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¿Estamos en el acmé de la pandemia?

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No lo podemos saber, para hablar con objetividad siempre es mejor haciendo retrospectiva; pero por lo que observamos no parece ser así, tampoco parece que nos acerquemos al punto más alto de la pandemia por Covid y, por tanto, estar tan sólo en el inicio de la frecuencia de casos nuevos y fallecimientos. En los últimos días se ha incrementado el número de casos que en semanas anteriores, también han acontecido  más fallecimientos. En los últimos dos días más de 1,400, y lo peor es que nuevamente la letalidad se acerca al 10%, se había conseguido disminuir a más o menos 8.5%, pero nuevamente estamos en las cifras de letalidad de los primeros días.

Diariamente las autoridades federales y de la Ciudad de México nos muestran un baile de cifras para decirnos que los hospitales tienen aún sitio para atender a los enfermos, es cierto que han improvisado camas y hospitales completos para atender a los enfermos, pero los pacientes tienen que hacer un gran esfuerzo para ser atendidos, muchos centros de atención están rebasados y desde luego no pueden brindar la mejor atención. Hace unos días se dijo que se pondría en marcha un programa de atención domiciliaria, pero no tenemos mayores noticias de su desarrollo, desde luego que sería una opción, pero requiere de personal de enfermería y médico entrenado, entusiasmado, que crea que la atención domiciliaria es una posibilidad en la atención de algunos pacientes con Covid. Es una posibilidad menos onerosa pero insisto que requeriría de un programa muy bien diseñado y personal capacitado y comprometido.

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Imagen Dante de la Vega.

Lo que nos muestran las imágenes de los centros de abastecimiento y venta de oxígeno en tanques son tres cosas evidentes: una, que hay muchos enfermos con hipoxemia, probablemente con insuficiencia respiratoria grave, que están en su casa atendiéndose por su cuenta; dos, que quizás no tengan ayuda de los servicios médicos públicos; y tres, que los esfuerzos gubernamentales no han podido ayudar a satisfacer la demanda de O2, que seguramente, y en la mayoría de los casos, es justificada; ahora un oxímetro y el análisis de los datos clínicos justifican la indicación de oxigenoterapia. Muchos pacientes cursando solos y por su cuenta una enfermedad muy grave.

Es cierto que muchos países cursan en la actualidad con lo que ellos mismos han dado en llamar una tercera ola, es decir, que después de periodos de descenso en la frecuencia y en la incidencia, éstas se vuelven a elevar; en México esto no ha sucedido así, hemos tenido unas estadísticas con cifras elevadas, sostenidas a lo largo de estos diez meses. A posteriori encontraremos una explicación para ello, que ahora no la tenemos, lo mismo sucederá con la explicación para la letalidad.

Ante esta situación, dos circunstancias han venido a agravar la pandemia por SARS-CoV-2; la primera es la enfermedad que nuestro señor presidente sufre y la segunda el contexto en el que la vacunación se está desarrollando. El equipo de Salud que rodea al primer mandatario falló al cuidarlo y el domingo 24 de enero se anunció que estaba enfermo y la prueba PCR para SARS-CoV-2 resultó positivo. Una serie de errores se sumaron, cuando menos en la primera fase de su padecimiento, teniendo ya molestias se trasladó a Monterrey, donde tuvo reuniones con diversos grupos, desde luego siempre sin cubrebocas; el domingo a media mañana tomó un avión de San Luis Potosí a la Ciudad de México, y por la tarde se anunció el resultado de la prueba; nadie le dijo que había que interrumpir las actividades, que sería conveniente viajar en un transporte gubernamental para evitar la posibilidad de contagio a un numeroso grupo de ciudadanos, y si alguien se lo comentó, el presidente no atendió las recomendaciones.

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Imagen: El País.

En todo el mundo los procesos de vacunación han tenido contratiempos, fundamentalmente debidos a las dificultades de fabricación y distribución de los biológicos por Pfizer, la cual es la única que al momento se está aplicando; Astra Zeneca no ha logrado iniciar el reparto de su vacuna. A México, en diversas entregas, han llegado unas 500 mil dosis de la vacuna de Pfizer que sirven para inmunizar a unos 250 mil mexicanos, lo que ha hecho que sólo hayan bastado para aplicarla a los equipos humanos del Sector Salud, quizá de manera incompleta. Con explicaciones sucintas se aplicó a los maestros de Campeche, en tanto las campañas de vacunación marchan adecuadamente en otros lugares, en Israel es notable el porcentaje de ciudadanos que han sido inmunizados; menos, pero la camapaña ha cubierto prometedoramente a los británicos, y en Estados Unidos se ha echado mano de diversos recursos y sistemas, vacunando diariamente a varios cientos de miles de americanos. Ante esto, los equipos de la SSA y de la Cancillería están a la búsqueda de vacunas producidas por diferentes laboratorios en otros países, se ha hablado que se aplicará la vacuna rusa Sputnik de la que en la literatura científica no se han publicado los resultados de la fase 3; pareciera que porque todavía no ha culminado.

