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Recuperación post COVID-19 es posible con políticas sostenibles: CEPAL

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Países de América Latina y del Caribe aprueban la propuesta de la CEPAL, la “Resolución de San José”, en donde los países acogen el enfoque integrado a edificar un nuevo futuro post Covid-19 en la región mediante una recuperación transformadora del desarrollo, con mayor igualdad y sostenibilidad.

A raíz de la pandemia a principios de marzo, y los recientes rebrotes que han surgido en países de Europa, se ha registrado una mayor contracción del PIB y del comercio mundial, que ha ocasionado la creciente incertidumbre en las economías del mundo.

El lento e inestable crecimiento del producto y del comercio mundial debido a los problemas estructurales existentes de las economías, fueron tema central del trigésimo octavo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que se celebró por primera vez de forma virtual.

Amina Mohammed, Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, señaló que los efectos negativos del Covid-19 en los países de la región han restringido las respuestas de los gobiernos a las urgencias de la pandemia y, en el mediano plazo, socavan su capacidad de reconstruir mejor.

“En este sentido, las Naciones Unidas, y la CEPAL en particular, han puesto sobre la mesa muchas propuestas audaces y novedosas, como un ingreso básico de emergencia para los más vulnerables, exenciones de impuestos y períodos de gracia para las pequeñas y medianas empresas, una canasta básica digital, un nuevo pacto político y fiscal para asegurar una protección social universal y una transición energética verde en la región, entre otras”, declaró.

A través de esta resolución, la CEPAL proporciona un marco mundial para el financiamiento del desarrollo sostenible, que forma parte integral de la Agenda 2030, subrayando que es necesaria una cooperación internacional en la movilización rápida y eficaz de recursos para hacer frente a los problemas de desarrollo.

Estas acciones incluyen la construcción de políticas coherentes y capacidades institucionales, el acceso al financiamiento (que es crítico para la recuperación global y el crecimiento económico), la necesidad de que las instituciones financieras internacionales adopten nuevos enfoques sobre los riesgos y reduzcan la naturaleza pro-cíclica de los flujos financieros hacia los países, y forjar asociaciones para el desarrollo confiables, con el apoyo del Sistema de Desarrollo de las Naciones Unidas.

“La Agenda 2030 entrega un marco de referencia para responder efectivamente a los desafíos actuales. Para complementar las acciones nacionales, las organizaciones regionales como la CEPAL juegan un rol importante para aplicar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al contexto regional”, dijo Rodrigues-Birkett, embajadora de Guyana.

En sus palabras de clausura la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, exhortó a los presentes considerar las brechas estructurales y la situación de vulnerabilidad a la que fueron expuestos la comunidad internacional por el brote de Covid-19.

“El documento que presentamos es un documento para la acción, realista y necesario, que responde a las necesidades urgentes de América Latina y el Caribe. Queremos reiterar que la salida a esta crisis requerirá liderazgos transformadores y capacidad de diálogo y de construcción de pactos políticos y sociales que convoquen amplias coaliciones para garantizar acceso universal a la salud, a la protección social, al empleo con dignidad. Se necesita un cambio en los modos de producción y consumo, para construir Estados de Bienestar”, agregó Alicia Bárcena.

“Reconstruir con igualdad y sostenibilidad es el camino. Esto requerirá de pactos sociales y políticos para garantizar que estos objetivos se conviertan en política de Estado, con la participación de comunidades, empresas, mujeres y jóvenes. A su vez, se precisan nuevas formas de gobernanza mundial para proveer de bienes públicos globales, como la salud universal (una vacuna contra el coronavirus para todos), la seguridad climática y la protección de la atmósfera, la estabilidad financiera, la paz y la protección de los derechos humanos”, enfatizó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

CEPAL y sus proyecciones del PIB regional

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CEPAL proyecta caída del PIB regional en un 9.1 por ciento

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyecta una caída del 9,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la región en 2020 por efectos de la pandemia del coronavirus, según un informe presentado el jueves por el organismo.

La Cepal estima que la tasa de pobreza en Latinoamérica subirá 7,0 puntos porcentuales en 2020 hasta el 37.3 por ciento, agregó el informe denominado “Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe”.

