Planeta Tierra

La orilla del Sistema Solar

Lectura: 3 minutos

Las exitosas sondas Voyager lanzadas al espacio en 1977 cuya misión fue analizar los grandes planetas y algunos de los cientos de satélites del Sistema Solar, no han dejado de enviar datos a la Tierra. A partir de 2004 la sonda Voyager 1 llegó a la “orilla” de nuestro Sistema Solar y en 2007 la Voyager 2, las cuales han logrado observar los objetos que gravitan alrededor del Sol desde el exterior; descubierto nuestro conjunto, está rodeado de gas turbulento ionizado que colisiona contra los gases provenientes de vientos estelares de astros vecinos. Ahora la sonda IBEX de la NASA complementa los datos sobre la frontera del Sistema Solar.

Hace siglos se pensaba que el Sistema Solar consistía en un mundo, la Tierra, en torno a la cual giraban el Sol y los planetas, y las estrellas formaban parte de la bóveda celeste. Más tarde esta idea cambió, no sólo nuestra estrella estaba en el centro del Sistema, sino que se descubrieron nuevos planetas, satélites y asteroides. Con el tiempo se llegó a la conclusión de que existía un anillo de cuerpos menores más o menos a la distancia de Plutón y más allá núcleos de cometas distribuidos en forma esférica alrededor del sistema planetario.

Sonda IBEX de la NASA
Sonda IBEX de la NASA analiza la frontera del Sistema Solar.

Poco a poco se analizó el viento del Sol, producto de la evaporación de nuestra estrella. Se descubrió cuando se observó que las colas de los cometas siempre apuntan en dirección contraria al Sol, su viento los arrastra. Se trata de un gas ionizado que avanza por el medio interplanetario a 400 km/s guiado por el campo magnético solar. A partir de entonces se llegó a la conclusión de que el límite del Sistema Solar se encontraba en las fronteras producidas por la interacción de los vientos solares del Sol y de las estrellas vecinas.

Ahora las sondas viajero han traspasado la frontera entre el viento del Sol y el de las estrellas más cercanas, se trata de una zona turbulenta donde interactúan los distintos vientos estelares.

asteroide Oumuamu
Contamos con poca información de objetos sólidos provenientes de otros sistemas planetarios, como por ejemplo el asteroide Oumuamua (European Southern Observatory).

Muy de vez en cuando tenemos información directa de objetos que provienen fuera del Sistema Solar y que podemos analizar porque se acercan a nuestra vecindad, como es el caso de algunos asteroides.

La intensidad de los vientos depende del tipo de estrellas. Por ejemplo, los vientos que originan las explosiones estelares como las supernovas, viajan a 30,000 km/s. El viento solar en comparación es tenue, además no incide directamente sobre la Tierra, pues el campo magnético de nuestro mundo lo desvía. En cambio, algunas de las estrellas enanas rojas, las más abundantes y cercanas a la Tierra, poseen campos magnéticos mucho más intensos que el del Sol, y producen tormentas eléctricas miles de veces más poderosas que la de nuestra estrella.

viento solar
El viento solar se vuelve turbulento al entrar en contacto con los vientos de las estrellas vecinas (NASA).

Si las estrellas enanas rojas tuvieran planetas en la zona habitable –sitios donde pudiese existir agua líquida–, no se podría desarrollar la vida como la conocemos, a menos que tuviesen campos magnéticos mucho más energéticos que el terrestre capaz de desviar el letal viento estelar. Si los planetas no tuvieran campos magnéticos de las estrellas, incidirían de manera directa en la superficie, dañando seriamente la evolución de la vida, tal y como la conocemos.

En ese sentido, dado que la Luna y Marte no poseen campos magnéticos fuertes, el viento del Sol puede dañar a los astronautas, por lo que las estaciones espaciales deberán estar bien protegidas.


También te puede interesar: DESI, hacia un mapa tridimensional del universo.