Creo que el equipo de salud que rodea al presidente López Obrador ha fallado notablemente en la gestión de la pandemia. En cuanto a su  padecimiento esperamos que curse satisfactoriamente y supere el Covid pronto; esperamos que a pesar que López-Gatell es quien difunde la evolución del señor presidente no sea él quien lo atiende. Por algunas fotografías de prensa y unos trascendidos nos hemos enterado de que David Kershenobich y miembros de su grupo son los que lo están atendiendo, lo cual brinda una enorme tranquilidad, porque a nadie, ni a los seguidores de la 4T ni a sus críticos, conviene que el curso de su Covid sea desafortunado; tendría consecuencias enormes y quizá desastrosas si no es así, desde luego deseo que la evolución sea rápida y satisfactoria y que no le acarreé secuelas.

¿Por qué digo que los directivos gubernamentales del Sector Salud han fallado en la gestión de la pandemia? Porque no lograron convencer a López Obrador que usara y apoyara el uso de cubrebocas, incluso López-Gatell hizo en varias ocasiones malabarismos con la información científica, que justificaba y recomendaba su uso, para  decir que no era contundente y que incluso no era recomendable portarlo para la transmisión del SARS-CoV-2. Ahora, el mismo funcionario intenta justificar la aplicación de la vacuna Sputnik aunque no conocemos los resultados que tiene en la inmunización a los que han sido vacunados, e incluso desconocemos si la fase 3 ha culminado.

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Imagen: Comercio Perú.

Desconozco si este manejo sesgado del conocimiento y poco ético de la información sea hecho por López-Gatell por convicción propia y con ella aconseje y dirija las políticas de salud, o si sus dichos sean resultado de indicaciones superiores. No ha sido sólo la Subsecreatría de Prevención la que ha fallado, el señor secretario ha tenido una participación discreta y opaca, dejando todo –o casi todo– en manos de otros, la salida de la Dra. Asa Cristina Laurell no ha sido cubierta, por lo que las funciones de esa área de la Secretaría están descabezadas; son, por cierto, entre otras, las de atención de la salud.

El papel del Consejo de Salubridad podría haber sido fundamental en la pandemia, es un órgano independiente que puede reunir diversos recursos para conjuntar opiniones, recomendaciones para haber hecho frente a la pandemia. El Dr. Santos después de su fallida intención de establecer una norma ética no ha vuelto a aparecer. Creo que la actuación de la Cancillería tampoco ha sido plenamente satisfactoria al haber expresado ante la llegada de las primeras dosis de la vacuna, “Misión cumplida”, lo que ahora resulta fatuo; la SSA tiene departamentos de adquisiciones y de relaciones internacionales  que en el proceso actual han sido desplazadas. Todo esto, que ha sido destacado como innovación, no ha dado los resultados.

Creo que el actual equipo directivo sanitario debe dimitir y ser substituido por un grupo de probada capacidad, al que desde luego se le haga caso.


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La Generación COVID

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2020 fue un parteaguas para la humanidad. Para Ortega y Gasset –tristemente cada vez menos citado– son los grandes eventos el punto de inflexión que señala el surgimiento de una nueva generación. Hay una generación COVID y están incluidos en ella todos aquellos que tuvieron entre 11 y 25 años en 2020.

¿Que significa ser joven en pandemia? Sin saberlo expresar de otra forma que a través de vivencias, los jóvenes se asumen en esa realidad para la que parecen haberse preparado desde el momento de su nacimiento. La generación COVID nació sapiente digital, es su lenguaje, su forma de comunicar, su referente, lo digital es su base, su periscopio para observar desde lo profundo, el océano de lo social.

Son los pertenecientes a esta generación, quienes prescindieron primero de los espacios de oficina y convirtieron miles de espacios, lofts, almacenes, viejos locales de las grandes administraciones, en conversatorios, salones de co-creación y cafeterías. Los jóvenes conocen todos los atajos y algoritmos de simplificación y logran en fracciones de segundo lo que otros cincuentones o sesentones como yo tardamos mucho en materializar. 

Desde hace años los jóvenes participan en grupos de apoyo para resolver problemas en línea. La innovación es parte de su vida, saben naturalmente que la innovación es un auxiliar para alcanzar metas. Quieren lograrlo rápido y están dispuestos a sacrificar la sagrada escolaridad por el conocimiento puro y directo.

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Imagen: Blogs.

Hace más de medio siglo, Abraham Moles predijo que las formas de aprehensión del conocimiento ya no eran las de la ortodoxia legada por la educación convencional, el quadrivium, el trivium, las enseñanzas aristotélica, tomista, cartesiana, o de las decenas de reformas del sistema escolarizado, sino las de un universo mosaico (aleatorio) aparentemente desorganizado y proveído en la comunicósfera, ese ambiente en que se encuentran y atropellan, luchan por la existencia y la prevalencia, los mensajes, los contenidos tanto de los medios tradicionales reconvertidos por la transmedia y las redes sociales.  

Una nueva cultura mosáica, parece instalarse en la conciencia de la nueva generación COVID. Una, en la que el conocimiento es mas autodidáctico, menos sometido al flagelo del programa. El individuo construye cada vez más, formas de asociación entre las ideas provenientes de los más diversos espacios de la comunicósfera y sus infinitas redes sociales ya sea cableadas o irrigadas a través de los sistemas de antenas y los satélites para constituir moléculas de conocimiento, células activas, órganos y algoritmos, sistemas y funciones, verdaderos cursus vitæ.

