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El poder del liderazgo público consciente

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Alguna vez te has preguntado: ¿por qué ciertos líderes “conectan” con la gente en la primera oportunidad sin hacer mucho esfuerzo?

En la historia hemos visto liderazgos públicos que han dejado huella en diferentes espacios de la vida humana. Ya sea en el ámbito religioso, espiritual, político, social o empresarial, todos los que han destacado poseen características que los hacen “diferentes”. Por supuesto que el carisma es clave para poder alcanzar una experiencia física que se convierte en un imán inicial con los demás, sin embargo, hay otras virtudes más poderosas que se viven de forma consciente y que permiten construir una relación de confianza y credibilidad a largo plazo.

Hablar de consciencia es una forma de establecer que hay una acción presente de darnos cuenta. Aquella que no se encuentra instalada en una idea o situación que nos conecte al pasado, ni con un deseo del futuro. Esta acción está lejos de cualquier emoción que podamos sentir en ese momento. La consciencia es una experiencia que se vive sólo en el instante presente y que llega al mismo tiempo por todos nuestros sentidos. Es estar ahí viviendo entregado a la experiencia de ese presente, sin juicio ni apego a nada. Esto nos permite fluir y sentirnos conectados con nuestro alrededor.

Llevamos ya una década en que el término consciente ha sido integrado cada vez más al lenguaje cotidiano, usándolo normalmente como una forma de despertar o descubrir algo que no teníamos previsto. Podemos observar que la pandemia nos ha ofrecido oportunidades para hacer consciencia y aprender como humanidad. Nos hemos dado cuenta y hemos descubierto muchas cosas que antes no veíamos por vivir en el día a día de una manera atropellada por el tiempo, el ego y las necesidades de supervivencia. 

solucion de crisis
Imagen: ADEN International Business School.

Un líder consciente es un personaje que vive presente abrazando un propósito común. Es alguien con quien nos sentimos escuchados y por lo tanto tomados en cuenta. ¿Cuántos no quisiéramos gritar al aire que ya estamos hasta la madre de todo lo que sucede? Para este momento en el que vivimos, un líder coherente con esta realidad es quien puede ayudarnos a que ese grito no se ahogue y quede solo en una experiencia del pasado. Un liderazgo que nos invite a una nueva visión de la cual todos nos sentimos parte.

El poder de un líder público consciente se basa inicialmente en decidir estar presente en vez de ausente, y esto no significa que tenga que estar visible todo el tiempo. Lo importante es que resuelva eficazmente los conflictos que se presentan en paralelo a la construcción de un mejor escenario. La forma en que hoy se ha llevado a cabo el liderazgo durante la pandemia, resalta a los países y regiones en donde han alcanzado objetivos incluyentes con resultados exitosos.

Para lograr estar presente se requiere una madurez en la inteligencia emocional. No se trata de controlar las emociones, sino de convertirse en catalizador y liberador de ellas. De entrada, un líder consciente ve un mundo integrado no separado. Asume que él mismo es vulnerable al igual que todos los demás y, por lo tanto, no requiere de una máscara para parecer rudo o aparentar algo que no es. Requiere ser transparente, libre de juicio y audaz con su propósito.

Hoy México tiene una gran ausencia de liderazgos públicos que nos permitan hacernos sentir que en medio de la incertidumbre hay una mano que nos lleva hacia un sitio seguro. Este hueco se convierte en una oportunidad para el renacimiento de líderes conscientes, así como de personajes que se aprovecharán de la herida para su propio beneficio.

inconsciencia covid
Ilustración: La Nación.

Estaremos viviendo un 2021 con más complicaciones de salud, económicas y sociales. Esta realidad sin control es parte de lo que habrá que asumir para poder ver la puerta de salida, de lo contrario, podemos caer en la costumbre de rechazar nuestra realidad sin darnos cuenta de que así cavamos un pozo cada vez más profundo. Hoy el inconsciente colectivo tiene instalada la necesidad de resolver lo que estamos experimentando y de darle vuelta a la página lo más pronto posible. Es por esto que se requieren líderes cercanos que estén presentes para escuchar y co-crear un nuevo paradigma que permita construir un propósito común al cual apuntar.

Este año los líderes políticos y empresarios tienen la oportunidad de rescatar ese liderazgo que se percibe ausente por una mayoría de los mexicanos. El futuro nos ha alcanzado y hoy no tenemos mucho tiempo antes de que todo se vaya al pozo. Es claro que no podrán hacerlo solos y por ello, deberán construir una identidad de confianza para integrar a ciudadanos y comunidades que permitan impulsar una verdadera transformación en el país. No se trata de decirlo sino de hacerlo realidad. Las próximas elecciones están a la vuelta de la esquina. La opción de estar presentes o ausentes es de todos. Líderes y ciudadanos por igual.

Tomemos un respiro y un momento para preguntarnos, ¿cómo es que me siento hoy? ¿Cómo percibo que se sienten los que están a mi alrededor? ¿Puedo hacer algo por mejorarlo? La respuesta será de cada uno y asumirlo para entrar en acción será la diferencia para lograrlo. ¿Le entras conscientemente por México?


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Cambio y transición

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El tema del cambio, la necesidad de cambiar, creo que siempre debería estar presente en nuestras vidas tanto a nivel personal como profesional, y más con lo que nos ha tocado, y lo que nos estamos viviendo, deberíamos ser mucho más abiertos al tema. En este artículo les presento algunas ideas y herramientas para hacerlo de mucho mejor manera.

