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Perfila México traer ensayos de vacunas contra COVID-19 para menores de edad

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El país se perfila para traer estudios de la Fase III de vacunas contra el COVID-19 en menores de edad, tal y como se realizó con los adultos mayores.

El anuncio lo hizo este jueves Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, quien agregó que ya están en negociaciones para que las vacunas para niños y adolescente lleguen a México.

Ebrard –quien se ha convertido en el súper secretario de Estado y ha borrado del entorno público al titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer–, dijo que cuando tenga resultados de las negociaciones ampliará la información sobre todo el proceso de estos ensayos.

Resaltó que la intención es que la vacunas vayan bajando a los menores de edad.

Aceleremos la vacunación global con acciones coordinadas de la OMC, el BM, la ONU y el G-20

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En memoria de Héctor Álvarez de la Cadena,
amigo, economista y empresario con visión global,
fallecido por COVID.

El sábado pasado la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, con sus siglas en inglés) autorizó la vacuna de una sola dosis del laboratorio Johnson and Johnson (J&J) en un momento clave en que parece aplanarse la curva de contagios de COVID-19 en Estados Unidos y millones de sus ciudadanos esperan para recibir su inyección. La empresa declaró estar lista para entregar 4 millones de dosis tan pronto reciba la luz verde para su distribución y otras 16 millones a fines de marzo.

Según el New York Times, este monto estará por debajo de las 37 millones acordadas para el mes próximo conforme al contrato federal de mil millones USD para cumplir el compromiso total de 100 millones de vacunas con fecha límite del 30 de junio a un precio de 10 USD la dosis. La vacuna de J&J tiene la ventaja frente a las de Pfizer y Moderna que puede ser almacenada por tres meses a una temperatura estándar de refrigeración. Gran optimismo de Fauci y Biden que tienen metas de vacunar a toda la población de Estados Unidos en el curso de este año. Ayer se informó también que la rusa Gamaleya tiene lista ya la versión Sputnik “light” que requiere también una sola dosis.

La mesa está puesta… en principio. Lamentablemente las expectativas no son las mismas en el reto del mundo.

dr fauci
Imagen: The New York Times.

La acción multilateral-regional y global han sido insuficientes. A pesar de la rápida acción inmediata de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la ONU, puede decirse que la coordinación y la cooperación de los organismos internacionales son exitosas pero limitadas, capaz de atender los desafíos urgentes sanitarios para que los gobiernos puedan aliviar situaciones inmediatas de salud; pero con bajas posibilidades de que los acuerdos internacionales de suministro de vacunas a los países pobres se cumplan en tiempo y forma, no obstante la alianza público-privada COVAX promovida por la OMS.

Hay que saludar la capacidad de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Rusia, China, la India –e incluso Cuba– para generar en un plazo muy corto vacunas diversas frente al COVID-19, a partir de sus capacidades científicas y tecnológicas y productivas; al mismo tiempo, lamentar que países europeos desarrollados y algunos países latinoamericanos de desarrollo medio que antaño tuvimos capacidades tecnológicas y productivas en materia de vacunación con fines de seguridad nacional, las hayamos abandonado en aras de un libre mercado global, al que ahora tenemos que rogar nos abastezca. Quedamos en México en una situación similar a la de países de menor desarrollo que no cuentan con capacidades de producción de vacunas.

Los países que han desarrollado las 11 vacunas disponibles hoy en día lo han logrado gracias a que cuentan con empresas privadas y capacidades estatales de investigación, desarrollo biotecnológico y producción fortalecidas a lo largo de los últimos 30 años. Esas empresas comenzaron a obtener, tan pronto estalló la pandemia, contratos garantizados de sus gobiernos, subvenciones y financiamientos para realizar las investigaciones, desarrollos y pruebas clínicas pertinentes.

Mariana Mazzucatto et al. (Project Syndicate, 1-12-20) han destacado que, en 2020, BioNTech recibió 445 millones USD del gobierno alemán y Moderna mil millones USD de la Autoridad para Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzados y de la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación del Departamento de la Defensa de Estados Unidos. La vacuna inglesa Astra Zeneca-Oxford contó a su vez con mil millones de libras (1.300 millones USD) de financiamiento público. El mismo principio se aplica en el caso de las vacunas de Johnson and Johnson o de las chinas, rusas, indias y cubana. Esta situación debería conducir a considerarlas como bienes públicos.

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Imagen: Indian Today.

Como era de esperarse, las primeras demandas en ser abastecidas son las locales, llegándose a establecer restricciones a la exportación por los gobiernos y la Unión Europea. Sin embargo, si se desea superar un desafío que es global y que no puede aislarse territorialmente –aun en el caso de países islas como Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, por más eficaces que sean dentro de sus fronteras–, se requiere que las vacunas estén disponibles a la brevedad posible de manera universal. El reto es moral, pero también práctico. Los actuales productores no se dan abasto

Existen numerosas empresas en América Latina (En México, Liomont y otros tres o cuatro Laboratorios de capital nacional) y por supuesto laboratorios en Europa, Asia y África, que podrían estar en capacidad de producir las vacunas en cuestión de 3-4 meses y acortar en más de 18 meses la disponibilidad y aplicación de vacunas a todo el mundo. El problema es que el conocimiento y las patentes pertenecen a las grandes empresas. Es por ello por lo que numerosos gobiernos, fundaciones y asociaciones de salud, así como la OMS, están urgiendo desde fines de 2020 a las empresas propietarias y a sus gobiernos a compartir sus patentes y el know how correspondiente para combatir el virus que ya ha reclamado 2.5 millones de vidas.

Lamentablemente las respuestas de las empresas de Estados Unidos y Gran Bretaña han sido negativas en los foros internacionales: la OMS y la OMC. Conscientes de que no tienen la capacidad de producción para atender la gran demanda mundial, argumentan que están en proceso de negociar contratos y licencias exclusivas para proteger sus derechos de propiedad intelectual y la seguridad sanitaria.

Los críticos –incluyendo la OMS– argumentan que van muy lentas y que al no existir vacunas suficientes están creando el riesgo de que se multipliquen las mutaciones del virus en diversas regiones del mundo. El enfoque de “acuerdo por acuerdo” se traduciría también en precios más altos para los países más pobres. De acuerdo con un estudio reciente, México, Brasil, Sudáfrica y Uganda están pagando precios más altos por unidad que los gobiernos europeos por la vacuna Astra Zeneca (Maria Cheng y Lori Hinnant, AP 1-3-21). Si se conceden rápido las licencias, cada continente podría tener muy pronto una docena de empresas fabricando las vacunas a todo vapor y a precios competitivos.

vacunas para el mundo.
Imagen: Sébastien Thibault.

Los gobiernos y organismos ven dos opciones frente a los faltantes mundiales de producción:

La 1ª , apoyada por la OMS, es la creación de un pool voluntario de patentes, modelado en una plataforma similar a la establecida para el tratamiento del HIV, la tuberculosis y la hepatitis. Ninguna de las productoras de vacunas se ha ofrecido como voluntaria al día de ayer.

La 2ª, la suspensión de los derechos de propiedad intelectual durante la pandemia, que cuenta con el apoyo de 119 países, ha sido bloqueada por Estados Unidos y los países europeos, cuyas empresas ven un jugoso negocio anual en los próximos años. Las empresas farmacéuticas consideran que a través del esquema COVAX debería canalizarse la exportación a África y el mundo en desarrollo.

En su primer día como directora de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, declaró que había llegado la hora de atender las necesidades de vacunación de los pobres del mundo. “Tenemos que trabajar con las empresas para que abran pronto sus licencias a países emergentes y en desarrollo y salvar muchas vidas”.