Búsqueda de nuevos planetas

Lectura: 2 minutos

Se han descubierto más de 4,000 planetas que giran en torno de otras estrellas, o que no tienen estrella y orbitan en torno al centro de la galaxia con su conjunto de satélites, como lo realiza el Sol y sus planetas y cuerpos menores. La búsqueda de nuevos mundos emplea no sólo telescopios ópticos sino también infrarrojos y poderosos conjuntos de antenas de ondas de radio llamados “interferómetros”. Con los datos recolectados se pretende descubrir mundos similares a la Tierra recién formada, pues emiten radiación infrarroja y planetas con sistemas de anillos similares a Saturno, cuyas propiedades se obtienen a partir de radio frecuencias.

La búsqueda de planetas extrasolares se ha intensificado. Por un lado, para analizar mundos en diversas etapas de formación semejantes a la Tierra. Cuando ésta se formó era una masa fundida recubierta de una corteza sólida que se integró por la agregación de objetos más pequeños, y al aglutinarse todos estos elementos se fundieron. Dado que estos mundos recién formados están incandescentes se pueden descubrir con telescopios infrarrojos. Observar directamente planetas similares a la Tierra en cuanto a masa y distancia al Sol, arrojan evidencia sobre su formación y permiten confirmar o rectificar los planteamientos teóricos.

Planeta similar a la Tierra
Planeta similar a la Tierra recién formada por agregación de cuerpos menores (Universe Today).

Por otro lado, descubrir planetas tan grandes como Júpiter o Saturno, arrojan información sobre la frontera entre un planeta y una estrella. Teóricamente si un mundo posee más de 73 veces la masa de Júpiter –7% de la del Sol– podría generar reacciones termonucleares en el núcleo y por lo tanto brillar como estrella. Sin embargo, mundos con masas menores no poseen la presión y temperatura suficiente en el núcleo para llevar a cabo reacciones termonucleares.

Se están utilizando los interferómetros más grandes que existen para poder estimar los tamaños y masas de los mundos más extensos. Los interferómetros son conjuntos de radiotelescopios colocados en distintos sitios del planeta que simulan la extensión de un telescopio del tamaño de la Tierra para poder observar a los astros con gran detalle, aunque la cantidad de radiación capturada sólo sea una fracción muy pequeña de la que tendría un telescopio de 12,700 kilómetros de diámetro.

telescopios en norteamerica
El arreglo de radiotelescopios de base muy larga ha descubierto planetas gigantes con sistemas de anillos (VLBA, NRAO).

Aunque la posibilidad de detectar planetas similares a la Tierra más allá de nuestro Sistema Solar es un gran desafío para la astronomía, se han podido desarrollar una gran variedad de instrumentos ópticos muy sofisticados y técnicas para este fin. Por lo pronto, se han descubierto planetas similares a Saturno y más masivos a través de los interferómetros. A estos planetas se les nombró Kepler 9b y Kepler 9c, y orbitan a una distancia de aproximadamente 2,000 años luz de la Tierra.


También te puede interesar: Formación de estrellas binarias.

Chicxulub

Lectura: 4 minutos

Es asombroso que hayamos puesto hombres en la Luna y enviado aparatos inteligentes a las profundidades del espacio mientras guardamos una ignorancia supina respecto de nuestro propio planeta.

Casi con la mano en la cintura se colocó en órbita el telescopio Hubble para fisgonear las galaxias más distantes. Y en la Sierra Negra de Puebla funciona un radiotelescopio capaz de detectar señales de los confines del universo generadas hace miles de millones de años, pero hasta hace unas cuantas décadas los geólogos debatían y se satanizaban entre sí por diferencias sobre la edad de la tierra.

Todavía resuenan en el imaginario colectivo aquellas palabras de “un pequeño paso para un hombre, un enorme salto para la humanidad” radiadas desde la superficie de la Luna a 390 mil kilómetros –paso que arrancó una sonrisa a Julio Verne en el más allá–, cuando acá abajo seguimos sin tecnología para rescatar los restos de la tripulación de un submarino accidentado en una fosa marina o los de unos mineros en las entrañas de la tierra desértica.

viajes al espacio ficcion
Ilustraciones para las novelas “De la Tierra a la Luna” (izquierda, Bayard) de Julio Verne, y “Les Exilés de la Terre” (derecha, George-Roux) de André Laurie.

