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COVID-19 aceleró el uso de robots

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El uso de robots en los procesos de producción y en una serie de servicios iba al alza desde mucho antes de la aparición del COVID-19, como es de amplio conocimiento y se esperaba que la tendencia sólo se profundizara. En un estudio de 2017 de McKinsey, estimaba que la mitad de los trabajadores en Estados Unidos eran reemplazables por la automatización y los robots (y en México esta proporción era similar según la misma fuente).

La actual pandemia ha estado acelerando enormemente la incorporación de robots y la automatización en muy diversas labores. El hecho de que estas máquinas no estén expuestas al contagio y, por tanto, no necesiten hacer cuarentena ni mantener distanciamiento preventivo los hace muy atractivos en estos momentos. Ello sumado a las ventajas que ya ostentaban antes de la pandemia: la posibilidad de programarlos y supervisarlos digitalmente, de autocorregirse, de tener una alta productividad, además de poder trabajar 24 horas sin descanso ni vacaciones, de no requerir el pago de seguro social y todo ello facilitado por el hecho de que su costo se había reducido considerablemente. A lo anterior hay que agregar que con el uso de inteligencia artificial los robots han ampliado mucho sus posibilidades, por ejemplo, para realizar un aprendizaje profundo, con lo cual sus funciones se multiplican (reconocimiento facial, diagnósticos médicos, etcétera.).

En estos momentos de pandemia, los robots están realizando labores esenciales y al mismo tiempo de alto riesgo como la limpieza en los hospitales, tomar la temperatura de personas (a tres metros de distancia), así como la presión sanguínea y la saturación de oxígeno de los pacientes. Los robots UVD, desarrollados por los daneses desde 2014 (que desinfectan con luz ultravioleta y eliminan 99.99 de los virus, bacterias y hongos), han tenido una alta demanda internacionalmente en este período (NYT y BBC). En México el Instituto Politécnico Nacional (IPN) también está desarrollando un robot similar a los descritos que desinfectará con luz ultravioleta hospitales de México. De igual modo existen robots y drones para llevar muestras potencialmente infecciosas de pacientes a los laboratorios, evitando el contacto directo.

robots en covid
Fotografía: Energía Hoy.

Los nuevos robots que se están incorporando aceleradamente a algunas funciones en la emergencia actual seguramente serán conservados en forma permanente especialmente si se trata de los que ayudan a la desinfección. Si consideramos que antes de esta pandemia había numerosas muertes ocasionadas por infecciones contraidas por pacientes en los propios hospitales y que el problema de higiene se vuelve agudo en una pandemia, el contar con un mucho mejor instrumento para desinfectar los nosocomios será un incentivo para mantener la práctica de limpieza con robots en forma permanente. La probabilidad se refuerza, considerando que el COVID-19 es una de tres pandemias de coronavirus experimentada en los últimos 20 años (siendo las otras dos SARS y MERs) y que hay perspectivas de que estos episodios reaparezcan en el futuro. Con esto en mente y viéndose profundamente perjudicados a raíz de la paralización de sus actividades por el posible contagio, o porque la aglomeración de personas que en algunos lugares es inevitable, muchos otros establecimientos, además de los hospitales, están incorporando este tipo de robots para asegurar un medio más saludable como es el caso de aeropuertos, hoteles, prisiones, entre otros (NYT).

El uso de los robots ha resultado muy útil también para ayudar al distanciamiento social en los lugares de trabajo al ser usados, por ejemplo, en las fábricas o en bodegas de almacenamiento para transportar material entre un humano y otro, evitando el contacto directo entre ellos (Fetch Robotics HMIShelf). Asimismo, hay perros robots que pueden monitorear el correcto distanciamiento social en los parques (Singapur).

Los robots están siendo incorporados en áreas en que eran muy poco frecuentes, pero que con el distanciamiento social son capaces de resolver problemas urgentes, como en la actividad de comidas y su distribución. Este tipo de automatización tiene la ventaja adicional de dar confianza a los consumidores porque no sólo no necesitan entrar en contacto con otros humanos para obtener un servicio, evitando así la posibilidad de contagio, sino también saben que en la cadena de producción no hubo mayor intervención de personas. Existen ya robots que pueden ubicar los productos en una tienda de comida de acuerdo con el pedido de un cliente y los puede empacar para ser despachados. Empresas como Walmart y Amazon ya tienen robots móviles en sus tiendas y bodegas que pueden manejar funciones esenciales como manipulación de materiales, evaluación de inventarios y limpieza.

En la actividad de envío y entrega de productos también se están incorporando robots. Es el caso de un plan piloto de Rappi y KiwiBot que están siendo probados en Medellín, Colombia, para despachar alimentos a domicilio, con el fin de evitar el contacto de persona a persona. Estos tipos de robots se crearon antes de esta pandemia. Por ejemplo, Starship Technologies, una compañía de San Francisco, Estados Unidos, pero con su oficina de ingeniería en Estonia, diseñó robots para entrega a domicilio en 2014 y ya funciona en diversas ciudades y ha visto su demanda crecer significativamente con la pandemia. Estos son sólo dos ejemplos entre muchos que están impulsando la entrega a domicilio de esta manera.

robots repartidores
Fotografía: El Tiempo.

En los restaurantes la presencia de robots va a intensificarse considerablemente a medida que empiece a relajarse la cuarentena. Por ejemplo, la cadena McDonald’s ha estado probando robots cocineros y despachadores (BBC). En Dinamarca, uno de los primeros países en comenzar a regularizar sus actividades tras superarse en gran medida la pandemia, los robots comienzan a ser parte de los integrantes de los restaurantes y bares. Estos incluyen meseros, que toman la temperatura a los comensales y los sientan en las mesas con el distanciamiento requerido. Los humanos aún toman las órdenes con un distanciamiento apropiado y la comida la trae nuevamente el robot a la mesa, mismo que posteriormente aparece para recoger los platos.

Como observado al principio, mucho antes de la pandemia ya había un proceso en marcha muy acelerado para automatizar múltiples tareas. Destaca el sector automotriz por ser el que absorbe alrededor de la tercera parte de los robots producidos anualmente en el mundo (le sigue la industria eléctrica/electrónica), aunque aún requiere del trabajo humano, pero cada vez en menor medida. Además, en la medida en que esta industria ha ido creciendo y ha habido nuevas inversiones, la demanda por robots ha ido cambiando hacia máquinas más modernas, más colaborativas y más flexibles. Acompañan a este proceso una progresiva sustitución de mano de obra humana por la robótica y de inteligencia artificial. La industria automotriz ha sido fuertemente afectada por el COVID-19 y su actividad probablemente baje a la mitad durante 2020. Miles de trabajadores han sido suspendidos o despedidos de las plantas automotrices y se espera que la demanda de robots en este sector disminuya considerablemente este año.

