Negocios

La oficina invertida

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Siempre he trabajado en un esquema “híbrido”: una parte del tiempo en casa y otra en las oficinas de mis clientes. Hace 30 años, cuando empecé a trabajar así, mi situación era privilegiada, ya que muy pocos de mis pares podían hacerlo. También era bastante complicada: comunicarme con mis colegas desde casa era difícil, interactuar con ellos de otras formas era prácticamente imposible. Todavía recuerdo mis primeras incursiones en internet: esos largos segundos escuchando los pitidos del módem, deseoso de que ahora sí se diera el milagro de la conexión.

Hoy, la situación es muy diferente. La tecnología nos permite interactuar a distancia de formas mucho más diversas y eficaces; cada vez son más las actividades que podemos hacer desde casa y el espacio virtual nos es más familiar cada día. La pandemia aceleró la adopción del teletrabajo y mostró su factibilidad y sus beneficios. Al parecer, esta situación es en cierto grado irreversible: si bien las oficinas tendrán todavía un lugar, éste sólo será una parte de nuestro espacio de trabajo.

imaginacion oficina
Imagen: Sara Vilas.

Esta perspectiva plantea la pregunta de cuáles actividades deberíamos hacer en casa y cuáles en la oficina, es decir, para qué si vale la pena reunirnos en un mismo momento y lugar. Un modelo tomado del mundo de la educación que puede ayudarnos a construir una buena respuesta es el del Aula invertida (Flipped Classroom). Éste propone invertir (intercambiar) las funciones pedagógicas del aula y del trabajo en casa (la “tarea”). Responde a la evolución tecnológica que permitió documentar el conocimiento de maestros, maestras y especialistas en medios digitales, sobre todo videos, que los alumnos pueden ver en casa. 

Los alumnos solíamos ir a clases para “recibir” la información y el conocimiento que las maestras y los maestros “vertían” en nuestras mentes a través de sus exposiciones. Hoy existen plataformas con recursos abundantes, acerca de cualquier materia, con los que podemos sustituir estas exposiciones (un buen ejemplo es Kahn Academy:). Si podemos recibir el conocimiento en casa (“de tarea”), ¿para qué querríamos ir al salón de clases? La respuesta es: para practicar con esos conocimientos, para resolver problemas, para comentar y debatir y, sobre todo, para colaborar con nuestros pares. Actividades de aprendizaje fundamentales que antes nos dejaban de tarea o que, de plano, no hacíamos. 

De la misma manera, la oficina invertida dejaría para la casa todas las actividades de baja interacción. Por ejemplo, ver presentaciones, consultar informes, participar en juntas informativas, registrar información, colaborar sobre documentos o tener conversaciones sencillas. La oficina sería entonces el espacio para las conversaciones complejas, de alta interacción, que necesitan de la energía, la espontaneidad y la magia que sólo surgen del contacto en vivo.

oficina invertida
Imagen Ka Lee.

Se me ocurren tres razones para ir a una oficina: 

Conectar con las personas. Somos seres sociales. Las conexiones interpersonales son el tejido de la organización. Los encuentros en Zoom no pueden replicar la intensidad y la calidad de la conversación que sucede acompañada de un buen café o una comida agradable.
∙ Colaborar informalmente. ¿Cuántas conversaciones espontáneas disparan intercambios relevantes para la organización? El pasillo y los espacios de café son indispensables para relajarnos un momento e intercambiar ideas que pueden llegar a crear grandes proyectos. 
∙ Cambiar de espacio. Pasar todo el tiempo en el mismo espacio y con las mismas personas puede llegar a ser difícil. Salir a la oficina, estar unas horas en otro espacio, frente a otras caras, puede ayudar. 

Aquí me surge otra pregunta: ¿cómo deben ser los espacios, reales y virtuales, de la oficina y de la casa para liberar todo el potencial de la oficina invertida? Las cadenas interminables de videoconferencias, con mala calidad de conexión y peor calidad de interacción, no son la respuesta. Otras experiencias del entorno educativo pueden ser útiles también para responder a esta pregunta. Por ejemplo, la ludificación (me resisto a decir “gamificación”, aunque ésa es la palabra más común), puede aportar mucho al diseño de la parte virtual de la oficina invertida. Dejo este tema para otra ocasión. 


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Estrategia 2021: en dos tiempos

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 Los inversionistas más exitosos,
no son los más inteligentes.
Son los más disciplinados. 
Warren Buffett.

A pesar de un favorable balance de noticias actuales y potenciales futuras (tasas bajas, mejores reportes al 4T20, próximos estímulos, programa de infraestructura, etc.), los mercados siguen presentando sesiones volátiles dentro de una tendencia alcista. La mayor preocupación continúa siendo la capacidad de contener el COVID-19 en Estados Unidos y el resto del mundo (en tiempo y magnitud). El clima frío de la temporada no ayuda y los resultados del proceso de vacunación que recién inició, tomará algún tiempo. A partir de dicho escenario y atendiendo el sentido común, la estrategia que estructuramos en SNX se basa en una diversificación de empresas como dueños que pueda atender “dos tiempos” a lo largo del 2021.