Y no deja de ser una paradoja que mientras nuestro establishment científico-tecnológico pudo colocar un aparato en la superficie de un cometa que se desplaza a dos mil kilómetros por segundo a más de un millón de kilómetros de distancia, no haya logrado domeñar al malévolo y microscópico virus que nos tiene a todos en apando y con el Jesús en la boca.

¿Cómo es posible que sepamos más sobre Alfa Centauri, el sistema estelar más cercano al sol nuestro, a 4.37 años luz de distancia, que sobre cómo funciona la fotosíntesis, causa eficiente de la vida en el planeta?

¡Hélas! Nos creemos el centro del Universo cuando la verdad es que nuestra nave azul es una pelusa en un sistema planetario insignificante en un rincón desdeñable de una galaxia menor. Y encima, estamos tenazmente dedicados a su destrucción con los gases de invernadero, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación de todo lo que nos rodea, la amenaza perenne de una guerra y el incansable trabajo de una pléyade execrable de autócratas en donde figuran nombres como Hitler, Stalin, Trump, Putin, Bolsonaro, Ortega, Evo, Maduro, Abacha, Acheampong, De Almeida, Amín, Andrópov, Antonescu, Pol Pot y otros cuyos nombres no quiero recordar.

Chicxulub
Ilustración: Lana Marandina.

Hoy amanecí pesimista. El apando me tiene cual león de Lugones (Grave en la decadencia de su prez soberana, / sobrelleva la aleve clausura / de las rejas, / Y en el ocio reumático de sus garras ya viejas / la ignominia de un sordo lumbago lo amilana) y como además recién releí la fascinante Breve historia de casi todas las cosas de Bill Bryson, permítame el lector platicarle una historia que no tiene nada de ciencia ficción.

Asómbrese: apenas en 1991 se confirmó la teoría de que fue un meteorito el responsable de la aniquilación de los dinosaurios. Y para este México que anda siempre de capa caída porque no ganamos medallas ni de plomo y tenemos a un zar coronavirus que nos juzga a todos retrasados mentales, me place informar que fue en Chicxulub, Yucatán, en donde hace 65 millones de años cayó la roca que eliminó a las grandes lagartijas y dejó libre el camino a los mamíferos, es decir, a nosotros… y de paso aplanó la península y la dejó lista para los paisajes maravillosos que hoy conocemos como La tierra del faisán y del venado.

Un meteorito de diez kilómetros de diámetro hizo un cráter de 180 kilómetros de ancho y 45 kilómetros de profundidad y ahí sigue en la península, bajo tres mil metros de caliza. Pemex lo exploró en 1955 y dictaminó que era de origen volcánico. Pero hace 29 años la comunidad geológica internacional echó las campanas a volar cuando se confirmó que precisamente ahí, ¡máre!, había tenido lugar el gran impacto y uno de los grandes enigmas de la historia quedó resuelto. 

¿Qué sucedió? La explosión del golpe fue equivalente a varios miles de veces el arsenal termonuclear del que hoy disponen los países civilizados y levantó una nube de polvo que oscureció la atmósfera y alteró el clima durante más de diez mil años. Los desdichados reptiles no sobrevivieron, pero nuestros peludos antepasados de sangre caliente sí.

crater de Chicxulub.
Imagen: WSBuzz.

Pareciera que sesenta y cinco millones de años es muchísimo tiempo y que yo soy un catastrofista irresponsable, pero resulta que unos dos mil asteroides como aquel regularmente pasan en las cercanías de la trayectoria de la tierra. En 1991 una roca del tamaño de una casa, clasificada como “1991 BA”, pasó a tan sólo 160 mil kilómetros, en términos espaciales el equivalente a una bala .45 que atravesara la manga de su camisa sin herirlo.