Hay otros sectores que, en contraste, apenas han notado los efectos paralizadores de la pandemia debido a que la robótica y la IA dominan totalmente el proceso productivo de forma que no han tenido que detener su actividad ni tomar precauciones especiales. Éste es el caso de las actividades manufactureras más complejas actualmente, es decir, las que producen los semiconductores más avanzados. Las empresas involucradas operan a una escala nanométrica y producen millones de transistores que no podrían ser elaborados por las manos humanas, de manera que no hay presencia de personas en el proceso productivo. De hecho, en la empresa líder en esta rama –TSMC de Taiwán, la mayor productora de semiconductores en el mundo– se controla la producción remotamente por ingenieros y no hay trabajadores en la planta. Este tipo de empresas ha seguido produciendo durante la pandemia sin interrupción aunque estén ubicadas en lugares tan afectados por el virus como Wuhan, China, como es el caso de la empresa Yangtze Memory Technologies, productora de chips (The Economist).

robots y coronavirus
Fotografía: Reuters.

Tras la pandemia, muchas cosas habrán cambiado, como la automatización y robotización de las actividades productivas de bienes y servicios. El temor, por tanto, no es sólo el efecto que está teniendo y tendrá esta pandemia sobre la actividad económica de todos los países, sino también cómo cambiará la demanda y estructura del empleo. La automatización del sector manufacturero ha sido un factor palpable desde hace al menos una década, pero la sustitución –posiblemente masiva– en los servicios por la digitalización, como en el comercio (por el e-commerce), la posible robotización en sectores de servicios de restaurantes y turismo, así como la sustitución de personal de limpieza en hospitales y muchos establecimientos, si llega a países en desarrollo como México, puede ser catastrófico, dado que una parte importante del empleo se da en estos últimos sectores.

En enero de 2020, antes de haberse generalizado la pandemia, el Foro Económico Mundial estimaba que existirá la posibilidad de crear 6.1 millones de empleos globalmente entre 2020 y 2022 en profesiones emergentes a partir de la automatización y otras modalidades tecnológicas. Con las transformaciones tecnológicas en marcha y aceleradas por el COVID-19, la importancia de prepararse para esta transición pasa a primer plano. Particularmente relevante es adaptar el proceso de educación de la población desde primaria hasta la universidad inclusive, además de impulsar la educación continua para la reorientación de capacidades hacia mayores destreza. Sin una alfabetización digital las personas no podrán desempeñarse en un mundo en el que la digitalización se presentará en todos los campos de la actividad humana.


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De las vacunas. ¿Las vacunas salvación del mundo? 2ª parte

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En el artículo de la semana pasada hablamos sobre el inicio de la historia de la vacunación que empezó con el desarrollo “artesanal” de la vacuna contra la viruela y cómo llego a Europa vía Turquía en 1700.

El proceso de la inmunización contra la viruela fue muy lento ya que siguió durante los siglos XVIII y XIX, y es hasta 1979 cuando se erradicó. Es interesante notar que en México, el Dr. Francisco Xavier de Balmis, en 1804 empezó a vacunar a la población contra la viruela. Ahora ya saben por qué una calle de la Ciudad de México tiene este nombre.

Probablemente la primera ocasión en que una vacuna fue aplicada a toda la población fue en Francia, ya que en 1812 Napoleón la declaró obligatoria para todo el ejército y luego para toda la población.

Otra fecha importante en el desarrollo de las vacunas se dio en 1890, año en que Shibasaburo Kitasato y Emil von Behring inmunizaron cerdos de Guinea contra la difteria, usando un suero basado en sangre calentada de animales que se habían recuperado de la enfermedad y que podían curar la difteria en los animales inyectándoles productos elaborados a partir de un animal inmunizado. Luego iniciaron pruebas en humanos, lo cual confirmó que el procedimiento sí servía para tratar la difteria en personas, utilizando la sangre de animales grandes como caballos para elaborar el suero. Por ello, a partir de 1895 se autorizó continuar con la llamada antitoxina de difteria para su uso en personas.

ciencia de las vacunas
Estampa de Emil von Behring y Shibasaburo Kitasato (Imagen: Colnect).

Von Behring ganó el Premio Nobel de Medicina en 1901 por su trabajo sobre la difteria.

Dado el éxito del método, éste se aplicó para desarrollar vacunas para otras pestes como el tétanos, viruela y la plaga bubónica.

Durante los primeros años de la preparación y uso de las vacunas no existían métodos para comprobar la pureza de las bacterias utilizadas y las pruebas de potencia en animales se hacían con poca frecuencia. Esta falta de precaución causó accidentes, así por ejemplo, en 1902, una de las vacunas contra la peste bubónica se contaminó provocando la muerte por tétanos a 19 personas en la población de Mulkwai en la India.

Louis Pasteur fue el que dio un gran paso adelante en la historia de las vacunas, al demostrar que muchas enfermedades eran causadas por organismos tan pequeños que no podían ser vistos por el ojo humano. Utilizando ese conocimiento realizó una serie de experimentos y descubrió que al administrar una forma debilitada o atenuada del microorganismo que produce la infección, se consiguen unas defensas más puras que introduciendo un germen productor de otra enfermedad similar a la que se quiere prevenir.

El éxito de Pasteur, además de su inteligencia y tenacidad, se basó en dos factores:

1. Hacía su investigación reuniendo información que recopilaba al platicar con veterinarios, agrónomos, granjeros, pastores y médicos, incluyendo cirujanos.

2.- Reuniendo un gran equipo de personas que trabajaron con él y que cumplían distintas funciones desde la recopilación de la información y su análisis, hasta la experimentación e implementación de sus hallazgos.

vacunas pasteur
Pasteur con su equipo en 1894.

En 1881 Pasteur, con base en sus investigaciones, hizo un llamado a la Academia Francesa de la Ciencia para que se implementara un extenso programa profiláctico contra todas las enfermedades de origen infeccioso. En ese discurso introdujo el término “virus vaccin”.

En 1885 Pasteur administró la vacuna de la rabia a Joseph Meister, un niño de 9 años. Este experimento armó un gran revuelo y fue muy censurado porque suponía la introducción deliberada de un microorganismo mortal en el cuerpo humano. Naturalmente, se trataba de un microorganismo debilitado tratado de forma conveniente en su laboratorio, y el éxito del experimento fue rotundo.