Los promotores de que se compartan las patentes insisten en que, a diferencia de otros medicamentos, estas vacunas se desarrollaron con recursos de los contribuyentes y podrían ayudar a superar la pandemia del siglo, con todos sus costos sanitarios, económicos y sociales. “La gente está muriendo masivamente porque no podemos ponernos de acuerdo en los derechos de propiedad intelectual”, declaró en Ginebra el diplomático sudafricano Muktadir de Gama. “Estamos dispuestos a pagar razonablemente por las licencias, pero necesitamos las soluciones ya”. Fauci mismo ha reconocido que los países ricos, incluyendo Estados Unidos, tienen una responsabilidad moral.

¿No podría interceder México con Biden para que Estados Unidos y Europa actúen en pro de los intereses planetarios? El Banco Mundial y el G-20 podrían contribuir también a ese propósito.


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Y las vacunas anticovid hondureñas, ¿cuándo “aterrizan”?

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A medida que avanza el tiempo y nos alejamos aún más de diciembre 2019, decenas de países llevan a cabo –unos en mayor medida que otros– jornadas de inmunización poblacional a través de la adquisición de vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, generadas a lo largo y ancho del planeta por diversas casas farmacéuticas. Vemos, por ejemplo, cómo México levanta la voz para pedir mayor igualdad global en el acceso al medicamento (a propósito, el país norteamericano ha inyectado a la fecha al menos una dosis a poco más de un millón de habitantes, de acuerdo con los datos de prensa). En el caso de la región centroamericana solamente Costa Rica, Panamá y últimamente El Salvador, han empezado el proceso de vacunación. El caso hondureño ha estado revestido de cierta demagogia pues se aseguró a través de sus autoridades estatales que a fines de febrero estaría el fármaco en el país. Ahora estará en territorio nacional a finales de marzo.

Me parece que estas “fallas” en la gestión del medicamento tiene su génesis en cierta falta de empatía con el dolor del prójimo, sobre todo con aquellos que han estado “sobre el terreno” al frente de la respuesta a la pandemia, pero también con todos aquellos sectores vulnerables a la enfermedad. En mi opinión, a la actual ministra de salud hondureña Alba Consuelo Flores y su equipo de trabajo les falta sensibilidad y formación humanista en la materia –que, por cierto, ella es pedagoga con formación en administración de empresas–, lo cual va en contraposición a la posibilidad de accionar en pro de mitigar sufrimiento de ciertos sectores de la sociedad hondureña.

vacunas en honduras
Imagen: Expresión Política.

Ya lo revelaron hace unas semanas representantes del conglomerado empresarial nacional en el sentido de que, ya desde mediados del año pasado, empresas farmacéuticas extranjeras hizo ofrecimientos preliminares de facilitación temprana de la vacuna y las autoridades sanitarias hicieron caso omiso al asunto. Claro está que la vacuna debe ser certificada con los criterios de seguridad y verificación de los niveles de eficacia, pero siempre en eventos como los actuales, es necesario activar tempraneramente procesos de gestión para lograr en consecuencia resultados satisfactorios.

Es inaudito que la llegada de la vacuna esté supeditada a las ejecutorias donativas que se hagan desde el mecanismo COVAX, cuando lo realmente importante sería generar medidas multisectoriales en donde se articulen los esfuerzos tendientes a la compra del producto farmacéutico. Pienso que el problema consiste en que los esfuerzos nacionales de adquisición de la vacuna se están haciendo disgregadamente –el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) comprará sus lotes; la dirigencia empresarial hará lo mismo–, lo cual evidencia una falta de jerarquía en el liderazgo por impulsar la inmunización “universal” de la ciudadanía.

Es importante acotar que en esta “carrera alocada” por hacerse de estas herramientas para la sanidad pública, siempre termina favoreciendo a potencias hegemónicas y grupos pudientes (veamos el caso peruano, por ejemplo, con las denuncias relacionadas al “vacunagate”).

vacunas en honduras
Imagen: Euronews.

Ahora bien, es necesario que hayan sólidos procesos de educación y concientización ciudadana respecto a la inoculación del antídoto, debido a que en los desplazamientos diarios que hacemos nos damos cuenta de ciertas reticencias en torno al medicamento y esto indudablemente es un ejercicio de bioética que debe liderar la Secretaría de Salud, pues lo que se percibe en ciertos imaginarios sociales son rasgos de conspiración contra el mismo pueblo como una suerte de “conspiración”.

En definitiva, Honduras podría “aprender” de la comunidad internacional los masivos procesos de vacunación llevados a cabo hasta el momento, no obstante, “ralentizar” la llegada de las vacunas se constituye en sí mismo en “amenaza latente” para los ciudadanos, en tanto se percibe un progresivo “relajamiento” social y esto es contraproducente a los esfuerzos locales por contener la propagación del coronavirus. Disciplina y vacunación deben “ir de la mano”, y lo constatamos cuando desde la OMS se advierte que “el freno de la pandemia aún no se debe a las vacunaciones”.

Posdata: A propósito, la mexicana Piedad Huerta Arneros, comunicóloga y experta en salud pública, representante en el país de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), ha reiterado en diversas intervenciones público-mediáticas que “la gobernanza en salud es uno de los pilares para identificar políticas, planes y estrategias para mejorar la salud pública”.

Estos esfuerzos están anclados obviamente en la Agenda 2030, específicamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible, No. 3, relativo a la Salud y Bienestar. “Si hablamos de bienestar hablamos de salud” ONG Envera.


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La Gran Pelea del Covid: burócratas de salud vs. doctores

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*Este artículo fue traducido de la versión original en inglés de Israel News Talk Radio.

Dióxido de cloro, ivermectina, Big Pharma, grandes medios, y la teoría de conspiración…

Las nuevas vacunas contra COVID, con las cuáles se inocula a millones de europeos, estadounidenses, e israelíes, implican riesgos que serían razonablemente soportables, quizá, si no existiere un tratamiento cabalmente efectivo. Pero muchos doctores afirman que sí existe.

En mi artículo anterior, eché un vistazo a la controversia del dióxido de cloro. Compartí que miles de doctores de toda la civilización hispana están recomendando tratamiento de dióxido de cloro (ClO2) para pacientes con COVID-19 y también como profiláctico para proteger a quienes no han sido todavía infectados. Se han organizado como la Coalición Mundial Salud y Vida (COMUSAV). Han recetado dióxido de cloro a muchos miles de pacientes y—dicen ellos—con resultados asombrosamente positivos.

Un país, Bolivia, los ha tomado en serio. En julio, el Senado boliviano votó para volver accesible el dióxido de cloro como protección profiláctica y tratamiento. Si bien la ley no se aprobó finalmente sino hasta después, el dióxido de cloro empezó a usarse mucho a partir del verano. Los casos nuevos diarios de COVID y las muertes cayeron de súbito, desde su pico de 2036 casos el 19 de julio (casi repetido el 20 de agosto) hasta conteos debajo de 100 en algunos días de octubre (fuente: worldometers).

Los conteos permanecieron bajos hasta que los bolivianos, creyendo que el problema había sido resuelto, dejaron de tomar dióxido de cloro como profiláctico al mismo tiempo que se congregaron para las celebraciones decembrinas. Los latinoamericanos son muy sobones. Resultado: reinfección masiva: los conteos de nuevos casos se levantaron por encima, inclusive, de lo visto en el verano 2020. Empero, las muertes permanecieron a la baja. ¿Por qué? Porque, dicen los líderes de la COMUSAV, a los ya infectados con COVID les continuaron dando tratamiento de dióxido de cloro.

