Medio Ambiente

La enseñanza de las lluvias atípicas

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Como si no tuviéramos suficiente con el flagelo de la pandemia por el virus del SARS–CoV-2, la semana pasada Tláloc descargó toda su furia contra varias alcaldías capitalinas y puso en jaque a las autoridades civiles y a sus servicios de emergencia.

La lluvia más intensa se registró un día después del tradicional Grito de Independencia, el 16 de septiembre, y golpeó principalmente a una decena de alcaldías, aunque la más afectadas fue Benito Juárez.

La fuerza de la naturaleza puso al descubierto la incapacidad de la autoridad, las deficiencias en sus protocolos y la falta de infraestructura de los cuerpos de emergencia para auxiliar a la población ante una desgracia generalizada.

La lluvia inundó estaciones del Metro, el Hospital Xoco, pero también colonias enteras, casas, edificios, avenidas, centros comerciales y unidades habitacionales.

fuerte lluvia
Imagen: MSN.

En su cuenta de Twitter, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) publicó que sus brigadas atendieron “102 encharcamientos, Benito Juárez 46, Coyoacán 23, Iztapalapa 12, Tlalpan 7, Álvaro Obregón 4, Iztacalco 5, Tlalpan 2, Xochimilco 2 y Cuauhtémoc 1”.

Pero fueron inundaciones, no encharcamientos, y las cifras oficiales nada tenían que ver con las 2 mil viviendas afectadas y las miles de peticiones de ayuda vía el 911, pero que, según estimó un trabajador de SACMEX, quien pidió omitir su nombre, “…alcanzó apenas el 5% de llamadas de auxilio”.

Se inundaron espacios públicos y privados que jamás se habían afectado, pero, las zonas que tradicionalmente se inundan, alcanzaron niveles de agua nunca antes vistos de hasta más de un metro de altura.

Estoy hablando sólo de lo que me tocó ver, de testimonios de vecinos afectados de la alcaldía Benito Juárez.

Era impresionante cómo brotaban incontenibles las aguas negras de las alcantarillas para contaminar todo a su paso: cisternas de agua potable, inundar coches, plantas bajas de casas, edificios, estacionamientos y negocios. 

lluvias en la cdmx
Imagen: Head Topic.

Fue una lluvia de esas que, eufemísticamente, los políticos llaman “atípicas”, pero que cada vez son más típicas y recurrentes en la Ciudad de México.

Las autoridades informaron que, por primera vez, se tuvo que activar lo que llaman la “alerta púrpura” en la ciudad, el máximo protocolo de alarma para atender “fenómenos meteorológicos con intensidad pocas veces registrada, que ocasionan graves daños”.  

Para Guillermo y Gabriel, vecinos de la colonia Letrán Valle, cuyas propiedades sufrieron inundaciones graves, “la autoridad actuó de manera tardía, anárquica, displicente y desarticulada y los efectos de la lluvia se multiplicaron y causaron mayores estragos a la población”.

A decir de Alicia, vecina de la colonia Portales 1 y cuya vivienda también se inundó, “la gentrificación que se ha dado en los últimos 20 años en Benito Juárez ha generado que ahora haya más de mil edificios donde antes había puras casas”.

Pero “la red de drenaje, agrega la vecina, tiene 70 años de antigüedad, estaba construido para el 10% de los habitantes que hoy tiene la alcaldía, por lo que cada día es más insuficiente”.

inundaciones por lluvia
Imagen: La Jornada.

Otra cosa muy evidente en la zona es que no hubo un plan preventivo de mitigación de riesgos por parte de la alcaldía: hay decenas de árboles sin podar, coladeras sin desazolvar, rotas y dañadas.

Parece que tampoco hay un atlas de riesgos en Benito Juárez y, si existe, no sirve de nada porque a los puntos que tradicionalmente se inundan cuando llueve, nunca acudieron los cuerpos de emergencia en auxilio de la población.

El cambio climático traerá, más pronto de lo esperado, más lluvias “atípicas” a la Ciudad de México. El reto es aprender de esta dolorosa experiencia, empezar a corregir los errores y, al mismo tiempo, arraigar una cultura de la prevención que nos permita mitigar, cada vez más, la fuerza de la naturaleza. Nadie quiere otro 16 de septiembre como el de 2020.