La pobreza extrema se elevará en 4,5 puntos porcentuales hasta el 15.5 por ciento.

El desempleo en la región subirá del 8.1 por ciento en 2019 al 13.5 por ciento por el deterioro económico a causa de la pandemia, dijo la Cepal. El número de desempleados se elevará a 44 millones de personas.

Los nuevos retos de la Cuarta Transformación

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Desde el inicio de su campaña política, AMLO promovió una Cuarta Transformación hacia una nación más próspera, justa e incluyente para todos y en especial para los grupos más pobres y marginados de la población. Hoy se encuentra en una verdadera encrucijada, nacional e internacional.

El gran desafío de abatir la corrupción está mostrando avances notables. Sin embargo, los retos económicos, sociales y de seguridad identificados desde el principio de su programa de gobierno, permanecen y están siendo agravados por dos grandes eventos:

1) El fin de una era marcada por un sistema político-económico mundial dominado por algunos acuerdos institucionales básicos a través de la ONU, y las instituciones de Bretton Woods y, tras el colapso del mundo bipolar a principios de los 90, por el fortalecimiento del libre mercado; la emergencia de China, India y otras potencias regionales y la ascendencia de líderes populistas –como Trump– dispuestos a romper con el orden global para impulsar intereses nacionalistas que ponen en jaque la coordinación y la cooperación global.

2) La inesperada llegada de la pandemia mundial del Coronavirus, que ha impactado a todo el planeta en términos sanitarios, económicos y sociales y ha mostrado la insuficiente capacidad de las naciones y de las instituciones internacionales para enfrentar catástrofes; la fragilidad de nuestras sociedades desiguales; la lacerante vulnerabilidad de los pobres y marginados; y la urgencia de repensar las sociedades, las políticas públicas y la gobernanza mundial ante los grandes cambios tecnológicos y las amenazas sociales y ambientales.

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Imagen: Reporte Índigo.

Los retos económicos de México se han agravado. La economía mexicana, cuyo ingreso per cápita permaneció estancado desde los 80, con una pésima distribución del ingreso, siguió aplanada en 2019 y entró a franco declive en 2020. La obsesión por el equilibrio presupuestal, la austeridad y la renuncia a una reforma fiscal han llevado a una caída fuerte en la inversión pública y el financiamiento. La ausencia de un pacto social amplio público-privado con programas y políticas de fomento a la producción y a la construcción de la infraestructura ha detenido la inversión privada.

La pandemia ha acentuado dramáticamente el adverso panorama: el cierre de actividades no esenciales productivas, comerciales y de servicios condujo a una caída dramática del PIB, del empleo y los salarios y los ingresos de la economía informal y de los dos sectores más importantes generadores de divisas: las manufacturas y el turismo –las exportaciones agropecuarias y las remesas se han mostrado bastante resilientes–.

La excepción han sido los proyectos icónicos del gobierno actual: la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el proyecto del Tren Transístmico y el Aeropuerto de Santa Lucía siguen su marcha. En estos casos existe poca información sobre las empresas contratadas, el contenido nacional, las características tecnológicas de los proyectos en marcha.

La entrada en vigor del T-MEC y la visita de AMLO a Washington han aclarado una parte importante del horizonte de inversión de mediano plazo. Habrá que permanecer siempre alertas, pues no es vacuna frente a aranceles ‘en aras de la seguridad nacional’, como los que recién amenazan a transformadores mexicanos y sus partes.

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Ilustración: Óscar Castro.

Lo importante es que ahora hay que ver más allá del T-MEC y establecer estrategias, políticas e instrumentos concretos de fomento –como los tienen otros países– para que cristalicen nuevas inversiones.

La ausencia de una política industrial y tecnológica, de financiamientos competitivos de largo plazo de la banca comercial y de un impulso financiero mayor de la banca de desarrollo, siguen deteniendo inversiones, sobre todo ante los grandes rescates y apoyos del gobierno de Estados Unidos y de países europeos a sus empresas en crisis o en reconversión competitiva frente a las chinas y las asiáticas.

