Suprema Corte de Justicia

La Constitución como campo de batalla: la guerra discreta

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Este 22 de julio terminó el largo y dramático proceso de designación de cuatro consejeros al Instituto Nacional Electoral (INE). Pudiera decirse que fue una guerra: no faltaron los litigios, los conflictos y las acusaciones hechas por y en contra de John Ackerman; y es que estos cargos resultan de gran importancia, pues pueden incidir en el desarrollo de los comicios federales de 2021. Sin embargo, hay otro proceso al que no se le ha prestado gran atención a nivel nacional y que también pudiera afectar la composición política del país.

Del 25 de marzo de 2020 a la fecha, se ha reformado la Constitución y/o la legislación electoral de Baja California, Veracruz, Morelos y Chiapas de forma que parece tener como resultado un beneficio al partido gobernante en cada una; existe también, al momento de escribir este texto, un proceso de cambio legislativo y constitucional en progreso en Puebla y pudieran haberse dado otros cambios en otras entidades, pero estos son los más visibles.

Este tipo de cambios no son extraños, pues es una práctica de sexenios anteriores, donde se modificaba la ley antes (para obtener ventajas) o después de los comicios (para hacer ajustes). Esto ha dado lugar a curiosas variaciones entre los estados de la República, donde un estado tiene un modelo de mejor perdedor en vez de representación proporcional, o donde en unos hay candidaturas comunes o modelos de asociación política más amplios, y en otros sólo hay coalición.

casilla electoral, INE
Imagen: Reporte Índigo.

Estos cambios, a su vez, suelen disputarse por partidos políticos locales y nacionales ante la Suprema Corte por medio de las acciones de inconstitucionalidad electorales y que pueden derivar en un aval o en una invalidación. Es decir, el rediseño de las reglas que gobiernan las elecciones en las entidades federativas es resultado del juego político entre sus élites y de un juego político planteado como argumentación jurídica entre élites políticas nacionales, con la Suprema Corte como árbitro constitucional.

Cito dos ejemplos para ilustrar este punto: en 2017 se reformó la legislación electoral de Nuevo León para, entre otras cosas, cerrar la puerta a las candidaturas comunes –en respuesta a la alianza entre el Bronco y Fernando Elizondo– y para quitar el sistema de mejor perdedor en diputaciones locales –en respuesta a la llegada de Samuel García–. Estos y muchos otros cambios fueron impugnados por diversos partidos políticos y, en su gran mayoría, sobrevivieron el análisis de constitucionalidad. Por otra parte, los cambios hechos a la Constitución de Baja California en el infame Bonillazo no lograron sobrevivir a las diversas acciones de inconstitucionalidad presentadas por los partidos políticos y la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Regresando al tema, existen varias tendencias claras que valen la pena explicar: en Baja California y en Chiapas se posterga el inicio del periodo electoral, bajo el argumento de que en los primeros meses no se hace gran trabajo y que se puede ahorrar ese dinero; este cambio pone en peligro el desarrollo de la función electoral, pues le da menos tiempo a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs) para organizar elecciones y a los independientes para recabar el apoyo necesario para registrar su candidatura. En Chiapas existe la posibilidad de cortar el financiamiento a los partidos durante contingencia, lo que aumenta el riesgo de que los gobiernos beneficien a sus partidos por debajo del agua.

INE, constitucionalidad
Imagen: Órbita Política Consultoría Integral.

Se incluye la austeridad como principio en Baja California, Veracruz y Chiapas, cuando ya existen los principios del buen gasto público; esto es peligroso porque permite un futuro redireccionamiento presupuestal en contra de los OPLES, tal y como se hace en la Administración Pública Federal con la Ley de Austeridad y el famoso recorte del 75%. En Baja California se recortó el presupuesto a los consejeros electorales. Es decir, se busca debilitar al OPLE al matarlo de hambre.

En Morelos, se intentó reformar sin éxito la Constitución para subir la votación necesaria para que los partidos mantengan su registro, sabiendo que existen 11 nuevos partidos, sumados a los existentes en la entidad, tanto nacionales como locales. Esto resultaría en 20 partidos contendiendo para obtener el 4% de la votación, con la probabilidad de que surja una votación dispersa y en un menoscabo para el número de partidos en el estado. Lo que sí pudo lograrse fue reformar la legislación electoral para que se requieran a los partidos un 4% de la votación para tener diputados de representación proporcional; sin la reforma constitucional esto es ilegal, pues así lo determinó la Suprema Corte en 2017 con una reforma similar en dicha entidad.

votar, elecciones 2021
Imagen: El Diario de Parral.

