pintura

Arturo Rivera, Réquiem

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Arturo, ya eras eterno antes de morir, ya eras infinito antes de irte, ya habías exorcizado todas tus pesadillas, ya habías convocado todos los horrores. Arturo ya, ahí está, en tus autorretratos, rondando, te mira y la ignoras. No más. El enano y la boca desdentada, el grito y el pájaro descuartizado, ahí a tu lado, y tú, magnífico, los pintas, los reinventas, porque tú eres el Maestro. ¿Para qué tanto virtuosismo si la vida es una mierda? ¿Morirte? Arturo, eso sobraba, ya estabas en las manos de la inmortalidad, ya te habíamos perdido hace mucho, ya no eras de nosotros. Tenías décadas habitando sólo en tus pinturas, dialogando con tus personajes, arrancando a la oscuridad sus rostros, sacando del abismo sus delirios.

Eres de tus obras, eres de esa escuela que creaste, de ese demonio que sembraste en cientos de jóvenes pintores que tomaron los pinceles para imitarte, para encontrar el secreto de tu lenguaje. ¿Cómo es que no le temías a la fealdad? ¿Cómo te regodeaste en la representación de eso que nadie quiere para sí mismo? Tus pinturas son una venganza, son una afrenta. No deberíamos mirarlas, no deberíamos tolerarlas, porque pintaste eso que odiamos. Pintaste a Tamora que se traga a pedazos a sus hijos, y lo hiciste con una maestría que denuncia el placer que sientes al recrear y llevar lo más lejos posible esas imágenes, esos estados de enajenación y éxtasis. Los huesos, los rostros contrahechos, los ojos desorbitados, las bocas aullantes, el dolor incontenible, creaste el canon del estremecimiento. La belleza es efímera y el horror es eterno.  

pintor mexicano Arturo Rivera
Autorretrato, 1981, Arturo Rivera.

Te miran los enanos de Velázquez, la miseria del Caravaggio, regresas al oscuro Barroco de donde vienes, y el cordero de Zurbarán te espera. La belleza se extingue, se degenera, la belleza persigue ser horrible algún día, en cambio el horror es inalterable, se detiene, es pétreo, por él no pasa el tiempo. Arturo, has utilizado esa tragedia, la manipulaste, para que tus obras traspasen las épocas, alcanzaste la genialidad que se esconde de sí misma, tus pinturas se pelean con esta condición, pintaste como poseído por una fuerza que fue más allá de ti mismo, te negaste a crear algo que no perturbe. Maestro, la muerte te arrojará con fuerza a la inmortalidad, porque eres, y serás, con tus obras, la leyenda del hombre que vivió y pintó en la orgía extraordinaria de la creación más absoluta.   

Arturo Rivera, pintor
Autorretrato, 2003, Arturo Rivera.

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En cuarentena: Chica de la ventana

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Homenaje al pintor Edward Hopper.

Tenía sus maletas listas para salir temprano, pero, con el inicio de la cuarentena, se quedó atrapada en un austero cuarto de hotel. Lo único que trae puesto es un corpiño que le cubre el talle. La noticia la dejó paralizada. Tiene un libro en sus manos, pero parece totalmente indiferente a su lectura. Sin decir nada, durante la noche él se las arregló para salir. Lo único que dejó es un pretencioso sombrero de copa que resulta totalmente inapropiado en la situación actual.

A ella no le molesta que se se haya marchado. En realidad, ya estaba sola. En su casa, mientras ella se refugiaba tocando el piano, él estaba absorto en la lectura de su periódico y otras actividades. Así se vive en Nueva York, no en vano dicen que es la ciudad de los artistas solitarios.A veces salían juntos, sin ir demasiado lejos. Como si fueran noctámbulos, visitaban la cafetería de la esquina de la casa, a una hora en que la poca concurrencia aumentaba su sensación de aislamiento. A mediodía, prefería almorzar por su cuenta, siempre sola, en el restaurante Chop Suey. Como si fuera un autómata,todos los días llegaba a las 13 horas y se sentaba en la misma mesa. No tenía que hablar ni que pedir nada porque el mesero ya sabía que siempre comía el mismo platillo.  