Primer Tiempo: Si el COVID-19 continúa avanzado y/o sin ceder demasiado los primeros meses del año, entonces el grupo de empresas que se vieron favorecidas en el 2020 asociadas con los nuevos hábitos de comportamiento en el mundo (trabajo en casa, consumo digital, entretenimiento en casa, etc.) seguirán teniendo muy buenos resultados (y alza en precios). Por otra parte, será la primera mitad del año, cuando los reportes trimestrales observen los mayores crecimientos en utilidades, sobre todo por una base de comparación muy fácil (mayor caída en el 1S20). De hecho, el estimado de crecimiento promedio para las utilidades netas del S&P500 al 2T21 es de 45.0%.

Segundo Tiempo: Hacia la 2ª mitad del año, el crecimiento económico en Estados Unidos será más fuerte, impulsado por las medidas de los primeros meses. Empresas rezagadas serán más evidentes en oportunidad y la expectativa de un 2022 “normalizado” se anticipará. Es difícil pronosticar el momento exacto de cada ciclo (“tiempo”), por ello, la diversificación en el portafolio SNX nos hace sentir cómodos, priorizando como siempre el control del riesgo.


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El valor de lo intangible

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No todo lo que cuenta puede ser contado,
y no todo lo que puede ser contado cuenta.
Edward Bruce Cameron.

Una colaboración de Amando Mastachi Aguario y Edgar Sánchez Magallán González.


En esta ocasión me referiré a un tema novedoso, pero no por eso innovador, pues todos –aún de forma inconsciente– lo conocemos. El hombre desde sus inicios ha podido distinguir el valor de los objetos, al principio de los tiempos por su utilidad práctica, como los instrumentos líticos; los instrumentos de labranza; el garrote, la lanza, un buen pedazo de carne, etcétera.  

Desde el Austrolopithecus ghari (capaces de fabricar herramientas) se ha atribuido valor a las cosas. El proceso evolutivo ha sido permanente,  no se ha detenido;  después de miles de años, apareció el hoy nombrado “homo sapiens sapiens” y con este avanzó la ciencia y la tecnología, hasta llegar a ser elegante, educado y moderno, quien a la par de su desarrollo conceptualizó la idea de propiedad, es decir, reconoció lo propio de lo ajeno; y siguiendo su tradición le atribuyó un valor ya no sólo por su utilidad práctica sino también tomando en cuenta valores interpersonales o subjetivos, me refiero pues a aquello que no puede ser tocado o medido, pero invariablemente conceptualizado, como cuando le menciono una marca de ordenadores con una manzana. Le describo el sabor de una bebida de cola envasada en vidrio o simplemente le pregunto por el  nombre de un fármaco para detener el dolor de cabeza, seguramente, como ya se dio cuenta llegan a nuestra mente varios recuerdos asociados: nombres, sabores y diseños, utilidad, etcétera, y me permito preguntarle en realidad, ¿Qué valor tienen? y la respuesta se antoja fácil. Esto se debe a que el valor asignado para aquello que no puede ser medido o contado corpóreamente, lo encontramos al final de nuestra conciencia –en el subconsciente–.

¿Por qué es mejor o peor el nuevo ordenador de la manzana? ¿En qué se distingue de otros ordenadores? ¿Acaso no realizan la misma función? Inmediatamente recordamos una serie de respuestas para las que nuestro cerebro está programado a responder casi en automático, y es ese valor agregado, esa apreciación subjetiva, es lo que hace que las cosas adquieran un valor, esto aun cuando lo que tengamos enfrente sean materiales que por sí mismos tendrían un valor inferior o casi nulo. Me refiero, por ejemplo, al metal y plástico empleados para su elaboración; no es sino el desarrollo del producto final y su comercialización lo que nos ayuda a entender mejor ese por qué.

Un pedazo de tela, en las manos de un gran diseñador le puede dar un valor increíble, mientras que en otras manos, –como las nuestras– no le añade valor alguno.

En México y en el mundo existe un mercado completo para ese tipo de valores, a los que se les conoce como intangibles, que en ocasiones pueden tener un valor mucho mayor que los elementos materiales del propio negocio. Dentro de la gama de intangibles tenemos a las denominadas regiones geográficas, que cuentan con un certificado de denominación de origen. ¿Quién no ha escuchado la expresión de que se trata de un buen vino, porque proviene de determinada bodega que se encuentra en una región con una denominación de origen controlada?

Con el sólo nombre de la etiqueta o de la Bodega, existe la garantía de que se trata de un buen o excelente caldo.

