede ser muy larga y no debe preocuparles. Piensen hasta en el más mínimo detalle que les pueda ayudar a lograr lo que quieren alcanzar.

En mi metodología a eso le llamamos IDEA-ACCIÓN. Y me han tocado casos en que de un sólo objetivo salen hasta 155 actividades que tendrá que hacer la empresa para alcanzar el objetivo.

Las acciones es la ejecución y les aseguro que es la base del éxito en el logro de sus objetivos.

empresas impulso pandemia
Imagen: Forbes México.

Recomiendo siempre dos pasos adicionales: evaluación y reconocimiento.

Para el tercer paso, es decir, evaluación, sugiero que hagan evaluaciones lo más seguido que sea posible. Hay empresas o sectores que por el tipo de negocio tienen la obligación de hacer cortes diarios a sus cuentas y esto les permite saber día a día cómo van con relación a sus objetivos. Si su organización ya está en esta lógica, los felicito y a quienes aún no implementan un sistema de seguimiento, control o monitoreo permanente, les sugiero que lo hagan a la brevedad posible.

Y olvídese de sistemas de evaluación complicados o costosos. No tienen idea cuántas empresas que en su momento decidieron entrar a algunos de estos “reconocidos” y muy publicitados sistemas, ya están fuera de ellos y sólo tienen arrepentimiento de ese mal gasto.

Finalmente, les sugiero hacer reconocimiento tangible a quien obtuvo sus logros y castigar a quien no logró lo esperado. Obviamente que en este tema hay muchos grises, no es blanco y negro el que se otorgue un premio o se de un castigo. Entre más claro lo tenga todo mundo, mejor será para todos. No comulgo con la idea de empresarios ricos y empresas pobres. Aquél que no esté dispuesto a repartir y compartir sus logros, no los merece.

Frente a la actitud de cada uno, creo que podemos hacer mucho menos desde afuera y cada quien tiene que trabajar sus circunstancias, aunque siempre hay manera de conseguir buenas guías para mejorar la actitud. La mejor y más simple “pedir retroalimentación”.

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Ilustración: Mexicanos contra la Corrupción.

Para mejorar nuestras habilidades y aptitudes, hay un sinfín de apoyos. ¿En qué debemos conectarnos para aprender? Define tus prioridades en función del objetivo que quieras alcanzar.

Y lo ejemplifico conmigo. En mi proceso de reinvención para alcanzar mis objetivos 2020, establecidos en noviembre de 2019, y no cambiarlos, resolví que tengo que dar conferencias y talleres en el mercado americano, por ello tengo que practicar y mejorar mi inglés.

Como ven, nada está perdido y yo creo que podemos ser muy optimistas de nuestro futuro si nos ponemos a trabajar en él y no estamos esperando a que alguien lo haga por nosotros.


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El silencio está muy sobrevalorado

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Cada día estoy más convencido de que hay una campaña o estrategia mundial, desde hace muchos años, para que no podamos expresarnos libremente y por ello se fomenta y promueve, por múltiples medios, el silencio.

Si bien creo que, en algunos casos, muy pocos, el silencio es fundamental, en la mayor parte de los quehaceres humanos, el silencio sobra y faltan las palabras, el diálogo, la comunicación, las preguntas y en algunos casos hasta el grito, el reclamo.

Es curioso cómo hay decenas, miles, y en realidad, millones (más de 149 millones) de entadas en Google y en Pinterest de frases o letreritos “muy lindos” definiendo, explicando, poniendo imágenes y sobrevalorando al silencio.

Hay obviamente muy buenos textos sobre el silencio y vale la pena leerlos, entre ellos destaco el de mi buen amigo y gran filósofo, Eduardo Garza, quien hace referencia en alguno de sus últimos libros de la Serie Gozo, sobre ocho formas de utilizar el silencio.

Pero como mi artículo no es sobre el silencio, sino al contrario, sobre por qué no debemos guardar silencio, pues dejo de hablar de él.

