El Senado de la República aprobó la reforma a la Ley General de Educación con la que queda prohibida la venta de comida chatarra cerca de las escuelas. Esto representa un gran avance en materia de prevención ante la incidencia de padecimientos como la diabetes, hipertensión y obesidad en el país.
De manera unánime —con 109 votos a favor— la Cámara de Senadores aprobó las modificaciones de los párrafos tercero y quinto del artículo 75 del ya mencionado marco legal. En este sentido, la propuesta elaborada por Martí Batrés, senador del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), manifiesta:
“La prohibición de la venta de alimentos con bajo valor nutritivo y alto contenido calórico en las inmediaciones de los planteles escolares. Las autoridades fomentarán el expendio de alimentos saludables, de preferencia producidos en el barrio, vecindad o región de cada plantel”.
Asimismo, de acuerdo con la modificación, las cooperativas de las instituciones educativas tendrán la obligación de fomentar estilos de vida saludables. Para ello requerirán agregar la comercialización de frutas y verduras, así como seguir las Normas Oficiales Mexicanas de la Secretaría de Salud.
Por el momento, el proyecto será remitido a la Cámara Diputados a fin de que se discuta, modifique y en todo caso, se apruebe. No obstante, es conveniente mencionar la importancia de este tipo de acciones que bien podrían mejorar las condiciones de salud en el territorio.
México ocupa 1er lugar el obesidad infantil
De acuerdo con las Organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS), México ocupa el primer lugar en obesidad infantil a nivel internacional. Mientras tanto, la población adulta mexicana ocupa el lugar dos en el padecimiento.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, 17. 5 por ciento de los niños y niñas entre 5 y 11 años en México, registran obesidad. A ello se le suma que el 18.1 por ciento tiene sobrepeso.
Del rango entre 12 y 19 años de edad, el 14. 6 por ciento padecen obesidad y el 23.8 sobrepeso. En dicha población, los estados que tienen mayores niveles en la problemática son Veracruz, Quintana Roo, Colima, Sonora y Tabasco.
Los datos anteriores resultan alarmantes, debido a que exhiben la mala cultura alimenticia que México tiene desde su población más joven. En este sentido, la reforma aprobada por el Senado de la República significa uno de los primeros pasos para arrancar el problema de raíz.
Personas fallecidas por COVID-19 tenían comorbilidades
El coronavirus dejó como aprendizaje la importancia del cuidado cotidiano a la salud. Tal situación especialmente, porque expuso a los ojos de todos, que lo que puede parecer “una gripita” tiene la capacidad de llevar a la muerte. De dicha forma, las personas con alguna comorbilidad tuvieron mayor riesgo de contagiarse y hasta perder la vida.
Con base en los datos arrojados por la Secretaría de Salud, de las 171 mil 234 personas fallecidas por COVID-19 —al 11 de febrero del 2021 —, alrededor del 45. 47 por ciento, fueron víctimas de la hipertensión. Es decir, un padecimiento que se caracteriza por altos niveles en la presión arterial y que es más frecuente en personas con obesidad, que fuman, consumen mucha sal o son diabéticas.
Y es entonces cuando viene la siguiente problemática: la diabetes. Según el registro de las autoridades sanitarias, del total de fallecimientos por el virus SARS-CoV-2, el 37. 72 por ciento ocurrió en pacientes con altos niveles de glucosa.
No obstante, la diabetes es una enfermedad que puede prevenirse con diversas acciones. Entre las más importantes destacan un plan de alimentación saludable, ejercicio regular, no fumar y constante atención médica.
Finalmente, el 22. 43 por ciento de las defunciones en la pandemia se dieron en mexicanos con obesidad. Esa enfermedad que gracias a altos niveles de grasa corporal tiene la capacidad de aumentar el riesgo de afecciones más graves.