A pesar de que está acostumbrada a la soledad, ahora se siente ahogada en este minúsculo cuarto. Decide bajar al lobby de hotel para solicitar que la muden a otra habitación. Tiene que esperar un tiempo leyendo un libro ya que, antes que ella, en el mostrador hay una pareja vestida elegantemente y a punto de partir. Es difícil saber hacia dónde pretenden ir. Parece que no se han dado cuenta de la situación de emergencia.  Como la pandemia acabó con el turismo, y hubo varias cancelaciones, ella consigue cambiarse a un cuarto más amplio en una esquina con ventanales grandes y a un precio bastante razonable.

Ahora, puede sentarse en la cama con las piernas flexionadas y la cara erguida para recibir el sol de la mañana e intentar ver algo del paisaje urbano. Por el confinamiento forzado, con el paso de los días, ella se ha convertido en la chica en la ventana. Desde ahí, contempla una construcción naranja de tres pisos que ocupa toda la cuadra de enfrente y que, como el resto de los servicios de la ciudad, se encuentra cerrado.  Puede ser un edificio de gobierno, quizá un museo, o un centro comercial. En frente tiene el cilindro azul y rojo que anuncia la existencia de una peluquería que seguramente acabará clausurada por la ausencia de clientes. No hay un solo coche en las calles y a lo lejos contempla una estación de gasolina desierta. El único lugar donde hay gente es en la farmacia.

Conforme pasan los días, en este interior de verano, su cuerpo encuentra diversas posiciones para colocase junto a la ventana. A veces recibe el calor de los rayos de sol en ropa interior, y otras se extiende totalmente desnuda sobre la cama, o descansa sobre el piso como una nudista reclinada.En ocasiones, coloca un florero junto a la mesa de la ventana para que la vista se vea un poco diferente. Otras veces, acerca una silla para tomar el té con los rayos del sol, o utiliza el taburete y sube uno de los pies para inclinarse sobre el cancel y tratar de acercarse a los árboles.

En esta ciudad de fantasmas, la soledad no le incomoda. Lo único que extraña a ratos es tocar el piano y lo que más desearía es estar cerca de una marina en una habitación con ventana frente al mar.


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La urgencia de vivir

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Se robaron la risa. En tiempos aciagos, en momentos paranoicos y delirantes, de sanitización y desinfección. Sucedió, misteriosamente. Se robaron la risa. Entraron de noche, violaron la puerta. Expertos, saben ver en la oscuridad y no hacer ruido. Conocían muy bien el lugar, lo visitaron varias veces. Contaron los pasos para llegar a la sala, uno, dos, tres, setenta, aquí es. Inhalaron profundo. Encontraron la pintura. Los esperaba lúdica, reluciente, una escena imposible hoy, imperdonable, prohibida, exhibiendo el hedonismo perdido. Dos jóvenes riendo, Frans Hals, Barroco holandés, 1626. Es perfecta, la risa, las mejillas rojas, el tipo en primer plano con la garrafa de cerveza en las manos, barro esmaltado, hecho a mano, cerveza fermentada en casa, sin purificar, que se resbala como una sopa, llena el corazón y la barriga. Atrás de él, otro rostro, un adolescente rubio, sonríe cómplice, mira de reojo, se saborea el trago largo que darán de la misma garrafa. Qué más da si nos contagiamos de algo, qué más da si no te conozco, bebamos, que estamos vivos.