¿Por qué es muy importante dejar de guardar silencio y expresarnos? Les aseguro que el tema tiene muchas implicaciones físicas, químicas y emocionales en todos los seres humanos. Hay muchas investigaciones serias sobre el tema. Quien se guarda lo que tiene o quiere expresar, es muy probable que sufra una u otra enfermedad, en algunos casos “algo sencillo” como una úlcera, a temas mucho más complicados ligados al cerebro.

libertad de expresion
Imagen: ABC.

Es obvio, además, que en lo emocional y en lo espiritual, el hablar y expresarnos nos hace muy bien.

Ya sé que a estas alturas del artículo habrá gente que piense en la meditación, en rezar u orar y que esto se tiene que hacer en silencio: FALSO. Otra vez, nos han vendido que ésas son las únicas formas de hacerlo. Yo hago “meditación activa”, no me pongo en mi tapetito en la mañana, tarde o noche con música repensada o inclusive evitando que haya sonidos cercanos, con ropa cómoda y demás. Me parece que en muchos casos hay más show y se cuidan más las formas que el fondo.

La meditación activa que yo hago es caminar a paso acelerado viendo a mi alrededor y ubicándome en él, sintiéndome parte de mi entorno urbano o rural, en el campo o en la ciudad, sin música, oigo lo que sucede a mi alrededor y eso es parte de mi proceso. No me aisló, soy parte de… Y ya tomando esa consciencia me veo hacia adentro y tengo muchas reflexiones valiosas e importantes. Te invito a hacerla.

Las personas van por la vida con muchas dudas porque no se atreven a preguntar o a cuestionar algo que le dijeron, que le pidieron que hicieran, etc. No sé cuándo, ni por qué, en algún momento de nuestra historia se nos hizo creer que preguntar era malo, era de tontos. Por ello, en mis talleres, casi siempre pongo una lámina que me encanta y que dice “Más vale una pregunta pendeja, que un pendejo que no pregunta”. Y es curioso cómo gusta la lámina y lo que dice. Como anécdota les puedo comentar que, en un taller reciente, el grupo me pidió tomarse la foto al final de la sesión con esa lámina atrás, para todos acordarse de que muchos de los problemas que tenían eran por falta de una buena comunicación y por ende muchos se resuelven haciendo preguntas y no quedándose callados.

Fotografía: Tumblr.

Las parejas se aplican la “ley del hielo”. ¿Y con ella van a solucionar sus problemas? NO, es exactamente al revés como los van a solucionar: Hablando. Cada minuto que una pareja enojada entre ella no habla, sólo se hacen más grandes los problemas. Así de sencillo, por ello digo “hazlosencillo”.

En mi libro Políticamente incorrecto, notas de viaje tengo un capítulo relacionado a este tema y a la sobrevaloración que le damos a los dichos populares y ahora les comparto algunas reflexiones al respecto.

Un gran asunto es el de la sabiduría popular contenida en dichos, refranes, máximas. Como se han repetido por tanto tiempo, la gente se los suele creer, los asume como verdades absolutas. No se cuestionan, por ejemplo, si es cierto eso de que El que es perico (loro, cotorro) donde quiera es verde. Suponen que quien funciona en un lugar lo hará siempre en todas partes. Para empezar, si nuestra ave viajase al África es muy posible que sea devorada por alguna bestia y le quitaría de tajo la posibilidad de mostrar su verdor en esas tierras. Cuidado: si voy a otro entorno laboral podría ser un fracaso si no me adapto a las condiciones locales. Un consultor que repita su misma presentación en otro país, aunque hable el mismo idioma, podría ser una gran decepción ante sus nuevas audiencias. El contexto físico y social, la cultura, los referentes, las sutilezas del idioma, el ambiente socio-político, obligan a un análisis previo del nuevo entorno para actualizarse, para no perder vigencia, para seguir siendo verde, como el perico.