¿Por qué un objeto tan pequeño en relación con el tamaño del planeta podría ahora terminar con nuestra especie? Porque al entrar en la atmósfera provocaría temperaturas de 60 mil grados Kelvin –diez veces el calor en la superficie solar– y todos los objetos en esa trayectoria, casas, autos, edificios, perros, gatos, vacas, columnistas y políticos –sobre todo estos– se chamuscarían como papel celofán en un milisegundo. Al momento de la explosión una onda expansiva a casi la velocidad de la luz arrasaría instantáneamente un radio de 200 kilómetros y unos segundos después algunos miles más. Se cree que mil millones de seres humanos perecerían en los primeros segundos. Después, una reacción en cadena de temblores, explosiones volcánicas y tsunamis azotaría al planeta, mientras que nuevamente el polvo taparía la luz del sol durante algunos miles de años.

Es una posibilidad espeluznante. La buena noticia es que la probabilidad de que un hecho así ocurra es una en un millón de años.

Juego de ojos.

También te puede interesar: La lección del Cerro de Las Campanas.

Cuatro Ciénegas: la memoria más antigua del planeta en peligro de perderse

Lectura: 4 minutos

Este extraordinario ecosistema lleva existiendo, como tal, millones de años a lo largo de los cuales resistió todos los desastres que arremetieron contra el planeta: lluvias de aerolitos, glaciaciones, movimientos telúricos de dimensiones desconocidas y otros.

Durante los últimos cincuenta años, la actividad humana ha ido disminuyendo dramáticamente la viabilidad de este paraje de excepcional importancia.

Los mexicanos no debemos perder de vista la reserva de la Biósfera de Cuatro Ciénegas.   Ubicado en el estado de Coahuila, el valle de Cuatro Ciénegas es un oasis de singular belleza en el que, a pesar de la dramática escasez de nutrientes, existe una enorme diversidad biológica; cientos de miles de especies distintas, la mayoría de las cuales no se ven a simple vista porque son microscópicas.

Para remarcar su importancia, algunos datos:

Millones de años atrás la atmósfera de la Tierra carecía de oxígeno, lo cual significa que la mayor parte de los organismo que ahora vivimos en el planeta no podríamos vivir en él.

Aseguran los especialistas que hace casi 4,000 millones de años, cuando la Tierra estaba poblada exclusivamente por bacterias de muchos tipos, apareció una distinta, la cual se diferenciaba de las demás, porque tenía clorofila y además detectaba la luz del sol. Éstas son las cianobacterias.

cuatro cienegas, Coahuila
Fotografía: Newsweek México.

Así surgió la fotosíntesis; el proceso a través del cual los organismos que cuentan con clorofila, son capaces de sintetizar compuestos orgánicos partiendo de bióxido del carbono y agua.

Para llevar a cabo esta función, las cianobacterias utilizan la energía de la luz solar y durante este proceso desprenden oxígeno.

Las comunidades de cianobacterias construyen lo que se conoce como estromatolitos; éstas son estructuras rocosas formadas por capas de sales de calcio.

No deja de sorprenderme el hecho de que organismos microscópicos sean capaces de crear grandes complejos de roca. Sin embargo, debemos tomar en cuenta el hecho de que se requieren miles de millones de estos seres vivos a través de muchísimos de años.

Hoy existen varios arrecifes de estromatolitos en la Tierra. La mayoría ya no están vivos, pero su importancia radica en el hecho de que son el testimonio de la presencia de cianobacterias en el planeta.

Cuatro Ciénagas, Coahuila
Photodron: Poza Las Playitas, Cuatro Ciénagas, Coahuila

Hace 3,700 millones de años en la Tierra había un número incalculable de estromatolitos. Estos produjeron una estratosférica cantidad de oxígeno.

Este hecho inédito resultó en un cambio radical en la atmósfera del planeta, transformación que continúa hasta ahora.