Por último, en aras de la austeridad, en Veracruz se reforman los Consejos Municipales para centralizar la labor de los Consejos Municipales, que de 212 disminuyen a tres y que implica que todas las casillas deben transportar su material electoral a una de las tres localidades, aumentando el riesgo de que se anulen.  

Los OPLEs importan tanto como el INE y en el campo de batalla que es nuestra Constitución, se libra una guerra discreta, aunque no menos válida, por influirlos. Algunos de estos cambios son intentos de tambalear al árbitro, de entorpecer su trabajo o intimidarlo y pueden tener profundas repercusiones en la contienda electoral de 2021 y en la representación política que de ella resulte. Diversos partidos políticos han realizado impugnaciones ante la Suprema Corte por medio de la acción de inconstitucionalidad electoral y tiene ésta la última palabra.


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#CorteAbortoNo

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Atravesamos uno de los momentos más duros del México moderno por el incremento de muertes en el país. A la pandemia que ha cobrado más de 40 mil vidas en cuatro meses, hay que sumar, sólo por citar algunos datos, la hasta ahora imparable cifra de muertos por violencia, casi 3 mil homicidios por mes.

Así las cosas, no entendemos cómo un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de apellido González Alcántara Carrancá, en un proyecto de resolución, plagado de errores jurídicos, pide abrir la puerta al aborto en el país, generando así más violencia, más muertes, más sangre.  

Una vez más se estaría legislando contra la naturaleza humana y contra la gente. En innumerables ocasiones vía encuesta o sondeos de opinión, hay mexicanos que han expresado –estado por estado y a nivel nacional– su rechazo al aborto.

Resulta contradictorio que en un régimen político como el actual, donde se pide una y otra vez escuchar al pueblo, un ministro retuerza la ley y con retruécanos jurídicos pretenda convencer a los demás ministros a dar rienda suelta al aborto en México.

Vamos a ser realistas. El aborto no resuelve los problemas reales que enfrenta la mujer en México ni los riesgos de salud, o el abandono a los que está expuesta; proponer el aborto es igual a claudicar o declararse fracaso, incapaz de aplicar políticas certeras y comprometidas con la mujer, con la vida y con el país mismo. 

ministro del aborto
Juan Luis González Alcántara Carrancá, Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (Fotografía: CNN).

¿Qué sabe el señor ministro de derechos de la mujer cuando sin más le cercena el primero de ellos que es la vida, desde la frialdad de un escritorio?

¿Será acaso que en su confusión Alcántara Carrancá mira hacia Bucareli y no hacia la mujer y las leyes y tratados que protegen su vida?

Quizá el ministro turbado no llega a entender que el aborto responde más a un modelo colonizador promovido por fondos y fundaciones trasnacionales, de esos que la 4T aborrece, que a una necesidad real de la mujer mexicana. Sin duda @M_OlgaSCordero se lo podrá explicar mejor.

Nos quedamos con la postura de @lopezobrador que de entrada no da cabida a proyectos colonizadores y ha protegido durante todas sus gestiones, primero como jefe de gobierno de la CDMX y luego como presidente, la vida desde su inicio en el vientre materno.

La mujer con un embarazo no deseado debe ser acompañada y protegida no sólo por la sociedad civil sino por el Estado, que inexplicablemente sólo la sabe acompañar con el violento acto del aborto.

Finalmente, quiero afirmar que el mundo más moderno no cree en el aborto, lo ve como un acto del pasado, tan vergonzoso como fue hace tiempo la esclavitud.


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La reforma al Poder Judicial

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El ejercicio de la concepción weberiana de poder no sólo ha sido pernicioso para los pueblos en general, sino que ha tergiversado, y servido como justificación de quienes lo han ejercido siguiendo el canon, el carácter teleológico del poder público que, sin mayor explicación, podemos estar de acuerdo que este sería el bien común.

Max Weber, el último de los clásicos, como lo señalara Norberto Bobbio, definió el poder como “la posibilidad de imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena”; si bien ello no implica necesariamente que dicha imposición sea de manera injusta, dicha definición no fue lo suficientemente clara para evitar diversas interpretaciones del cómo y cuándo habría necesidad de imponer la propia voluntad, y más aún, para evitar confusiones de quién está facultado para imponerla y de quién sería esa voluntad.