¿Han escuchado eso de Chango viejo no aprende maroma nueva? Claro que es falso. Hay muchísima gente que puede probar lo contrario. He visto a miles de personas en sus 50, 60 o 70 años de edad tomando cursos de capacitación. Seguro todos tienen o conocen a algún abuelito o tío abuelo que maneja con destreza su computadora, tableta o teléfono móvil inteligente, en vez de resignarse a matar el tiempo mirando telenovelas insulsas en casa.

buena comunicación
Imagen: maistreinamento.com.br.

Está también el dicho de que Hay maderas que nomás no agarran barniz, dando a entender que hay casos perdidos de gente que no puede cambiar, superarse y también es falso.

Me cansa, por otra parte, oír cómo algunos machacan con el trillado dicho de que El sentido común es el menos común de los sentidos. Jamás deberíamos reclamarle a alguien con esta expresión si no le hemos dicho qué esperamos de él/ella. Es que cada quién usa su sentido común personal, el propio. Se trata, pues, de una cuestión de expectativas. Caso parecido es el de los jefes que regañan a sus subordinados y les espetan cosas como “Es que no es lógico…”. A ver, momento, ¿lógico para quién? Todo es relativo.

Otro caso: muchos juran que es mejor quedarse callado que decir una tontería. Ya lo saben, hay infinidad de dichos que aconsejan cerrar la boca para no quedar mal. Bien, contra la sabiduría popular, yo sostengo que es mejor hablar, aprovechar la oportunidad, y decir algo.

Es muy malo el silencio cómplice: no hablar y nunca gritar, además de no cuestionar las injusticias, nos puede enfermar y producir muchos trastornos. Mucha gente se resigna a su situación y aguanta estoicamente las cosas. No hay nada como liberarse y decir y gritar nuestra verdad.

Hazlo sencillo, una forma de vivir y de trabajar

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Para mí el concepto “hazlo sencillo” se ha convertido en una forma de vida tanto en lo personal como en lo profesional y estoy convencido que si más personas y organizaciones lo practicarán estarían mejor en muchos sentidos.

Aquí les comparto los principios de esta metodología que he convertido en una filosofía.

Empiezo señalando lo que la Real Academia de la Lengua Española dice sobre el significado de “sencillo”:

(1) es aquello que no tiene artificio ni composición. (2) es lo que tiene menos cuerpo que otros de su especie. (3) aquello que carece de ostentación y adornos.

Todas estas palabras son sinónimos de “sencillo”: fácil, asequible, elemental, simple, fino, delgado, individual, natural, sobrio, discreto, mondo, lirondo, solo, mero, neto, franco, campechano, sincero, directo, claro, evidente, inocente, ingenuo, humilde, afable, espontáneo.

Seguramente, como a mí, les saltó la palabra mondo y lirondo, así que me di a la tarea de investigarlas y sus definiciones son maravillosas: “adj. Limpio de cosas superfluas. Que carece de algo”.

Mondo y lirondo (loc. col.) Limpio, sin añadidura, ser la monda (loc. col.), ser muy divertido e ingenioso. Mondo/a (del latín mundus) es un adjetivo que define algo limpio y libre de cosas superfluas, mezcladas, añadidas o adherentes.

Finalmente, señalo el origen etimológico de la palabra sencillo: procede del latín singellus, por singulus, que significa “solo”, “único”.

Imagen: www.un.org.

En esta lógica, lo primero que frecuentemente me preguntan en mis talleres y conferencias sobre el tema es ¿por dónde empiezo? Y la verdad es que la respuesta no siempre es la misma, pero el fin de esta, sí. ¿Por dónde quieres empezar tú? Les contesto.

Siempre hay que empezar por contestar estas preguntas: ¿Qué es lo que más trabajo te cuesta?, ¿qué es lo que haces muy bien?, ¿qué te gusta?, ¿qué te molesta?, ¿qué no te gusta hacer?, ¿qué sientes o ves obvio que tienes que cambiar en tu vida personal y/o profesional?