Ethernet, la red en el aire, es un buen aforismo para hablar de ese espacio que desde Teilhard de Chardin y su idea de “noosfera” (esfera de las cosas espirituales) hasta Bachelard y su noción de obstáculos epistemológicos (que inhiben por atavismos y nomenclaturas el acceso al conocimiento puro), o Harold Rosen y su concepción de la geoestacionariedad para los satélites llamados de comunicación (que permitió la comunicación instantánea en todo el planeta), son todos ellos elementos, premisas, que lejos de inspirar son en las que estriba la nueva generación para expresarse, construir y vivir en la realidad.

Las grandes empresas y no sólo las tecnológicas, están contratando independientemente del perfil y el récord académico, a personas que sepan resolver, pensadores directos que puedan trabajar en un ambiente de convivencia con la Inteligencia Artificial y el big data. Personas que intuyan nuevas formas de reducir la complejidad a parámetros manejables.

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Imagen: La Voz de Galicia.

Todos sabemos hoy que el teletrabajo permanecerá, que no nos desplazaremos más de manera inútil, ni nos someteremos al caos de los trasportes en horarios pico. Para ser productivos no necesitamos estar en un sitio específico, telepresencia y teleacción lo sustituyen.

Estamos acondicionando nuestros espacios cotidianos para hacerlos más cómodos y amigables, los videojuegos han contribuido a desarrollar nuevas ergonomías para operar interfaces donde la experiencia es más holística, audio, video, nuevos paradigmas sensoriales, impresoras e imágenes en tercera dimensión. Los asistentes y las formas de realidad virtual aparecen todos los días. Muchos jóvenes están contribuyendo a desarrollarlas. La domótica (la telemática en casa) está reemplazando a la burótica (la telemática de oficina). Esta ciencia inspirada por las experiencias de realidad encuentra en la Generación COVID a su principal promotora.

El espacio exterior se revalúa, los jóvenes quieren contribuir a materializar estos ideales, a  través de formas sencillas como el veganismo que crece exponencialmente. Una nueva conciencia de sostenibilidad aparece menos como un mandato de los organismos internacionales que como una forma natural de vida. La protección del ambiente comienza a partir de cambios sustantivos en la cotidianidad, en las formas de alimentación, en los modos de vestirse, en la utilización de fibras eco-friendly y desde luego en los modos de la comunicación.

La experiencia de asociación física está cambiando, el gusto por la alteridad, por la otredad se expresa de modo distinto. Los jóvenes se ven para tocarse, para sentirse, para intercambiar formas de libertad hasta hoy insospechadas. Toman nuevos riesgos y ponen en juego neurotransmisores poco utilizados antes, usando rincones del cerebro para conexiones neuronales distintas. La espiritualidad nueva esta allí, reconociendo la perfección del origen y la imperfección humana.

El trabajo en equipo no es sólo un trabajo humano sino un ejercicio auxiliado por instrumentos de inteligencia artificial y realidad virtual. Lo verdadero ya no está en el objeto sino en el sujeto que percibe. Las cosas son porque se experimentan aunque sean efímeras.

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Imagen: Rotary International.

En la historia de la humanidad son pocos las epistemes (los momentos de ruptura que provocan nuevas formas de pensar). Grecia al inventar la filosofía concibió uno, Rousseau habla claramente de esto en su Emilio que señala que comenzamos a construirnos cuando comenzamos a vivir de manera distinta.

La era COVID nos ha hecho comenzar a percibir la vida dese la fragilidad de la existencia, para la generación que lleva este nombre, la fragilidad es consustancial al espacio de realidad. La generación COVID es en este sentido una generación de carácter existencialista como lo fue la generación de la postguerra en Europa.

La educación no es para esta generación, otra cosa que la aprehensión de la realidad de una forma nueva y específica: doméstica y domótica, de naturaleza virtual. Los colegios que Rousseau llamaba risibles establecimientos lo son hoy en mayor grado. Este pensador que muere 10 años antes del inicio de la Revolución francesa es, sin embargo, el más grande inspirador intelectual de ésta. 

Hoy, pensar la educación es asunto de procuración de plataformas, de apoyos para la autoformación, quizá en una mixtura de contactos presenciales y de algoritmos didácticos que permitan el registro, la traza, la huella y la memoria de trabajo, y sobre todo su proyección para la adquisición de conocimiento significantes y venidos libremente de la totalidad, de esa enciclopedia abierta que es la comunicósfera.

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Imagen: Freepik.

Todos somos educandos y cada quien construye su propio vector de educación, el individuo es la carrera, no el programa, porque el individuo se resuelve en libertades y la escuela es atávica.

Pero ¿quién guía?, ¿qué referentes motivan?, ¿qué remplaza al maestro? Los nuevos marcadores de tendencia están en muchos casos desvirtuados, son estridentes y no tienen rumbo, quizá la mayor lección y el legado de la generación COVID sea la propuesta de reconocimiento de nuevos referentes axiológicos como los que parecen aparecer en la conciencia de naturaleza, la espiritualidad ecuménica, el servicio humanitario, la ingeniería de la inclusión y la conciencia de la fragilidad.