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Aeroméxico continua sus acciones por el medio ambiente

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Como parte del compromiso con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la aerolínea Aeroméxico ha anunciado su continua contribución por el cuidado del medio ambiente, destacando sus esfuerzos en reducir el uso de plásticos de un solo uso, eliminación de vasos de unicel, sustitución de agitadores de plástico por madera y reducción de uso de más de 1 millón de bolsas plásticas, eficiencia operativa y compensación de emisiones.

Aeroméxico fue laprimera aerolínea nacional en entregar a la Agencia Federal de Aviación Civil, el informe de emisiones correspondiente a sus operaciones de 2019, cumpliendo así con el Esquema de Reducción y Eliminación de Carbono de la Aviación Internacional (CORSIA por sus siglas en inglés), del cual México forma parte de manera voluntaria.

El informe contiene datos sobre el consumo de combustible y las emisiones de los vuelos internacionales que operó la compañía en 2019. El trabajo fue revisado por Ruby Canyon, una empresa reconocida que entre sus servicios se encuentra la verificación de inventarios de Gases de Efecto Invernadero y validación de proyectos de mitigación, en cuyas conclusiones no determinó hallazgos u observaciones y destacó que el sistema de gestión de información operativa de Grupo Aeroméxico es robusto y confiable.

Por otro lado, la aerolínea se encuentra en la posición 17 ( de un listado de 100 aerolíneas que generan menores cantidades de dióxido de carbono) del Ranking Mundial de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) en relación al Programa de Eficiencia de Combustible. Asegurando ser una de las flotas más modernas, eficientes y menos contaminantes del mundo. Ya que su principal hangar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tiene un sistema de gestión ambiental certificado por la norma ISO 14001.

La compañía continuará sus estrategias de protección al medio ambiente, cumplimiento normativo y coordinación con la Agencia Federal de Aviación Civil de México y las instancias internacionales de aviación. 

¡Yo acuso…!

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Carta dirigida a quienes han optado por hacer a un lado al Medio Ambiente

Mi deber es hablar,
no quiero ser cómplice…
Émile Zola.

Hoy, más que nunca antes en la historia, estamos conscientes de la importancia que tiene la preservación del planeta. Foros nacionales e internacionales advierten sin descanso acerca de los numerosos peligros que amenazan a la humanidad de no lograr controlar el deterioro del mismo.

La recuperación de la calidad del aire, la tierra y los recursos acuíferos, juega un papel primordial en el futuro de la humanidad. Y si alguien piensa que no importa lo que se contamina en un extremo del mundo, porque al fin y al cabo nosotros estamos del otro lado, se equivoca.

La Tierra es un solo planeta y esta interconectado; la pandemia ya lo comprobó. A los mexicanos, no nos resulta ajena esta preocupación.

En los años cuarenta del siglo pasado, se promulgó la Ley de Conservación de Suelo y Agua y 30 años después, La Ley para Prevenir y Controlar la Contaminación Ambiental, en 1972 se instituyó dentro de la Secretaría de Salubridad, la Subsecretaría para el mejoramiento del Medio Ambiente.

contaminacion
Ilustración: Alessandro Pugiotto.

Evidentemente es inaudito que hace casi cincuenta años había en nuestro país mayor fortaleza institucional de la que se observa hoy. Durante esos años se crearon varias instituciones más, algunas se fusionaron o cambiaron de nombre, pero todas ellas tenían en común la idea de preservar y mejorar el Medio Ambiente.

Esto se extiende a ecosistemas, a especies amenazadas y por supuesto a las que se encuentran en peligro de desaparecer.

Cada una de esas instituciones cuenta con científicos de primer nivel que además se dedican a la investigación y cuyas publicaciones han sido premiadas en México y en otros países. Sin embargo, hoy es distinto, porque el Medio Ambiente ya no forma parte de las prioridades nacionales.

La misión de estos institutos, secretarías y organismos es de amplio espectro. Cada uno de ellos se aboca a aspectos específicos del problema; entre todos, constituyen un entramado de invaluable apoyo científico que protege al país y por consecuencia al planeta.

Por mencionar algunos: SEMARNAT, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales; INECC, que antes de llamaba INE, Instituto Nacional de Ecología; PROFEPA, Procuradores Federales de Medio Ambiente; CONANP, Comisionados de Áreas Naturales Protegidas; CONAFOR, Comisión Nacional Forestal; CONABIO, Comisión Nacional para el Conocimiento de la Biodiversidad.