La verdad de las cosas es que mi artículo de esta semana lo iba a destinar a otro asunto, pero como recién terminé una muy grata sesión virtual sobre este tópico con un grupo de la función de recursos humanos –de una importante empresa española en México–, decidí, así en caliente, seguirme.

Lo primero que tengo que decir es que, según los expertos y diversas investigaciones, alrededor del 70% de los procesos de cambio no son exitosos, fundamentalmente porque no se cuidó el proceso: la transición de éste.

Las empresas, las organizaciones, los gobiernos, inclusive nosotros a nivel personal, cuando hacemos un cambio ponemos tanta importancia en el cambio per se, que se nos olvida lo importante que es la transición para lograr éste de la mejor manera.

cambio de una empresa
Imagen: Pinming.

¿Qué hacer entonces para que tengamos más éxito en un cambio, sin importar sus dimensiones? Según John Ullmen hay que seguir cuatro pasos:

1. Explicar por qué es necesario el cambio.
2. Comunicar una visión de cambio motivadora.
3. Formular el plan de cambio.
4. Poner en marcha el plan y aprende.

Y hay que agregarle algunos temas más, que me parecen muy importantes, según nos sugiere Britt Andreatta: “que la gente participe en el proceso del cambio, generar y mantener la confianza, considerar tus hábitos y los organizacionales, modificar viejos hábitos”. Todo ello facilitará el cambio.

Como muchos de ustedes saben, la teoría básica de la “Curva del cambio” dice que el cambio se relaciona con dos elementos: conducta (actitud) y tiempo. Y por ello se transita en varios momentos, a saber: choque, negación, resistencia, desesperación, aceptación, exploración e integración.

Para ejemplificar estos estadios, les cuento una experiencia personal. De joven, hoy tengo sólo 62 años, pero cuando era más joven, jugué tenis y me gustaba bastante, y por una u otra razón lo dejé hace muchos años. Recientemente me invitaron a jugar un partido de dobles, porque la verdad de las cosas les faltaba el “cuarto” a unos chavos de treinta y tantos, así que calenté, boleamos un rato y a jugar… y ahí vinieron todas las etapas: “choque” al no entender desde cómo pararme con la potencia de las nuevas raquetas, ¡que manera de disparar de las nuevas raquetas! ¿Se imaginan?, yo jugué desde la época en que había raquetas de madera Estrada y luego evolucioné a la de aluminio “Guillermo Vilas” de Head y, bueno, me quedé en alguna tecnología bastante lejos de las maravillas que hoy existen.

cambio de idea
Imagen: Dreamstime.

“Negación” al no poder entender lo mal que estaba jugando, volaba todas las bolas y me trataba de justificar, diciendo, “les juro que no jugaba tan mal”.

“Resistencia” en dos sentidos, para aguantar la transición y lo que originalmente se piensa, que es que me resisto al cambio y con ganas de que me consiguieran una raqueta antigua para defenderme y jugar “mejor”.

“Desesperación” al no poder mejorar mi juego y ver que yo era el responsable de perder muchos puntos, ya saben que cuando se juega dobles en el tenis hay que buscar “al pan” y ése era yo.

“Aceptación” al tener que aceptar que éstas son las nuevas condiciones del juego y entonces, cambiarme totalmente el chip, dejar de pensar en el pasado y concentrarme en el presente. Aceptar que no habrá regreso y que, lo nuevo, como casi siempre, es mejor que lo pasado. Descalifico enormemente a quienes creen la máxima de “que todo tiempo pasado fue mejor”.

“Exploración” al ver cómo se paraban, cómo jugaban los otros en la cancha, al visualizar a los jugadores actuales. ¿Se acuerdan de que antes el revés era a dos manos y había que ponerse de lado? Eso ya no existe. Y entonces probar nuevos golpes, estar más suelto, menos presionado.

“Integración”, finalmente después de un desastroso primer set donde sólo perdimos 6-1, incorporé todos los aprendizajes, escuché a mi compañero una y otra vez, inclusive a mis contrincantes, y vivir a tope el presente y, entonces, el segundo set lo perdimos 6-3 y el tercero lo ganamos 6-4. Y estoy listo para el siguiente partido.

trabajo en equipo
Imagen: Freepik.

Yo sé que cambiar es difícil para mucha gente, por múltiples razones, y que hay personas que tenemos mayor capacidad de adaptación a distintos entornos y circunstancias. Por ello, como líderes tenemos que entender que dirigir el cambio es muy difícil y nos vamos a tener que enfrentar a muchos retos, empezando por los humanos y los propios de la transición. En ese sentido, debemos celebrar los logros para mantener el impulso; creo mucho, mucho, en este concepto, hay que motivar permanentemente a la gente, al equipo que está involucrado en un proceso de cambio y hacer un seguimiento de lo que se aprende y de las oportunidades que aprovechamos y de las que dejamos pasar.

Los líderes que asumen los procesos de cambio con plena accountability, tienen que entender que para ser exitosos hay que actuar con firmeza y audacia, tomar decisiones claras y aclarar al equipo por qué se tiene o se está haciendo algo. Tener clara la estrategia, tomar en cuenta la opinión de las partes involucradas, lo cual no quiere decir que necesariamente se tengan que cambiar las decisiones, o propiamente dicho, que surja el cambio, pero sí que la gente se sienta escuchada, tomada en cuenta y siempre recopilar distintos puntos de vista, inclusive en algunos casos, de externos.