En México, la falta de identidad común, la ausencia de un contrato social respetado por todos, es probablemente responsable de la falla sistémica del sistema educativo, cuya “modelización” ha fallado. Las escuelas coloniales fueron divisorias, las del periodo independentista fallaron por su clasismo, la reforma trajo el modelo positivista cotidiano pero no pudo aplicarse de manera generalizada, los colegios extraídos de la revolución se probaron deficientes, los del periodo neoliberal mediocres en su mayoría y las de la cuarta transformación adolecen aun de una marcada falta de fuerza negociadora para restarle poder a los clusters mediáticos y desarrollar una verdadera política de inclusión digital. 

Ponerse a la escucha de la nueva generación y establecer paradigmas incluyentes no es fácil, pero no hay de otra.


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López Obrador se encuentra bien ante la COVID-19, pero no da señales de vida

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En palabras de Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra estable tras su contagio de COVID-19. Sin embargo, desde el anuncio sobre su reunión con el mandatario de Rusia, Vladimir Putin, el jefe del Ejecutivo en México no ha dado señales de vida. 

Durante la videoconferencia de prensa vespertina del 26 de enero, el subsecretario informó que el líder de la autollamada Cuarta Transformación, “está evolucionando bien”. Agregó que el máximo funcionario lleva dos días con síntomas leves y en su momento presentó dolor de cabeza y febrícula. Es decir, una temperatura mayor a los 37.3 y menor a los 38 grados centígrados en la toma axilar. 

De acuerdo con López-Gatell, el presidente de la República “está de buen humor” aunque reconoció que no ha hablado directamente con él. Todo lo contrario, aclaró que únicamente se puso en contacto con el equipo que lo está atendiendo. 

El encargado de la pandemia del coronavirus recordó que Jorge Alcocer Varela, titular de la Secretaría de Salud, es la cabeza de un grupo de especialistas que cuidan de López Obrador. Asimismo, comentó que debido a que está presentando una enfermedad ligera, no es recomendable que el tabasqueño utilice antibióticos. 

Cabe señalar que la jornada del martes, López-Gatell tuvo un cambio radical con relación a la postura de brindar información sobre el estado de salud del primer mandatario. Esto, sobre todo porque apenas el lunes había dicho que se respetaría “la privacidad” del ciudadano presidente y ahora advirtió que mantendrá al tanto a la población acerca del avance del padecimiento.

Entre dichos y hechos, el contagio del presidente de México ha resultado un tanto polémico a causa de diversos factores. Entre los más importantes, destacan sus múltiples intervenciones sobre el cuidado ante la COVID-19 e, incluso, la renuencia a utilizar artefactos como el cubrebocas. 

Contagio polémico de AMLO

El pasado domingo 24 de enero, López Obrador dio a conocer que resultó positivo al virus SARS-CoV-2. Aunque afirmó tener síntomas leves de la enfermedad, puso de manifiesto que comenzó con un tratamiento inmediato. 

Pese a la gravedad que pudiese representar la enfermedad COVID-19, el contagio del jefe del Ejecutivo no dejó de causar controversia, debido a la postura que a lo largo de la contingencia sanitaria, ha tenido quien ocupa Palacio Nacional

Y es que cómo olvidar todas esas veces que el primer mandatario desestimó la pandemia o advirtió que ya estaba domada. Incluso, de qué forma pasar por alto aquella mañanera cuando dio a entender que los amuletos religiosos ayudan a prevenir el SARS-CoV-2.

Resulta que durante la conferencia matutina del 18 de marzo del 2020López Obrador expresó que su “escudo protector y guardaespaldas” es el “detente”, haciendo alusión a una imagen de la religión católica. Asimismo, comentó que la honestidad y el combate a todo acto corrupto sirven como medio de protección. 

“El escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la corrupción… el detente enemigo que el corazón de Jesús está conmigo”, aseguró el funcionario hace casi un año. 

Meses después, en una gira por el estado de Chiapas, López Obrador afirmó que “no mentir, no robar no traicionar” son acciones que previenen los contagios del virus SARS-CoV-2. En este sentido, señaló que además de seguir medidas como la sana distancia, el lavado de manos o una buena alimentación, es importante “tener la conciencia tranquila”. 

“Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”, apuntó el funcionario. 

Finalmente y sumado al cúmulo de mensajes confusos hacia la población, hasta su último evento público —una gira por el estado de Nuevo León— el jefe del Ejecutivo se negó a utilizar cubrebocas. Esto, con todo y que en más de una ocasión, ha advertido que su administración gestiona por medio del ejemplo.

INEGI tira la versión oficial de defunciones por COVID-19

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¿La Secretaría de Salud (Ssa) oculta cifras?, ¿por falta de pruebas diagnóstico el Gobierno carece de certeza? Esta mañana, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó que de enero a agosto del 2020, México registró un total de 108 mil 658 fallecimientos por COVID-19. Es decir, 44 mil 244 pérdidas humanas más que las anunciadas por las autoridades sanitarias —64 mil 414 al 31 de agosto del año pasado—.