Hals el hedonista, endeudado, mujeriego y piadoso, dibujaba como poseso, perseguía la luz, la turgencia de la grasa, piel y músculos, pintaba rostros que no se cansaban de reír y beber, cuerpos que fornicaban y comían. Tres pecados capitales que en las pinturas de Hals son arte: lujuria, gula y pereza. Personajes que no piensan en el futuro, carcajadas de gozo, escotes impúdicos, cuerpos rozagantes, la peste en la puerta de la plaza, la Guerra contra España. Abrázame que mañana será tarde. ¿Quién se puede robar hoy esta escena descarada? Hoy que ocultamos la risa con un cubrebocas, que no podemos tocarnos, hoy pasteurizados, desnaturalizados, artificiales. Quiero a esos barbajanes bebedores como mis amigos, tráiganlos. Qué envidia no poder vivir en una pintura de Hals, nuestra cotidianeidad  higiénica, científica, claustrofóbica.

Frans Hals
Fotografía: The Jakarta Post.

En el Barroco tenían miedo y se amaban, se tocaban, no había cura para las enfermedades, se revolcaban de gozo, pintaban obras perfectas y componían música sublime. Es la tercera vez que roban esa pintura, 1988, 2011 y hoy, del mismo museo holandés, la diferencia es hoy. La realidad es esa pintura, la ficción somos nosotros, es este miedo paralizante. La realidad es la necesidad de ser plenos, sentir y entregarnos al presente. Hals tenía miedo, a la vejez, a sus acreedores, a sus enfermedades y pintaba gente feliz en ese instante. Sin penicilina, sin analgésicos, sin vacunas, gula, pereza, lujuria. Se robaron esa pintura para demostrar que el pasado no era como este absurdo presente. Robarla como un conjuro, talismán que acabe con este ridículo horror. La policía dice que la van a recuperar, es irrelevante. Lo escandaloso es ver esas mejillas gordas y rojas, ese instante en que los dos personajes presienten la fiesta que les espera. Ésa es la noticia. Ver dos rostros felices en todos los periódicos del mundo, y recordar que hace siglos teníamos miedo a la muerte, y disfrutábamos la vida.


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Se guarda el pincel de Manuel Felguérez

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Muere Manuel Felguérez: obras y biografía corta del pintor y escultor mexicano

La noche del domingo 7 de junio se cerró la caja de pinceles el pintor y escultor mexicano Manuel Felguérez. El artista zacatecano murió a la edad de 91 años.

La lamentable noticia la dio a conocer Alejanra Fausto, titular e la Secretaría de Cultura, a través de su cuenta de Twitter.

“Anoche murió el maestro Manuel Felguérez, artista total de México. Su legado es vasto y diverso, su obra, reconocida mundialmente, nutrió la obra de otros artistas. Generosa y extraordinaria persona, entrañable. Mi sentido pésame y acompañamiento a su familia, en especial a Meche”, escribió la secretaria.

Muere Manuel Felguérez: obras y biografía corta

Manuel Felguérez nació en Valparaíso, Zacatecas, en 1928, y a los siete años de edad se trasladó con su familia a la ciudad de México. Desde niño demostró inclinación por las artes, pero no es, sino hasta los 19 años, en su primer viaje a Europa, cuando descubre que lo más importante en el mundo era el arte; es entonces que decide iniciarse como escultor.

Desde 1956 se desempeñó en el ámbito académico, impartió clases en la universidad Iberoamericana, participó en la elaboración del proyecto de creación de la carrera de Artes Visuales, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de México (1970) donde fue maestro e Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas. Fungió como investigador huésped en la Universidad de Harvard (1976) y como profesor invitado en la Universidad de Cornell, en los Estados Unidos. Incursionó también en el campo de la escenografía, como parte del grupo de Teatro de Vanguardia.

Felguérez es un artista que ha transitado entre la pintura y la escultura; del lirismo al geometrismo y a la esquematización, que conjuga la tecnología con la tradición pictórica y que ha llegado a la perfección de la forma mediante los colores, las texturas, los volúmenes y las dimensiones.

Manuel nace como escultor y es en esta línea donde cosecha sus primeros frutos; realiza su primera exposición individual en el Instituto Francés de América Latina de la ciudad de México en 1954. En 1955 obtiene su primer premio de escultura en la Casa de México en París.