Luego de las elecciones, el nuevo gobierno boliviano—quien tomara posesión el 8 de noviembre—aceptó esta interpretación y dobló su apuesta. Aconsejado por la COMUSAV, involucró a los militares y a la policía para crear brigadas de salud y llevar dióxido de cloro a todas las comunidades. ¿Está funcionando? Los líderes de la COMUSAV me dijeron a principios de enero que estaban esperando ver una nueva caída súbita de casos durante el mes de febrero. Los casos nuevos llegaron a su pico de 2,866 el 28 de enero y luego, como respondiendo al banderazo de febrero, se desplomaron: 412 casos el día de ayer y siguen cayendo (fuente: worldometers).

Entonces, ¿qué? ¿Tienen razón los doctores de la COMUSAV? Todavía no sé.

Lo que sí sé es que los ministerios de salud—incluyendo a la Organización Mundial de Salud (OMS)—y los grandes medios se han comportado de forma un tanto extraña. Nos han dicho que el dióxido de cloro es un blanqueador industrial con cero valor como medicina. Y los medios añaden que al dióxido de cloro lo promocionan teóricos de conspiración.

burocrata de salud, corrupcion
Imagen: Expansión Política.

Es verdad que algunos teóricos de conspiración recomiendan el dióxido de cloro. Pero ¿por qué siempre los mencionan a ellos y nunca a los médicos? ¿No son más relevantes los últimos? ¿Y por qué nos dicen que el dióxido de cloro es un blanqueador industrial? Sí se usa como blanqueador, pero sólo en concentraciones muy altas (lo revisé). En concentraciones bajas esta sustancia es el purificador de agua por excelencia, utilizado por décadas en todo el mundo para surtir de agua potable a millones de personas en los sistemas municipales. Lo bebemos todo el tiempo. Los ministerios de salud y los grandes medios casi nunca mencionan eso. Sin embargo, como he dicho, es relevante, porque los doctores de la COMUSAV están recomendando un tratamiento de dosis baja, en concentraciones bien por debajo de los niveles establecidos de toxicidad.

Dado que el dióxido de cloro en baja concentración no es tóxico, podemos eliminar cualquier duda sobre la cuestión de su eficacia antiviral—¿Acaso ayuda con el COVID?—con estudios clínicos aleatorizados doble ciego. Pero dichos estudios clínicos deben ser aprobados por los así llamados comités de ética, que a su vez deben seguir los lineamientos de los burócratas de salud, quienes por ende pueden parar en seco los estudios que precisamos. Y así lo han hecho. Con ello, han inspirado a los teóricos de conspiración.

Estos alegan lo siguiente. Los ministerios de salud temen que el dióxido de cloro sí funcione in vivo contra el COVID—y por eso no permiten los estudios clínicos. Porque si el dióxido de cloro, sencillo y barato de producir, resultase ganador, ello atentaría contra los medicamentos y vacunas caras que brindan al Big Pharma sus grandes utilidades, mismas que los ministerios de salud y los grandes medios se esmeran en proteger (porque los ha corrompido el Big Pharma).

La mejor política con cualquier teoría de conspiración, creo yo, es tomársela en serio como hipótesis y preguntar: ¿Qué predice? Ésta, como mínimo, predice consistencia. Si dos sustancias baratas y potencialmente efectivas, A y B, ambas atentan contra las utilidades del Big Pharma, entonces, para proteger dichas utilidades, los ministerios de salud y los grandes medios, de haber sido corrompidos, debieran estar saboteando ambas sustancias, no solo una.

Véase entonces: la ivermectina.

¿Qué hay de la ivermectina?

La ivermectina es un muy recetado fármaco antiparasitario.

Su historia tiene una estructura similar, porque son muchos los doctores en todo el mundo que han estado diciendo, al unísono, y por bastante tiempo, que la ivermectina es efectiva contra el COVID (ahí se incluyen muchos doctores de la COMUSAV). En Estados Unidos, el empuje principal viene del Front Line COVID-19 Critical Care Alliance (FLCCC), una coalición de doctores organizados por el médico y profesor Paul E. Marik.

El FLCCC fue creado para, “en aras de desarrollar un protocolo de tratamiento para el COVID-19, revisar de manera continua los datos clínicos, transnacionales, y de ciencia básica que están emergiendo a toda velocidad.” Se quería explorar si algunos fármacos ya empleados como medicamento podían ser reposicionados para combatir la pandemia. Al revisar la literatura, “descubrimos que la ivermectina, una medicina antiparasitaria, tiene un alto potencial antiviral y propiedades antinflamatorias contra el COVID-19.”

Lo que ha convencido a estos doctores es, por un lado, varios impresionantes estudios clínicos, y, por el otro, “múltiples ‘experimentos naturales’ de amplia escala” cuyos resultados han sido dramáticos. En esto último, el mundo hispano nuevamente juega un papel importante. Como dicen los doctores del FLCCC,

“[fueron] varios alcaldes y ministros de salud regionales en países sudamericanos [quienes] iniciaron campañas de ‘distribución de ivermectina’ a sus ciudadanos en la esperanza de que el fármaco fuera efectivo. Los caídas en conteos de casos y en decesos, temporalmente asociadas en cada una de esas regiones, comparando con las regiones que no vieron esas campañas, nos sugieren que la ivermectina bien pudiera ser una solución global a la pandemia.”

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Imagen: Comercio de Perú.

Una diferencia interesante aquí es que los ataques retóricos comúnmente empleados contra el dióxido de cloro no pueden ser utilizados contra la ivermectina, por tres razones.

Primero, porque la ivermectina no tiene usos industriales que puedan ser reclutados para distraer a la gente de sus aplicaciones médicas.

Segundo, porque nadie puede negar que es una medicina reconocida. Ha sido aprobada por la FDA y está en la lista modelo de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud. Se ha usado como antiparasitario en todo el mundo por décadas, y es tan asombrosa que sus creadores recibieron, en 2015, el Premio Nobel.

Y tercero, porque la ivermectina es famosamente inofensiva.

Ah, y es barata. Al igual que la solución de dióxido de cloro (CDS), sin protección de patente pues Andreas Kalcker, quien la registrara, la ha regalado, la ivermectina tampoco tiene protección de patente, pues expiró hace 10 años. La puede fabricar quien sea.

En resumen, la ivermectina es un caso que pone a prueba a los ministerios de salud y a los medios. ¿Cómo se han comportado?

El New York Times y la ivermectina

Consideremos al New York Times, “the newspaper of record”—quizá la publicación más influyente de todo el mundo.

El 8 de diciembre, el senador republicano por el Estado de Wisconsin, Ron Johnson, quien preside el comité de Homeland Security en el Senado, organizó una audiencia sobre enfoques alternativos a la crisis de COVID. El New York Times tachó esto de “promoción de fármacos sin efectividad demostrada y afirmaciones dudosas” y se regodeó de los detalles sórdidos en todo lo que fuera fácil de atacar, haciendo su mejor esfuerzo de ligarlo todo a Donald Trump (quizá porque Trump es kriptonita para los lectores sesgo izquierda del NYT).

Un segmento fue señalado como un horror especial:

“En una jugada que provocó inclusive a la mayoría de sus correligionarios de partido en el comité a evitar la audiencia, el Sr. Johnson llamó testigos a promover el uso de la hidroxicloroquina y la ivermectina.”

Pero los detalles de este momento supuestamente tan loco—que incluyó al Dr. Pierre Kory del FLCCC—fueron todos omitidos. El NYT escribió tan sólo esto:

“Los lineamientos de los National Institutes of Health [NIH] recomiendan en contra de usar cualquiera de los dos fármacos para tratar pacientes con coronavirus excepto en estudios clínicos. … La ivermectina se usa para tratar parásitos en humanos y prevenir los parásitos nemátodos en perros; las investigaciones sobre su efectividad para tratar coronavirus han dado resultados variopintos.”