La reactivación económica en medio de la persistente crisis del coronavirus exige una revisión de las políticas de gobierno y de las prácticas privadas. México se ha quedado muy atrás a nivel latinoamericano y mundial en cuanto a apoyo a las empresas y empleos en riesgo que demandan programas para otorgarles mayor liquidez, evitar la destrucción de capacidades productivas y apoyar de manera condicionada a las grandes y medianas empresas de capital nacional en sectores estratégicos, que requieran recapitalización para reiniciar actividades y abordar nuevas inversiones.

Los retos sociales se han agudizado. Los tradicionales bajos presupuestos asignados a la educación y a la salud y la vivienda –en relación con otros países latinoamericanos y de la OECD– no están permitiendo satisfacer las demandas de la emergencia y de una creciente población.

Según informe de la CEPAL (julio 2020), como resultado de la crisis por el COVID-19, durante el 2020 en Latinoamérica habrá una movilidad económica descendente: 37.6 millones de personas que en 2019 pertenecían a estratos bajos caerían en la pobreza y 4 millones en la extrema pobreza. Habrá también un deterioro de los estratos medios: 33.5 millones entrarían a la categoría de ‘ingresos bajos’.

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Ilustración: J. Sifuentes.

En México, los programas asistenciales extraordinarios lanzados desde principios del gobierno –Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrado Vida, Adultos Mayores, Discapacitados– están aliviando a grupos seleccionados. Lamentablemente la eficacia de los dos primeros está en duda y existe una crítica creciente a la eliminación de otros, dirigidos a mujeres –como los de guarderías y prevención de la violencia–.

Al 3 de julio, según la CEPAL, 30 países de América Latina y el Caribe habían adoptado 190 medidas de protección social para que los hogares más pobres y precarizados pudieran hacer frente a la pandemia. Esas transferencias monetarias y en especie llegan hasta niveles de 2% del PIB. En Colombia, el apoyo a familias que no son beneficiarias de otros programas de ayuda durará hasta diciembre.

México no ha establecido medidas similares, a pesar de diversas iniciativas de un ingreso básico de emergencia o de un ingreso básico universal. “La idea es buena”, ha dicho el Senador Monreal. “Pero, ¿de dónde van a salir esos recursos?”.

La CEPAL considera que, si se sustituyeran las transferencias monetarias de emergencia por un ingreso básico de emergencia, el costo adicional por seis meses para los países sería de 2% del PIB y su impacto será muy positivo. Habría que realizar la estimación para México y examinar la viabilidad de establecerlo temporalmente o de manera definitiva.

El crecimiento del hambre, derivado no de la falta de alimentos, pero sí de la pobreza extrema y del alza en los precios de la canasta básica, está exigiendo el fortalecimiento de los programas de ayuda alimentaria. La CEPAL y la FAO proponen un bono contra el hambre, que podrá aplicarse con el concurso de municipios, empresas y organizaciones de la sociedad civil. En México desmantelamos el sistema Conasupo y la corrupción dio pésimos resultados en los programas asistenciales sustitutivos.

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Imagen: Fernando Luna Arce.

Afortunadamente subsisten programas como Liconsa y se han creados otros nuevos bajo el silencioso y efectivo programa encabezado por Ignacio Ovalle. Esperemos que cuente con los recursos necesarios para cumplir su cometido en tiempos de emergencia.

El reto no es falta de empatía del gobierno hacia las víctimas del COVID-19 y sus familias. AMLO anunció todo un loable decálogo de apoyos inmediatos este fin de semana.

Concluyo: Las acciones frente a los grandes retos del país exigen una nueva visión integral de corto, mediano y largo plazos, una reforma institucional de gran envergadura que genere una nueva forma de gobernar y administrar este país de 130 millones de habitantes. Para ello es necesario incorporar a hombres y mujeres honestos, con y sin estudios de posgrado en el exterior; restablecer gabinetes sectoriales para coordinar acciones de gobierno, más allá de los que operan diariamente en seguridad y emergencia sanitaria. No conozco país alguno que haya tenido éxito en su desarrollo sin instituciones fuertes y una burocracia bien preparada y organizada. Urgen puentes con todos los sectores sociales. El costo de no escuchar es muy alto.


*Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico El Financiero el 21 de julio de 2020.


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Mal augurio de la CEPAL para la economía mexicana

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Pronósticos de crecimiento económico para México de la CEPAL empeoran

Las condiciones actuales del entorno local y global, no permiten a la CEPAL pronósticas un favorable panorama del crecimiento económico para México. el organismo estima una contracción del 9 por ciento en el 2020, principalmente por los efectos de la pandemia del COVID-19.

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), reveló el miércoles 15 de julio las proyecciones de crecimiento para la segunda mayor economía de América Latina, empeorando su pronóstico en comparación a su revisión publicada el 21 de abril pasado, la Comisión estimaba una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de México de 6.5 por ciento.

La CEPAL señaló a principios de este mes que la pandemia del nuevo coronavirus podría provocar el cierre de alrededor de 500 mil empresas en el país.

Oscuro panorama para la región de América Latina

Para la región de América Latina y el Caribe, se espera una contracción de 9.1 por ciento. En abril, el pronóstico era una caída de 5.3 por ciento.

Alicia Bárcena también remarcó que la región se enfrenta a “una década perdida” pues la crisis del COVID-19 provocará que el PIB pér-capita de la región sea igual al de 2010.

Además, la CEPAL estima que 44.1 millones de personas pasarán a las filas del desempleo por la pandemia, lo que colocará la tasa de este indicador en 13.5 por ciento.

La secretaria ejecutiva enfatizó también el alza en la pobreza y pobreza extrema que se verá en América Latina y el Caribe. En el caso de la primera, el número de personas en esa situación pasará de 186 a 231 millones, mientras que en la segunda, la cifra subirá de 68 a 96 millones de personas.

En el caso de México, la estimación es que la cifra de personas en pobreza pase de 41.9 millones a 49.5 millones, mientras que la de personas en pobreza extrema subiría de 11.1 millones a 17.4 millones.

La pandemia de pobreza en México

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Nivel de pobreza extrema en México incrementa por covid-19: Cepal

Entre los compromisos del presidente Andrés Manuel López Obrador está el combate a la nivel de pobreza extrema en México y, a pesar de que en los primeros meses de su gobierno logró contrarrestar las cifras en las entidades más marginadas del país, una pandemia de origen asiático vino a enfermar los logros y la amenaza podrían ser irreversibles.

Bajo la lupa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), México sería el país con el mayor impacto en términos de pobreza extrema derivado de la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus.

La Cepal señala que México tendría un incremento de 4.8 puntos porcentuales de los niveles de pobreza extrema, en comparación con el año anterior; es decir, que pasaría de 11.1 por ciento a 15.9 por ciento de la población en esta situación.

Nivel de pobreza extrema en
Fuente: CEPAL

La proyección de la Cepal sobre el incremento de los niveles de pobreza extrema en México no consideró las medidas anunciadas por los gobiernos locales para mitigar el impacto de la contingencia por el COVID-19.

“Aquí vamos a ver que es probable que la pobreza extrema baje un poco en relación a las proyecciones que hemos hecho nosotros porque mucho de las medidas están dirigidas exactamente a la pobreza extrema”, señaló Alicia Bárcena, dirigente del organismo, durante el tercer Informe Especial sobre COVID-19 en la región.

La Cepal estima un aumento anual de 15.9 millones de personas en condiciones de pobreza extrema, “de tal manera que vamos a movernos a 83.4 millones de personas, o sea, 13.5 por ciento más de la población”, dijo Bárcena.

Otros de los países que destacan en esta proyección son: Argentina, Bolivia y Colombia.

Como parte de la presentación del Informe Especial sobre covid-19 en la región, Cepal propuso que los gobiernos de la zona garanticen transferencias monetarias inmediatas para la población más vulnerable en la forma de un Ingreso Básico de Emergencia (IBE).