El sentido del poder político tiene que ser la imposición de la real voluntad del pueblo para su propio beneficio. Pero el poder debe, y es necesario, distribuirse para su ejercicio.

variantes del poder judicial
Imagen: El Comercio.

La historia política, que es la propia historia del hombre, ha comprobado que en la medida que no exista distribución de funciones en el ejercicio del poder, un régimen será más propenso a los abusos y las injusticias.

Las democracias contemporáneas exigen que el ejercicio no sólo se distribuya sino, también, que se le revise; no sólo distribuirse entre las autoridades o agentes del Estado, sino también con la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos. Dichos mecanismos de participación son en realidad medios de control que obligan de cierta manera a quienes gobiernan, a hacerlo en beneficio de la colectividad. Entre mayores medios de control y contrapeso existan en un Estado, menor será el riesgo de los abusos de poder.

La división de funciones del poder supremo es fundamental en la república federal democrática; la autonomía entre lo ejecutivo, legislativo y judicial implica un respeto irrestricto entre cada una de esas funciones, pero no implica que se deje de lado la naturaleza de contrapeso político que debe de existir entre ellas.

Hemos sido testigos en la historia política de nuestro país de los abusos sin límite que por muchos años se han hecho en contra del pueblo. Lo mismo en las estructuras de los ejecutivos como en las de los legislativos de todos los órdenes. Sobran ejemplos.

Ahora, se habla de lo que ya se sabía desde hace mucho tiempo; se han evidenciado actos de corrupción en el Poder Judicial. Casos de nepotismo, jueces señalados por tener vínculos con la delincuencia o por prácticas en beneficio de ciertos grupos políticos o económicos. Ya ni hablar de los problemas de acaso sexual y laboral que día a día se suscitan.

reformar el poder judicial
Imagen: Pinterest.

También es necesario, en favor de la democracia de nuestro país, revisar a profundidad lo que sucede en aquel Poder de la Unión. Es necesario que también se pongan límites a los abusos dentro de él; es indispensable que también se sujete a los mecanismos de control al igual que el Ejecutivo y el Legislativo.

No es difícil suponer que por muchos años se han mantenido estructuras al interior del Poder Judicial que velan por los intereses de ciertos grupos políticos y económicos que los hicieron llegar y no por la imparcialidad, objetividad y profesionalismo que debe regir su ejercicio.

¿Qué impide que los Poderes de la Unión funjan entre sí como medios de control? La esencia de la teoría de la división de poderes es que no resida en una sola persona el poder absoluto y que cada una de sus funciones se ejerza de manera autónoma, pero no impide que entre ellos funjan como contrapeso. En la actualidad, por ejemplo, el Senado ratifica o no las propuestas que el presidente realiza para integrar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, máximo órgano del Poder Judicial. ¿Qué impide que haga lo mismo, de ser necesario, con los demás miembros de dicho Poder?

Sin distinción, los tres Poderes tienen que ser sometidos a escrutinio, al cese de funcionarios de justificarse y, si fuera preciso, a reformarse cuando las circunstancias así lo ameriten. Los Poderes de la Unión deben revisarse entre ellos y con los demás mecanismos previstos por la Constitución; deben contraponerse entre sí cuando no actúen bajo el mandato de la ley y a favor de bien común. El sentido de la democracia es garantizar mejores condiciones de vida para todos y, precisamente, cuando algo falla, debe ser corregido, debe ser reformado.


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Nueva ministra apoyada por el PAN

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La votación para elegir al nuevo integrante de la Suprema Corte logró unir a la oposición y al oficialismo.

Con 94 votos a favor el Pleno del Senado eligió con mayoría calificada a Ana Margarita Ríos-Farjat como nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para los próximos 15 años.

Las otras dos postulantes Ana Laura Magaloni Kerpel registró 25 y Diana Álvarez Maury obtuvo uno. No se registraron abstenciones, pero sí dos votos nulos.

Ríos-Farjat se despeñó por más de un año como Jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) por lo que se esperaba que sus antecedentes como servidora pública de la administración encabezada por López Obrador supusiera una traba en su designación pero la oposición, encabezada por los Senderos del Partido Acción Nacional (PAN), optaron por dar un voto de confianza a la independencia y autonomía que debe mostrar en sus resoluciones la nueva ministra.