Y cuando es para una empresa, hacemos lo mismo, primero identificamos lo que hacen muy bien y luego lo que hacen mal; para después entrar a ver qué cosas se pueden modificar o simplificar rápidamente y, por lo general, se sorprenden muchísimo de ver cosas súper obvias frente a sus ojos que pueden cambiarse y con ello ahorrar tiempo, espacio, recursos y en algunos casos hasta personal.

Déjenme presentarles un ejemplo reciente, y es que tuve la oportunidad de trabajar con una empresa que vende energía en Centroamérica y al hacer el ejercicio de qué nos sobra, encontramos que tenían en sus bodegas maquinaria, herramientas y refacciones de equipos obsoletos que tenían años sin usar, pero que por una u otra razón no se habían desecho de él, ahora que lo hicieron, liberaron 7% de espacio de las bodegas y obtuvieron un ingreso adicional no recurrente en sus ingresos, que les significó una cantidad interesante. ¿Se imaginan hacer esto de forma permanente en nuestras casas, oficinas, fábricas, etcétera?

Aunque cualquier mes y día del año es muy bueno para hacer este ejercicio de revisión de lo que nos sobra, el inicio del año es muy propicio y lo recomiendo ampliamente. Yo acabo de hacer revisión profunda de mi closet y liberé un montón de espacio que no tendré que volver a llenar y les aseguro que haré muy feliz a otras personas con todo lo que donaré.

Imagen: blog-hubspot.es.

Tenemos que sacarnos de la cabeza, del corazón y hasta del estómago, sentimentalismos absurdos en guardar la primera camisa con la que dimos un beso, o la camiseta con la que corrimos el primer maratón de nuestra vida o cosas parecidas; la botella de una loción o el equivalente a quién nos la regaló; zapatos que usamos muy poco, aunque “estén muy buenos”, y así empezamos.

Ya en otro artículo aquí en El Semanario, les hablaba de lo importante que es liberar y soltar para seguir o empezar con más ánimo, con menos ruido y distracciones, y más claridad de lo que queremos alcanzar.

Lo siguiente es identificar qué hacemos muy bien y también qué nos cuesta mucho trabajo. Lo primero para reforzarlo y lo segundo para ver si podemos dejar de hacerlo o alguien puede hacerlo por nosotros, para así dedicarnos a lo que hacemos muy bien o nos gusta y sacar provecho de ello. Y esto aplica igualmente a nivel personal y profesional, o para cualquier organización.

Entiendo que alguien me pueda decir “esto no es tan fácil de hacer”, y los entiendo, pero en la medida que vas viendo los cambios, la mejora, la velocidad con la que se van dando las cosas… te vas enganchando y te das cuenta de que sí es posible y que es mucho más fácil de lo que pensabas. Lo que tenemos que hacer es tomar la decisión y hacerlo, es como hacer ejercicio, como comer sanamente, hay que establecer la rutina de hacerlo.

En muchos casos, a nivel de las organizaciones, lo que falta son personas dedicadas de tiempo completo, al menos por un determinado espacio, a realizar estas actividades. Se necesitan líderes o “campeones” del proceso, para generar una cultura organizacional siempre enfocada en cómo hacer las cosas más sencillas, más rápidas, más productivas, sin que esto implique que cueste más o que se haga con menor calidad.

Por mi experiencia profesional, considero que, en un lapso de 90 días, una organización genera las bases para tener ya una cultura que los lleve a que estas actividades se conviertan en parte del trabajo diario y no algo adicional, como sí puede serlo al inicio.

Se requiere tanto en lo personal como en lo institucional tener mucha disciplina, y dar mucho seguimiento con tableros visibles a todo mundo. No es necesario comprar un gran sistema de seguimiento o contratar expertos en este tipo de servicios para logar muy importantes resultados. Lo importante es tener claro qué queremos lograr.

Espero que estas primeras líneas los animen a empezar su proceso de “hazlosencillo”.