En México, tenemos dieciséis denominaciones de origen, entre otros el Tequila de Jalisco, el laqueado de Olinalá, la Talavera de Puebla, el Chile Habanero de la Península de Yucatán, el Cacao de Grijalva, Tabasco, etcétera.

Así como las denominaciones de origen, existen otros bienes incorpóreos, regulados entre otras por la Ley de Propiedad Industrial, que protegen activos importantes como: marcas, patentes, modelos de utilidad, diseños, secretos comerciales, avisos comerciales, fórmulas y hasta el know how, por mencionar algunas; todas ellas en lo individual o en conjunto generan un valor a las empresas, mismo que puede representar y en algunos casos hasta ser en lo particular, el activo más valioso con el que cuentan.

Estos intangibles, agregados al producto final que se comercializa, les añaden en gran medida el valor económico, por el cual me permito recordarle, querido lector, que No todo lo que cuenta puede ser contado.


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Enfocados, flexibles y rápidos debe ser nuestro mantra para el 2021

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El 2021 nos va a seguir trayendo muchos retos en lo que hace a cuidarnos en materia del coronavirus, una agudización en los efectos negativos de los temas económicos y un año intenso en materia política.

Hace algunos años, quizás 1999, tuve la oportunidad de participar como conferencista invitado en un evento de la Red de Recursos Humanos que realizó el Sistema Coca Cola de México en Ruidoso, Nuevo México, y en ese evento tuvimos la oportunidad de ver y escuchar, a través de un video, al entonces presidente y CEO (Director General) de Coca Cola a nivel mundial, el reconocido Roberto Goizueta (La Habana, Cuba, 1931- Atlanta, Estados Unidos, 1997).

La historia de Goizueta es por demás interesante y les sugiero darse una vuelta por los buscadores que tenemos disponibles para saber más de su impresionante trayectoria dentro de Coca Cola; tanto en Cuba a muy temprana edad, como su vertiginosa carrera en Coca Cola en Estados Unidos, Goizueta fue Director General de Coca Cola por 16 años, hasta su muerte producto de un cáncer de pulmón.

Hago esta larga introducción porque desde entonces siempre he tenido marcada en mi vida profesional y también en la personal, la recomendación que hizo en aquel video Roberto Goizueta sobre cómo uno debería conducirse en la vida para tener éxito. Quizás ésas no fueron sus palabras exactas, pero para mí han sido una gran directriz. Goizueta nos dijo que había que seguir sólo tres simples conceptos y se refirió a ellos en inglés: FOCUS-FLEXIBLE-FAST (foco-flexibilidad-rápido).

trabajo 2021
Imagen: Michele Marconi.

Y considero que la vigencia de su recomendación de entonces está tan vigente, o aún más vigente hoy, que cuando nos lo presentó.

Digo en el encabezado del artículo que deberían de convertirse en nuestro mantra del año porque creo profundamente que si seguimos sólo estas tres directrices vamos a lograr mucho tanto a nivel personal como profesional, e inclusive si las convertimos en el mantra de nuestras organizaciones.

¿Qué se entiende por mantra? En su origen el mantra es una palabra sánscrita (lengua indoeuropea en la que se escribieron los textos sagrados del brahmanismo) que tiene como objetivo relajar o inducir a un estado de meditación en quien la canta o escucha. La palabra mantra esta conformada por dos expresiones: mente y liberación, es decir, la liberación de la mente.

El mantra más conocido, según yo, y que todos hemos dicho alguna vez es “Om”, el cual es el símbolo de lo esencial en el hinduismo, y así, hoy en día muchas personas y organizaciones usan otros “mantras” para estar enfocados en lo importante y no perderse en un mundo lleno de información y ruidos que nos hace no estar en el presente y en el aquí, y por ello no logramos lo que realmente queremos alcanzar.

Los tres conceptos de Goizueta los podríamos repetir como un mantra matutino al iniciar la jornada laboral, o mejor aún, al iniciar nuestro día: foco, flexibilidad, rápido. Como si fuera un breve ejercicio de meditación o reflexión.

mantra flexibilidad
Imagen: Savayilina Paya.

Y, entonces, empezamos estando enfocados en lo que queremos lograr durante el día a partir de una meta de mediano o largo plazo. Mi sugerencia y práctica en esta materia es tener siempre pocos objetivos anuales tanto a nivel personal como profesional para poder estar realmente enfocados. Las empresas, las organizaciones, se pierden porque se ponen demasiadas metas u objetivos, cuando en realidad deberían tener máximo tres o cuatro, y todo el resto de los objetivos o metas quedan dentro de esos cuatro o tres objetivos: alcanzar una utilidad del 20%, lograr ventas del 70%, obtener 90% en la encuesta de servicio al cliente.