La presentación del Dr. Kory no tenía propiamente nada que ver con la hidroxicloroquina—se trataba de ivermectina. ¿Por qué entonces agrupar las dos sustancias? ¿Sería porque Trump había promovido la primera y los medios, famosamente, se habían burlado de él? ¿Acaso el Times buscaba enlodar la ivermectina con la vergüenza pública y odio anti Trump que se adhiere a la hidroxicloroquina? Es una hipótesis.

Cabía anticipar, por lo menos, suponiendo que la ivermectina fuera tan ridícula, que el New York Times se hubiese divertido, haciendo gala de la presentación de Kory. Pero no. Silbó la mecha y se cebaron, sin detonar, los fuegos artificiales de escarnio que uno hubiera podido esperar. El ‘Dr.’ New York Times dice nada más, con la contundencia de un oráculo, y sin ensuciarse con la evidencia, que la ivermectina ha dado “resultados variopintos.”

Nótese que de ser una apreciación justa, no supondría una gran vergüenza para la ivermectina, pues los “resultados variopintos” implican que en algunos estudios la ivermectina ha derrotado al COVID. ¿Sería injusto sospechar, entonces, partiendo del sesgo tan obvio del reportaje, que la efectividad de la ivermectina pudiera ser bastante mejor que “variopinta”?

Dr. Pierre Kory
Dr. Pierre Kory (Fotografía: Madrid Market).

¿Qué tan buena es la ivermectina? Así lo expresa la FLCCC

Aquí lo dicho por el Dr. Pierre Kory al comité del Senado:

“Hemos llegado a la conclusión, luego de nueve meses, … que tenemos una solución para esta crisis [del COVID-19]. Existe un fármaco que está demostrando tener un impacto milagroso. Y cuando digo ‘milagro’ no uso el término a la ligera. Y no quiero que se me asimile, cuando digo eso, al sensacionalismo. Es una recomendación científica basada en montañas de evidencia que han emergido en los últimos tres meses. … [La ivermectina] en resumidas cuentas oblitera la transmisión de este virus. Si la tomas, no te enfermas.” (los énfasis son todos de Kory)

El Dr. Kory en absoluto representó los resultados sobre la efectividad de la ivermectina como “variopintos.” Se trataba, pues, de una riña intelectual. Los doctores del FLCCC se quejaban de las recomendaciones del NIH contra la ivermectina, y el Times, como vimos, citó (y con aprobación) tan sólo la posición del NIH, y no la respuesta de Kory, que fue ésta:

“¡Y me dicen… que estamos promoviendo cosas que la FDA y el NIH no recomiendan! Seré bien claro: el NIH, su recomendación sobre la ivermectina—que no la usemos salvo en estudios controlados—es del 27 de agosto. Ahora estamos en diciembre. … Montañas de datos han emergido [en el inter] de todos, de muchos centros y países de todo el mundo, mostrando la efectividad milagrosa de la ivermectina.”

¿A quién le vamos a creer: a los ministerios de salud o a la FLCCC?

¿Será que el Dr. Kory y los otros médicos de la FLCCC son todos unos lunáticos? No parece. Como testifica el Dr. Kory:

“Somos un grupo de doctores de entre los más publicados del mundo. Entre nosotros sumamos casi dos mil publicaciones con revisión de pares. … Yo estuve aquí en mayo … y recomendé que era crítico usar corticosteroides en esta enfermedad, cuando todos las organizaciones de salud nacionales e internacionales dijeron que no podíamos usar eso. Esa recomendación [que hicimos] resultó ser un salvavidas.”

Pero el New York Times prefiere pintar a estos doctores, indirectamente, como una banda de extremistas locos, y prefiere tomar partido—por fíat—con los mismos ministerios de salud, necios y errados, que otrora enfrentaran estos talentosos médicos para ayudar a los pacientes con COVID.

Sobre dichos ministerios de salud, el Dr. Kory dijo:

Debo señalar [que] me encuentro severamente turbado por el hecho de que ni el NIH, ni la FDA, ni la CDC—no conozco ningún equipo que haya sido creado [por ellos] para revisar el reposicionamiento de fármacos en aras de tratar esta enfermedad [COVID-19]. Todo ha sido para las drogas de ingeniería farmacéutica nuevas y/o caras. Cosas como Tocilizumab y remdesivir y anticuerpos monoclonales y vacunas. … Les diré que mi grupo, y nuestra organización, diré que nosotros hemos llenado ese vacío.” (énfasis original)

Esto no requiere mucha traducción. El Dr. Kory denuncia que toda la política pública, en medio de una pandemia, se haga no para beneficiar a los enfermos sino a las compañías del Big Pharma que producen “drogas de ingeniería farmacéutica nuevas y/o caras… y vacunas.”

¿Por qué no mejor un poco de ciencia? Eso y nada más pedían el Dr. Kory y el FLCCC: “Sólo pido que el NIH haga una revisión de los datos que hemos reunido.”

¿Qué hay de estos datos?

Para muestra, un ejemplo compartido por el Dr. Kory en su presentación. En un estudio profiláctico (preventivo) cuyos resultados el Dr. Héctor Eduardo Carvallo presentó a las autoridades en su país, Argentina, ya muy atrás, en julio 2020, un grupo experimental de 800 trabajadores de salud recibieron ivermectina. Ninguno de los 800 se enfermó de COVID, mientras que el 58% de los 400 trabajadores de salud en el grupo de control, que no recibieron ivermectina, sí se enfermaron de COVID.

En septiembre 2020, el periódico argentino El Tribuno entrevistó a Carvallo, quien compartió que, en otro estudio, habían encontrado que los pacientes más delicados de COVID se morían 7 veces menos si les daban ivermectina.

ivermectina y vacuna
Imagen: Colombia Check.

En el mismo mes de septiembre, dos líderes de investigación en este campo, David Jans y Kylie Wagstaff, reportaron: “De momento hay más de 50 estudios clínicos en todo el mundo que están testeando los beneficios clínicos de la ivermectina para tratar o prevenir el SARS-CoV-2,” el virus que causa el COVID. En octubre, los mismos investigadores reportaron los resultados de muchos de esos estudios clínicos. Eran bastante consistentes con las observaciones de Carvallo. Uno de ellos, por ejemplo, había encontrado que “dos dosis de ivermectina separadas por 72 horas” protegían efectivamente al 90% de los parientes de pacientes con COVID, mientras que en el grupo de control, que no recibió ivermectina, a más de la mitad les dio COVID, “subrayando el potencial de la ivermectina como profiláctico.”

Éste y muchos otros estudios constituyen la bonanza de evidencia que el Dr. Kory refirió—y que muchos médicos australianos también avalan—cuando mencionó que habían surgido “montañas de datos” en las últimas fechas favoreciendo la hipótesis de que la ivermectina para en seco al COVID.

Pero esto es una controversia. Así que eché un vistazo a los argumentos que desde el otro lado exponen los ministerios de salud. Para muestra, un reporte del Departamento de Salud Sudafricano publicado el 21 de diciembre (a la postre de la comparecencia, fechada 8 de diciembre, del Dr. Kory en el Senado). Los autores no consideran datos epidemiológicos, como si existieran nada más los ensayos controlados aleatorizados (RCTs, por sus siglas en inglés). Cierto que los RCTs son el estándar de oro, pero la ciencia no se limita a ellos.