Para concluir, les digo que los procesos de cambio fracasan porque las metas son indefinidas o no están suficientemente claras, por falta de un plan claro o por falta de  compromiso con el plan, por la incapacidad para resolver problemas que se presentarán sí o sí la transición hacia el cambio, por falta de responsabilidad por los resultados de algunos o todos los participantes (el no ser accountables), por la falta de recursos destinados al proceso y, quizás, la más lamentable de todos, por la falta de confianza en el equipo, en la gente que debe hacer que las cosas pasen.


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Un nuevo estilo de liderazgo para esta nueva era

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Hay personas que piensan que todo lo que hemos vivido en estos doce meses o nueve para el caso mexicano y el de muchos países latinoamericanos es sólo temporal y tendrá efectos en el largo plazo, hay personas, dentro de las que me encuentro, que lo que ha sucedido en estos meses es un quiebre histórico y muchas cosas nunca volverán a ser iguales, por ello podemos decir que hemos entrado a una nueva era.

En este sentido, muchos paradigmas, creencias, ideas y quehaceres cambiaron ya para quedarse, algunos otros se seguirán modificando y algunos simplemente ya no se volverán a hacer.

Estamos viendo el cambio de muchos sectores económicos, diversas industrias ya sufrieron grandes cambios, algunas prácticamente han desaparecido y otras lo harán en algunos meses o en algunos años, como desafortunadamente ya hemos visto cerrar, para siempre, a miles y miles de empresas y con ello se han perdido millones de empleos, que serán muy difícil de recuperar en el corto plazo.

Por estas razones, por muchas otras más y porque, aunque tengamos una, dos, o cinco vacunas aprobadas por las distintas instancias regulatorias en materia sanitaria alrededor del mundo, pasará mucho tiempo, un par de años en el mejor escenario, para que los prácticamente los 7,800 millones de habitantes de la Tierra estemos vacunados.

vacunacion contra covid
Imagen: O. Tsay.

En esta lógica estoy convencido que se requerirá de un nuevo liderazgo empresarial, en la política, en las organizaciones de la sociedad civil e inclusive a nivel familiar.

Como nunca, la estúpida idea de que “los problemas de casa se quedan en casa cuando se van al trabajo” y viceversa, es absolutamente irreal. Esa línea con el tema del teletrabajo o home office fue abolida. La intimidad del hogar, de las habitaciones de las personas, fue penetrada por las videollamadas de trabajo.

Los líderes de hoy tienen que tener una serie de habilidades que, si bien antes se solicitaban como “algo que era un plus”, hoy son necesarias, como ser líderes y jefes “buena onda”, más cercanos a los colaboradores. Los jefes “mala onda” –y perdonen mi francés antiguo–, ojetes, están totalmente fuera de contexto. Los jefes, los líderes de hoy, tendrán que ser muchos más cercanos a su gente, tendrán que ser mas humanos, si me permiten la expresión.

Los nuevos líderes tendrán que ganarse la confianza de su gente todos los días y tendrán que demostrar, con hechos, porque sus colaboradores pueden y deben confiar en él o ella.

Lo he escrito en otras colaboraciones y quiero reiterarlo en ésta, la idea, concepto y frase hipertrillada de “trata a los demás como tú quieres ser tratado”, creo que nunca debió ser cierta, pero no me voy a meter a esa discusión, inclusive teológica. Hoy es realmente una idea absurda, tonta, es no entender el mundo de hoy. Hoy lo único que es válido es que hay que tratar a los demás como ellos quieren ser tratados y los buenos líderes lo saben y lo aplican.

nuevo liderazgo
Imagen: Panfilia Iannarone.

A los líderes de esta nueva era se les exigirá tener un alta, altísima, inteligencia emocional, y por favor no sólo lean a Daniel Goleman en esta materia, que ha sido un tipo que ha tenido la capacidad de hacerse muy popular, hay autores mucho más serios y profundos, como Reuven Bar-On, Howard Gardner o Robert J. Sternberg, de los que Goleman aprendió.

Comentaba que los líderes de esta nueva era tendrán que ser “más humanos” y más cercanos a su gente y eso implica que tendrán que hablar de sentimientos, escuchar no sólo lo que piensa o cree su gente, sus colaboradores, sino preguntar qué es lo que sienten y él o ella tendrá también que externar lo que está sintiendo. Éste es el paradigma que yo sé que a muchos jefes les costará trabajo, pero los líderes lo asumirán con mucho más naturalidad.

Tenemos muchos, muchos años hablando de misión y visión, hoy será más importante hablar de propósito. El líder debe tener la capacidad de comunicar clara y precisamente cuál es el propósito del equipo, cuál es su propio propósito y buscar que cada uno de sus colaboradores entienda cuál el suyo también, y esta lógica, sin lugar a dudas, parte de ese propósito, que es central y es de estar aquí para servir a los demás. El buen Simon Sinek habla del “Why”.

Los líderes de esta nueva era tendrán, tienen, que ser más fuertes física y emocionalmente, y si me apuran un poco, hasta espiritualmente. Las exigencias de corto y mediano plazos serán brutales, primero para subsistir, luego para mantenerse y finalmente para destacar; para ser identificados como entes con atributos únicos, con un alto valor agregado, y para lograrlo tenemos que estar muy bien con nosotros mismos, tenemos que estar preparados para poder enfrentar muchos retos a los que nunca nos habíamos enfrentado.

retos y liderazgo
Imagen: Emil Wikstorm.