La producción pictórica y escultórica  de Felguérez es vasta y se encuentra diseminada en museos y colecciones particulares de México y del extranjero. Su labor creativa es inagotable.

Como un reconocimiento a su trayectoria y aportación artística, en 1998 se fundó el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, en un edificio del Siglo XIX, que fuera el Seminario Diocesano, en Zacatecas, cuyo acervo, en buena parte, fue donado por el propio artista.

Ha realizado más de 50 murales y esculturas en espacios públicos.

Los bigotes de Salvador Dalí apuntando a una sola dirección

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La surrealista personalidad de Slavador Dalí vista a través de sus bigotes.

Con mucha suerte y un estilo de vida impecable, el pintor surrealista Salvador Dalí cumple este 2020 31 años de muerto y para recordarlo veamos el trasfondo de su emblemático bello facial.

Sería una tarea rígida definir cómo era el genio catalán pues su comportamiento inquieto siempre dejó una neblina; entonces, ¿podríamos hurgar en torno a su universalmente conocido bigote?

El mismo Salvador Dalí sacó provecho de lo extraño de su persona, esto mencionó en una entrevista para EL País: “De mí siempre se habla de los mismo: los bigotes, el tal, el cual. Eso es indispensable a mi mitología e incluso me ha protegido mucho, porque así nadie sabe quien soy”

Un vestigio que dejó Dalí sobre su bigote fue en un fragmento de su libro Diario de un genio:

“En tres días terminé de asimilar y digerir a Nietzsche. Finalizada tan opípara comida, sólo me faltaba abordar un detalle de la personalidad del filósofo, un último hueso que roer: ¡sus bigotes! Más tarde, Federico García Lorca, fascinado por los bigotes de Hitler, proclamaría que «los bigotes constituyen la constante trágica del rostro del hombre». ¡Hasta en los bigotes iba yo a superar a Nietzsche! Los míos no serían deprimentes, catastróficos, repletos de música wagneriana y de brumas. Serían afilados, imperialistas, ultrarracionalistas y apuntarían hacia el cielo, como el misticismo vertical. como los sindicatos verticales españoles”

Así describía Salvador Dalí sus bigotes, afilados, estéticamente mejores que los del filósofo Nietzche incluso, apuntando al cielo:

¿Por qué en esa dirección?

El daño moral de “Zapata después de Zapata”

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La controversia suscitada por la exhibición en el Palacio de Bellas Artes, de la pintura de Fabián Cháirez es todo menos simple. Comentaristas y comunicadores diversos han descalificado la postura de quienes cuestionan la exposición de la pintura en el máximo recinto cultural del país, calificándolos de intolerantes. La paradoja es que, no entender la naturaleza del conflicto, hace que esa descalificación sea intolerante.

Con sus debidos matices y estándares técnicos, buena parte de la labor de los legisladores en un país, sean de la jurisdicción y nivel que sean, consiste en interpretar los valores y sentimientos imperantes en la sociedad y representarlos, defenderlos y mejorarlos a través de leyes que sigan esa orientación. Propósito que, entre más cercano es a temas socialmente vivos, es más difícil de cumplir. En asuntos como éste, estamos ante visiones enfrentadas, unas que nacen como el nuevo signo de los tiempos, otras que han campeado por años y que se resisten al cambio. Pero unas no pueden imponerse a las otras simplemente por ser vanguardistas o políticamente correctas. Digamos que, se vale, estar de un lado o del otro, y en cada bando hay argumentos atendibles.

Juguemos a ser el Juez al que someten el caso, y así entenderemos la dificultad que la complejidad del asunto supone. Tenemos a una parte, agraviada, que demanda la supresión de la exhibición del lienzo del recinto cultural; y por la otra, un pintor, y una institución que defienden su libertad de expresión al plasmar la obra y exponerla en un evento conmemorativo del prócer de la patria. Resulta singular que, para pronunciarse sobre este conflicto, se recurra a la ley, cuando tendría que ser la primera fuente de consulta y apoyo.

moral zapata
Fabián Cháirez, pintor mexicano (Fotografía: Abstracto Noticias).