Si ya de por sí los números oficiales son alarmantes, resulta inaceptable que los encargados de contener la pandemia intenten disminuir sus  estragos o sencillamente carezcan de evaluaciones confiables. Y es que las consecuencias no son menores, sobre todo si se toma en cuenta que  en menos de un año, el virus SARS-CoV-2  pasó a ser la segunda causa de muerte más grande en el país

Registro oficial de COVID-19 al 31 de agosto. Fuente: Secretaría de Salud.

Según los datos arrojados por el INEGI, a lo largo de los primeros ocho meses del 2020, la COVID-19 se posicionó como la razón número dos de fallecimientos en México. Esto, únicamente por debajo de las enfermedades de corazón, mismas que se presentaron en 141 mil 873 personas en el periodo que comprendió de enero a  agosto de hace un año.

Así es como el 2020 —con ayuda de la autollamada Cuarta Transformación— cambió a la República Méxicana en una nación en luto.  Tan sólo en ocho meses, el país reportó 683 mil 823 defunciones y con ello, sobrepasó en 184 mil 039 al mismo periodo pero del 2019. 

Además de los padecimientos del corazón y el coronavirus, la gente perdió la vida en el 2020 por diabetes (99 mil 733 bajas); tumores malignos (60 mil 421); influenza y neumonía (29 mil 573). Asimismo, a causa de las enfermedades del hígado (27 mil 842), males cerebrovasculares (24 mil 928); homicidios (22 mil 798); accidentes (21 mil 0 49) y las afecciones pulmonares (15 mil 847). 

Principales causas de muerte en México de enero a agosto del 2020. Fuente: INEGI.

Cabe señalar que para su análisis, el INEGI consultó los certificados de defunción de las oficialías del Registro Civil.  En el caso de los decesos por COVID-19 contempló a las personas con el virus identificado, pero también a quienes quedaron en la categoría de “sospechosos”. 

Y es entonces cuando se encuentra otra deficiencia del conteo de la Secretaría de Salud. Resulta que el mismo Hugo López-Gatell Ramírez, encargado de la pandemia y subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, reconoció que muchas personas han perdido la vida sin siquiera tener seguridad de haber sido una víctima más del SARS-CoV-2

¿Faltaron pruebas para diagnosticar decesos por COVID-19?

Desde el principio de la pandemia, la estrategia contra la COVID-19 fue poco eficaz y opaca. Prueba de ello recae en que en abril del 2020, México se convirtió en el país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con menor cifra de exámenes diagnóstico. 

Con base en un reporte de la OCDE, mientras que la República Mexicana realizaba 0.4 pruebas por cada mil habitantes, Islandia  diagnosticaba 134.9; Luxemburgo 64.6; Estonio 36.9, Lituania 36.6 e Israel llegó a una tasa de 30.

Lo anterior se convirtió en un problema para el país debido a que muchas familias han quedado con la incertidumbre de saber si su ser querido falleció o no, por el nuevo coronavirus. A ello se le suma los procedimientos poco eficientes para tener acceso a los certificados y actas de defunción a lo largo de la contingencia. 

El cinismo tocó altos niveles cuando Hugo López-Gatell respondió a la prensa internacional sobre los cuestionamientos acerca de la veracidad de sus reportes de contagios y fallecimientos. El subsecretario de Salud expresó en mayo del año pasado que “las muertes por COVID-19 no siempre se pueden comprobar”. 

De acuerdo con el funcionario, muchas personas han fallecido con síntomas graves de coronavirus, pero no se les toma en cuenta, debido a que no hubo el diagnóstico de laboratorio. ¡Y claro que no lo hicieron! Incluso, en su momento,  el epidemiólogo se negó a realizar pruebas rápidas en el país, no obstante a que la positividad de México ha sido muy alta. 

Con escasez de exámenes, confusión en los datos y mensajes contradictorios a los mexicanos, el territorio nacional es escenario —hasta la actualización de cifras oficiales del 26 de enero— de 1 millón 788 mil 905 contagios acumulados de COVID-19 y 152 mil 0 16 defunciones a causa de la enfermedad. Es decir, ya dejó atrás cualquier pronóstico elaborado por las mismas instituciones a cargo. 

Para no dejarlo pasar, ahora que la “estrategia” de vacunación comenzó en el país, tampoco se han establecido mecanismos claros y transparentes para su distribución. A más de un mes del inicio del proceso, únicamente se lograron aplicar 652 mil 319 dosis del remedio sin siquiera terminar con el personal médico en la primera línea de la batalla. 

Finalmente, es fácil pensar que si el plan de vacunas será tan poco seguro y eficiente como lo ha sido el de control epidémico, México seguirá siendo territorio de cruces por un largo rato.

Zona Metropolitana registra hasta 900 hospitalizaciones por día

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Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), informó que la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) registra de 700 a 800 nuevas hospitalizaciones al día por COVID-19. Incluso, la funcionaria local advirtió que ha habido días en que los ingresos ascienden a 900 casos. 

Durante la videoconferencia de este 26 de enero, la jefa de Gobierno aclaró que en los últimos días se han estabilizado las entradas de pacientes a centros de atención. No obstante, comentó que el promedio semanal tiene un menor índice de variación que las actualizaciones diarias.