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En declaraciones retomadas por Notimex, Marko Cortés, dirigente nacional del PAN señaló que la postura tomada por su partido fue “para llevar a una ministra de la Corte que comprometió autonomía e independencia y que acredita capacidad para desempeñar dignamente el cargo. Darle un voto de confianza que será una ministra que sepa y entienda bien el equilibrio de poderes entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial”.

¿Quién es Ana Margarita Ríos-Farjat?

La nueva ministra, de 46 años de edad, afirmó que le espera un gran reto pero lo asume con entusiasmo;  manifestó su confianza en el máximo tribunal de la nación.

“Me espera un gran reto, lo asumo con mucho entusiasmo, es una institución en la que creo mucho, he creído en ella toda mi vida, ha hecho un magnífico trabajo, lo está haciendo y vamos a sumarnos a lo que se está llevando a cabo ahorita”, expresó.

Señaló que la SCJN es un órgano autónomo de gestión, de decisión y muy técnico; indicó que a diferencia del SAT, que también es muy técnico y en el que se desempeñó como titular de 2018 a la fecha, ahora tiene una responsabilidad social y constitucional.

“Yo no veo forma de que mi autonomía, mi criterio, mi capacidad de persona crítica se vea comprometida de modo alguno por haber aceptado una encomienda muy alta, y para mí motivo de honor. El trabajo es público, está ahí, fuera de lucubraciones y demás”.

“Yo creo en la imparcialidad. Trato de concentrarme muy bien en mi trabajo, lo he hecho en el SAT, abrimos un enorme reto, sabemos a dónde vamos, tenemos el corazón puesto ahí, y sabemos que una de las cosas que hay que hacer es cuidar la autonomía institucional y simplemente ver por la justicia que es el bien común hacia donde todos vamos”, explicó.

Al preguntarle si llega al cargo sin vínculo con la Presidencia, dijo que esa pregunta, que resulta ser como una falta de respeto a la institución, al Senado, la comprende perfectamente bien, porque es una preocupación social.

Aclaró: “trabajaba en el Gobierno Federal, era jefa del SAT, estoy presentando la renuncia, estaba con licencia, eso podría ser un vínculo en el sentido de que yo he sido parte de las autoridades fiscales mexicanas.

“Pero fuera de eso no veo que haya algún problema con la autonomía; mi trabajo es público, seguirá siendo público, y lo que puse a consideración del Senado es mi expediente de vida que no nace a partir del SAT, sino viene de atrás, de muchos años como profesionista independiente, como abogada, como funcionaria que fui hace muchos años en el Poder Judicial de la Federación”.

Con información de Notimex.

¿Renovación en la Corte?

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Los vientos de la llamada Cuarta Transformación del régimen del presidente Manuel López Obrador, soplan con ímpetu sobre la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Su ministro presidente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, encabeza el movimiento de auto reforma interna para lograr la verdadera independencia del Poder Judicial Federal y la solvencia moral del máximo órgano de justicia ante la sociedad. Lo ha iniciado con el pie derecho al deslindarse del ex presidente Felipe Calderón, quien lo propuso en su periodo gubernamental como candidato a la magistratura en la obligada terna ante el Senado de la República, en aquel tiempo (2006-2012) dominado por las fuerzas políticas del Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, que cogobernaron el país en aquel controvertido y polémico sexenio, que siguió los pasos de los gobiernos que privilegiaron las fuerzas del mercado sobre el poder del Estado.

Tiene ante sí un enorme reto, pero también la oportunidad histórica que pudiesen rememorar momentos estelares de la Corte, como fueron el de 1857, que dio paso, después del desafortunado autogolpe del presidente Ignacio Comonfort de los Ríos, y permitió el acceso al licenciado Benito Juárez García, para ocupar la presidencia de la Nación, como lo establecía la propia Constitución.  El de 1917, en los cuales apoyó con sus tesis jurisprudenciales los derechos sociales de los trabajadores y campesinos, inaugurados por primera vez en el mundo, gracias a los diputados progresistas de aquel Congreso Constituyente convocado por el presidente Venustiano Carranza Garza; y el de la ratificación del laudo obrero patronal contra las empresas extranjeras que hizo posible la expropiación petrolera en 1938, bajo el régimen del presidente Lázaro Cárdenas del Río.