Pasteur y su equipo también desarrollaron la vacuna contra el cólera y contra el carbunco, enfermedad contagiosa que se da en las aves, y si se transmite a los humanos produce ántrax.

El 4 de junio de 1887 Louis Pasteur fundó el Instituto Pasteur de París, cuya misión es contribuir a la prevención y el tratamiento de las enfermedades, especialmente las infecciosas, a través de la investigación, la enseñanza y acciones de salud pública.

Este Instituto continúa con sus actividades a la fecha y ha ayudado de forma importante a controlar muchas enfermedades virulentas como la difteria, el tétanos, la tuberculosis, la poliomielitis, la gripe y la fiebre amarilla. Actualmente es uno de los institutos que está haciendo experimentos para desarrollar una vacuna contra el COVID-19.

En la siguiente entrega hablaremos sobre el desarrollo de las vacunas a partir de los importantes hallazgos que hizo Pasteur para la humanidad.


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Gestación subrogada y COVID-19

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Con la colaboración de Mónica E. Robles García
(Maestra en Trabajo Social).

Diversos medios de comunicación internacionales, han dado cuenta sobre la situación de más de 100 recién nacidos mediante gestación subrogada, que se encuentran varados en un cuarto de hotel en Kiev, Ucrania. Lo anterior debido a las medidas de confinamiento impuestas por el Ministerio Ucraniano de Relaciones Exteriores, en virtud de la pandemia COVID-19, que han impedido la entrada al país a extranjeros, impidiendo así, que los padres de estos recién nacidos se reúnan con ellos. Ucrania es uno de los principales países de Europa del Este, en donde se practica la gestación subrogada, al igual que sucede en otros países de América, como Estados Unidos, Canadá e incluso México.

Cabe mencionar que en aquel país el procedimiento de la gestación por encargo con participación de extranjeros es legal. Recordemos que en México antes del 2016, Tabasco era otro de los destinos predilectos por extranjeros para la práctica de la gestación por encargo.

gestacion subrogada
Ilustración: Vicki Nerino.

Ahora bien, estudios académicos han demostrado que esta práctica aún sin regulación es frecuente en la Ciudad de México. En esta entidad de la república se ha podido comprobar que debido a la inexistente regulación, los procedimientos de gestación subrogada con intervención de extranjeros siguen practicándose de forma clandestina, invisibilizando así, diversas circunstancias que afectan tanto a gestantes, como a padres solicitantes y, evidentemente, a los recién nacidos.

México es un país de contrastes, por un lado, hay una fuerte oposición por razones moralinas a este tipo de procedimientos y, por el otro, se practican en la clandestinidad, el problema en estos casos es la indefensión en la que quedan, tanto quien ofrece este tipo de servicios, como quienes se ven beneficiados por los mismos los adquiere, sin olvidar a los menores así nacidos, quienes se encuentran en un especie de limbo legal o en un franco proceso que puede implicar por un lado, la explotación de las mujeres y por el otro, el tráfico de los mismos menores.

Nuestra intención no es censurar desde una perspectiva moral este tipo de procedimientos, que nos guste o no, suceden en nuestro territorio, nuestra intención al abordar el tema es señalar precisamente el vacío legal en el que nos encontramos, creemos sinceramente, que esto es grave y suponemos que frente a esta pandemia, mujeres gestantes y padres solicitantes podrían enfrentarse a problemas innecesarios derivados de la inactividad legislativa en el tema.

embarazo y coronavirus
Ilustración: Jenn-Li.

Manuel es el nombre del hijo de una pareja argentina que recurrió a la gestación por encargo en Ucrania, el bebé, actualmente de dos meses de nacido, no ha podido ser recogido por sus padres por las restricciones migratorias impuestas en ambos países. Ucrania tiene prohibida la entrada a extranjeros, pero Argentina tiene también una prohibición para todos los vuelos comerciales.

Flavia y José, padres de Manuel, narraron su historia a la BBC, y explican cómo, el parto estaba programado para los primeros días de abril, sin embargo se adelantó, y debido a las restricciones derivadas del COVID-19, su vida se ha convertido en un tormento, pues se encuentran a 12,500 kilómetros de distancia de su hijo y con la incertidumbre de qué va a pasar.

La pregunta es, ¿cuántas historias como ésta estarán sucediendo no sólo en Ucrania sino en el mundo entero?, ¿cuántos “hijos COVID” derivados de gestación subrogada estarán separados de sus padres?, ¿cuál será la situación en México?, ¿habrá casos de gestantes infectadas, o quizá fallecidas? El tema no es menor y por ser una actividad no legal, el fenómeno, como se adelantó, se invisibiliza.

Dejamos el siguiente video para quien desee profundizar en el tema:


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De las vacunas. ¿Las vacunas salvación del mundo? 1ª Parte

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Resulta que el tema de la pandemia de coronavirus que estamos viviendo sigue dando temas para que podamos revisar juntos en esta columna. En esta ocasión hablaremos de vacunas porque éstas son uno de los dos caminos que los especialistas afirman que serán las formas de acabar, o por lo menos minimizar, los efectos de la COVID-19 en el mundo. Como mencioné, uno de los caminos será la vacuna, el otro, que se puedan encontrar medicamentos que mitiguen o curen los efectos del virus en los pacientes infectados. Tenemos experiencia previa en el manejo de virus, ya sea con virus como el de la influenza para el que se ha desarrollado vacuna, o como en el caso del VIH en el que, a pesar de que no hay vacuna, se han encontrado medicamentos que permiten que el padecimiento sea crónico en lugar de letal. Hoy, es muy posible que un contagiado de VIH muera por una causa distinta a la manifestación de este virus, el SIDA.

Ahora bien, hablar de vacunas es muy común, en esta generación la mayoría de personas han sido vacunadas. Existen cartillas de vacunación para niños, adolescentes y adultos mayores. No es, por lo tanto, un tema que nos resulte extraño. Por ejemplo, se estima que en 2018 alrededor del 85% de la población mundial estaba vacunada para la poliomielitis, sarampión y hepatitis B. En ese año se administraron tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP3) al 86% de los niños de todo el mundo y 129 países habían alcanzado por lo menos el 90% de cobertura con esta vacuna. Estas cifras resultan muy esperanzadoras para el control, incluso erradicación de estos padecimientos. Sobre todo si se refuerza la necesidad de consistencia y apego a los programas de vacunación. Es importante destacar esto porque, a pesar de la cantidad de vacunas aplicadas en 2019, se han vuelto a tener brotes de sarampión en lugares del mundo en los que se consideraba controlado, México entre éstos.