Es muy complicado dar una receta única que sirva a todos, y por ello, cada uno de nosotros tenemos que darnos el tiempo para buscar y encontrar qué es lo que nos ayuda a estar físicamente fuertes: caminar, comer bien, comer sanamente, correr, andar en bicicleta, nadar, hacer senderismo, etc. Y en lo emocional: tener una buena relación de pareja, conectar con los demás, tener una buena y sólida red de amigos (les recuerdo el Estudio de Harvard sobre la felicidad), practicar el concepto de conciencia plena o “mindfulness”, tener mucho mayor autocontrol, meditar, contar con un espíritu de aprender, es decir, siempre estar abierto a aprender más y hacer cosas diferentes, y dicen algunos expertos, ayudar a los demás en la medida de tus posibilidades.

Aunque parezca raro, la idea de usar y manejar el sentido del humor parecería que será una característica valiosa entre los líderes de esta nueva era y nótese que no dije que hay que ser sarcástico.

Un tema central es ser agradecido, dar las gracias por lo que se tiene, por lo que se es, y dar las gracias a quienes te ayudan a ser lo que eres y a tener lo que tienes. Da todos los días muchas veces las gracias y también aprovecha para reconocer a los demás. Si tú eres el líder o lideresa, es muy importante que reconozcas a tu equipo la mayor cantidad de veces que puedas.

Seguramente tú ya has identificado algunas otras nuevas características que requerirán los líderes para esta nueva era, como la resiliencia, como la necesidad de ser un integrador del equipo, saber dar resultados a corto plazo, ser quien sepa dar rumbo con claridad, actuar de forma decidida y audaz.

Y acabo diciendo que será responsabilidad fundamental del nuevo líder o lideresa promover y dar las herramientas para que todos, empezando por ti, sean accountables.


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Gramática del gesto. Del pronus al Zoom

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Gesto. “La cara que se muda”. “Gesto con visage. [sic.] Gesticulatio”. Ahora el Nuevo Tesoro Lexicográfico ya nos deja traer a este mundo contemporáneo las voces registradas por Nebrija en 1495. No hubo mucha variación en el significado hasta que Covarrubias, en 1611, convirtiera su Thesoro de la lengua castellana en una serie de entradas mucho más explícitas, siguiendo la antiquísima tradición de las Etimologías de Isidoro de Sevilla. Covarrubias explica que la voz latina gestio tiene que ver con “demostrar en el rostro y en su semblante, el efecto que está en el ánima” (actualicé la escritura para mayor facilidad de compresión). En el mismo año, Francisco del Rosal (Origen y etimología de todos los vocablos…) consigna que el gesto es un movimiento corporal (ya no sólo de la cara) que comunica algún afecto del alma. En las ediciones posteriores del Diccionario de Autoridades, el vocablo gesto vuelve a la cara.

Cuando analizamos imágenes, el gesto deja ese lugar del cuerpo para ocupar uno más amplio. Se sale del rostro para ser ademán, que es un modo de ser. El diccionario de Stevens (A new Spanish and English dictionary…1706) apunta que “ademán” se desplaza a la mano (ad manum) para indicar prácticamente lo mismo que “gesto”: gusto o desaprobación por algo a partir de un fruncimiento de los músculos del rostro, excepto que en esta explicación las manos ayudan a enfatizar cualquier expresión juntándolas para rezar, llevándolas a la cabeza para expresar terror o quizá sorpresa.

La muerte de Sócrates, Jacques-Louis David
“La muerte de Sócrates”, Jacques-Louis David, 1787.

Para los que analizamos imágenes, el gesto representa un horizonte mimético, semiótico y semántico que se desplaza del ámbito de lo religioso (las manos juntas que rezan, lo cual es “claro para todos”) a lo político (el brazo extendido que podemos ver en fotografías de personajes como Hitler, Mussolini o Chávez) o a lo vocativo histórico, como el famoso pronus o ademán del profeta o del líder que señala el camino a un pueblo. Este gesto se caracteriza por levantar la mano y apuntar con el dedo índice, tal como el Sócrates que pinta Jacques-Louis David o como el Napoleón del mismo autor. El gesto es un semema en iconografía política, es decir, en el levantamiento o construcción de un personaje con liderazgo a partir de sus discursos e imágenes. Pronus o prono revela inclinación acendrada a algo: una idea, un horizonte promisorio… otra acepción es que alguien está echado sobre el vientre, pero esa es una postura poco gloriosa para los próceres franceses o latinoamericanos. El que guía, señala con el dedo la dirección. Y ése es un gesto.

Rafael Sanzio pintó en La escuela de Atenas a Platón levantando un índice en actitud pontifical hacia el mundo de las ideas: quien levanta el índice tiene “el micrófono”, como diríamos hoy en día; tiene la atención de la audiencia, cuando no su fe desbordada en lo que está diciendo. Quien actualmente se atreva a aparecer en público ostentando este gesto, debe estar consciente de la responsabilidad que conlleva: no es sólo un simulacro o una teatralización para atraer las miradas momentáneamente: quien levanta el índice, tiene qué o hacia dónde señalar.

La escuela de atenas, Platón y Aristoteles
Platón y Aristóteles (tomada de la pintura de Rafael Sanzio, “La escuela de Atenas”).