Estas instituciones se han desempeñado a lo largo de tres décadas, tiempo durante el cual contaron con la participación de miles de personas involucradas en las cuestiones del Medio Ambiente: expertos, organizaciones sociales, académicos y campesinos. Un equipo y una trayectoria que han dado resultados de excelencia en la conservación y restauración de áreas naturales; también en la preservación de especies.

yo acuso medio ambiente
Ilustración: James Steinberg.

Tal y como señala un documento de amplia circulación firmado por notables ecologistas, las instituciones ambientales de México se basaron en el concepto de desarrollo sustentable, lo que implica un mejoramiento en el nivel de vida de los ciudadanos, tanto en el ámbito económico como en el social. Teniendo siempre como premisa la protección de la naturaleza y los ecosistemas, pero sobre todo respetando los derechos de las generaciones futuras.

En este contexto, es fundamental hoy más que nunca evitar que esos conceptos queden en el olvido y pasen a ser obsoletos.

Todo pareciera indicar que hay quienes peligrosamente juegan con la idea de que es posible vivir en un planeta alterno, en donde la naturaleza no requiere de cuidados.

La realidad es distinta, el deterioro de las instituciones ambientalistas impedirá a nuestro país enfrentar el reto que representa el cambio climático, sin ellas no será posible.

Eso tiene que quedar bien claro.

Adicionalmente, una gran preocupación hoy, dicho sea de paso, es devolverle fuerza a las legislaciones que se han promulgado a lo largo de estos años con respecto a la conservación de reservas ecológicas y especies amenazadas o en franco peligro de extinción.

Valoremos cuánto hemos avanzado en este importantísimo tema.

Demos al Medio Ambiente la suma relevancia que tiene. Reconozcamos el enorme trabajo de las instituciones que hasta hoy se han desempeñado exitosamente en salvaguardarlo.

Sin ellas nada será viable.


*El título de este artículo está tomado del famoso documento J’accuse, una carta que publicó Émile Zola en el diario La Aurora en 1898, dirigida al presidente de la República francesa. En ella responsabiliza al ejército de elaborar pruebas falsas con el fin de sentenciar por traición a la patria al capitán Richard Dreyfus. La carta inicia con un encabezado similar al que se usa ahora.


Sara Gerson

Sara Gerson

Nací en la Ciudad de México donde cursé todos mis grados académicos, soy Bióloga, egresada de la UNAM. He publicado más de cuarenta libros infantiles, un libro de memorias y una novela corta. Creo fervientemente en la importancia de preservar el Medio Ambiente. Escribo y escribo… Disfruto enormemente pasar el tiempo en compañía de mi familia y mis amigos; me encanta la cocina y cuento con una gran capacidad de asombro. Muy pronto se publicará mi nuevo libro: “El Desierto”.


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No hay excusas para seguir separados

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Estamos viviendo una crisis integral que está guiando a la humanidad hacia un nuevo paradigma para rediseñarse.

El mayor reto que enfrentamos va más allá de lo que ya sucede frente a nosotros como experiencia física. Es momento de pasar de la era de la supervivencia a la era de la consciencia. Hoy contamos con la oportunidad de pasar del piloto automático hacia las acciones conscientes que nos permitan reconstruir nuestro ambiente.

Cuando vivimos una experiencia disruptiva, como lo que enfrentamos hoy, es una señal de que debemos parar y dejar de “descargar” los patrones del pasado. Si no lo hacemos, estamos construyendo una realidad predecible y cíclica de nuestras experiencias. Pasamos por lo mismo una y otra vez, por lo que no existe transformación alguna que nos permita acceder a nuevas posibilidades.

Tenemos el poder de elegir si avanzamos con voluntad, abiertos de mente y corazón, o si nos alejamos de la posibilidad de transformarnos al actuar por ignorancia, odio y miedo. Cuando logremos rescatarnos en lo individual, entonces podremos hacerlo en lo colectivo. Es una decisión de querer pasar del estado inconsciente de separación en que nos encontramos, hacia un reconocimiento consciente para vivir interconectados.

consciencia del mar
Imagen: Opener.pl.