En todo caso, la revisión que hace este reporte de los RCTs me parece bastante pobre. Examina sólo cuatro estudios (es todo), escogidos, parece ser, por tener defectos obvios y fácilmente criticables. Aun así, uno de los cuatro sí muestra un resultado a favor de la ivermectina, desestimado por el reporte con base en que los autores del estudio infirieron la dosis efectiva después de recabar sus datos en vez de predecirla de antemano (esta objeción es una tontería, y no afecta que el estudio encontrara una dosis efectiva). El reporte, además, no considera evidencia sobre el potencial profiláctico de la ivermectina. A Carvallo ni lo menciona. ¿Acaso se trata de una revisión honesta de las “montañas de datos” que ahora existen sobre este fármaco?

Por lo menos el NIH, luego de arrastrar los pies durante meses, revisó las “montañas de datos.” Ello sucedió sólo gracias a la audiencia del ‘loco’ Ron Johnson (misma que tanto enfureció a los otros senadores y al New York Times). En dicha audiencia, el Dr. Kory hizo la siguiente declaración apasionada:

“Tenemos ahora mismo cien mil pacientes en el hospital, muriéndose. Soy especialista de pulmones. Soy especialista de cuidado intensivo. Nadie puede imaginar cuántos pacientes que mueren de COVID he velado. Están muriendo porque no pueden respirar. No pueden respirar. Les ponen dispositivos de entrega de oxígeno de alto flujo, les ponen ventiladores no invasivos y/o los sedan y paralizan, conectándolos a ventiladores mecánicos que respiran por ellos. Y los veo todos los días. Se mueren. Para cuando me llegan a terapia intensiva, ya están muriendo, y es casi imposible recuperarlos. El tratamiento temprano es la clave. Tenemos que aligerar a los hospitales. Estamos cansados. No puedo seguir así. Si echan ojo a mi manuscrito, y tengo que regresar a trabajar la semana entrante, todas las muertes que sigan serán muertes innecesarias.” (énfasis mío)

Este influyente—y muy enojado—doctor en pocas palabras les dijo: todas las muertes que sigan serán la responsabilidad de ustedes, burócratas y políticos. La amenaza implícita, al parecer, fue la efectiva. El NIH examinó el manuscrito de Kory et al., mismo que pronto será publicado por la revista Frontiers in Pharmacology, y que contiene una revisión experta de la evidencia sobre la ivermectina que él y otros doctores del FLCCC prepararon.

¿Y qué creen? A mediados de enero, transcurriendo apenas una semana de haber examinado aquello, el NIH cambió su recomendación sobre la ivermectina de ‘en contra’ a ‘ni a favor ni en contra.’ Se menearon lo menos posible, como si cualquier movimiento a favor de la ivermectina les diera tirria; pero aun así, como señalan los doctores del FLCCC, la recién adoptada neutralidad del NIH convierte a la ivermectina en opción de tratamiento. Y eso es muy importante.

Este resultado parece haber causado algo de vergüenza en Sudáfrica. Sin que hubiese transcurrido un mes, Bloomberg reportó que “Sudáfrica Permite el Uso de Fármaco para Parásitos [Ivermectina] en Pacientes con COVID,” como  “terapia compasiva”—es decir, para personas que ya mueren y no tienen esperanza de recuperación—. Anótense otro gol para el FLCCC.

También le dio vergüenza, diría yo, a la OMS. El día de ayer se anunció que la Organización Mundial de Salud emitirá (por fin…) lineamientos para tratamiento con ivermectina. Pero es nada más para los recién infectados de COVID. De profiláctico, nada. Y sin prisas: se tomarán unas 4—o quizá 6—semanas (¡pos ni que fuera pandemia! ¡ni que hubiera gente muriendo!). Pero algo es algo. Anótense otro gol para el FLCCC.

Los médicos del FLCCC no son los únicos perplejos por la actitud de los burócratas hacia la ivermectina. Cuando El Tribuno preguntó a Carvallo por qué los ministerios de salud arrastraban los pies, demorando una recomendación oficial a favor de la ivermectina, él contestó:

“Eso te lo dejo para que lo investigues como periodista… A nosotros, hay dos cosas que nos preocupan, derivadas de la lentitud de las entidades gubernamentales para oficializar los protocolos. El 4 de julio, cuando elevamos los resultados a las autoridades pertinentes, había 1,452 muertes. Hoy hay 26 mil. Eso nos quita el sueño… Al no oficializarlo, no sólo le restamos a la gente la posibilidad de hacer algo que ha demostrado ser efectivo, sino que además corremos el riesgo de la automedicación.”

Si bien la ivermectina no es una vacuna, “oficia de tal,” señala Carvallo. Ello implica que, si los burócratas de salud en Argentina se hubiesen meneado en julio, pudieron haber salvado 24 mil vidas (más ahora). La ivermectina todavía no ha sido aprobada por la ANMAT, el equivalente argentino de la FDA, aunque los argentinos—y especialmente los trabajadores de salud—al parecer todos están corriendo a tomarla de cualquier manera.

Pero quizá fuera un error decir que los burócratas de salud no se interesan en la ivermectina. Fue en agosto—inmediatamente después de que Carvallo reportó sus resultados—que el NIH se tomó la molestia de emitir su recomendación en contra de usar la ivermectina para el COVID. ¿Será que los burócratas de salud sí tienen un interés (negativo) en el reposicionamiento de fármacos…?

vacunas coronavirus
Imagen: Tecnológico de Monterrey.

¿Esto qué tiene que ver con las vacunas?

Si el NIH, la FDA, la CDC, y otros ministerios de salud en el mundo se hubiesen meneado a tiempo para reposicionar fármacos baratos y generalmente disponibles, y hubiesen promovido, en particular, el protocolo de ivermectina, quizá millones de europeos, estadounidenses, e israelíes no habrían sido inoculados. ¿Sería entonces que los ministerios de salud actúan para proteger las utilidades que el Big Pharma cosecha con sus vacunas? Eso dicen los teóricos de conspiración.

¿Tienen razón? No sé.

Pero consideremos lo siguiente. Los efectos secundarios de la ivermectina son muy conocidos. Son muy infrecuentes, y, cuando ocurren, leves. Además, son consecuencia, típicamente, del rápido actuar del fármaco contra los patógenos que causan la ceguera de río (onchocerciasis) y los gusanos intestinales (strongyloidiasis). Usado como profiláctico por gente que no padece ni una ni la otra, por lo tanto, es todavía más inofensivo. ¿Por qué entonces se muestran tan reacios los gobiernos a probarlo?

Es por lo menos interesante—¿o no?—que los ministerios de salud manejen la ivermectina con guantes para tóxicos, como si fuese más peligrosa que las nuevas vacunas del Big Pharma, cuyo desarrollo los mismos ministerios de salud apresuraron, a pesar de que emplean—en el caso de Pfizer-BioNTech y Moderna—una tecnología de ARNm totalmente nueva cuyos peligros conocemos mal.

No sorprende que mucha gente no quiera estas vacunas COVID del Big Pharma, y muchos trabajadores de salud, si bien en altísimo riesgo de contraer COVID, se están rehusando a ser inoculados (en EE.UU., 1 de cada tres se rehúsa). ¿Son muy paranoicos? No sé. Pero las vacunas han causado algunas reacciones adversas fuertes y quizás algunas muertes (por ejemplo, en Noruega, y en Estados Unidos).