“En la Zona Metropolitana está entre 700 y 800. Llegamos a tener un día en que ingresaron hasta 900 en toda la Zona Metropolitana, pero hoy se ha estabilizado y poco a poco va disminuyendo”, dijo la funcionaria. 

Del otro lado, Sheinbaum Pardo señaló que el promedio de altas por día en la ZMVM es de 450. De dicha manera, comentó que ahora se pretende incrementar la cifra de “altas oportunas” a fin de recuperar espacios en los hospitales.

Bajo estas cifras y según el reporte brindado por las autoridades locales, la CDMX registró al 24 de enero, un total de 7 mil 2 88 personas hospitalizadas por coronavirus. De dicha cantidad, 5 mil 398 permanecen en camas generales y 1 mil 890 requirieron de intubación.

Y es que hasta la actualización del 25 de enero, la Ciudad de México se convirtió en el escenario de 450 mil 590 contagios acumulados del virus SARS-CoV-2. En la última jornada analizada presentó un crecimiento de 1 mil 840 nuevos casos. 

Las pérdidas humanas tampoco ceden en la capital del país. Todo lo contrario, hasta la actualización del lunes, la demarcación apuntó 27 mil 114 defunciones, es decir, tuvo un crecimiento diario de 194 pérdidas humanas. 

Supervisión del oxígeno y altas tempranas ante hospitalizaciones

Ricardo Sheffield Padilla, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), informó que el organismo ha hecho esfuerzos para garantizar el abasto del oxígeno ante la pandemia de COVID-19. Asimismo, comentó que se encargan de vigilar que no exista acaparamiento o alza de los costos. 

El procurador explicó que se han establecido mesas de trabajo con las empresas productoras de oxígeno. Esto, entre otras cosas, a fin de que las organizaciones privilegien la fabricación del oxígeno medicinal sobre el industrial

De acuerdo con Sheffield Padilla,  el principal problema que tiene la CDMX reside en que la gente no regresa los cilindros de oxígeno. En este sentido, pidió a la población que “por amor a la vida” devuelva los tanques, debido a que pueden servir para otros pacientes con el virus SARS-CoV-2.

Por su parte, Zoé Robledo Aburto, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), anunció la entrada en vigor de un nuevo programa de altas hospitalarias tempranas. Explicó que se trata de una medida cuyo principal objetivo consiste en otorgar una “pre alta” a pacientes leves con COVID-19 y así, evitar la saturación de centros médicos. 

“Cada tanque con el que se puede derivar a un paciente a su casa, significa una cama más para aquel paciente que inicia la enfermedad y puede tener un cuadro mucho más grave”, dijo el director del IMSS.

Finalmente y según las declaraciones de la secretaria de Salud, Oliva López Arellano, en la Ciudad de México se abrirán dos puntos adicionales para la recarga gratuita de oxígeno. Señaló que  los centros estarán en las alcaldías de Milpa Alta (centro de salud Minas de Cristo) y Álvaro Obregón (centro de salud San Salvador Cuauhtenco).

La salud de AMLO

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En el día 332 de la pandemia en México, al filo de las 18:30 hrs. del domingo, el anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador cimbró al país y lo puso en emergencia máxima, al confirmar en su cuenta de Twitter su contagió del terrible coronavirus SARS-CoV-2 causante de la enfermedad Covid-19.

El Primer Mandatario pasó, en un instante, de ser el líder que encabeza la lucha contra la pandemia a convertirse en parte de las siniestras estadísticas que han dejado ya más de 150 mil muertes y cerca de dos millones de personas contagiadas.

La mañana del lunes y hoy, martes, la secretaria de Gobernación, doctora Olga Sánchez Cordero, suplente en las mañaneras del presidente, comunicó que el Primer Mandatario se encuentra en “todo el ejercicio de sus funciones como Presidente de la República, estable y bien”. 

El mismo lunes, a media mañana, en un nuevo mensaje de Twitter, el presidente difundiría una foto donde se le ve bien e informaría que la llamada con el presidente ruso Vladimir Putin, permitirá adquirir 24 millones de vacunas Sputnik V, cuyo resultado de la fase 3 aún se desconoce.

Desde que anunció su contagio, llovieron mensajes de solidaridad nacional e internacional manifestando preocupación, respaldo y los mejores deseos por la pronta recuperación de la salud del presidente.

Aunque también proliferaron memes ingeniosos aderezados con la picardía mexicana que ve a la muerte con esa dualidad tan especial: por un lado, con respeto, pero también la reta, la trata con sorna y la invoca. 

A pesar de que en el mismo mensaje donde anunciara su contagio, el Primer Mandatario señala que sus síntomas son leves y ya está en tratamiento médico, no puede confiarse él, ni su grupo de médicos, ni nadie. 

Todos queremos que continué su mandato como si nada hubiera pasado, pero, pase lo que pase, haberse contagiado marcará un parteaguas, un antes y un después para AMLO.

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Foto: RTVE.

Además, una cosa es lo deseable y otra, muy diferente, la realidad que, tarde o temprano, siempre termina por imponerse.

Por eso, tenemos que ver con objetividad y responsabilidad cuál es la evolución del estado de la salud del presidente y, hay que decirlo, tenemos que estar preparados para cualquier escenario.