¿Para qué llegar a este estado de consciencia? ¿Realmente podremos rediseñar un mejor sistema de vida en nuestro planeta? Aunque parezca simplista, si vivimos en la consciencia de la interconexión con el planeta y los seres vivos que lo habitamos, seguro cambiaríamos las prácticas auto-destructivas que hoy tenemos.

Podemos iniciar observando el daño que nos hemos hecho como un ente integral. El impacto y huella ecológica que hemos ido dejando en nuestro caminar por el consumismo es un ejemplo claro, al igual que la guerra del racismo que hoy sigue en pie en el mundo o la desigualdad humanitaria que promueve el hambre y la pobreza. Si realmente nos sintiéramos interconectados seguro nada de esto sucedería.

Lo más importante es que esto ya comenzó. De alguna forma la crisis que vivimos ahora nos ha permitido voltear a ver a la persona o familia que está pasando por peor momento que nosotros para tenderles la mano. Hemos visto la valentía de los que se han lanzado a enfrentar las mentiras de los que hoy tienen el control del planeta. Se ha mostrado el desacuerdo por el racismo después de haber gritado por el maltrato a la mujer. Se empieza a construir una consciencia colectiva que, si queremos, puede llegar a ser la próxima súper potencia mundial.

seguir separados
Imagen: La Opinión de Murcia.

Esto no sucederá de la noche a la mañana, pero si no lo aprovechamos hoy, se nos estaría desvaneciendo la oportunidad real para transformarnos y re-humanizarnos de una vez por todas. Es momento de tomar consciencia de las reglas que rigen nuestro comportamiento colectivo y darles la vuelta. Al tomar acciones desde lo individual en el día a día, podremos hacer surgir un nuevo patrón de acción colectiva que opera desde una consciencia del todo.

Vienen tiempos aún más severos para todo el planeta que tendremos que enfrentar. Éste es el futuro predecible que podemos observar por nuestros comportamientos. La única forma de crear un nuevo futuro no proviene de lo que hemos hecho antes para salir de las situaciones que hemos vivido, sino de una ruta alterna que no depende de lo que ya sabemos. Unámonos a esta nueva aventura con la conciencia como nuestra guía.

No hay excusas para seguir separados viviendo en la competencia por la supervivencia. Empecemos contestando individualmente la pregunta: ¿Estoy dispuesto a despertar y abrazar un nuevo futuro para la humanidad?


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La Tierra, un dolor, una agonía

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La Tierra grita de dolor. Sin embargo, pareciera que nadie escucha su llanto.

México cuenta con una espectacular naturaleza, la cual, es de suma importancia, no solamente para nuestro país, sino para todo el mundo.

Hoy más que nunca estamos conscientes de la interconexión que existe entre todos los puntos del planeta, sabemos a ciencia cierta que unos no podemos sobrevivir sin los otros.

De manera igualmente importante, la humanidad no podrá seguir existiendo si no protegemos y restauramos a la naturaleza. Nunca como ahora, la sobrevivencia del planeta ha estado tan amenazada.

El día 5 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Medio Ambiente.

Impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta iniciativa data de 1974, y como reconoce la propia ONU, “se ha convertido en una plataforma global de alcance público que reúne a gobiernos, empresas, celebridades y ciudadanos en torno a un asunto ambiental apremiante”.

Se calcula que nuestro planeta alberga cerca de 10 millones de especies. Mas, no se trata sólo de las especies en sí, sino del papel que éstas juegan a nivel de los ecosistemas en donde habitan e incluso, la diversidad genética de la que contienen.

La hora que vivimos es tan crítica para la biodiversidad, que Naciones Unidas alerta respecto a la posibilidad, cada vez más real, de que en la próxima década una de cada cuatro especies conocidas se haya extinguido.

Es por eso que tenemos la obligación de actuar con rapidez y eficiencia, de hacer un compromiso inapelable e inviolable que asegure la conservación, restauración y el buen manejo de todos los ecosistemas.

Hoy, la Tierra brama de dolor, porque ha sido violada.

México, uno de los países con mayor riqueza en materia de biodiversidad parece caminar en sentido contrario a las corrientes que desde todas partes del mundo reclaman acciones más decididas y contundentes para salvar la vida del planeta.

la tierra y el tren maya
Imagen: Milenio.

El Tren Maya, representa un atentado en contra del planeta, la agresión e irresponsabilidad que implica su construcción son de dimensiones descomunales.