¿Son por lo menos efectivas estas vacunas contra el COVID? Otra vez: no sé. Es posible que sí. Habrá que ver. Pero ya nos están diciendo que, puesto que el virus está mutando, en el mejor de los casos no serán efectivas por mucho tiempo. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien a toda velocidad vacuna a su país entero, ha dicho: “Anticipo que esto será exactamente como la influenza, que requiere vacunación cada año.” ¿Por qué? Porque este coronavirus, como la influenza, muta mucho, y se necesitan nuevas vacunas todo el tiempo para seguirle la pista. De acuerdo al CDC (Centers for Disease Control), la efectividad de las vacunas de influenza varía entre el 19% (2014) y el 60% (2010).

Eso es buenísima noticia para el Big Pharma, no tanto para nosotros. Sobre todo cuando recordamos el jonrón de Carvallo para protegernos con ivermectina: 800 de 800.

Me parece que lo ético y prudente, por no decir económico, era que los burócratas de salud invirtieran en el reposicionamiento de fármacos—fuese nada más como un seguro—.

¿Pero en realidad todo esto sería para el Big Pharma?

Quizá veremos, al final, que la ivermectina no nos protege del COVID. No sé. Pero sea como sea, sí puede armarse un caso circunstancial de que los burócratas de salud han estado protegiendo los intereses del Big Pharma.

1.Los burócratas de salud nunca establecieron un equipo de trabajo para estudiar el reposicionamiento de fármacos baratos ya existentes (los cuales, de ser efectivos contra el COVID, representan un costo de oportunidad gigante, y la pérdida de su inversión en vacunas, para el Big Pharma);

2. cuando los doctores investigan el reposicionamiento por su cuenta, los ministerios de salud hacen como si no estuviera sucediendo y arrastran los pies; luego

3. prohíben estudios clínicos sobre el baratísimo dióxido de cloro y fingen que se trata de un blanqueador tóxico, cuando en realidad es muy usado como purificador de agua; y

4. emiten recomendaciones absurdas en contra de un fármaco muy empleado y muy seguro, la ivermectina, al tiempo que este fármaco está dando señales de ser efectivo contra el COVID; por contraste,

5. careciendo de casi toda evidencia, los ministerios de salud dan luz verde para el reposicionamiento de fármacos prohibitivamente caros del Big Pharma—por ejemplo, el remdesivir, que ya había fracasado contra el Ébola, y que tampoco sirve contra el COVID-19 (aunque su venta para tratamiento de COVID permitió que el Big Pharma recuperara algo de su inversión en remdesivir); y además,

6. los ministerios de salud dieron autorización de emergencia, y mucho dinero, para el desarrollo apresurado de vacunas muy caras del Big Pharma que usan una tecnología novedosa de ARNm cuyos riesgos desconocemos; y finalmente,

7. otorgan inmunidad legal a las compañías de Big Pharma por las personas que salgan heridas o muertas al inyectarles sus nuevas vacunas de COVID (ver aquí y aquí).

big pharma
Imagen: All Gamers In.

Los grandes medios, como vimos, cooperan con todo esto, y repiten todo lo que dicen los ministerios de salud sobre dióxido de cloro e ivermectina, como si los burócratas no pudieran equivocarse jamás o ser corrompidos, como si ser periodista y ser vocero de gobierno fueran lo mismo.

Pero eso no es todo.

En el texto que el Dr. Pierre Kory envió al Senado estadounidense, escribió:

“Otra barrera [que obstaculiza el reposicionamiento de fármacos] ha sido la censura de todos nuestros esfuerzos por diseminar información científica crítica en Facebook y otros medios sociales, pues nuestras páginas han sido repetidamente bloqueadas.”

Y la cosa no se quedó ahí. Luego del testimonio del Dr. Kory en la audiencia del senador Ron Johnson el 8 de diciembre, y luego de que el video de dicha audiencia sumara rápidamente más de 8 millones de visitas, YouTube decidió, a finales de enero, eliminar aquel video de los canales de Johnson y de FOX NEWS. YouTube lo explicó así:

“Estamos aplicando nuestros Lineamientos de Comunidad de forma consistente, sea quien sea el presentador y sin miras a las posturas políticas. De acuerdo con nuestra política sobre desinformación en el tema de COVID-19, hemos removido los dos videos en cuestión.”

Youtube quita videos del senador estadounidense

Es falso, empero, que YouTube esté aplicando sus Lineamientos de Comunidad—sean los que sean—de forma consistente, pues el canal de YouTube de PBS, donde fue posteado el mismo video de aquella audiencia, no ha sido censurado.

¿Cuál sería la diferencia? ¿Que la mayoría de la gente, o bien ubica a FOX NEWS, cuyo público es el más grande, o bien irá directamente al canal del senador Johnson? La versión de PBS, el día que escribo, tiene apenas 57,000 visitas. ¿O sería que, en términos políticos, ambas fuentes censuradas sesgan del lado derecho y YouTube del lado izquierdo? Quizá sean ambas.

Te censuran en YouTube, parece ser, si juegas en la derecha y tienes mucha audiencia. Da la impresión de que YouTube, contrario a lo que afirma, está haciendo política.

Es apremiante considerar qué significa para la democracia que las compañías de medios sociales—quizá debiéramos llamarlas ‘Dr. Facebook’ y ‘Dr. YouTube’—decidan cuál de los contrincantes en una disputa médica y científica está produciendo “desinformación” censurable. (Y al margen de la libertad de expresión, ¿existe realmente un argumento para impedir que los ciudadanos estadounidenses escuchen testimonio presentado ante ellos mismos a través de sus instituciones constitucionales y representativas?) Esto es cancel culture vuelto loco.

En todo caso, hemos de señalar que esta jugada nuevamente beneficia al Big Pharma. ¿Entonces? ¿Será que atinan los teóricos de conspiración?

Abordaré esta pregunta en mi siguiente entrega.


Francisco Gil-White es el investigador más citado del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México).


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¿Qué representa la cifra 166,731?

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#166731

Este número, que ahora funge como título de mi artículo de esta semana, si lo vemos así, solo y sin explicación, no deja de ser sólo eso, un número. ¿Es mucho, es poco o qué representa? Es muy difícil de saber si sólo lo vemos así, aislado.

166,731 pesos pueden ser una cantidad muy significativa para una familia promedio mexicana, una cifra inalcanzable para la población más pobre de nuestro país, un mes de salario para un alto ejecutivo o hasta una propina para algún ricachón que se hospedó algunos días en un hotel de super lujo. Al final, ese número, en términos monetarios, es relativo y percibido de forma diametralmente opuesta por alguien que tiene poco o mucho dinero.

166,731 personas pueden ser muchas o pocas, otra vez, dependiendo en qué contexto los pongas. Una ciudad de 166,731 personas puede considerase un pueblo grande o una ciudad pequeña. Con 166,731 personas llenas el Estadio Azteca y te sobran personas, pero no podrías llenarlo una segunda vez porque te quedarían lugares vacíos. En la CDMX, 166,731 personas apenas rebasan el número de habitantes de la alcaldía menos poblada, Milpa Alta; cada una de las demás alcaldías tienen, por sí solas, muchos más pobladores.

Todos los días amanecemos con un número para todo, desde el horario, la fecha, el tipo de cambio, el IPC, el precio de la tortilla y ahora, a partir del 2020, los muertos por Covid. Lo triste es que ya también, a ese número, lo vemos con la misma frialdad y, aunque suene paradójico, naturalidad. 166,731 son los muertos de Covid que hay en México hasta el día de hoy, por lo menos oficiales.

166,731 historias de muerte, de desolación, de tristeza y de dolor, hacen de ese número, uno muy grande.

Cada una de estas 166,731 personas eran hijos, padres, hermanos, amigos o colegas. Había parejas amorosas, trabajadores incansables, cantantes, artistas y padres responsables. Había abuelos respetados, madres cariñosas y hermanos entrañables. Para alguien, eso representaba la persona que murió.