¿Cómo mejorar el uso de nuestro tiempo?

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Es curioso cómo hay temas que son cíclicos, al menos pasa mucho en materia de capacitación y consultoría. Las empresas “descubren” o encuentran a partir de ciertas investigaciones, que entre sus empleados o ejecutivos hay necesidades que deben atenderse y que supuestamente ya estaban resueltas. Una de ellas, por lo menos entre mis clientes y potenciales clientes este 2019, ha sido el tema de la gestión del tiempo, ¿cómo hacer para que la gente pueda utilizar mejor sus horas de trabajo e inclusive en algunas empresas hay la genuina preocupación de que sus empleados utilicen de mejor manera su tiempo libre?

También está en el aire saber que México es de los países laboralmente hablando más improductivos del mundo, al menos lo somos entre los miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y en los últimos años, no sólo no hemos mejorado, sino que hemos empeorado.

Somos también de los países donde se laboran más horas al año, algo así como 2,225 horas trabajadas por año en promedio por cada trabajador mexicano que es parte de la Población Económicamente Activa (PEA) según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), y uno de los países donde menos vacaciones se dan por año. En realidad, nuestra legislación laboral, con todo y sus recientes reformas, es muy mala en materia de días de vacaciones y festivos obligatorios. Somos uno de los cinco países en el mundo con menos días de descanso al año sumando las dos cosas.

Por cierto, un estudio de UBS (Unión de Bancos Suizos) demostró que la Ciudad de México tiene el poco decoroso segundo lugar, como la ciudad del mundo donde más horas se trabajan (43.5), sólo siendo superada por Hong Kong (50.1).

En este entorno, y para poder hacer un análisis objetivo, yo casi siempre empiezo en mis talleres con un autodiagnóstico muy sencillo, le pido a los participantes que me digan cómo utilizan sus 168 horas de la semana: 24 horas por siete días.

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Imagen: Freepick.

Mi primer hallazgo me lleva a una conclusión inmediata, la gente no tiene la menor idea cómo utiliza su tiempo y aquí radica el principal problema.

En términos generales podemos decir que entre dormir y trabajar ya tenemos ocupadas entre la mitad y dos terceras partes de las 168 horas, es decir, entre el 49% y el 68% del tiempo.

La mayor parte de las personas dormimos entre 6 y 9 horas por día. Esto significa que usamos entre 42 y 63 horas de la semana en dormir, así que ya hemos usado entre el 25% y el 38% de nuestro tiempo en dormir. Aquí estoy considerando que compensamos algunas horas el sábado y domingo.

Por lo que hace al trabajo, hay muchas más variaciones, porque la gente o no contabiliza las horas que dedica a la semana en trabajar fuera de sus horas de trabajo –desde su celular, tableta o laptop, e inclusive su teléfono para atender llamadas de trabajo–, o bien, porque le cuesta trabajo identificar con “exactitud” cuántas horas realmente trabaja a la semana. Si considero que la mayor parte de las empresas en la Ciudad de México ya sólo trabajan de lunes a viernes sus respectivas ocho horas, diríamos que la gente únicamente trabaja 40 horas, pero todos sabemos que, si tienes una posición media y peor un alta en una empresa en México, estás trabajando entre 45 y 50 horas semanales, como mínimo, esto es entre el 24% y el 30% de las horas disponibles de la semana.

Ahora vamos a identificar otros grandes usuarios de nuestro tiempo semanal:

Transporte: Independientemente de cómo nos movemos, los traslados son un significativo consumidor de nuestro tiempo. Distintos estudios de instancias de la Ciudad de México señalan que, el viaje promedio de los que habitamos esta zona metropolitana es de 1 hora con 16 minutos por traslado, es decir, 12.7 horas por semana de lunes a viernes, a esto habría que sumarle las horas que usamos para movernos los fines de semana, unas cuatro más. Así que usamos unas 16/17 horas de traslados por semana o casi el 10% de nuestro tiempo disponible semanal. En otras ciudades del país y en muchas otras latitudes en el mundo este porcentaje puede variar mucho; yo que hago un alto porcentaje de “home office” utilizo menos de 6/7 horas a la semana en transporte y una buena parte de él es en bici o caminando, lo que demás me suma como ejercicio.