Lo que inicialmente debe citarse es la existencia de una legislación, de la Ciudad de México, olvidada y no replicada en otras entidades, que contiene las claves para la resolución del conflicto. Una legislación denominada: “Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen”. Según reza el articulado de la misma, ésta tiene por finalidad regular el daño al patrimonio moral derivado del abuso del derecho de la información y de la libertad de expresión. Hay que subrayar este primer concepto que la ley crea, el denominado “patrimonio moral”.

La ley inicia su discurso señalando que se reconoce el derecho a la información y las libertades de expresión e información como base de la democracia instaurada en el sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo que tiene como presupuesto fundamental la defensa de los derechos de personalidad de los mexicanos. Éste es un excelente concepto que, de entrada, parece crear la plataforma normativa, amplia y suficiente, para que expresiones como el cuadro controvertido pueda existir y ser exhibido.

La problemática empieza a extender sus tentáculos cuando define que el ejercicio del Derecho de Personalidad es la facultad que tienen los individuos para oponerse a la reproducción identificable de sus rasgos físicos sobre cualquier soporte material sin su consentimiento y el respeto a la valoración que las personas hacen de la personalidad ético-social que se identifican con la buena reputación y la fama. Claramente, un tema que la ley no resuelve, es el planteamiento de si tales derechos de oposición los pueden ejercer los familiares de un personaje fallecido, o si, inclusive, corresponde a la autoridad hacer su defensa tratándose de figuras destacadas de nuestra historia. Bajo ese argumento, resultaría un contrasentido que la propia autoridad convocada para la defensa de los derechos de personalidad de Emiliano Zapata, sean vulnerados por ésta.

Siguiendo con la parte conceptual, la ley determina que el honor es la valoración que las personas hacen de la personalidad ético-social de un sujeto y comprende las representaciones que la persona tiene de sí misma, que se identifica con la buena reputación y la fama. El honor es el bien jurídico constituido por las proyecciones psíquicas del sentimiento de estimación que la persona tiene de sí misma, atendiendo a lo que la colectividad en que actúa considera como sentimiento estimable. ¿Ah verdad? Ya sobre esta línea las cosas no son tan simples como parecen, partiendo de que el umbral legal del honor se define por la idea que la persona tiene de sí misma.

Si queremos aderezar la discusión otro poco, es el límite que la ley define para la libertad de expresión al establecer que, para sobrepasar el límite de lo tolerable, las expresiones deberán ser insultantes, insinuaciones insidiosas y vejaciones, innecesarias en el ejercicio de la libertad de expresión y derecho a la información. Por lo tanto, la emisión de juicios insultantes por sí mismas en cualquier contexto, que no se requieren para la labor informativa o de formación de la opinión que se realice, supone un daño injustificado a la dignidad humana.

moral y zapata
Ilustración: Pinterest.

La imagen de una persona, dice la ley, no debe ser publicada, reproducida, expuesta o vendida en forma alguna si no es con su consentimiento, a menos que dicha reproducción esté justificada por la notoriedad de aquélla, por la función pública que desempeñe o cuando la reproducción se haga en relación con hechos, acontecimientos o ceremonias de interés público o que tengan lugar en público y sean de interés público. Cuando la imagen de una persona sea expuesta o publicada, fuera del caso en que la exposición o la publicación sea consentida, con perjuicio de la reputación de la persona, la autoridad judicial, por requerimiento del interesado, puede disponer que cese el abuso y se reparen los daños ocasionados.

En conclusión, según la ley, el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a informar se debe ejercitar en armonía con los derechos de personalidad. No se considerará que se causa daño al patrimonio moral cuando se emitan opiniones, ideas o juicios de valor sobre cualquier persona, siempre y cuando no se utilicen palabras, frases o expresiones insultantes por sí mismas, innecesarias para el ejercicio de la libertad de expresión. Las imputaciones de hechos o actos que se expresen con apego a la veracidad, y sean de interés público, tampoco podrán ser motivo de afectación al patrimonio moral.