De esas grandes metas tenemos que definir cuánto tenemos que alcanzar semestralmente, al cuatrimestre, trimestre, mes, y si es posible semanal e inclusive diariamente, estar enfocados en lograrlo y poder corregir el rumbo con la mayor velocidad posible, si hay una desviación negativa o fortalecer la marcha, si vamos por el camino correcto.

Hay que definir todas las acciones y actividades que tenemos que llevar a cabo para lograr los objetivos o metas, y esas listas pueden ser muy largas, eso es muy bueno porque nos abre muchas posibilidades. En mi taller de “Hazlosencillo” y que también aplico en el de “Accountability”, le llamamos “IDEAACION”. Mi experiencia con este ejercicio es que, al generar una tormenta –que no lluvia– de ideas, pueden surgir muchas iniciativas que de otra manera nunca se hubieran presentado.

El segundo paso es flexibilidad. Todos hacemos planes, algunos más a detalle que otros, y reitero mi sentir en relación con este tema en cuanto a que es una pérdida de tiempo hacer planes muy detallados, porque el entorno está cambiando tanto y tan aceleradamente que sólo estamos desperdiciando tiempo y recursos valiosos cundo deberíamos enfocarnos al quehacer de las cosas.

La flexibilidad quiere decir que debemos tener varias opciones siempre abiertas. Si la primera falla, empezamos con la segunda y así sucesivamente, pero no nos detenemos. Siempre debemos tener previsto que si falla el plan “A”, debe haber plan “B”, y así sucesivamente.

mantra equipo
Imagen: Creative Boom.

Goizueta nos habló del caso del lanzamiento de la “New Coke” (1985), una apuesta a la que Coca Cola había invertido varios miles de millones de dólares para hacer que la Coca “regular” (la de la lata roja) supiera más dulce, sustituyendo el azúcar de caña por jarabe de maíz de alta fructuosa y que imitaba un poco el sabor de la Pepsi porque se pensaba que a los consumidores jóvenes les gustaba más ese sabor. Pues el proyecto fue un gran fracaso y Coca Cola tuvo que recular poniendo en el mercado la “New Coke” y la “Coca Cola Classic” por un tiempo. Coca Cola tuvo que ser flexible en aceptar que su gran lanzamiento era un gran fracaso y que había que actuar rápidamente para no perder a su inmensa base de consumidores que no querían la “New Coke”. Así tenemos que ser y estar nosotros, preparados para los éxitos y los fracasos, y actuar en consecuencia. No podemos ni debemos ser necios cuando las cosas no salen como nosotros las pensamos.

Leí recientemente el libro del creador de Nike, Phil Knight, Nunca pares, y ésa es su historia, ser flexible y actuar rápido ante los acontecimientos. Se los recomiendo ampliamente.

Quizás de las tres recomendaciones de Goizueta la que más resulta controvertida es la de que hay que ser rápidos. Yo entiendo que hay que analizar las cosas a profundidad, pero no estoy de acuerdo en “hacerlo con calma”.

En el mundo de hoy con tanta competencia y tanta información, el recurso más valioso es el tiempo, quien actúa con prontitud gana mercados, gana clientes, gana confianza.

Cuando se actúa lentamente, aunque sea horas, generas incertidumbre, dudas y pierdes credibilidad. Cuando hoy sucede un acontecimiento, tienes que actuar con la mayor celeridad posible. Antes se decía que el pez grande se come al chico, hoy se puede afirmar que el rápido se come al lento.

Confío en que estos tres consejos les sean muy útiles y se conviertan en su mantra del 2021… para mí ya lo son.


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El inicio del fin

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Nada tarda tanto como aquello que no se empieza.
 Alain.

Diferente

2020 y 2021 terminó e inició de manera diferente. Es la primera vez, en más de 35 años de actividad profesional, que muchos de amigos, colegas, clientes y otros miembros de nuestra comunidad no salimos de vacaciones. Hubo en general, poca “desconexión” sobre eventos que inciden en las empresas de las que somos dueños. En los últimos días del 2020 los mercados accionarios en Estados Unidos marcaron máximos animados por la autorización de nuevos estímulos económicos, la aprobación de nuevas vacunas COVID-19 y el propio inicio del proceso de vacunación. Lo anterior propició las primeras revisiones alcistas de estimaciones para la economía (PIB) en Estados Unidos y favorecerá también la revisión constante de mayores precios objetivos en acciones.

Recuperación general

Entre las citas que suelen acompañar mi columna, semanas desde hace más de 20 años, una que me gusta mucho dice “El principio es la mitad de todo”, sumamente ilustrativa para el 2021 que le aseguro que será “el inicio del fin”. El fin de la terrible pandemia que nos sorprendió hace un año y aunque es difícil pronosticar qué tan rápido podrá ser controlada en su totalidad, 2021 marcará también el inicio de una recuperación de entusiasmo, de retomar actividades con mayor fuerza y de capitalizar las experiencias de meses anteriores.