Arturo Zaldivar
Arturo Zaldívar, jurista mexicano, Ministro de la SCJN (Fotografía: SDP Noticias).

Las dos primeras tareas más visibles que ha asumido Arturo Zaldívar son combatir la corrupción y el nepotismo que impera en la Corte. A través del Consejo de la Judicatura, órgano encargado, entre otros menesteres burocráticos, de vigilar que la conducta de los jueces se encuentre apegada al derecho en sus resoluciones y demás actos de los procedimientos judiciales; ha iniciado el saneamiento, al cesar a dos jueces probablemente coludidos con el narcotráfico. En cuanto al nepotismo imperante, aún son confusas ante la opinión pública las acciones que se han tomado, pues sólo, al parecer, se ha procedido a cambiar de adscripciones a los parientes sin mencionar nombres, lo cual no resuelve el problema de fondo.

Otro de los conflictos no perceptible pero significativo, es el de la Contralora General del Consejo de la Judicatura, la licenciada Arely Gómez González, quien fuera Procuradora de Justicia de la Nación y Secretaria de la Función Pública durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, y que tiene, entre sus funciones, dar seguimiento a la situación patrimonial de los servidores públicos del Poder Judicial de la Federación, donde se refleja con mayor claridad la corrupción de los impartidores de justicia, cuando no existe equivalencia entre sus ingresos legales y aquellos, presuntamente, de procedencia ilícita.

Torre de babel.
Ilustración: Nexos.

El ministro presidente ha ido más allá. En el V Congreso Constitucional, realizado el 21 y 22 de noviembre, ha advertido seriamente a los integrantes del Poder Judicial sobre la conducta ética con la cual deben proceder, señalados en la Ley Orgánica del PJF como son la excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad, independencia y honestidad. También, en el mismo acto, anunció la apertura de una unidad para que se denuncien los casos de acoso sexual en el poder judicial y, finalmente, se ha pronunciado enérgicamente en favor del aborto, porque sufren cárcel sólo mujeres pobres e indígenas, y no aquellas mujeres ricas que se practican abortos equivalentes y nunca pisan la cárcel.

Atrás debe quedar aquella Corte que aprobó el anatocismo (cobro de intereses sobre intereses), casos como los de los ex ministros Ernesto Díaz Infante y Eduardo Medina Mora; el golpe técnico del ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, cuyos ministros echados no alzaron la voz, que su independencia le otorgaba, a cambio de las jugosas pensiones de retiro que les fueron asignadas; y de todas aquellas soterradas en intereses pecuniarios de la corrupción nuestra de cada día. Tareas difíciles, pero no imposibles para transparentar la justicia. Aunque, como dijo Bob Dylan, “la respuesta está en el viento”.

¿Quién es quién en la terna?

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La terna fue enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador con puras mujeres de su entera confianza, abogadas todas con cierto apego a la ideología de su gobierno.

Margarita Ríos-Farjat, actual titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), la investigadora Ana Laura Magaloni y Diana Álvarez Maury, subsecretaria de Gobernación, conforman la terna enviada al Senado para la vacante que dejó Eduardo Media Mora en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

¿Quién es quién en la terna? Estos son los perfiles de las candidatas

Margarita Ríos-Farjat 

Es abogada especializada en derecho fiscal y profesora de la Facultad de Libre Derecho de Monterrey.

Tiene  una maestría y doctorado en Derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

En 1993, la ahora directora del SAT ganó el primer lugar en el concurso Literatura Universitaria de dicha institución y el premio de poesía joven de Monterrey “Alfredo García Vicente”.

Ana Laura Magaloni Kerpel

Es una académica reconocida, precursora en México de los estudios empíricos sobre instituciones de justicia, con particular énfasis en los organismos de persecución y enjuiciamiento penal, el juicio de amparo y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Es licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, España. Fue directora de la División de Estudios Jurídicos del CIDE y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.

Diana Álvarez Maury

Actualmente es subsecreatria de Gobernación, es licenciada en Derecho por el Instituto Tecnológico de México (ITAM) en 1994 con Mención Especial. Fue asesora del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), cuando se integró por primera vez la figura del Consejero Ciudadano.

Fungió como asesora de legisladores federales y de panelistas para la resolución de controversias en materia de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

La terna fue enviada al Senado e viernes 22 de noviembre y se espera que sea votada y culminada antes del 12 de diciembre.