Entonces, el reto es ver qué vamos a hacer para vencer y/o domar al coronavirus SARS-Cov-2 –nombre completo del virus–. Históricamente, los seres humanos hemos intentado encontrar protección real contra las enfermedades infecciosas que terminaban con pueblos enteros. Así es que, de manera formal, la historia de la vacunación registra su inicio en 1796. Fue entonces que Edward Jenner, considerado el padre de las vacunas, inoculó con el virus vaccinia –que es el de la viruela bovina– a un niño de 13 años.

vacuna Edward Jenner
Edward Jenner, pionero en el desarrollo de la vacuna contra la viruela.

Con este procedimiento demostró que se podía proteger a las personas contra la viruela humana. Jenner se decidió a hacer el experimento porque su observación de que las personas que ordeñaban las vacas contraían viruela bovina que es menos grave y que, haberla padecido, los hacía inmunes al contagio de la viruela humana. A partir de esta observación y experimentación–que no es más que la aplicación del método científico–, Jenner publicó en 1798 el libro Variolae Vaccinae que es el tratado de la vacunación versus la viruela humana. 

Los cambios en la comunidad médica pueden llevarse su tiempo, fue así que para que se usara el nombre “vacuna” de forma cotidiana fueron necesarios casi 100 años. Es así que en 1860 se incorpora por primera vez en el diccionario francés el término “vacuna”.

Este camino de surgimiento de las vacunas en Occidente se dio de forma distinta en Oriente. De hecho, ahí se ha detectado que desde el siglo VII los monjes budistas tenían ya una práctica de inmunización contra las mordeduras de serpiente. Para que el veneno de serpiente no provocara la muerte de estos monjes, ellos se lo tomaban en pequeñas dosis para tener inmunidad ante el ataque de estos animales.

Además, hay evidencia de que, desde alrededor del año 1000, los chinos se vacunaban contra la viruela. Se estima que esta enfermedad tiene más de 3,000 años de existencia y que mató a millones de personas. Ante esta situación, los chinos practicaban la variolización. Ésta consistía en hacerse un pequeño corte en la piel y colocar en éste una pequeña cantidad del virus o, en insertar pequeñas costras o polvo de la viruela en la nariz de las personas para que así tuvieran una leve viruela y quedaran inmunizadas. De China, la práctica migró a África y, posteriormente, a Europa y América.

vacuna lady mary wortley
Lady Mary Wortley Montagu con su hijo, en una pintura realizada por Jean Baptiste Van Mour (1717).

De hecho, hay una historia oficial que cuenta cómo fue que a través de una familia acomodada inglesa, la práctica de inmunización llegó a Europa. Esta anécdota nos presenta a una madre que, decidida a curar a sus hijos, optó por seguir una práctica local en Turquía. Ella era Mary Wortley Montagu, que en 1700 estaba en Turquía en su calidad de esposa del embajador de Inglaterra. Cuando sus hijos se contagiaron de viruela, Mary decidió que se les aplicara la variolización con el propósito de salvarles la vida. No sólo Mary consiguió su objetivo sino que sus hijos se recuperaron rápidamente.

Ante esta experiencia personal y el aprendizaje que generó la esposa del embajador, cuando regresaron a Inglaterra probaron el esquema con criminales encarcelados. Cuando se consideró que el resultado fue positivo, la familia real se vacunó para demostrar a la población que la práctica era segura. En el camino se perdieron vidas, sin duda, sin embargo, la tasa de mortalidad disminuyó notablemente, por lo que el propósito se había conseguido. La vacuna cumplió con inmunizar a la mayoría exitosamente. Desde entonces, hasta nuestros días, la evolución de las vacunas ha sido algo maravilloso. En la siguiente entrega vamos a ver cómo, a partir de las épocas que revisamos hoy, la industria farmacológica a través de la investigación científica, pudo empezar a acotar muchísimos padecimientos gracias al desarrollo de las vacunas. Es inspirador.


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Polémica con la Guía Bioética para COVID-19

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Mi nota sobre el triage de los enfermos con COVID-19 que requieren ingresar a ser atendidos en las Unidades de Cuidados Intensivos, escrita la semana pasada, suscitó una mayor respuesta a la que habitualmente ocurre con mis escritos en esta columna. Hubo quien se manifestó de acuerdo con la postura que mostré ante la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, emitida por el Consejo de Salubridad General, hubo quien francamente se manifestó en contra incluso mencionándome que no había yo comprendido la importancia del documento y su aplicación ante la epidemia que afrontamos, y la carencia que seguramente tendremos de instalaciones para atender a los pacientes gravemente enfermos. Alguno de mis lectores –un brillante infectólogo– me dijo que probablemente no la había yo leído. Un amigo –un destacado intensivista– me comentó que había sido yo muy light ante mis críticas. Aunque me parece que una de las críticas fue especialmente dura. Todo me dejó preocupado; por ello leí nuevamente la guía y recapacité sobre ella.

En el transcurso de esta semana mi preocupación fue disminuyendo porque vi aparecer en diferentes sitios opiniones dispares acerca de la Guía Bioética. Voy a comentar cuatro de ellas. El día 18 apareció una nota en El Universal en que Jorge Salas y David Kershenobich, lamentaban que la guía no hubiera sido comprendida y aceptada porque resultaba un auxiliar valioso para el manejo de los pacientes con COVID-19 y los recursos para atenderlos. Jorge Salas es un distinguido neumólogo, que se ha destacado por su ejercicio ante los pacientes, su interés por la enseñanza de nuevas generaciones y sus aportaciones en el campo de la investigación, es actualmente el director del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

David Kershenobich, por su parte, es un médico todo terreno con una carrera muy larga y destacada en muchos ámbitos, ha sido un brillante gastroenterólogo y hepatólogo, teniendo a su cargo un servicio en el que se han atendido muchísimos enfermos y formado varias generaciones de valiosos profesionales. Su participación en la investigación es muy destacada, es SIN III desde hace muchos años, ha tenido varias responsabilidades, algunas muy altas como Secretario del Consejo de Salubridad general, todo sin haber dejado de atender a sus pacientes en la esfera pública y privada. Entre las distinciones que ha recibido baste con mencionar que es Doctor Honoris Causa de la UNAM, y es quien dirige actualmente el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición.

Por eso, lo anterior mencionado por dos tan distinguidos profesionales que, además, dirigen dos hospitales que encabezan la atención de pacientes con COVID-19, mueve a la reflexión.