Los que mueren, hayan sido buenas o malas personas, siempre dejan deudos, gente triste, personas que los amaban y que los llorarán. Si bien 166,731 personas muertas son muchas, créanme, el número de personas heridas es muchísimo mayor. Familias enteras se han quebrado por una sola muerte.

No podemos decir que en México vamos bien cuando hay cientos de miles de deudos, por cientos de miles de muertos. No vamos bien. Para seguir hablando de números, no puedo entender que vayamos bien si somos el país número 10 en población y somos el 3 en defunciones. Ni India o China, con más de mil millones de personas cada uno, tienen tantas defunciones como nosotros. Así de fácil, esos numeritos nos dicen que no vamos bien.

Me encantan los números porque son objetivos (mientras no se manipulen). Estos son difíciles de politizar; y hoy, exigir al gobierno que ponga todas sus baterías para controlar esta pandemia, no es politiquería, es una obligación de cada mexicano. No podemos permitir que se siga llevando una política de “salud” como la que estamos viendo, en la que los gobernantes nos dicen que “vamos bien” mientras que los números muestran otra cosa.

En el programa de vacunación que viene para Covid, veremos si el gobierno mejora. Hoy ya empezó mal. No estamos viendo ningún resultado y cada día que pase sin ver claridad sobre el programa, este número –166,731– se irá incrementando.

¿Dónde están las vacunas? ¿Por qué no se están aplicando? ¿Por qué reservan información sobre la adquisición de las mismas, en vez de transparentar el proceso? ¿Por qué usar a siervos de la nación para aplicarlas, cuando los programas de vacunación en México siempre habían sido ejemplo para otros países? ¿Por qué no hay resultados? Ya ha habido 166,731 víctimas, ¿cuántas más tendrán que haber para que se haga algo? Es momento de despertar y de exigir.

Los números son los que dicen la verdad, no los discursos.


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¿Qué esperar del proceso de vacunación?

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Hoy el tema mundial de noticias son las vacunas contra el COVID-19, obviamente nuestro país no sería la excepción, mucho menos con un gobierno populista que sólo busca la aprobación de sus seguidores y que, por cierto, han bajado en los últimos meses.

Mucho se ha dicho y especulado sobre la famosa vacuna, de hecho, recordemos cómo el canciller mexicano recibió el primer cargamento de vacunas de Pfizer, como si hubiera llegado de visita de un ilustre extranjero, las cuales sólo eran una mínima parte del millón cuatrocientas y pico mil que se compraron; y como cuando pasa un examen de lo más exigente, riguroso, comentó solemnemente, “Misión cumplida Sr. Presidente”… ¿misión cumplida?, eso será cuando el 100% de la población mexicana esté totalmente vacunada y las defunciones (lo más importante) caigan como la popularidad del gobierno, y que haya contagios mínimos y casos sospechosos por igual.

México tiene una población de más de 128 millones de habitantes, por eso, millón y medio de vacunas, ¿qué porcentaje representa en términos reales? Además, ¿por qué los papeles de dichas vacunas entran a un encriptado de 5 años?, ¿por qué si ya tenemos un “gobierno diferente” y no neoliberal, sigue existiendo la corrupción?, ¿para qué encriptar la documentación?

vacunas y corrupcion
Imagen: Bonil.

Estoy de acuerdo en que las vacunas sean primero para el personal médico (ellos son los que están al frente de la batalla y tenemos que protegerlos), pero si empezaron a llevar vacunas a las comunidades más vulnerables, la pregunta es ¿por qué van, además del doctor y la enfermera, 5 siervos de la nación? Esto no debería permitirse, es propaganda en tiempos no electorales; es en contra de las leyes electorales, así como la publicidad diaria mañanera también debe ser cancelada.

Aún quedan muchas incógnitas sobre el proceso de vacunación y la cobertura total de la población. ¿Cuánto tiempo nos llevará para resolverlo con eficacia? Un gran ejemplo es el estado de Arizona que con varias carpas y sin bajarte de tu automóvil vas pasando como si fuera aduana, te toman tus datos, te vacunas y listo.

Lo que preocupa es que en nuestro país no existe una oposición franca, unida, decidida con programas claros, sin arreglos en lo oscurito, con transparencia total, recordemos que a río revuelto es ganancia de pescadores y por desgracias sólo hay de MORENA, no se ven otros y es urgente que empiecen a salir, formarse, unirse, difundir sus ideas, sus propuestas; ya no más promesas incumplidas, hechos, reales, tangibles, medibles, es lo que este país merece, desea y espera.

Fuera populismo, corrupción, doble lenguaje, no más de lo mismo; hechos, eso es lo que todos los mexicanos deseamos ver, escuchar y esperar en un futuro próximo.

Como siempre, ustedes tienen la última palabra y si gustan, nos seguimos leyendo.


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Las Paredes Gritan: La realidad del Covid-19… da miedo

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Miedo y pandemia

Los casos de enfermos y contagiados de COVID-19 siguen en aumento. No hay ninguna fórmula para frenarlo. Los casos aumentan. Y un largo duelo nos envuelve como sociedad.

El mundo que teníamos antes no existe más. Todo cambió. Todo se transformó en incertidumbre… El miedo nos acecha. Y no sabemos cómo será el mundo en el que vamos a vivir… Si vivimos.

Del pasado que tuvimos, podemos reconocer nuestros grandes errores. La crisis ambiental. La violencia del tráfico de drogas. Las movilizaciones crecientes de mujeres en el mundo para demandar justicia. Son muchos nuestros problemas sociales y políticos.

Durante nuestra historia, el miedo ha sido una herramienta eficaz para los gobiernos. Hoy, el miedo reaparece en medio de la pandemia que vivimos en nuestras vidas, de muy distintas formas. Es necesario repensar una y otra vez lo que sucede con la pandemia.

Por un lado, tenemos enormes vacíos de información. Sabemos que el COVID-19 es dañino, pero faltó rigor y claridad para enfrentarlo en muchas poblaciones, como es el caso de México. Por otro, nos llenamos de decisiones insensatas. Supuestamente apoyadas en una “verdad científica” que no alcanzó a resolver nuestros problemas.

Nueve meses después de haber aparecido la pandemia, la “ciencia” no ha podido confirmar con precisión las enfermedades que surgen con el virus y apenas ha iniciado la aplicación de una vacuna que, esperamos, sea confiable para la prevención y su tratamiento.

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Imagen: Financial Times.

El juego de cifras es dramático. Llegamos en el mundo a 100 millones de casos de COVID-19, a un año de haber detectado el virus por primera vez, en Wuhan, China. Desde ahí se propagó a otros países asiáticos, a Europa y a los demás continentes.

De estos contagios, 2.1 millones de personas han fallecido, mientras los gobiernos buscan formas y mecanismos (por la buena o por la mala) para frenar la pandemia.

Es cierto, desde que el virus apareció en China (donde existe un gobierno extraordinariamente autoritario con un pueblo enormemente disciplinado) se impuso el confinamiento de las personas… Y así se copió en otros países.

Muchos otros países llamaron al confinamiento de las personas: “Quédate en casa”. Se trató de fomentar esa actitud, pero no se impusieron reglas para conseguirlo. Todo eso se transformó en un mecanismo muy ineficiente que no frenó los contagios.

El caso de México refleja muy bien esta situación. No hubo multas. No hubo “toques de queda”. Simplemente se le sugirió a la población quedarse en casa. Pero eso no siempre sucedió.