Con esto no digo que se encuentre mal, me refiero a estar preparados como nación para el mejor escenario y para que el peor desenlace no nos atropelle, aunque, insisto, todos queremos ver el mejor de los lados.  

Lo cierto es que, en los primeros días de contagio, los síntomas nos son tan severos como los que le siguen a la enfermedad, conforme se inocula el virus en el organismo humano.

Recordemos que el estado de salud, la edad y los antecedentes clínicos del Primer Mandatario son fundamentales e indican que los médicos deben estar muy alertas a su evolución sintomática.

El presidente es un hombre que duerme poco, trabaja en exceso y su edad, cercana a los 70 años, con padecimientos de hipertensión y el antecedente de haber sufrido un infarto, lo colocan entre la población muy vulnerable al agresivo y letal coronavirus SARS-CoV-2. 

Aunque ya se dijo que, por el derecho a la privacidad, no se van a revelar datos clínicos, los mexicanos tenemos derecho a saber cómo va su salud porque es un asunto de interés público.

Por lo pronto, el mandatario se encuentra bien, de lo contrario ya lo hubieran ingresado en un hospital y no podría ni llamar por teléfono con nadie. Esperemos que la carga viral que lo infectó sea leve y no trascienda.

Son momentos de tensión e incertidumbre que nos obligan a estar al pendiente de la salud del Primer Mandatario.

Esperemos que este hecho lamentable por cualquier lado que se vea, no paralice al gobierno y que reaccione en bloque y articuladamente para aminorar la crisis sanitaria que se está saliendo de control.

La pandemia ya está en las calles de la Ciudad de México con expresiones dramáticas: hospitales saturados.


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COVID-19: una crisis de salud y de Derechos Humanos

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La pandemia del virus SARS-CoV-2 no es sólo una crisis sanitaria y económica. Todo lo contrario, se trata de una puesta en la cuerda floja de los Derechos Humanos  —sobre todo de los grupos poblacionales con altos niveles de vulnerabilidad—. Así lo enfatizaron especialistas durante la conferencia “El Papel de la CIDH en la defensa de los Derechos Humanos frente al COVID-19”. 

Joel Hernández García, presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), expresó que la contingencia del coronavirus ha afectado a toda la humanidad. Además de los daños a nivel salud, apuntó riesgos en las garantías sociales, culturales, económicas y hasta de integridad personal.

En el encuentro virtual realizado por la organización México Justo.org ACJuan Carlos  Pérez Góngora, su presidente, aseguró que la pandemia del virus SARS-CoV-2 ha vulnerado los Derechos Humanos de gran parte de la población. En este sentido, afirmó que es tarea de las autoridades aplicar medidas de protección y respeto. 

Precisamente por ello, tuvo razón la exposición del CIDH, uno de los organismos más preocupados por garantizar el bienestar de las poblaciones de Latinoamérica. ¿Cómo? Por medio de ayudar a garantizar que “cada una de las políticas públicas establecidas en un país tengan como centro a la persona”, en palabras  de Hernández García.

Y es que efectivamente, el director del CIDH señaló que la Comisión se ha empeñado en trabajar en siete ejes. Todos ellos bajo el objetivo de crear conciencia en la labor de líderes nacionales.

Presidente del CIDH. Fuente: México Justo

Desarrollo de estándares de protección de derechos humanos

Hernández informó que la CIDH ha emitido un par  resoluciones en materia de Derechos Humanos a lo largo de la pandemia de COVID-19. Explicó que su objetivo consiste en acercarse a los Estados de América Latina a fin de orientarlos a realizar acciones con base en las garantías de sus poblaciones. 

“Lo que se busca con estas resoluciones es acercarse a los Estados y brindarles a los gobiernos estándares interamericanos relevantes para llevar la pandemia con un enfoque de Derechos Humanos.

Monitoreo y análisis del impacto de medidas estatales

De acuerdo con el presidente del CIDH, una de las facultades de la Comisión radica en crear conciencia en los actores nacionales. En este sentido, advirtió que para ello se requiere de un monitoreo cotidiano que permita realizar recomendaciones y exhortos a partir de ciertas situaciones que causan preocupación. 

Otorgamiento de medidas cautelares 

Hernández señaló que otras de las misiones de la Comisión Interamericana consiste en emitir medidas cautelares. Puso de manifiesto que por medio de ello, pretende dar recomendaciones a los diferentes Gobiernos para que ellos salvaguarden la vida e integridad de sus habitantes. 

Sistema de casos y dimensiones

Por otro lado, la CIDH también está recibiendo comunicaciones individuales de personas que denuncian violaciones a sus Derechos Humanos. El director del organismo señaló que el principal requisito para atender a las víctimas reside en el agotamiento de derechos internos de una nación. 

Promoción y capacitación 

De acuerdo con el Maestro en Derecho Internacional, la Comisión está creado tres guías de acceso: respeto al duelo, educación y acceso universal al internet. 

Comunicación pública 

La Comisión por medio de sus redes sociales ha desarrollado campañas de promoción de los productos que realiza para cumplir con sus objetivos. 

Articulación institucional y social

Finalmente, la CIDH ha realizado reuniones con diversos gobiernos a fin de conocer de primera mano las preocupaciones y acciones de los estados. Asimismo, no ha perdido la oportunidad de ser escucha de las  organizaciones de la sociedad civil. 