Respecto de las expresiones artísticas, ninguna ley en el país las excepciona de este marco general, de modo que los criterios apuntados son aplicables a toda clase de manifestaciones realizadas bajo el gran paraguas constitucional de la libertad de expresión. Lo que aquí se cuestiona no es el derecho del pintor a plasmar lo que quiera en el lienzo, sino la difusión que Bellas Artes le da al exhibirlo.

En resumen, el caso confronta dos derechos de la máxima jerarquía en nuestro sistema normativo. La libertad de expresión, por el lado del exhibidor de la obra de arte, y el derecho a la reputación, el honor y la propia imagen, agrupados todos bajo el rubro del derecho a la privacidad.

De mi parte, celebro la discusión abierta, no la violencia para hacer valer los argumentos. Si concluimos que la ley es obsoleta o imprecisa habrá que reformarla, pero es claro que ésta será la única forma civilizada de definir los derechos y resolver las diferencias. Todo lo demás es justicia por propia mano.

Espero sinceramente que estos conceptos te ayuden a dictar el fallo.

Luciana Cacciaguerra da mensaje de paz para América Latina

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La pasión por el arte corre por sus venas y la pintura es la expresión perfecta para reflejarlo.

“El arte se concibe como la expresión del ser humano, pero más allá de un término didáctico, es realmente un reflejo del ser humano, de su interioridad, la carga espiritual y emocional que moldea la expresión de lo que crea.” Así es como la Condesa Luciana Cacciaguerra define a la expresión que le ha dado sentido a su vida y conforma la pasión que lleva dentro.

Luciana Cacciaguerra Reni proviene de la familia Conti Cacciaguerra de San Carlo di Roversano y en su árbol genealógico resaltan personalidades como Guido Reni y Dante Alighieri. Desde pequeña experimentó la felicidad al tener en sus manos un poco de arcilla o plastilina, con la que echaba a volar su imaginación y creaba formas y figuras.

Esa misma sensación, es la que la Condesa Luciana Cacciaguerra sigue experimentando cada vez que toma un pincel y plasma en lienzo sus emociones, experiencias, sentimientos que la conforman y, a través de una fusión de flora y fauna, busca enviar un mensaje de que buscan dar un mensaje de armonía, que invite al ser humano a reflexionar sobre sí mismo y su capacidad de vivir en armonía con él, sus emociones y entorno.

“Tratar de que el ser humano pueda vivir con todas las diferencias que él mismo crea, pero pueda vivir en tolerancia, armonía, fluidez y generosidad. Por eso fusiono la flora y fauna, que son tan diferentes sin embargo viven en armonía,” comparte Luciana Ciciaguerra en entrevista con El Semanario Sin Límites.

La Condesa Luciana Cacciaguerra Reni tiene un apego innato con la cultura latina, ya que pasó su infancia en Venezuela y durante su carrera estuvo en contacto con la comunidad latina en Miami, Florida, por lo que su sensibilidad emocional y espiritual tiene toques hispanos que se ven reflejados en sus pinturas.

El pez tropical es uno de sus símbolos prevalecientes en sus obras. La libertad, fluidez, vida, color y alegría de los peces, se combina con lo exquisito de la flora, dando un resultado único y original en cada obra.

Inseminación - Luciana Cicciaguerra Reni
Inseminación – Luciana Cicciaguerra Reni

El apego de Luciana Cacciaguerra Reni con la cultura latina la lleva a considerar que hoy en día, ante las fuertes crisis que viven países latinos como Venezuela, Bolivia y Chile; el arte sufre de un silencio sepulcral, opacado por los agravados problemas de hambre y pobreza que impiden a los individuos disfrutar de obras artísticas.

“El arte está confinado al silencio porque es algo que hasta ciento punto uno aprecia cuando las cosas están bien. En situaciones adversas, las problemáticas son tan graves que hacen desaparecer el arte y deja de ser prioridad,” señaló la artista.