“Un ingreso básico de emergencia es la propuesta de la Cepal para el corto plazo, por una duración de seis meses equivalente a una línea de pobreza de 143 dólares de 2010 y que llegue a 34.7 por ciento, equivalente a 215 millones de personas en situación de pobreza en la región”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva.

El IBE ayudará a satisfacer las necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares, lo que será crucial para lograr una reactivación sólida y relativamente rápida, detalló la directiva en la videoconferencia de presentación del tercer informe sobre los efectos del COVID-19 en América Latina.

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Desarrollo tecnológico soberano

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CEPAL conceptualiza al desarrollo tecnológico como “es el sustento último del crecimiento económico en el largo plazo. En la doble dimensión de la productividad y la incorporación de progreso técnico”, y termina diciendo que “los países de la región han estado y siguen estando estructuralmente rezagados”.

¿Qué tan lejos estamos en realidad de un Desarrollo tecnológico soberano para el caso de México? La respuesta desafortunadamente es que estamos muy lejos. Dado que implica replantear las capacidades de creación y transferencia nacional.

Replanteamiento que va desde la forma de ver y entender la ciencia y la tecnología en este país, y no por los que la hacen, sino por quienes la promueven y deberían incentivar.

Por ejemplo, no vayamos muy lejos, dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2014 se menciona sobe la ciencia y tecnología lo siguiente: El gobierno federal promoverá la investigación científica y tecnológica; apoyará a estudiantes y académicos con becas y otros estímulos en bien del conocimiento. El CONACYT coordinará el Plan Nacional para la Innovación en beneficio de la sociedad y del desarrollo nacional con la participación de universidades, pueblos, científicos y empresas. Desafortunadamente no dice cómo hará esa promoción. Esperemos que en los años venideros este planteamiento logre realmente dar un nuevo enfoque a la ciencia y tecnología. Por ahora veamos cómo estamos en este rubro.

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Fotografía: Global Media.

Tenemos exportaciones de tecnología con alto componente importado. Es decir, el valor agregado en temas tecnológico, como maquiladora, se contabiliza pero no se genera innovación dentro de los procesos de ensamble. Se hacen innovaciones en las máquinas con las que se ensambla, pero más como una conducta para facilitar el quehacer. En pocas palabras, exportamos productos de alta tecnología, pero sólo se ensamblan los componentes, no se fabrican.

Somos importadores de tecnología, muchos de los componentes tecnológicos que usamos en el día a día son importados, en muchos casos a precios muy altos. Los invito a que hagan un inventario de los productos que utilizan, aunque, desde luego, la mayoría dirá “Made in China” como la principal maquiladora mundial. El costo de la mano de obra es lo que supone que explique que sea así.

Veamos lo que sí podemos hacer y no se hace; las patentes con un alto componente de extranjeros (no residentes). El 95% de las patentes que se otorgan en el país no son de residentes. En ese sentido, en el estudio de la CEPAL –Ciencia, tecnología e innovación en la economía digital. La situación de América Latina y el Caribe, 2016– respecto a este tema se menciona que: (…) la distribución del planteamiento entre residentes y no residentes dentro de los países es relevante para determinar sus capacidades internas y conocer quiénes se apropian del conocimiento que se genera localmente o fuera del país, pero que se registra en él. (…) “5%, por ejemplo, en Colombia, Guatemala, México, el Perú y el Uruguay.”

Un planteamiento que se hizo por parte de CEPAL (2016) es que  “(…) se debe avanzar hacia estructuras productivas más complejas basadas en la innovación”. Sin embargo, en dicho estudio se plantea que la “estructura productiva de México se estancó entre 1995 y 2014”. Esto es resultado de una poca o nula diversificación de las exportaciones. Nos vendieron muy bien la idea de la ventaja competitiva y la súper especialización de lo que hacemos mejor, ensamblar.

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Ilustración: BBVA.

Hablando de dinero, y de cómo vamos en la inversión en investigación y desarrollo (I+D), basta decir que: Al analizar la dinámica de la inversión en I+D de los países latinoamericanos entre 2004 y 2013, se observa el estancamiento de la región con respecto a otros países emergentes, que expanden sus fronteras tecnológicas y de conocimiento, e incluso con respecto a países tecnológicamente maduros y avanzados. Se debe tomar en serio el tema e invertir en I+D; lo que se pone como porcentaje objetivo a nivel mundial de esta inversión es de 2.22.