Podemos asegurar, de esta forma, que en un principio el oxígeno de la atmósfera terrestre fue resultado del metabolismo de las cianobacterias.

Con el paso del tiempo los seres vivos evolucionaron; fueron surgiendo plantas y animales de distintos tipos, muchos de los cuales ya desaparecieron, se extinguieron.

La mayoría de las cianobacterias como las que describimos arriba también dejaron de existir, salvo en un sitio, localizado en nuestro país: el valle de Cuatro Ciénegas.

Sin duda, hoy por hoy la científica más importante en el estudio de la zona es la Dra. Valeria Souza.

A ella se debe la mayor parte del estudio que se ha hecho en la zona, y este artículo sigue en buena medida su visión y conceptos sobre el sitio.

En este lugar insólito, hoy siguen existiendo bacterias multicolores, descendientes de aquellos ancestrales seres vivos con clorofila.

Los habitantes del municipio de Cuatro Ciénegas llaman “pozas” a los estanques cuyas aguas de azules inusitados y verdes deslumbrantes, enmarcadas por una aridez que sofoca, constituyen la Reserva de la Biósfera Cuatro Ciénegas.

cuatro ciénegas, poza azul
Fotografía: José del Río (Poza Azul, Cuatro Ciénagas, Coahuila).

La biodiversidad en cada una de las pozas es extraordinaria; quienes saben de esto, entre ellos de manera destacada, la investigadora mexicana Dra. Souza, aseguran que en una sola de ellas existe un mayor número de especies que en países enteros.

El interés científico por Cuatro Ciénegas es de importancia internacional. Incluso la NASA ha estado interesada en estudiarlo, en el entendido de que podría existir una similitud entre este lugar y el planeta Marte.

Hace cien años en Cuatro Ciénegas existían 300 pozas; hoy queda únicamente el 10% de ellas. La razón, es la extracción de agua destinada al cultivo de alfalfa para proveer a las empresas lecheras.

Valeria Souza, cientifica
Valeria Souza Saldivar, científica mexicana especializada en ecología evolutiva y microbiana (Fotografía: Milenio).

De mano de la ciencia, la Dra. Valeria Souza ha logrado avances importantes en la conservación y el rescate del ecosistema.

Esta científica ha sido premiada en muchas ocasiones por su infatigable trabajo en el campo de la evolución molecular en Cuatro Ciénegas; su meta es, en sus propias palabras: “Salvar el mundo perdido, que conserva la memoria más antigua del planeta”. 

En octubre de 2019, la Dra. Valeria Souza ingresó a la Academia Americana de Ciencias y Artes como miembro honorario internacional; es la primera mexicana que recibe esta distinción y esto la coloca al lado de científicos de la talla de Charles Darwin y Albert Einstein.

A raíz de lo anterior, en una entrevista realizada por la UNAM, Souza expresa: Espero que este reconocimiento le brinde la viabilidad para que se salve y se cierren los canales de Cuatro Ciénegas…

En términos de la actualidad, la Dra. Valeria Souza es una heroína, su tenacidad y empeño son implacables.

Les invito a seguir su trayectoria.



También puede interesarte: ¡Yo acuso…! Carta dirigida a quienes han optado por hacer a un lado al Medio Ambiente.

La Tierra, un dolor, una agonía

Lectura: 4 minutos

La Tierra grita de dolor. Sin embargo, pareciera que nadie escucha su llanto.

México cuenta con una espectacular naturaleza, la cual, es de suma importancia, no solamente para nuestro país, sino para todo el mundo.

Hoy más que nunca estamos conscientes de la interconexión que existe entre todos los puntos del planeta, sabemos a ciencia cierta que unos no podemos sobrevivir sin los otros.

De manera igualmente importante, la humanidad no podrá seguir existiendo si no protegemos y restauramos a la naturaleza. Nunca como ahora, la sobrevivencia del planeta ha estado tan amenazada.

El día 5 de junio se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Medio Ambiente.

Impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta iniciativa data de 1974, y como reconoce la propia ONU, “se ha convertido en una plataforma global de alcance público que reúne a gobiernos, empresas, celebridades y ciudadanos en torno a un asunto ambiental apremiante”.

Se calcula que nuestro planeta alberga cerca de 10 millones de especies. Mas, no se trata sólo de las especies en sí, sino del papel que éstas juegan a nivel de los ecosistemas en donde habitan e incluso, la diversidad genética de la que contienen.

La hora que vivimos es tan crítica para la biodiversidad, que Naciones Unidas alerta respecto a la posibilidad, cada vez más real, de que en la próxima década una de cada cuatro especies conocidas se haya extinguido.

Es por eso que tenemos la obligación de actuar con rapidez y eficiencia, de hacer un compromiso inapelable e inviolable que asegure la conservación, restauración y el buen manejo de todos los ecosistemas.

Hoy, la Tierra brama de dolor, porque ha sido violada.

México, uno de los países con mayor riqueza en materia de biodiversidad parece caminar en sentido contrario a las corrientes que desde todas partes del mundo reclaman acciones más decididas y contundentes para salvar la vida del planeta.

la tierra y el tren maya
Imagen: Milenio.

El Tren Maya, representa un atentado en contra del planeta, la agresión e irresponsabilidad que implica su construcción son de dimensiones descomunales.

Pareciera que los mexicanos no hemos aprendido nada, que no sabemos nada, que no contamos con instituciones y órganos que se han avocado al estudio del manejo, restauración y conservación, de especies y ecosistemas.

El trayecto del Tren Maya atraviesa y fragmenta los ecosistemas de la península de Yucatán, selvas secas y húmedas, manglares y cenotes.

Todos los días, la Tierra emite alaridos de estrujante dolor, porque sigue siendo mancillada sin misericordia.

El proyecto presentado de recorrido del Tren Maya, impulsará, por ejemplo, la creación de nuevos asentamientos humanos, los cuales acarrearán una  transformación paulatina en una región frágil en cuanto a sus suelos y su agua. Tal hecho pondrá en peligro la sobrevivencia de más de 200 especies que habitan en la zona y que se encuentran en riesgo, supuestamente protegidas por las leyes mexicanas.

tren maya, peligro para la tierra
Cartoon: Rictus (El Financiero).

Por si esto fuese poco, será indispensable el uso de herbicidas con el fin de mantener las vías del tren libres de plantas colonizadoras, las sustancias se filtrarán a los mantos freáticos de los ríos subterráneos y los cenotes, afectando la salud de estos frágiles ecosistemas y, por ende también, de la población humana que depende de ellos.

El argumento, como lo fue durante décadas y siglos, es que traerá progreso y beneficios económicos.

Éste ha sido el discurso que, paradójicamente, ha llevado a la Tierra a lo que si no nos apuramos será un camino sin retorno.

Bajo la promesa del progreso y de la derrama económica, el daño que se ha ocasionado a la naturaleza es cientos de veces mayor que cualquier beneficio, real o prometido, que pudiera obtenerse.

En esta circunstancia de urgencia ambiental y frente a lo incierto que es el propio éxito de esta mega construcción en pleno corazón de la selva, la pregunta es evidente: ¿vale la pena destruir la selva… a cambio de quién sabe qué beneficio?

Pensemos en las generaciones que vendrán después de nuestros hijos y nietos cuando el Tren Maya sea obsoleto y la selva haya desaparecido. 

Más que nunca, ¡la Tierra clama frente al violento dolor del que es víctima!


*Este texto se publica en ocasión del Día Mundial del Medio ambiente, decretado por las Naciones en 1974.


También puede interesarte: Recuperación de la crisis del COVID-19, el Pacto Verde y la Agenda Digital.