Pareciera que los mexicanos no hemos aprendido nada, que no sabemos nada, que no contamos con instituciones y órganos que se han avocado al estudio del manejo, restauración y conservación, de especies y ecosistemas.

El trayecto del Tren Maya atraviesa y fragmenta los ecosistemas de la península de Yucatán, selvas secas y húmedas, manglares y cenotes.

Todos los días, la Tierra emite alaridos de estrujante dolor, porque sigue siendo mancillada sin misericordia.

El proyecto presentado de recorrido del Tren Maya, impulsará, por ejemplo, la creación de nuevos asentamientos humanos, los cuales acarrearán una  transformación paulatina en una región frágil en cuanto a sus suelos y su agua. Tal hecho pondrá en peligro la sobrevivencia de más de 200 especies que habitan en la zona y que se encuentran en riesgo, supuestamente protegidas por las leyes mexicanas.

tren maya, peligro para la tierra
Cartoon: Rictus (El Financiero).

Por si esto fuese poco, será indispensable el uso de herbicidas con el fin de mantener las vías del tren libres de plantas colonizadoras, las sustancias se filtrarán a los mantos freáticos de los ríos subterráneos y los cenotes, afectando la salud de estos frágiles ecosistemas y, por ende también, de la población humana que depende de ellos.

El argumento, como lo fue durante décadas y siglos, es que traerá progreso y beneficios económicos.

Éste ha sido el discurso que, paradójicamente, ha llevado a la Tierra a lo que si no nos apuramos será un camino sin retorno.

Bajo la promesa del progreso y de la derrama económica, el daño que se ha ocasionado a la naturaleza es cientos de veces mayor que cualquier beneficio, real o prometido, que pudiera obtenerse.

En esta circunstancia de urgencia ambiental y frente a lo incierto que es el propio éxito de esta mega construcción en pleno corazón de la selva, la pregunta es evidente: ¿vale la pena destruir la selva… a cambio de quién sabe qué beneficio?

Pensemos en las generaciones que vendrán después de nuestros hijos y nietos cuando el Tren Maya sea obsoleto y la selva haya desaparecido. 

Más que nunca, ¡la Tierra clama frente al violento dolor del que es víctima!


*Este texto se publica en ocasión del Día Mundial del Medio ambiente, decretado por las Naciones en 1974.


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Recuperación de la crisis del COVID-19, el Pacto Verde y la Agenda Digital

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La pandemia del COVID-19, la crisis económica global que provocó, sus efectos sociales y políticos, así como el futuro que nos depara, generan aún más preguntas que respuestas.

Sobre la pandemia del COVID-19 persisten muchas interrogantes en cuanto a su origen y evolución. En forma entendible, la atención se centra tanto en la elaboración de la vacuna como de los tratamientos y medicamentos que permitan curar este mal. Pero aún falta descubrir si el surgimiento de esta pandemia tiene una vinculación precisa con la contaminación que padece el planeta en todos sus ámbitos: el cambio climático, los efectos de la alteración de la composición geo-bioquímica de la Tierra, y la destrucción masiva de especies como consecuencia de los modelos de desarrollo depredadores de la naturaleza.

En el aspecto económico, es claro que vivimos la mayor crisis internacional de los últimos cien años. Para varios analistas esta crisis es solamente comparable con la “Gran Depresión” de 1929, que estimuló lamentables acontecimientos políticos como el triunfo del nacional-socialismo en Alemania.

Los organismos económicos y financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, e instituciones regionales como el BID y la CEPAL, plantean la necesidad de movilizar cuantiosos recursos para superar esta crisis y retomar el camino del crecimiento y el desarrollo.

recuperacion riesgosa
Ilustración: Bretton Woods Project.

Cada país saldrá de esta problemática sanitaria y económica de acuerdo a sus capacidades. Los países altamente desarrollados, con una sólida posición fiscal, alta capacidad de endeudamiento y acceso a recursos financieros baratos, están en condiciones de canalizar grandes sumas de dinero para apoyar su recuperación. Las economías emergentes y los países pobres tienen un margen fiscal y una capacidad de endeudamiento mucho más reducidos. En consecuencia, es previsible que los efectos sociales y humanitarios de esta crisis sean mucho más graves.