Con datos del Banco Mundial para 2016, si comparamos el Gasto en Investigación y Desarrollo –en porcentaje respecto al PIB– tenemos que Corea es de 4.2%; mientras que en México fue de 0.48%. No se trata de buena voluntad, sino de una creencia en los efectos reales de la inversión de I+D como motor del desarrollo tecnológico y económico de un país.

Un tema importante es lograr incrementar los recursos humanos calificados para lograr ese replanteamiento de las capacidades de creación y transferencia nacional en ciencia tecnología.

Los datos de la CEPAL (2016) señalan a que: los países latinoamericanos tenían en promedio 520 investigadores equivalentes a jornada completa (EJC) por millón de habitantes, lo que contrastaba con la situación de los países industrializados, en los que las cifras correspondientes se ubican entre 2,000 y 8,000. Es decir, estamos muy lejos de tan siquiera pensar en replicar las capacidades tecnológicas del llamado primer mundo.

No cabe duda que lo más urgente es mejorar las herramientas de política para promover el Desarrollo tecnológico soberano, para que no se quede en buenas intenciones.


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El COVID-19 y el futuro del Orden Internacional

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La pandemia del COVID-19 plantea retos inéditos en el mundo, tanto en el aspecto sanitario como por las consecuencias económicas, sociales y políticas que se deberán afrontar a nivel global.

En el corto plazo los esfuerzos están dirigidos al control y erradicación de la pandemia. En la parte económica a mitigar los efectos de la crisis y a sentar las bases de la recuperación económica. En este aspecto se plantea que los efectos de esta crisis son los más profundos en un siglo. El Fondo Monetario Internacional (FMI), pronostica para la economía mundial en 2020 -3.0%. En cuanto a las economías avanzadas el pronóstico es de -6.1%. En el caso de los Estados Unidos, el FMI prevé un -5.9%; la zona de los países del Euro -7.5% y para Japón -5.2%.

Para América Latina y el Caribe, dicho organismo internacional estima -5.2%. En el caso de México, el FMI, el Banco Mundial, la CEPAL, el Bank of America, JP Morgan y Credit Swisse prevé entre el -6.6 al -11.0%. En el panorama internacional esto significa el cierre de miles de empresas así como de millones de desempleados.

Un ejemplo de esta crisis económica internacional es el desplome del mercado petrolero, que podría requerir años para recuperarse. Sin embargo, para las empresas petroleras esta situación económica no es la peor de sus preocupaciones, sino el cambio climático.

mercado petrolero
Fotografía: El Economista.

Cada país deberá articular sus mecanismos de solución para sortear esta crisis. Estados Unidos, las economías más grandes de Europa y Japón, han comenzado a aplicar medidas económicas y sociales que van desde el 11% hasta el 30% de sus respectivos PIBs.

Las economías emergentes y los países pobres tienen mucho menor espacio fiscal. Sin embargo, una vez pasada la contingencia sanitaria y el rescate económico, todos deberán enfrentar los problemas de la deuda asumida. Asimismo, a nivel internacional se enfrenta la encrucijada entre mantener el confinamiento, para salvar vidas y proteger la salud de las personas, frente a las presiones para regresar al desarrollo de las actividades económicas para evitar que se profundicen las consecuencias económicas y sociales de esta crisis. Frente a este dilema es frecuente escuchar las advertencias  de que un regreso anticipado a las actividades económicas puede generar un rebote de los contagios y volver a afectar tanto la salud como la economía.

Los efectos económicos pueden ser tan graves o mayores en los países con economías emergentes, tanto por su estructura institucional como por las características socio-económicas de la población. Es difícil cumplir con el confinamiento con altos niveles de pobreza e informalidad en los mercados laborales. Además, hay que añadir que los tiempos de propagación de la pandemia han sido diferentes en las distintas regiones en el mundo. Esto dificulta la reactivación de las cadenas productivas.