Hoy entendemos que el gesto es una responsabilidad cuando hablamos con alguien o cuando estamos frente a otros, de manera real o virtual. Quienes ahora estamos conectados permanentemente por pantallas, hacemos quizá un uso indiscriminado de las videollamadas: las podíamos hacer antes de la pandemia puesto que había aplicaciones para ello, pero no se usaron tanto como ahora. Porque quizá tenemos más necesidad que nunca de ver un gesto y no sólo de escuchar inflexiones de voz; porque tenemos la impresión de que el gesto propio y el ajeno se van a encontrar y van a dejar absolutamente claros los puntos a tratar, porque veré a mis alumnos en el Zoom y me esforzaré por rastrear como arqueóloga sus expresiones… desde el escenario que los contiene en sus pequeños recuadros, hasta la ropa, el gesto (visage) y los ademanes (¿mueven las manos cuando hablan?, ¿sostienen la pluma?, ¿levantan la mano para pedir el turno de intervenir, como cuando teníamos clases presenciales?). No dejo de pensar en los escuetos ademanes que nos brinda el Zoom: se puede aplaudir y levantar la mano (quizá hasta se pueda hacer más cosas, pero mi cuenta no es pro). Acostumbrados a la amplia variedad de emociones que podemos expresar con los emojis del WhatsApp, los ademanes del Zoom se quedan muy, muy cortos. Acostumbrados como estamos a un repertorio icónico que ya trascendió el emoticón plano y llano para colonizar el ámbito de la imagen circular y repetitiva (el GIF) y la cada vez más amplia gama de stickers, levantar la mano, según el protocolo de Zoom, nos aleja años luz del ademán glorioso que constituía el prono. Pedir permiso para hablar es un acto que ahora merece resignificarse y por eso yo levanto mi mano en mi recuadro cuando quiero hablar en pantalla. Aplaudo físicamente y levanto la mano, como en los tiempos previos al confinamiento. Levanto el dedo en ademán de pronus cuando creo que digo algo importante (o sea, no muy seguido) y adquiero consciencia de que el gesto es cultura y mediación entre unos y otros.

Napoleón de Jacques Louis David
“Napoleón cruzando los Alpes” de Jacques-Louis David, 1801.

Levantar la mano para hablar implica respeto: es pedir permiso; no es un acto de sumisión sino de civilidad y reconocimiento del otro. Es pedir la voz, no es atropellar con un discurso impuesto. Es pensar que a otro le puede interesar lo que yo diga, si lo hago mesurada pero enfáticamente. Sin pausas incómodas. Sin expresiones dramáticas que llegan a victimizar. Porque el gesto hace el lenguaje perlocutivo: todo eso que se nos escapa en Zoom –si no somos buenos observadores– y que contribuye a reforzar nuestro dicho… o a traicionarlo inconscientemente. Gesticular puede ser un acto consciente y construido o inconsciente y proyectado. Interpretar el gesto es entrar de lleno en el desciframiento de la cultura.


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No es una ciencia exacta

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La medicina no es una ciencia exacta.
Dr. Jaime Salgado Cisneros.

Similitud con las inversiones

La semana antepasada tuve una cirugía de hombro. Gracias a Dios y a mi doctor y amigo de hace años, el ortopedista Jaime Salgado Cisneros, todo va de maravilla. Ayer en la revisión postquirúrgica, Jaime me recordaba que la medicina no era una ciencia exacta y que aunque hacía siempre lo mejor, el resultado dependía de varios factores. En las inversiones, es igual, no es una ciencia exacta. Sin embargo, al igual que en la medicina, una buena metodología, conocimiento y experiencia, ofrecen mayores probabilidades de éxito.

El principal objetivo que debemos tener como inversionistas es conocer y controlar los riesgos. Cualquier decisión conlleva un riesgo –pero la peor decisión es no tomar ninguna–. Cuando conocemos y controlamos los riesgos, los buenos resultados son la consecuencia. En mi experiencia, identifico que la gran mayoría de los participantes en Bolsa en México, dan prioridad a la búsqueda da altos rendimientos de manera rápida. Es así como de manera consciente o inconsciente asumen mayores riesgos y los resultados no siempre son los mejores.  

ciencia exacta
Imagen: Fanatic Studio.

Para mejorar la probabilidad de éxito

Ofrezco un breve resumen del tipo de variables que atendemos en SNX para tener una mayor probabilidad de éxito en la construcción y preservación de patrimonios a través de nuestro Fondo.

Crecimiento esperado: Cuando nuestras empresas tienen un crecimiento esperado mayor al sector o promedio del mercado en ventas, generación de efectivo y/o utilidad operativa, la probabilidad de éxito es mayor.

Rentabilidad: Cuando nuestras empresas ofrecen una rentabilidad alta (Ut. Operativa / Ventas y Ut. Operativa / Capital Contable), además de crecimiento, la probabilidad de éxito es mayor.

Liderazgo: Es el momento en que las empresas son líderes en su industria, “pudiendo marcar el paso” y no tener que “seguir al líder”, la probabilidad de éxito es mayor.

crecimiento empresas
Imagen: Iker Ayestaran.

Poca deuda: Al tener una deuda baja, evitan el mayor riesgo que una empresa puede tener: la quiebra. De esta manera, la probabilidad de éxito es mayor.

Pago dividendos: Cuando nuestras empresas preferentemente distribuyen sus utilidades a través de un pago de dividendo, el beneficio se suma a la ganancia de mercado y así, la probabilidad de éxito es mayor.

Buena administración: Si las empresas tienen una dirección comprometida, congruente y efectiva, la probabilidad de éxito es mayor.

Valuación atractiva: Siempre que nuestras empresas reflejen su valuación en precios objetivos cuyo potencial resulta atractivo, la probabilidad de éxito es mayor.


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El nuevo liderazgo en el mundo de la pandemia

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Creo que se encuentra en el aire la pregunta: ¿la pandemia cambió las cosas de forma radical o sólo es un gran tropiezo? Obviamente habrá personas que podrían matizar el planteamiento diciendo que depende en el sector o empresa en el que estás o si eres dueño, empleado o trabajas por tu cuenta, etcétera.