Según la ONU, la economía mundial se contraerá 3.2% en 2020. La CEPAL pronostica una fuerte caída de la región. Asimismo, señala que en México esta crisis provocará un importante aumento de la pobreza y de la pobreza extrema. Este organismo señala que nuestro país tendría en 2020 un incremento de 4.8 puntos porcentuales en los niveles de pobreza extrema, en comparación con el año anterior, esto es, pasaría del 11.1% al 15.9% de la población en esta situación.

Como resultado de esta crisis global, en un primer análisis resulta que los sistemas sanitarios nacionales, aún en países desarrollados han sido insuficientes para la atención de la pandemia del COVID-19. Así también, es importante revisar y fortalecer a la Organización Mundial de la Salud (OMS). De igual forma, la estructura de las instituciones económicas y financieras multilaterales, y los mecanismos de cooperación internacional, resultan insuficientes para afrontar los riesgos globales.

Pero ahora falta saber cuándo y en qué términos vamos a regresar a la “normalidad”, y en la misma medida analizar cómo se va a dar la recuperación económica. Si las cosas van a volver a los esquemas de crecimiento económico altamente contaminante, destructor de la naturaleza y excluyente, corremos el riesgo de haber pagado un alto precio social, económico y humanitario que habrá sido inútil porque seguiremos siendo altamente vulnerables a los riesgos globales.

En este contexto, me parece importante atender al plan de recuperación que plantea la Unión Europea. Además de la movilización de cuantiosos recursos económicos a nivel continental en adición a los esfuerzos de cada país, el plan está basado en buena medida en el Pacto Verde y la Agenda Digital, según lo enuncia Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea.

avance economico
Ilustración: Egade.

El Pacto Verde europeo plantea cómo hacer de Europa un continente climáticamente neutro en 2050, impulsando la economía, mejorando la salud, y la calidad de vida de los ciudadanos, protegiendo la naturaleza y no dejando a nadie atrás. El Pacto Verde establece una hoja de ruta con acciones para impulsar un uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular; restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación. Para alcanzar estos objetivos se propone invertir en tecnologías respetuosas del medio ambiente; apoyar la innovación industrial; desarrollar sistemas de transporte público y privado más limpios, más baratos y más sanos; descarbonizar la energía; garantizar que los edificios sean más eficientes desde el punto de vista energético; y en forma muy importante promover normas medioambientales mundiales.

La Agenda Digital es también un proyecto que tiene varios años en desarrollo en la Unión Europea pero que se retoma con más fuerza a raíz del COVID-19, y conlleva re-diseñar las industrias y el sector servicios, siendo necesario incrementar la inversión en tecnologías digitales, infraestructura e innovación. Esto impactará prácticamente todos los sectores de la economía y la sociedad europeas.

En suma, en el proceso de recuperación y reconstrucción es necesario ir más allá para hacer sustentable el futuro de la humanidad. Son elementos fundamentales tanto el Pacto Verde como la Agenda Digital. Es indispensable diseñar una economía regenerativa, socialmente incluyente, así como preservar y fortalecer las libertades individuales.

La crisis provocada por el COVID-19 mostró cuán vulnerable es la sociedad internacional. Pero el confinamiento está mostrando también enormes posibilidades de acción de la sociedad civil y de la academia. Esta traumática experiencia que estamos viviendo nos enseña la urgencia de actuar para evitar otras catástrofes.


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Cuidar la tierra, actitud ética para preservar la humanidad

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Este 22 de abril se ha conmemorado el cincuentenario del Día Internacional de la Madre Tierra, bajo un contexto global actual de aislamiento social, trastorno de las habituales rutinas humanas y la búsqueda “desesperada” de concienciación por parte de diversas organizaciones ecologistas y líderes políticos hacia todos los habitantes del orbe a fin de detener las injustificadas acciones que atentan contra la naturaleza y que tarde o temprano causan efectos nocivos para el bienestar social; como la tala indiscriminada de árboles sin regeneración de estos, incendios forestales de magnitud considerable y las políticas extractivistas que se encargan de cambiar gradualmente las ecologías comunitarias –reduciendo comunidades verdes y acrecentando la economía de capitalización de los recursos–.