Como contraparte, el Dr. Manuel Ruiz de Chávez renunció a su encargo como Comisionado de la Comisión Nacional de Bioética porque se manifestó en desacuerdo con la emisión de la Guía; la Comisión es un organismo no gubernamental del Estado mexicano, que goza de plena capacidad de independencia funcional, operativa y financiera para el análisis, discusión y difusión de diversos aspectos bioéticos.

Manuel Ruiz de Chavez
Manuel Hugo Ruiz de Chávez Guerrero, MD. Comisionado Nacional de Bioética de la Secretaría de Salud Federal.

El Dr. Enrique Graue también manifestó estar en desacuerdo con la publicación de la Guía. El Dr. Graue es miembro del Consejo de Salubridad General en su calidad de Rector de la UNAM, pero su opinión debe tomarse muy en cuenta porque tiene una larga trayectoria como médico, oftalmólogo, exitosa tanto en el área pública como privada, además de su destacada participación docente en la que ha llegado a ser Jefe de la División de Estudios de Posgrado, Director de la Facultad de Medicina y Rector de la UNAM.

Arnoldo Kraus publicó en su nota semanal en El Universal, el día 19 de abril, su opinión acerca de la Guía; con su enorme capacidad para escribir hace una crítica irónica –otra de sus características– respecto a la selección de pacientes de acuerdo a su edad, y en la que emite los conflictos éticos en que puede caerse. Termina haciendo una crítica severa al sistema de Salud. Kraus es miembro destacado del Colegio de Bioética y, si no me equivoco, fundador, entre otros, con Ruy Pérez Tamayo; a esta Asociación Civil pertenecen todos los que firman la Guía Bioética. El Colegio fue fundado para la discusión, análisis, difusión, crítica de la Bioética desde el punto de vista de la Sociedad Civil.

Por último comentaré que el Dr. José Ignacio Santos, Secretario del Consejo de Salubridad General, mantuvo su posición ante la utilidad y validez de la Guía.

Para finalizar, quiero compartir con ustedes las reflexiones que he hecho. Primero, me parece que el Consejo de Salubridad General no debió elaborar una Guía Bioética para el manejo de los recursos necesarios para la atención de enfermos con COVID-19, porque al hacerlo la convirtió en norma, hay que tomar en cuenta que desde el punto de vista jerárquico el secretario del Consejo es la segunda autoridad sanitaria del país; sólo por debajo del Secretario de Salud. Emitir normas bioéticas desde el gobierno resulta complicado y siempre controversial y en todo caso debe emitir normas de funcionamiento o ejercicio.

Segundo, para emitir la Guía se rodeó –y por qué no decirlo–, se bastó de expertos reconocidos en el área bioética, para emitir una norma operativa, con repercusiones pragmáticas fundamentales, no se rodeó de expertos en el tratamiento de los enfermos. Para el Consejo hubiera sido simple reunir, son parte de su cuerpo la Academia Nacional de Medicina y la Academia Mexicana de Cirugía donde existen intensivistas, neumólogos, internistas, urgenciólogos, que pudieron aportar opiniones valiosas, toda vez que al final se discute la distribución pragmática de recursos, probablemente, insuficientes para atender a los enfermos. También pudieron llamar.

Para mí, la mayor carencia de la Guía consiste en la despersonalización que se hace de los pacientes y de las decisiones en la distribución de los recursos para atenderlos. Ésta propone la creación de un comité de expertos que a distancia decidirá si perengano tiene prioridad sobre mengano para ingresar a cuidados intensivos, para utilizar o no ventilación mecánica e incluso cuando este recurso debe ser retirado, todo con los datos que se les envíen, por eso me quedan dudas si su capacidad de respuesta es en tiempo; aducen que de esta manera se evitarán sesgos de parte de los médicos tratantes y se les quitará estrés al no ser ellos quien decidan.

Sin embargo, al haber, entre los firmantes de la Guía, muy pocos médicos con experiencia operativa ante los enfermos, quizá sólo dos; se olvida que los médicos han (hemos) estado acostumbrados a tomar decisiones en la distribución de los posibilidades. Los recursos siempre son insuficientes, quizá no tanto como se prevé que lo serán, pero tenemos el compromiso de hacerlo siempre en beneficio de los pacientes. Pensar que esto se logrará mejor a distancia y de forma despersonalizada, es dudar de la honorabilidad y profesionalidad de los médicos quienes tienen toda la responsabilidad de brindar los cuidados necesarios y la atención, esa sí, personalizada de los pacientes.

Estoy seguro que los médicos al frente de los cuidados de los enfermos con COVID-19 están comprometidos con la mejor atención de los enfermos y la justa distribución de los recursos.


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Pacto para recuperar la salud y el empleo

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Esta pandemia debería ser contraatacada con un Pacto global para recuperar la salud y el empleo, este acuerdo debería ser mundial, para lograrlo necesitaríamos un líder moral que pudiera impulsar este gran pacto, pero desafortunadamente se ve muy difícil de que se realice, por muchas razones, las diferencias económicas, religiosas, culturales, de idiomas, los intereses particulares e ideológicos de cada país, las diferentes etapas del COVID-19, todo esto me hace pensar que será casi imposible, pero ojalá me equivoque  y se logre algo de esta magnitud en el corto plazo.

Tan sólo por mostrar algunos ejemplos de lo que se está hablando alrededor del mundo, el filósofo esloveno Slavoj Žižek nos dice que La solidaridad y la colaboración global no son un idealismo, sino un acto racional, que es lo único que puede salvarnos, y El virus derribará el populismo nacionalista que busca cerrar fronteras y fomentará la cooperación mundial; y al otro lado del mundo escuchamos al filósofo surcoreano Byung-Chul Han decirnos: Viene una era de regímenes autoritarios. El virus ha conseguido que la ciudadanía apruebe mayor vigilancia digital y control policiaco por parte del Estado y Tras la pandemia el capitalismo continuará con más fuerza.

Tenemos la esperanza que pudiera salir un acuerdo global que suscribieran todos los países y que estos adoptaran los lineamientos y recomendaciones necesarias para combatir la pandemia, recuperar la salud y reconstruir el empleo necesario para que el mundo no entre en una recesión importante.

pacto recesion
Ilustración: Anthony Russo.