La realidad de las cosas, con datos objetivos, aunque haya irresponsables, por no decirles p…, que puedan decir que “tienen otros datos”, es que esta pandemia ha provocado la peor crisis económica de la historia de la humanidad, al menos de la que se tenga registro y en materia de salud, con arriba de 17.5 millones de personas contagiadas, más de 675 mil muertos provocados por la COVID-19 al día de hoy, y lamentablemente nos faltan muchos por sumar. Desde mi punto de vista, éste es un verdadero quiebre en la historia de la humanidad, y sí hablaremos de un antes y un después del SARS-CoV-2 o SARS-COV-19 o COVID-19.

Y entonces la pregunta obligada es: ¿si será un nuevo mundo, se necesita un nuevo estilo de liderazgo o inclusive un nuevo liderazgo? Y mi respuesta es sí. Obviamente habrá elementos del anterior liderazgo que serán útiles, pero se requerirán nuevas habilidades y herramientas.

Primero una afirmación totalmente fundamentada, nadie nace siendo líder, todos, absolutamente todos los líderes se hacen, por una u otra razón, pero todos se hacen y esta pandemia nos lo va a comprobar, una vez más.

lideres, equipo
Imagen: Optitud.

El ser líder implica tener y/o manejar de una manera destacable una serie de habilidades que la mayor parte de la población no maneja de forma adecuada o simplemente no las tiene. Estas habilidades, de acuerdo con el autor, pueden variar, pero la realidad es que son hasta una veintena.

Una de las tantas teorías que hay disponibles en el mercado dice que las decisiones tomadas como líder, todo lo que haces y dices, deberían estar vinculadas con dos principios: ganarte la confianza de los demás y servir a los tuyos, y creo que estos dos principios son fundamentales en el nuevo liderazgo.

El nuevo liderazgo, que diferenciará a los mejores de los demás, crea una visión convincente del futuro, destaca la importancia de saber cómo establecer las bases y el rumbo, sabe motivar a quien lo sigue a cumplir logros de alta escala.

Las personas que siguen a un líder, en cualquier quehacer humano, tienen necesidad de propósito y visión. Un propósito y una visión convincente, inspirada en un mejor futuro que tratamos de crear mediante actos basados en el propósito que compartimos.

Cuatro disciplinas que serán fundamentales en este nuevo liderazgo son: (1) saber establecer el rumbo con claridad; (2) fomentar el compromiso de los equipos, que todos sean accountables de lo que se quiere alcanzar, no es sólo responsabilidad del líder, lo es de todos; (3) buscar, obtener resultados, y estar en un proceso constante de aprendizaje a través de capacitarse, y como consecuencia de ello crecer.

lideres en pandemia
Imagen: Ethic.

La confianza siempre ha jugado un papel muy importante con relación al liderazgo, hoy y mañana será de las características más importantes en los líderes. El nuevo líder tiene que ganarse la confianza de su equipo, de sus seguidores todos los días, como producto de las acciones que está llevando a cabo. El líder no puede dejar de ganarse la confianza que los demás han depositado o tienen en él o en ella, por ninguna razón, y tienen que  responder siempre a la pregunta: ¿por qué debemos creerte o hacerte caso? El nuevo liderazgo inspira confianza.

El nuevo líder tiene que trabajar a partir de nuevos modelos mentales, entendidos estos como se describen sencillamente en Wikipedia: Un modelo mental es un mecanismo del pensamiento mediante el cual un ser humano intenta explicar cómo funciona el mundo real. Es un tipo de símbolo interno o representación de la realidad externa, hipotética, que juega un papel importante en la cognición, sabiendo que el mundo no es estático y por ello tenemos que estar siempre dispuestos a cambiar y evolucionar, modificando nuestras creencias de forma constante.

El nuevo líder ve la realidad, ve lo que está pasando y se tiene que preguntar, rápidamente, por qué pasó lo que pasó o por qué está pasando algo, y con la extracción de esa información, actuar en consecuencia. No actúa de forma permanente por instinto, aunque en algunas ocasiones lo tendrá que hacer. Actúa de una u otra manera porque extrajo información que le fue relevante en los hechos que vio o ve.

liderazgo
Imagen: Deloitte.

Los nuevos líderes deben actuar de manera decisiva y audaz, estos líderes se atreven a hacer cosas que sus antecesores no hicieron, son arrojados y hasta arriesgados; deben despertar el potencial de las personas que los siguen, los líderes tienen la responsabilidad de sacar lo mejor de cada una de las personas con quienes trabajan, que colaboran con ellos. El nuevo liderazgo exigirá que se actué eficazmente en los momentos decisivos.

Estos líderes deben dejar claras las medidas y acciones que se tomarán. Las deberán compartir y comunicar de forma muy explícita a sus colaboradores. El nuevo líder siempre explica por qué se debe hacer algo, o en algunos casos, tendrá que explicar por qué se hizo.

El líder contemporáneo actúa u opera dentro del círculo de las competencias: lo que sabes, lo que crees saber y lo que no sabes. Es decir, actúa la mayor parte del tiempo dentro del círculo de lo que sabe o en algunas otras ocasiones dentro del círculo de lo que cree saber, y para el tercer círculo se rodea de personas que sí sepan lo que él o ella no sabe.

lideres, empresas, productividad
Imagen: ESAM.

En esta misma lógica, el nuevo líder identifica dónde están sus fortalezas y en qué condiciones es en las que mejor trabaja y da su mejor rendimiento, para propiciarlas y dar lo mejor de sí mismo. Con ello, impulsa lo positivo, y reduce o elimina lo negativo. Así, piensa de manera estratégica y asume responsabilidades, es decisivo, de forma constante lleva el “yo” al “nosotros” al crear, como lo señalé líneas arriba, un propósito compartido y una visión convincente.