En lo personal, me parece inaudito cómo se incendian parcelas boscosas en diversas latitudes y la falta de “interés” de las fuerzas de seguridad en establecer mecanismos estratégicos que conduzcan a la identificación y sanción de estas atrocidades que atentan contra el derecho de tener un medio ambiente sano. Bajo mi punto de vista, el problema aquí reside básicamente en interpretaciones culturales “sesgadas” en torno a nuestra relación con la naturaleza, y con los valores éticos de concebir el buen uso de los recursos naturales como derechos comunitarios. Por eso amerita respuestas multidisciplinarias a estos asuntos que lastiman la posibilidad de establecer relaciones armónicas entre el hombre, la naturaleza y el género animal.

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Ilustración: XPLAI studio.

En el escenario de esta crisis sanitaria global, es sorprendente ver la calidad de material gráfico de imágenes que recorren el mundo en donde animales de diverso origen anatómico se mueven a espacios “colonizados” por el hombre, lo cual demuestra que el goce de sus “derechos” está supeditado a nuestras ejecutorias.

Al respecto, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, subraya que “Debemos actuar con decisión para proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial de las perturbaciones climáticas”. Me parece que el jefe de la instancia global hace énfasis en la toma de decisiones, lo cual va desde nuestras propias iniciativas en los espacios comunitarios hasta los macro espacios desde los cuales se puede tener un impacto mucho mayor, tomando en cuenta los diversos recursos con que cuentan las institucionalidades estatales.  

Por otra parte, pienso que esta efeméride es una posibilidad de visibilizar, reflexionar, cambiar conductas nocivas en contra de la naturaleza y movilizar esfuerzos desde los diversos niveles, en una especie de interconexión comunicativa ambiental integrada, a través de la cual se patentice nuestra voluntad de incorporar la “ética por la naturaleza” en todas nuestras acciones.

union con la tierra
Ilustración: Marisa Maestre.

Bajo mi punto de vista, las diversas distracciones a las que nos vemos diariamente expuestos impiden profundizar en el pensamiento crítico sobre si lo que hacemos a favor de nuestro hábitat natural es lo mejor, es decir, tomar todo “a la ligera”, conduciéndonos entonces muchas veces en una perniciosa “complicidad por omisión” de los “ecocidios” que afectan nuestra humanidad. Lo hemos visto recurrentemente en diversos países.

En conclusión, como propone António Guterres, “En este Día de la Tierra, sumen sus voces a la mía para exigir un futuro sano y resiliente para las personas y para el planeta”. Esto es lo que creo que debe ser la política humana, alcanzable de unificar y focalizar las más variadas ideologías en torno a la regeneración medioambiental.

Posdata: De acuerdo a datos periodísticos, desde principios de 1970 el planeta ha perdido más del 30% de su biodiversidad “agravado por el calentamiento global provocado por la actividad humana”. Es interesante acotar que fue en 2010 en un cónclave internacional en Guanajuato, México, que se abordó tempranamente lo relacionado a la mitigación y adaptación de las personas ante el cambio climático. La poetisa argentina Mabel Russo nos dice al respecto “Cuidar la vida en la Tierra no es difícil de lograr, si todos nos damos cuenta de que es nuestro gran hogar”.


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La escucha en tiempos de pandemia

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Me despierto más tarde que de costumbre. El canturreo matutino de los pájaros se ha intensificado en las últimas semanas. Miro por la ventana. Afuera, ni un alma viva. Los perros ladran a lo lejos. Una brisa sopla suave haciendo bailar las copas de los árboles en el horizonte. En el trasfondo de estos sonidos hay un vacío inquietante. La presencia de un ente submicroscópico ha cambiado la marcha del planeta. Su invisible presencia se ha materializado ante nuestros ojos a través de las imágenes de miles de muertes  bombardeadas constantemente por los medios de comunicación y las redes sociales en los meses recientes. La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha puesto a casi un tercio de la población mundial en cuarentena, revelando la fragilidad de lo que habíamos entendido como “nuestras vidas” dentro de las complejas estructuras del mundo occidentalizado.

sonidos vacios
Cierre de calle del Centro Histórico de la CDMX.