Me pareció importante presentar una gráfica que recuerda el proceso (duración u magnitud) que han llevado en Estados Unidos otras épocas de recuperación. Lo más importante a destacar es que, en todas ellas, los mercados accionarios de ese país observaron una tendencia alcista, animada por la propia recuperación. Como pocas veces, la probabilidad de continuación de un movimiento alcista es tan alta. La pregunta es: ¿está usted preparado para aprovechar el inicio de este fin? 


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Este 2021 marcará el destino de muchos negocios

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Empezamos el año, y verdaderamente este 2021 se vislumbra extremadamente complicado, me parece que hacer una planeación inercial para tratar de sobrellevar el año es el preludio de ir perdiendo el negocio, es mejor cerrar de una vez y minimizar las pérdidas.

Creo que debemos hacer un análisis muy pragmático en los retos y desafíos por venir para nuestros negocios, si el resultado de este análisis es negativo, mejor de una vez digamos ¡hasta aquí llegué!

Pero si de verdad queremos y creemos que podemos salir adelante, habrá que adaptarnos a las nuevas circunstancias que viviremos de manera muy inteligente y agresiva. Creo que muchos no lo lograrán, el reto es tan complicado y difícil que debemos estar muy conscientes de lo que podemos perder y tener claridad hasta dónde poner la línea para saber parar y no deshacernos del patrimonio logrado con mucho esfuerzo y a lo largo de toda una vida.

2021 negocios
Imagen: GettyImages.

La realidad es que el COVID-19 estará presente todo el año, esto implicará  arrancones y enfrenones en muchos sectores de la economía, es fácil suponer que el consumo permanecerá deprimido salvo en casos muy específicos, y veremos dos Méxicos cada vez más divergentes, uno el formal, cada vez más digitalizado, obligado a cumplir con regulaciones muy estrictas, y a veces hostigados debido a coyunturas políticas, crédito restringido, y muy pocos apoyos gubernamentales.

Habrá que competir en muchos casos con el “México informal”, los que juegan en esta cancha tienen ventajas competitivas muy importantes, no respetan las reglas, no pagan impuestos, si hay un cierre de actividades por la pandemia, para ellos no aplica, no pagan predial, renta, luz y un largo etcétera, no son pocos, son más de la mitad de la economía del país.

Pudiéramos concluir que si decidimos cambiar de cancha, siendo informales e ilegales, hay muchas personas que les va muy bien y se han hecho muy ricas y poderosas. Pero piénselo bien, ¿podría vivir con eso?, ¿es moralmente válido para usted?, ¿esas son las metas e ideales que le quiere transmitir a su familia?

Para la mayoría de los negocios que viven en el “México formal”, el cambio no es deseable, aunque en muchos casos debido a las circunstancias tan complicadas a las cuales se enfrentarán, encontrarán la manera de hacer “algunas  travesuras” para capotear el temporal y probablemente puedan adaptarse a transitar en esa dualidad. De cualquier manera, hay que señalar que la tendencia a la ilegalidad no se está revirtiendo, sino que en la realidad, se está fomentando. Esto poco a poco irá mermando los ingresos del gobierno.

Lamentablemente, para este año, un pronóstico realista de crecimiento para el PIB de nuestro querido país no se prevé arriba del 1 o 2%, lo cual implica una recuperación muy magra del casi 10% perdido en el 2020, viviremos tiempos difíciles, complicados y retadores.

retos negocios 2021
Imagen: Freepik.

No es la primera vez que los mexicanos nos enfrentamos a situaciones tan difíciles como las que he tratado de transmitirles ahora, muchos tiraron el arpa e inclusive se fueron a vivir a otros países, a unos les fue bien a otros no, otros decidimos quedarnos a luchar, unos quebraron y a otros les fue bien o muy bien.

La coyuntura es tan importante y trascendental que las decisiones que tomemos impactarán a nuestros negocios y a nuestras familias de manera fundamental. Resulta difícil juzgar las decisiones que cada quien tome, simplemente, en un futuro observaremos diferentes destinos.

En conclusión, si después de analizar estas aristas y otras más de lo que vendrá, si decidimos seguir, será muy importante estar conscientes de todo lo que arriesgaremos, habrá que hacerlo no de la manera convencional, deberemos ser muy disruptivos, apoyarnos mucho en las nuevas tecnologías, tener muy claro dónde rendirnos y ser lo suficientemente duros e inteligentes para saber tomar las pérdidas probables a tiempo. Pero, principalmente, habrá que demostrar de qué estamos hechos y ponerle mucho corazón al gran desafío que viviremos.