En este sentido, para la Condesa italiana el arte representa una esperanza y a través de sus obras busca inyecten destellos de felicidad, alegría, armonía y paz a los conflictuados espíritus inmersos en las crisis y problemas cotidianos.

“Mi mensaje es tratar de que el ser humano pueda vivir con todas las diferencias que él mismo crea, pero al mismo tiempo pueda vivir en tolerancia, armonía, fluidez y generosidad. Por eso fusiono la flora y fauna. Son tan diferentes sin embargo viven en armonía,” indicó.

El arte de la Condesa Luciana Cacciaguerra Reni estará en exposición en México y formará parte de la Subasta Anual de Arte a beneficio de una asociación para apoyo de cáncer como un tributo a la actriz Edith González amiga cercana del galerista Oscar Román.

En febrero 2020 se realizará una nueva exposición en México y Luciana Cacciaguerra Reni participará en Zona Maco 2020.

Pavo Soberbio – Luciana Cicciaguerra Reni

Anestésicos

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Crear una obra exige la existencia, destruirla pide un instante. Tomar de la decisión de manifestar las más íntimas ideas y pesadillas, a través de las virtudes que cultivamos, llevarlas al escenario de la galería o el museo, es la aventura de hacer arte, mientras destruirla sólo pide el vicio autoindulgente de la envidia. Recuperar y conservar una pintura o una escultura, el trayecto novelesco de una obra que sobrevivió siglos, pasando por guerras, herencias, persecuciones, censura, pasiones, y alcanzar el reposo en las salas de un museo, hasta que llega alguien cargado de ira y se lanza en contra de esa historia. La Gioconda y el dibujo de La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana de Leonardo, La Piedad de Miguel Ángel, La Venus del espejo de Velázquez, La Ronda Nocturna y Dánae de Rembrandt, El pensador de Rodin, el Guernica de Picasso, han sido atacados, demostrando que la violencia es un retroceso en la capacidad creadora.

Restaurar la pintura Dánae de Rembrandt fueron 12 años largos y tortuosos, el criminal le arrojó ácido y la acuchilló, destrozando la belleza de la estéril princesa, cubierta de la lluvia dorada que Zeus obsequia para fecundarla. En muchos casos argumentan que los ejecutores padecían una enfermedad mental, y sin embargo eso no explica el odio que desata el portento de la inteligencia materializado en una obra de arte. Los griegos llamaban “anestésico” al que era incapaz de apreciar el arte y la belleza, era “insensible”, de ahí se deformó el uso de la palabra para llevarlo a la medicina.

En los museos desde que el selfie invade las salas, muchas obras han sido dañadas sólo por el gusto de tener del instante de la fotografía. Las innumerables manifestaciones sociales con consignas de variada temática destrozan lo que ven a su paso, incluido el arte, en ellos y en los selfie adictos no cabe el argumento de enfermedad mental. Son evidentes las coincidencias entre los criminales psiquiátricos, los turistas y los criminales con “causa”: la primera es la decisión que ellos son más importantes o valiosos que esa obra; ellos tienen la autoridad para destruirla; la presencia estética de esa obra es un motivo para destruirla; desprecian el valor comunitario del arte que está en la calle o en los museos; la obra les permite exhibirse a través de ella; finalmente, sus motivaciones destructoras son más fuertes que las motivaciones creadoras.

El criminal que dice que es Jesucristo y rompe La Piedad con un martillo, es igual que el “justiciero social” que hace lo mismo en su protesta, porque los motivos no cambian el resultado. Es incongruente que nos pidan solidaridad con una causa y repudio con la obra. El arte y la belleza son buenos para la sociedad, un entorno con obras públicas, y en los museos, crea un ambiente armonioso. El origen de la palabra “vándalos” está en los invasores bárbaros que en la guerra saquearon a la antigua Roma, son los destructores. El saqueo cultural y moral se hace destruyendo al arte.