La pandemia del COVID-19 es sólo uno de los riesgos globales que enfrentamos. La humanidad está sujeta a diversos riesgos. Existe, desde luego, la posibilidad de catástrofes cósmicas, como un meteorito muy pesado que se impacte contra la Tierra, o el vulcanismo y los terremotos. Pero también existen otros riesgos globales derivados de la destrucción que el hombre está causando en la naturaleza o bien directamente provocados por la acción humana.

El Centro de Estudios de Riesgos Existenciales de Cambridge señala, entre otros, la biología sintética, capaz de producir virus o bacterias con un alto potencial infeccioso o letal, o el manejo descuidado de los mismos; la geoingeniería, esto es, las intervenciones tecnológicas a gran escala para ralentizar el calentamiento global, pero sin control de los efectos secundarios no deseados; hasta los avances de la Inteligencia Artificial, hacia la “singularidad” postulada por Ray Kurzweil y sus efectos, tema que preocupa cada vez más.

Raymond Kurzweil
Raymond Kurzweil, director de Ingeniería en Google (Fotografía: TED-Talks).

Se encuentra también la amenaza nuclear, que generó enormes preocupaciones hace algunas décadas, pero que sigue vigente con cerca de 15 mil armas nucleares en poder principalmente de Estados Unidos y Rusia, pero pertenecen a este peligroso Club Francia, Gran Bretaña, China, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte.

Pero sin duda, el problema más grave causado por el hombre que enfrenta la humanidad es el cambio climático, así como todo el proceso de destrucción de la naturaleza. Johan Rockstrom y Will Steffen identificaron nueve parámetros de soportes vitales del planeta, esenciales para la supervivencia humana y cuantificaron hasta qué punto han sido ya sobrecargados. Todos ellos están interrelacionados. Además del cambio climático, la destrucción de la capa de ozono; la pérdida de la biodiversidad y la extinción masiva de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de los océanos; la degradación de los suelos; el consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo a la biósfera y los océanos y la concentración atmosférica de aerosoles.

Esta pandemia puso de manifiesto muchas debilidades del orden internacional. Henry Kissinger apuntó recientemente en un artículo publicado en el Washington Post, que el COVID-19 nos ha mostrado que muchas instituciones han fallado. Recomienda a Estados Unidos, pero es aplicable a nivel global, fortalecer la resiliencia contra las enfermedades infecciosas, sanar las heridas de la economía mundial y salvaguardar los principios del orden mundial liberal.

Como señala Yuval Noah Harari, el desafío de los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso puede ser catastrófico. En suma, es necesario iniciar un diálogo serio sobre la reestructura del orden internacional para enfrentar nuevos y crecientes riesgos globales en un mundo saturado y en creciente destrucción. Por último, en esta crisis hay que reconocer el liderazgo femenino. Cabe señalar el destacado papel de la Canciller alemana Angela Merkel, de Jacinda Ardern, Primer Ministro de Nueva Zelanda, de Kristalina Georgieva, Directora-Gerente del FMI, y de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de CEPAL, entre otras.


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El COVID-19, el Modelo de Desarrollo y los Derechos Humanos

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La pandemia del COVID-19 marca un antes y un después en el mundo por los efectos que está teniendo no sólo en la vida y en la salud de las personas sino también por las consecuencias económicas y sociales, así como por sus efectos políticos en numerosos países.

Como señala Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ya habíamos enfrentado otras pandemias pero ninguna irrumpió en un mundo tan poblado –más de 7,700 millones de personas–, ni tan interconectado y ambientalmente enfermo.

Esta pandemia tomó por sorpresa a buena parte de la clase política en muchos países, no así a la comunidad científica y a los grupos de estudio sobre prospectiva y análisis del futuro como el Centro para el Estudio de Riesgos Existenciales –CSER, por sus siglas en inglés– de Cambridge (Inglaterra), o el propio Club de Roma, además de institutos de estudios epidemiológicos, por citar algunos.