Previo a la culminación del evento digital, Pérez Góngora informó que México Justo.org AC llevará a cabo durante los próximos meses una serie de conferencias relacionadas con la procuración de los Derechos Humanos en México. Expresó que pretende crear un círculo de diálogo parecido al del año pasado en materia de organismos autónomos constitucionales.

¿No que estaba domada? Pandemia deja más de 150 mil decesos en México

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Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, la pandemia de COVID-19 quedó domada en México desde abril —apenas tres meses después de que llegó el virus SARS-CoV-2 al territorio nacional—. Pese al incremento desmedido de casos, hospitalizaciones y defunciones, el líder de la autollamada Cuarta Transformación reiteró en junio que “había pasado lo peor” de la contingencia sanitaria. Hoy, a menos de un año de que la enfermedad pisó por primera vez el país, hay más de 150 mil pérdidas humanas traducidas a familias deshechas, disminuciones de empleo y, sobre todo, a una estrategia fallida de la actual administración. 

De acuerdo con el reporte diario de la Secretaría de Salud (Ssa), hasta este 25 de enero, México es escenario de 150 mil 273 mil defunciones y con ello ocupa el cuarto lugar en todo el mundo en bajas por coronavirus. Asimismo, registra 1 millón 771 mil 740 contagios acumulados siendo el país 13 en casos acumulados ¡y los que faltan! Entonces, ¿cuándo quedó domada la crisis?

No obstante a los dichos de las funcionarios de la actual administración, los números no saben callar. Eso sumado a que según Samuel Ponce de León Rosales, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cifra real de muertes por COVID-19 en México y el mundo podría ser el doble de lo que se cree.

Y es que en el caso particular de México, existen ciertos errores en la estrategia de contención —ahora también de vacunación— del virus SARS-CoV-2. Entre las incongruencias, una reactivación económica apresurada y fines electorales en la repartición del remedio, las personas afectadas siguen al alza. 

Levantan Jornada Nacional de Sana Distancia en pleno brote

La Jornada Nacional de Sana Distancia fue la máxima política de confinamiento aplicada por el Gobierno Federal de México. Basada en el aislamiento social tuvo una duración entre el 23 de marzo y el 29 de mayo del 2020. Sin embargo, las autoridades decidieron levantar la acción en pleno repunte de casos y fallecimientos. 

La pandemia iba tan al alza que, 31 de los 32 estados de la República comenzaron la llamada “Nueva Normalidad” en semáforo rojo. Incluso, alrededor de tres meses después (22 de agosto), México rebasó las 60 mil pérdidas humanas, ese escenario catalogado como “catastrófico” por el propio Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

Autoridades dan un mensaje contradictorio

En lugar de que López Obrador y las autoridades sanitarias den un ejemplo claro a la población mexicana sobre las medidas de prevención a seguir, desde el inicio existió una serie de incongruencias y mensajes contradictorios. El más claro de ellos se depositó en el no uso obligatorio de cubrebocas, pese a la existencia de evidencia científica sobre su eficacia. 

Mario Molina, premio Nobel de Química, advirtió en su trabajo “Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del COVID-19” que el uso de cubrebocas en público es la medida más efectiva de evitar la transmisión del virus. Contrario a ello, el mismo presidente de la República se negó a utilizarlo hasta que el pasado domingo 24 de enero dio positivo a la enfermedad. 

Por si esto fuera poco, López-Gatell, encargado de la estrategia pandémica, decidió irse a una playa oaxaqueña en pleno repunte de contagios. En este sentido, faltó a la medida “quédate en casa” que tanto le quiere exigir a la población mexicana. 

López-Gatell en la playa. Fotografía: Cuartoscuro.

Vacunación con fines políticos 

Desde que el pasado 24 de diciembre comenzó la aplicación de la vacuna de Pfizer en México y hasta la jornada de este 25 de enero, apenas se han distribuído 642 mil 105 dosis del remedio. Es decir, luego de un mes, el país no ha llegado al millón de personas beneficiadas y ni siquiera ha concluído la vacunación de los miembros del sector salud.

Sin embargo, no es de extrañarse la lenta distribución de la vacuna, dado los fines político-electorales que ha impulsado la autollamada Cuarta Transformación. Prueba de ello recae en el uso de los denominados “siervos de la nación” en la aplicación de la sustancia o la centralización del remedio por parte de la Federación

Y es que aunque la Secretaría de Salud publicó ya la autorización para que gobierno estatales y el sector privado puedan adquirir la vacuna directamente con las empresas farmacéuticas, el primer mandatario bien sabía que no existe ya disponibilidad. Tan es así que los gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN) anunciaron que al hablar con AstraZeneca y Pfizer les prometieron vacunas hasta diciembre o el próximo año. 

Finalmente, así es como el presidente López Obrador y su equipo de trabajo han intentado hacer creer que las autoridades mexicanas han actuado correctamente tanto a nivel sanitario como económico. No obstante, las muertes, falta de hospitales, pérdidas de empleo, cierre de negocios y desesperación social dicen todo lo contrario.

Personal de salud no vacunado. Fotografía: Cuartoscuro.