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Empresas muertas, heridas, resilientes y revividas

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Desafiante, retador, inédito, impensable, disruptivo, son algunos de los eufemismos que ha merecido el 2020, desde lo personal y desde lo empresarial. Cómo negarlo. El escenario que se conformó a partir de marzo de este año modificó cualquier pronóstico –incluso cuando ya se tenía noticia del virus–, actualizando como nunca antes el consabido adagio de adaptarse o morir.

Muchas empresas en giros como el turismo, los gimnasios, las estéticas, los restaurantes, los cines y la venta de toda clase de artículos en tiendas de grandes superficies colapsó, arrastrando a millones de personas al desempleo. En mi condición de asesor, que me permite mantener contacto con toda clase de empresarios de todos los tamaños, ubicaciones y giros, he escuchado historias de todo tipo que hoy me permiten trazar este sencillo mapa que dibuja, en forma resumida, las respuestas que agrupan a muchas de las organizaciones que operan en nuestro país desde hace muchos años. La discusión sobre los apoyos oficiales terminó hace rato. El gobierno tomó la decisión de dejar que cada quien sortee la crisis con sus propios recursos y medios.

Las grandes tendencias que la pandemia aceleró, ya lo sabemos, nos llevaron al entendimiento y profundización de la digitalización de grandes áreas del comercio y los servicios. El prolongado confinamiento nos ha llevado a comer en casa, divertirnos en casa, beber en casa, consultar al médico, pagar las tarjetas y comprar desde casa. También hemos aprendido a visitar museos de manera virtual, escuchar conciertos y, claro, trabajar desde casa. Quienes han tenido la velocidad para adaptar su operación a versiones virtuales han podido sobrevivir, desde las “dark kitchen” hasta las aplicaciones para comprar un auto sin verlo.

empresas del siglo xxi
Imagen: Tubik Arts.

Nos dimos cuenta, todos y de porrazo, que tener grandes oficinas en excelentes ubicaciones perdía peso como argumento de venta y regresamos a lo esencial. Entregar valor al cliente, de manera eficiente y a costos competitivos. Las plataformas de interacción para conferencias, como “Zoom”, que en otros tiempos eran herramientas tecnológicas sólo al alcance de los grandes corporativos, se volvieron un commodity que en ciertas versiones se emplea de manera gratuita.

Para muchos especialistas en el campo de la consultoría, “estar disponible” se volvió un atributo muy apreciado de exigencia cotidiana. Clientes a los que no veía en una cita desde hace años, aparecieron en la pantalla, desaliñados y sonrientes, porque las citas presenciales en ciudades como la México nos habían ya cancelado las opciones. Desde esta posición, el trabajo en equipo cobró especial relevancia, haciendo que colaboradores menos visibles, de pronto, en este nuevo escenario, mostrasen habilidades desconocidas de gran utilidad.

Para muchas empresas fue el tiempo de encontrar nuevos nichos, a partir de sus propias experiencias. Las llamadas “spin off”, que permitieron lanzar servicios o productos que habían estado latentes por algún tiempo, y que la emergencia les abrió la oportunidad de crecerlos. No sólo en el ramo médico y sanitario se abrieron oportunidades. Una empresa de empaque, lo diré como ejemplo, trabajó horas extras para lograr un producto compostable que venía diseñando desde hace meses, el cual cumple con la nueva norma ambiental para la entrega de alimentos anticipadamente, y entrega un valor inesperado a la empresa que empaca y al usuario que recibe. Todo un éxito que le ha dado el liderazgo de ese mercado porque supieron anticipar.

resilencia de empresas
Imagen: Business Standard.

Para muchas otras empresas la pandemia ha representado, solamente, un periodo útil para limpiar algunos vicios acumulados y lastres laborales, en espera de mejores tiempos para relanzarse. Empresas que están en el modo de sobrevivencia pura, contando los días para lograr llegar al final del invierno.

Como sucede con las personas, hay ganadores y perdedores en el proceso. Hay quienes seguramente saldrán fortalecidos, y quienes ya no estarán cuando sea posible volver a subir las cortinas para abrir al público.

Lo que es indispensable, como siempre, es hacer recuento de los daños, para no perder de vista lo que se recata del naufragio. Muchas veces es lo mejor. La marca aún acreditada, los clientes fieles que nos siguen buscando, la experiencia acumulada, son activos intangibles de enorme valor, que pueden usarse para reconformar nuevos proyectos ganadores, que podrán edificarse después de la sacudida. Muchas veces, menos es más.


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La causa del outsourcing legal, legítimo y benéfico para todas las partes

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Con la inminencia de una imposición para prohibir la subcontratación laboral en México, que entraría en vigor a partir de enero del próximo año, de última hora, el 9 de diciembre se dio un acuerdo entre el Gobierno Federal, una representación del sector empresarial encabezada por el Consejo Coordinador Empresarial y dirigentes sindicales. Esto, para dar espacio a la negociación y posponer la resolución en el Poder Legislativo hasta febrero. Pero el riesgo para el empleo formal subsiste.