Cuidar la tierra, actitud ética para preservar la humanidad

Lectura: 3 minutos

Este 22 de abril se ha conmemorado el cincuentenario del Día Internacional de la Madre Tierra, bajo un contexto global actual de aislamiento social, trastorno de las habituales rutinas humanas y la búsqueda “desesperada” de concienciación por parte de diversas organizaciones ecologistas y líderes políticos hacia todos los habitantes del orbe a fin de detener las injustificadas acciones que atentan contra la naturaleza y que tarde o temprano causan efectos nocivos para el bienestar social; como la tala indiscriminada de árboles sin regeneración de estos, incendios forestales de magnitud considerable y las políticas extractivistas que se encargan de cambiar gradualmente las ecologías comunitarias –reduciendo comunidades verdes y acrecentando la economía de capitalización de los recursos–.

En lo personal, me parece inaudito cómo se incendian parcelas boscosas en diversas latitudes y la falta de “interés” de las fuerzas de seguridad en establecer mecanismos estratégicos que conduzcan a la identificación y sanción de estas atrocidades que atentan contra el derecho de tener un medio ambiente sano. Bajo mi punto de vista, el problema aquí reside básicamente en interpretaciones culturales “sesgadas” en torno a nuestra relación con la naturaleza, y con los valores éticos de concebir el buen uso de los recursos naturales como derechos comunitarios. Por eso amerita respuestas multidisciplinarias a estos asuntos que lastiman la posibilidad de establecer relaciones armónicas entre el hombre, la naturaleza y el género animal.

contaminacion
Ilustración: XPLAI studio.

En el escenario de esta crisis sanitaria global, es sorprendente ver la calidad de material gráfico de imágenes que recorren el mundo en donde animales de diverso origen anatómico se mueven a espacios “colonizados” por el hombre, lo cual demuestra que el goce de sus “derechos” está supeditado a nuestras ejecutorias.

Al respecto, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, subraya que “Debemos actuar con decisión para proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial de las perturbaciones climáticas”. Me parece que el jefe de la instancia global hace énfasis en la toma de decisiones, lo cual va desde nuestras propias iniciativas en los espacios comunitarios hasta los macro espacios desde los cuales se puede tener un impacto mucho mayor, tomando en cuenta los diversos recursos con que cuentan las institucionalidades estatales.  

Por otra parte, pienso que esta efeméride es una posibilidad de visibilizar, reflexionar, cambiar conductas nocivas en contra de la naturaleza y movilizar esfuerzos desde los diversos niveles, en una especie de interconexión comunicativa ambiental integrada, a través de la cual se patentice nuestra voluntad de incorporar la “ética por la naturaleza” en todas nuestras acciones.

union con la tierra
Ilustración: Marisa Maestre.

Bajo mi punto de vista, las diversas distracciones a las que nos vemos diariamente expuestos impiden profundizar en el pensamiento crítico sobre si lo que hacemos a favor de nuestro hábitat natural es lo mejor, es decir, tomar todo “a la ligera”, conduciéndonos entonces muchas veces en una perniciosa “complicidad por omisión” de los “ecocidios” que afectan nuestra humanidad. Lo hemos visto recurrentemente en diversos países.

En conclusión, como propone António Guterres, “En este Día de la Tierra, sumen sus voces a la mía para exigir un futuro sano y resiliente para las personas y para el planeta”. Esto es lo que creo que debe ser la política humana, alcanzable de unificar y focalizar las más variadas ideologías en torno a la regeneración medioambiental.

Posdata: De acuerdo a datos periodísticos, desde principios de 1970 el planeta ha perdido más del 30% de su biodiversidad “agravado por el calentamiento global provocado por la actividad humana”. Es interesante acotar que fue en 2010 en un cónclave internacional en Guanajuato, México, que se abordó tempranamente lo relacionado a la mitigación y adaptación de las personas ante el cambio climático. La poetisa argentina Mabel Russo nos dice al respecto “Cuidar la vida en la Tierra no es difícil de lograr, si todos nos damos cuenta de que es nuestro gran hogar”.


También te puede interesar: De ansiedades y distanciamiento social.