Hemos visto esfuerzos enormes de varios países desarrollados con ajustes monetarios, fiscales, regulatorios y sanitarios, por ejemplo, el apoyo que le dio Estados Unidos a los Estados, empresas y personas por más de dos trillones de dólares, o propuestas muy importantes como la del Banco Internacional de Pagos (BIS; Agustín Carstens); en relación a que los bancos centrales en coordinación con sus gobiernos deberían de apoyar de manera muy importante a sus bancos comerciales para que éstos financien a todas las empresas que lo necesiten, principalmente a las medianas y pequeñas –garantía gubernamental en los créditos bancarios para financiar cuentas por cobrar, lo que se conoce como “preocuparse por la última milla”, mind the last mile–.

Sin duda sería ideal que tuviéramos un pacto así, sin embargo, dada las circunstancias, se vuelve vital que tengamos en México, a nivel nacional, un Pacto para recuperar la salud y el empleo.

No importaría quien lo origine: la sociedad civil, la academia, los organismos empresariales, el Congreso de la Unión, o el Ejecutivo, lo que es fundamental es que se logre e implemente lo más pronto posible, cada día que pasa hará más difícil la recuperación. Será fundamental que todos lo suscribamos, no podemos pensar que tendrá éxito si no lo adoptamos todos, buscando entre todos, el bien común.

Este pacto no debe tener color político ni religioso, ni de ningún tipo, debe buscar establecer las bases, las prioridades, los lineamientos, de lo que tenemos que hacer para recuperar la salud y el empleo lo más pronto posible.

Cuando los mexicanos hemos tenidos desgracias parecidas, nos hemos unido, el ejemplo de lo que hemos logrado después de los temblores ha sido extraordinario, tal vez por su inmediatez, o por la urgencia de actuar para salvar vidas, o porque sólo atacó a ciertos puntos geográficos.   

remar juntos
Rowing Painting (tomada de Art Ranked Discovery Engine).

La diferencia con la pandemia del COVID-19 es que ésta nos va lastimando, nos va mermando poco a poco a todos y por todo el país, sin mirar color de piel, religión, estado social, etc. Esto lo hace mucho más difícil, pero por eso mismo, mucho más urgente.

Tenemos en nuestro querido país, una sociedad que quiere salir adelante, grandes mentes, instituciones y funcionarios de primera, grandes empresas de todos los tamaños, empresarios comprometidos con México, y universidades de nivel mundial.

Seguro que, si nos lo proponemos, podemos llegar a un gran acuerdo social para lograr lo que necesitamos con la finalidad de salir adelante. Tenemos que poner en la mesa, por delante de los intereses individuales, sectoriales o políticos, las propuestas que ayuden a quien más lo necesita, tanto desde el punto de vista médico como económico.

Están saliendo muchísimos afectados colaterales en el caso de la salud y del empleo, muchas familias muy afectadas por perder a un ser querido, pero también por los daños sociales, psicológicos, y claro, económicos.

El aislamiento forzoso está cambiando radicalmente la forma de consumir, de vivir, de convivir, necesitamos apoyar a una cantidad importante de industrias, de negocios, de gente para que puedan salir de esta crisis. Necesitamos que este problema de aparente liquidez no se convierta en un problema permanente y de solvencia, y esto sólo lo lograremos si actuamos muy rápido y de manera contundente.

salud, gráfica
Imagen: Blogs.

Necesitamos este pacto por muchas razones, pero creo que la principal es que de no hacerlo estaremos creando una sociedad dividida, polarizada, enferma física, mental y económicamente, sin un rumbo que busque el bien común y el apoyo a los más necesitados. De no hacerlo, cada quien tratará de recuperarse como pueda, sin un orden y objetivos claros, y esto además podría ocasionar abusos y afectar a los que más lo necesitan.

Perdón por reiterarlo, pero es vital sumar, es tiempo de que todos jalemos parejo.

Necesitamos un pacto de manera urgente para unificar a todos hacia un mismo rumbo, para que todos pongamos de nuestra parte de manera ordenada, organizada. Estamos todos en una gran barca y necesitamos remar al mismo tiempo, con el mismo ritmo y hacia un destino único, el bien común.

Al lograr este pacto, además de que estaremos estableciendo un precedente a nivel global, implementaremos lo que se necesita para restablecer el crecimiento del país. Esto es fundamental para recuperar la confianza de los inversionistas mexicanos y extranjeros para volver a consumir en cosas tan sencillas como ir al cine o a un restaurante. Necesitamos cambiar la tendencia negativa de las calificadoras, así como transformar y recuperar nuestro camino hacia un país sano, con un sentido social y con una meta: que todos trabajemos por recuperar nuestra salud, nuestros empleos, buscando siempre el bien común, con un crecimiento sostenible y sustentable.


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Chatbots y telemedicina en tiempos de COVID-19

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Dr. Sebastián Prida.

La crisis de COVID-19 ha obligado al campo del emprendimiento e innovación en salud a tomar medidas para enfrentar las dificultades del sistema de salud en México. En sólo unos tres días, junto con un equipo interdisciplinario internacional que involucra a médicos, emprendedores sociales, desarrolladores, abogados, diseñadores, especialistas en marketing y otros creativos, desarrollamos un sistema de tecnología multiplataforma para ayudar a brindar acceso rápido y gratuito a la salud a cualquier persona que lo necesite en México. La forma más rápida de hacerlo fue utilizar tecnologías existentes, como la telemedicina, los chatbots de salud y las soluciones de registros médicos electrónicos. De esta forma, logramos implementar, posiblemente en un tiempo récord, una solución en todo el país para ayudar a disminuir el volumen de pacientes en salas de emergencia, clínicas y hospitales.

Telemedicina en COVID-19: minimizando la exposición a otros pacientes de alto riesgo.

Anteriormente, las soluciones de telemedicina han tenido dificultades para convertirse en herramientas de uso común, no sólo en los países en desarrollo, sino también en el mundo desarrollado. Ahora más que nunca, las tecnologías de telemedicina se están moviendo rápidamente hacia nuestra vida cotidiana y están siendo utilizadas por más personas. En México, la Dirección de Telesalud del Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud (CENETEC), es la institución encargada de establecer los lineamientos nacionales para sumar estos servicios al Sistema Nacional de Salud. De esta manera, está colaborando con las instituciones de salud para implementar estrategias de telemedicina de manera estandarizada. El entorno regulatorio internacional también ha tenido cambios significativos para adoptar las tecnologías de telemedicina en los últimos meses. Algunos países asiáticos y de la Unión Europea, han ampliado las leyes y reglamentos para permitir una mayor adopción de los sistemas de telemedicina. Por otro lado, en EE. UU., la mayoría de los grandes empleadores y planes de salud, incluidos Medicare y Medicaid, brindan algún tipo de cobertura para los servicios de telemedicina.

chatbot en medicina
Imagen: RS Web Solutions.