El nuevo líder pregunta, recopila distintos puntos de vista, involucra a todos los que trabajan con él, toma en cuenta la opinión de sus colaboradores y de las personas que están a su alrededor.

El liderazgo siempre implica que en algunos momentos él o la lideresa estarán solos y por ello tienen que identificar con qué herramientas personales cuentan para manejar esa soledad, que en muchos casos es toral para buscar paz interior. El nuevo líder trabaja en su autoconocimiento de forma permanente.

Íntimamente ligado con el tema del autoconocimiento, cito a John Ullmen –de donde obtuve una parte de la información para este artículo– para que todos nos lo llevemos de tarea: ¿Hay situaciones que desencadenan en ti respuestas de lucha, huida o hacen que te paralices?, sustituye estas tres reacciones por: propósito, determinación y valor.


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Algunos elementos básicos de una buena negociación. 1ª Parte

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Es probable que, en los próximos días, semanas, meses –o quizás ya lo hacemos–, tengamos que negociar algunos temas como consecuencia de lo que estamos viviendo y de lo que vendrá.

Por ello, aprovechando que tuve la oportunidad de dar una serie de talleres sobre el tema las dos semanas pasadas, quise compartir con ustedes algunos de los elementos fundamentales para llevar a cabo una buena negociación. Seguro algunos de los conceptos ya los conocen y este artículo les servirá sólo como un recordatorio, aunque también espero poderles aportar algunos conceptos nuevos.

La negociación es mejor herramienta para resolver cualquier conflicto y por ello una primera reflexión: “nunca tengas miedo a negociar y nunca negocies con miedo”.

Paso de largo el tema de la definición de lo que es negociar, los tipos de negociación y temas básicos, y entro de lleno a las características que debe tener un buen negociador, en el entendido de que –como en el caso del liderazgo– nadie nace siendo un buen negociador: es necesario tener un buen conocimiento de su propio lenguaje corporal y de su lenguaje verbal, y obviamente saber entender y descifrar el de su contraparte; tener habilidades de orador –buen comunicador–; saber debatir; saber razonar; mostrar liderazgo; carisma; ser empático; generar confianza entre tu equipo con el que estas negociado y generar confianza en tu contraparte; tener confianza en sí mismo; ser asertivo; saber escuchar de forma activa –profundizaré en este tema una líneas adelante–; saber buscar y encontrar soluciones y respuestas creativas; ser resolutivo; ser flexible; ser paciente; tener autocontrol; y finalmente, ser capaz de tomar decisiones tácticas y, claro está, estratégicas.

negociar
Ilustración: Inc.com.

Como ven, la lista de habilidades de un negociador es larga, y seguramente no hay ningún negociador que las tenga todas bien desarrolladas, así que nosotros tendremos que ver dónde están nuestras fortalezas y usar esas habilidades cuando negociemos, así como hacernos de un equipo que nos complemente para hacer un fuerte equipo negociador; y bueno, siempre habrá espacio y tiempo para mejor las habilidades donde somos débiles.

Previo a cualquier negociación es muy importante prepararnos lo mejor posible. Para ello, hay que obtener la mayor cantidad de información de nuestra contraparte: su situación en general, su situación financiera; su reputación; sus antecedentes como negociador; ¿cómo son sus relaciones con sus socios?, ¿con sus empleados?, ¿con sus clientes y proveedores?, ¿han tenido alguna crisis?, ¿algún conflicto o escándalo?, ¿algún problema legal en el pasado o vigente?, ¿es una organización estable?… Consigue toda la información que puedas antes de empezar cualquier negociación. Hoy afortunadamente hay muchas fuentes confiables. Entre más te importe esa negociación, más informado deberás estar.

Y ya que tengas toda la información sobre la empresa u organización con la que negociarás, ahora toca investigar y conseguir la mayor información posible sobre el (la) negociador(a) de la otra parte o los negociadores: ¿quiénes son?, ¿de dónde vienen?, ¿qué experiencia tienen?, ¿tienen mucho tiempo trabajando en esa organización?, ¿qué tan importantes son en la misma?, ¿cuál es su formación?, ¿qué tan experimentos son en el tema que se esta negociado y en negociaciones?, ¿qué podemos saber de sus vidas personales?, ¿cuáles son sus intereses?, ¿cuáles son sus opiniones?, ¿cuáles son sus posicionamientos?, ¿cuál es su reputación como ejecutivo(a), como negociador? Investiguemos y averigüemos lo más que podamos de ellos. Nos va a resultar muy útil en muchos momentos de la negociación.

investigacion
Ilustración: Yin Weihung.

Quizás lo más obvio y que lamentablemente muchos negociadores olvidan, es tener MUY claro qué es lo que quiero lograr con esta negociación. Si bien podemos tener opciones, debemos tener clarísimo qué es lo que queremos al final del día. Fijar cuáles son mis mínimos y mis máximos deseados. En mi metodología “hazlosencillo” siempre digo que un objetivo sólo debe tener tres elementos: un verbo con sentido de logro, un número y una fecha, por ejemplo, “que se reduzca mi renta al 50% a partir del mes de mayo del 2020”.

En relación a los objetivos, es importante que todos, cuando se hace como parte de un equipo, tengan claro o claros los objetivos y que los entiendan perfectamente bien, inclusive los mínimos y máximos que tenemos como rango; que esté aprobado por la máxima autoridad de la empresa.