El confinamiento, medida adoptada por parte de diferentes naciones para frenar la curva de contagio del virus, ha llevado a que millones de personas cambien sus rutinas diarias. Distanciamiento social. Cancelación de actividades no esenciales. Cierre de fronteras. Reducción drástica en los desplazamientos de contingentes humanos. Mientras nosotros enfrentamos la ansiedad por los inciertos desdoblamientos que suscitará la pandemia, la Tierra está en pausa. Esta abrupta ruptura en el ritmo frenético de la vida contemporánea es un hecho sin precedentes, cuyas consecuencias apenas se comienza a dimensionar. Empiezan a aparecer los primeros reportes sobre la reducción en China y Estados Unidos de emisiones de gases contaminantes en la atmósfera.[1] Todavía queda por averiguar cómo afectará la ausencia de presión humana a la fauna urbana y silvestre. Con una mínima o casi nula circulación de personas, algunas ciudades han podido observar el incremento en la presencia de determinadas especies en ciertas zonas, ya sea por la búsqueda de alimento o por el reclamo de sus territorios originales, o ambas cosas. De igual manera, la ausencia de coches, camiones, trenes, navíos y aviones, así como la reducción en el uso de maquinaria industrial, han permitido que los sismógrafos en diferentes latitudes puedan detectar de manera más clara las vibraciones generadas por los movimientos tectónicos.  Desde Bélgica, Francia, Inglaterra, Ecuador, Nueva Zelanda y Estados Unidos llegan relatos sobre la disminución de los patrones de ruido de fondo en las mediciones sísmicas, ocasionada por la menor actividad humana en la corteza terrestre.

(Channel 4 News: Before and after coronavirus – scenes from the world’s biggest cities)

Así como algunos sonidos han desaparecido o disminuido en intensidad, otros han tomado lugares protagónicos en los espacios de las ciudades. Con innumerables comunidades entrando en encierro sanitario, el mundo se reconfigura como una entidad sónica distinta. La abrumadora ola sonora en la que estábamos inmersos de manera casi continua ha bajado su intensidad, tornando más profunda, particularmente para los habitantes citadinos, la escucha del espacio urbano. Calles vacías. Centros comerciales cerrados. Coches estacionados. Nuestros entornos más inmediatos adquieren características que empezamos a percibir de manera más clara y delineada a través de los oídos. Y por otra parte, el recogimiento ha limitado a la mirada. Los vestigios visuales ya no se encuentran en el centro de la audición para asegurarle sentido a lo escuchado. Oír lo invisible puede configurarle resignificaciones dentro de un extenso espectro, pasando de lo poético a lo trágico, de lo sutil a lo estridente. En estos días de clausura. Frecuencias. Intensidades. Texturas. Fondo y superficie. Todo se ha amplificado en el pabellón auditivo.

Las transformaciones experimentadas en los paisajes sonoros y en nuestra sensibilidad no han pasado desapercibidas para muchos alrededor del planeta. Testimonios personales e informes periodísticos en este sentido abundan en las redes sociales y en los medios digitales, respectivamente. Distintos colectivos e instituciones han lanzado convocatorias solicitando contribuciones para el mapeo de nichos acústicos o la documentación de las recientes metamorfosis en diferentes entornos sonoros.[2] Algunas llamadas invitan a colaborar con el envío de grabaciones, desde sonidos generados en el mismo espacio de confinamiento y relatos autoetnográficos de la experiencia vivida durante esta contingencia sanitaria, hasta improvisaciones sónico-musicales y recopilación de datos y mediciones de niveles de ruido en el medio ambiente, antes y después del evento del coronavirus. Estas iniciativas de alguna manera registrarán, a través del trazo sonoro, el álgido momento del Antropoceno que estamos viviendo. Representan una oportunidad de resignificar la temporalidad y mutabilidad de lo vivido por mucho de nosotros durante la pandemia, así como las múltiples transformaciones planetarias por venir. Los sonidos hablarán y contarán historias. Las de la Tierra. Y las nuestras.

sonidos de la tierra

Notas:
[1]  “NASA Satellite Data Show 30 Percent Drop In Air Pollution Over Northeast U.S.”, NASA (09/04/2020).
Así ha bajado la contaminación durante el estado de alarma por el coronavirus”, Greenpeace (19/03/2020).
Airborne Nitrogen Dioxide Plummets Over China”, NASA-Earth Observatory (26/02/2020).

[2]Historias Sonoras del COVID19”, Paisaje Sensorial.
Urban Soundscapes of the World.
Record the Earth.
Quarantine Soundscapes 2020 – 1 minute & 1 second  Silent Soundscapes”, Theodoros Lotis.
#EscuchandoGijon | Un mar de sonidos.


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