De acuerdo a una nueva encuesta, se reporta que las personas ahora están más inclinadas a usar los servicios de telemedicina. Sin embargo, muchas personas aún dudan en cambiar la forma en la que interactúan con los profesionales de la salud. En particular, a algunas personas les resulta difícil acceder a estas tecnologías de manera adecuada y tienen reservas sobre mantener una interacción con alguien con quien no han tenido una relación establecida anteriormente. Afortunadamente, esto puede abordarse fácilmente con estrategias educativas, a través del marketing en redes sociales y mediante el uso de plataformas ya conocidas para introducir a las personas en el viaje de la telemedicina. Acercarse a los usuarios con llamadas telefónicas, o WhatsApp y Facebook Messenger, puede ser una forma efectiva de contactar primero a las personas para después ofrecerles servicios de telemedicina.

Si bien es probable que la mayoría de nosotros se enferme de COVID-19, la evidencia muestra que la mayoría de los casos probablemente no serán graves. La telemedicina, en estos casos, permitiría a las personas recibir atención de apoyo, minimizar su exposición a otros pacientes de alto riesgo y, por lo tanto, reducir la propagación de la enfermedad. El Dr. Lee H. Schwamm, en un artículo de Harvard, describió que los servicios de telemedicina podrían ayudar a aplanar la curva al permitir que las personas con síntomas leves se queden en casa y manejen su enfermedad como cualquier enfermedad similar a la gripe.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud también promueve el uso de estas tecnologías para evaluar casos sospechosos de COVID-19 y minimizar la necesidad de que las personas vayan a los centros de salud para una evaluación médica. El director del Scripps Research Translational Institute, el Dr. Eric Topol, también explicó que una “visita de video” también disminuye el riesgo de exposición, no sólo a pacientes que están enfermos, sino también a profesionales de la salud que podrían haber estado en contacto con individuos diagnosticados. Y si eso no fuera suficiente, la telemedicina también ayuda a prevenir la sobresaturación en las instituciones de salud y permite que se modere el uso de equipos de protección personal; que es algo que necesita ser manejado cuidadosamente en estos tiempos.

telemedicina
Imagen: Thrive Global.

Además, informes recientes han demostrado que las tasas de mortalidad de COVID-19 en las regiones de China, donde el acceso a la atención médica es baja, superó las tasas de mortalidad encontradas en las regiones con mayores recursos de servicios de salud. En consecuencia, además de manejar a los pacientes con enfermedades leves, la telemedicina es una gran herramienta para mejorar el tratamiento recibido por los pacientes con COVID-19, al proporcionar atención especializada en áreas con recursos limitados. Por ejemplo, dos nuevas empresas de tecnología de la salud con sede en California están trabajando juntas para abordar este problema, y ​​están uniendo fuerzas para ofrecer servicios de telemedicina de cuidados intensivos para hospitales de bajo acceso en América Latina. Otros programas de monitoreo disponibles que permiten la supervisión remota de hasta 100 pacientes en unidades de cuidados intensivos en numerosos hospitales, incluyen Sentara Healthcare, Sutter Health y Mercy Virtual Care Center en EE. UU. Estas iniciativas ayudan a proporcionar acceso a especialistas que de otra forma no serían accesibles en persona.

Por el momento, no todas son buenas noticias en varios países, ya que aún queda trabajo por hacer en relación con las estructuras regulatorias para implementar los servicios de telemedicina. Aunque esto puede llevar algún tiempo, la telemedicina es crucial para abordar la crisis de COVID-19 ahora, así como otras enfermedades futuras.

Chatbots de salud en COVID-19: herramienta de evaluación de riesgos 24/7

El triage anticipado ayuda a los sistemas de salud a clasificar a los pacientes, según la gravedad de su emergencia, antes de que lleguen a un centro de salud. Los chatbots de salud, a través de algoritmos automatizados, permiten que las personas sean examinadas para detectar COVID-19 y evaluar la gravedad de sus síntomas. Los chatbots también pueden ayudar a las personas a comprender si necesitan ayuda médica o no, responder preguntas frecuentes y brindarles una sensación de apoyo. La ventaja de la automatización de los chatbots es que están disponibles 24/7 y pueden manejar miles (e incluso millones) de usuarios al mismo tiempo. De esta forma, en cualquier momento, los usuarios pueden comprender si están en riesgo de infectarse. Estos chatbots pueden implementarse en varias plataformas ya conocidas, como WhatsApp, Facebook Messenger, Telegram, o incluso usarse como bots telefónicos –es decir, proporcionar la herramienta de detección a través de una llamada telefónica–. Por lo tanto, el acceso puede estar ampliamente disponible.

Estos métodos son un primer contacto para presentar al público los servicios de telemedicina. La idea general es que los usuarios interactúen con el chatbot, en su plataforma preferida, y si el algoritmo detecta que necesitan asistencia médica, el chatbot los ayuda a contactar a un proveedor de salud disponible, ya sea a través de la plataforma de telemedicina, por teléfono o, si se reconoce una emergencia, dirigiendo al usuario al centro de salud más cercano. Estos chatbots también pueden integrarse con otros sistemas para regular el volumen de pacientes en hospitales, clínicas o salas de emergencia, y pueden evitar aglomeraciones en las instituciones de salud.

Los chatbots también ayudan a difundir información de salud mediante el procesamiento del lenguaje natural. Esta tecnología se usa, por ejemplo, con Alexa, Google Home y Siri, y permite a los usuarios tener una conversación con el bot para que pueda responder sus preguntas.

telemedicina y pandemias
Imagen: La Tercera (YouTube).

Varias organizaciones están usando chatbots para divulgar información confirmada de COVID-19 a efecto de  contrarrestar las “noticias falsas” dañinas que se distribuyen principalmente a través de las redes sociales. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud y Rakuten Viber lanzaron un chatbot interactivo para distribuir información actualizada de COVID-19 a millones de usuarios. Del mismo modo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en EE. UU. también lanzaron un chatbot que utiliza la plataforma Healthcare Bot de Microsoft en su sitio web; y en Italia, Paginemediche creó un chatbot para proporcionar un triaje en línea, basado en las pautas del Ministerio de Salud italiano. En México, la Secretaría de Salud lanzó una aplicación móvil para el autodiagnóstico de COVID-19. Aunque propiamente no es un chatbot, la aplicación ayuda a los usuarios a consultar medidas de prevención, conocer noticias, responder preguntas frecuentes y buscar centros de atención.