Otro elemento fundamental de cualquier negociación está ligado con la definición del estilo de negociación que utilizaremos al menos al inicio de ésta. Aquí la importancia que le damos a la relación con la o las contrapartes con las que negociaremos es fundamental. Si la relación nos importa, por las razones que sean, vamos a tener que buscar negociar de forma colaborativa o ganar-ganar; si la relación no es importante, podremos también considerar negociar de forma confrontativa o competitiva.

Yo personalmente pienso que se ha hecho un mito y se desprestigia mucho la negociación o a los negociadores competitivos, cuando en muchos casos es la manera correcta de negociar. Y pongo un ejemplo, si hay que despedir a un empleado que ha robado en nuestra organización, ¿nos interesa la relación con este empleado?, ¿nos interesa lo que pueda decir de nosotros un ratero? Y un segundo ejemplo, estamos de vacaciones en cualquier lugar del mundo, y tenemos que negociar la compra de algún souvenir con un vendedor ambulante. Es muy probable que jamás volveremos a ver a ese vendedor y que haya muchos otros ambulantes vendiendo el mismo souvenir. Lo importante es comprar el souvenir al mejor precio posible.

mejor precio
Ilustración: Pablo Iglesias.

El estilo que debemos emplear también dependerá de la relación que tenemos con la otra parte negociadora; las circunstancias de la propia negociación es una negociación desequilibrada, pensando que una de las dos partes es mucho más poderosa, que tiene mucho menos que perder, etc., ¿qué tan estratégica es esta negociación para ambas partes?; ¿quién negocia por cada lado?

Debemos tomar en cuenta que siempre es posible cambiar nuestro estilo de negociador en función de cómo vaya avanzando la negociación.

La próxima semana continuaré con más elementos para llevar a cabo una buena y estratégica negociación.


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Liderazgo e inteligencia por favor

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Nunca en la historia de la humanidad hemos enfrentado un enemigo común en tal magnitud donde el COVID-19 nos plantea un reto de evolución y subsistencia. En esta lucha no existe distinción entre color de piel, cultura, dinero, ideología, fronteras, género, religión o poderío bélico, tampoco existen ambiciones o deseo de imponer nada, ni siquiera se le considera un organismo vivo, sólo hace en forma constante, eficiente e implacable, aquello para lo que está diseñado: infectar; no existe negociación.

En este escenario es fundamental entender cómo se puede combatir un enemigo de esta naturaleza y posteriormente cómo construir los caminos de recuperación a realizar, para regresar a una normalidad de vida ¡que será diferente! Las grandes guerras han demostrado que después de ellas el mundo que resurgió no era igual, este caso no será la excepción. Las medidas para combatir al COVID-19 y después reconstruir las sociedades, son dos, el liderazgo y la inteligencia.

            Revisemos el primero, el liderazgo:

La pandemia a la que nos enfrentamos ha dejado al descubierto fracturas en las instituciones, que no son evidentes hasta que se ponen a prueba, la OMS no ha logrado establecer un liderazgo que ordene el quehacer de todas las naciones, algunas han seguido sus recomendaciones y otras sencillamente han preferido sumar infectados y muertos. Por otro lado, cada uno de los líderes de las naciones ponen sus agendas de salud con una visión más de economía y política, que con una visión de resguardo social. Consecuencia de ello, sumar más infectados y muertos.

liderazgo en covid
Ilustración: Asian Scientist Magazine.

En algunas naciones vemos decisiones de sus líderes que nos parecen aberrantes por su falta de sensibilidad, donde el imperio de la demagogia priva por encima del bienestar social, sin entender que las consecuencias van a ser catastróficas. Por no entender que prevenir siempre será más eficiente y barato que enfrentar consecuencias.

En otras naciones vemos líderes que atienden las recomendaciones de las instituciones responsables de esta circunstancia, de los jugadores sociales, y llegan a consensos justos, donde se busca mitigar el impacto de esta batalla y principalmente el involucramiento de todos.

            Revisemos el segundo, la inteligencia:

Las decisiones más eficientes están basadas en el conocimiento tecnológico y científico, aquellas que se toman fundamentadas en el análisis de datos y el correcto planteamiento de los problemas, aquellas personas que se encargan de plantear, recopilar y analizar los datos son gente que por la experiencia y el estudio se les considera expertos en cualquier área del conocimiento. Dejar de escuchar a estas personas argumentando percepciones o ideologías es peligroso, porque los expertos tienen el conocimiento para prospectar comportamientos o tendencias.

Ellos, en la figura de organismos internacionales, instituciones especializadas, universidades, etc., son los que deben señalar los caminos más eficientes para combatir esta crisis y las mejores formas de recuperación económica y social.

inteligencia en tiempos de covid
Ilustración: Behance.

            Sumemos el liderazgo y la inteligencia:

Cuando un líder a nivel institución global, nación, división geográfica, empresa, entidades sociales, de seguridad o iglesias suman a sus decisiones información científica y datos de cada uno de los factores involucrados, dejando a un lado percepciones individuales, podremos estar seguros de que esas decisiones serán las mejores que podrán tomarse en ese momento y en tales circunstancias. Si a lo anterior se agrega la participación de todas las estructuras sociales, se logrará que estas decisiones funcionen, y para ello es fundamental, además, tener credibilidad.

Estamos ante una situación única en la historia, de esta batalla resurgirá una sociedad diferente, donde todos los participantes habrán evolucionado por la imperiosa necesidad de sobrevivir. Hoy más que nunca necesitamos líderes y decisiones inteligentes, menos que eso será iniciar esta nueva época con desventaja.


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