Por lo pronto, una parte sustancial de la representación de la iniciativa privada –Coparmex, Canacintra y Consejo Nacional Agropecuario– manifestó públicamente que no respaldaba dicho acuerdo, ya que la prohibición del outsourcing, en lugar de una regulación sensata y eficaz, es inaceptable por la afectación que tendría para el sector productivo y el empleo, especialmente entre las pequeñas y medianas empresas. Sobre todo, estos organismos destacaron acertadamente la irracionalidad y la arbitrariedad de lastimar a empresas y trabajadores formales que cumplen la ley por lo que haga una minoría que ha abusado de esta figura de contratación laboral.

Todo apunta a que desde el gobierno hay una política que, en aras de supuestamente ayudar a los trabajadores, acabará perjudicándolos, al inhibir y encarecer el empleo formal, con prestaciones sociales y mejores salarios, para estimular la informalidad que no paga impuestos, pero tampoco suele encontrar expectativas viables de crecimiento y desarrollo. Eso provocarán inevitablemente medidas como prohibir la subcontratación, elevar las cuotas patronales a las Afores así sea gradualmente, decretar unilateralmente un aumento del salario mínimo y mantener los cotos a deducciones fiscales en distintos rubros relacionados con las nóminas.

Todo esto en medio del peor momento de la pandemia y la recesión más abrupta en 90 años. Cuando la inversión se ha caído, cierran miles de empresas permanentemente y cunde el desempleo.

recorte salarial
Imagen: El Universal.

Acuerdo Gobierno-IP

Como antecedente, vale la pena repasar los cuatro principales puntos del acuerdo que firmaron el Ejecutivo Federal y dirigentes empresariales.

En primer lugar, las partes se comprometieron a resolver el problema del abuso de subcontratación: las empresas iniciarían el proceso para regularizar sus plantillas en el marco de la iniciativa de ley del Ejecutivo Federal. Ahí hay un primer problema, pues pareciera darse por hecho que la reforma se dará y sólo se concede un poco de holgura para adaptarse.

En segundo lugar, se da tiempo para evaluar y definir un sistema de reparto de utilidades justo para ambas partes. De darse un acuerdo al respecto, ayudaría a reducir los costos de transferencia de personal contratado bajo figuras de outsourcing o insourcing, pero otras problemáticas subsisten. Sobre todo, la principal: prohibir algo que es legítimo, legal y funcional, en vez de regular y castigar a quienes abusan.

El tercer compromiso fue solicitar al Poder Legislativo posponer a febrero la discusión parlamentaria de la iniciativa, que luego entraría como preferente para que en plazo no mayor a 30 días se debata y apruebe.

Finalmente, se llama a las empresas a que de inmediato dejen de desarrollar prácticas irregulares perjudiciales para los trabajadores como los despidos en diciembre. El IMSS, el Infonavit y el SAT harán un exhorto formal y procederán administrativa o penalmente contra infractores. Nuevamente, se convoca a la confusión y aun la desinformación, dado que gran parte de las bajas en las nóminas de fin de año obedecen a motivos igualmente legítimos y legales, por el trabajo temporal requerido en los meses previos que llega entonces a su término.

outsourcing
Imagen: El Economista.

Regulación sí, prohibición no

Para la Coparmex, la Canacintra y el CNA, la posición contraria al acuerdo con el Gobierno Federal es de principios: la iniciativa del Ejecutivo para prohibir el outsourcing pretende coartar la libertad de la contratación. En su visión, atenta contra la creación y preservación de empleos formales y su aprobación, en los términos presentes, dañaría seriamente a la competitividad del país y llevaría al cierre de miles Mipymes o su traspaso a la informalidad.

En esencia, el acuerdo con el CCE preserva la idea de prohibir de manera sustancial la actividad de la subcontratación, dejándola relegada sólo a la subcontratación especializada. Además, se rechaza un acuerdo y una iniciativa que, a fin de cuentas, estigmatizan a los empresarios como los artífices del no cumplimiento de obligaciones fiscales y laborales.

Estos organismos dan en el blanco al señalar que la responsabilidad sustancial por las actividades irregulares que han sucedido en relación con la subcontratación recaen en la inadecuada supervisión y fiscalización por parte de las autoridades: SAT, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Infonavit e IMSS. Igualmente, en lo absurdo que resulta generalizar y responsabilizar de las conductas ilegales y la falta de fiscalización a las empresas y patrones que sí cumplen.

Como apunta la Coparmex, los ilícitos los comete, en todo caso, una minoría que, efectivamente debe ser frenada y sancionada. Eso es muy diferente a cortar de tajo y hacer que paguen “justos por pecadores”.