Además de los profundos cambios en la vida social, los efectos económicos de la pandemia pueden ser inéditos en los últimos cien años en el mundo. Kristalina Georgieva, Directora-Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ya habla que esta crisis es la más grave desde la Gran Depresión que estalló en 1929.

Kristalina Georgieva
Kristalina Georgieva, Directora-Gerente del Fondo Monetario Internacional (Fotografía: El País).

Un efecto de la parálisis económica que estamos viviendo lo vimos el lunes 20 de abril con el desplome de los precios internacionales del petróleo, en el cual el WTI –West Texas Intermediate– llegó al inédito caso de tener un valor negativo de -37.63 dólares por barril, situación que arrastró a la mezcla mexicana.

Los países desarrollados están enfrentando esta crisis a través de audaces programas y de la inyección de cuantiosos recursos financieros para preservar la planta productiva y el empleo, así como con apoyos sociales. Se incluyen desde medidas de política monetaria, crediticia y tributaria hasta ayudas directas. Los montos destinados en Estados Unidos y Europa van, en principio, desde el 10 hasta el 20% del PIB.

Pero si los efectos económicos de esta pandemia están siendo tan graves en los países ricos, lo cual revela que sus sistemas de salud no estaban preparados, las consecuencias en las economías emergentes y en los países pobres pueden ser mucho mayores. En América Latina la pandemia tendrá profundas implicaciones. Se espera una severa contracción de la economía de la región este año.

Es claro que la política pública debe estar focalizada en la salvaguarda de la vida y de la salud de las personas, pero es previsible un fuerte incremento del desempleo y el aumento de la informalidad en los mercados laborales, así como un aumento de la pobreza y de la pobreza extrema. Es necesario actuar para evitar una debacle social y económica en la región. Ya 60 agencias internacionales exhortan a una respuesta coordinada y oportuna para enfrentar esta crisis que amenaza con desestabilizar las finanzas de los países pobres y de las economías emergentes.

Es también muy importante la forma en la que superaremos esta crisis en América Latina, con pleno respeto al Estado de Derecho y a los Derechos Humanos. Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos adoptó una Declaración titulada: “COVID-19 y los Derechos Humanos: Los problemas y desafíos deben ser abordados con perspectiva de Derechos Humanos y respetando las obligaciones internacionales”,

derechos humanos en pandemia
Ilustración: Craig Stephens.

En esta Declaración se señala, entre otros aspectos, que los organismos multilaterales deben ayudar y cooperar con los Estados bajo un enfoque de derechos humanos para buscar soluciones a los problemas y desafíos. Asimismo, establece que todas las medidas para contener esta pandemia que puedan afectar o restringir el goce y ejercicio de los derechos humanos, deben ser limitadas temporalmente, legales, ajustadas a los objetivos definidos conforme a criterios científicos, razonables, estrictamente necesarias, proporcionales y acordes con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Añade esta Declaración que los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), deben ser garantizados a toda persona, sin discriminación y en especial a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Destaca esta Declaración la obligación de dar todo el apoyo al personal de los servicios de salud que atienden esta emergencia. Se enfatiza también la importancia del acceso a la información veraz y fiable, entre otros aspectos.

En suma, esta nueva crisis de salud ha expuesto la fragilidad de un modelo de desarrollo basado en la destrucción de la naturaleza, la contaminación y el cambio climático. Es el momento de pensar en la insostenibilidad del modelo de desarrollo extractivista y desigual. Asimismo, el desacoplamiento entre  los mercados financieros y los flujos de la economía real debe ser contenido y regulado.

Estamos viviendo un cambio de época en el mundo. Esta pandemia no es sino uno más de los riesgos globales que debemos enfrentar. Esta crisis es una oportunidad para replantear nuestros esquemas de desarrollo. Es el momento de generar riqueza y bienestar sin seguir destruyendo la naturaleza y quemando el planeta. De buscar un mejor desarrollo con equidad social e internacional sin caer en el autoritarismo. Necesitamos un modelo de desarrollo más sustentable ambientalmente, más justo y equitativo. Además requerimos de una nueva arquitectura internacional que nos permita afrontar con eficacia los riesgos globales sistémicos.


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