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Imagen: Freepick.

Aquí, siempre le sugiero a los participantes a los talleres que aprovechen de mucho mejor manera sus horas de traslado, aprendiendo un idioma, leyendo libros o escuchando audio libros, avanzar en la lectura de correos, hacer llamadas que tomarán poco tiempo, y actividades de esa índole, o bien, ver películas, series, tomarse tiempo para meditar, reflexionar, hacer ejercicios de introspección, aprovechar un espacio que dediquemos a nuestro espíritu o temas religiosos. Hacer llamadas a familiares o a amigos. Si tomamos en cuenta que de los más de 34.5 millones de viajes que se dan en la CDMX, entre semana,15.6 millones son en transporte público (aunque sean peseras y combis), hay una buena área de oportunidad en esta materia.

Comidas: es el otro lógico gran consumidor de nuestro tiempo. Estimo que una persona “normal” se toma entre 15 a 30 minutos en su desayuno diario, toma otros 45 a 60 minutos en su comida y otros 30/45 en su cena, así que, entre semana, nos tomamos alrededor de 8 a 10 horas para hacer las tres comidas y le podemos agregar unas 5 a 8 horas más para las comidas del fin de semana. Con ello, consumimos entre el 8 y el 11% del tiempo de la semana en comer.

Siempre tengo los asistentes que me dicen, ¿cómo sumo las horas de working lunch? Y la respuesta siempre es ponle mitad y mitad. Es decir, mitad a trabajo y mitad a comida.

Sumados estos cuatro elementos, ya llevamos utilizados entre el 67% y el 89% del tiempo de la semana. Así pues, tenemos alrededor de 30 horas disponibles para hacer “lo demás”. En el mejor escenario tendríamos unas pocas más de 40 horas, y en el peor de los casos sólo unas 20 horas.

¿Ya vieron qué alarmante es el poco tiempo que nos queda disponible para todas las demás cosas importantes que queremos y tenemos que hacer?

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Imagen: Getty Images.

Enlisto, de manera enunciativa, más no limitativa, todo lo que deberíamos considerar: Ejercicio, yoga, o equivalentes; tiempo para el espíritu y/o tiempo para temas religiosos (habrá gente que aprovecha las misas por televisión para hacer ejercicio… jaja); tiempo para estar con uno mismo (esto es MUY importante, todos deberíamos darnos mínimo 15 minutos al día para estar con nosotros), aseo personal (es tan variable el tiempo que utilizamos, que mejor lo dejo en esta categoría de varios); tiempo con la pareja; tiempo con los hijos, que no necesariamente es el mismo; tiempo con los amigos; tiempo con la familia; tiempo para leer, ver televisión, noticieros, series, películas, ir al cine, teatro, museos, etc.; tiempo para nuestros pasatiempos; tiempo para los quehaceres del hogar (lavar y planchar ropa, el aseo de la casa, cocinar, etc. Aquí hay números escandalosamente diferentes para la mujer que trabaja y que está casada, mientras ella utiliza más de 20 horas a la semana en estos temas, las parejas sólo trabajan en cosas del hogar menos de 6 horas); tiempo en las redes sociales; aunque obvio, ¿cuánto tiempo dedicamos para ir al baño?; tiempo para tener sexo; llenar formularios; hacer compras, aunque sea por Internet; hacer colas o filas; y muchos etcéteras.

Pensemos en todo lo que hay que hacer en estas horas, qué estamos haciendo mucho o estamos haciendo poco y queremos hacer más, ¿tenemos que redistribuir mejor nuestras horas en lo que las estamos invirtiendo?