Debe ser atendido lo que propone el sector empresarial que rechaza explícitamente la prohibición del outsourcing, como medida absurda que por resolver una problemática generará una aún mayor, y sin solucionar la causa original. Como señalan, ir a un diálogo abierto y franco en el ámbito del Poder Ejecutivo y con los legisladores en aras de lograr un marco normativo e institucional eficaz con un sentido preciso: regulación sí, prohibición no.

En suma, se trata de vigilar a las empresas que utilizan este esquema de contratación legal, legítimo y en general benéfico tanto para el empleado como el empleador, para, por supuesto, sancionar la simulación y las infracciones. Con eso debería bastar, en lugar de restringir la libertad de trabajadores y empresas para celebrar contratos conforme a sus intereses y de acuerdo con la ley.

Eso es justamente lo que señala Coparmex: libertad de contratación debería permitirse sin más límites que el cumplimiento de las obligaciones legales, fiscales y de seguridad social; que se garanticen los derechos de los trabajadores.

outsourcing
Imagen: El Contribuyente.

Causas estructurales

Entre las razones por las que las empresas mexicanas recurren a la subcontratación destaca el alto costo de la contratación formal en México, frente a los incentivos y la competencia desleal de la informalidad. En especial, el reparto de utilidades (PTU) al 10% constituye, a fin de cuentas, un impuesto adicional que disminuye la competitividad, pues se suma a un elevado ISR con tasa nominal de 30% contra un promedio de 21.8% de los países de la OCDE, a lo que se suman gravámenes como el de dividendos. Todo eso implica un peso fiscal de cerca de 50 por ciento.

Especialistas laborales han llamado la atención de que con la actual fórmula de cálculo del PTU y con la prohibición de la subcontratación, algunas empresas tendrían que pagar dos o tres años de sueldo a cada trabajador sólo por ese concepto.

Para resolver estructuralmente y de forma sustentable los desequilibrios y distorsiones del mercado laboral hay que entrar a fondo uno de los mayores desafíos de la economía nacional: la división entre formalidad e informalidad (al menos 56% de la población ocupada). Esto implica abordar las reformas pendientes en materia hacendaria y de seguridad social.

En cambio, México perdería demasiado con la prohibición del outsourcing, como remedio provisional e improvisado que, en lugar de ir contra los abusos, lastimará a quienes utilizan una figura utilizada y reconocida en todo el mundo. Empleada correctamente, conforme a las leyes, con la cobertura de las obligaciones y prestaciones de seguridad social de los trabajadores, así como con el fisco, la subcontratación legal fomenta del empleo, la formalidad económica y la inversión productiva.

De hecho, las recientes reformas laborales, desde la que se hizo en 2012, han propiciado una mejor regulación de la subcontratación, otorgando más certidumbre a trabajadores y patrones. Incluso auspiciaron un proceso incipiente de formalización laboral, insuficiente pero que iba por el camino correcto.

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Imagen: Shutterstock.

Inoportuna imposición

Prohibir el outsourcing desincentiva la formalización y empujará a muchas empresas formales a recurrir a la informalidad, sobre todo entre las Pymes, que concentran la mayor parte del empleo en México. El golpe se da en un contexto que ya de por sí propicia ese desajuste.

Recordemos que hoy se promueve un sistema de seguridad social dual: por un lado, uno contributivo, sostenido mayormente por los trabajadores y las empresas que pagan cuotas al IMSS, ISSSTE y otros sistemas; por otro, uno gratuito en la forma de derechos generales para la población, cubierto por el gobierno con el presupuesto público, dependiente del dinero de los contribuyentes, y canalizado a través de programas sociales e instituciones sumamente precarias como el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Eso simplemente no es sostenible, y menos aún si a la par se aumentan las restricciones, se imponen aumentos salariales sin consenso y elevan las cargas de seguridad social y tributarias.

La subcontratación permite que muchos trabajadores encuentren empleo y, a la vez, que las empresas sean más competitivas, pues ahorra costos, brinda flexibilidad en las plantillas laborales y nóminas y da espacio para enfocarse en el meollo de cada negocio. Esas ventajas resultan aún mayores en un mercado laboral y una economía con los grados de distorsión antes descritos. No por nada, de acuerdo con datos del INEGI, hay más de 4.6 millones de trabajadores contratados por esta vía, 1.2 millones sólo en la industria manufacturera, que concentra la mayor cantidad.

En tales condiciones, una imposición como la de la prohibición de la subcontratación no podría ser más inoportuna, máxime cuando estamos ante una de las más severas crisis económicas que haya sufrido el país, al menos en 90 años. Poco más de 4 millones de personas no han logrado reinsertarse al mercado laboral, casi un millón en el sector formal.

En realidad, deberíamos tender hacia la flexibilización que sea conveniente tanto para la oferta como la demanda de trabajo. En México urge que haya más empleos y se necesita dar certidumbre a la inversión y a la actividad económica para que eso sea posible.


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