AMLO desde el inicio de la pandemia, rechazó emitir medidas coercitivas para frenar la movilidad de las personas. Pero la transmisión de la enfermedad y el número de muertos hablan de una mala estrategia gubernamental. Incluyéndolo a él, que anunció hace una semana su contagio de COVID-19.

Hemos registrado récords de contagios y muertes por el virus durante las últimas semanas. Hay un argumento típico para explicar esta situación: nuestra pobreza.

Mucha gente “vive al día”. Un 70% de los nuevos empleos que se generan son informales. Y la policía no tiene un nivel de respeto entre la gente para obligarla a quedarse en casa. Otro elemento es la falta de dirección entre los encargados de dar la respuesta oficial frente a la pandemia.

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Imagen: GK.

Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud, habla de la “sana distancia” y de quedarse en casa. Sin embargo, aparece sin cubrebocas en una playa en el mes de diciembre… ¿Inspira confianza?: no.

Se dice que, durante los dos primeros meses, en marzo 2020, la movilidad en el país se redujo hasta en un 60%. Hoy eso ya no existe, la gente volvió a la calle.

El asunto es que hasta estas fechas hemos acumulado en México más de 1.8 millones de contagios y más de 155 mil muertos por la pandemia.

Un problema paralelo al COVID-19 es la mega politización que ha generado. Debemos indignarnos. No es justo para la gente. Los pleitos políticos no le sirven a nadie. Y cuesta vidas… ¡Miles de vidas diarias!

Oxígeno y crimen

Ante la ausencia de AMLO en las mañaneras por estar enfermo de COVID-19, la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, tomó las riendas de las conferencias.

El miércoles pasado señaló que la delincuencia ya está involucrada en el mercado de los tanques de oxígeno, ante la alta demanda que tienen por la pandemia.

Dijo textualmente: “Podemos dar cuenta de otro acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación sobre que Cofepris pueda otorgar registro sanitario para la producción de oxígeno de uso medicinal, hemos tenido denuncias de oxígeno fake, mercado negro, incluso ya la delincuencia está metida en los tanques de oxígeno” (Reforma, 26/I/2021).

Se dice que, en la CDMX y otros estados, se han registrado casos de robo, fraude y abusos en la venta de tanques de oxígeno. Incluso, debido a la alta demanda de tanques y concentradores de oxígeno, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, facilitó la importación de oxígeno.

Y retomo un comentario anterior: ¿no sucederá igual con las vacunas? ¿No surgirá un “mercado negro” de vacunas?… NPI.

mercado negro vacunas covid
Imagen: Cartún Pérez.

Tribuna del pueblo

Desde hace 85 años existió en Tijuana una frecuencia de radio, en AM, conocida como Radio Enciso, identificada por el público como “La Tribuna del Pueblo”.

La estación sirvió como tribuna pública para escuchar las quejas del pueblo sobre sus gobernantes. Sin tener la cesión de derechos de los concesionarios, la estación fue tomada desde el 22 de octubre de 2018 por Jaime Bonilla Valdez, antes de ser Gobernador de Baja California Norte.

Convirtió el 1310 de AM en repetidora de La Tremenda, una radio de su propiedad en el 1030 de AM, para hablar bien de AMLO, Morena… ¡Y de él mismo!

El contador de Bonilla dice que todo es legal. La verdadera pérdida es para el público. ¡Vivan nuestros políticos!

La Cueva Del Delfín

Mataron a 1,844 mujeres en los primeros seis meses de 2020, según el INEGI… Es un máximo histórico y las cifras no bajan… ¿Cómo van los derechos de las mujeres en la 4T?

¡Vientos huracanados!, si no me mandan a exportar oxígeno nos veremos por acá la próxima semana


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¿Luz al final del túnel? La esperanza muere al último

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El manejo político, mediático y técnico de la epidemia que abate a nuestro país y, con sus marcadas diferencias, al mundo entero, ha transcurrido entre la desestimación, la chanza, el desenfado y la manipulación estadística, hasta llegar a niveles catastróficos que evidencian, con su fatalidad, no sólo las grandes deficiencias del aparato gubernamental y administrativo que se ha visto rebasado, desde el origen, por el fenómeno sanitario que, hay que recordarlo, anunció, con bombo y platillo, desde lejanas latitudes, que nos haría, más pronto que tarde, una funesta visita.

A todas luces, la posición de México en la estadística global, en cuanto eficiencia en preparación, identificación, contención y tratamiento de la enfermedad es sumamente deficitario. La circunstancia conocida de la evolución de contagios, capacidad de tratamiento, defunciones e incluso de registro y disposición de cadáveres, dista mucho de la estadística presentada día con día en las variadas conferencias con información oficial, sujeta a un gran escepticismo, no sólo por los datos, sino por la actitud displicente de los comunicadores, en afán de mostrar al mal tiempo buena cara.

La sutil incredulidad social al inicio de la crisis se ha ido transformando en rechazo no sólo a la información vertida cotidianamente sino a las medidas adoptadas. El rechazo comienza a transformarse en abierto reclamo a las autoridades que muestran, a pesar de todo, una especie de optimismo con el que pretenden negar y transmitir esa negación artificial al auditorio, sobre la magnitud de la tragedia que se cierne sobre el país y ha sido puesta de manifiesto por diversos sectores que han sufrido de manera contundente los efectos del aislamiento y la inactividad, sin que esto haya contribuido de manera determinante a contener los contagios y las pérdidas de vidas.

elecciones mexico con pandemia
Imagen: El Universal.

La política, va quedando demostrado, prima sobre la catástrofe y subordina al interés electoral la responsabilidad que se asume con el cargo público de perseguir, por encima de todo, el bien común. Políticamente, la mayor tragedia puede caer como anillo al dedo si ésta puede servir al maquiavélico fin propuesto. La ética, la moral, la virtud exigible al servicio público puede bien esperar para un tiempo mejor, pasadas las elecciones, por ejemplo.

Mientras tanto, habrá que sortear de la mejor manera la cruel realidad para tratar de contener mayores reclamos sociales ante la incertidumbre que se acrecienta día con día en todos los ámbitos de la vida nacional, sea en lo social, lo político o económico, aunque la liga parece estar estirándose más allá de lo prudente.

La oferta de la vacuna se elige como una estrategia de contención, como una pequeña luz al final del túnel, que brinde esperanza, pero los números no cuadran con la necesidad a resolver y los tiempos se prolongan, se pretende ofrecer confianza en unas vacunas que aún no se tienen y nos piden registrarnos para apartar lugar en una plataforma que no permite el acceso. Expertos acreditados contradicen abiertamente y con argumentos sólidos, técnicos y científicos el discurso oficial, denunciando y desnudando incluso el manejo criminal de la pandemia por parte de los responsables de su atención.

pandemia mexico, crisis
Imagen: Reporte Índigo.

El panorama que nos revelan esos expertos parece orientarnos a una macabra película que se ha ofrecido desde el inicio de una crisis sanitaria que se sabía sería inmanejable, dada la desecha infraestructura crítica del sistema de salud provocada por la determinación transformadora, así como el simultáneo y paulatino desmantelamiento de la capacidad administrativa a la que condujo la apropiación de espacios técnicos mediante la sustitución de cuadros altamente calificados y experimentados, por personajes, en no pocos casos, inverosímiles, pero ciegamente leales.

El desastre es elocuente, la ineficiencia en todo el proceso administrativo es patente, la desgracia nos consume como nación y la expectativa de solución se ve lejana, aunque el optimismo oficial señale que se ha cumplido con la misión de contar, en el futuro, con una flamante vacuna, aún en proceso experimental.

Ojalá corramos con suerte y sea la esperanza la que muera al último.

Na zdorovie!


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