Los chatbots tienen muchas ventajas, pero todavía hay algunos aspectos que deben mejorarse. Por ejemplo, las respuestas son inconsistentes a través de diversos chatbots y pueden ser confusas para los usuarios. Por ejemplo, Casey Ross probó ocho chatbots de EE. UU. y recibió una serie de recomendaciones, desde comenzar el aislamiento en el hogar de inmediato hasta contactar al chatbot nuevamente en caso de que hubiera algún cambio en su salud. Esto, en cierta medida, se debe a que todavía no hay pruebas suficientes para crear un sistema de puntuación estandarizado para proporcionar una autoevaluación de riesgo adecuada, y las definiciones y criterios de casos de COVID-19 varían entre diferentes instituciones. Pronto, estos chatbots podrán ser evaluados para crear una autoevaluación de riesgos bien definida, internacionalmente aceptada y estructurada. Otro problema es que la mayoría de los chatbots se han creado como árboles de decisión y, si no se actualizan con frecuencia, las recomendaciones pueden terminar siendo obsoletas.

Una nota final sobre la prosperidad

Estoy impresionado por los abundantes esfuerzos que se han realizado tan rápido e instantáneamente evolucionando alrededor de la crisis de COVID-19. Los profesionales de la salud, científicos, emprendedores sociales, desarrolladores, abogados, diseñadores, especialistas en marketing y muchos otros están trabajando juntos, como nunca se había visto, en un objetivo global común. Y, por favor, no me malinterpreten, por supuesto que no estábamos preparados para una crisis de salud de esta magnitud. Los encargados de la toma de decisiones y las políticas no estaban preparados. Sin embargo, la tecnología ha permitido avances rápidos. Aunque hoy parece una historia interminable, tratando de superar la “nueva normalidad”, se puede ver la luz al final del túnel, donde la humanidad prospera.


sebastian prida

Sobre el autor:
El doctor Sebastián Prida es un profesional médico ambicioso, creativo y motivado que quiere aumentar la esperanza de vida y la salud humana mediante el uso de la tecnología en educación para la salud, prevención de enfermedades y seguimiento de enfermedades. Actualmente es director médico regional de Medwave Software Solutions, Inc., una empresa de tecnología de la salud con sede en California que se enfoca en la innovación tecnológica de la salud global y es consultor de la iniciativa Viive, instituciones que no tuvieron participación alguna en la redacción del presente documento.


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Lo único urgente es esperar

Lectura: 3 minutos

¿Qué es lo urgente hoy y qué es lo importante para mañana? Cada persona y cada sociedad podrá hacer una lista de lo que parece crucial en estos tiempos. En principio, en lo que probablemente todos coincidamos es en que frenar al COVID-19 y todos sus satélites consecuenciales aparece como una tarea común para toda la humanidad. Ahora bien, el enclaustramiento en que nos encontramos, que no es, desde luego, sólo espacial, sino también mental, nos ha venido mostrando cada semana que transcurre, con mayor nitidez, nuestra falta de capacidad para estar solos, de suspendernos y observar. 

Salir del ritmo cotidiano de acontecimientos y procesos en que las sociedades se desenvolvían, está resultando particularmente complejo para la mayoría de la población. Durante décadas se funcionó con un movimiento relativamente constante. Más allá de los diversos eventos que aparecían en el camino, el tren en que nos encontrábamos sostenía su paso. Claramente existía un ritmo, una cadencia subyacente que permitía que la actividad continuara, se tenía la percepción que las distintas metas que nos proponíamos se iban alcanzando de un modo u otro y, que, si no se podían lograr, podían ser reemplazadas por sucedáneos que nos otorgaban una sensación de contentamiento parcial. Desde luego, esto no significaba que no existiera una frustración asociada; de hecho, una buena parte del manto de malestar, insatisfacción y rebeldía que venía cubriendo a cada vez más naciones en los últimos años daba cuenta de ello. 

urgencia de esperar
Ilustración: @giuliajrosa.

Pero todo lo anterior se daba desde el movimiento y en movimiento. En cierto sentido, vivíamos y funcionábamos en modo gerundio. Estábamos y no estábamos en la acción al mismo tiempo, teníamos percepción de lo que hacíamos y nos ocurría, pero no nos sentíamos en control real de nuestro devenir. Sin embargo, nos desplazábamos y transitábamos de estación en estación; eso nos calmaba ya que reconocíamos normalidad en esa cotidianidad

El momentum lineal (momento lineal) o ímpetu es una magnitud física que describe el movimiento de un cuerpo en cualquier teoría mecánica. El momentum, que es un número definido, es el producto de una masa por su velocidad en un instante determinado. Este valor se mantiene constante debido a una ley de conservación que indica que la cantidad de movimiento total en un sistema cerrado no puede ser cambiado y se mantiene constante en el tiempo, a no ser que se ejerza una fuerza externa o fuerzas internas disipadoras lo alteren. 

Si aplicamos este concepto a la forma en que vivíamos hasta hace algunos meses, nos damos cuenta de que el COVID-19, actuando como una fuerza externa, ha obligado al tren de nuestra cotidianidad a alterar su marcha y a detenerse de un modo completamente imprevisto, lo que nos está haciendo percibir de pronto y sin previo aviso todo el peso de lo que hemos venido cargando en el tiempo. Como pasajeros nos hemos resistido, sintiendo el empuje de la inercia que quiere mantener su movimiento, arrojándonos hacia adelante. Aturdidos, desorientados y hasta agobiados, buscamos respuestas y fórmulas para recuperar la normalidad, para volver a estar en movimiento pronto. 

urgencia en esperar
Ilustración: Raquel Feria Legrand.

No reconociéndonos en esta suspensión, algunos se declaran esperanzados que algo nuevo y mejor surgirá cuando volvamos a entrar en actividad; otros plantean que estamos obligados a repensar la globalización y el capitalismo liberal, que estamos en un punto de inflexión histórica; hay también quienes suponen que esto es sólo un paréntesis, como el producido tantas veces en la historia de la humanidad por guerras y grandes pestes y que, más allá del esfuerzo y dolor que suponga, el sistema se reorganizará y volverá a ordenarse y a autoconservarse.  

Llevamos semanas tratando de entender qué pasó y haciendo cálculos de cuándo y cómo esto terminará. Las respuestas están aun construyéndose. ¿Qué es lo urgente hoy y qué es lo importante para mañana?, no está muy claro; tal vez pese a lo arriesgado que nos pueda parecer, vale la pena aceptar el quiebre de nuestro momentum y aceptar que, por ahora, lo único urgente es esperar.


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